Sus ojos azules se abrieron adormilados, el sol entraba sin cesar al estar la cortina abierta. Se reprendió por dejarla abierta la noche anterior que se quedó hasta tarde escribiendo. Bostezó y se incorporó con lentitud tanteando el otro lado de la cama y encontrarlo vacío.

Se levantó, arrastrando los pies por el departamento, siempre era tan difícil levantarse cuando se dormía tarde. Un aroma agradable la animó más y guió hacia la cocina. Llegó a la barra desayunadora y apoyó ambos codos, observando al objeto de su total atención. Su piel blanca al descubierto de su amplia espalda, su cabello ligeramente despeinado. Algo que amaba de vivir juntos es que ya no tenía que recurrir a oler una chaqueta para poder recordar su aroma, toda la casa olía a él y su propia piel, estaba marcada con su aroma. Y más después de aquella noche donde él había besado todo su cuerpo y se habían sumido entre caricias y él susurrando en su oreja cuanto la quería.

Su corazón se hinchó al recordar todo eso y deseó que volviera a repetirse, pronto. Nunca tenía suficiente de él, a pesar del tiempo que había transcurrido.

—¿Te he dicho lo atractivo que te ves cocinando sin camisa?

Él se sobresaltó al ver la mirada traviesa de la mujer en la barra y se sonrojó, desviando la mirada y apartando la sartén de la estufa. Su intención era sorprenderla con el desayuno en la cama pero ella siempre terminaba por levantarse.

—Estaba por ir a despertarte.

—El despertar y no tenerte a mi lado siempre me hace salir a buscarte.

Tamaki la observó con su camiseta blanca puesta que le quedaba grande, su cabello despeinado que estaba recuperando su largo y sus labios curvados en una sonrisa angelical. ¿Podía ser más bonita que el día anterior? Inconscientemente él sonrió tan encantadoramente que Nejire sintió su corazón a punto de salirse, salió detrás de la barra y se acercó hasta él. Rodeó su cuello con sus brazos, Amajiki simplemente la recibió, colocando sus manos en su cadera.

—Estaré a tu lado todo el tiempo que quieras.

Nejire sonrió divertida al escucharlo decir algo tan romántico, aún después del tiempo juntos seguía acelerando su corazón con aquellas frases. Amajiki decía eso a pesar de que su destino había sido sellado tiempo atrás. Levantó su mano dejando ver la sortija en su dedo. Después de aquel encuentro en la editorial, Nejire no pudo esperar demasiado tiempo para aquello que ambos estaban esperando durante diez largos años. El compartir sus vistas el resto de su existencia, por lo que su boda se celebró unos meses después.

Ninguno de los dos estaba dispuesto a esperar más tiempo.

—Estoy dispuesta a que sea para siempre.

Él se inclinó para besarla, como un grito desesperado de su propio corazón de hacerlo. A pesar de que tenían cinco años juntos, ella despertaba tantas cosas en él, cada vez más intensas a pesar de vivir juntos. Lo hacía con unas simples cartas en su adolescencia pero el tenerla entre sus brazos, como algo real y tangible era un sueño del que Tamaki no quería despertar jamás. Toda su existencia había cambiado al conocerla, ella iluminaba su vida, siempre lo había hecho y el mismo destino los había encontrado tantas veces, desde antes de que se conocieran en el orfanato.

Pero esa era su realidad, él estar con aquella niña de cabello azul que llegó al orfanato llorando y que se metió en su corazón antes de darse cuenta. Con su dulce sonrisa, sin ningún respeto por el espacio personal. Rodeó su cintura con sus brazos, estrechándola más fuerte contra él.

Había demorado más tiempo del necesario, pero jamás volvería a dejarla ir, se aferraría a ella toda la vida.

¡Y con esto llegamos al final de esta historia! De verdad no saben lo que significa para mi llegar a este punto, considerando lo que este fanfic representa para mi en un futuro, pero de lo que hablaré despues. De verdad espero que lo hayan disfrutado y agradecería si pudieran darme sus comentarios generales o finales sobre que les pareció la historia, cada drama, el desarrollo y las emociones detrás. Además del drama final que no les permitía estar juntos.

Estare leyendo sus comentarios, de verdad muchas gracias por leer ¡os quiero!