038.

—¿Cómo está ella?

Jungkook se encontraba fuera de la casa de Taehyung, bajo el techo del pórtico pues la lluvia seguía intensa. El pelinegro lo miró como si tuviera un fantasma frente a él.

—¿Por ti es que tiene una crisis?— Le preguntó en voz baja, no quería que Minji se alterara más.— ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Es sábado, Hoseok está metido en su casa, la abrumaría junto con Jaerin. Y también los sábados, tu familia pasa el día con tu abuela... Supuse que la traerías a un lugar tranquilo.

Taehyung dejó caer su mandíbula en sorpresa, pues es exactamente como él había pensado.

—Entonces, ¿cómo se encuentra?

—Se encuentra mejor.— Le respondió sin indagar más.— Dijo que tuvo una sobrecarga de sentimientos, algo que no había sentido antes, sentía su pecho a punto de explotar.— Se encogió de hombros.— Pero ya está más tranquila, está comiendo del helado de mis hermanos y no deja de escuchar una canción de EXO.

—¿Been Trough?

—¿Cómo lo sabes?— Tae arqueó una de sus cejas, confundido.

A Jungkook le nació una sonrisa en el rostro.

— Por nada.— Comenzó a alejarse.— Me llamas si sucede algo. Nos vemos el lunes.

Taehyung se quedó pasmado.

— Nos vemos...— Dijo de vuelta, casi preguntando para estar seguro.

— No le digas que era yo, ¿de acuerdo?— Pidió antes de salir corriendo bajo la lluvia.

Taehyung más confundido que nunca, volvió al interior de la casa.

Minji se encontraba echa bolita bajo las mantas en la cama de Taehyung, devorando el helado de chocolate de los pequeños y escuchando Been Trough desde la bocina inteligente que su mejor amigo tenía en el cuarto. Ya estaba más tranquila, necesitaba esos litros de helado.

El chico entró a la habitación y la miró con una expresión neutra.

— ¿Quién era?— Preguntó ella.

— La vecina.— Dijo vagamente y se lanzó a su lado.— ¿Ya te sientes mejor?— Minji asintió y Tae le echó un vistazo al recipiente de helado ya casi vacío.— Era nuevo...

— Se me bajó la azúcar, Tae. Lo necesitaba.

Taehyung sonrió y terminó negando con la cabeza. Mientras ella estuviera mejor, no importaba, se podía comer toda la alacena si lo quisiera.

— ¿Y qué fue lo que hizo que se te bajara la azúcar?

Minji lo miró con sus enormes ojos de cachorro. Dejó el recipiente de helado en la mesita de lado y lo siguiente que pasó es que se desplomó en el colchón, cubriéndose completamente con las mantas. Taehyung sonrió con ternura, pues ella estaba muy avergonzada.

— Busqué a Kook.

— No te entiendo, Mimi.—La sacudió.— Sal de ahí.

La pelirosa se reincorporó lentamente y sólo destapó la boca.

— Fui a buscar a Kook.

— ¡¿Qué?!

— ¡Qué busqué a Jungkook!

Taehyung se puso de pie. No le sorprendía todo, ahora entendía por qué Jungkook había aparecido en la puerta de su casa.

— ¿Cómo que buscaste a Kook?— Le preguntó a Minji. Su amiga ya se encontraba fuera de su escondite y lo miraba sonrojada.— Respira profundo y dime. ¡Habla lento!— Advirtió.— Necesito entenderte.

Minji asintió.

— Decidí ir a buscarlo al bar. ¡Estoy harta de esto! Quiero que volvamos a hablar, quiero pasar con él el almuerzo... Así que planeé ir a su trabajo y hablar con él, para arreglar todo. Llegué, lo vi y simplemente no pude, tenía miedo de hablar. ¿Irónico, no? Como sea, me quedé en la barra. Cuando él canto, dijo que sus canciones eran un repertorio que me dedicaba a mí y Dios, Tae... ¡Debiste estar ahí! Fue difícil aguantarme el llanto. Al final dijo que Been Trough era nuestra canción y bueno, por eso no la dejo de escuchar. Entonces terminó y salí corriendo, Tae. ¡Huí como una estúpida!

Sí, definitivamente ella no había hablado despacio. Por suerte, Taehyung captó toda la información.

— ¿Es real?

Minji asintió.

— Sí y ahora estoy segura que me odia más.

— ¿Por qué dices eso?

— Porque salí corriendo justo después de que me cantara. Sabes como es Kook, el haber corrido seguro lo interpretará como un "jodete Jungkook, cantas feo" ¡Y no! Simplemente que eran demasiados sentimientos atacándome.

Taehyung sonrió divertido, Minji le lanzó una almohada.

— Jungkook no pensará eso.— Le dijo confiado.

— ¿Cómo estás tan seguro?

— Simplemente tengo un presentimiento que no lo hará.— Le guiñó un ojo.— Además, no eran varios sentimientos, era solo uno.— Minji hizo una mueca.— El amor, Minji. ¡Estás enamorada! Y sí, de Jeon Jungkook.

— ¡Claro que no!— Dijo rápido.— Es decir, sí. Pero había estado enamorada antes, tú sabes, Taeyong... Y no se compara para nada con esto que siento.— Afirmó. Taehyung le sonreía solamente.— Con Jungkook es un sentimiento incrementado al 200 por ciento.

— Felicidades, acabas de descubrir que sólo le tenías cariño a tu ex.

— ¿Qué?

— Que de él no estabas enamorada. De Jungkook sí.

— ¿Qué?— Repitió. Estaba conmocionada.

— ¡Que Jeon Jungkook es tu amor verdadero!

Y Minji volvió a tumbarse en la cama. Mirando directamente al techo y asimilando que el chico que una vez quiso echar a patadas de la mesa de la cafetería porque no hablaba, ahora lo quería llenar de besos.

Increíble...

*

Era lunes. Un aburrido inicio de semana para todos, pero eso cambió cuando el remolino de Minji, acompañado de Mina, estaba corriendo por los pasillos de segundo año, pegando y lanzando volantes.

Volantes que eran también las invitaciones para la fiesta de cumpleaños de Mina.

Todos estaban invitados.

— ¡Ustedes dos!— La maestra de Biología las detuvo en su misión.

Minji y Mina se giraron a verla. La superior con un semblante serio y un volante en sus manos.

— Maestra, ¿por qué es usted la que siempre me detiene?

Es verdad, la maestra de Biología es la que siempre pillaba a Minji y compañía haciendo de las suyas.

— ¿Por qué están tirando esto por los pasillos?— Evadió la pregunta de la pelirosa con otra pregunta.

— ¡Es por mi fiesta de cumpleaños!— Festejó Mina.— Si tiene un volante, está invitada.— Le guiñó un ojo.

La maestra negó con la cabeza y las miró con desaprobación.

— Deténganse y váyanse a clase. Ahora.— Ordenó.— No creí que las volvería a ver juntas, son un tormento...

Minji y Mina se tomaron de las manos y sonrieron orgullosas. En primer año nadie las detenía. Sí, extrañaban estar en el mismo grupo, pero el estar separadas de aula no afectaba su amistad. Mina era con la única chica que Minji se sentía en confianza y tal vez se la ganó por el hecho de que si alguien tenía la risa más escandalosa a parte de la pelirosa, era Mina.

Seguían pegando volantes, pero esta vez de camino a sus respectivos salones.

— Te veré en la hora de salida.— Mina le gritó a Minji ya en la puerta.

— Bien. Le diré a Tae que nos acompañe, ¿está bien?

— Más que bien.— Sonrió la pelinegra y entró a su salón.

Minji casi llegaba a su salón, cuando recordó que la primera hora era Historia y había olvidado su tarea en el casillero. Lo sorprendente aquí era que había hecho la tarea de esa materia.

Se regresó por donde venía, pero corriendo pues la clase estaba a minutos de empezar y ya tenía bastantes retardos con esa maestra. Llegó resbalándose a su casillero, pero ya plantada frente a él, introdujo rápido la clave y se llevó una sorpresa al encontrarse con un chocolate.

¿Qué demonios?

Ella no había comprado eso, o si lo hubiera hecho se lo hubiera comido en ese instante. Entonces recordó quiénes eran las únicas personas que sabían el código de su candando y esa era Jaerin su hermana, quien nunca tendría ese detalle. Y la otra persona era Jungkook.

La boba sonrisa de chica enamorada apareció en su rostro.

¿Cuándo lo hizo?

Cerró la puerta de su casillero lista para volver al salón, tenía la tarea en una mano y el chocolate en la otra, el cual ya estaba comiendo de lo más feliz del mundo.

Había llegado a la escuela sin saber cómo actuaría por tener a Jungkook a menos de un metro de distancia de ella, pues desde el sábado había intentado mantener su mente tranquila. Ahora, estando a segundos de encontrarse con él, seguía sin saber cuál sería su comportamiento y tampoco sabía qué pasaría, sin embargo, el chocolate había sido una especie de bandera blanca indicando paz.

O eso esperaba.

— Buenos días.— La saludó Minhyuk. Su amiga había llegado a la par con ella.

— Hola, Minhyuk.— Minji le sonrió.— Más tarde iré a molestar a tu lugar.

— Te recibiré con gusto.

Cada quién tomó su camino a su asiento. Minji se sorprendió porque Tae no se encontraba en su lugar y se alivió porque Jungkook tampoco estaba en el suyo. Tranquilamente se sentó en su butaca, dejó la tarea sobre el escritorio, metió el envoltorio de chocolate en su mochila para tirarlo después y sacó su teléfono para mandarle un mensaje a Taehyung.

Era raro que Taehyung llegara tarde, cuando llegaba tarde es porque estaba con ella dando la vuelta por el instituto.

Pero entonces él llegó y no venía solo. Jungkook lo acompañaba. Ambos hablando para ellos mismos, sonriendo... ¿Qué carajos? Aun de pie en la puerta, ambos asintieron a manera de despedida y Taehyung empezó a caminar.

Se encontró con el rostro confundido de Minji, la sonrisa del pelinegro simplemente creció más.

— Buenos días.— Le dijo él al pasar a su lado.

Y Minji le pudo haber respondido, pero si algo le ganaba a la confusión que tenía con su mejor amigo en ese momento, eran las mariposas en sus interior, volando como locas descontroladas por ver a Jungkook.

El chico, todavía parado en la entrada del salón, miró a Minji y le mostró una pequeña sonrisa.

Tarada, reacciona.

Él empezó a caminar en dirección a su asiento, sin dejar de mirarla. Minji sonrió, intentando no parecer una demente, no sabía si lo había conseguido, pues Jungkook había reído sutilmente, seguido a eso, se rascó la comisura izquierda de los labios. Minji bajo un efecto espejo, hizo la misma acción, sintiendo algo viscoso en los dedos. ¡El chocolate! Qué vergüenzaaa.

— Me alegra que te haya gustado el chocolate.— Le dijo Jungkook.

Minji iba a contestarle, a pesar de estar congelada, pero gracias a las fuerzas del destino, es decir, la campana, la maestra de Historia llegó al salón.

— Buenos días, tomen asiento todos por favor. Revisaré la tarea.

Por primera vez en toda su vida escolar, a la pelirosa le urgía que la maestra de Historia le llamara. El estar tan cerca de Jungkook le estaba afectando y lo odiaba, pero a la vez le encantaba como se estaba sintiendo.

Tal como la primera vez que le gustó un chico; las mariposas no dejaban de volar. El corazón le latía fuertemente por tenerlo a su lado, tan fuerte que dolía. Tenía miedo de hablar porque sabía que su voz sería la de una chica nerviosa que tartamudea. Entre más impulsos.

No podía creer que estaba pasando por toda esa bomba de emociones por Jungkook, su mejor amigo. El chico con el que peleaba la mayor parte del tiempo.

— Kwon Minji, ¿hiciste la tarea?

— ¿A caso duda de mí, maestra?— Preguntó la pelirosa ya poniéndose de pie.

— Pare serte sincera, mucho.

Minji la miró ofendida, pero terminó sonriendo. Era Historia, hasta ella dudaba de sí misma.

Se dirigió al escritorio de la maestra y le entregó su línea del tiempo de la Revolución Industrial. Mientras ella la checaba, Minji fue a sentarse con Minhyuk, hablaron de la fiesta de Mina hasta que la profesora le dijo a la pelirosa que todo estaba bien.

— Antes de que termine la clase.— La maestra se puso de pie para dar un anuncio.— Después de la hora del almuerzo habrá una asamblea para los de segundo año, es decir, ustedes.

Todos asintieron y ella siguió revisando las tareas.

*

Minji estaba desesperada; Taehyung apenas le había hablado, estaba más al pendiente susurrándose con Jungkook y pasándose notas. Además, los maestros ya la habían regañado mucho por estar yendo al lugar de Minhyuk durante las clases.

Necesitaba que la hora del almuerzo llegara y así ella podría irse con Mina.

— Nos vemos mañana.— Se despidió la maestra de Matemáticas y Minji salió corriendo del aula.

— ¡Minji!— Le gritó Taehyung, pero ella lo ignoró, tal como él lo había hecho toda la mañana.

Fue directo al salón de Mina, esperando que ella no haya salido ya corriendo a la cafetería o algún otro lugar. Por suerte, el maestro que les tocaba apenas se estaba despidiendo de la clase, por lo que todos seguían adentro.

Minji estaba de puntitas, mirando tras la ventana, confundida pues no encontraba a su amiga.

— ¿Buscas a Mina?

— Sí, Jimin.— Le respondió, el chico de pie frente a ella sonriendo.— ¿Dónde está?

— Se fue.— Informó.— Recibió una llamada de su madre y pasaron por ella.

La pelirosa lo miró preocupada.

— ¿Qué? ¿Pero está bien?

— Sí, dijo que tenía consulta con su dentista.

— De acuerdo... ¿Puedo pasar el almuerzo hoy contigo?

— Claro.— Le sonrió Jimin, ambos empezaron a caminar en dirección a la cafetería.—¿Dónde está Tae? Lo saludé esta mañana.

— Con su mejor amigo.

Jimin la miró confundido.

— ¿Con Jungkook?

Minji asintió.

— Han estado toda la mañana cuchicheando entre ellos.

Sus emociones son las que hablaban y reaccionaban por ella. No tenía la cabeza fría, actuaba por impulso.

— Bueno, será mejor que te tranquilices un poco. No creo que estén planeando hacer algo malo.

La pelirosa asintió, pues eso lo sabía. ¿Pero por qué ellos ya hablaban como si nada hubiera pasado y ella seguía sin poder modular una palabra correctamente con Jungkook?

— Como sea, tengo hambre.

— ¿Qué te parece si comemos algo en la cafetería y después asaltamos la máquina expendedora para meter golosinas a la asamblea?

— Eso... Es un estupendo plan, andando.

*

Minji y Jimin comieron como si fuera una carrera. Esperaron que fuera el núcleo de la hora de la almuerzo, es decir, cuando no había casi nadie en los pasillos, donde las máquinas expendedoras estaban. Jimin conocía un truco para conseguir los productos de la máquina sin gastar dinero.

— Vamos.— Jimin le hizo una seña con la cabeza y salieron de la cafetería.

Se dirigieron a la máquina donde menos tránsito de alumnos y maestros había, según el conocimiento de Minji. Ya frente a ella, Jimin se puso en acción y sin tener mucha esperanza de que su truco de hace años fuera a funcionar, este lo hizo. Festejaron un par de segundos y siguieron con el crimen del siglo.

— ¿Segura que harás eso?

— Yo no tengo bolsillos como tú, Jimin.

El chico asintió y dejó proceder a Minji con lo que hacía, guardando los paquetes de comida dentro de su sujetador deportivo y la falda, creándole una barriga falsa. Jimin empezó a reír al verla.

— Minji, nos van a descubrir.— Dijo entre risas al ver su nuevo cuerpo.

— Iré por mi mochila antes de la asamblea para guardar todo, ahora, deja de verme mis hermosos nuevos senos y saca unas galletas de chocolate.— Ordenó.— ¿Debería agregar algo en mi trasero para relleno?

— Basta, por favor.— Dijo el chico entre risas.

— Minji Kardashian... Suena tentador.

— Mi trasero es lindo, así que no lo necesito.— Presumió él.

Minji estaba lista para burlarse de él, pero en ese preciso momento, alguien carraspeó la garganta tras ellos y ambos sabían que estaban perdidos. La chica, lista para enfrentar al prefecto, se giró con las manos en alto.

— ¡No puede probar nada!

Pero la cuestión era que aquella persona no era el prefecto, y venía acompañada. Eran Jungkook y Taehyung.

Taehyung ahogó una risa al ver el cuerpo alterado de su mejor amiga y Jungkook simplemente negó con la cabeza. Minji se quedó con una sonrisa pasmada y Jimin poco a poco se fue alejando de la máquina expendedora.

— Así que...— Taehyung empezó a hablar.— ¿Minji Kardashian?— La chica se puso del color de su cabello.— Y tú, Jimin Kardashian... ¿Qué te parece si nos adelantamos a la asamblea?

— ¿Qué?— Preguntaron al mismo tiempo los MinMin. Él confundido con Tae y ella asustada porque no quería quedarse a solas con Kook.

Aún no estaba lista.

Por esto tenía una relación amor-odio con sus sentimientos. Odiaba que Jungkook no estuviera con ella, pero cuando estaban a punto de estarlo lo único que quería era salir corriendo.

— Andando.— Taehyung hizo un ademán con la cabeza.— Hay que conseguir buenos lugares.

Jimin lentamente empezó a caminar, Minji le gritaba con los ojos que no la dejara sola, pero él no lo noto. Jungkook siguió con la mirada a aquellos dos hasta que se metieron por un pasillo y desaparecieron de su campo de visión. Por fin estaba a solas con la pelirosa, frente a frente.

Él se giró a verla, tomándola por sorpresa. Minji estaba pasmada.

— Eh...— Ella tartamudeó, Jungkook sonrió. Eso sólo empeoró el estado de Minji.— Necesitamos ir a esa asamblea.— Dijo, lentamente sacando los empaques de comida de su uniforme.— Hablo en serio, nos pueden regañar.

— ¿Y desde cuando te interesan las asambleas?— Preguntó con una sonrisa.— Más sorprendente aún, ¿desde cuándo te importa que te regañen?

— Mmm, desde siempre...

— No, no es cierto.— Dijo rápido el pelinegro.— ¿Qué tienes?

Minji lo miró confundida por la pregunta. ¿Qué tengo? ¿Qué me pasa? ¡Todo! ¡Él es lo que me pasa!

— Nada.

— ¿Nada? Tu lenguaje corporal no indica que sea "nada".

La chica respiró profundo.

— ¿Por qué estás aquí?— Le preguntó después de un rato.

— ¿Perdón? Es lunes, inicio de semana... Tengo que asistir a mis clases.

— ¡Jungkook!— Reprendió ella por su sarcasmo. Él sonrió travieso.

— Estoy aquí porque me importas.

Minji lo miró como si no tuviera descaro. Ahora estaba lista para reclamar. De nuevo estaba siendo controlada por sus sentimientos, no pensaba de manera clara, pero no importaba. No en este punto.

— ¡No puedes hacer eso! Actúas encantador, hablas con Taehyung como si nada hubiera pasado, como si todo estuviera bien... Y a mí me dejan de lado después de que me hiciste mierda el sábado en el bar. ¡Me cantaste las canciones que más me podían afectar! Y lo sé, yo salí corriendo, pero tú no me buscaste después y tal vez estoy exagerando o exigiendo algo que no merezco... Pero es que en este momento ni siquiera sé qué es por lo que estoy pasando y estoy muy alterada, ¡demasiado! Además...

Las palabras se detuvieron de golpe. Jungkook había callado a Minji con un beso.

La pelirosa había estado en trance desde el momento que sus sentimientos se apoderaron de su boca y palabras. Nunca se dio cuenta cuando Jungkook se acercó a ella y no lo hizo hasta que él la tomaba de la cintura y había juntado sus labios con los suyos.

Poco a poco, sus ojos se fueron cerrando y sus labios se movían al compás del tierno y lento beso que Jungkook había empezado.

Su cuerpo temblaba y de no ser por Kook que la sostenía fuerte, ya estuviera en el piso. Las mariposas se habían convertido en algo más grande, revoloteaban por todo su interior. Y sin duda, era el mejor beso de toda su vida. Ahora no importaba nada más que ellos dos y ese condenado beso.

— ¿Te había dicho que eres una escandalosa?

Minji casi chilla cuando Jungkook se separó de ella. Él la miraba con los ojos brillando y una gran sonrisa.

— Muchas veces.— Respondió la pelirosa, a punto de saltar sobre él para atacarlo a besos.

— Pues acabo de encontrar la mejor manera para callarte.

Minji sonrió.

— No creo que alguna otra la supere.

••••
saludos desde mi clase en línea <3

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