Everyside

Las nubes coloridas entremezclándose, las risas de fondo resonando como un eco, casi como un susurro. Hojas rojas cayendo de los arboles, el sol pasando entre las hojas del árbol, bañando su piel en una caricia delicada y cálida.

Una mano extendiéndose hacia su dirección, una pequeña, con una paleta azul en señal de ofrecimiento y la pequeña Nejire sollozando, sentada en el suelo.

"Es azul, como tu cabello"

Aquella sonrisa se vislumbró a pesar de que el rostro se veía borroso, pero pronto aquella difusión se aclaraba.

Luces, colores y un remolino con ecos resonando.

Gotas saliendo de sus ojos, sentada en la cama, sin poder controlarse ante la situación que atravesaba. Un sonido a sus espaldas haciéndola girar, para ver las puntas de un cabello índigo y un rostro de perfil. La imagen se difuminó, moviéndola a otro escenario, ella debajo del árbol, leyendo una de aquellas cartas que eran su único sustento emocional en el orfanato. Desvió su mirada un instante para ver a aquel chico caminando hacia ella y deteniéndose al verla, con cierto pánico en su rostro y retrocediendo. Y aquel chico una y otra vez junto a Mirio, el voluntario del orfanato. Siempre juntos, riendo entre ellos a pesar de que aquel chico no hablaba con nadie más que con Mirio, se veía particularmente animado con Togata.

Luces, colores y un remolino con ecos resonando.

La escena se difuminó y cayó en aquella fila de la comida en el orfanato, encontrándose de frente a aquel chico, quien abrió los ojos abruptamente al verlo y soltó la cuchara de forma dramática, lo cual le pareció tan gracioso a Nejire. Pero el puré logró alcanzar la mejilla del chico que quedó tan rojo, hasta las orejas. Nejire pensó que se veía tan adorable, por lo que se animó, ignorando las risas del fondo, a estirar la mano y tomar el puré, para llevárselo a la boca. Era suave y cremoso, casi tan bueno como el que hacia su madre.

Se sentó en una mesa, junto a una chica que estaba en su mismo dormitorio, quien parloteaba de algo a lo que no estaba prestando atención.

—¿Quien es el chico que siempre esta en el área de servicio?

La chica siguió la mirada de Nejire, visualizando a Togata bromeando con el chico de cabello índigo.

—Amajiki, Tamaki, creo que uno de los que lleva más tiempo aquí, aunque muy extraño, no habla con nadie más que Mirio, es muy pesado.

Nejire volvió su mirada hacia el chico detrás de la barra, que sonreía tan calídamente que no podía creer en aquellas palabras.

--

Sus ojos se abrieron súbitamente, le llevó un par de segundos percatarse que estaba en su habitación, recostada en la cama que tenía hace años. Las imágenes revoloteando en su mente con fuerza.

Todo había sido confuso, solo podía estar segura de algo, de la presencia de Tamaki Amajiki.

Recordó aquella primera vez que lo había visto en el hotel y como su rostro de alguna manera...le había resultado familiar y cuando mencionó su nombre tiempo después, le quedó aquel sabor en la boca de que aquel nombre le resultaba tan...conocido de algún de lugar. Y aquel sueño le había dado claridad. Él le había confesado tiempo atrás que él la había visto llegar pero de alguna manera Nejire no había podido recordarlo, tal vez porque había bloqueado su estadía en el orfanato. Lo único que recordaba con total claridad eran sus tardes escribiendo o leyendo las cartas que le enviaban.

Pero Tamaki siempre había estado ahí, en todos lados.

Aún cuando ella no había entrado al orfanato, antes de que la calamidad cayera en su familia, se habían encontrado en aquel parque. Y él le había ofrecido aquella paleta, misma que en el presente le había ofrecido de la misma forma. Todo parecía conectarse en su mente. De la existencia de Tamaki en su vida. Aún diez años después, aquella primera vez en el hotel, recordaba el rostro de Tamaki aquella ocasión, tan pálido que en ese momento ella no había entendido porque. Cualquiera que volviera a ver a alguien que no esperaba ver de nuevo reaccionaria de esa forma.

Y aquel comportamiento de Tamaki rehuyendo de ella al inicio...tenía sentido. El no querer enfrentarse a ella. Y él había estado en cada ocasión que le pidió a Mirio que la contactara con Suneater. Todos los recuerdos entre ellos vinieron en su cabeza, y aquel espectáculo de verlo en la cocina, tan diferente, dominante, sin tartamudear y seguro de si mismo. La primera vez que lo había considerado atractivo o la primera vez que lo admitió, porque la realidad es que pudo notarlo desde el inicio. A pesar de que ella se había encontrado con "Suneater" de alguna manera ellos habían terminado llevándose bien y ella inevitablemente...comenzó a verlo mucho más que como un amigo ¿cuando? No estaba segura, solo podía recordar su corazón latiendo al verlo, acercarse y verlo sonreír de forma tímida. Y la manera en que disfrutaba verlo sonrojar por ella. Se había enamorado sin medida y sin restricciones, su propio corazón y el destino los había guiado hasta encontrarse.

Y aquello provocó un dolor asfixiante en su pecho. Al recordar lo que había pasado unas semanas atrás. En su cumpleaños, en como él al fin había confesado lo que lo había hecho retroceder todo ese tiempo. El miedo a que ella no encontrara al Suneater que imaginaba. Recordaba en sus cartas al propio Suneater mencionar una familia y varias situaciones que podrían conducir a pensar que estaba lejos del orfanato. Aunque eso podría entenderlo ¿quien quería decir que era de un orfanato? Pero...el hecho de como él se percibía como dos entes diferentes y como aquella inseguridad había llevado a complicar las cosas hasta que ambos salieran dañados.

Era algo que estrujaba su corazón, de que ni ella ni las circunstancias fueran suficientes para que Tamaki fuera honesto, para enfrentarse a todo eso. Para luchar por ella.

¿Había idolatrado a Suneater? Posiblemente, lo había visto como su salvación de niña y lo veía tan fuerte, capaz y preciso. Quería ser como él, alcanzarlo. Un mensaje en su móvil llamó su atención y con el corazón latiendo dolorosamente, un nudo grande en su garganta que no podía tragarse y los ojos picando para drenar su corazón herido, una idea vino a su cabeza. Suneater había sido el causante del dolor que la embriagaba, el sentirse tan tonta, el ser engañada por su poco juicio, el que jugaran por ella, que no fuera suficiente, todo lo que había sucedido la estaba superando.

Por lo que no pensó demasiado antes de llamar, para terminar todo esto, deshacerse de aquella condena que la había encadenado todo este tiempo.

Tamaki se limpió la frente del sudor que le escurría por el calor aplastante que acogía su cuerpo. Dejó caer la cabeza hacía atrás un segundo, la espalda le dolía. Una vez que recuperó el aliento miró hacía el frente, sonriendo. Todo se veía perfecto, cada uno de los postres se veía exactamente igual. Sacó su movil y tomó fotografías, que subió directamente a la cuenta de Instagram que se había hecho para su venta de postres.

El trabajar en los banquetes le había abierto el panorama sobre la mesa de postres, la gente lo contactaba para varios pedidos desde postres frise hasta cosas más elaboradas como cheescake y finalmente su postre estrella, aquel que había creado al pensar en Nejire. Por lo que esa semana había sido una locura en los pedidos. Apenas había dormido y había tenido que renunciar a uno de sus trabajos, pidiendo algunos días en el de banquetes para cumplir con sus pedidos. Finalmente había terminado y solo quedaba empaquetar. El cliente llegaría pronto a recogerlo.

Su exceso de trabajo con los postres debía agradecerlo a que Mirio lo convenció de abrir esa red social para viralizar los postres. Y había funcionado. Eso y los clientes de los banquetes habían sido suficiente para mantenerlo lo suficiente ocupado durante esas ultimas semanas. Se sentía avergonzado de ser grabado por Mirio, más específicamente sus manos, mientras preparaba las cosas. Eso como estrategia de publicidad, pero había rendido frutos, además que su rostro había salido solo un par de veces.

Aunque a pesar del exceso de trabajo, cuando todo se tranquilizaba recordaba aquello que lo había llevado a todo eso. Una vez que terminó de empaquetar y que el cliente llegó por su pedido, Tamaki se metió a la duchaa, para que el agua caliente se deshiciera del sudor de su cuerpo. Mientras el agua corría por su cuerpo pensó en las llamadas que le había hecho a Nejire después de aquel día y como ella no las había contestado. Ese día de su cumpleaños cuando ella...admitió que lo quería.

Su corazón había latido desenfrenadamente ante sus palabras y el hecho de que Nejire Hado, la mujer de la que había estado enamorada gran parte de su vida...le correspondía los sentimientos. Y eso le impidió reaccionar cuando la vio alejarse. En su adolescencia había considerado que Nejire lo veía como un gran amigo, a pesar que él mismo la veía como algo más que una amiga y que algunas frases extrañas de Nejire le hacían hecho dudar, se había aferrado a esa idea. Sin embargo, cuando ella quiso verlo diez años después y el enterarse de que ella empezó a salir con Shinso pensando que era Suneater, la idea de que ella sentía mucho más que una amistad por Suneater lo aturdió.

Mucho tiempo se aferró a la idea de que eso había sucedido porque Shinso era mucho más seguro y bueno hablando, muy cercano a lo que Suneater era. Que Nejire estaba con Shinso porque cumplía con todo lo que él le hizo creer. Y que si él se hubiera aparecido...no hubiera sucedido eso. Solo hubieran sido buenos amigos. A pesar de los momentos que habían pasado juntos, aquella noche en el auto, ella confesado borracha que sentía curiosidad de sus labios y cada momento juntos...él se negaba a considerar que eso podría ser porque ella sentía algo. Eso era remotamente imposible para Tamaki.

Hasta que se habían besado en su habitación y eso lo confundió tanto...pero que no pensó demasiado en eso debido a lo que sucedió ese mismo día que anuló completamente el beso.

Sin embargo, aquel ultimo encuentro, en su cumpleaños cuando Nejire dijo que lo quería así como era y que si se hubiera presentado sin poder hablar lo hubiera amado tanto como ahora...lo había roto por completo. Su corazón estaba a punto de salirse y no podía encontrar su voz cuando la vio alejarse. Tamaki se había prometido a luchar por ella, para tenerla en su vida aunque solo fuera un amigo. Pero eso...cambiaba las cosas.

Aunque la idea de que ella lo quisiera...era tan irreal. Había dicho de que Suneater era él mismo pero Amajiki no se había sentido de esa forma nunca. La imagen de Suneater era algo completamente diferente...y que Nejire se enamorara del tímido, patético y ansioso Tamaki era...increíble.¿Qué era lo que ella había visto en él? No podía pensar en nada bueno en él aparte de saber cocinar.

Salió del baño con una toalla en su cintura, hasta su habitación, para colocarse alguna ropa cómoda. Quería descansar, por lo que una vez que se dejó caer en la cama y tomó su móvil, se sorprendió de ver el mensaje que tenía. Se quedó observándolo durante unos largos minutos.

—¡Ya estoy en casa! — Mencionó Mirio desde la entrada, pero sin recibir respuesta.

Se dirigió hacia la habitación de su amigo, encontrándolo en la cama totalmente absorto viendo su móvil y la duda sobre si eso era algo bueno o malo lo invadió.

—¿Sucede algo?

Lo vio sobresaltarse al verlo ahí, de seguro no lo había escuchado antes. Tamaki giró el móvil para que pudiera verlo y Togata sonrió ampliamente.

—¡Eso es grandioso!

Era un mensaje del administrador de Royaume Inn, que le comunicaba que el trabajo de chef principal era suyo si lo aceptaba. Le estaban devolviendo su trabajo después de que un mes atrás, un poco más que eso, había salido por la puerta trasera por su error.

— Pero...¿por que?

— Tal vez porque tus habilidades en la cocina son insuperables —Se sentó en la cama a su lado. — O tal vez porque Sasaki ha visto en redes sociales lo viral que te has hecho y te quiere de vuelta.

Mirio no lo diría en voz alta pero él se había encargado de decirle a Mirai del éxito que Tamaki estaba teniendo en la ciudad. Sabía que su amigo se había equivocado en dicho evento, pero solo había sido un error. Un error que no definía lo buen cocinero que era. Y de alguna manera había convencido a Mirai de que dejarlo ir era lo peor que podría hacer, considerando el éxito que había ganado el restaurante por él.

—No lo se...— Tamaki se sentía tan inseguro. —Ella..

—¿Nejire?

Tamaki asintió, desviando la mirada hacia el suelo.

—Las cosas entre los dos son...malas.

—¿Me dirás que sucedió en su cumpleaños?

Tamaki siempre era reservado con algunas cosas y más cuando eso involucraba a Nejire. Por lo que a pesar del tiempo transcurrido Mirio no sabía con precisión que había sucedido ese día. Había visto a Tamaki golpear a Shinso algo de lo cual se sentía realmente orgulloso pero lo que sucedió con Nejire después era un misterio. Por lo que escuchó a Tamaki hablar con lentitud y con cierta negatividad sobre lo que sucedió, hasta que se quedó callado.

— ¿Y dices que las cosas están mal?

— ¿No lo son?

— ¡Te ha dicho que te ama! Eso de ninguna forma esta mal —Movió sus manos con efusividad y una gran sonrisa. —Ella realmente solo esta esperando que hagas algo al respecto.

—¿Hacer algo? ¿Qué?

— ¡Demostrar cuanto la amas! — Se levantó emocionado.— Por lo que si no regresas a Royaume por las buenas...te arrastraré ahí.

Mirio salió del cuarto dejando a Tamaki con sus pensamientos negativos y dudas rondando su cabeza.

Una voz resonaba en la sala con fuerza ante la audiencia, declarando los acontecimientos y las pruebas que tenía en sus manos. Su mirada purpura iba y venía de lo que sucedía enfrente suyo y a su móvil, que estaba guardado en la bolsa de su pantalón.

No sabía ni porque estaba esperando una llamada al respecto. Aunque más que esperar, aquella sensación no lo dejaba tranquilo. De que debía hacer algo, debía...

Toda esta cuestión de Nejire se le había ido de las manos al grado de terminar totalmente embarrado y si aquello no fuera suficiente ¡Tamaki, el tranquilo Tamaki lo había golpeado! ¿Cómo todo eso había terminado de esa forma? Se suponía que él iba a ayudar a Tamaki pero al ver la forma en que Nejire lo veía y lo solo que siempre había estado, al grado de pensar que a nadie le importaba...le hizo desear aquello a lo que Tamaki parecía huir, aquello que no quería. Para él no tenía nada de malo el seguir con todo eso. Nejire necesitaba a Suneater, fuera real o no. Y Shinso la quería a ella ¿no?

Él se había atrevido a ir en contra del único amigo que había tenido en la preparatoria por estar con ella, sin importar el manchar su imagen.

Pensó en lo que Tamaki le había dicho sobre que nunca la había querido ¿estaba de broma? Él había estado para Nejire desde que se hizo pasar como Suneater, frecuentándola y dándole lo que ella quería. La había besado y todo su interior se había agitado totalmente. Él la veía y no podía evitar sonreír...¿eso era amor, no? ¿Traicionar a un amigo por estar con la persona que quieres no es amor?

"Tú jamas la quisiste o te molestaste en conocerla." Había dicho Tamaki...pero él lo había hecho ¿no? Pensó en las citas que había tenido con Nejire y como él se había concentrado en impresionarla...o como cuando ella hablaba del pasado terminaba desviando la atención a su trabajo o a alguna cosa. Y...no podía recordar ninguna ocasión donde él le haya preguntado su color favorito, su comida favorita o alguna preferencia. Intentó excusarse con la idea de que él no podía preguntar al respecto porque sería descubierto pero...aunque le disguste aceptarlo, lo único que sabe de Nejire realmente es que le gusta la comida mexicana y que amaba a Suneater. La cuestión de las flores era más que nada por que había leído las cartas.

Él jamas se esforzó en conocerla. Ante eso una simple idea viene a su cabeza ¿realmente la quiso? Las palabras de Tamaki se repetían en su cabeza una y otra vez

"Tú disfrutabas de la atención y el amor que Nejire te daba al pensar que tu eras Suneater. "

Pero él solo había hecho lo necesario para estar con ella, él...

—Las circunstancias de este caso son a falta de otras palabras, demasiado complicadas, pero he de confiar a su integridad y honestidad abogados, en cuyos cimientos cimentaron su carrera para sacarlo adelante y se haga justicia. — Las palabras fuertes del juez retumbaron en toda la sala, trayendo a Shinso de lo profundo de su mente.

Y la palabra honestidad, retumbó en su cabeza y lo carcomió.

Jamás, en todo el tiempo que llevaba de conocer a Tamaki, exactamente 7 años, hubiera esperado ver al Amajiki levantar totalmente el rostro y ver una expresión sería en cuestión de socializar. Y muchísimo menos el pensar, lo cual era totalmente absurdo, que podría enfrentarse a él de tal forma como había hecho en dos ocasiones y era impensable el que lo golpeara ¡No sabía que pudiera hacerlo! Siempre se mostraba tan débil y tímido que el golpe fuerte había sido una sorpresa. Le había sangrado la boca por dentro y si aquello había sido poco, la mirada de furia y decisión...

Era un Tamaki totalmente desconocido.

Aquellas palabras del juez trajeron a su mente el como le contó la historia de Nejire, antes de que aceptara hacerse pasar por él y como Amajiki había dicho lo importante que había sido para él Nejire. Y su mirada índigo dejaba en claro que lo seguía haciendo. A pesar de que parecía huir de encontrarse con ella, todo su lenguaje corporal decía lo mucho que le importaba y aún así...Shinso lo ignoró y decidió ir tras de ella ¿realmente había actuado bien?

Había apuñalado por la espalda a su único amigo y no solo una vez, sino que estaba dispuesto a deshacerse de él sin importar lo que tendría que hacer. Y esa imagen, le pegó fuerte.

Tamaki había sido su único apoyo en la preparatoria cuando todos huían de él por su familia. Amajiki le había repetido una y otra vez que él podía ser lo que quisiera si era honesto consigo mismo y seguía lo que desea. Siendo justo pero...él no había sido honesto con Tamaki y...hasta se había aprovechado de él.

Era algo que tenía muy presente pero que se había negado a aceptar, ignorando ese pensamiento. Él nunca tuvo un merito propio hacia Nejire, a pesar de que siempre quiso que ella lo quisiera como era, Nejire solo tenía ojos para Suneater. Lo cual era evidente porque a pesar de que ella sabía que él era "Suneater" se había enamorado de Tamaki...y él decidió jugar sucio.

—Tendremos un descanso de diez minutos.— Indicó el juez, levantándose.

Shinso se deshizo del sudor de su frente.

—¿Qué es lo que sucede? —Preguntó Tsunagu. —No estas prestando atención.

Era evidente el rostro aún más pálido de Hitoshi y su mirada perdida en todo momento. Shinso simplemente negó con la cabeza y fue al baño a lavar su cara antes de regresar a la corte. Enfrascándose de nuevo en el caso.

Shinso se sentía enfermo de repente, pensando en que su padre había sido un delincuente y que su excusa siempre había sido el hecho de hacer lo que fuera necesario y deshacerse de quien fuera para poder obtener lo que quería ¿Acaso era como su padre? ¿Aquel que tanto había odiado? ¿Del que había intentando escapar y enterrar durante toda su vida? La simple similitud le dio asco.

Un testigo subió al estrato y el interrogando comenzó o más que nada, el abogado contrario lo estaba hostigando, haciendo preguntas y preguntas dirigidas hacia el testigo. Tsunagu abrió su boca para oponerse, al ver hacia donde se dirigía todo eso.

—¡No! — La voz de Shinso resonó en la sala, antes de que se levantara y saliera de ahí.

Tsunagu lo alcanzó tomándolo del brazo, con los nervios y estrés de la situación sobre él.

—No puedo hacer esto, realmente no puedo.

— Daré un receso de cinco minutos, abogados, para evitar estas escenas. — El juez se levantó y desapareció por la puerta trasera.

Tsunagu siguió a Shinso fuera de la sala, quien se ve realmente mal y pálido. La idea de que se convirtió en su padre y que hizo cosas tan despreciables por simple satisfacción suya no lo dejan en paz. Solo quería irse de ahí.

—¿Me dirás que sucede? Necesitas volver ahí y necesito que estés concentrado.

—No puedo hacerlo.

—¿Sabes que si no entras ahí...todo esto terminará?

Shinso sabía que se refería a ser su asistente y su carrera futura como fiscal. Había conseguido ese sitio como su ayudante con gran esfuerzo y si él no se concentraba en ese momento...todo se terminaría. Pero la ansiedad en su cuerpo no lo dejaba tranquilo al entender lo que había hecho.

—Yo no merezco esto.

Shinso dio media vuelta y se alejó de ahí y Tsunagu no lo detuvo.

Dejó su bolsa en el casillero con un suspiro, había alcanzado a llegar a tiempo a pesar de que pensó que no lo lograría por la distancia, pero terminó corriendo al bajar del autobús y registrar su entrada. Pero al final había terminado de arreglar los asuntos pendientes que tenía.

Cerró la puerta del casillero, quedándose pasmada al ver a Amajiki Tamaki entrando por la puerta junto a Mirio. Sus ojos se encontraron un instante y él desvió la mirada, mordiendo con cierto nerviosismo los labios, con las mejillas sonrojadas, algo que hizo que el corazón femenino se agitara al verlo ahí, de esa forma tan adorable.

—Hola Nejire, ¡hoy es un buen día! — Togata sonrió mientras abría su casillero.

A pesar de que había escuchado al rubio, no había despegado la mirada de Tamaki quien estaba a su lado, con un gesto entre incomodo y...emocionado. No lo había visto desde su fiesta pero tenerlo ahí, le hizo sentir un deja vu, como aquellos momentos que antes habían compartido y lo feliz que ella se ponía al verlo cada día en el hotel. Su corazón se agitaba a pesar de que quisiera ignorarlo.

—¿Qué haces aquí? —Nejire vio a Tamaki fijamente.

—Me...han contactado de nuevo para regresar.

Desvió la mirada, acariciando su brazo con nerviosismo hasta que Nejire siguió su camino hacia la recepción, no sin antes voltearse de nuevo para ver al chef principal regresando a Royaume Inn.

—¡Ese ha sido un buen inicio!— Declaró Mirio pasando su brazo alrededor de los hombros de su amigo.

Tamaki levantó una ceja, preguntándose si Togata había enloquecido, eso más que bueno fue incomodo. Pero si algo debía admitir es que volver a verla, había encendido su interior. Por lo que regresó a la cocina con confianza siendo recibido con cordialidad por todo el personal. Se entregó a la familiaridad del lugar, a la rutina del hotel de los siguiente días y a dividir su tiempo para seguir con los pedidos de postres que tenía de vez en cuando.

Pero de alguna manera sus días mejoraron al ver a Nejire diariamente, al menos una vez. Ya sea en la recepción o en los casilleros del personal. Como en ese día que al llegar, tragó saliva parándose detrás de ella, hasta que volteó y Hado se asustó ante su presencia silenciosa.

—No te he visto...

—Lo siento...— Y le ofreció una caja que tenía en las manos.

—¿Qué es? —Lo miró dudando unos segundos.

—El postre que hice pensando en ti, es decir, lo cree contigo en mi mente, como inspiración no como nada malo — Hablaba de forma torpe, en su cabeza había sonado mejor.

Nejire lo tomó y Tamaki simplemente se alejó, reprendiéndose mentalmente por aquella forma incorrecta de expresarse. Si quería que todo estuviera bien entre ellos debía hacer algo mejor. Pero de verdad quería darle ese detalle. La fémina buscó en el paquete y vio el interior, despertando sus recuerdos. A aquel día, meses atrás, cuando Mirio le dio de probar aquel postre y ella había quedado totalmente fascinada. ¿Ese fue el día que él creó eso? De alguna manera se puso nerviosa y eso mejoró su día exponencialmente y más cuando degustó aquel presente delicioso que se derretía en su boca.

A fin de cuentas el esfuerzo de Tamaki de entregárselo, debía reconocerlo.

Fuera de aquel día, sus interacciones fueron mínimas en esos días, hasta que una cena importante estaba por llevarse acabo en Royaume Inn. Nejire fue la encargada, como recientemente había sucedido, de asegurarse de que las especificaciones del cliente se cumplieran, antes de que el administrador diera el visto bueno.

Entró a uno de los salones del hotel observando la disposición, visualizando la hoja de anotaciones que tenía en las manos. De ese lado podría colocar las mesas y un escenario que solicitaban pero la mesa de bocadillos...

—¿M-me necesitabas?

Nejire giró observando a Tamaki, observándola con aquel gesto nervioso tan representativo. Ella odiaba que aún siendo tan torpe socialmente...aquellos gestos seguían despertando cosas en su interior. Aún así se reprimió de acercarse y tocar sus mejillas ligeramente coloreadas.

—Solo para algunas consultas por los bocadillos.

Tamaki asintió, acercándose para ver las anotaciones de Nejire, mucho más cerca de lo que pretendía, pero señalando el croquis y el lugar exacto. Tal cercanía le permitió a Nejire percibir aquel olor masculino que no había sentido desde aquel beso en su habitación y su mente recordó aquel gesto imprudente donde ella quiso ver debajo de su uniforme de chef. Se sentía tan avergonzada.

Tomó su distancia de forma sutil, haciendo algunas anotaciones de lo que el chef principal le decía y el silencio llenó la sala.

—¿C-cómo has estado? — Preguntó Tamaki, ahí de pie, sin intenciones de moverse.

—Bien...con el trabajo encima. — Respondió por inercia. — Los postres que me has dado estaban deliciosos, no te agradecí por eso. —Sentía que debía decirlo.

Tamaki se rascó la parte trasera de su cabeza con una ligera sonrisa en el rostro.

—No ha sido nada. —Tamaki la miró sintiendo su corazón caliente e hinchado por poder hablar con ella. — Ha pasado un tiempo y no he podido preguntarte ¿cómo va la publicación de tu libro?

La ligera sonrisa en el rostro de Nejire desapareció al escuchar aquellas palabras. El recordar lo que ese libro había conllevado. Y lo que había hecho. Movió las hojas en su mano pensando en lo que debería decir, pero si no lo hacía en ese momento, a fin de cuentas se enteraría.

—No sé exactamente cuando lo publicarán, tal vez el siguiente mes pero...no me interesa. —Miró la tabla en su mano en un intento de huir de los ojos índigo. —He renunciado a los derechos.

Tamaki se quedó quieto mientras entendía aquellas palabras que habían sido pronunciadas y sus labios se abrieron en inercia por la sorpresa. Debía haber escuchado mal, realmente mal.

—¿Qué?

—Que he renunciado a los derechos del libro, los he vendido, ya no me pertenece.

Tamaki avanzó hacia ella en un deje desesperado y con el sudor bajando por su cuello ante lo que esas palabras significaba. Imaginó a una sonriente Nejire adolescente escribiendo emocionada sobre su sueño de ser escritora y como meses atrás ellos habían hablado de eso, con Nejire, y podía ver sus ojos brillar sobre eso. Recordó la vez que ella salió corriendo y lo abrazó diciendo emocionada que iban a publicarla...todo eso ahora era ¿nada?

—¿De que estas hablando? ¿Por que harías algo como eso? — Habló alterado.

—Por que Suneater es el causante de todo lo malo que me ha pasado.

Tamaki sintió como si aquello fuera una bofetada certera en su rostro y aún así, aquel sentimiento de decisión no había desaparecido de su interior. Por lo que cuando ella giró para darle la espalda se adelantó, sujetado su brazo y haciéndola girar, para que pudiera verlo.

—Tú sabes que eso no es cierto — El hablar por esas cartas era lo mejor que a ambos le había sucedido. —Puedes odiarme a mi, no volverme a hablar, me mantendré alejado pero no renuncies a esto.

Sus miradas chocaron con intensidad. Tamaki la contemplaba enfrascado en la ira de ver como ella estaba dejando ir todo lo que había querido. Él no permitiría que eso fuera así, aunque eso significara no volver a hablar. Nejire presionaba sus labios, conteniendo el caos en su interior, al ver la fuerza de la mirada índigo y como reflejaba la decisión que siempre pensó que tendría Suneater.

—Ya no hay nada que hacer, ya lo he hecho. —Se soltó de su agarre.

Nejire siguió con su trabajo, ordenando algunas cosas en el salón donde sería la comida y guiando a unos empleados que colocaban las mesas y demás cosas que fueran necesarias. No le prestó atención al chef principal que solo se quedó quieto, sin saber que decir e intentando comprender lo que Nejire había hecho. Y si eso seguía de esa forma, ella terminaría arrepintiéndose, como él lo había hecho y seguía lidiando con las consecuencias.

La mandíbula de Tamaki se tensó, dio media vuelta y salió de ahí, con su interior ardiendo de furia, sin la intención de permitir que Nejire arruinara su vida.

¡Estamos a un solo capitulo! ¿Estan listos para el final?

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