6. Psst. ¿Me prestas un lápiz?


Sophia odiaba su vida.

No, no en serio, solo odiaba a este profesor que no había sido cómo los demás. Hasta ese momento, sus maestros se habían presentado y explicado lo que harían en su materia el resto del año. Pero no, su profesor de inglés había decidido que iban a empezar en ese mismo momento las clases.

Dijo su nombre, la materia, y luego les pidió a todos que sacar su cuaderno y lápiz para empezar a copiar.

Sophia odiaba su profesor. Excepto porque no era culpa del pobre hombre.

No tenía un lápiz.

El que tenía era demasiado pequeño, y después de escribir un par de oraciones había desaparecido por completo. Punta y borrador era todo lo que quedaba, hasta que la punta se quebró y ya no tenía nada.

Sophia le frunce el ceño al lápiz, y lo deja caer dentro de su maleta, dónde rebusca por otro y falla en encontrarlo.

Con nada más que hacer. Sophia se inclina hacia delante y dice lo más bajo posible. — Psst. Psst. Hey. Oye. Niño. Hey. Psst. ¿Me prestas un lápiz?

— ¡No! Déjame en paz. —exclama el niño villano. Sophia se toma unos segundos para apreciar que no suena mucho cómo un villano. Aunque no sabía cómo esperaba que un villano sonará. Tal vez más malvado y cómo uno de esos villanos de las peliculas de Di'ney. Pero este niño solo sonaba fastidiado.

Lo cuál no iba a detener a Sophia. Necesitaba un lápiz, y lo iba a conseguir a cómo diera lugar.

— No seas malo. Préstame un lápiz. ¿Si? ¿Por fa? Lo necesito.

— ¿Y? No es mi problema si no trajiste uno. —Ok. Si tenía lo de malvado. Pero era de esperar que un villano cómo este no fuera a prestarle un lápiz, después de todo, los villanos son malvados. — Y tengo un nombre, déjame de llamarme "Niño"

— Bueno, no me has dicho tu nombre, no tengo nada más que llamarte. Niño.

El niño villano se voltea, tan solo para que Sophia pudiera ver el ceño fruncido en su cara. — Soy Romeo. —y el niño sonríe, poniendo una mano en su pecho. — ¡No lo olvides! Porque pronto, ¡El mundo será mío! ¡HA HA HA H-!

— Romeo, no interrumpas la clase, por favor.

El niño villano, aparentemente llamado Romeo, se detiene en medio de su risa malvada y asiente, con las mejillas rojas.

Sophia escucha a niños reír, y ella misma no puede evitar que se le salga una risilla. Eso había sido algo gracioso. Pero al menos sabía ahora lo que el villano quería hacer. Dominar el mundo. ¿Cómo pensaba hacer eso?

Una pregunta para más tarde, cuándo tuviera un lápiz.

Se inclina hacía un lado. — Hey, amigo, ¿me prestas un lápiz?

El niño asiente, toma uno y se lo pasa. — Toma, y no te preocupes por Romeo, él es muy raro.

Sophia asiente, y se acomoda para seguir escribiendo.

Romeo es muy raro. Tal vez es porque es un villano.

(Tal vez, Sophia puede hacerlo un mejor niño, con el poder de la amistad. Eso suele funcionar en los programas de televisión que ve)









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Romeo habla sobre sus planes de conquistar el mundo en frente de cualquiera, y sus risas malvadas se le salen en frente de cualquiera.

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