10. Pj Masks.
La ciudad se veía mucho más diferente por la noche. Las calles, los edificios, los arboles y arbustos; todo se veía diferente bajo el manto nocturno.
Era un poco aterrador, pero ella tenía una misión, y esa misión era salvar el día, y ser un héroe.
Su plan por ahora solo incluía salir de ca<sa, y rodear algunas calles hasta llegar al museo, dónde planeaba espiar lo que hacía Romeo. La salida de su casa daba justamente hacía el museo, y los minutos que tomo entre caminar de su puerta hacía una esquina y cruzar la calle para esconderse detrás de algunos edificios, intentando evitar la luz de los postes y rogándole al cielo que el Robot-Pelota no la viera habían sido aterradores.
Pero al final lo logró, y ahora, mientras corría por calles y giraba esquinas, esperando estar girando bien y no terminar perdida, pensaba en un nombre. Una identidad para separar su vida de niña normal, y su identidad de héroe.
Todos los nombres sonaban algo tontos, y no suyos. Sophia falló en elegir un nombre para esta identidad y ya había llegado a su destino. Entra al museo por una puerta trasera, un letrero había estado colgado con la señal clara de "Prohibido pasar", pero Sophia fingió no saber leer, y entro por esa puerta igualmente.
Era por el bien mayor, una regla rota, por el bien común.
Y termina cerca de la entrada principal, se acerca a las puertas, y cuándo nota que no escucha nada de esta manera, toma el riesgo de abrir un poco las puertas para poder ver y escuchar.
El robot de Romeo la mira de vuelta.
Sophia chilla, y cubre su boca rápidamente. Corriendo hacia otras exhibiciones y al final escondiéndose en la biblioteca. Ella se pierde allí, no es posible que Romeo o su robot la encuentren. ¿Verdad?
Solo esperaba que no la hubieran visto.
Cubre su boca, y se sienta entre la pared y la estanteria llena de libros. Está temblando, e intenta no hacer sonidos, pero su respiración parece muy ruidosa para sus propios oidos, y sus manos están empezando a mojarse con lágrimas. Estaba llorando.
— LA ENCONTRE, AMO. —dice una voz robótica cerca a ella. Sophia levanta su mirada con terror, justo enfrente, un robot gigantesco la observa, una de sus manos estirándose para sacarla de su escondite.
Sophia grita, y a falta de nada más que hacer, toma los libros de las estanterías y los tira hacía el robot. Esto hace poco para detener al robot, quien ríe RÍE ante sus intentos y la toma en su brazo.
Pateando y golpeando, ella grita y llora.
— AMO, NO ES UNO DE LOS PJ MASKS. —dice el robot cuándo salen del museo, y Sophia deja de moverse, solo intentando limpiar sus lágrimas y hacerse presentable para quien se supone es su enemigo.
— ¿De que estás habland-? Oh. —La mirada que Romeo le estaba dando, era una... de sorpresa. O más bien curiosidad. Parecía sorprendido de verla, pero no tanto cómo para tener los ojos cómo platos y gritar sobre porque estaba allí. Su rostro pasa de "oh, te reconozco" a su usual ceño fruncido. — ¿Y tu que haces aquí?
— USTED LA CONOCE, AMO? —dice el robot, pero Romeo no le escucha, solo camina hacía ellos y apunta a ella enojadamente con algo que parecía una pistola.
— Pensaba probar esto con una de las pestes, pero ya que te ofreciste, supongo que podré usarla en ti. ¡Déjame presentarte mi mas reciente invento! El-
Y ahí va de nuevo, Sophia esta demasiado ocupada intentando encontrar una manera de escapar, que no escucho nada de lo que Romeo estaba diciendo, nada, hasta que Romeo empezó a reírse. — Lo estás haciendo de nuevo. —dice ella, cómo siempre hace cuándo Romeo empieza a actuar extraño en medio de clase.
El villano detiene su risa malvada, y la punta de nuevo con la pistola. — ¡No molestes!
Sophia chilla. — ¡Lo siento! —se disculpa ella, mirando el arma con absoluto terror. No había escuchado lo que hacía, pero el hecho de que tuviera forma de pistola no estaba ayudando en anda a su miedo. — Podrías, um... ¿Explicar de nuevo cómo funciona? Yo uh, no escuche...
Romeo la mira con molestia, pero asiente, y vuelve a presentar su arma, solo para ser interrumpido de nuevo, esta vez, por los héroes en pijama. Algo azul paso por su lado, y cuándo Romeo y Sophia voltearon a ver, el niño gato sostenía el arma en una de sus manos y miraba a Romeo con victoria.
— ¡HEY! ¡DEVUELVE ESO!
— ¿Qué? ¿Lo quieres? ¡Atrápame si puedes! —el niño ríe, y empieza a correr de nuevo, al mismo tiempo que Romeo le grita a Robot que haga algo.
Robot hace algo.
Robot la deja caer hacía el suelo, y ella grita cuándo golpea el suelo. Ese robot era gigantezco, y muy alto. Sophia intenta aguantar las lágrimas. Eso había dolido.
— ¿Y quien eres tú? —pregunta el niño verde, el que era una lagartija o lagarto, inclinando su cabeza y acercándose a ella.
Sophia se congela, tartamudea algo sin sentido, y, muy educadamente: Grita, empuja al niño y corre hacia el museo, solo para salir por el otro lado y regresar sobre sus pasos hasta su casa.
Cuándo llega, agradece el hecho de que los héroes y villanos siguen peleando, demasiado ocupados entre ellos cómo para notar que ella esta justo cruzando la calle.
Asegurandose que no la estan mirando, Sophia camina hacía su puerta e intenta abrirla, solo para darse cuenta que había olvidado tomar llaves para poder entrar.
Estaba encerrada a fuera.
— Tonta. Y ni siquiera traje mi cuaderno. —murmura, mirando enojadamente la puerta. entonces mira hacía el segundo piso del edificio, hacía su habitación. La ventana tal vez estaba abierta. Tal vez.
¿Podría escalar por la pared y entrar?
Pero si estaba cerrada, entonces caería, y sus pompis ya habían sido lastimadas lo suficiente, no quería caer de nuevo.
—Tal vez puedo usar mi bufanda cómo SpiderKid.... —murmura, tomando la tela entre sus manos y mirando hacía la ventana. Nop, no había manera de usar su bufanda para subirse a si misma.
Suspira, y se sienta bajo el umbral de su puerta, abrazando sus piernas. Lagrimas en sus ojos.
— ¿Estás bien?
— ¡Ah! Oh, eres... eres tu. —Sophia mira hacía el piso, evitando mirar a la niña pájaro.
Hay silencio por un rato. Sophia se quita su antifaz para poder cubrirse bien los ojos con las manos y retener las lagrimas dentro.
— ¿Necesitas ayuda?
Sophia niega, luego asiente, y luego mira a la niña. — ¡Me quede encerrada! ¡Afuera! No traje llaves, y n-no se si mi ventana está abierta. Y- y... —mira al piso de nuevo, escondiendo su cabeza en sus rodillas. — Lo siento, no debí salir de mi cuarto.
— Tu ventana esta abierta. ¿Quieres que te ayude a entrar? —Sophia asiente, y deja que la heroína la carge hasta su ventana, dónde Sophia entra y se tira a su cama, golpeando su rostro contra las cobijas y esperando que la heroína la deje sola para continuar llorando en paz. —Hey. ¿Puedo saber porqué saliste?
— Um... Romeo estaba atacando, y se que él es malo así que no podía hacer nada. Quería ayudar, y me asuste.
— Oh. ¿Conocías a Romeo de antes?
— No... —miente, pero el silencio que sigue su repuesta es demasiado, y rindiendose, termina asintiendo. — Es mi compañero de clase.
— ¿¡Compañero de clase!?
Sophia alza su cabeza de las cobijas, para mirar a la otra niña con confusion. ¿Cómo era eso algo sorprendente?
Bueno, suponía que ser compañera de clase con un villano era algo sorprendente, quizás aterrador. Pero la expresión de la niña era de algo más.
— ... ¿Puedes decirme tu nombre y el de tus compañeros? Es que a veces los veo por la noche, y a veces es uh, siempre que aparecen, y um, me gustaría saber sus nombres, o el nombre de su equipo si es que tiene un nombre, y tal vez sus poderes. ¿Qué haces exactamente cuándo tus ojos brillan?
— Yo soy Owlette. El de azul es Catboy, y el de verde es Gekko. ¡Somos los Pj Masks!
Sophia asiente rapidamente, levantandose corriendo para buscar su cuaderno y su lápiz, tirando cosas al piso y haciendo un desastre en el proceso. Copia todo en su cuaderno, asegurandose de ocultar lo que hacía de los ojos curiosos de Owlette.
— Debo irme. ¡Ten cuidado! No puedes salir a las calles por la noche, es peligroso. Y tu no tienes poderes para protegerte.
Con eso, Owlette se va.
Owlette
Un nombre de héroe.
Sophia aún no había pensado en el suyo.
No lo necesitaría, era claro que no estaba hecha para ser uno.
Abraza su cuaderno, y cierra la ventana.
Justo cuándo está apunto de dormir recuerda que mañana tiene clase. Y la sola idea de tener que ver a Romeo después de esta noche es suficiente para mantenerla despierta hasta la mañana.
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