Bésame
Dio una pincelada a su dedo meñique con el esmalte rojo, hasta que finalmente se miró las uñas de los pies que iban de la misma tonalidad que las de sus manos. Se levantó para colocarse una mascarilla, asegurándose que estuviera bien puesta y se recostó en la cama, tomando su móvil mientras esperaba el tiempo necesario con la mascarilla.
Por inercia entró al chat que tenía con Shinso, pero se salió al recordar que no habían hablado demasiado desde hace unos días. Las cosas entre ellos de alguna manera habían terminado tensas desde aquel día de la presentación de su libro. Ella aún seguía sentida porque él no le preguntó al respecto y simplemente ambos estaban distanciados. Salió de la aplicación y entró a instagram para revisar las nuevas publicaciones cuando la notificación de un mensaje nuevo llegó. Lo presionó entrando al chat y leyendo una sola frase.
Nejire se levantó de golpe, tirando la mascarilla de esa forma y con una velocidad impresionante se lavó la cara, se cambió y salió corriendo de su departamento para tomar el primer taxi que vio. Subió corriendo las escaleras y tocó la puerta una vez que se aseguró de que era el número correcto.
—Veinte minutos. —Indicó el hombre al abrir. —Me sorprende tu nivel de determinación.
Nejire estaba sostenida al marco de la puerta recuperando el aliento de haberse movido tan rápido para poder llegar ahí lo antes posible.
—No me subestimes. —Se enderezó y sonrió.
Mirio sonrió mientras se hacía a un lado para que pasara al departamento, a lo que la fémina entró en total confianza. Contempló el par de sillones de la sala con una televisión y la consola preparada. A fin de cuentas a eso había venido. Aquel mensaje de Mirio la había tomado por sorpresa pero había esperado meses para recibirlo. En sus primeros encuentros en el hotel con el rubio y tras intercambiar números ambos coincidieron con un gusto en particular, un videojuego. Su versión reciente en RPG saldría en un par de meses y Mirio dejó en claro que había alcanzado la pre-venta. Nejire le hizo prometer que una vez que lo tuviera tendrían que jugar juntos. Y por fin había llegado el día.
Se percató de que el departamento estaba mucho más limpio de lo que esperaba y era amplio. El sonido de la licuadora la alertó, girando sobre si misma y encontrando a Amajiki en la cocina. Desde aquel día en la presentación habían hablado un par de veces de forma normal, pero no habían estado a solas. Recordó la alegría de verlo ahí a él y como lo abrazó sin pensar, además de que su cuerpo reaccionó tan nerviosamente ante él. ¿Porque se sentía nerviosa a su alrededor? Esa era la pregunta que la había estado atormentando esa semana. Eran amigos a fin de cuentas ¿no? De alguna manera ilógica había olvidado que Mirio vivía con él, por eso el verlo de pie fue una sorpresa.
Tamaki giró y ambos se observaron un instante. Nejire apartó la mirada a la par que su corazón resonaba en su pecho con violencia. En toda esa semana buscó aferrarse a la idea de que no estaba pasando nada con Tamaki y que las cosas seguían de la misma forma. Y estar ahí era una manera de dejarlo en evidencia, que todo estaba bien entre ellos y que nada había cambiado.
—Es hora de empezar. —Indicó Mirio mientras se acercaba y sentaba en el sillón, tomando un control.
Nejire observó a Tamaki dar la vuelta y su espalda moverse por la cocina con aquella camisa oscura. Presionó los labios y reprimió las ganas de acercarse a él. Estaba en la casa donde el vivía, ¿cómo sería su cuarto? La idea la hizo sonrojar en extremo y sentarse junto al rubio.
—¿Amajiki jugará?— Preguntó con aire ausente.
—Si, solo esta preparando algo para comer. —Mirio ingresó al juego y el logo inicial brilló en la pantalla.
Tamaki apareció haciendo que Nejire se sobresaltara, dejó un plato con papas y un dip que era lo que estaba preparando hace un momento. Papas a la francesa con queso y tocino y una salsa encima y un par de emparedados de carne. O eso era lo que Hado pudo identificar. Tomó una papa frita y se la llevó a la boca antes de tomar el control que Mirio le ofrecía. El rubio siempre se jactaba de cuanto le gustaba vivir con Tamaki porque eso significaba comer rico siempre y Nejire lo comprendió.
—Hado-san ¿todo bien? —Preguntó Tamaki sentándose a su lado, una vez que tomó su control.
Ella asintió y Mirio exclamó emocionado que se concentraran en el juego. De esa forma los tres se sumieron en el juego durante toda la tarde, gritando de vez en cuando por la emoción y hablando lo suficientemente fuerte en medio de un enfrentamiento, esto más que nada del rubio y de Mirio, al ser tan energético ambos de forma normal y más cuando estaban en un momento crucial. Mirio presionando fuertemente los botones y Nejire acercándose más de la cuenta a la pantalla.
Mirio dejó salir una exclamación cuando el evento online donde entraron terminó y se levantó, estirándose y dirigiéndose a la cocina para tomar un par de cervezas y regresar. Abrió una y la tomó hasta el fondo.
—Eso ha sido alucinante. —Puntualizó el rubio.
—No puedo esperar para comprar la versión en linea y poder jugarlo en casa. —Indicó Nejire mientras abría una lata y daba un trago.
—Sabes que puedes venir a jugar cuando quieras, eres bienvenida, además que siempre habrá comida. —Mirio miró a Tamaki quien había ido por un refresco a la cocina y regresó.
—¿No tomas, Amajiki-kun? —Preguntó Nejire al verlo tomar una soda.
—Tamaki no es muy resistente al alcohol. —Se burló un poco el rubio.
Mirio recordaba en las contadas ocasiones donde su amigo había tomado lo suficiente para alcoholizarse y como se había puesto...curiosamente divertido. Tamaki simplemente desvió la mirada y siguió en lo suyo. Pero la duda de que manera era Tamaki alcoholizado despertó la curiosidad femenina.
—He pedido unas pizzas para celebrar el triunfo —Indicó Mirio mientras tecleaba en su móvil la dirección.
Nejire observó la hora en su reloj, era mucho más tarde de lo que pretendía.
—Es tarde y creo que...—Comenzó, aún podía alcanzar algún taxi.
—¿No cenarás con nosotros? —Togata dejó el móvil y la observó. —Si te preocupa regresar, puedes quedarte aquí, no tenemos problemas.
—¿Quedarme?
—¿Verdad Tamaki?
Nejire giró hacia el hombre que había estado pendiente de la conversación. Ella pestañeó un par de veces y lo único que Tamaki pudo pensar era en lo adorable que se veía haciendo eso. Pero finalmente asintió, hasta que la idea se procesó en su cabeza ¿Nejire quedarse a dormir ahí? ¿Bajo el mismo techo que él? La idea lo mareó, por lo que se levantó para irse a mojar el rostro, debía tranquilizarse, controlarse o haría un espectáculo vergonzoso.
El simple hecho de que Nejire estuviera en su departamento lo ponía realmente nervioso y más cuando Mirio salió de la nada con que ella llegaría en un par de minutos. Hasta había puesto el cronometro para ver cuando demoraba. Él tenía que controlarse o era lo que había estado repitiéndose desde aquel día de la presentación de su libro.
Cuando se encontró a Shinso con flores en las manos, muchas cosas pasaron por su cabeza. El hecho de ser descubierto haciendo algo inmoral...cuando la realidad es que solo estaban caminando. Pero lo que realmente implicaba era el problema. Tamaki sabían que ellos estaban juntos y a pesar de eso...él se emocionaba tanto al compartir tantos momentos con ella, la chica con la que se había mandado tantas cartas en el pasado. Y eso era algo que Shinso sabía muy bien y por eso mismo le dedicó aquella mirada de advertencia que dejaba en claro que se alejara.
Él mismo sabía que estaba mal el ilusionarse o compartir tanto tiempo con Nejire, sin embargo, no podía evitarlo. Además él mismo sabía que eran simples amigos y si él se ilusionaba con el tiempo que compartían como amigos, era cosa suya. No estaba interviniendo en la relación de los dos.
Mirio lo había reprendido seriamente cuando llegó corriendo aquel día, diciendole que debió quedarse ahí y que no debería sentirse mal. A fin de cuentas el que había actuado deplorablemente era Shinso. Desde el inicio Mirio dejó en claro que no le gustaba lo que Tamaki estaba haciendo, pero el que Shinso hubiera actuado de forma tan baja como robarse a la chica que él sabía que Amajiki quería, eso fue realmente cuestionable. Sabía que Tamaki tenía parte de la culpa al ser cobarde, pero Hitoshi debió tener un poco de consideración por la amistad que tenían. Y por eso mismo lo reprendió porque Tamaki no debería sentirse mal, él no estaba haciendo nada malo. El que había actuado mal era Shinso.
Togata confiaba que Nejire viera a Suneater en Tamaki, porque a pesar de que el cocinero lo manejaba como un alter-ego, la realidad es que formaba parte de él. Tamaki siempre había sido Suneater y si prestabas atención, lo notarías. Por lo que esperaba que Nejire se percatará y Shinso quedara de lado en una relación donde no debió intervenir.
Tamaki regresó sobre sus pasos y vio la pizza en la mesa, por lo que se acercó tomando un pedazo, en un intento de relajar su estomago. Dio una mordida mientras escuchaba como se reían y bebían cerveza.
—Prueba esta Amajiki-kun, es muy buena. —Nejire le acercó el pedazo y él mordió con vergüenza.
En algún punto Mirio le preguntó algo sobre ir a comprar algunas cosas al día siguiente mientras Hado se enfrascaba en su móvil mientras seguía comiendo. La noche era realmente amena y Nejire apreciaba que la invitaran a quedarse, no recordaba cuando fue la ultima vez que convivió de esa forma con alguien. Tal vez con su familia, porque una vez que salió del orfanato su vida se resumió a trabajar.
—Oh, ¿ustedes irán? —Nejire mostró la imagen en su móvil.
Hace un mes, en junio, le había llevado un correo del hotel pero ese día en la mañana le llegó otro como recordatorio debido a que estaba la fecha encima, la imagen decía que era el 9 de agosto y solo faltaban unas semanas. Un baile de celebración por el aniversario del hotel.
—Eso...no vamos desde hace años. —Mirio dio un mordisco a su ultimo pedazo de pizza y dio un trago a su cerveza. —Solo el primer año, según recuerdo. No esta en mis planes ir. —Masticó el ultimo bocado.
Nejire vio el cartel del evento leyendo las indicaciones del evento, girándose hacía Tamaki.
—¿Y tú irás?
—Yo...no lo creo. —Tamaki no se sentía cómodo en ese tipo de eventos.
—Quiero ir...le preguntaré a Nemuri o a Kaina.
De esta forma la reunión siguió con una competencia de ver quien vaciaba la lata de cerveza antes, Nejire o Mirio, riéndose cuando Mirio ganó y repitiendo un par de veces el concurso. Tamaki entretenido en observar a ambos riendo y llevarse tan bien. Mientras tanto recogió las cosas de la comida. Al final él había tomado solo media lata, pero dejándola de lado. No quería tomar en ese momento y menos con la fémina en casa. Se perdió en su habitación, asegurándose que todo estuviera en orden para que Nejire durmiera ahí. La simple idea lo hizo sonrojar y ocultar su rostro con sus manos. Jamás pensó tener a Hado durmiendo en su habitación.
Guardó un par de cosas como el cesto de ropa sucia que se reprendió de no lavar antes, y se aseguró de cerrar el cajón donde tenía todas las cartas que habían compartido. No es que pensara que ella fuera a revisar, solo era cuestión de su ansiedad. Cuando regresó encontró a Mirio levantándose y estirándose.
—Bueno, es hora de dormir, me despido. —Caminó hasta perderse en su cuarto.
Tamaki se acercó hasta Nejire que recostaba la cabeza en el respaldo del sillón y tenía los ojos cerrados ¿se había dormido No podía dejarla durmiendo ahí, por lo que sentó a su lado y la sacudió ligeramente.
—Hado-san
La mujer abrió los ojos y se enfocó en él, sonriendo ligeramente.
—¿Qué sucede?
—Puedes ir a dormir a la habitación.
La chica se quedó quieta unos momentos, negó con la cabeza y subió sus piernas al sillón, con un puchero en el rostro que a pesar de verse un poco adormilada se veía adorable.
—Quiero quedarme un poco más contigo.
—¿Conmigo? —Aquello lo tomó por sorpresa.
—Casi no hemos hablado y aún es temprano. —Se acercó más hacia él, subiendo las rodillas al sillón y mirándolo fijamente. —Porque esta tentación no se ha ido por más que lo intento.
Tamaki tragó saliva cuando ella se acercó un poco más, por lo que él retrocedió en el sillón. ¿Tentación? Había tomado lo suficiente para que estuviera adormilada pero no para que alucinara o soñara cosas despierta.
—¿Tentación? —Tartamudeó.
Nejire siguió acercándose y Tamaki retrocedió hasta que llegó al borde del sillón, no había donde más alejarse. Hado se acercó lo suficiente para quedar casi encima de él, estiró su mano y con su dedo indice tocó los labios masculinos. Tamaki tembló desde su cabeza hasta la punta de sus pies ante ese ligero contacto y la corta distancia entre ellos.
—De probar tus labios.
Su corazón se paralizó al escuchar sus palabras y ver como se acercaba aún más, hasta que los latidos desesperados de su corazón agitaron todo su interior, el sudor frio bajando por su cuello y sin poder controlarse cerró los ojos. Sintió un peso sobre él y cuando se animó a abrir los ojos vio como Nejire había caído dormida encima suyo. Su rostro enrojeció y se obligó a si mismo a respirar adecuadamente antes de moverse, librándose del agarre de la fémina. Con toda la valentía que pudo y con su corazón a punto de salirse la cargó entre sus brazos y caminó hasta su cuarto. Ella balbuceó algo que no logró entender. El camino a su habitación resultó demasiado largo, por lo que cuando llegó ahí se sintió aliviado. Estaba a punto de tener una crisis nerviosa, por lo que se recordaba que debía respirar.
La recostó en su cama, la cubrió con su sabana y dio la vuelta, tocando su pecho para asegurarse que su corazón no terminaría saliendo de su sitio. Respiró profundamente un par de veces. Cuando se aseguró que su corazón no se detendría, se dispuso a salir de la habitación. Pero sin preverlo dio media vuelta y observó a la fémina dormir en su cama. Su rostro totalmente serio y quieto al dormir, sus labios ligeramente abiertos y como balbuceaba de vez en cuando. Se llevó sus dedos a sus propios labios y se sonrojó al recordar la manera en que ella los había tocado y su mirada determinada a obtener...
¿Qué era lo que Nejire quería hacer en ese momento?
Tragó profundamente y sin pensar levantó la mano, tocando con la yema de sus dedos la mejilla femenina y sintió sus dedos cosquillear de la emoción. Sus dedos descendieron hasta la comisura de los labios femeninos y los observó con fijación. Ella había dicho que había tenido tentación de probar sus labios ¿no? ¿eso era real o lo había soñado? ¿O tal vez ella lo había dicho sin más por el estado en el que estaba? No, él estaba seguro que ella no sabía ni de lo que decía. Pero en cambio él... si deseaba tanto besarla.
Presionó sus labios temblorosos y sin más dio media vuelta, saliendo de su habitación, controlando aquello que tanto deseaba en ese momento.
Suspiró por décima vez en el día, desviando la atención de los documentos que tenía enfrente y dejando caer la pluma con cierto fastidio.
Tomó su móvil que tenía a un lado y revisó si había alguna notificación, pero no había nada. Lo cual lo llevó a pasar la mano por su cabello, despeinandolo. Estaba realmente frustrado ¿cómo sus intenciones por asegurar su relación con Nejire habían terminado en esto? No se suponía que resultara de esa forma, las cosas deberían estar bien entre ellos. Pero después de aquella fatídica noche donde se encontró con Tamaki de la mano de Nejire, las cosas decayeron. Comenzó a comportarse más atento, considerando que antes no hablaban en todo el día cuando él estaba en juicio, a preguntarle donde estaba y con quien más frecuentemente.
Aquello más que emocionarla pareció enojarla y comenzó a ignorarlo, respondiendo vagamente. Hasta que Shinso se presentó fuera del Hotel con flores y al verla simplemente la beso. Lo cual pareció enojarla al hacerlo de forma impulsiva. Y eso desató su primera pelea, donde Hado le reclamó sobre que se sentía asfixiada y que él ni la había preguntado por su libro, cosa que Shinso realmente recordaba haber hecho. Aunque no podía asegurarlo por estar fuera de control ese día. Y desde ese momento las cosas estaban tan tensas, se saludaban en la mañana y él le informaba de un par de cosas importantes, pero no se habian visto ni hablaban como antes.
Movió la pierna de forma inquieta, las cosas se le estaban yendo de las manos.
—Que sucede?
La voz lo sacó de sus pensamientos y centró su atención en el hombre rubio a su lado, Tsunagu Hakamata. Era el fiscal con el que había estado trabajando como su asistente y que justo en ese tiempo que estaban llevando un caso en ese momento, armando la defensa que sería en un par de días. Se sintió abrumado de que notara su estado inquieto. Pensó en restar importancia y decir que no era nada, pero sabía que Jeanist, como le decían, no lo dejaría en paz. Además que necesitaba hablar con alguien más que consigo mismo.
—Es un problema personal, estoy saliendo con alguien pero...hay otra persona y él me esta haciendo perder el control. —Declaró, dejando salir aquel peso que lo perturbaba.
Jamás consideró que Tamaki podría hacerlo perder el control, en el pasado si se lo hubieran dicho, hubiera reído. Pero las cosas eran tan diferentes en ese momento. Él parecía avanzar y Shinso retrocedía sin poder evitarlo. Suspiró nuevamente, debía hacer algo, necesitaba recuperar a Nejire, en este punto la quería tanto que no podía dejarla ir con tanta facilidad.
—En un juicio te manejas con cautela, sobre todo si consideras que el abogado defensor es más experimentado que tú. —El hombre lo miró fijamente, mientras pasaba su mano por su cabello perfectamente peinado. —En ese caso lo peor que puedes hacer es perder los estribos ya que te llevará a perder el caso.—Aseguró antes de cerrar la carpeta en sus manos. — Debes observar, escuchar y de esa manera utilizar sus argumentos contra él.
Shinso escuchó atentamente, entendiendo lo que aquella metáfora de juicios quería dar a entender. No le servía nada descontrolarse o estar a la defensiva con Hado. Debía ser más inteligente, debía actuar adecuadamente si no quería perder el juicio. Sonrió de medio lado agradeciendo a Jeanist.
—El juicio esta por empezar...—Tsunagu se levantó. —¿Te ayudo con tu cabello?
Shinso nunca entendería la obsesión del hombre con los peinados fijos, pero aceptó.
Contempló su figura en el espejo de cuerpo completo de su habitación, girando el cuerpo para ver la parte trasera y asentir conforme de lo que veía. Era un vestido azul cielo de tirantes con tela tipo tul, un poco de tela caía por sus brazos, en las uniones tenía un par adornos de mariposas. Aquellos adornos un poco fantasiosos en todo el vestido, flores y mariposas fue lo que la llevaron a elegirlo. Tenía un ligero corte en v en el escote con alguna piedrería plateada. Un corsé blanco moldeaba su cintura y el vestido caía en un corte v invertido con brillos y más mariposas en la tela. Había rentado el vestido unas horas antes por estar a las carreras y no se lo había podido probar, confiando que le ajustara. Finalmente se colocó el antifaz en su rostro, a fin de cuentas ese era el emblema del baile.
Se había confiado demasiado con los tiempos pero algunas cosas pendientes en el trabajo la retuvieron. Pero logró salir a tiempo para arreglarse para el baile con el que iría con Nemuri. Nunca había ido a un baile como tal, solo se permitió el soñar despierta cuando los veía en las peliculas. Por eso mismo se había aferrado a asistir en esa ocasión. Rizó las puntas de su cabello que descendía por su espalda y aplicó un poco de rimel y rubor para terminar su maquillaje. Sonrió satisfecha al ver el resultado final antes de salir rápido de casa hacía el hotel.
Era demasiado tarde y sabía que Nemuri la mataría por no estar a tiempo.
En el camino su mente regresó a semanas atrás, cuando se había quedado a dormir en casa de Mirio y Tamaki. En algún punto entre su nerviosismo por el chico tímido y la personalidad de Togata, comenzó a tomar más de la cuenta, sin saber que había sucedido. Había despertado horas más tarde, disfrutando del aroma sutil pero agradable de Tamaki, hasta que abrió los ojos y se dio cuenta que estaba en su habitación. Y aún con el malestar de la resaca...hundió la cabeza en la almohada de Tamaki, sintiéndose tan avergonzada de estar en la cama que él siempre usaba...ese había sido el lugar donde había estado hablando con ella cuando fue el aniversario de la muerte de su madre. Y pronto se puso a curiosear encontrando las fotos que ella misma igual tenia bastante presente en su habitación. Ese lugar era tan él...y se sintió un poco vacía de tener que salir de ahí, siendo recibida por un caldo especial para la resaca, comiendo a un lado del rubio con la expresión más seria que le había visto. Y cuando salió de ahí, la idea de repetir esa noche vino a su mente y su estomago revoloteando, esperando no haber hecho nada incorrecto.
Aunque...la realidad es que ver a Tamaki ahí, con ropa tan ligera y de forma más...privada le hizo pensar demasiadas cosas. Cosas que habían estado merodeando su cabeza, que intentaba reprimir pero que seguían saliendo. Que se sentiría besarlo y lo adorable que se veía con sus mejillas coloreadas. Era increíble que a pesar de que antes no podía ni cruzar media palabra con ella ahora...las cosas eran tan diferentes. El tenerlo a su lado era algo que Nejire disfrutaba enormemente y los sentimientos que despertaba en ella, sin ningún nombre especial...la tenían confundida.
Descendió del uber que había llamado, viendo algunas personas entrando al hotel por la puerta lateral, hacia la sala donde sería el evento. Ingresó al lugar, había visto la decoración o parte de ella en la tarde pero de noche y con las luces se veía realmente mágico. Caminó alrededor del sitio en búsqueda de su amiga, percibiendo a varias personas bailando en el centro. Le hubiera gustado experimentar algo como eso, pero en esa ocasión simplemente sería una espectadora. Había ido a divertirse con Nemuri por primera vez en un baile y eso era suficiente.
Aunque esa era la idea, porque mientras más caminaba por el sitio, no encontraba a su amiga recepcionista. ¿Acaso no había asistido? Revisó su celular pero solo tenía un mensaje de que ya estaba ahí. Por lo que debería encontrarla... siguió caminando mientras tecleaba un mensaje, cuando chocó con una pareja. Su tobillo se torció por la colisión y buscó sostenerse de algo, reprendiéndose por perder el equilibrio con aquellos tacones. Sintió una mano rodear su cintura y frenar su caída.
Parpadeó contemplando a quien la había sostenido, hasta que la ayudó a incorporarse. Lo observó una vez que estuvo de pie y el atuendo tipo victoriano que tenía; camisa blanca encima un chaleco oscuro con pantalones a juego y un saco largo por la parte de atrás. Los botones y adornos de los brazos eran dorados. Y un antifaz oscuro con dorado cubría sus ojos.
—¿Se encuentra bien? —Habló el hombre sobre la música que resonaba en el sitio.
—Si, yo...solo tropecé —Sonrió de forma torpe. —Estaba buscando a una amiga. —Observó a su alrededor.
Hasta que finalmente encontró a Nemuri...pero no estaba sola, estaba junto a un hombre sonriendo de forma coqueta. Y aquello le dio la respuesta de porque no la había encontrado hasta ese momento. Había demorado lo suficiente para que consiguiera una pareja y la dejara sola en ese baile.
—Aunque creo que me he quedado sola. —No iría ahí, solo estorbaría ¿acaso debería irse?
Su atención regresó al hombre a su lado que la había salvado de una caída ridícula. Él le sonrió ligeramente y extendió su mano de manera caballerosa.
—Si se encuentra sola, permitame acompañarla esta noche.
Nejire no supo si fue por su manera de decírselo, por aquel gesto un poco antiguado o por el agradecimiento de salvarla, pero finalmente tomó su mano. Estaba ahí de todas formas y quería aprovechar el momento. Él la llevó hasta la pista de baile, inclinándose cuando la canción inició, pasó una mano en su cintura y con la otra sujetó su mano. Hado se estremeció ante el agarre del hombre y se dejó guiar al ser inexperta en ese ambiente. Él la acercó más a su cuerpo cuando empezaron a girar en la pista de baile. Hado fue atrapada por la mirada penetrante a través del antifaz, era oscura como la noche pero al mismo tiempo sentía como la hacía estremecer hasta la médula. La tenía hipnotizada, sin poder escapar de ella en cada vuelta, su corazón agitándose al sentir el calor de la piel contraria y como aquella cercanía, que no era demasiada, era como una corriente atrayendola hacía él, hasta acercarse aún más.
¿Como eso era posible? ¿El magnetismo que aquel hombre despertaba en ella? Apenas lo conocía hace unos minutos o acaso...
—¿Nos conocemos? —Sintió su voz débil, insegura, algo atípico en ella.
—Si —Mencionó su pareja de baile mientras tomaba una mano y la hacía girar en el arco de su brazo, para volver a sujetarla.
Aquella respuesta la desconcertó totalmente, porque si ella hubiera visto a ese hombre antes, esa mirada, lo hubiera reconocido en cualquier sitio. Pero ella sentía que él decía la verdad, su propio interior le indicaba que lo conocía.
—¿Quien eres? —Se aventuró a ser más directa.
Él la hizo girar una ver más y volvió a sujetarla, esta vez un poco más cerca, hasta que sus narices estaban por tocarse. Esto para que ella pudiera escucharla considerando la música que llenaba el salón.
—¿Quien crees que soy? —Respondió en un susurro.
Si ella supiera quien era no se lo hubiera preguntado...aunque ¿a que se referia? Había dicho que se conocían y podía descartar a todos con facilidad, esa mirada, ese porte y elegancia para moverse, movimientos seguros y concisos...Un solo nombre vino a su mente, haciendo cosquillear su interior.
—Suneater
Y aquel hombre sonrió, confirmandolo de forma arrebatadora que le detuvo su corazón.
Con aquella confirmación, una vez que la canción terminó, Nejire lo tomó de la mano, guiándolo fuera de la pista de baile, hacia el balcón del salón, donde podía apreciarse el jardín trasero, que estaba iluminado por luces que parecían gotas brillantes. La realidad es que había dicho otro nombre diferente al que vino a su mente, pero Suneater salió de su boca antes de pensarlo...porque aquella imagen era totalmente él.
Una vez fuera y un poco más iluminado, al poder observar su cabello oscuro y sus facciones debajo del antifaz un poco mejor, aquel nombre resonaba mucho más fuerte, haciendo latir su corazón hasta sus orejas. Lo observó fijamente.
—Yo...necesito saber tantas cosas.— Se sentía tan cercano a quien tanto imaginó mientras compartían cartas que no quería dejar ir esa oportunidad.
Él se quedó quieto unos segundos, como si considerara su idea, hasta que finalmente comenzó a moverse hasta el borde del balcón, hasta que finalmente habló.
—Puedes hacerme cinco preguntas.
Nejire sonrió ante sus palabras e intentó ordenar su cabeza para elegir las que eran más importantes en ese momento.
—Todo este tiempo...¿pensaste en algún momento en mi? —Era una de las cosas que más la habían mortificado.
Todos esos años Nejire siempre lo tuvo en su mente, preguntándose porque jamás había llegado una respuesta, si algo le había sucedido o si simplemente no quiso responder.
—Todo el tiempo, en cada momento.
Nejire sintió tanto alivio de escuchar eso, de saber que fuera de lo que ella quisiera pensar o suponer, ella había estado tanto en su mente como él en la de ella. De alguna manera habían estado conectados en ese tiempo o eso era lo que Hado quería pensar.
—¿Leíste mi ultima carta? —Preguntó aunque sabía la respuesta, quería confirmarlo. En todo ese tiempo varias teorías vinieron a su cabeza, sobre que alguien más la tomara y por eso jamás recibió una respuesta.
—Si, lo hice.
Eso desechó cada una de sus teorías y dejaba en claro cual era la realidad de todo eso, algo que era más doloroso, el esperar tantos meses una respuesta antes de salir del orfanato.
—¿Por que nunca obtuve una respuesta? —Haciendo referencia a esa ultima carta.
El se quedó callado, desviando su mirada de la fémina y observando el jardín iluminado. Aquella era la pregunta que más la había atormentado en todo ese tiempo. El porque, se había inventado tantas excusas en ese tiempo pero la verdad solo podía tenerla él. El misterio de porque su comunicación se cortó de la nada era algo que no la había permitido vivir libremente, necesitaba una respuesta.
—Por miedo.
Esa respuesta la sacó de todo balance ¿miedo? De todas las teorías que había tenido, esa jamás cruzó por su cabeza, no entendía a que se refería con miedo. Aquella ultima carta hablaba sobre conocerse en persona, algo que considerando las cartas anteriores dejaba entrever que ambos querían. Sin embargo, esa respuesta... ¿él tenía miedo de conocerla? ¿De que ella fuera diferente que en las cartas? ¿O a que le tenía miedo? Pensó en preguntar pero solo tenía dos preguntas más y debía utilizarlas adecuadamente.
—Tú...¿alguna vez me quisiste?
A pesar de que estuvieron hablando durante dos años por cartas puestas en el agujero de un árbol, ese tema jamás fue mencionado entre ellos, al menos no de forma clara. Ella se había enamorado perdidamente de Suneater y aunque en ocasiones ella lanzaba algunos comentarios de indirecta sobre que sentía algo por él más que amistad, él jamás le respondía, como si lo evitara. Lo cual en muchas ocasiones le hizo pensar que sus sentimientos eran unilaterales. Hasta que él era lo suficientemente lindo o decía algo que era demasiado profundo para decirselo a una amiga y la hacía dudar.
Él alejó su mirada del jardín y la miró directamente a los ojos.
—Aún lo sigo haciendo.
Aquello detuvo el corazón de Nejire, quien sonrió con su rostro enrojecido y miró al mismo jardín, en búsqueda de su última pregunta, preguntándose que sería adecuado para finalizar esto. Sentía que el tiempo estaba yendo demasiado deprisa. La música llevaba hasta donde estaban, pero era baja, lo suficiente para que pudieran escuchar sus voces.
Suneater giró su cuerpo hacia ella y ofreció su mano, ella lo tomó. Él rodeó su cintura y se enfrascaron en una danza tranquila, de ambos girando en esa privacidad del balcón. Nejire no podía apartar sus ojos de él y a él le sucedía de la misma forma, sus ojos no podían apartarse. Y la manera en que él la miraba, tan cálida que podía sentirlo en su interior...confirmando su última respuesta. Sentía que flotaba en cada paso y por primera vez cerca de aquel del que se enamoró en su adolescencia. Y con ese pensamiento vino su última pregunta. Él la giró hasta que sus manos volvieron a encontrarse.
—¿Harías cualquier cosa por mi?— Estaba yendo demasiado lejos, pero ese era un momento único.
—Caminaría sobre el fuego por ti. —Sonrió y la decisión se observó en sus ojos.
La canción terminó y él se llevó su mano hasta sus labios, en un gesto tierno y cariñoso.
—Bésame.
Él se quedó quieto unos segundos, pensando que había escuchado mal por la música que llevaba, pero la mirada femenina le confirmó que aquella petición era real. Por lo que Suneater simplemente se inclinó y la besó en los labios.
Los fuegos artificiales destellaron cuando sus labios se encontraron y todo el interior de Nejire sucumbió al contacto.
Sé que lo digo seguido pero AMO TANTO este capítulo que aún ahora leyendolo me pongo demasiado mal. ¿Les gustó? ¿cuál ha sido su favorito hasta ahora? ESTE ES ESPECIAL, un beso, un beso que podría significar tanto AAAAAA. La última parte de ellos bailando esta basado en la canción que dejé en el inicio.
¿Qué piensan que sucederá ahora?
¡Que esten bien!
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