Solo para ella

Abrió sus ojos azules escuchando la alarma estridente de su móvil aumentando de volumen, una configuración suya para evitar que no lo escuchara. Estiró la mano tomando el móvil y apagandolo. Su cabeza vibraba ligeramente, por lo que permaneció recostado un poco más antes de incorporarse.

Por un momento pensó que moriría cuando llegó a casa vomitando y con el estomago completamente relleno de salchichas. Había sido bastante osado en ingresar a aquella competencia de salchichas considerando que no había ido preparado. Aún así, se había llevado el premio mayor, lo cual compensaba todo el malestar...aunque más que nada debía agradecerle a los antiacidos y procinéticos. Su idea era quedarse un poco más con Nejire y Tamaki pero consideró que tal vez podría estorbar ahí, aunque su mayor motivación para salir de ahí fue su malestar.

No recordaba como llegó ahí, lo ultimo de lo que era consciente era de tomar las pastillas y quedarse rendido en su cama sin moverse por miedo a vomitar. Podría ser una buena opción para combatir el malestar pero no le gustaba vomitar y solía evitarlo lo mayor posible.

Se estiró una vez que estuvo de pie, no era buena idea salir a correr ese día, además que debía llegar al trabajo. Por lo que se dio una ducha rápido y tomó un poco de comida que había en la nevera. Una de las ventajas de vivir con un chef es que jamás, jamás faltaba la comida, y era completamente deliciosa. Fue ahí que se extrañó de no ver a Tamaki merodeando en la cocina y se preguntó si tal vez se había dormido. Se acercó hasta el cuarto cerrado y tocó tres veces, sin recibir señales de vida ¿Acaso se había ido temprano? ¿O acaso la salida con Nejire terminó subiendo de nivel al grado que necesitaban irse a algún lugar privado? Abrió la boca sorprendido ante esa idea y finalmente rio interiormente, eso era imposible para su tímido amigo, al menos por ahora.

Esperaba que al menos su sacrificio surtiera efecto.

Se animó a abrir la puerta para comprobar si no estaba, pero pudo ver un bulto en la cama, se adentró para despertarlo pero antes de tocar su hombro, algo en la mesa de noche llamó su atención. Estiró los dedos tomándolo y observando detenidamente. Una sonrisa sagaz brotó de entre sus labios y con impaciencia sacudió al hombre debajo de las sabanas.

—¡Tamaki!

La cabeza del Amajiki surgió de entre las sabanas y observó al rubio con una sonrisa.

—¿Podrías explicarme esto?

Fue en ese momento que Tamaki percibió lo que Mirio tenía en las manos, el sueño se esfumó de su cuerpo y prontamente se ocultó entre las sabanas en un intento de controlar el nerviosismo que lo atacaba en ese momento. Recordando todo lo que había pasado la noche anterior.

Togata soltó una carcajada estridente, en sus manos tenía una tira de dos fotografías donde podía ver a Tamaki parado sorprendido y a Nejire un poco atrás, sujetando sus orejas. Y en la de abajo el rostro de Tamaki estaba realmente rojo al tener a Nejire a su lado, abrazándolo. Una explosión se detonó en su cabeza cuando muchas ideas vinieron a su mente ¿Acaso Tamaki había confesado que era Suneater? ¿Nejire lo había aceptado? ¿Estaban saliendo? ¿Qué diablos había sucedido anoche cuando él estaba inconsciente?

Él necesitaba respuestas por lo que tiró de la sabana de su compañero, quien estaba completamente encogido. Pero al verse expuesto se levantó, con aquel gesto en sus labios nervioso.

—No sucedió nada. —Dejó salir aquellas palabras que respondían a la pregunta que sabía que Mirio quería saber, de si él le había confesado la verdad.

—¿Y esto? —La intimidad de ambos era asombrosa.

—Solamente quiso tomarse algunas fotos, subimos a algunos juegos, comimos algunas cosas...es todo.

Aunque Tamaki dudó, realmente dudó al recordar aquel momento en el auto, donde había actuado en contrario de su tímida personalidad para contemplar más de cerca a la fémina y había terminado a una reducida distancia, con ambos quedándose mirando al otro. Ocultó su rostro entre sus manos realmente avergonzado, por un momento pensó que había sido un sueño pero ver a Mirio con esas fotografías confirmaban que aquella noche fue real.

—¿Eso es todo? —Mirio lo observó detenidamente. —¿y qué es lo que te perturba?

Tamaki miró sus manos en su regazo considerando aquel momento y si Nejire estaba enojada por su atrevimiento. Y con ese miedo de haber destruido la amistad de Nejire, le contó a Mirio lo que había sucedido en el auto. Como ella se quedó completamente quieta cuando despertó y lo vio tan cerca. Y como finalmente había terminado corriendo hasta su casa. Dejó entrever sus inseguridades recurrentes sobre haber arruinado todo y como debería comportarse a continuación.

Él jamás pensó que pudiera hablar con Nejire y mucho menos forjar una amistad, una vez que Nejire necesitó a Suneater cuando la encontró trabajando de recepcionista en el hotel . Se hizo a la idea de que su relación se basaría en aquella que tenían en el orfanato, donde él la contemplaba de lejos, maravillándose de cada uno de sus gestos y como poco a poco recuperaba su felicidad. Él de lejos viendo a Nejire siendo feliz con Shinso, aquel que consideró su amigo y que había terminado enamorado de los encantos de Nejire. Pero de alguna manera que aún no comprendía se habían vueltos amigos y ese hecho era inmensamente increíble para él.

No quería arruinar aquello que tenía con Nejire.

Mirio se quedó viendo a su amigo una vez que se quedó callado durante unos minutos hasta que finalmente dejó salir una sonora carcajada. Sabía que su panorama negativo del Amajiki era otorgado por su ansiedad social y dudaba de cada uno de sus movimientos y hasta de su sombra pero...era realmente increíble que no pudiera ver la realidad de lo que estaba pasando.

—No te preocupes. —Palmó un par de veces su hombro. —Nejire no estará enojada.

—¿Cómo puedes estar seguro? Ella simplemente corrió.

Mirio simplemente reprimió lo que quería decir, levantándose de la cama de su amigo y dedicándole una ultima mirada.

—Mi instinto me lo dice, las cosas no podrían estar mejor. —Estaba bastante seguro de eso.

Solo era cuestión de tiempo para que realmente sucediera aquello que estaba destinado a pasar hace diez años. Irse de la feria el día anterior no pudo ser una mejor decisión.



—¿Aún no has podido terminar con las correcciones?

Nejire se detuvo a medio pasillo al escuchar aquella voz aguda a su espalda. Estaban en total silencio por lo que fingir que no la había escuchado no serviria. Por lo que dio media vuelta viendo a Bibimi con una sonrisa de superioridad en su rostro.

—Estoy en eso. —Respondió con toda la cordialidad que pudo.

—¿Eres consciente que tienes quince días para entregar? —Sonrió con cierta malicia. —Y cuando no entregues el documento...

Hado era realmente consciente de aquello, no tenía que recordárselo. La misma Ryuko con la que acababa de salir de su oficina se lo había repetido en varias ocasiones, con un tono severo y dejando en claro que si en una semana no le entregaba el documento listo, considerarían a alguien más para la publicación del libro. Eventualmente ese alguien sería Bibimi, que claro que estaba esperando pacientemente para recuperar el lugar que le habían quitado un año atrás.

—Eso es lo que te gustaría.

La rubia simplemente le dedicó una sonrisa de burla antes de girar agitando sus rizos, dándole la espalda y entrar a la oficina de Ryuko. La presión de la entrega se potencializó, las ideas no parecían venir a ella, además que el trabajo le absorbía bastante tiempo y estaba esta cuestión Shinso... eran demasiadas cosas juntas.

Sonrió de forma forzada cuando vio a Shinso esperándola afuera, en un intento de relajar el ambiente y subiéndose al auto para ir a donde se suponía que deberían.

—¿Estas bien? —Preguntó Shinso, luego de salir del restaurante.

Nejire regresó de sus ensoñaciones observando a Shinso que estaba a su lado, conduciendo. Se habían detenido en un semáforo. Shinso la había notado particularmente sumida en sus pensamientos. Habían ido a comer a un restaurante italiano a petición de ella, pero en varias ocasiones Shinso tuvo que repetir su nombre un par de veces para llamar su atención. Y tal comportamiento era extraño en ella.

—Si, todo en orden. —Contestó de forma automática pero le sonrió en respuesta.

Todo parecía ir bien, tal vez alguna cuestión en el trabajo la tenía pensativa, siempre esperaba que ella confiara en decirle lo que le preocupara y en gran parte del tiempo que estaban saliendo hacía sido de esa forma.

—Esperé tu mensaje en la noche para ir a recogerte. —Se aventuró a preguntar.

Luego de su huida de la feria Shinso había ido a casa y visto películas el resto del día, mirando el teléfono de vez en cuando esperando que ella le respondiera o mostrara algo en particular. Sin embargo, fue consciente de ella cuando subió imágenes a su Instagram, dejando por sentado que había estado bastante entretenida con sus amigos para responder y no le molestaba en lo absoluto. Pero después de que subiera sus fotografías, ella no le respondió. Hasta el día siguiente donde hablaran un poco para ponerse de acuerdo para verse para comer.

—No quise molestarte, además un amigo me alcanzó en la casa.

"Amigo" aquella palabra de nuevo y quiso preguntar más al respecto pero se controló. No quería mostrarse celoso o inseguro. Ella podía salir con quien quisiera, pero en ocasiones hubiera preferido saber más al respecto. Quienes rodeaban a su novia en el trabajo, preguntándose si aquel amigo quien llevó a su novia a casa era el mismo que parecía cuidarla en el trabajo.

—¿Algo te preocupa? —Se aventuró a preguntar algo totalmente contrario a lo que quería preguntar.

—A decir verdad...tengo que entregar mi libro pronto y sigo atorada un poco.

—Creo que podrás terminarlo a tiempo, solo confía en ti.

Hado sonrió ante los buenos deseos de Shinso, aunque ella no necesitaba eso, sino que sentía que se estaba ahogando. El pedirle a Hitoshi que leyera su libro más que buscar una opinión, buscaba un poco de ayuda, algo a lo cual sostenerse y no sentirse perdida. Pensando que él entre cualquier otra persona podría ayudarle...equivocándose ante esa aseveración. Tenía que salir de eso como pudiera, era su libro a fin de cuentas, lo que más había soñado y realmente necesitaba hacerlo. Por lo que estaba decidida a sacrificar las siguientes noches para escribir tanto como pudiera.

La fémina miró nuevamente a la ventana con aire ausente y Shinso la observó mientras avanzaba por las calles. Hasta que su mirada se fijó en algo que ella tenía en su muñeca.

—No te había visto esa pulsera. —Habló en un intento de borrar aquel silencio entre ambos. —¿Es nueva?

Nejire giró para ver el rostro de Shinso, con aquel cabello despeinado pero que de alguna manera le daba un aire atractivo. Y posteriormente observó su muñeca, contemplando la pulsera. Sus mejillas se sonrojaron al recordar a quien se la había dado la noche anterior y como si estuviera relacionado aquel momento en el auto.

—Si, lo es. —Respondió con una sonrisa.

Shinso volvió a sumergirse entre el trafico y Nejire aprovechó a contemplarlo mientras manejaba. Su brazo cubierto por el traje representativo, sus manos sobre el volante, su piel pálida y aquel color oscuro debajo de sus ojos. Y por alguna razón su mente evocó el recuerdo mismo de Tamaki al volante, comparando a ambos, sobre quien se veía más varonil. Confundida por tal situación desechó aquellos pensamientos y entró a su Instagram, perdiéndose entre las historias para detener su mente.

Hasta que finalmente llegaron a su trabajo, la fémina tomó sus cosas, le dio un beso corto a Shinso en la mejilla y salió de ahí. El abogado simplemente observó su espalda alejarse, preguntándose si había algo más que estuviera perturbando a su novia.

Tal vez debería darle su espacio y esperar a que viniera a él.

Nejire dejó sus cosas en su casillero y se adelantó a la recepción encontrando a Tsutsumi con unos clientes. El teléfono sonó y ella se aproximó a responder confirmando una reservación. Con el teléfono en la oreja y anotando algunas cosas en la computadora, su atención fue demandada por una cabellera rubia dirigiéndose a la salida principal. Mirio Togata, aunque esa no fue la razón por la que Nejire siguió su caminata, sino para ver al hombre que caminaba a su lado, Tamaki.

Sus miradas se encontraron en un breve instante, como si él la buscara de la misma forma que ella. Nejire alzó la mano en forma de saludo y Tamaki levantó la mano ligeramente, con la boca temblorosa antes de desviarla con timidez. La fémina los perdió de vista al salir. Se alegró de encontrarlo como siempre y de que aquella cosa que sucedió en su auto, que no era nada pero en ese instante significó mucho, no afectara.

Escuchó la voz en el auricular y se disculpó, se había distraído demasiado con Amajiki y una vez que colgó el teléfono se percató de que su corazón latía fuertemente.



Observó el gran reloj en la pared de su sala cuando salió del baño, eran casi diez de la noche, ese día había salido temprano y se dirigió a su departamento con la decisión de terminar el libro aquel día. Quedaban cinco días para terminar el escrito, pero quería terminarlo antes. Se hizo una cola de caballo con su largo cabello para finalmente trenzarlo. Se recostó en su cama con su laptop, abriendo el archivo. Checó los apuntes que Ryoko le había hecho, pensando en cual trabajar primero.

Su móvil sonó y le respondió a Shinso que le dijo que había llegado a casa. Un mensaje nuevo llegó, cambiando de chat.

Tamaki:

"Que todo resulte bien esta noche"

Le había contado cuando regresaban juntos en el autobús que necesitaba terminar su libro esa noche o estaría en serios problemas.

Por lo que le envió un stickers y se sumergió en la ardua tarea de escritura. Tecleando tanto como podía y una vez que terminó una escena la borró cuando no le convencía, despeinándose el cabello por la frustración y finalmente volvía a sumergirse a escribir algo lo suficientemente decente. De esa forma le dieron las dos de la mañana, encontrándose con la decepcionante realidad de que había logrado corregir dos cosas de las diez cosas pendientes que debía hacer.

Se dejó caer en la cama, con la vista frustrada al techo de su habitación. No iba a lograrlo, de alguna manera sus ideas no estaban fluyendo como deberían. Desde hace días estaba intentando terminar con esto pero simplemente tenía una especie de bloqueo y su animo no era el mejor, se sentía...sin ganas de nada. Tomó el móvil distrayéndose en algunos videos, hasta que sus ojos se centraron en la fecha.

12 de mayo.

Y descubrir aquella fecha la llevó a comprender el porque de su desanimo y como de alguna manera todo su mundo parecía haberse vuelto gris. Era el aniversario de la muerte de su madre, lo cual llevó a su padre a sumergirse en la depresión y muriendo al año siguiente y ella terminando con su abuela. Lo cual no duró demasiado tiempo, su abuela era bastante vieja y dos años después terminó pereciendo. Cuando toda su vida se terminó, cuando aquella alegría que la envolvía desapareció al ver fallecer a cada uno de sus seres queridos y quedándose completamente sola.

Una presión en su pecho la abrumó, aquellas fechas siempre eran realmente difíciles, sentía que el aire le faltaba mientras los pensamientos negativos llegaban a su mente. A pesar de que había pasado y lo había aceptando, no dejaba de lado el hecho de que le doliera. Se sintió realmente sola y derrotada, como todos esos años donde tuvo que salir adelante sola, después de salirse del orfanato. Sin nadie a su lado cuando eran días difíciles o se sentía realmente mal...solo tenía aquellas cartas de papel. Y aquello le hizo pensar que no estaba sola.

Tomó su móvil, con los ojos picando y entró al chat de Suneater.

Nejire:

"¿Estas?"

Era demasiado tarde pero tenía la esperanza de que le respondiera, ella necesitaba que respondiera.

Pero su ultima conexión era a las 11:33, por lo que eso no era daba un buen augurio. Dejó el móvil en la cama y cubrió sus ojos con su brazo. Pensó en dormir, era un escape a lo que sentía y lo que su mente estaba pensando en ese instante. Sin embargo, de alguna forma, el sueño no parecía existir en ese momento. Por lo que de nuevo tomó el móvil con la intención de ver videos o algo que le permitiera no pensar. Volvió a entrar a WhatsApp para ver si Shinso de casualidad lo hubiera visto. Pero el mensaje seguía en color gris. Salió del chat y vio la conversación de abajo y guiada por su instinto entró al chat, viendo el mensaje de "En linea" y su corazón ansioso se agitó.

Nejire:

"¿Amajiki-kun?

Se quedó viendo el chat, tal vez se había quedado dormido con el WhatsApp abierto. Pero su celular sonó en sus manos y sorprendida lo soltó. Lo tomó de regreso y observó la pantalla.

Tamaki:

"¿Si?"


Nejire:

"¿Estabas dormido?

Lo siento...

Es solo que...

quería hablar con alguien.

Una notificación nueva llegó en su móvil y su corazón saltó al ver una llamada entrada del hombre con el que estaba hablando. Aun con la sorpresa respondió la llamada.

—¿Hola?

—¿Que sucede?

—Lo siento por molestarte, debiste estar durmiendo...—Se sentía avergonzada por obligarlo a llamarla.

—Tú jamás vas a molestarme. —Habló con certeza.

Tamaki se había distraído creando unos nuevos platillos para el restaurante por la estación que se venía y justo se había acostado en su cama cuando vio el mensaje de Nejire llegar. Sabía que iba a estar escribiendo pero no esperó que volvieran a hablar hasta el día siguiente.

Nejire sintió su pecho hincharse ante sus palabras, aquel sentimiento cálido fue un respiro a sus aflicciones. Sonrió sin notarlo y fijó su mirada en el techo preguntándose si era correcto hablar, decir todo lo que había estado conteniendo. Confiaba en él, pero no era normal en ella compartir sus emociones negativas. Todos parecían clasificarla como una persona realmente feliz, pero hasta ella tenía recaídas.

—Es solo que...es el aniversario de la muerte de mi madre y la soledad me pesa.

Tamaki miró la fecha en su móvil antes de llevarse el teléfono a la oreja de nuevo. Recordaba que alguna vez se lo mencionó en las cartas pero no había sabido la fecha exacta. Lo cual encajaba al haberla vista más dispersa en esos últimos días.

—¿Quieres hablar de eso?

—El tiempo me ha llevado a aceptarlo pero...aún es un recordatorio doloroso. —El labio de Nejire tembló a la par que un par de lagrimas salían de sus ojos.

Tamaki pudo visualizar esa imagen, acostada con la expresión neutra y con las lagrimas saliendo de sus ojos. Un recuerdo se disparó en su cabeza, el hecho de verla llorar aquel primer día en el orfanato y como él había sido lo suficientemente cobarde para entrar y consolarla, simplemente la había dejado sola. Aún seguía arrepintiéndose de eso.

—Puedo estar ahí en veinte minutos. —Se levantó de su cama, no estaba dispuesto a dejarla llorando aquella vez.

—¡No! —Dejó salir Nejire, levantándose de su cama. —No es necesario, de verdad...me basta con escuchar tu voz.

Tamaki se lo pensó un poco antes de sentarse en la cama de nuevo, considerando si lo estaba diciendo en serio o si debería ignorar lo que decía e ir con ella.

—¿Escuchar mi voz? —Aquellas palabras le habían resultado extrañas. —¿Porque?

Nejire se dejó caer en la cama una vez que estuvo segura que él había abandonado la idea de ir a verla. Realmente no era lo que quería, además que era demasiado tarde y no estaba de humor para recibir a nadie.

—Si, me gusta mucho escucharte.

Tamaki se dejó caer en su cama cuando aquellas palabras fueron como un proyectil directo en su pecho. Realmente no esperaba aquella confesión y tal vez significaba más para él que para ella, pero disfrutó tanto escucharlo que tuvo que ocultar sus ojos con su antebrazo al sentir el rostro caliente. No sabía si era que no podía verla de frente o era para hacerla sentir mejor, Tamaki sintió un poco de valor.

—Yo...estuve en un orfanato gran parte de mi infancia y hasta los 18 años que pude salir. —Habló tan bajo como pudo, con aquel silencio de su habitación y del otro lado de la linea. —Mis padres murieron en un accidente de auto y me quedé solo, por lo que terminé en el orfanato.

—No sabía eso. —Mencionó Nejire luego de que se extendió el silencio.—¿Y tus padres...?

—No los recuerdo, era demasiado pequeño cuando murieron, por lo que tal vez no pueda comprender del todo lo que estas sintiendo pero... puedo entender tu soledad y el sentirte perdida en el mundo.

Nejire se visualizo a si misma en una infinita oscuridad, una versión suya pequeña y débil arrodillada y llorando por la perdida de sus padres. Pero aquella soledad sofocante de alguna manera fue reduciendo, imaginando a un pequeño Tamaki sentándose a su lado y extendiéndole la mano. Jamás le había preguntando sobre su pasado, además que no había surgido el tema. Ella solía evitarlo para no mencionar el suyo, pero el escuchar eso...realmente se sintió cerca de Amajiki. Siempre se había sentido perdida, que nadie podría entenderla. Era de esa forma con los huérfanos, pero él...era igual que ella.

—Es solo que...los extraño tanto. —Dijo aquel pensamiento que siempre la atormentaba.

—Puedes extrañarlos tanto como quieras.

Nejire escuchó sus palabras mientras las lagrimas corrían por sus mejillas y evitaba sollozar, lo que menos quería era que él la escuchara llorar durante tanto tiempo.

—En ocasiones me siento tan sola.

Tamaki se quedó en silencio, escuchando como contenía los sollozos que sabía que quería dejar salir. Contempló el techo de su habitación y en la penumbra buscó la pulsera en su mano que no se había quitado desde aquella salida en la feria.

—Yo estaré contigo todo el tiempo que quieras.

Aquellas palabras lograron quebrarla y terminó sollozando sonoramente, no se lo proponía pero aquellas palabras impregnadas de tanta calidez y cariño habían servido para dejar de contener lo que su corazón necesitaba escuchar. Siguió llorando durante un rato más hasta que el peso de su pecho se calmó y limpió con un pañuelo las lagrimas. Separó el móvil de su oreja y pudo ver que la llamada seguía ¿él la había escuchado llorar durante quince minutos o acaso se había dormido?

—¿Sigues ahí?

—Si

—Lo siento por eso. —Se sentía realmente avergonzada.

—En ocasiones uno necesita drenar sus emociones.

Nejire estaba sorprendida de aquella faceta madura de Amajiki. Considerando que siempre era un manojo de nervios y que parecía inseguro de todo...el que fuera tan compresivo y su voz sonara tan segura en toda la llamada...su voz sonaba particularmente varonil en ese momento. Al grado de hacerla estremecer al escucharla tan cerca de su oreja.

—Con todo esto no he escrito casi nada. —Contempló su computadora que estaba aún prendida.—Además que no hubiera podido, estoy atorada.

—Olvidé decirte...lo he terminado de leer.

—¡¿De verdad?!—Nejire habló más animada.

Una noche atrás Tamaki había terminado y se sentía algo contrariado con el libro. Por un lado se sintió avergonzado de leer palabras suyas que había escrito en las cartas durante todo el libro...y por otro lado el leer la descripción física de Shinso fue un golpe fuerte. Aún asi lo disfrutó enormemente, la forma exquisita de escribir de la fémina, como ondeaba en las emociones y el mundo de fantasía que había creado...todo era excelente.

—Si...es realmente grandioso.

Prosiguió a mencionar cada uno de los puntos fuertes y buenos de la obra desde la perspectiva más objetiva que pudo y ella se emocionó de escuchar su opinión realmente sustanciosa.

—Y sobre los puntos que me has señalado... —Tamaki había percibido los textos subrayados o los capítulos con anotaciones. —Tal vez es necesario un poco de fuerza...y drama, tal vez en vez de que ambos luchara contra el villano, él podría sucumbir a su poder y ella deba librarlo de aquella oscuridad.

Nejire lo escuchó atentamente y se quedó en silencio durante un largo rato, cosa que preocupó a Tamaki.

—Lo siento, no digo que este mal, es muy bueno...—Lo que menos quería era ofenderla de alguna manera.

—¡No, no te disculpes. —Nejire se levantó observando las anotaciones de Ryoko. —Eso es perfecto, tendría que cambiar bastante pero...me gusta, realmente.

De esa forma siguieron debatiendo sobre aquel tema un largo tiempo, ella preguntándole sobre una escena en particular y él sugiriendo alguna acción ligera para mejorarlo sin cambiar todo el contexto. Nejire escribía en su computadora escuchando la voz de Tamaki y sugiriendo ella misma algunas cosas. Hasta que colocó punto final en sus anotaciones.

—Esto es lo que necesitaba, con esto claro puedo terminar mañana. —Habló con emoción renovaba. —Me has salvado, de verdad.

—Solo quería ayudarte.

Nejire sonrió al escucharlo y su mirada se fijó en el reloj de la computadora, sorprendiéndose.

—Son casi las cuatro de la mañana. —Cerró todos los archivos de su computadora. —¿Qué turno tienes mañana?

Tamaki consideró si responder, mirando el propio reloj en su cómoda junto a su cama, por lo que se quedó en silencio. Pero sabía que ella no aceptaría su evasiva.

—En la mañana.

Nejire se sintió realmente mal al entender que eso significaba que Amajiki debía estar en el hotel a las siete de la mañana, para servir los desayunos. Aunque la realidad es que gran parte de los días él estaba ahí  todo el día. Al ser el chef principal era el encargado de la cocina y su funcionamiento, por lo que era necesario que estuviera ahí.

—Y por mi culpa no has dormido.

—No te preocupes, no es nada.—Esa llamada había alegrado su noche, aunque no había disfrutado escucharla llorar y no estar a su lado para consolarla.

—Si, tus jornadas laborales son muy largas y necesitas descansar. —Hizo un pequeño puchero cuando él le restó importancia. —Déjame invitarte a comer mañana.

Tamaki estaba realmente hechizado por la dulce voz femenina, no hubiera podido dormirse aunque solo hubieran hablado un rato. Escucharla era un completo deleite.

—Bien.

Nejire terminó despidiéndose y colgando, apagando su computadora y preparándose para dormir. Tenía los ojos hinchados pero al final había terminado por desbloquear su mente y las ideas fluyeron con tanta naturalidad que no sería un problema terminar el manuscrito antes de la fecha de entrega. Una vez que se recostó en su cama nuevamente, buscó en su galería la única foto que tenía de su familia y que había logrado digitalizar.

Se esforzaba tanto por ellos, porque esos fueron las ultimas palabras de su madre antes de morir. Que fuera feliz y que se esforzara cada día de su vida. Y a pesar de que cuando llegó al orfanato perdió de vista aquella petición hasta que llegó Suneater a su vida. El Suneater con el que había soñado todo este tiempo y cuando cerró los ojos en vez de imaginar a Shinso...la imagen de Tamaki se materializó. Se sorprendió al ver aquello, tal vez estaba sentimental.

Al ver al tímido hombre detrás de Mirio aquella primera vez jamás hubiera imaginado que se volvería alguien importante en su vida. Era un amigo muy querido y el hecho de que tuvieran el mismo pasado la hacía sentirse tan conectada...tal vez por eso a pesar de tener personalidades tan distintas podían llevarse tan bien. Ella quería a Amajiki Tamaki en su vida todo el tiempo posible. Él mismo le había dicho que estaría con ella tanto como quisiera. Y eso significaba que no lo dejaría ir con facilidad.

El recordar su voz en su oreja y todas aquellas palabras tan cálidas que le había dicho...hacía que sintiera un cosquilleo en su estomago. Si él no fuera tan tímido estaba segura de que las mujeres estarían detrás de él. Era dulce, atento, amable y encantador, además de ser atractivo...y la idea de que que él estuviera con alguien más, que él encontrara a alguien...le causó un desazón en su estomago. Repentinamente la idea no le agradó, pero se dijo a si misma que aún faltaba un tiempo para eso. Y que ella podría tener a Tamaki un poco más para ella. Solo ella disfrutaría del encanto del hombre de cabello índigo y sonrisa tímida. Podría sonar egoísta...pero ella lo era, al menos por unos instantes quería a Tamaki Amajiki solo para ella.

Él había sido su salvación esa noche, por ayudarla en aquel momento oscuro donde sentía que se hundía y que toda su vida parecía romperse. Además de ayudarla con las dudas de su libro. Tenía tanto que agradecerle. No había jugado al decir que le había salvado ese día, realmente sintió como la había sacado de esa oscuridad. Había necesitado a alguien y él siempre parecía estar disponible para ella y esa idea la hizo sonreír hasta quedarse dormida.

Lo que Nejire no sabía era que esa no era la primera vez que Tamaki la salvaba de aquella penumbra que buscaba consumirla. En su momento más oscuro él la había hecho emerger de aquella oscuridad.


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