Iridiscente
La sala oscura era iluminada por la gran pantalla de enfrente que dejaba ver las imágenes de la película. El único sonido era el de los diálogos de la película.
Habían decidido tener aquella cita en el cine, cuando ella dejó en claro que quería ver esa nueva película. Y él solo podía complacerla. Ese había sido su objetivo en los dos meses que habían estado saliendo.
Shinso había descubierto que Nejire era mucho más maravillosa de lo que había imaginado. Sus sonrisas, su personalidad abrasadora y luminosa, tan amable, curiosa y a la vez delicada. Todo en ella era perfecto, sin dejar de remarcar que era bastante atractiva. Se sentía tan fuertemente atraído por ella y sus ojos azules resplandecer al verlo...y por todo esto realmente se esforzaba.
A pesar de que el trabajo en el tribunal lo absorbía, se hacía tiempo para estar con ella lo más que podía o al menos hablar por teléfono. En un mal día, al llegar a casa su voz lo tranquilizaba. Tenía tantas ganas de hacer algo más que sostener su mano, pero en todo ese tiempo no había podido ver si ella realmente lo esperaba.
Podía ser lo suficiente bueno con las palabras gracias a su profesión. En decir, lo que ella esperaba como lo bien que se veía, varios cumplidos con respecto a ella y lo mucho que se esforzaba en cada una de las cosas que realizaba. Además que solía hacer las preguntas correctas en los momentos adecuados cuando ella hablaba y hablaba sobre alguna cuestión o simplemente de quejaba. Prestaba la suficiente atención e intentaba utilizar la información recabada de las cartas que tenía. Sobre el tipo de películas que le gustaban y por eso la había llevado a esa que dedujo le gustaría. A pesar de que había algunas cosas que no entendía del todo como aquella manía de buscar defectos en las personas, aunque no volvió a mencionarlo luego de un par de veces.
Él quería aún más, más contacto, sin saber el momento adecuado para hacerlo. Y ahí recaía el problema, que podía decir mucho pero en cuestión de interpretación o actuar...era un poco lento.
Lo atribuía a qué dejando de lado a Nejire, no había tenido una relación con nadie más. Nunca lo sintió necesario o no se vio interesado. Además que solía repeler a la gente en la escuela por su físico. Por eso Tamaki había sido su único amigo. Pero su falta de experiencia en aquellas relaciones sentimentales lo llevaban a dudar bastante de que debería hacer y como actuar.
Observó la mano femenina tocando sus propios labios. Shinso se quedó viendo aquel acto tan encantador e invitando a ir más allá. Se veía tan bien... y le gustaba pensar que se arreglaba de esa forma por él. Con aquel vestido blanco de tirantes que destacaba su piel clara y sus labios se veían tan rosados...la vio asentar su mano en el bracero del asiento y vio una clara oportunidad. Con disimulo movió su mano hasta que sus dedos se entrelazaron. Ella volteó a verlo y sonrió ¿Debía actuar e ir más allá?
Miró los labios rosados y se inclinó con torpeza ya que terminó en una posición incómoda con el brazo de la silla clavándose en sus costillas. Pero de verdad quería besarla así que se animó a ir más allá, hasta que las luces del techo de iluminaron. Lo cual al quitarle el anonimato lo hizo retroceder de forma violenta, intentando fingir que nada de eso había sucedido. Se llevó la mano a la boca tosiendo un poco.
Nejire se quedó en su sitio totalmente extrañada de ese comportamiento ¿él quería besarla o lo estaba malinterpretando? Tal vez era la segunda considerando que no había intentado nada en todo el tiempo que habían estado saliendo. Y eso la había hecho dudar al respecto ¿Acaso...había algo mal con ella? A pesar de que él no dejaba de decirle cosas dulces sobre como se veía y cada cosa que hacía, no habían pasado más allá de sujetarse las manos.
Se preguntó si tal vez ella debería intentar algo, solo que no había sentido el momento exacto.
Salieron de la sala de cine, él con las manos en sus bolsillos y ella totalmente consciente de ese acto. Presionó sus labios mientras jugaba con el bolso de mano que había llevado. Las cosas estaban un poco incomodas por lo que una vez fuera, mientras caminaban hacía el auto sonrió cuando una idea atravesó su mente.
—Shinso...estaba pensando que podrías ir este fin de semana. —Se detuvo observando al hombre seguir caminando.
Él se detuvo cuando no la vio a su lado y giró para verla de frente, con la incógnita en su rostro. No habían hablado desde que salieron de la sala o al menos él estaba perdido en sus pensamientos de frustración de alejarse de ella como si le diera asco, algo que estaba reprendiéndose mentalmente con fuerza.
—¿A donde? —Era miércoles y la había invitado ese día al ser el descanso de Nejire, él mismo se había encargado de salir temprano de la oficina.
—A nuestro lugar. —Ella se acercó, con las manos hacía atrás y una sonrisa en su rostro.
Shinso se quedó quieto al ver a Nejire acercarse y tomar una de sus manos, sintiendo el nerviosismo ante ese gesto.
—¿Nuestro lugar? —No estaba entendiendo a que iba con esto.
¿Acaso había dicho algo mientras estaba pensando en lo que había hecho o más específicamente en lo que no había hecho en el cine?
—El lugar donde dejábamos las cartas, nuestro buzón. —Sonrió con un sonrojo en las mejillas.
Su mente se trasladó unos años atrás, donde aprovechaba cada salida al parque el orfanato para correr hacía el árbol con el agujero y como al dejar la carta sus manos cosquilleaban al pensar en Suneater y la respuesta que podría tener de lo que había escrito. Siempre fantaseando con ver al chico leyendo sus cartas o en algún momento encontrarse.
Ahora se imaginaba a Shinso rebuscando en aquel orificio en el árbol y a pesar de que hacía memoria no podía recordar el verlo alguna vez en el parque o lugar cercano. Aunque entendía un poco de eso, no sabía a quien debía buscar. Considerando que las cosas estaban un poco tensas entre ellos y tal vez él estaba un poco inseguro de sus pensamientos, pensó que ir al inicio de todo eso podría ser una buena idea para soltarse. Nejire misma no sabía como comportarse considerando que jamás tuvo una relación antes y a palabras de Shinso él nunca pudo pensar o fijarse en nadie más que no era ella, con la esperanza de volver a verse.
Por su parte, Shinso sintió un estremecimiento desagradable en la boca de su estomago al escuchar esas palabras. Palabras que traían a su mente el hecho de la mentira que ha estado cargando durante esos dos meses, que él no era el Suneater que ella había estado buscando. Hitoshi solía compensar su falta del conocimiento de la correspondencia de Nejire y Suneater con palabras bonitas, cumplidos y estar lo suficiente atento de ella. Sin embargo, tal parecía que aquella sombra siempre iba a atormentarlo, Suneater jamás iba a desaparecer.
—¿Quieres ir ahí? —Soltó luego de un tiempo en silencio.
—Si, realmente he querido ir desde hace mucho tiempo y hacerlo contigo sería lo mejor.
Desde que logró salir del orfanato ella no había vuelto a ese lugar. Antes porque era doloroso de pensar en que su carta jamás fue respondida, después temía encontrar un cambio en el sitio que atesoraba. Por lo que simplemente lo evitó hasta ese momento.
—Yo...—Intentó negarse pero ella lo miraba con esos ojos brillantes y esperanzados. —Esta bien.
Y lo lamentó al instante al verla soltar su mano y girar en su sitio, porque ella se veía tan esperanzada de ir y él no tenía ni la más mínima idea de donde era ese sitio. ¿Qué se suponía que debía hacer?
Aquel juego de mentiras estaba alcanzándolo mucho más rápido de lo que había esperado.
Sus pies se balanceaban de la punta al talón, sus zapatos hundiéndose entre el césped del parque. Sus ojos azules desviaron su atención de el movimiento involuntario de sus pies y mirar a su alrededor en búsqueda de su cita de ese día. Sonrió de nervios y finalmente dirigió su atención a los niños que pasaron por décima vez enfrente de donde estaba.
Tomó el teléfono de su bolsa para ver la hora, eran casi las siete de la tarde, considerando que habían quedado en verse una hora atrás. Entró al chat correspondiente para mandar otro mensaje además de los tres que había enviado minutos atrás preguntando por su paradero. Justo cuando estaba por dar en el botón de enviar, las palomitas de lectura se tornaron azules, había leído sus mensajes. Y posteriormente la palabra escribiendo... apareció. Esperó pacientemente hasta que su respuesta llegó.
"Lo siento, se me han complicado las cosas en el trabajo, no podré llegar"
Nejire leyó el mensaje dos veces y simplemente guardó el móvil en su bolsa. Entendía perfectamente que el trabajo de Shinso era más demandante que el suyo pero... pudo avisarle antes para no esperar demasiado tiempo. Además que la decepción llegó ante ella sin pensarlo demasiado.
La había dejado plantada.
Estaba realmente emocionada de encontrarse con Suneater en aquel sitio que había sido suyo en su infancia. Era muy significativo, por eso quería verlo ahí. Pero en ese momento pensó que tal vez...solo lo había sido para ella. De alguna manera a pesar de que su sueño se había hecho real, de conocer al Suneater con el que siempre soñó, de alguna manera...se sentía como si algo faltara entre ellos y por eso quería ir a ese sitio y recordar todo lo que habían vivido. Intentó ser positiva y pensar que habría más tiempo para eso. Aunque el hecho de emocionarse tanto y al final que nada sucediera, la desalentaron. Suspiró pesadamente y salió de aquel parque.
Pasó enfrente del orfanato, aquel sitio donde había terminado después de la muerte de su abuela y que al inicio había sido tan oscuro. Seguía igual a como lo recordaba, con ese aire desalentador y algunos niños corriendo por ahí. Siguió andando por la calle sin rumbo, era su día libre y no quería ir a casa aún. Tal vez pararía en el centro por algo para tomar y de ahí regresaría a casa. Suspiró nuevamente hasta que casi chocaba con una persona y la obligaron a fijarse a su alrededor percibiendo un gran numero de personas enfrente suyo.
Extrañada rodeó a la gente hasta que visualizó un panel con una fotografía en blanco y negro. Instintivamente visualizó alrededor viendo varios paneles más a un par de metros, era una galería callejera. Curiosa ante la afluencia de gente y con el tiempo de su parte, se acercó a cada panel, detallando las diferentes fotografías. Unas a color, otras a blanco y negro, todas de representaciones culturales. Hasta que llegó a la ultima de la calle.
Pudo escuchar a algunas personas hablando sobre el festival cultural de la ciudad. Había olvidado por completo que a finales de octubre el centro de la ciudad se prestaba para aquella festividad. Por sus cuestiones laborales no había tenido la oportunidad de ir y ese día había coincidido. Decidió dar una vuelta antes de regresar a casa, para ver que tanto había.
Visualizó la ultima imagen de personas bailando con mascaras en su rostro y la acentuación de las sombras que hacían más brillantes los colores. Dio la vuelta para seguir avanzando cuando su cuerpo colisionó con el que estaba detrás suyo y no había visto.
—Lo siento. —Se inclinó en forma de disculpa y levantó la mirada— ¿Amajiki?
Ante ella estaba el chef con el rostro igual de sorprendido de encontrarla ahí.
—¿Hado-san?
La fémina sonrió ampliamente al ver que no se había confundido y acercándose a él, a un lado de los paneles para que la gente pudiera verlos.
—¿Qué haces aquí? Vaya es una gran sorpresa verte por aquí.
—Vine a comprar algunas cosas al centro y me olvidé del festival—Enseñó la bolsa que tenía en sus manos. —Pensé que era tu día libre.
Por supuesto que Tamaki estaba informado del horario de la fémina además que su ausencia era notable en la recepción. Estaba ligeramente avergonzado porque en su interior había deseado verla ese día y en algún momento se preguntó que estaría haciendo y encontrarla ahí era más de lo que esperaba.
—¡Si, lo es! Es solo que estaba por aquí y me entretuve con el festival. —No sería capaz de admitir que había sido plantada. —Pensaba dar una vuelta, si quieres podríamos...
El teléfono de Amajiki sonó atrayendo la atención de ambos, el masculino lo sacó de su bolsa disculpándose en el acto y respondiendo al empleado que había llamado sobre una duda en el trabajo. Nejire deshizo la sonrisa en su rostro, a fin de cuentas ese era su día libre, no el de él.
—Resuelve con eso... —Y colgó el teléfono.
—Lo siento, estas ocupado.
—¡No! —Tamaki se apresuró a hablar. —No lo estoy...
Aunque la realidad es que Tamaki quiso decir que jamás estaría ocupado para ella, pero se reprimió por lo que esas palabras podrían significar. No esperaba encontrarse con Nejire ese día y mucho menos fuera del trabajo. En el hotel la cocina era demandante por lo que sus interacciones se centraban al entrar o salir del turno o cuando ella iba por alguna cuestión a la cocina.
Estaba realmente emocionado de verla ahí, considerando que la última vez que estuvieron solos fue en el restaurante de barbacoa, una semana atrás. Fuera de ahí hablaban por el móvil vagamente, no era lo mismo que hacerlo en persona sobre cualquier cosa o ver las expresiones curiosas que ella solía hacer.
Nejire sonrió mientras se encaminaron por la calle observando las diferentes cosas de camino, gente con ropa representativa del festival, bailes ligeros con música antigua. La fémina señalaba a personas o pequeños puestos emocionada de lo que veían. Hasta que se detuvo a uno interactivo sobre pintar en acuarelas. Nejire se acercó observando a algunos niños pintando ahí y a ciertas personas mayores.
—¿Se animan? — La mujer encargada del área les sonrió como invitación mientras señalaba unas bancas para que se sentarán.
Los ojos de Nejire brillaron encantados al mirar a Tamaki quien estaba un paso detrás.
—¡Vamos!
—No, yo no puedo — Intentó librarse de aquella actividad.
Jamás había sido bueno al dibujar, ni de niño. Por lo que se había mantenido alejado de cualquier manualidad. Sin embargo, Nejire lo tomó de la muñeca con emoción y tiró de él obligándolo a avanzar hasta sentarse en la mesa improvisada. La mujer les acercó unas acuarelas que compartirían y unos pinceles. Acciones que Tamaki pasó desapercibidas al estar pensando en la manera en que la fémina lo había sujetado. Era absurdo emocionarse o ilusionarse por su actuar, cuando sabía que era su forma normal de actuar; impulsiva, sin respetar tanto el espacio personal. Aún así, se había sonrojado y cuando salió de aquel trance contempló el pincel que tenía en las manos.
Observó a su lado a Nejire quien estaba sumida combinado colores y haciendo trazos en el lienzo que tenía. Por su parte el visualizó el suyo fijamente y pronto tomó un tono de rosado y pintó lo primero en lo que pensó. Sus planes habían sido caminar un poco entre la gente hasta alejarse lo suficiente para encontrar el paradero del autobús, pero todos sus planes habían cambiado. Ahora estaba con Nejire, haciendo algo que jamás pensó hacer. Sonrió sin poder evitarlo.
Combinó un par de colores y finalmente contempló su dibujo deficiente. Su atención recayó en la mujer a su lado y como estaba totalmente concentrada en su dibujo. Era una especie de bosque y estaba finalizando a un ¿Hada? En el centro. No sabía si lo era pero tenía alas. Sus ojos oscuros observaron su rostro de perfil, sus largas pestañas, sus párpados entrecerrados, su nariz y como fruncía ligeramente los labios. Ese gesto pensativo despertó recuerdos de observarla escribiendo en el jardín del orfanato... se veía tan concentrada y encantadora. Hasta que su atención siguió el como se retiraba un mechón de cabello del rostro y el color azul cyan pintaba su mejilla. Se había manchado accidentalmente.
Guiado por el siempre pensamiento de retirar aquella mancha de inclinó hacia adelante con decisión y estiró la mano, pasando el pulgar por su pómulo. Palideció al ver cómo en vez de que la mancha desapareciera, otro color se materializó en la mejilla, un rojo cereza, hasta mezclarse ambos colores. A la par Nejire reaccionó al tacto abriendo los labios de sorpresa al sentir la humedad de la pintura en su rostro. ¿El tímido Tamaki Amajiki le había puesto pintura en el rostro?
—Lo siento, yo quería... realmente no iba... solo...— Su rostro se tornó azul y su voz se perdió.
¿Qué es lo que había hecho? La había tocado, de la nada y sin permiso, guiado por su instinto de limpiarla y si aquello no era descarado ¡Le había puesto más pintura en el rostro! El miedo a lo que ella pensara de apoderó de él y un nudo en su garganta se formó, incapaz de decir algo.
Nejire se inclinó con el rostro totalmente serio y estiró el dedo, pasándolo por la nariz masculina, dejando un camino de pintura azul fuerte, mientras una sonrisa traviesa adornaba su rostro. Aquel gesto sorprendió en demasía a Tamaki que esperaba todo menos eso.
—Me he vengado.
Y sin más de levantó tomando su dibujo y caminando no sin antes voltear con una sonrisa. Tamaki sentía su pecho latir de vergüenza de que ella pensara lo peor pero finalmente se relajó al verla sonreír. Sus labios de curvaron en respuesta, levantándose, tomando el dibujo y siguiendo aquella cabellera larga. Sus manos cosquilleaban. El estar solo con ella, de esa forma lo hacían entusiasmarse como un adolescente. Siempre había soñado con poder hablar con ella o al menos está frente suyo y unos años después estaba ahí, compartiendo la tarde. Compraron un par de bocadillos en el camino mientras seguían viendo todos los puestos y actos que había a lo largo de la calle.
Nejire hablando de que le hubiera gustado saber de ese festival antes. Viéndolo en todo momento, hasta que la música de los tambores los hacen mirar a sus alrededor en el momento en que la gente se detiene y una extraña criatura cambiante se abre pasó entre la multitud, una especie de dragón con melena y un cuerpo alargado. Pasó a su alrededor y ambos miraron confundidos como eran rodeados hasta que la criatura siguió avanzando por toda la calle.
Hasta que el dragón da la vuelta y regresa por su camino, descendiendo al suelo hasta acostarse y quedarse quiero. Una nube de humo llena el lugar y cuando el humo de disipó en su lugar solo hay un hombre sin camisa y una especie de cinturón de metal con unos pantalones blancos debajo.
Se levanta estirando la mano, suplicando ayuda a la gente más cercana hasta fijar su atención en Tamaki y Nejire, mientras el fondo es sustituido por árboles tornasoles.
Tamaki comprendió que aquello eran esas obras interactivas que habían visto en el programa tiempo atrás. Observó a la gente alrededor y como todos los ojos estaban fijos en ellos. Nejire sonreía fascinada al ser envuelta en aquella obra. Los tambores con sonidos más demandantes.
Amajiki está realmente nervioso y duda, tragando saliva. El humo comienza a rodearlo y no sabe si es por la privacidad del humo o la música de los tambores que fueron acompañados por una kena pero asiente y Nejire estira la mano tomando la del hombre que antes fue un dragón.
La escenografía cambia mientras el humo los consume, aprovechando aquello para colocarles una ropa improvisada y les comunican lo que deben hacer.
A la par el narrador hablaba, explicando al público que son poderosos hechiceros cuya fuerza siempre a estado oculta y liberarán una batalla contra seres oscuros. La adrenalina gobernaba el corazón nervioso de Tamaki, mientras respiraba profundo, pensando que en ese momento se suponía era un hechicero y que debía actuar. Fingir ser alguien más en otro sitio, dejar atrás al tímido y asocial Tamaki Amajiki.
Movía las manos como le han indicado mientras los de escenografía hacían lo suyo rebelando luces cuando es el momento justo y Nejire se movía del otro extremo girando el cuerpo y danzando con total libertad. Ella era la guardiana de las criaturas y él el gobernante de la luz.
Es una inesperada aventura, el escenario se movía con ellos, algo de papel de china es la luz de su magia, animales de utilería o palomas que son soltadas, conejos y un perro. Tamaki tenia los ojos completamente fijos en los de Nejire que sonreía encantada.
Aparecieron unas criaturas y en algún momento huyen de Golems gigantescos de herrajes de oro. Finalmente batallan contra los perseguidores del kirin, nigromantes, hasta salvarlo.
Ambos se detuvieron en medio y la gente aplaudió encantada. Nejire se inclinó teatralmente y observó al Amajiki a su lado, respirando rápidamente. La adrenalina gobernaba su pecho al ver la sonrisa en el rostro de Tamaki ¿Era la misma persona que conocía? En aquel juego, que no pensó que él se prestaría, de alguna manera...el mundo de fantasía de las cartas que había soñado, por ese instante, se volvió real. La chispa que había sentido que faltaba con Shinso se completó y se sintió soñada, podía ver a Suneater y aunque su mente intentaba evocar a Shinso, no puede apartar los ojos de Amajiki. Reaccionó cuando los chicos de la obra le pidieron el vestuario y se avergonzó de ser atrapada.
Su corazón latía estrepitosamente. En algún momento en sus cartas, cuando ella le habló sobre su sueño de escribir, en un par de cartas ella creó una idea, un mundo de fantasía. La primera idea de su borrador de su actual libro y en ese momento...sintió como si estuviera ahí, con Suneater. Aunque Tamaki no era Suneater.
Y el hecho de pensarlo le hizo sentirse avergonzada.
Shinso Hitoshi era su Suneater ¿Por qué estaba haciéndose ideas en la cabeza? Se alejaron de la calle principal, hacia una máquina de refrescos donde Tamaki eligió un par y le ofreció uno. Su favorito, kiwi con fresas. Dio un pequeño sorbo mientras veía al hombre sentarse a su lado.
—Hay ocasiones donde...me sorprendes. — Las palabras salieron de sus labios sin pensar, como siempre.
—¿Sorprender? —Tamaki regresó de sus ensoñaciones.
Tomó un trago y después giró la lata entre sus manos, observando el movimiento y huyendo de los ojos azules, curiosos.
—Eres tímido pero ¿Puedes dirigir una de las mejores cocinas de la ciudad? Y ahora ¿Puedes actuar en una obra? —Dio un trago a su bebida. — Eres sorprendente.
Tamaki detuvo sus dedos y retomó el movimiento a los segundos, con gesto pensativo.
—Soy inseguro y tengo ansiedad social.
Nejire lo observó con el rostro serio y recordando las primeras veces que lo había visto. Siempre pensó que era siempre timidez.
— Y aún así, aquí estás hablando conmigo y terminando de protagonizar una obra. — Él la miró y la Hado sonrió. — Eres sorprendente, Tamaki.
Sus labios de curvaron en un gesto avergonzado, apartó su rostro, no quería que lo vieran sonrojado. Pero no podía evitarlo, si ella pensaba que era sorprendente... su corazón se había vuelto loco. La gente transitaba por toda la calle y sin darse cuenta la penumbra había gobernado el cielo. Era de noche, habían estado toda la tarde ahí y Tamaki realmente quería prolongar aquellos momentos un poco más. Pero no sé atrevía a pedírselo. Aunque al mirar el reloj en su muñeca vio que era más tarde de lo que pensaba.
Justo cuando estaba por hablar, Nejire lo interrumpió.
— Los fuegos artificiales están por comenzar ¿Dónde sera un buen lugar para verlos? — Se levantó de un salto de su asiento y giró para quedar enfrente de él.
El estómago masculino revoloteó ante aquellas palabras y la tonta fantasía de que ella quisiera estar un poco más con él. Eran ideas suyas y lo sabia, más que nada era un reflejo de lo que él sentía y quería.
Aunque la realidad es que Nejire quería quedarse un poco más con Amajiki.
Él se levantó siguiendo el camino marcado por el evento, había un pequeño parque cercano donde podrían ver los fuegos artificiales. Nejire hablaba sobre querer comer algo mas antes de irse mientras atravesaban el parque donde varias personas estaban ahí. Súbitamente algo frío recorrió la espalda de Nejire haciéndola detenerse y aquello logró alcanzar la espalda de Tamaki lo suficiente para girar igual que ella para ver que había sido. Al momento de girar un chorro de agua mojó sus rostros. Tamaki sorprendido por tal acto miró hacia el suelo y un malestar lo golpeó, se habían metido a una fuente en el suelo sin darse cuenta. Giró rápidamente hacia ella, con gesto alarmante.
—¡Tenemos que salir de aquí!
Intentó moverse fuera de los agujeros en el suelo pero la mano femenina tomó su muñeca. Aquel acto lo hizo mirarla con sorpresa y la adrenalina golpeando sus venas, tenían segundos para salir de esa fuente. Sin embargo, la Hado sonreía abiertamente y lo obligó a quedarse ahí, y justo en ese momento el agua salió de los agujeros, mojandolos. El agua estaba fría pero en unos segundos descendió. Él buscó salir nuevamente, tirando de la mano femenina pero fueron alcanzados por el agua. La fuente tenía luces azules y moradas que estaban sincronizadas con el espectáculo de luces. Ambos se movieron por la fuente intentando huir del agua pero eran alcanzados. Nejire reía a carcajadas con el agua escurriendo de su rostro hasta que luego de unos intentos Tamaki se unió a ella, riendo. Hasta que finalmente lograron salir, mojados y riendo ante sus intentos patéticos de no ser mojados. Ambos frente uno del otro y finalmente de fondo el primer fuego artificial estalló en el cielo.
Nejire alzó la mirada fascinada y Tamaki la imitó, viendo el segundo fuego de colores rojos llenar el cielo. El cielo era iluminado intensamente y Tamaki desvío su mirada, contemplando a Nejire Hado a su lado, sonriendo al ver el espectáculo. Su cabello ligeramente mojado y las gotas descendiendo por su rostro...y la manera en que las luces del cielo iluminaban su rostro...era hermosa. El revoloteó en su estómago apareció al considerar la facilidad con la que ella lo tocaba o sujetaba su mano. Si tan solo pudiera imaginar lo que le causaba con que lo miraba y aún más que sus manos se estrecharan. Aún sentía su mano picar por la calidez de la mano femenina.
—Es hermoso...— Nejire mencionó al ver el cielo totalmente iluminado por varios colores.
Tamaki no podía dejar de verla.
—Si, lo es. — Pero el no estaba hablando de los fuegos artificiales.
Aún así de obligó a mirar el cielo, deleitándose de ese último momento juntos, esperando que no terminara nunca.
Por su parte Nejire desvío su atención para ver al hombre a su lado. Las gotas de agua en su cabello que brillaban por las luces y esa pequeña curvatura en sus labios que eran una ligera sonrisa. Si ella no lo conociera y lo hubiera visto en la calle de esa forma... ella realmente hubiera quedado encantada. Se veía tan apuesto, presionó sus labios intentando pensar que era un amigo. Nunca había negado que podía ser atractivo, solo que su personalidad tímida junto con la personalidad aplastantemente brillante de Mirio lo opacaban, pero al estar ahí, Tamaki Amajiki centellaba intensamente.
Y Nejire se reprendió mentalmente de pensar algo como eso.
Colocó su bolsa en el casillero que se le había asignado en el hotel, cerrándolo adecuadamente. Solo había tomado su móvil.
Tenía el turno de la tarde y había llegado a tiempo. Por lo que se tomó su tiempo para revisar su teléfono mientras caminaba hacia la recepción. Sonrió al ver un mensaje del chat de Amajiki.
"¿Estás bien?"
La noche anterior luego de los fuegos artificiales Tamaki la había mandado a casa en un taxi a pesar de que ella insistió en que ella lo haría. Se había mostrado un poco nervioso al verla mojada y no tener él un abrigo que darle cuando el aire frío sopló, él se había mojado tanto como ella. Por lo que ese mensaje era su forma de asegurarse de que estuviera bien.
Tamaki era tan atento.
"Si, ni rastros de gripe ¿Tú estás bien? ¿Todo bien en la batalla en la cocina?
Esperó unos segundos antes de ingresar a la recepción para ver si respuestas.
"Hace mucho que no me he accidentado en la cocina"
Nejire levantó una ceja, curiosa de que accidentes podría haber tenido. Le preguntaría la próxima vez. Salió del chat luego de mandar un emoji, visualizó el chat de Shinso, ella siempre solía desearle buenos días, pero después de aquel mensaje donde se excusaba por trabajo, Shinso solo le había mandado un par mas más avisando que había salido del trabajo, deseándole buenos días y preguntando que hacía. Nejire no había respondido, un poco dolida aún por lo que pasó. Aún sin ganas de hablarle guardó el móvil.
—Nejire....
Descubrió una sonrisa amplia en su compañera y como señalaba algo. Siguió el dedo de su compañera encontrándose un gran arreglo de flores, más específicamente de gerberas, sus flores favoritas.
—¿Y esto?
—Acaban de llegar, son para ti. — Mencionó divertida Nemuri.
Nejire emocionada se acercó hasta el arreglo tomando la tarjeta que estaba ahí.
" Ni la belleza de una luna llena ni de todas las flores del mundo se compara con la tuya.
Shinso"
—¿Lo dices en serio? Hombre, no sé tú pero es el momento de dar ese paso.
-¿Paso?
Mirio caminaba a su lado, irían a comer a la cafetería cercana, luego de llevar varias horas sin parar en el trabajo. Podrían salir por la parte trasera que estaba más cerca pero Tamaki tenia razones para ir a la recepción, sabía que Nejire había empezado su turno.
—Es momento de actuar con Nejire y dejar todo esto de ser o no Suneater, me suena a qué esto podría ser más que amigos.
Tamaki escuchó al rubio y se sonrojó al recordar sus propios pensamientos sobre querer estar más tiempo con ella en el festival. Mirio estaba yendo bastante rápido, de que algo mas que una amistad podría suceder. Aunque la idea era tentadora y sabía que no de atrevería, se entusiasmó de considerar que ella podría estar interesada. Desvió la mirada de su amigo, solo quería disfrutar el tiempo que tendrían pero aún así su ente estaba yendo muy lejos.
La sonrisa en su rostro desapareció cuando estando de pie en la recepción vio a Nejire frente a un gran arreglo de flores y como giraba en su lugar, encontrándose con Shinso con traje y las manos en los bolsillos.
Y finalmente la fémina se acercó con rapidez desapareciendo la distancia y abrazando a Shinso con efusividad. Mirio maldijo por lo bajo, pensando en como había podido decir algo para apoyar a su amigo y que eso sucediera. Por su lado Tamaki sintió su pecho estrujarse dolorosamente mientras un idea resonaba en su cabeza. La forma en que todo el rostro de Nejire se transformaba al ver a Shinso, con las mejillas sonrojadas y una amplia sonrisa mientras lo abraza. Al darse cuenta que cuando él había considerado dar un mínimo paso significativo...Shinso había dado cinco más. Tragó saliva al considerar que no importaba los pasos que diera, no iba a ganar eso, era algo que ya estaba perdido.
Él ya no era el Suneater de Nejire, él mismo de lo había entregado a Shinso y no había vuelta atrás.
Me siento contraríada con este capítulo lo ameeeeeeee tanto pero ese final es..desalentador. Pero la frase final engloba el porque de todo esto.
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