I


Título: Gotitas de amor.

Muchas gracias- dijo Aizawa, mientras se colocaba en pie . Lamento las molestias.

No diga eso, yo me ofrecí dije, sintiendo mis labios curvarse en una pequeña sonrisa.

Extendí la mano, haciéndole entrega de sus gotas para los ojos. Él dudó un segundo, para luego agarrarlas y guardarlas.

No dude en venir cuando lo necesite dije, mientras me sentaba en la silla giratoria que Chiyo, no, Recovery Girl había conseguido para mí, desde que comencé a trabajar como enfermera auxiliar en la UA.

Si dijo él.

Estudié medicina por unos años y me gradué con honores. Creo que soy apta para la tarea comenté.

Esta vez Aizawa no respondió. Simplemente asintió y se marchó.

Vaya, ¿Qué le hiciste? — cuestionó Recovery, entrando al consultorio, luego de que Aizawa se marchara.

— ¿A qué se refiere?  pregunté, consternada.

Pude jurar que ese hombre estaba tan sonrojado como tú dijo Recovery.

Yo dejé de respirar por un segundo. ¿Estaba sonrojada?

No pude evitar llevar ambas manos a mis mejillas, sentía que mi cara ardía luego de su comentario.

Mi compañera se rio y caminó hasta mi posición, sentándose en la silla que le correspondía.

En un intento por distraerme, busqué una revista de medicina que me había comprado esa misma mañana, para poder mantenerme actualizada con los avances en el área de la salud.

No volví a ver a Shōta hasta la semana entrante, cuando Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo necesitaron de un leve tratamiento, pues se habían vuelto a pelear.

Chicos, no está bien que sigan haciendo eso— dije, colocando ambas manos en mis caderas.

Los dos jóvenes evitaron total contacto visual conmigo. Sonreí al tiempo que negaba con la cabeza.

Aizawa les dio las indicaciones de lugar como su maestro, luego de ordenarles que me agradecieran por la ayuda prestada los envió a sus dormitorios.

No pude evitar mirarlo. Parecía mucho más cansado que la última vez que se encontró aquí. Y sus ojos estaban bastante irritados.

Aizawa-san, ¿Desea que le eche las gotas para los ojos?  cuestioné.

No, tengo mucho que hacer para preocuparme por eso— dijo él, caminando hasta la puerta.

Bajé la mirada apenada. ¿Tanta molestia le causaba mi presencia? ¿Era porque la vez pasada atenté contra su espacio personal? Pero él me había dado el permiso. . .

— ¿___? — llamó el pelinegro, asomando la cabeza por la puerta.

 ¿Si?  cuestioné.

Los ataques de los villanos son cada vez más constantes y peligrosos. Procura. . . cuidarte apropiadamente— dijo Aizawa.

Si, gracias Aizawa-san — dije. Y con esto, Shōta se marchó.

Me senté en la silla giratoria, sonriendo como tonta, mientras el corazón me latía con fuerza en el pecho.

Pero Aizawa no se presentó en el consultorio después de eso, y cada vez se me hacía más difícil verlo en la UA. Cada día esperaba pacientemente a que la puerta se abriera y fuera él que entrara, pero no resultaba ser así.

Un día Recovery llegó con una hermosa rosa roja y me la entregó. Dijo que era por el día blanco que yo había olvidado. Pensé que Shōta iría a verme, dado que en San Valentín le había obsequiado unos chocolates caseros, pero, para variar, no lo hizo.

Estaba decepcionada, pero no lo podía culpar. Él era un héroe, y también profesor. Un hombre admirable, sin duda alguna, y con muy poco tiempo para invertir en ir al consultorio, solo para ver a una enfermera. A lo mejor ni siquiera sentía interés en la idea de volvernos a ver.

No tanto como yo al menos.

El tiempo siguió pasando y yo decidí dejar de esperar. Ya no me giraba para ver quién era cuando la puerta se abría, y mi corazón había dejado de latir con fuerza. De pronto me llamaron porque necesitaban personal en un hospital donde había realizado unas prácticas antes de graduarme.

Necesitaban enfermeras con urgencia y no dudé dos veces en explicar mi situación al director Nezu, quien me concedió el permiso para ir, al darse cuenta de la magnitud del problema.

En dos semanas no volví a pisar la Academia, me la pasé corriendo de un lado a otro atendiendo pacientes, acompañando doctores en procesos quirúrgicos. Durmiendo solo unas pocas horas, antes de ser llamada otra vez.

Mis compañeras tampoco lo tenían fácil, todas hacíamos lo que podíamos.

El cansancio se fue acumulando, llegando al punto actual.

Me encontraba en un pasillo solitario, sentada en el suelo. Mis ojos se cerraban sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo.

— ___-san buen trabajo— dijo una aspirante a enfermera, que ya se marchaba.

Gracias, tú igual— respondí, tratando de sonreír -, ve con cuidado.

— dijo, para después seguir caminando.

Cerré los ojos durante un segundo.

Y al siguiente que los abrí, me encontraba recostada sobre un conocido saco amarillo para dormir.

Deberías descansar un poco más— dijo una muy familiar voz a mi lado.

Giré la cabeza, encontrándome a Shōta sentado en los asientos de espera.

Me incorporé rápidamente ¿Cuánto tiempo había estado dormida? Traté disimuladamente de revisar si tenía mal aliento.

Pero al parecer mi intento no fue tan disimulado, pues me di cuenta del par de ojos negros fijos en mí.

 ¿Cuánto. . . ?

Te encontré dormida contra la pared hace unos quince minutos explicó el pelinegro.

Oh, no debí quedarme dormida en mi turno, seguro me necesitaban dije mientras pasaba las manos por mi traje de enfermera.

No he visto a nadie buscarte— dijo Aizawa.

Pronto lo harán dije, mientras deshacía soltaba mi peinado, para rehacerlo.

Mientras trataba con mi cabello, mis ojos dieron con los hermosos ojos de mi compañero y desvié la mirada a sus brazos. Una de sus manos estaba abierta, mientras que la otra sostenía. . . las gotas para los ojos.

Fui varias veces al consultorio de la UA habló mi compañero . Recovery me dijo que no estarías después de tres visitas que hice. Pasaron dos semanas y no habías vuelto, así que decidí venir a verte. Justo acababa de dejar un almuerzo para ti con la jefa de enfermeras cuando-  le interrumpí.

 ¿Me has traído un almuerzo?  cuestioné, sorprendida.

Eso hice- dijo él —, ¿Te molesta que lo hiciera?

No, no. Todo lo contrario aclaré. Después de ello, hice una pequeña inclinación , gracias Aizawa.

Él emitió un sonido casi imperceptible . Cuando alcé la vista, estaba sonriendo.

Estás sonriendo hablé, en voz baja.

Y tú no estás usando honoríficos— respondió, sonriendo aún más.

Era la primera vez que le veía de esa forma.

Aizawa. . .

Shōta- dijo él , llámame por mi nombre. ¿Te molesto si te pido que me ayudes con esto?  cuestionó, extendiendo su mano en mi dirección.

Claro que no Aizaw-  me vi interrumpida por la manera en la que enarcó su ceja. Sonreí , claro que no Shōta.

Caminé hasta él y agarré el producto y procedí a echarle las gotas en los ojos, con tanta delicadeza como pude.

Mantén los ojos cerrados un momento le indiqué.

Él obedeció. Tuve aproximadamente un minuto completo para mirarlo. La barba sin rasurar, el gesto relajado, su cabello recogido en una coleta. . .

Es tu turno dijo él, cuando los 60 segundos en el paraíso concluyeron.

 ¿Yo?  cuestioné.

Sí, tienes los ojos irritados. Parece que te los rascaste mucho explicó Aizawa.

Me hizo sentarme en el asiento en el cual él se encontraba antes y agarró las gotas. Su mano libre sostuvo con delicadeza mi mentón, luego lo levantó y procedió a tratarme con la misma gentileza que yo a él en un inicio.

Me tocó a mí esperar un poco.

 ¿Cuándo volverás a la UA?  cuestionó el hombre que todavía sostenía mi mentón, en voz baja.

Tan pronto como pueda— respondí.

Todos dicen que te extrañan dijo Aizawa.

Podía sentir su voz más cerca.

Yo también echo de menos a los demás— dije.

Yo te extraño soltó el pelinegro, de forma repentina.

Abrí los ojos. Nuestros rostros estaban bastante cerca, sus labios estaban a centímetros de los míos.

Pero si no fuiste al consultorio en mucho tiempo— murmuré.

Eso no significa que no le pregunté a Recovery a diario por ti. Y también traté de conseguir cinco, solo cinco minutos para irte a ver en mi receso. Pero siempre se presentaba algo— explicó.

Sonreí.

 ¿Y ahora? ¿Tienes cinco minutos?  cuestioné.

Se vencieron hace más de media hora, pero aquí estoy respondió. Mi sonrisa se ensanchó , ___ ¿Puedo besarte?

Asentí, y en cuestión de segundos, estaba de pie abrazándolo y besándolo.

Había sido tan respetuoso, que esperó a tener mi consentimiento para besarme.

Sentía el corazón palpitar con fuerza, era lo único que podía escuchar en ese preciso momento.

Cuando nos separamos, todavía estaba en las nubes. Aizawa besó mi mejilla y luego se alejó recogiendo su saco para dormir.

Me alegró ver que cuidaste tan bien la rosa que te envié— expresó.

Yo fruncí el ceño.

¿Rosa. . . ?

Oh.

Come bien y procura regresar tan pronto como sea posible a la Academia yo. . . — Aizawa me miró de reojo, con una sonrisa , te estaré esperando.

—Listo Sho— dije, en cuanto terminé de echarle la gotas en los ojos. Ya era nuestra costumbre hacerlo.

Sus manos estaban situadas en mis caderas, acariciando. El mentón pasó apoyarlo en mi pecho, mientras esperaba un momento con los ojos cerrados.

Dejé el pequeño medicamento en la mesita de noche y procedí a besar su frente, deslizando mis dedos por su cabello, acariciando.

—Eso se siente bien— murmuró, con voz cansada.

—Bueno, esa es la idea amor— murmuré igual, disfrutando de sus caricias y la intimidad de aquel momento.

No lo cambiaría por nada en el mundo.

—Gracias, gatita— dijo.

Sentí mis mejillas arder. No importaba cuántas veces me llamara así. Yo seguía reaccionando de la misma manera. Mi corazón se emocionaba como el primer día que me llamó así.

—Tienes suerte de que sea enfermera— bromeé.

Aizawa abrió los ojos y me observó, la comisura de sus labios curvadas, formando una pequeña sonrisa. Luego se levantó y me apegó a él, besándome en los labios.

Y yo, con alegría, correspondí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top