Densidad


Tomó una de las charolas con los platos de comida y salió de la cocina hacía las mesas llenas de gente del local, maniobrando para que no se moviera demasiado. Una vez que alcanzó la mesa más cercana sirvió cada uno de los platos de forma automática, sin mirar a la gente. Cuando entregó el ultimo plato salió de ahí, para conseguir los nuevos platos.

Colocó la charola en la mesa y secó el sudor con el pañuelo que cargaba en la bolsa, dejando salir una exhalación cansada. No podía quejarse demasiado, cuando toda su experiencia laboral lo había resumido a terminar en una banquetera de comida, como mesero.

Después de aquella desastrosa noche en el evento del dueño del hotel, el hecho de que estaba desempleado se abrió con rapidez en su interior. No tendría un ingreso monetario lo cual lo ponía en un aprieto enorme. Cuando Mirio y él consiguieron un buen trabajo en Royaume Inn el mudarse a un sitio mejor, a pesar de ser caro, no fue un impedimento, podrían permitírselo, pagando a partes iguales. Adicional de los servicios, comida y demás cosas, subsistían de forma adecuada con su sueldo, al ser sustancioso. Tamaki había ahorrado una parte de su sueldo cada mes, por lo que tenía un ahorro de respaldo por cualquier eventualidad. Pero no podría sobrevivir de eso mucho tiempo, tendría que buscar trabajo. Mirio le dijo que no se preocupara con los gastos, que podría ocuparse mientras él conseguía algo, pero Tamaki no quería eso.

Lo había ayudado al salir del orfanato y dejarle todas las cuentas esfumaría gran parte de su sueldo.

Por lo que las semanas siguientes se dio a la tarea de encontrar un trabajo, con la ingenua esperanza de que no sería complicado. Recordaba que le habían ofrecido trabajo algunos de los empresarios que habían ido a Royaume a comer en algún momento. Por lo que buscó contactarse con ellos los primeros días. Lo que Tamaki no previno es que aquella desastrosa noche con Mirai fuera de dominio publico. Por lo que al llamar a cada persona, el trabajo se le fue negado o salían con alguna excusa. Era oficial, su renombre había desaparecido y había sido hundido en el mundo gastronómico, lo cual entendía.

Pero lo dejaba extremadamente ansioso, al sentir que todo el avance que había tenido en esos años se había esfumado por un error. No tenía nada, él..se sentía realmente perdido. Sin saber que hacer y con las facturas llegando. Todo lo que había construido no estaba y...debía empezar de cero. Los recuerdos de sus inicios despertaron sus pensamientos negativos y con esas ideas latentes, salió a buscar algo de mucho menor nivel, cualquier cosa que encontrara. Dedicó algunos días a eso, hasta que consiguió una entrevista en linea. La parte positiva era que era en el giro alimenticio, una banquetera de alimentos. Lo malo, que él sería meramente un mesero, el único trabajo que tenían y le habían ofrecido. Por lo que terminó aceptando sin protestar.

La charola que tenía enfrente terminó llena y se dirigió al resto de las mesas, escuchando la demanda de las personas y obedeciendo. Cada día llegaba muerto a casa por el trabajo físico, no es que no estuviera acostumbrado a moverse, en Royaume lo hacia siempre. Pero esto era diferente, era obligado a adentrarse entre montones de personas con "comentarios", "sugerencias" o peticiones absurdas. Eventualmente la dinámica en un restaurante y una banquetera es diferente. Él había tratado con gente difícil en el hotel, pero jamás se habían quejado de su comida. La gente de ahí era...demasiado.

Por eso llegaba a casa escurriéndose en su cama, con la energía drenada por tanta gente y la paga realmente era tan poca, en comparación con su antiguo trabajo. Por lo que tenía que aceptar dos eventos por día para intentar acercarse un poco a su parte de la renta y solo era la mitad... O cuando no había dos eventos, tenía un segundo trabajo de entregas por la noche en una pizzeria. Terminaba llegando en la madrugada y apenas dormía un par de horas. Aún así  se levantaba cada mañana con desgano para dirigirse al trabajo o mejor dicho, trabajos.

Su suerte cambió un poco aquella semana, cuando en uno de los eventos, el cocinero enloqueció discutiendo con el organizador y salió de ahí. Por lo que necesitaban un remplazó y él simplemente se ofreció. Lo cual iba en contra de toda su personalidad pero no podía dejar ir esa oportunidad. Por alguna razón el organizador y el mismo dueño de la banquetera (que era como una red de varios locales donde realizaba eventos y por eso podía tomar varios eventos en un día) ignoraban que era chef y uno que había trabajado en uno de los mejores restaurantes. Por lo que al inicio se mostraron dudosos de lo que decía, al verlo tímido y desviar la mirada de vez en cuando.

Sin embargo, sin muchas opciones, le permitieron meterse a la cocina.

Tamaki se sentía realmente nervioso, hace un par de semanas que no cocinaba como tal y la situación con Mirai le había dejado un mal sabor de boca, aquella sensación de fracaso que no había sentido jamás al cocinar. Por lo que con nerviosismo vio alrededor de la cocina, para ver la situación en la que se encontraba todo, podía escuchar el sonido de su corazón en sus orejas, tan nervioso como su primer día en Royaume. Una vez que evaluó todo, cerró los ojos y suspiró, había tocado fondo en todo los ámbitos de su vida. Había perdido su trabajo y a la mujer que amaba, no podía arruinarlo de nuevo. Por lo que cuando abrió los ojos, se puso manos a la obra. Ordenando a las tres personas que estaban en la cocina para rescatar el evento.

Los platos comenzaron a salir en el tiempo debido, Tamaki se sentía que volaba, totalmente en su dominio, sus dedos cosquilleaban al tomar las cacerolas, servir las pechugas en los platos y él adornandolos de una manera elegante y pulcra. Adicionando cosas al relleno y una salsa encima, cosas que no estaban en la receta. Pero él no necesitaba recetas, él se dejaba guiar por lo que sentía. El evento avanzó de forma maravillosa, al punto de que felicitaron al organizador por la comida.

—¿Donde me dijiste que trababas antes?

—Royaume Inn...— Dejó los platos que había estado lavando, faltaba muchas manos en el sitio.

—¿Y qué eras ahí? — Preguntó el organizador levantando una ceja, conocía el sitio por las buenas criticas, aunque nunca había tenido los medios para ir. Era difícil conseguir una reservación.

—El chef principal. —Mencionó desviando ligeramente la mirada.

El hombre observó al que antes había sido su mesero durante esas semanas ¿él era el que llevaba la cocina de uno de los mejores restaurantes ed la ciudad? Su postura y la manera en que movía sus manos lo dejaba bastante en duda...pero la forma en que se había movido en la cocina y dirigido a la gente...había sido totalmente asombrosa. Como si tuviera dos personalidades, aunque...si era cierto lo que decía, no lo dudaba. No cualquier podía llegar a ser el chef principal de restaurantes así. No quiso preguntar como alguien con su experiencia había terminado ahí, no le interesaba.

—Bien, te necesito en la cocina desde ahora.

Tamaki sonrió emocionado, eso significaba que había hecho las cosas lo suficiente bien para ser ascendido. Su sueldo mejoró un poco y el recuperó la confianza que había perdido. Por lo que se entregó en su trabajo totalmente, cambiando recetas y él mismo sugiriendo un nuevo menú. Los buenos resultados siguientes facilitaron que él hiciera cambios y adicionara algunas recetas suyas. Como aquel último postre que había creado en Royaume.

El postre que había hecho pensando en Nejire.

El pensar en eso trajo el último recuerdo que tenia de la fémina, en aquel frio elevador. Su espalda alejándose y sintiendo las nauseas producto de la ansiedad de perderla. Aunque la realidad es que nunca la había tenido, pero había existido una amistad. Eso en algún momento había sido suficiente para él pero...luego él quería mucho más. Tal parecía que eso había sido su condena, aunque la realidad de todo fue su inseguridad.

Se había decidido no volver a echarse para atrás con ella...aunque en esos últimas semanas, él había tomado su distancia. Lo suficiente para arreglar su desastrosa vida, luchando para pagar renta y poder comer. Pero de alguna manera...sentía que ese tiempo era necesario. Las cosas con Nejire habían estado tan tensas...aun recordaba la forma en lo había mirado. Y él mismo se sentía realmente mal al respecto, de haber dejado que todo eso llegara a ese punto. Un poco de espacio enfriaría las cosas o eso esperaba. Además que primero debía arreglar su situación financiera. Y aquel ascenso facilitó las cosas.

Gente de los mismos eventos lo buscaban en privado para banquetes más pequeños en sus casas o para realizar encargos de postres, más específicamente del que había hecho para Hado. De alguna manera se hizo lo suficiente popular para tener que prepararlos en casa, y realizar entregas a domicilio. Con su trabajo de cocinero y de la venta de postres, trabajaba de repartidor los fines de semana, las cosas mejoraron, pudo estabilizarse monetariamente.

Todo parecía ir bien o intentaba aferrarse a esa idea, sin que sus pensamientos negativos lo consumieran.

La puerta de su habitación se abrió, revelando a Mirio con una bolsa de comida en las manos, él solía comprar comida ya que Tamaki no contaba con el tiempo suficiente para cocinar u ocuparse de cualquier cosa que no fuera trabajar. Por lo que se sentaron a comer en la pequeña mesa, Mirio contando algunas cosas en el hotel, situaciones y sus quejas de no poder obtener comida ahora que su amigo no estaba ahí, en modo de juego.

—¿Y...que tal esta Nejire? — Mencionó Tamaki después de un largo silencio.

Por supuesto que estaba preocupado por como estaría. Las cosas la ultima vez con ella no resultaron bien y la falta de contacto entre ambos, le generaba ansiedad por saber como estaría.

—Ella esta bien, aunque tal vez un poco menos amable o al menos conmigo. — Mirio mencionó.

Tamaki tomó el resto de los fideos en su plato y jugó con su ellos con su tenedor. Se reprimía bastante para preguntarle a Mirio cada día. Sabía que sería demasiado molesto hacerlo, además que estaba enterado que la relación de ambos no iba más allá de un par de palabras. Sin embargo, él no poder verla durante tanto tiempo, cuando antes la veía a diario, le hacía sentir tan inquieto.

Por lo que se veía preguntando cada determinado tiempo. Sin embargo, una duda no dejaba de darle vueltas en todo ese tiempo.

—¿Sabes si aún esta con Shinso? — Lo soltó, sorprendiéndose el mismo de poder decirlo. Aquello que tanto le había dado vueltas salió sin más de sus labios y se reprendió mentalmente, hundiéndose en su sitio.— Olvídalo.

Ella a fin de cuentas se había enterado de la verdad, pero él no había tenido contacto con Shinso desde aquel entonces y no podría enterarse de otra forma. La idea de que estuvieran juntos...

—No lo creo. — Mirio se llevó el último bocado a su boca. — Ella sabe que tú eres Suneater ¿porque seguiría con él? — Escuchar eso calmó la ansiedad de Tamaki, solo un poco.

— Yo, no lo se...podría ser...— Estaba tan inseguro al respecto.

Algo le decía que Shinso no dejaría ir a Nejire tan fácil, a fin de cuentas él fue el que decidió seguir con todo eso desde el inicio.

—Nejire no seguiría con él después de descubrir todo su engaño ¿o acaso dudas de ella? — Dio un trago a su bebida. Tamaki sabía que tenía razón, Nejire no era del tipo de personas que seguirían en todo eso. — Además que...de alguna manera eso me huele mal.

—¿Qué?

— No se, pero todo esto de que Nejire pensando que eras un acosador. —Sacudió la cabeza. —Siento que Shinso pudo tener algo que ver.

Tamaki lo miró fijamente ¿Shinso metido en eso del tema del acosador? La realidad es que Nejire jamás había sido detallista con ese tema, solo podía adivinar que el encontrar las cartas en el cuarto de Tamaki de alguna manera la llevó a pensar que él era un acosador, algo que él jamás entendió ¿Por que pensaría algo así? Lo normal sería que eso demostrara que era Suneater pero de alguna manera....aún así Amajiki se negaba a pensar que Shinso tuvo algo que ver en eso.

—No lo creo.

— Tampoco deberías descartarlo

Mirio terminó levantándose, dejando a Amajiki con aquella idea rondando su cabeza. Shinso jamás sería capaz de algo tan bajo ¿O quizá...?



Nejire contempló su móvil torciendo la boca al ver los mensajes entrantes, nuevamente era Shinso, como cada día. Él no había dejado de mensajearla desde su último encuentro en un intento de arreglar las cosas. Y por otro lado Tamaki no la había contactado.

Dos extremos tan diferentes y la realidad es que a Nejire no le importaba ninguno.

Aún le costaba creer que todo terminara de esa forma, tan catastróficas. Si ella no hubiera entrado al hotel, su vida hubiera continuado tranquila. Ahora aún sentía el mar de confusión y decepción. Ella siempre se había dejado llevar por las cosas y tal parecía que eso había jugado en su contra. Aunque no había sido todo su culpa, le habían hecho creer tantas cosas. Shinso queriendo recuperar algo que estaba perdido y Tamaki simplemente había desaparecido. Desde aquel día del elevador. El hecho de que no la buscara le había un sentimiento confuso en su interior. Había obtenido paz de su parte pero... ¿la insistencia de Shinso no significaba que le importaba tanto que quería arreglar las cosas? Si eso era así, Tamaki realmente estaba huyendo de todo eso y ella no podría interesarle menos. Algo que había demostrado en todo ese tiempo.

Y por lo mismo no quería saber de ninguno de los dos, por lo que borró la notificación de Shinso y se concentró en el mail que le acababa de llegar. De la editorial, había dejado de lado toda la cuestión de su libro. Aquel libro que había sido la ilusión de su vida y donde había plasmado tanto en el de ella misma y de Suneater, lo cual ahora resultaba ser...una burla total. Por eso deslizó el correo, no tenía cabeza para eso, necesitaba determinar que era lo que haría. Algo que a pesar del tiempo transcurrido no había podido aclarar.

Entró a la recepción encontrando a Kaina y Nemuri hablando con Mirio, que al verla los tres guardaron silencio, lo cual era realmente extraño. Aunque decidió no darle importancia, llegando al mostrador que compartían, que era de caoba.

— Mirio...¿Y que tal va Tamaki? —Nemuri habló en un intento de disimular y sacar el primer tema que se le había venido a la cabeza.

Escuchar ese nombre hizo que Nejire dejara de hojear los informes en sus manos y levantó la mirada un instante, viendo al rubio haciendo un gesto un poco...extraño.

—Digamos que no es su mejor momento. —Agregó antes de ponerse erguido y sonreír. — Es momento de que me vaya, nos vemos luego.

El rubio simplemente dio media vuelta y desapareció entre los pasillos del hotel. Las recepcionistas se enfrascaron en su trabajo y Nejire se sintió...extraña ¿acaso había algo que no querían que supiera? No estaba segura pero eso fue sumamente extraño, aún así se centró en su trabajo. Hasta que su turno terminó, los días en el hotel era de esa forma. Trabajar sin pensar demasiado en nada y regresar a casa.

¿Cómo su vida fue resumida a eso?

Abrió su casillero con desgane cuando vio una cabellera rubia y unos ojos azules mirándola mientras sonreía. El hombre cerró su casillero y se acercó hasta ella, apoyando su brazo en el borde del casillero.

—¿Qué tal Nejire? — Le sonreía tan cordialmente que parecía que nada había sucedido. — Siento que no hemos hablado en un tiempo.

— Todo bien.

La realidad es que habían hablado hace unos días, él le había preguntado exactamente lo mismo. Y ella le había respondido de la misma forma Esa era su dinámica desde hace un tiempo. Nunca habían sido los mejores amigos, ni aún cuando estaban en el orfanato, cuando él intentaba hablar con ella en todos los sentidos y ella simplemente lo evitaba. Hace unos meses su relación era mejor, como las tardes que se reunían en su departamento para jugar. Pero Nejire sentía que eso podría ser porque tenían a alguien en común entre ellos que de alguna manera los había unido.

Y la imagen mental del Amajiki le hizo recordar que no sabía nada de él en más de un mes y tenía aquella sensación extraña. Junto con lo que Mirio había dicho en la mañana...habló sin pensar.

—¿ Y Tamaki como —Preguntó desviando la mirada hacia el suelo, mordiendo ligeramente su labio, reprendiéndose por decirlo.

Mirio la observó un instante con expresión sería y al final sonrió de forma condescendiente.

— ¿Por que no le preguntas directamente? Creo que se animaría mucho si lo hicieras.

Nejire lo miró al rostro, con aquel gesto agradable que solía usar con todos y regresó su vista al casillero. No sabía que clase de respuesta esperaba de parte de Togata, tal vez una pista. Aunque había sido parte de su culpa por preguntárselo. Se suponía que no le interesaba pero no había estado tranquila desde la mañana.

—Yo se que todo esto ha sido realmente complicado, Nejire. — Ella se sorprendió del cambio de su voz, a uno más serio. —Yo fui el primero que le dejé en claro que esta locura era un error, pero Tamaki realmente quiere arreglar las cosas.

Nejire pensó en el hecho de que él no la había buscado en todo ese tiempo. Aquel día en el elevador, viendo a Tamaki pidiéndole que no se vaya, toda aquella barrera que ella había puesto casi había caído. Casi. Todo su interior se había agitado y se obligó a si misma a dar la vuelta y salir de ahí. Porque el peso de lo que había hecho Tamaki aún seguía ahí y el hecho de pedirle que se quedara a su lado no era suficiente. No cuando él la había entregado tan fácilmente.Pero si él la hubiera seguido en ese momento, ella sabía que hubiera cedido indudablemente, él la hacía tan vulnerable. 

— Él no ha llamado. — Dijo. —Si realmente quisiera arreglar algo, lo hubiera hecho.

Mirio la observó y apoyó la espalda en el casillero, había sido un día cansado y solo quería irse a casa, pero ese comentario fue demasiado para seguir reprimiéndose.

—Se que Tamaki no actuó de la mejor manera pero no eres la única que la esta pasado mal. —Mirio realmente quería entenderla pero era evidente que vería por su mejor amigo. —Tamaki perdió el empleo por el que trabajó durante años y lo tuyo salió realmente mal.— Su rostro estaba realmente serio, casi enojado. —Apenas lo veo al verse obligado a tener tres empleos para poder cubrir su parte de los gastos de departamento porque ningún otro restaurante quiso contratarlo y...— Se movió inquieto en su sitio. — ¿Y sabes que es lo único que lo anima cada día a seguir con todo esto?— Sonrió de forma irónica y la miró significativamente — ¿ o no adivinas porque siempre estoy preguntándote como estas? —Su voz subió un poco, estaba realmente frustrado de lo complicado que ambos estaban haciendo esto. —Así que tal vez no ha llamado porque ha tenido que reconstruir su vida o porque aún piensa que lo odias y no le das el acceso que necesita.

Nejire mordió el interior de su mejilla al recibir aquellas palabras como una bofetada, por el tono de ira reprenda que utilizó Mirio y por imaginar la forma en la cual se encontraría Tamaki.

—Tú siempre dijiste que Suneater te sacó de la oscuridad en el orfanato, lo cual es parte de la verdad. — Sonrió con melancolía. — La realidad es que tú sacaste a Tamaki de aquella oscuridad que siempre estuvo abrazando, hasta que te conoció. —Sacudió la cabeza. —Él no ha sido el único que ha actuado mal ¿o acaso no fuiste consciente del efecto de tus palabras en él? 

Mirio torció la boca, había hablado de más guiado por la impotencia de no hacer nada. Pero la realidad es que aunque sabía que Tamaki tenía gran parte de culpa, Nejire igual, al actuar tan testaruda. Tenía el derecho a estar enojada, pero ese enojo perjudicó a Tamaki más que nadie. Ambos estaban siendo tan idiotas. Antes de decir cualquier cosa, dio media vuelta y salió de ahí.

Nejire se quedó quieta mirando su casillero, contemplando aquella fotografía la fondo que jamás había descolgado, de ella y Tamaki en la feria y su corazón se estremeció dolorosamente.



Vio a su amigo en la puerta de su cuarto, con una sonrisa en el rostro, aquella que siempre ponía cuando se salía con la suya o tramaba algo.

— No creo sea buena idea.

Togata casi giraba los ojos al escuchar las palabras de su amigo. No esperaba una respuesta diferente pero tenía una esperanza de que no fuera a complicar las cosas.

—¿Sabes que tienes que ir? Es su día a fin de cuentas.

Tamaki se deshizo de los zapatos negros que había estado usando todo el día, los pies le mataban. Finalmente se quitó los calcetines sin mirar a su amigo en la entrada de su cuarto esperando una respuesta.

—¿No estabas esperando ansioso este día?

Ambos miraron el paquete que tenía en el escritorio, Tamaki sintiéndose atrapado por los rápidos pensamientos de su amigo.

— Si, pero...

—¿Pero? ¿Cuánto tiempo esperaras para hacer algo?

Tamaki se quedó viendo el suelo con su estómago agitándose, ansiedad del enfrentamiento o aquello que había dejado hace un tiempo. Nervios, ganas de vomitar y las manos le sudaban.

—¿Y si...?

—Tienes que enfrentar esto, ser honesto y decir lo que piensas.

Mirio contempló a su amigo suspirar e ir al clóset en búsqueda de que ponerse. Esa había sido una victoria completa. Por lo que él regresó a terminar de ponerse los zapatos. Amajiki se veía tan mal... pero él sabía que todo iría bien. Lo había visto en los ojos de Hado días atrás, su forma de comportarse y aún mejor, el que preguntará por Tamaki era algo muy bueno. Solo necesitaban hablar, eso era todo. Y aquella noche era perfecta. Kaina y Nemuri lo habían organizado estos días y curiosamente los habían invitado a ambos. Agradecía que no supieran demasiado de lo que había pasado porque eso abría una puerta a qué todo mejorara.

Un rato más tarde salieron del departamento, con un Tamaki inquieto en sus movimientos y sumamente callado. Al que se le hizo muy corto el trayecto, antes de darse cuenta, Mirio estaba estacionándose.

—Vamos, llegamos un poco tarde.

Tamaki salió del auto y de quedó viendo el restaurante de barbacoa donde solían comer de vez en cuando y donde habían ido con Nejire en algún momento. Tragó saliva en un intento de disolver el nudo en su garganta y se quedó quieto.

—¿Tamaki? —Mirio observó al Amajiki. —Puedes tomar tu tiempo pero debes entrar.

Amajiki simplemente asintió y Mirio ingreso al lugar, dejando a un Tamaki respirando profundamente. Solo debía entrar y ya. Mirio dijo que lo habían invitado aunque...sabía que no había sido la propia Nejire que lo había hecho. No estaba seguro de si ella quería verlo y un tiempo atrás se había definido a no detenerse para no perderla. La idea de que ella subiera que era Suneater y que ella amara a su alter-ego lo asustaba. Ese había sido su miedo todo ese tiempo, que ella descubriera lo que había en realidad detrás de cada mentira que había dicho en sus cartas. Y ahora ella lo sabía, podía ver a través de él. Y él debía aceptarlo y seguir.

Respiró profundamente y dio un paso hacia dentro.



— ¡Nejire-chan, felicidades! — Habló fuertemente el rubio entrando por la puerta.

Las tres mujeres en el sillón en forma de L con una mesa enfrente, fijaron su atención en él, quien estiraba una bolsa con el regalo que había comprado para ella.

Kaina y Nemuri la habían arrastrado aquel día, pidiendo un remplazo para que salieran las tres, con la intención de celebrar su cumpleaños. No veían correcto que celebrará trabajando y menos al verla tan desanimada como estaba últimamente. Pensaba que era una salida de chicas por eso se había extrañado que al llegar no ordenarán nada y solo tomarán un par de bebidas. Hasta que vio al rubio entrar con las manos alzadas y acercándose hacia ellas, a lo que las otras recepcionistas de mostraron aliviadas de verlo, como si lo esperarán. Nejire observó al hombre extrañada de verlo ahí.

—¿Mirio?

— ¡Pensamos que no vendrías! — Mencionó Nemuri.

— Lo he prometido, siento la demorar. — Sonrió sentándose junto a Kaina, tenían una buena ubicación hasta el fondo del restaurante, que no era demasiado grande y que permitía ver la entrada. Adicional no había tanta gente. — Ademas que tuve que me encargarme de traer a alguien más.

Nejire parpadeó al escuchar eso y su mirada viajó hacia la entrada sintiendo un golpe estridentemente en su pecho ¿Acaso....?

La campana de la entrada sonó y Mirio sonrió al ver a Tamaki entrar con aquel gesto en los labios nerviosos que le representaba. Su mirada barrió el lugar, Mirio levantó la mano, indicando que estaban ahí. El rubio vio dudar a Tamaki un instante en la entrada y Togata miró a Nejire que estaba al otro lado del sillón, con su rostro tan transparente cuando ambos se miraron a los ojos. Claro que Nejire quería verlo ahí y era notable en sus mejillas rojas.

Togata sonrió y justo cuando Tamaki dio un paso, la campana de la entrada sonó y la sonrisa de Mirio desapareció al percibir un cabello y ojos púrpuras. Tamaki giró su rostro y fue ahí que se encontró de frente con Shinso Hitoshi.



Tamaki giró por simple inercia al escuchar la campana de la entrada, con la idea de moverse para no estorbar. Aun no estaba listo para moverse hacia donde estaba Nejire, mirándolo con aquellos ojos penetrantes que detenían su corazón. Por lo que por instinto se movió lo suficiente para dejar libre la puerta.

Hasta que sus ojos visualizaron al recién llegado y su interior se removió, con violencia. Jamás esperó el encontrarse a Shinso de frente y menos en el cumpleaños de Nejire. A fin de cuentas Togata le dijo que ambos no estaban saliendo más, insinuando que Nejire podría estar mucho más enojada con Shinso que con él. Si eso era así ¿qué hacía Shinso ahí? ¿Acaso...acaso habían vuelto? Las ganas de vomitar regresaron a él y a pesar de eso no desvió su mirada. Miró directamente a Hitoshi y pudo percibir cierta molestia en su forma de verlo. Tan similar a aquella vez que se encontraron fuera de le editorial...como si estuviera en estado de alerta.

La tensión flotando entre ellos, chocando de forma tangible.

"No descartes que él tuviera algo que ver"

En aquel momento a Tamaki le resultó tan absurdo pero al tenerlo de frente, con esa mirada feroz, lo dudó realmente.



Ambos hombres en la entrada de quedaron viéndose a los ojos fijamente y Mirio pudo ver la tensión desde su sitio. Maldijo internamente y giró hacia Kaina.

— ¿Invitaron a Shinso? — Su tono de voz era firme e inquieto.

— Si, porque sale con Nejire, tenía que estar ahí.

Mirio miró a Nejire quien veía la escena con los ojos bien abiertos y el color en sus mejillas desapareció. Parecía incómoda. El jefe de mantenimiento se levantó y se dirigió hacia la entrada, con la expresión más sería en el rostro que le habían puesto. Se paró enfrente de ambos y eso hizo que la mirada índigo e púrpura cortaran la conexión.

— Shinso, Tamaki. — Habló para llamar su atención. — Les recuerdo que todo esto es por Nejire, por lo que les pido comportarse.

—No se de qué hablas Togata, yo estoy aquí por Nejire. — Shinso sonrió con amabilidad.

Shinso habló mientras contemplaba a Tamaki y finalmente desvió su atención para dirigir una mirada seria pero cortes en su rostro, caminando hacía el lugar donde estaban las mujeres que lo habían llamado para asistir días atrás.

Tamaki desvío la mirada hacia el suelo y pronto los dos hombres se movieron hacia los sillones. Y cada uno de sentó a cada lado de Nejire, quien estaba pasmada en su sitio. Cuando todos se miraron, la tensión les golpeó en la cara. Kaina de movió inquieta en su sitio y Nemuri intentaba hablar con una particularmente callada Nejire.

—¿Qué es está tensión? — Le preguntó Kaina a Mirio por lo bajo.

—Juntar a esos dos en el mismo sitio no ha sido la decisión más inteligente. — Mencionó Togata. — Pidamos algo para tomar y brindemos. — Habló Mirio en un intento de rescatar la noche.

O lo que podría resultar de ello.


La comida llegó a la mesa en ese momento, la carne asándose en el centro y Mirio encargándose de girarla, mientras decía algunos chistes ocurrentes. Kaina y Nemuri intentando animar el ambiente que flotaba en el sitio. Shinso particularmente atento con Nejire, ofreciéndole carne y diciéndole cosas al oído, algo en lo que Nejire se removía inquieta y de vez en cuando miraba a ver a Tamaki, quien miraba al suelo con frustración.

Había ido ahí para estar con Nejire y esto iba realmente mal.

De alguna manera la noche avanzó, con la tensión menguando ligeramente. Shinso platicando con las compañeras de Nejire y ella un poco incomoda. Moviéndose en su sitio hasta chocar con Tamaki. Amajiki mordió su labio un poco inquieto, pensando que los latidos de su corazón debían tranquilizarse.

— Lo siento — Mencionó Nejire, cuando sus amigas dijeron que iban a celebrar no esperó que algo así sucedería.

— Puedo moverme. — Mencionó dispuesto a levantarse.

— ¡No! —Nejire tomó su mano por encima hasta que se percató de lo que hizo y la apartó nerviosa. —No me molesta —Intentó juguetear con su cabello pero recordó que lo había cortado.

—¿Tú...has estado bien? —Preguntó Tamaki rápidamente.

— Si o algo así. —Nejire no podía verlo a la cara como quisiera, sintiéndose tonta. — ¿Y tú?

— Sobrellevando — Mencionó con una ligera sonrisa.

Nejire sintió su pecho agitarse, hace tanto que no lo veía y el verlo en la puerta había agitado su interior. En ese momento estaba a su alcance y podía casi oler su aroma característico, aquel que ya no estaba impregnado en la chaqueta que en ese momento tenía puesta. No sabía porque se la había puesto, tal vez  tenía esperanza de... ¿de que? no sabía que lo encontraría ahí. Había pensado tanto en las palabras de Mirio y en ocasiones se había visto tentada a mandarle un mensaje, lo había desbloqueado hace mucho y veía su ultima conexión con tanta cobardía. Algo que no iba con ella ¿Cuando Nejire pensaba tanto en hacer algo? Siempre había sido tan impulsiva, pero no podía.

Reconoció el valor que Tamaki tuvo que tener para enviarle mensajes después del malentendido en su casa. Y ella había actuado tan mal al bloquearlo. Estaba tan nerviosa, pero verlo sonreír había sido demasiado, su corazón se había agitado tan violentamente al verlo en la puerta y más aún...que la tratara tan bien después de todo lo que le había dicho. Miró a sus manos con nerviosismo, preguntándose como a pesar de tener tanto trabajo pudo asistir ¿acaso...había hecho lo imposible para estar ahí?

—Yo...—Intentó hablar Tamaki, con la verguea llenando su interior. — Tú eres mi densidad....—Tamaki abrió los ojos dándose cuenta de lo había dicho mal y sintiéndose realmente estúpido.

¿Densidad? Maldijo internamente al darse cuenta de que las palabras se le habían entremezclado y había dicho algo totalmente diferente a lo que había pretendido. Se sentía realmente tonto. Había ido ahí para estar con Nejire, intentando de alguna manera entablar una buena conversación con ella. Además que estaba dispuesto a luchar por ella, aunque eso incluyera decir aquellos pensamientos románticos que siempre pasaban por su mente sobre ella y que jamás tuvo el valor de decir.

Un cumplido, unas palabras atrayentes que podrían hacerla sentir bien, es algo que los hombres hacían para conquistar a una mujer. A pesar de que Nejire estaba enamorada de Suneater, aquel hombre que le hizo creer que era, estaba dispuesto a llamar su atención en su versión real. No tenía ni idea de como cortejar a una mujer, que decir o como actuar, apenas podía verla a los ojos y aún así quería arriesgarse.

Pero vaya que lo había hecho realmente mal, quería decir destino, destino, destino.

Nejire lo observó totalmente confundida, con una ligera sonrisa divertida en los labios, algo que Tamaki no quería provocar. No era su intención, pero tal vez verla sonreír lo había distraído. Todo en ella lo distraía, el vestido azul que tenía, su cabello que se le veía tan bien y su perfume representativo.

— ¿Tú...densidad? — Preguntó, Tamaki odió que lo hubiera escuchando diciendo algo tan tonto.

Si realmente quería lograr esto, debía que concentrarse y hablar adecuadamente, aunque tuviera que escribirlo en un papel. Siempre había sido más fácil escribir lo que sentía por eso había sido fácil escribir tantas cartas entre ellos durante dos largos años.

—No, eso no, tú eres...—Intentó componerlo, pero lo interrumpieron.

—¡Es hora de los regalos! —Nemuri juntó ambas manos con emoción, pero cortando el momento entre ambos..

Sacó un paquete entregándoselo a Nejire quien lo abrió encontrando una paleta de sombras que le había dicho a su amiga que quería, lo cual agradeció con una sonrisa. Kaina se movió con otro paquete y Tamaki se perdió en sus pensamientos, sintiendo el peso de la caja a su lado. ¿Debería entregárselo? ¿Le gustaría o acaso le parecía tonto? Tragó saliva, cerrando los ojos. Sabía que Mirio le había traído un control para jugar, por sus tardes de juego en el pasado. Pero ¿qué era lo que había traído Shinso? No le gustaba que estuviera ahí.

— Es una linda caja, Shinso —Mencionó Kaina mirando el regalo que le extendía a Nejire.

Shinso le sonreía ligeramente sin dejar de mirar a Nejire, quien tomó el regalo. Aquel intercambio regresó a Tamaki a la realidad y observó a Nejire abrir la caja y quedarse mirándolo un instante.

— Felicidades.

— Gracias. — Fue lo único que atinó a decir mientras enseñaba el regalo y a sus amigas lo aprobaban.

Tamaki vi una cadena de oro, con un dije de corazón. Por supuesto, joyería, jamás fallaba. Se encontró con la mirada de Shinso con un deje burlón. Pero Tamaki no estaba pensando en esa provocación, sino en algo más... Si Shinso estaba ahí, a pesar de que Nejire y él habían terminado, solo significaba una cosa. Que aún estaba interesado y que estaba dispuesto a recuperarla, con aquellos regalos. Y si Nejire no lo había corrido ¿significaba que ella quería lo mismo? ¿El verdadero Suneater no era suficiente? Claro que no lo era.

— ¡Tamaki! —La voz de Mirio lo hizo reaccionar. — Es tu turno.

Amajiki se dio cuenta de todas las miradas encima suyo y el aire se atoró en sus pulmones. No le gustaba ser el centro de atención, odiaba serlo. Se movió por inercia, tomando la caja a su lado y mirando a Nejire que lo contemplaba con aquellos ojos azules grandes, aquellos que tanto le gustaban. Ella tomó el presente y él se sentía tan tonto, tal vez debio traer algo más, algo más romantico, algo más caro, podría ser insignificante en comparación a un collar, tal vez, tal vez, tal vez...

Nejire abrió la caja y se quedó viéndola un instante, hasta que soltó un pequeño grito de emoción.

—¿Qué es? — Mencionó Kaina curiosa.

Hado giró en su sitio enseñando la caja, con una sonrisa radiante en los labios.

—¡Una trenzadora eléctrica!

Todos los presentes se quedaron confundidos al ver aquel aparato de tonalidades de azul en la caja, con apariencia infantil.

—¿Una trenzadora? —Soltó Shinso con molestia.

—¡La mejor trenzadora electrica!

Nejire la tomó entre sus manos prendiendo el aparato y viendo como se movía, encantada como una niña pequeña. Al verla girar como en la televisión, un recuerdo de su infancia, de cada tarde enfrente del televisor cuando su abuela aún vivía. Ella se estiró abrazándolo por el cuello. Tamaki se quedó pasmado ante ese gesto y su propio corazón lo delató, aún así su interior estaba realmente tranquilo. Le había gustado, a pesar de que el resto parecía no entender nada.

— ¡Gracias, gracias!

Ella se alejó avergonzada cuando se percató de lo que había hecho. Y le sonrió de forma cómplice. Las cosas parecieron relajarse un poco después de eso, por lo que Nejire se animó, brindando y comiendo efusivamente. Como si aquel ultimo regalo hubiera regresado su alegría y Tamaki no podía sentirse mejor. A pesar de sus dudas todo parecía ir tan bien, que se sentía inquieto. Él realmente quería arreglar todo ese día, quería intentarlo una ultima vez. Era el momento perfecto.

Por lo que se levantó, saliendo del restaurante para tomar un poco de aire. Debía tranquilizarse, respirar y mantener la calma. Se había dicho a si mismo que haría todo lo que estuviera a su alcance para recuperar la relación con Nejire, sin ocultarse más por la vergüenza y siendo honesto con sus sentimientos. Podría ser que ella no le correspondiera, pero él quería dejar en claro sus intenciones. Que la quería y haría lo imposible para estar con ella. Inhaló y exhaló, debía regresar y apartarla un poco. Había practicado lo que diría, lo había ensayado.

El sonido de unos pasos lo alertaron y antes de darse la vuelta lo tenía a su lado, con un cigarrillo en sus labios, Shinso Hitoshi.



Hitoshi observó a Tamaki levantarse y saliendo por la puerta delantera, con aquella sonrisa torpe en los labios. Presionó su mano hasta convertirlo en puño ¿una maldita trenzadora? ¿había sido superado por....aquello tan infantil?

Grande había sido su sorpresa cuando unos días atrás Nagant, como Nejire le decía antes cuando hablaba con ella, lo contactó para invitarlo a una fiesta sorpresa para Nejire. Lo cual dejó en claro que ambas no sabían nada de lo que había sucedido ¿acaso Nejire tenía esperanza de que todo se arreglara y por eso no comentaba nada? Esa idea lo hizo emocionarse, considerando que cada día le mandaba mensajes en búsqueda de alguna apertura. Ella lo había bloqueado en algún momento y él se rió de la ironía de estar en la misma posición que Tamaki. No tenía acceso a ella e ir a verla a su trabajo sería demasiado. Por eso decidió tomar su espacio, hasta que el mensaje de Nagant le abrió una posibilidad.

Por lo que se arregló tanto como pudo, colocándose aquel perfume que Nejire decía que le gustaba y consiguiendo el collar más caro que pudo comprar en la joyería. Ese día debía ser perfecto, con un poco de suerte se perderían en la fiesta con Nejire y podrían arreglarse. No pudo ni imaginar que ahí mismo se encontraría a Tamaki y pondría las cosas tensas. Lo peor fue cuando ella abrió el regalo de Amajiki reaccionando de manera exagerada y lo abrazó tan fuerte, que todo el interior de Shinso se estremeció de furia ¿de verdad algo tan infantil podía aceptarse como regalo?

El suyo era mucho más lindo, además que ¿cómo iba a trenzarse el cabello si se lo había cortado? Eso más que nada era un juguete y eso era lo que no entendía. Además que el enojo no se apartaba de él. Terminó siguiendo a Tamaki hasta afuera, con aquel amargo sabor en los labios que buscó disimular con un cigarrillo. Debía tranquilizarse, habían sido momentos difíciles.

— No esperaba verte aquí. — Escupió con sigilo pero evaluando la reacción de su amigo.

—Puedo decir lo mismo.

Shinso dio una calada a su cigarrillo con fastidio, quería terminar con eso y recuperar a la Hado.

—Pensaba que me había deshecho de ti, pero eres tan persistente. —Admitió con desgane.

Tamaki lo miró confundido, sin entender sus palabras. Y aquella ingenuidad hizo enojar aún más a Shinso, que estaba harto de Tamaki y del mismo Suneater.

—Si no hubieras abierto tu boca, Nejire seguiría odiándote, si no le hubieras dicho la verdad ella todavía pensaría que tú...—Giró su rostro para verlo pero se calló.

Había hablado de más y Amajiki no parecía entender a que se refería. Todo eso lo estaba superando y haciéndolo perder la paciencia. No podía perder con alguien como él, que había huido de Nejire tantas veces. Él había directo hacia ella, siendo lo más honesto y agradable que podía, ofreciéndole lo que el verdadero Suneater jamás podría darle.

— Entonces tú fuiste el responsable de aquel malentendido.

Shinso fue atrapado por la miradas índigo de Tamaki que reflejaba duda y cierta traición. Hitoshi sonrió por cierta inercia.

—No lo tomes personal, yo si estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para estar con Nejire.—Dio una ultima calada a su cigarrillo y lo tiró al suelo, pisándolo.

Shinso vio como Tamaki bajaba la mirada, su rostro contrariado y como parecía tan vulnerable y débil. Él se enderezó, con aire de superioridad. No estaba mintiendo, no se arrepentía de aquello, porque su mayor deseo era estar con ella.

— Ya lo hice una vez y...—Fue interrumpido.

—Y eso fue gracias a mi. —Tamaki alzó el rostro hasta encararlo. —Si no fuera por mi tú jamás hubieras podido acercarte a ella, ni se hubiera fijado en ti. —Soltó con aire filoso.

La mirada purpura se nubló al escuchar aquellas palabras, como todo lo que había hecho y sus propios méritos fueron desechados con tanta facilidad ¿él necesitar a Tamaki para que una mujer se fijara en él? ¡Él era el que no podía hablar con nadie desde que lo conocía! Se estaba burlando de él, por lo que cegado por esa ira se adelantó y tomó a Tamaki de la camisa, haciendo que lo mirara.

Haría que se arrepintiera de decir algo así.



Mirio dio un largo trago a su bebida y cuando la bajó dejó salir una exclamación satisfecha. La cerveza era deliciosa,  contempló a Nemuri cantando en el karaoke del lugar y a Nejire regresando del baño con Kaina a su lado, hablando animadamente.

Sonrió encantando, la noche a pesar de todo, estaba marchando bien.

Tamaki y Shinso...sus ojos azules recorrieron el lugar en búsqueda de los mencionados pero no pudo verlos. Giró en su silla, viendo al resto de los clientes en el sitio pero no pudo ver a nadie ahí. Como si ambos hubieran desaparecido, como si...

— Demonios. — Se levantó de pronto.

— ¿Qué sucede? —Mencionó Kaina, asegurándose que tuviera su cabello adecuadamente.

—¿Han visto a Tamaki y Shinso?

Ambas mujeres se miraron y simplemente negaron, mientras miraban alrededor con la esperanza de ver a los hombres que Mirio buscaba. El rubio maldijo mentalmente y se encaminó hacia la salida.

Había hablado demasiado pronto al decir que todo estaba bien.

Pudo escuchar los tacones de las mujeres siguiéndolo, pero él se movió demasiado rápido. No desconfiaba de Tamaki. Lo conocía hace tanto tiempo que sabía como podría actuar o comportarse en tantas situaciones. El problema ahí era Shinso, que había aparecido ahí como una maldición, que no le daba confianza, además que parecía tan irritado esa noche. Se lo había dicho a Tamaki, por alguna razón algo le decía que él tuvo que ver con la cuestión del acosador.

¿De que otra manera Nejire pensaría que el tímido y torpe Amajiki era un acosador?

Lo sorpresivo es que fuera tan vil para actuar de tal forma, dejando la amistad de años por una mujer. ¿Qué era lo que había hecho para que Nejire pensara eso? Salió por la puerta de enfrente, encontrándose con Shinso con el rostro contraído, avanzando hasta sujetar a Tamaki del cuello.

Si, aquella noche no tendría un buen final para nadie.



Tres personas salieron del restaurante, quedándose completamente quietas al ver la escena que se estaba desarrollando en ese momento. Togata maldijo al ver la escena y lamentarse por haberse confiado lo suficiente y dejar que todo llegara tan lejos.

—¡Yo no te necesito para algo así! —Shinso estaba totalmente enojado. —Yo la quería desde el momento que la vi y no me detuve para ir por ella, como tú. —Escupió con furia.

—Tú realmente nunca has querido a Nejire.

Hitoshi se quedó ahí, sujetando del cuello de la camisa a Tamaki, quien tenía una expresión sería y severa. Una mirada que Shinso jamás le había visto, él siempre estaba temeroso y nervioso.

—¿De qué hablas?

—Tú disfrutabas de la atención y el amor que Nejire te daba al pensar que tú eras Suneater.

Tamaki había pensando demasiado en eso, en como todo eso de Shinso y Nejire había empezado, tan rápido que él no lo vio venir. Por supuesto que Nejire no lo pensaría si creía que Shinso era Suneater. De eso no había dudas. Pero ¿Por que Shinso comenzó a salir con Nejire? No habían hablado demasiado en el pasado de romance o amor, pero él parecía ser una persona difícil conforme al amor que no saldría con cualquiera.

A los ojos de Tamaki... cualquier podría enamorarse de Nejire si observaba bien. Ella era...maravillosa, su sonrisa, sus ojos expresivos, su cabello, su voz dulce...todo en ella lo atraía violentamente. Algo que podría pensar que otros verían. Pero...algo le decía que Shinso jamás se había tomado la molestia de conocerla. De ser así...él no se hubiera sentido en peligro de perderla ante él. Considerando que ella creía que era Suneater ¿porque lo vería como un rival a alguien como él? Era totalmente absurdo...a menos de que pensara que tenía una clara ventaja.

Y el hecho de que le diera un collar en su cumpleaños lo confirmaba. Si él fuera a regalarle algo así sería un anillo, la joyería que más le gustaba a Nejire.

—Tú jamas la quisiste o te molestaste en conocerla. —Sonrió con nostalgia, recordando la manera en que Nejire se había abierto con él y había quedado totalmente enamorado por eso. — Y por eso mismo no pudiste retenerla a tu lado.

Shinso presionó sus dientes con furia mientras levantaba la mano, hasta que su expresión se relajó y una sonrisa traviesa escapó de sus labios.

—¿Retenerla? —Soltó una risa irónica. — Ella gritaba mi nombre en la cama mientras se entregaba a mi, suplicándome, no necesito retenerla a mi lado...

La sonrisa en el rostro de Tamaki desapareció y la furia lo gobernó, empujando a Shinso y aprovechando el salir de su alcance para aproximarse y golpeó el rostro de Hitoshi. El agredido retrocedió y casi cayó el suelo. Tamaki se irguió completamente, con el rostro enfureció como jamás había sucedido.

—No te atrevas a faltarle al respecto a Nejire.

Mirio se quedó estático al ver aquello ¿Tamaki.. el tímido Tamaki lo había golpeado? Un deje de emoción lo recorrió al verlo tan seguro de si mismo y con tanta imponencia como jamás lo hubiera presenciado.

—¡Mirio, has algo! —Bramó Kaina, al ver lo que ocurría.

El rubio la miró y se pregunto ¿por que debería hacer algo? Tamaki por fin estaba comportándose fuera de toda esa red de nerviosismo y timidez que siempre había traído. Se estaba comportando como debaí hacerlo desde que se enteró que su amigo había empezado una relación con la mujer que quería. Estaba realmente orgulloso de como había crecido.

Sus ojos azules captaron a una Nejire presionando los labios y con la expresión sería.

Aunque toda la atención recayó en los dos hombres cuando Shinso se incorporó totalmente enfurecido, con el rostro enloquecido por la ira. Todo aquello que había estado reprimiendo, tomando un titulo que no era suyo y tener que fingir el ser él, viviendo en su sombra. Y como Tamaki se la había arrebatado. Eso fue suficiente para guiarlo y asentar un golpe a Tamaki que retrocedió, cayendo al suelo al no esperarlo.

Mirio se movió al ver como todo el escenario había cambiado y se caminó, pero fue rebasado por Nejire que se interpuso entre Tamaki en el suelo y Shinso mirándolo desde arriba.

—¡Déjalo, Shinso! —Nejire interpuso la mano, apartando al hombre de pie que parecía aproximarse a Tamaki. — ¡Alejate de él y de mi!

Mirio llegó en ese momento, empujando a Shinso y mirándolo directamente a la cara.

—Es mejor que no vuelvas a aparecer por aquí. —La corpulencia de Togata era imponente cuando quería serlo, no por nada iba al gimnasio frecuentemente. —¿Cuando entenderás que tú jamás lograrás nada aquí?

Hitoshi observó a Togata con detenimiento antes de dar media vuelta y desaparecer. Cada una de las palabras haciendo eco en su interior ¿Qué era lo que había estado haciendo? Las palabras de Tamaki se repetían en su cabeza ¿Qué iba a saber de querer? Si él conocía a Nejire por sus cartas....pero ¿Alguna vez le preguntó algo sobre ella? A fin de cuentas él solo había leído un par de cartas, cartas que fueron escritas para Suneater, una faceta que él no había vivido. Solo podía ver retazos de eso. Shinso había decidido estar a su lado por la manera en que Nejire se comportaba y lo miraba...

¿Acaso Tamaki...?

Odiaba a Amajiki con la misma intensidad que se odiaba a si mismo.



Nejire se arrodilló hasta quedar a la altura de Tamaki que seguía en el piso, reprendiéndose por haber caído. Había tropezado más que nada con sus pies, no tanto por el golpe de Shinso. Aún sentía la ira nublandolo y si Nejire no hubiera intervenido, la pelea se hubiera prolongado, pero en segundos ella ya estaba ahí.

Ella estaba bastante cerca, estiró su mano y tocó su labio que sangraba por el golpe. Él se estremeció ante ese gesto tan amable.

—¿Te duele?

—No, realmente no.

—En el restaurante pueden tener algo para curarte eso.

Él intentó negarse pero antes de cualquier cosa Nejire salió corriendo, mientras vio a Mirio sonreír, levantar el pulgar en señal de aprobación, mientras se alejaba con Kaina y Nemuri. Él por su parte se sentó en la banqueta, la adrenalina aún corría por sus venas. Jamás había perdido los estribos de esa forma pero al escuchar a Shinso hablando tan vulgar de Nejire, no pudo evitarlo. Necesitaba callarlo.

A él no le importaba que hablaran de él, humillándolo o insultándolo, pero de Nejire, no podría soportarlo.

Y no lo había hecho, su mano dolía por el golpe, sentía el sabor de hierro en la boca. No debió bajar la guardia, pero no estaba pensando. Cubrió sus ojos con su palma, él había arruinado las cosas. Mirio le había dicho de que no intentara nada y él realmente no quería hacer nada. Había salido para calmarse, pero Shinso lo siguió y al final había terminado arruinando el cumpleaños de Nejire.

La mano femenina tocó su brazo, apartándolo de su rostro. Amajiki la vio tan cerca que su corazón se estremeció, hasta que la vio tocar su labio con una gasa para limpiar la sangre.

—Yo...realmente lo siento, no quería arruinar tu cumpleaños pero...no pude contenerme. —Se disculpó mirándola fijamente.

Ella estaba tan seria, concentrada en lo que estaba haciendo. Pero negó con la cabeza, con aire pensativo.

—La realidad es que la que debe disculparse soy yo, he querido mandarte mensaje pero...he actuado tan mal...culpándote de algo sin escucharte, diciéndote cosas tan crueles. —Nejire bajó la mirada hacía la gasa que tenía en la mano y mordiendo el interior de su boca. —Yo lo siento mucho por todo, por desconfiar de ti y pensar que eras un acosador, cuando la realidad de las cosas es que en el fondo sabía que no serías capaz de hacer algo como eso.

Alzó el rostro encontrándose con la mirada del hombre, quien parecía sorprendido al inicio, pero finalmente sonrió de forma tan despreocupada, restandole importancia a todo que el corazón de Nejire se detuvo. Su mente quedó en blanco y  desvió la mirada sonrojada de la forma en la cual él la miraba, tan intensamente que le costaba respirar.

—No esperaba que pudieras hacer eso. — Quiso desviar la atención a la herida en su labio, por lo que la tocó un poco más con la gasa, viendo que no había más sangre y alejó la mano, sonriendo. — Estoy impresionada.

Él desvió la mirada un instante antes de volver a mirarla.

—¿Impresionada?

—Si, de que tú hicieras algo así. — Nejire no estaba segura de la razón que llevó a Tamaki a golpear a Hitoshi, pero le pareció escuchar que la habían mencionado.

¿La habían mencionado? ¿Él la había defendido de algo que Shinso dijo? Considerando lo que Shinso hizo no le extrañaba ¿O acaso Tamaki estaba reparando las cosas que había hecho en el pasado? Peleando por lo que debería.

—Bueno, es algo que Suneater hubiera hecho. —Dejó salir casi en un susurro.

Nejire estaba arrodillada enfrente suyo y había detenido la sangre que salía del labio masculino. Esas palabras la tomaron por sorpresa y su propio corazón se agitó. Saber que él estaba enfrente suyo lo emocionaba, el estar ante el verdadero, aquel que había escrito las palabras más bonitas que la animaron en el pasado. Pero no entendía del todo a que se refería.

—¿Y eso que significa? —Ella lo observó fijamente.

Tamaki le sostuvo la mirada hasta que la desvió hacia sus manos, con cierta vergüenza.

—Que el Suneater que conociste por las cartas hubiera hecho eso y más para defenderte. —No podía mirarla a los ojos. —Por eso lo querías, por la idea que tú tenías de él, valiente, carismático y resplandeciente...en cambio yo...soy totalmente lo contrario a Suneater, un cobarde, que no pudo decirte nada al verte de frente, que jamás pudo dirigirte la palabra en el orfanato y que...no pudo presentarse ante ti por miedo a que te dieras cuenta que aquel que tanto querías, era solo una ilusión y te encontraras a alguien ...como yo, tan lamentable.

El silencio se propagó entre ellos, de forma sofocante. Tamaki se quedó ahí, mirando al suelo. Lo había dicho, aquel miedo que lo había atormentado desde la infancia.

—¿Es por eso que no apareciste aquel día? ¿qué no contestaste esa última carta?

—Si — Admitió totalmente. —Sabía que sería una desilusión encontrarte con alguien como yo, tan contrario y deprimente.

—Aun no lo entiendes.

La forma en que la voz de Nejire sonó llevó a Amajiki a levantar la mirada y encontrarse con aquellos orbes azules centellando enfurecidos en decepción.

—¿No entiendes que antes de saber que tú eres Suneater, antes de poder imaginarlo, yo ya estaba enamorada de ti? De tus sonrojos, tu amabilidad, tu nerviosismo y la forma en la que me mirabas...Muy en el fondo, aunque intentara ignorarlo, sabía que tú eras realmente Suneater. — Su voz se quebró un poco, por lo que respiró para poder seguir. — A pesar de que tú te veas tan lamentable, a pesar de que pienses que Suneater es diferente a ti, tú realmente eres Suneater.

Él se quedó totalmente estático mientras ella se levantaba con una expresión confusa. Parecía dolida, contrariada y a la par sus mejillas estaban sonrojadas aunque no estaba seguro si por enojo contenido o por la vergüenza de lo que confesaba.

—Si tú te hubieras presentado ante mi en el orfanato, si tú te hubieras presentado ante mi en la editorial, tímido y sin poder mirarme, yo aún así te hubiera amado como lo he hecho desde hace diez años y lo hago ahora mismo. — Sonrió de forma melancólica. —Y nada de esto hubiera pasado. —Una lagrima se escapó de sus ojos. —¿Cuando entenderás que nunca nada de eso tuvo importancia ? Y que yo.... —Pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta.

Dio media vuelta y se alejó, dejando a Suneater con el corazón latiendo dolorosamente.


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