26.
Poco antes del amanecer logramos enviar el vídeo a todas las pantallas táctiles activas en la Capital Mundial. Nuestras precarias capacidades de edición de vídeo demoró el envío, pero el producto que habíamos realizado de diez minutos ya estaba siendo difundido por toda la ciudad.
Cuando el sol salió apagamos todas las luces de la bodega y quedamos a oscuras por un rato mientras el tenue astro empezaba a iluminar el cielo. Ya enviado el video, solo podíamos esperar un poco para editar el segundo y enviarlo. Polaris estaba registrando la oficina donde realizamos la edición mientras yo bajé a reunirme con los de la Cueva.
Con cada peldaño pensé en todas las escenas de la primera transmisión. Aunque no me sorprendió lo que realizó, me pareció chocante verlo llevarlo a cabo. Pareció como si fuera la misma persona en el pasado que en el presente, aprendiendo a manipular la gente para luego darles la estocada final por la espalda. Además, las conversaciones con Isaías me hacían dudar del anciano, pero ya habían pasado veinte años y sabía de primera mano que él sí ha cambiado, en pos de ayudarnos.
—¡Ey Marcus! —El saludo de Ulio que me observó bajar al primer piso me saca de mis pensamientos.
Levanté la mano y la ondeé.
—Hola Ulio, ¿cómo van los enfermos?
—Algunos ya han fallecido lastimosamente —La noticia me deprimió un poco, sin embargo atisbo un brillo en los ojos—. Pero la mayoría ya respira normalmente y espero que si siguen así se puedan recuperar en un par de días.
Suspiré ante la buena noticia, aunque siento que todo anda muy bien para ser verdad.
—Eso me parece genial... supongo.
Me mordí el labio por parecer tan seco, aunque me sorprendió hasta donde hemos llegado.
—Deberías visitar a Isaías luego, es uno de los que han mostrado mejor avance. —Ulio parecía conocerme perfectamente, aquel anciano significa mucho para mí después de todo esto—. Ya no jadea tanto, solo un poco pero ya es por su edad. Además, parece ansioso desde que te entregó aquel objeto.
Sonreí con franqueza y agradecí todo lo que me ha contado. Me comentó antes de irme que lo dejara dormir, así que mientras busqué algo para comer.
Avisté en una esquina de la bodega un trio de personas organizando unas cajas y extrayendo alimentos de ellas. Empecé a avanzar hacia ellos, rodeando el área de enfermos mientras me preguntaba dónde estarían depositando los muertos. Apreté los labios al recordar a Rihouel y todos los que se fueron con ella.
Mientras caminaba observé a Isaías durmiendo entre más enfermos, ya no estaba completamente cubierto por la manta y desde aquí parecía más tranquilo que antes.
Cuando logré llegar, un hombre de los tres que estaban trabajando en las cajas detuvo su labor y me saludó. Su piel era muy clara al igual que su cabello rubio como el sol. Apretó mi mano tan fuerte que sentí que me la iba a romper, la sacudía frenéticamente mientras me agradecía por todo lo que había hecho desde la huida de la Cueva. Dijo que sin mí todos estaríamos muertos allá abajo, que gracias a mí habían encontrado toda esta comida. Y aunque mucho de eso era cierto, ahora yo sólo quería zafarme de su apretón y comer.
—Eh... Sí... De nada —murmuré sin saber todavía quién era él—. ¿Cómo está distribuyendo la comida? ¿Puedo agarrar algo?
El hombre se volteó y con un ademán se comunicó con otro de los hombres ahí trabajando. El otro le respondió y empezó a hurgar en uno de los cajones para sacar un trozo de carne seca y una pequeña manzana. Con un ágil lanzamiento la comida voló hacia la mano del hombre frente a mí, el cual la agarra con facilidad al vuelo y me la tendió.
—Estamos intentando racionarla, puesto que aunque es bastante no es infinita —Su sonrisa me abrumó así que intenté responder con un gesto similar—. Pero mira, puedes comer esto.
Le agradecí por la comida y observé hacia el techo, donde las lámparas ya apagadas colgaban y la luz del sol se colaba levemente por los ventanales translúcidos del cielorraso y las paredes. Me alejé un poco agradeciendo una vez más y me senté en el suelo a comer lo que me habían entregado. La carne seca estaba salada pero deliciosa y la manzana estaba dulce a más no poder a pesar de su tamaño y la estación en la que estábamos.
Mientras mastico un pedazo de la fruta observé la ventana de la oficina donde estuve con Polaris. Por la distancia no lograba observar nada, pero cada tanto alcanzaba a notar movimientos de un lado a otro. Bostecé ante el cansancio y empecé a considerar dormir un poco, para descansar después de estar toda la noche en vela. Cerca de mí encontré un bulto de costales vacíos así que agarré uno y lo manipulé hasta que quedó una almohada decente. La coloqué en suelo y me recosté, para luego caer dormido por el agotamiento que me poseía.
Pasado un largo letargo de un sueño sin sueños me despierto por una sacudida que me pone alerta. Abro los ojos y me compongo lo más rápido que puedo. Observo a mí alrededor, consciente del posible peligro, pero solo hay una persona junto a mí. Tiene los brazos encogidos y en su rostro se muestra una reacción de sorpresa.
—¿Estás bien? —La voz es delicada—. Pareces agitado.
Polaris suelta una risilla al notar que solo estoy asustadizo, a lo cual yo destenso los hombros y suspiro.
—Sí —respondo a regañadientes—. Me asusté, ¿sabes?
—Parece como si hubieras sentido que el techo se caía o algo.
Aprieto los labios. Olvido que ella no conoce todo lo que sucedió allá en la Cueva, no he tenido el coraje para decírselo.
—¿Qué quieres? —pregunto enojado.
—Solo decirte que encontré una pantalla táctil en la oficina, y que ya se hizo una declaración pública sobre el vídeo en los noticieros.
Mis ojos se abren cuando me cuenta todo esto.
—Y... ¿y qué dicen? —La emoción empieza a recorrer mi cuerpo.
Agarra una pantalla táctil del suelo y me la extiende.
—Leélo por ti mismo —Agarro la pantalla táctil, la cual muestra un sitio web de un noticiero.
Empiezo a leer el cuerpo de la noticia, la cual explica con pocos detalles el vídeo y las repercusiones que ha tenido en la población. Con cada frase mi cuerpo se va excitando, al parecer todo empieza a funcionar según el plan.
—¡Esto está perfecto! —exclamo con júbilo—, si seguimos así poco a poco vamos a ir mostrando al mundo cómo era y es Magnus —Releo los últimos párrafos, donde explican la reacción de los ciudadanos ante la cinta—. Es cierto que la calidad del video nos juega en contra pero además de eso todo salió muy bien.
Por poco y escapo gritos de alegría al notar que lo que sentí que podría ser algo débil está en realidad funcionando. La situación de caza de los Aisce ha puesto a las personas en peligro y muchos se sienten amenazados al pensar que podrían ser denunciados y procesados en cualquier momento. No podía estar mejor, siento que puedo gritar de emoción a los cuatro vientos.
Sin embargo me contengo, habíamos acordado mantener el ruido al mínimo; después de todo, la bodega estaba cerca a otros edificios y estos tenían en este momento la impresión de que este granero está fuera de servicio.
—Y hay otra cosa, —No lograba descifrar su expresión, pero parecía que era una mezcla de nervios y excitación—. Algo que acaba de ser publicado en la página de la alcaldía.
—¿¡En serio!? ¿Cuánto dormí acaso?
—Es casi medio día, la noticia fue publicada hace un par de horas y la de la alcaldía hace no más unos minutos...
Sin embargo, su voz se pierde en el aire al concentrarme profundamente en la pantalla táctil conforme tecleo la dirección web de la Alcaldía de la Capital Mundial. Al cargar la página, lo primero que observo es el cuerpo principal del sitio, en donde antaño había un mosaico de fotos sobre la ciudad ahora había un corto texto con un encabezado en grandes y gruesas letras y el logo del régimen mundial y la Capital Mundial.
»Declaración Oficial Número 15 del mandato 09
»Alcalde Magnus A1, Alcaldía de la Capital Mundial
»Por la cual se insta a la población a proseguir activamente con los denuncios hacia los ciudadanos Aisce a las autoridades competentes por parte de la ciudadanía de la Capital Mundial.
»A su vez, se hace un incremento del presupuesto de las fuerzas de Orden y Paz para la búsqueda, identificación y captura de los Aisce en los terrenos de la Capital Mundial y aledaños, incrementando el radio de búsqueda a 2 kilómetros adicionales a los bordes políticos de la ciudad.
»Cualquier captura deberá ser llevada inmediatamente a juicio en la Ley Mundial. Desde ese punto, la institución se hará completo cargo de los detenidos y sus afiliaciones laborales, sociales, políticas y económicas.
»Por último, se otorga el permiso a toda la población de la ciudad a denunciar sin prueba aparente a los presuntos Aisce y llevarlos a las autoridades, las cuales tendrán la obligación de detenerlos temporalmente para realizar la identificación. Si el ciudadano llegase a ser un Aisce, se procederá a trasladarlo a la Ley Mundial para el procesamiento.
»La presente rige al momento de su publicación y deroga los demás artículos de la Ley que sean contrarios.
»Documento firmado el día 5 de Enero del año 2046.
»Alcalde Magnus A1.
La sorpresa del comunicado me congela en mi posición por unos segundos. La publicación obviamente no es una coincidencia. Magnus debe saber que son los Aisce los que publicaron ese video, y no está equivocado. Ahora debemos estar más en alerta y esperar que no nos encuentren aquí.
Levanto la cabeza al terminar de leer el documento y noto que Polaris me ha estado observando fijamente.
—Esto significa que nos están buscando —asume, con total seguridad—, debemos ser precavidos y no salir de aquí. Ya desactivé el GPS de las pantallas táctiles, espero que con eso sea suficiente.
Sin embargo, sonrío, porque significa que Magnus sabe que lo que estamos haciendo es una amenaza.
—Pero también representa que nos ve como una amenaza —La convicción de que vamos por el camino correcto va en aumento—. Debemos continuar con el segundo suceso, la que Isaías llamó Limpieza Latina.
Polaris asiente, cree lo mismo que yo lo cual me reconforta. Ya me he dado cuenta que tenerla como aliada es más importante que aislarla por el pasado, aunque no logro olvidar todavía todo lo que ha sucedido.
—Si quieres ve subiendo y trabajemos otra vez allá —propone—, yo quiero saludar a Shaile antes de volver a ponernos a editar algo.
Rodeo los ojos, me estresa un poco que ambas vuelvan a reconciliarse como si Polaris no hubiera hecho nada, pero bueno, así es la amistad supongo.
—Está bien —musito—. Sólo no te demores.
Polaris asiente contenta y se va con una de las pantallas táctiles, dejándome la otra en el suelo apagada.
Me levanto y estiro mis extremidades acalambradas por dormir en el suelo. Suelto un largo bostezo y termino de desperezarme para volver a la acción. Hace mucho no hablo con Sandra, todo este ajetreo me ha mantenido ocupado. Sacudo mi cabeza para despejar mi mente y agarro la pantalla táctil del suelo. La enciendo y distingo que es la que Polaris encontró en aquella pequeña pero atiborrada habitación. Es muy similar a la que tenía en la Cueva, pero un par de generaciones más vieja.
Empiezo a retomar mi camino hacia la oficina. Siento esto rutinario, como si fuera otra vez la vuelta al mundo real. «Pero esto es diferente». Sí, esta vez no trabajamos para el régimen sino en contra de él.
En mi camino cruzo la zona de enfermos y busco con la mirada a Isaías. Pero al encontrarlo veo que sigue dormido así que decido pasar luego. Subo las escaleras metálicas hasta llegar al cuarto. Al abrir la puerta descubro que todo está perfectamente ordenado, como si nadie hubiera entrado a buscar entre todas las cosas. «Polaris debió haberlo limpiado antes de salir». Me siento en una de las sillas de plástico de la mesa y me pongo a raspar los imperfectos de la superficie mientras vuelve Polaris.
Isaías había dicho que este suceso sería clave contra el CEO de Destino S.A. Fue poco lo que nos contó, pero al parecer en un momento de la planeación de la Renovación Mundial todos los contribuyentes, como Magnus, tomaron cada uno una tarea alrededor del globo, y el actual Alcalde fue el único que quiso realizar la «Limpieza Latina». No detalló mucho, solo nos dijo en qué época fue.
—Fue de las primeras acciones que se realizaron después de planear a fondo todo. Eran claves para el éxito de la Renovación, si alguien fallaba nada hubiera podido realizarse —relató Isaías—, ya después de ahí las cosas fueron fluyendo.
—Debió haber sido un suceso muy importante —comenté cuando nos contó aquello.
—No te imaginas muchacho, no te imaginas...
Ahora iba a verlo, mis manos empezaron a temblar ante mi imaginación jugando con aquellas dos palabras. ¿A qué se referirá lo de limpieza? ¿Y qué es «Latina»? Nunca había escuchado aquella segunda palabra.
Me cansé de esperar a Polaris, así que enciendo la pantalla táctil y accedo a la galería, esperanzado de que Polaris haya hecho una copia del vídeo de Isaías. Sin embargo, suspiro al encontrar un archivo temporal del mismo nombre, lo que significaba que lo había intentado copiar pero no se había completado el proceso.
—Ni modo —suelto—, tocará esperarla.
Los minutos empiezan a pasar, mi pie toquetea el suelo mientras espero a la chica, ¿cuánto podría tardar?
Al cabo de un rato escucho pisadas subiendo las escaleras y la puerta se abre, asomándose una mata de cabellos oscuros.
—Perdón, se nos fue la lengua en esa conversación.
Resoplo. Ella responde cruzándose de brazos.
—Igual no pude hacer nada —Le reprocho—, el video no está en esta pantalla táctil.
Alzo y zarandeo la lámina de plástico en mi mano.
—Lo sé —Se disculpa—, no pude lograr copiar el video completo. Pero bueno, aquí estoy. Empecemos sin más.
Polaris encendió su pantalla táctil y abrió el video de Isaías. Le indiqué la época en la que había sucedido todo y ella movió el deslizador hasta aproximadamente la mitad del video, un poco más adelante que la transmisión anterior. Cuando reprodujimos el vídeo, presenciamos lo que era la Limpieza Latina.
Lo que observamos, fue mucho peor que la matanza que presencié en la Cueva.
Mucho peor que la caza desmesurada de Aisce en la ciudad.
Lo que mis ojos presenciaron, fueron cómo cientos de millones de personas morían por contaminación intencionada del aire en América del Sur.
Magnus A1, Ixol 4 y dos personas más.
Bogotá, Colombia
Hace 20 años.
La gabardina de Magnus caía hasta tocar el suelo del aeropuerto internacional de la ciudad. Acababa de llegar a la capital, aunque no tocaría el suelo de esta más allá de los límites del aeropuerto. Venía con el Renovador encargado y dos acompañantes más para cumplir su misión, la cual en este punto ya era relativamente sencilla: Comprobar que los aviones estuviesen listos en los aeropuertos más importantes de las ciudades del continente meridional para su misión.
—Este es el último país —declaró Ixol—. El hangar de control está saliendo por aquí. No deberíamos demorarnos mucho caminando, además no se han instalado avenidas magnéticas en ningún lado de esta ciudad todavía para poder llegar más rápido.
—Está bien —respondió Magnus—, acabemos con esto de una vez.
La caminata no fue muy larga, como había predicho Ixol, y al llegar a la bodega del avión un hombre de baja estatura los recibió en la entrada.
—Buenos días. Mi nombre es Martín Rosales, el encargado de este hangar. Ustedes son los de la ARMI, ¿cierto?
—Así es —La voz de Magnus era potente y grave.
—Entonces síganme por aquí.
La comitiva avanzó por la puerta lateral del hangar. Al entrar observaron un par de aviones pequeños, casi tan pequeños como un helicóptero que servían para volar por zonas reducidas. Ajustados al inferior de los cascos de los aviones había para cada uno un tanque de gas con una pequeña boquilla.
Los dos hombres que acompañaban a Ixol y Magnus se acercaron a los aviones y los empezaron a inspeccionar. Después, regresaron y ambos asintieron.
—¿Todos los aviones de Colombia son iguales? —preguntó Magnus.
—Así es —respondió el técnico Rosales—. Dos por cada ciudad mayor y uno en las demás ciudades importantes. Los pilotos de cada avión están listos y a la espera del llamado.
Magnus asintió, todo estaba saliendo a la perfección.
—Perfecto. Por favor comuníquese con todos los aviones que estén volando hacia Colombia y pida que vuelvan a sus aeropuertos de origen. La ARMI cubrirá los gastos necesarios.
Martín Rosales tragó saliva, pero asintió y se acercó a un teléfono con conexión directa a la torre del control del aeropuerto. Luego de una agitada conversación, el técnico colgó y volvió.
—Listo señor. Fue complicado pero cuando mencioné a la ARMI accedieron. Todos los aviones están dando la vuelta.
«Al igual que en todos los países. Ya ninguna aeronave se acerca a América del Sur. Es hora de actuar.» Pensó Magnus.
—Llame a todos los aviones del país y deles permiso para iniciar. Recuerde, deben vaciar todo el gas a la menor altitud posible.
Luego, Magnus se volteó y se dirigió a los dos acompañantes.
—Realicen las llamadas a los demás aeropuertos. Están autorizados para despegar y liberar el gas.
Ambos hombres asintieron sin titubear y sacaron sus teléfonos, dos pequeñas esferas que introdujeron a sus oídos.
Magnus se sentó en una silla y relajó sus brazos y piernas.
—Perfecto. Hora de la Limpieza Latina, por favor colóquense sus máscaras anti gas, que esto va a empezar en cualquier momento.
Y al instante, en todas las ciudades grandes de América del Sur, pilotos se montaron en sus aviones y despegaron, liberando un gas que mataría a toda la población del continente. Magnus y sus acompañantes pudieron observar a través de pantallas en el hangar y sus teléfonos cómo poco a poco el gas iba filtrándose por todas partes de las capitales y urbes, intoxicando a todo los habitantes, los cuales morían por asfixia antes de que se dieran cuenta de que algo hubiese sucedido.
Menos, claro, aquellos que estaban enterados de la situación y habían dejado el continente días antes.
Una palmada suave golpea mi espalda. Mi boca devuelve todo lo que comí hace poco al terminar de observar aquella escena. Millones de personas murieron en menos de una hora, despoblando todo un continente como si nunca hubiera existido.
—Siempre me había preguntado por qué existía una restricción de viaje al sur del continente —susurra Polaris con una voz temblorosa—. Apuesto a que si vamos, nos vamos a encontrar con todos los cadáveres. Cuántos serán... Calculo no menos de 500 millones...
Vuelvo a sentir arcadas pero mi cuerpo ya está vacío, así que sólo me estremezco, temblando sin control.
—No es necesario editar nada —mascullo entre jadeos—. Solo enviemos lo que vimos y que todo el mundo observe aquello.
Polaris me ayuda a sentarme en una silla y me pide que respire pausadamente. Eso intento, pero el hecho de que millones de personas hayan sido asesinadas para llegar a lo que estamos me parece... espeluznante.
—Pero Marcus, ¿no crees que es demasiado visual? Mira cómo te puso.
—No... no importa, es justo lo que necesitamos —El estómago retumba y se revuelve con mis demás entrañas. Necesito comer, pero tengo miedo que lo devuelva.
»Si lo poco que se mostró de Magnus en el anterior video causó lo que vimos, este lo pondrá entre la espada y la pared.
Solo deseo que aquel hombre sufra por todo lo que ha realizado, y ahora mucho más, cuando descubro que la actualidad no era más que la punta del iceberg. La extinción de un continente completo... Nunca habría podido imaginarme algo de tan gran magnitud.
Polaris exportó la sección de video que duraba aproximadamente quince minutos y la guardó con el nombre de aquella operación. Luego, con un pequeño y mísero botón, mandó aquel video a todo el mundo, mientras yo respiraba hasta lograr calmarme y observar las consecuencias de nuestro acto. Al fin y al cabo, el futuro ya está definido para todo el mundo, ¿no?
—¿Existe alguna página para ver en vivo la transmisión de algún noticiero? —cuestiono en voz alta.
—Claro —asiente mi acompañante—, en la página oficial hay una transmisión en vivo de cada noticiero.
Polaris ingresó al sitio web de la cadena de noticias que había publicado la nota que leímos hace unas horas y ubicó la transmisión en vivo. La imagen empezó a cargar y poco a poco se fue mostrando el estudio del noticiero, pulcro como siempre con dos presentadores sonrientes.
Al parecer no habían recibido todavía la noticia sobre el vídeo, puesto que contaban algún reportaje banal sobre los sucesos en la Capital Mundial, la cual había dejado mayoritariamente de lado la primera transmisión. Eran las tres de la tarde, así que muy poca gente estaba observando el noticiero, pero todos recibirían el video.
—Sigan sintonizando nuestro canal después de estas cortas propagandas —narra la periodista rubia.
La pantalla entonces cambió a un comercial de una cadena de ropa del Centro Comercial. Suspiro impaciente, ¿cuánto tiempo tardó para que sucediera la reacción al primer vídeo? Miles de dudas llenan mi mente, pero la emoción y los nervios que recorren mi cuerpo me instan a seguir observando, seguro de que en cualquier momento ocurrirá.
Iban tres largos cortos comerciales de aquella «corta» pausa de propaganda, cuando la tercera fue abruptamente interrumpida por la animación de «Noticia de última hora».
—Ya va a empezar... —susurro entre dientes.
—Interrumpimos la pausa comercial para exponer una noticia de última hora —El hombre parece alterado, aunque lo oculta muy bien.
El diálogo iba alternándose entre ambos periodistas.
—Al parecer ha llegado un nuevo vídeo a todas las pantallas táctiles del régimen mundial —La voz chillona de la mujer también lograba ocultar aquellos nervios. Ellos ya deben haber visto la cinta—. Esta multimedia tiene una duración de quince minutos y se cree fue enviada por los mismos actores que enviaron el video de esta madrugada.
—Recomendamos a la población no observar el vídeo, puesto que contiene material fuerte para la sensibilidad. El archivo puede ser eliminado con facilidad de sus pantallas táctiles y el problema será solucionado.
La chica parecía temblando y observo gracias a la alta definición una gota de sudor rodar por su cara.
—El video t-tiene una clara acusación hacia el A-Alcalde Magnus... La L-Ley Mundial ha sido puesta en aviso y junto con la Policía buscarán a l-l-los culpables...
—Eso es todo por las noticias de esta hora. Por favor sintonice nuestro canal a las...
Sin embargo, la voz del hombre se ve opacada por la reportera, la cual empieza a chillar y gritar.
—¿¡Cómo es posible que Magnus haya matado a tanta gente!? ¡¡Toda Suramerica!! ¿¡En qué estaba pensando en el pasado!? ¡¡Y LO TENEMOS COMO ALCALDE!! C-c-cómo pudo haber h-hecho aque...
Al instante, la imagen se corta y un aviso de «Disculpe, estamos teniendo problemas técnicos» aparece en la pantalla.
—Bueno, eso no lo vi venir —digo con sorpresa.
—Pudo haber sido peor, supongo —comenta Polaris de forma sarcástica.
Me levanto y estiro los brazos. Me sorprendió la reacción de la presentadora, pero espero que mucha gente más reaccione así.
—Bueno, esperemos un poco a ver qué más sucede. Bajaré a por un poco de comida y ver si Isaías ya despertó.
—Pide que te den algo suave, no vaya a ser que lo devuelvas —propone.
Asiento y salgo de la habitación. Antes de salir observo toda la bodega desde mi posición. La gente charla o duerme, sin saber lo que está sucediendo fuera, sólo tienen la esperanza de que todo se solucione. Sonrío y bajo las escaleras en busca de alguna fruta o un pan.
Volví a recibir comida después de contar el incidente que tuve, esta vez fue otra manzana y un pedazo de pan. También me dijeron que el agua estaba al otro lado de la bodega, en un grifo empotrado a una de las paredes.
Desde entonces me había sentido un poco mejor y no había devuelto la comida. Todo iba bien, hasta que observé a lo lejos a Polaris haciéndome señas para que me acercase a la oficina. Inmediatamente corrí hacia allá, pero en el camino me choqué con Sandra. La salude rápidamente pero ella me pidió que si me podía acompañar. Yo accedí, de todos modos no había nada ya que ocultar.
Llegamos a la oficina y Polaris nos recibe.
—¿Quién es ella? —Parece sorprendida que haya traído a alguien conmigo.
—Es una amiga que conocí en la Cueva. Era reportera.
—Un gusto, Sandra —Ambas chicas se observan pero no se dan la mano.
—Igualmente, soy Polaris.
Sandra masculla algo a mi lado pero no entiendo lo que dice. Polaris gira un poco su cuerpo y ahora se dirige hacia mí.
—¿Qué sucedió ahora? —pregunto intentando ocultar mis temblores. Si me llamaba de ese modo debía ser algo problemático.
—El Foro se proclamó. Realizaron un vídeo desde la sala principal en Centrea y lo enviaron a todos los medios de comunicación para su difusión.
Al escucharlo mi cuerpo se estremeció y abrí la boca sorprendido, sin embargo, después de pensarlo un poco el hecho no era tan impactante, Isaías ya nos había avisado de la influencia y poder del Foro. El tercer suceso que publicaríamos en uno o dos días iba directamente en contra de ellos.
—¿Lo tienes? —pregunto nervioso.
—¿Tú que crees? —Se jacta—. Aquí está.
La pantalla está sobre la mesa iluminada con un video en pausa en ella. Lo reproduje y observé a Polaris, curioso de las palabras del órgano más importante del régimen.
El Senador Milae estaba en el podio frente a las 25 sillas. Estaba encorvado, y la voz demostraba que había dejado muy atrás la salud permanente de su cuerpo.
—Buenas tardes, ciudadanos del régimen mundial. El día de hoy todos ustedes han recibido dos vídeos sobre el Alcalde Magnus que trata sobre sus años de servicio a la Renovación Mundial.
—Espera... ¡Acaba de delatar públicamente que el video es real! —grito con emoción.
Una pausa del Senador para respirar y toser detiene el discurso.
—Aunque el Alcalde sea dependiente a las decisiones del Foro y sea su obligación participar en las decisiones que le conciernen a las dos ciudades, el Foro Europeo es independiente en cuanto a la resolución de conflictos de la Capital Mundial.
»Es por eso que el Foro insta al Alcalde Magnus A1 a resolver esta situación por su cuenta como lo prometió en su posesión de Alcalde. Y que este órgano se mantendrá al borde de la situación, expectante a su evolución, para así asegurar la seguridad de los senadores y el poder que posee el Foro. Si el asunto se escapa del poder del Alcalde, el Foro tomará las acciones pertinentes
»Esta grabación se hace pública el día 5 de enero a las diez y media de la noche hora Centrea. Buenas noches.
No fueron más de tres minutos de diálogo, pero el Foro ha puesto su declaración y posición en esta batalla.
—¿Eso significa que el Foro está en contra del Alcalde? —pregunta incrédula Sandra.
—N-no creo —opino—. Solo quieren asegurar que a ellos no los alcancen las represalias y poner toda la responsabilidad en Magnus.
—Se están escudando —dice Polaris—. Se sintieron de alguna manera amenazados; pero ellos toman precauciones antes de que ocurra.
Sin embargo, a ninguno se nos disuelve la emoción del cuerpo, porque sabemos que no podrán hacer nada contra lo que sucederá.
—Ya vuelvo —indico a ambas chicas. Polaris se cruza de brazos pero la ignoro— Iré a decirle a Isaías que debe ser hora de cumplir nuestra parte del trato y dejar que hable con el Foro Europeo.
¡Hola a todos!
Solo paso por aquí a decirles que los ganadores del concurso de frases son:
María Olivo Perez - Diosa de las frases
Sandra Cuervo - Gran recopilador
Me pueden escribir al interno para los premios uwu
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top