Colisión
Una vez que se aseguró que fuera mandado correctamente de levantó de prisa para alistarse para el trabajo, se le había hecho tarde. Tomó un taxi que la dejó en la puerta y corrió hacia la recepción aún con el cabello un poco húmedo y sin haberse colocado el labial. Debía ir siempre pulcra y con el uniforme en orden en su trabajo a menos que quisiera problemas. Por lo que una vez que marcó su entrada de arregló como pudo en la recepción.
Estuvo con Tsutsumi un rato ordenando las reservaciones, cuadrando algunas que venían por un evento en la ciudad y varios pendientes más antes de que su compañera se retirará. Ese día estuvo bastante ocupado, por lo que no le permitió relajarse como hubiera querido por pasar toda la noche despierta por terminar el libro. Esperaba que el miércoles llegará pronto, era su día de descanso y lo aprovecharía sabiamente. Aunque faltaba demasiado, por lo que su otra opción era llegar a casa y dormir profundamente hasta la tarde del día siguiente para recuperar su sueño.
Suspiró cuando vio llegar a un cliente recurrente pero que era bastante especial y grosero...por lo que puso su mejor sonrisa y decidió a atenderlo. Saludó cordialmente al dueño del hotel, dejando caer el lápiz labial, no era normal verlo por aquí. Y de es la forma cansada transcurrió el día.
O mejor dicho los días siguientes, siendo realmente agotadores y estresantes por las cargas de trabajo pero aún más por aquella incertidumbre que la embriagaba al esperar la resolución de su libro. La ansiedad de aquello le presentaba miles de pensamientos negativos y positivos. Shinso le decía que todo estaría bien. Tamaki cada vez le llevaba algún postre para alegrar los días cansados que había tenido, siempre era bueno comer algo dulce. Y lo que Tamaki cocinaba era espectacular. Mientras más se acercaba el día más nervios brotaban de ella misma.
Cerró el registro digital de clientes y dio un suspiro. Había terminado ese día su turno, aún no se había ocultado el sol pero quería ir a casa lo antes posible. Fue por sus cosas a los casilleros, solo quedaban un par de días para el lunes, un fin de semana y sabría la resolución. Salió por la puerta lateral recibiendo los rayos del sol del atardecer, era realmente agradable cuando podía salir temprano. El clima era refrescante por lo que se animó a caminar por la acera, hasta la parada de autobús. Mientras caminaba reconoció una cabellera y animada se acercó corriendo colgándose de sus hombros al llegar y él casi perdía el equilibrio.
—¡Amajiki-kun! — No había sabido de él en todo el día por lo que fue una sorpresa verlo ahí.
Ella se alejó de un brinco, caminando a su lado y él tenía el rostro sonrojado.
—Hado-san, no sabía que salías temprano.
—Si, quiero ir a casa y tomar un largo baño —Se estiró. —Es casi lunes y los nervios no me dejan.
Tamaki caminó a su lado con lentitud, agradeciendo que las cosa que tenía en sus manos no se cayeran cuando ella de colgó de él. Aunque la idea de que lo tocará era tan agradable que no le hubiera molestado que se rompieran algunos frascos.
—Estoy seguro que todo estará bien. —Había leído la nueva versión y era mucho mejor que la anterior, lo cual era sorprendente.
—Todo gracias a ti —Sonrió nerviosa.
Caminaban por la acera con los árboles a un lado, danzando a la par del aire y el sonido del viento entre sus hojas. Tamaki la miraba de reojo con nerviosismo, aún seguía creyendo que el estar a su lado hablando era grandioso, algo que jamás pensó.
—Realmente nunca te agradecí correctamente —Nejire de detuvo de pronto y él imitó sus acciones.—Por escucharme cuando lo necesitaba yo... realmente no soy así, pero ese día...
Fue su punto de quiebre y donde Nejire más se sentía perdida. Suneater no estaba para ella y podría ahogarse. Pero él estuvo a su lado y siempre se lo agradecería. Aún recordaba al despertar ese día dos mensajes:
Suneater:
"Lo siento, caí rendido ¿Qué necesitabas?
Tamaki:
"Estaré para escucharte cuando lo necesites"
A Shinso le inventó una excusa, no quería hablar más del tema. Además que no tenía sentido considerando que ya había pasado esa pequeña crisis. A Tamaki le respondió con un stickers adorable. Pero fuera de eso no le había agradecido, aun quedaba pendiente esa comida, adicional que no le había devuelto la chaqueta que él le había dado en la feria. Se sentía tan culpable al pensar que estaba a un lado de su cama, sin lavar, al pensar que el olor de Tamaki se perdería si lo hacía y sentirse avergonzada al respecto.
—No tienes que sentirlo, gracias a ti por confiar en mí.
Ella se colgó de su brazo en un gesto cariñoso y avanzaron por la calle un poco más. Hasta que Tamaki de disculpó para entrar a comprar algo a una tienda de conveniencia. Nejire de quedó fuera balanceándose en sus talones y percibiendo que había más calor que cuando salió. Tal vez porque ya no había aire. Se levantó el cabello y con la otra mano abanicó para ganar un poco de viento. La puerta de la tienda se abrió y Tamaki salió con algo en las manos.
Lo abrió revelando una paleta doble y se la ofreció.
—Es azul, como tu cabello.
Nejire observó la paleta y luego el rostro del hombre enfrente. El sol se ponía a sus espaldas por lo que la luz le impidió verlo con claridad. Pero podía ver su silueta y aquella dulce mirada que siempre le dedicaba. Y aquello detonó algo en su mente.
Un recuerdo.
Una imagen, un silueta de un chico extendiendo la misma paleta años atrás. En uno de esos momentos donde fue al parque por la carta de Suneater y se sentó a leer. Un breve instante, pero el rostro de aquel niño no vino a su mente. Solo podía escuchar su voz diciendo la misma frase.
Nejire sonrió sintiendo su corazón brincar y tomó uno de los palos de la paleta y ambos tiraron. Era extrañamente similar... pero aquel niño no se quedó con ella a comer. Intentó pensar si realmente no lo recordaba o si no prestó atención de su físico aquella vez.... No podría saberlo. Pero le gustó aquel sentimiento de familiaridad.
—Tamaki, gracias por llegar a mi vida.
Él sintió la tendencia a responder de la misma manera pero de contuvo. Porque eso podría revelar la verdad de todo. De que no llevaban un par de meses de conocerse, sino que ella lo había salvado, sin darse cuenta, a él de la oscuridad.
Y él solo había hecho lo mismo por ella y lo volvería a hacer las veces que fueran necesarias.
El fuego ascendió rápidamente una vez que agregó licor en la sartén, retrocedió sin soltar la olla, fijándose de la reducción junto con los vegetales. Lo suspendió girando y colocando la salsa encima de un filete de pato, para terminar de adornarla. Con el trapo que siempre tenía en su cadera limpió adecuadamente el plato, antes de que el mesero se acercara para tomarla.
La maquina de pedidos sonó y se acercó para ver los siguientes pedidos, gritándolos en voz alta para que el resto del personal escuchara los platillos pendientes. Revisó el horno donde tenía un par de volcanes de chocolate, extrayendolos para que se enfriaran antes de decorar y presentarlos. Con la manga de su ropa secó el sudor en su frente.
—¡La sopa debe salir ya junto con el ribeye para la mesa diez! —Gritó al notar la hora en el reloj.
El personal respondió mientras Amajiki se enfocaba en un rollo Wellington, sellando la carne solo lo suficiente para que no se sobrecociera en el horneado.
—Amajiki —La voz de Mirio lo hizo apartar la mirada de la carne, no tenía tiempo para ver a su amigo ahi, estaba estresado cuando su sous chef enfermó y no se presentó.
Pero su rostro se relajó y algo golpeó su estomago al ver a Mirio de pie junto con el dueño del hotel, Mirai Sasaki. Habló a uno de sus empleados y les encargó el sellado de la carne antes de limpiar sus manos y acercarse al hombre. No era extraño ver al dueño junto con Mirio, a fin de cuentas Sasaki lo apreciaba mucho, a pesar de que su rostro siempre serio parecía que no soportaría ninguna broma, la personalidad alegre y bromista de Mirio parecía agradarle al punto de que siempre lo buscaba cuando estaba en el hotel. La sorpresa era encontrarlo ahí, en su cocina.
Tal vez había hablado con él un par de veces por sus años así, pero nunca de forma llegar a su lado se inclinó.
—Buenas, es una sorpresa verlo por aquí. —Tamaki intentó hablar lo más seguro posible, sabía que Mirai no era demasiado paciente y menos para soportar su timidez. Aunque en el interior temblaba.
—Tamaki, he venido por una petición. —Él siempre iba al punto, sin demasiados rodeos.
—Claro señor. —Mirio a el rubio que sonreía.
El hombre acomodó sus lentes mientras contemplaba la cocina y a los hombres ahí moviéndose con agilidad. Evaluó al chef enfrente suyo, con su vestimenta lo mejor presentable que podía considerando su oficio y su mirada lo más fija en él, un cambio radical a como lo había conocido.
—Veo este lugar bastante bien, bajo tu cargo y el reconocimiento del lugar lo deja en claro, tu gran trabajo.
Tamaki sonrió por las buenas palabras, algo que no era muy propio de Sasari al ser un hombre tan estricto. No era normal recibir buenas palabras, pero el hecho de eso hizo sentir a Tamaki realmente orgulloso.
—Gracias por sus palabras. —Estaba realmente nervioso pero lo que dijo lo relajó un poco más, además que Mirio levantó el pulgar y sonreía.
—Y por eso quisiera que te hicieras cargo de un evento a fin de año en mi casa. Es mi deber informarte con antelación para preparar un nuevo menú. —Acomodó nuevamente sus lentes. —Las fechas aún no son seguras, pero estaré informándote, ¿estarías de acuerdo en aceptarlo?
El chef pestañeó un par de veces antes de que las palabras cobraran el peso deseado.
—No...no me creo capaz de algo tan...—El temor e inseguridad lo invadió.
Lo cierto era que él había sido el responsable dirigir varios banquetes en el hotel, además de eventos o cenas importantes de hombres de negocio, con platillos específicos o con sus creaciones. Sin embargo, el presentar un banquete para el dueño del hotel, uno de los hombres más influyentes del país, eso tenía otro nivel, otro peso abismal. Él no era capaz de hacer algo como eso.
—¡Él puede hacerlo Sir! —Intervino Mirio llamando la atención de ambos. —Cuenta con él.
Mirai observó al rubio unos instantes y finalmente contempló a Tamaki en busca de alguna señal de confirmación a lo que Mirio había dicho. El chef finalmente asintió incapaz de negarse ante lo que su amigo había dicho. Además que no se creía capaz de negarle algo al dueño del hotel.
Sasami dio media vuelta y salió de la cocina junto con Mirio, que alzó un pulgar antes de seguir al hombre. Tendría que hablar con él más tarde, el como lo había metido en algo como eso. Reprimió aquella preocupación para después, ahora la cocina lo necesitaba, por lo que regresó a rodear la carne con el hojaldre antes de meterlo al horno.
Más tarde, en su descanso sacó el móvil de su bolsa cuando sonó y sonrió sin poder evitarlo.
—¿Una buena noticia? —Mirio preguntó mientras engullía una bola de arroz con relleno.
Él sabía que no era una noticia, sino la persona que lo enviaba lo que hacía que su viejo amigo sonriera con torpeza desde hace un par de meses. Era tan evidente y él estaba tan feliz de como las cosas estaban avanzando con naturalidad. Siempre pensó que Nejire debía saber de la identidad de Tamaki para que tuvieran el valor de hablar entre ellos, pero muy en el fondo sabía que si ella conocía a Tamaki de forma real, dejando de lado su timidez, no necesitaría a Suneater.
—Nejire esta nerviosa por la respuesta de los editores. —Habló mientras tecleaba una respuesta de buena suerte. —Hoy es su presentación.
Tamaki guardó el móvil mientras tomaba de un vaso de frappé que tenía en las manos, pero se encontró con la mirada de reproche.
—¿Y no irás? —Preguntó con obviedad el rubio.
—Es a puertas cerradas y...pensé que...ella no me lo ha pedido.
La realidad que tanto Mirio y Tamaki sabían era cualquier cosa que Nejire le pidiera a Tamaki, fuera lo que fuera, él estaría dispuesto a hacerlo. Considerando la situación con Suneater-Shinso, la iniciativa de Tamaki era nula...aunque la realidad era decir que de forma normal no tenía ni un gramo de iniciativa cuando se hablaba de cuestiones sociales. Debía haber demasiada confianza de por medio para que él tuviera gestos con su gente cerca. Como con Mirio que se aseguraba de que no muriera de hambre.
—¡Ella quiere que tú vayas!
Tamaki dejó de sorber su frappe y miró al rubio con la confusión completa en su rostro.
—¿Porque dices es?
—¿Por que otra razón te estaría diciendo que esta nerviosa? Ella necesita un apoyo y ese eres tú.
Amajiki consideró las palabras del rubio ¿por que ella quisiera que él fuera? A fin de cuentas el que Nejire querría que estuviera a su lado sería Shinso, que era "Suneater". A fin de cuentas el libro era sobre él o por el que se hacía pasar. Ellos estaban saliendo y ella quisiera a Hitoshi a su lado. A pesar de disfrutar cada momento con Nejire y que su corazón se alterara al recibir uno de sus mensajes...sabía que ella no lo había elegido. A fin de cuentas era su culpa, era bastante consciente de eso, del miedo de ser reprendido por irse durante tantos años, huyendo como siempre hacía con las situaciones que le rebasaban. Por lo que grande había sido su sorpresa al saber que Shinso estaba saliendo con Nejire.
Y aquello desató muchas preguntas en su cabeza...¿si él hubiera entrado aquel día a la editorial...hubiera tenido el mismo resultado? Lo dudaba, a fin de cuentas Shinso sabía expresarse. Pero el quizá no dejaba de darle vueltas en su cabeza.
—No lo creo.
—¡Tienes que ir Tamaki! Deja de pensarlo y solo ve por ella. —Exclamó un poco enojado por el comportamiento negativo de su amigo.
Realmente esperaba que en esta ocasión él no saliera huyendo y fuera a encontrarse con ella, como debió ser esa primera vez.
Las manos de Nejire sudaban mientras daba vueltas en la sala donde estaba una imagen grande e impresa de la portada eventual de su libro. Los nervios no la dejaban al escuchar el avance del reloj de manecillas de la habitación. El tiempo parecía avanzar demasiado rápido.
Tomó su teléfono para tranquilizarse, viendo una notificación reciente, por lo que entró para responder en un intento de relajarse.
Suneater:
"Puedo salir antes y alcanzarte"
Nejire:
"No te preocupes, es a puertas cerradas, te informaré de los resultados después"
La verdad era que no había necesidad de que fuera, no podría ver la presentación, por lo que no tendría sentido hacerlo ir hasta ahí solo para esperarla a que saliera. Y temía que si no era aceptado, terminaría deprimida o hasta terminaría llorando y la vería en ese estado tan lamentable. Quería mantenerse lo más madura fuera la respuesta que fuera.
Suneater:
¿Estas segura de que estarás bien sola?
Nejire:
"Si"
Escribió aquella única palabra sin sentirlo. Contempló la pantalla sin sonreír, a fin de cuentas eso no era lo que de verdad quería. Entró al chat de Tamaki leyendo de nuevo sus buenos deseos, en un intento de que sus palabras le dieran el valor que le faltaba. Nejire no quería estar sola en ese momento. Ryoko estaría, sin embargo, necesitaba un apoyo en ese momento más importante. Al inicio la imagen de Suneater vino a su mente, él más que nadie debería estar a su lado en esos momentos tan importantes. Sin embargo, finalmente solo podía pensar en Tamaki, en que deseaba que estuviera ahí, para reconfortarla como aquella noche. Su compañía en ese momento había sido un alivio y la había escuchado llorar en silencio todo ese tiempo, y más que sentirse avergonzada, le agradó tanto el que se quedara ahí, a su lado. Por eso le hubiera gustado verlo ahí, pero ella no se lo pidió y él no mencionó nada al respecto, por lo que desechó la idea.
En ese momento se abrió la puerta y varios de los directivos que reconocía entraron tomando su lugar. La fémina se inclinó saludando. Inhaló y exhaló profundamente antes de sonreír e iniciar con su presentación. Podía ver a Ryoko entre los directivos, ejerciendole confianza en sus palabras al hablar ed la trama lo suficientemente atractiva. A fin de cuenta debía "venderles" la idea como el mejor producto para poder ser publicada.
Los directivos escribían algunas cosas en sus hojas mientras ella hablaba, hasta que finalmente terminó. Prosiguió a salir de la sala unos minutos para que pudieran tomar una decisión y regresó sobre sus pasos, colocándose enfrente de ellos, con las manos detrás de la espalda pero retorciendo sus dedos. Había esperado toda su vida para ese momento, le había dedicado a ese libro diez años de borradores, ediciones y ediciones. No estaba dispuesta a detenerse si había una negativa de por medio, sin embargo, significaba que demoraría más tiempo en ello.
—El libro tiene su encanto y una base original conforme a la fantasía y los elementos utilizados, hay algunas correcciones a realizar, algunas cosas que se te han escapado pero...hemos decidido aceptar el libro para su publicación.
Nejire sonrió conteniendo la emoción que la embriagaba, se inclinó cuando los directivos salieron una vez que estrecharon su mano como futura colaboradora y a Ryoko saliendo detrás suyo después de darle un abrazo para arreglar algunas cosas sobre la publicación y el contrato. Nejire salió de ahí con su corazón aleteando a punto de salirse. Una vez fuera contempló el cielo con una sonrisa en sus labios mientras el aire soplaba delicadamente por su piel, deshaciéndose de la tensión que tenía.
Hasta que algo a su lado llamó su atención y giró el rostro visualizando una figura masculina recargada en el muro del edificio. Al verla este se incorporó y caminó hacía ella con una ligera sonrisa en los labios. Emocionada cortó el espacio en pocos pasos antes de lanzarse entre sus brazos.
—¡Amajiki-kun! —Rodeó su cuello con sus brazos y se hundió en su pecho. —¡Lo han aceptado!
Él abrió los ojos al sentir el cuerpo femenino contra el suyo y su interior se estremeció fuertemente, mientras las palabras de Mirio se repetían "¡Ella quiere que vayas!". Él había decidido ir al imaginar los nervios por lo que estaría pasando, él sabía más que nadie sobre ansiedad y lo aterrador que era hablar en publico. Pero aquella reacción y que las palabras de Mirio fueran real...jamás lo hubiera imaginado pero ¿Podría ser...? ¿Ella podría alegrarse de verlo al menos una décima de lo que él lo hacía? Ese no era momento de pensar en él, sino en ella. Por lo que guiado por la emoción la estrechó entre sus brazos de regreso.
—Sabía que lo harían, felicidades. —Susurró ligeramente.
Nejire se percató de dicho atrevimiento al sentir las manos grandes y masculinas sobre su cintura, el olor corporal más fuerte que en su chaqueta, originando que su corazón brincara fuertemente. Intentó pensar que era por la emoción de lo que había pasado, por lo que se alejó y le sonrió de regreso.
Hasta que las gotas de lluvia cayeron del cielo mojando el rostro de ambos, que miraron hacia arriba. Estaba lloviendo, algo que Nejire no esperaba. No había estado en el pronostico pero lo consideró cuando vio el cielo gris mientras iba a la editorial. Tamaki dejó ver el paraguas que había llevado y lo abrió, ofreciendoselo.
—Pensé que podrías mojarte. —Habló observando el suelo y con cierto nerviosismo.
Se veía tan bien con aquel vestido blanco con encajes y unos broches en el cabello a juego.
Nejire, con las mejillas sonrojadas ante el acto, lo miró mientras su estomago se retorcía emocionado. La verdad era que a pesar de que uno de los defectos que tenía Tamaki era su ansiedad social y el que fuera tan tímido...Hado lo encontraba totalmente adorable con sus mejillas sonrojadas. Por lo que se adelantó, rodeando el brazo de Tamaki y sonriendole a pesar de sentirse un poco avergonzada.
—Vayamos juntos.
Tamaki contempló aquella sonrisa que parecía iluminar todo a su paso, desvió la mirada pensando que se desmayaría en cualquier momento y emprendió el camino hacia fuera del lugar. Se había estacionado a unas cuantas calles, con un poco de suerte podría pasar un poco más de tiempo con Hado.
Aunque la suerte jamás había jugado a su favor, era tan incierta y caprichosa que lo había llevado a los momentos más estresantes de su vida. Estaban por salir de los terrenos de Ultra editorial, cuando una figura acercándose lo detuvo en seco. Al igual que la persona, enfrente de ellos.
Ante él estaba Shinso Hitoshi, con un ramo de flores en las manos.
A pesar de que le había dicho que no era necesario que fuera, Shinso consideró que al ser su novio y Suneater, era su deber estar ahí. Aunque el destino parecía indicar otra cosa, cuando las cosas se complicaron en el trabajo. Al final logró terminar todo a tiempo, antes de salir corriendo hacía Ultra editorial. Decidió detenerse a comprar un ramo de flores, ya que estaba bastante seguro de que aceptarían el libro de Nejire. Se movió a toda velocidad por la ciudad, aparcando en el primer sitio que encontró y corrió, con un paraguas en mano, hacia la entrada de la editorial.
Observó su reloj, era demasiado tarde. Adicional Nejire no contestaba los mensajes pero con un poco de suerte la encontraría aún ahí. Por lo que cuando corrió hacia el edificio pensó encontrarla a ella. Y lo hizo, pero ella no estaba sola.
Su corazón se estrujo al ver a Nejire tomada del brazo caminando con Tamaki Amajiki.
La mirada violeta se encontró con la índigo en una batalla silenciosa de intensidad, ambos sin apartar la mirada y parados enfrente del otro. El tiempo pareció detenerse y las gotas descendientes del cielo se ralentizaron. Todo a su alrededor se volvió difuso, solo estaban ellos dos.
Muchas preguntas invadían la mente de Hitsohi, sin embargo, había una que resaltaba con impotencia ¿Qué hacía Tamaki ahí, con Nejire?
—¡Shinso! —Saludó Nejire, soltándose rápidamente de Tamaki, como si se sintiera descubierta de hacer algo incorrecto, cuando no había hecho nada más que caminar con Tamaki —Que sorpresa verte aquí.
Shinso, sin realmente desearlo, desvió su filosa mirada de Tamaki y miró a Nejire, acercándose hasta quedar enfrente de ella. Le sonrió y le entregó las flores que había llevado para ella.
—Yo pensé que querrías que viniera en un momento tan importante.
Nejire no había considerado de ninguna forma que Suneater se aparecería ahí. La verdad es que pensó que estaría sola, dejando en claro que iba a ser todo a puertas cerradas. Sin embargo, ver a Tamaki ahí había sido una gran alegría. Si se alegró de ver a Shinso ahí, pero la tomó por sorpresa.
—Si...—No se le ocurrió que más decir. —Oh, lo siento, he olvidado presentarlos. —Se paró entre ellos, refugiándose de la lluvia por ambos paraguas que se tocaban por la cercanía. —Shinso, él es Amajiki-kun, el amigo del que te he hablado. —Señaló a Tamaki que solo veía al suelo. —Amajiki-kun él es Shinso, el Suneater del que hablo en mi libro.
Las palabras de Nejire dejaron por completo congelado a Shinso ¿él amigo del que le había hablado? Recordó aquellas platicas donde ella mencionó que un amigo le había dado comida en el trabajo y la había llevado a casa después de la feria. Adicional que recordaba verla en varias ocasiones respondiendo mensajes cuando estaban juntos y cuando le preguntaba si sucedía algo solo mencionaba que le respondía a un amigo. Su pecho se estrujó dolorosamente. Inspeccionó al hombre enfrente suyo, hasta que captó algo en su muñeca. Una pulsera que recordaba perfectamente, ya que Nejire tenía una igual, estaban a juego, como si...
Violeta e índigo se encontraron de nuevo y la tensión fue tan tangible en el ambiente que resultaba sofocante, algo que solo parecían notar ambos.
—Tamaki, una sorpresa encontrarte aquí. —Habló Shinso, controlando su voz y sus facciones, con las manos en sus bolsillos con seguridad.
Tamaki simplemente asintió con la cabeza y miró hacia otro lado. Nejire se quedó ahí de pie captando las palabras que su novio había dicho, hasta que el entendimiento llegó a ella.
—Espera ¿ustedes se conocen? —Debía asegurarse de que fuera verdad.
—Si, íbamos juntos a la preparatoria ¿cierto, Tamaki? —Shinso sonrió lo más ligeramente que pudo, con la intensión de no dejar ver lo que realmente sentía y su inseguridad naciente.
Era totalmente evidente que aquel encuentro estaba por fuera de cualquier plan. Por lo que solo debía manejar las cosas adecuadamente para salir de esa.
—Si —Afirmó tartamudeando ligeramente. —Creo que me iré a casa. —Indicó Tamaki, tomando su distancia y saliendo del lugar con rapidez, sin mirar atrás.
Nejire se quedó totalmente extrañada de ese comportamiento al ver la espalda del hombre alejarse hasta desaparecer. No había podido decir nada más. Pero una vez que vio al cocinero alejarse, retomó el camino con Shinso hacia donde él se había estacionado, tomados de la mano.
Por su parte el mar de pensamientos se disparó en la cabeza masculina, intentando congeniar todas sus ideas. ¿Acaso...era algún tipo de plan de ambos para burlarse de él? Parecían bastante cercanos y el golpe de encontrarlos juntos despertó su estado de alerta, casi paranoico. Sin embargo, desechó la idea con rapidez. Nejire no sería capaz de hacer algo como eso y menos considerando que sabía que era Suneater. Por su parte Tamaki jamás se atrevería a actuar de esa forma contra él o contra nadie. Su ansiedad social lo mantenía inclinando la cabeza ante todos. En ese momento donde se habían enfrentado él huyó de su mirada, haciéndose pequeño. Y por eso mismo Shinso había actuado con total seguridad e imponencia a pesar de que su interior era un caos.
Desechando aquella idea, una más fuerte vino a su cabeza una vez que entraron al auto y comenzaron a moverse por las calles ¿Cómo diablos había sucedido esto? ¿Cuando había empezado y de que forma? Aún recordaba a un tímido Tamaki pidiéndole, casi suplicando, que se presentara en su lugar al evento de la editorial unos meses atrás. Ya que él era incapaz de pararse y mucho menos hablar con aquella chica del que le hablaba. Lo cual en ese momento no le extrañó a Shinso, considerando que jamás había podido hablar con nadie de forma normal. Por lo que el que esto estuviera pasando, esa familiaridad, el que estuviera hablando, saliendo y llevándose con Nejire...era totalmente imposible e impensable.
O eso era lo que había pensado, por lo que jamás se había preocupado.
Por lo que era importante determinar donde había empezado eso, en que momento y como es que todo había avanzado tan rápido y de forma tan sigilosa que no se había dado cuenta. Su estomago estaba totalmente revuelto y el fastidio lo embriagaba, había sido tan descuidado al sentirse seguro.
—¿De donde conoces a Tamaki? —Se aventuró a preguntar después de que estuvieron en silencio durante un largo rato, él perdido en sus pensamientos.
—En el trabajo, él es el chef principal de Royaume Inn — Apartó la mirada de la sorpresa de escucharlo considerando que se había quedado callado desde que salieron de la editorial. Ni siquiera le había preguntando el resultado de su presentación, lo cual la tenía un poco sentida.
¿En el trabajo? Eso era mucho más preocupante de lo que hubiera pensando. Meses atrás cuando le pidió ayuda consideró que al estar Mirio en la ecuación, era Mirio quien trabajaba o tenía contacto frecuente con Nejire. Nunca se tomó la molestia de preguntar, lo cual había sido su error. Era consciente de que Tamaki trabajaba como chef en algún hotel, pero no recordaba con claridad donde, ya que no solía hablar demasiado de eso cuando se veían. Y el que ambos estuvieran trabajando en el mismo sitio era convenientemente malo. Y eso respondía a las preguntas de como y de que forma. Eventualmente tuvieron que interactuar trabajando en el mismo sitio y estrechar su amistad.
Aquella idea despertó aquello que tanto lo perturbaba: miedo.
Shinso tenía miedo de lo que eso podía significar, el que ambos estuviera en contacto y relacionándose día con día. Durante ese tiempo se había sentido tan seguro de su posición como "Suneater" considerando la manera en que Nejire lo observaba al ser el amor de su infancia. Pero si Tamaki entraba en la ecuación, si él intervenía...cualquiera se sentiría a salvo de competir con él en cuestiones amorosas considerando que no podía mirar a los ojos por mucho tiempo o hablar sin tartamudear. Pero para él, despertaba sus inseguridades y un miedo profundo. Porque Nejire amaba a Suneater, aquel que había conocido en su infancia.
Y Tamaki era realmente aquel Suneater, quien había enamorado perdidamente a Nejire.
Lo cual significaba que podía volver a hacerlo, con el título o sin él. Ya lo había hecho antes y Shinso mismo cargaba fastidiado aquel título cuando Nejire mencionaba una y otra vez a Suneater, situaciones con él y como se veía frecuentemente amenazado con información que él no tenía. El verdadero Suneater estuvo avanzando todo este tiempo y...
Las ganas de vomitar acudieron a él cuando llegaron hacia el domicilio de Nejire, no podía pensar en nada más que en la realidad avanzando con premura para aplastarlo en su mentira. Él se había adueñado del personaje de Suneater y a este paso la verdad podría aplastarlo en cualquier momento. La observó en el asiento del copiloto mientras salía del auto y se despedía con la mano con una sonrisa, temía tanto perderla ahora que la había encontrado. Se alejó de ahí sudando frio, una vez que forzó una sonrisa en su rostro. Con las cartas sobre la mesa, debía actuar correctamente a continuación si quería ganarle, a pesar de que aquello estaba en su contra.
Shinso estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para no fuera arrebatada de su lado.
¡No se imaginan la emoción que tuve al escribir este capítulo! Y el esfuerzo para que la tensión de ambos se sintiera tan tangible.
Pueden dejar sus comentarios de que les parece la historia, eso siempre me anima a continuar!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top