Capítulo 4: Los secretos de Ethan
Hugo Gutiérrez (primera víctima) en multimedia
Aiden
Después de la explosión de Ethan, me quedé hablando con Isabel un poco más, hasta que decidí irme a mi casa.
Mientras pasaba, vi a todos esos adolescentes bailando y bebiendo, y me pregunté cómo sería ser como ellos, ser una persona normal. Supongo que eso nunca lo sabremos.
Ethan sin duda es intrigante. Cuándo está con los demás, actúa como un chico perfecto, un santo, muchos pensarán. Pero no es así cuando soy yo el que se le acerca.
Cuando está conmigo, se vuelve agresivo, sarcástico, como si yo tuviera algo que lo hace revelar su verdadera naturaleza.
Miré por un momento por encima de mi hombre a Isabel. Sin duda es una chica muy hermosa, pero no planeo tener sexo con ella, por muy hermosa que sea, para mi gusto, es demasiado básica y aburrida.
Mi atención en este momento está enfocada en Ethan, ese chico debe tener secretos, y lo descubriré para hacer de este juego algo más divertido.
Mi siguiente objetivo: los secretos de Ethan.
Por otro lado, tengo que concentrarme en mi misión, la razón por la que vine a este patético pueblucho lleno de puritanos: sembrar el caos.
Casi siento lástima por las pobres personas que viven aquí, no saben que conmigo viviendo entre ellos, sus niveles de estrés se dispararán.
Y Ethan, ese chico no sabe lo que le espera. Su mundo perfecto no permanecerá en pie por mucho tiempo.
En lo que llego a mi casa, me encierro en mi habitación para planear el siguiente movimiento: el asesinato de ese chico Hugo sin duda ayudó a crear un poco de caos en Charlestone.
Me acerco un poco a la ventana de mi habitación para ver si puedo ver a Ethan. El chico es atractivo, no tanto como yo obviamente, pero tiene lo suyo y me gustaría probar un poco de eso.
Cuando lo veo, me da curiosidad darme cuenta de que se está quitando la ropa con la que lo vi en la fiesta, quedando desnudo para mí.
Ni siquiera me molesto en intentar apartar la vista, Ethan tiene un buen cuerpo, delgado pero en forma.
El espectáculo termina cuando Ethan se pone otra ropa, más cómoda, para dormir.
Yo apenas duermo, y las pocas veces que lo hago, prefiero dormir desnudo, hay ciertas cosas para las cuáles la ropa sólo estorba y es incómoda, el sexo incluido.
Vi cómo Ethan se acostaba para dormir y esa fue mi señal para dejar de mirarlo. A menos que se ponga a hacer cosas dormido, no hay nada interesante que ver.
Me cambié rápidamente por la ropa por algo más cómodo para comenzar a caminar por las calles.
Una enorme sonrisa decora mi rostro. Lo que se viene a continuación dará mucho de qué hablar en este pueblo.
Y le dará mucho de qué pensar a Ethan.
...
Ya era media tarde cuando llegué al súper mercado que hay en el pueblo, en dónde el espectáculo comenzaría.
Me adentré en el súper mercado por las puertas principales y comencé a mirar a las personas que ahí están, todos vestidos como testigos de Jehová.
Supongo que por eso nunca me llamó la atención unirme a ninguna religión, todas tienes doctrinas cuestionables y te imponen reglas que no entiendo muy bien para qué sirven.
En fin, tomo un carrito y comienzo a caminar por los pasillos, metiendo comida que luego pagaría.
Todos me miran como si fuera un alienígena y no los culpo, mi ropa destacaba mucho entre lo que ellos por costumbre usan.
Me acerco a la caja para pagar lo que metí en el carrito y ahí descubro que un hombre frente a mí está un poco tenso con mi presencia. Perfecto.
-Charlestone es un lindo pueblo,-le comenté, como no digo nada, continué:-definitivamente tomé una buena decisión cuando me mudé aquí.
-Charlestone es un lindo pueblo, de eso no hay duda.-respondió secamente, obviamente no quiere hablar conmigo, pero eso sólo me motiva a seguir acabando con su paciencia.
La mujer en la caja miró disimuladamente en nuestra dirección, sintiendo la tensión que hay en el aire, y rápidamente volvió a mirar la comida comprada por el hombre para seguir haciendo su trabajo.
-Aunque la religión que tienen en este lugar es bastante extraña, ¿nunca te has detenido a pensarlo?
Él suspiró fuertemente intentando mantener la calma.
-Nunca he cuestionado nuestra religión, el camino que seguimos es el correcto, y nunca he pensado en desviarme.
-Sí claro.-le respondí sarcásticamente.-¿Sabes lo que opino sobre los religiosos?
Él sólo me ignora y finge que no me escuchó cuando yo sé que sí lo hizo. Reí por lo bajo.
-Opino que son un montón de hipócritas y doble moralistas, con sus normas extrañas y doctrinas, pero que al final terminan ignorando.
El hombre se giró en mi dirección. Su mirada asesina, su mandíbula apretada. La chica de la caja ya no puede disimular su sorpresa, ella sabe que algo malo va a suceder.
Y no te equivocas.
-Cállate.-dijo con los dientes apretados, una vena en su frente ya está hinchado.
Sonreí-¿Cuál es el problema?-pregunté inocentemente-Lo único que hice fue dar a conocer mi opinión. ¿Acaso eso es tan malo? ¿Expresar mi forma de pensar? Estados Unidos es un país libre.
Él se giró y siguió esperando que la chica acabara de hacer su trabajo para irse a su casa, lejos de mí.
Ella aceleró la velocidad con la que lo hace, tratando de impedir una catástrofe. No lo logrará, obviamente.
-Esperemos que a su queridísimo Dios no le moleste que uno de sus seguidores sea un maricon que tiene miedo de defenderse de alguien que lo intenta provocar y que, además...
No pude continuar hablando, porque el golpe que me dio me tiró al suelo. Disimuladamente sonreí, esto va a ser muy divertido.
-Qué decepcionante,-murmuré-tengo primos que pegan más duro.
Él me miró lleno de ira y volvió a golpearme, esta vez más fuerte que la vez anterior.
Él me miró con intenciones de volverme a golpear, pero yo detuve su golpe con mi mano y le enceste un puñetazo que lo tiró al suelo.
Entre quejidos de dolor, se estremeció en el suelo antes de intentar levantarse.
La chica de la caja, que presenció todo el espectáculo, me miró con horror en sus ojos.
-Tuve que defenderme.-me excuse con la voz temblorosa, como si la situación me hubiese tomado desprevenido, cuando la realidad es que esto ya estaba planeado.-Tú viste que él me atacó, ¿cierto? Todo lo que hice fue decir lo que pensaba y el me atacó.
-¿Llamo a la policía?-preguntó preocupada, tuve que esforzarme para no reírme de la cara horrorizada que puso-¿O a una ambulancia? ¿Qué hago?
-Deberías llamar a un médico para él.-le dije señalando al hombre que aún gime de dolor.
Parece que se me fue un poco la mano. Ups.
-Llamaré un médico.
Y se fue.
Con una sonrisa, me acerqué al hombre y le susurré en el oído:-Si vas a meterte en una pelea, asegúrate de poder ganarla.
Me levanté y comencé a caminar fuera del súper mercado. Todos me miran estupefactos, y debo admitir que recibir atención me gustó bastante.
Salgo a la calle y comienzo a caminar, mi sonrisa no me deja en ningún momento.
De reojo observo a un grupo de chicos encabezados por Ethan, quién parece ser el chico popular con quién todo el mundo quiere estar.
Supongo que lo que me dijo la noche de la fogata era verdad: este pueblo es su territorio.
Ellos dejan de hablar cuando me notan y la tensión se siente en el aire. Ethan me mira incómodo.
-Aiden,-fue lo que dijo Ethan con un tono de voz neutral, luego sus ojos fueron a parar a mi labio roto-¿estás bien?
-Sí,-me encogí de hombros-nada que no se pueda arreglar.
Decidí cambiar de tema.
-¿De qué estaban hablando?
Uno de los chicos suspiró con tristeza-Descubrimos que un amigo nuestro, Alex, es homosexual.
Por un momento me provocó llamarlo idiota. ¿Eso los tenía tan tristes? ¿Descubrir que un amigo es gay?
Pero recordé que estoy en un pueblo religioso, y me quedé callado.
-¿Y eso es tan malo?-pregunté casualmente.
Otro de los chicos, un pelirrojo, abrió los ojos como platos-¿Qué si es malo? ¡Es una aberración! ¡Es antinatural!
Ethan intervino-Wilson, cálmate. No hay pecado que Dios no sea capaz de perdonar, ni siquiera uno tan grave como el pecado de la homosexualidad.
Sin poder evitarlo solté una pequeña carcajada. ¿Se puede ser tan hipócrita?
-¿De qué te ríes?-me preguntón confundido el tal Wilson.
-Sí, Aiden, ¿de qué te ríes?-preguntó Ethan, aunque calmadamente, pude ver el miedo de que delatara la atracción que siente por mí.
Pero no lo delataria, no por ahora.
-Es que saben una cosa,-me miraron con atención-soy bisexual.
El silencio calló sobre nosotros, algunos de los chicos aún no salen de su shock, otros me miraron con sorpresa, otros con asco.
-No importa,-dijo Ethan con una sonrisa amable-Dios puede perdonar a quién sea, incluso a personas como tú.
Como nosotros. Por poco le digo. Menos mal me contuve.
-Adiós, Ethan.-le dijo uno de los chicos.
-Adiós, chicos.-les respondió Ethan.
Cuando se alejaron, quedé frente a Ethan.
Le di una sonrisa burlona-¿Pecado de la homosexualidad? ¿Personas como yo?-me reí un poco-¿Cómo alguien puede ser tan hipócrita?
Él me miró molesto-¿Hipócrita?
Yo le devolví una sonrisa-Sí, hipócrita. ¿Acaso tus amigos saben que desapruebas la homosexualidad, pero que te masturbas pensando en mí?
Él se tensó, pero lo disimuló como pudo-¿Has pensado en adaptarte?-preguntó en un intento de desviar el tema.
-La verdad, no.
-Pues deberías, Charlestone es el tipo de lugar al que te tienes que adaptar, no puedes esperar que el lugar se adapte a ti.
-¿Y si no quiero hacerlo?
Él sólo se encogió de hombros-Si no quieres adaptarte, siempre tienes la opción de irte del pueblo, no es como si alguien te fuera a extrañar de todos modos.
Qué crudo, Ethan.
Y ahí está, el verdadero Ethan, el chico grosero en el que se convierte sólo conmigo.
-Se te da muy bien.
-¿Qué cosa?
-Fingir ser un santo, cuando estás lejos de serlo.
-No tengo idea de qué hablas.
-¿Por qué lo niegas, Ethan? A mí me halaga ser el único en el pueblo al que le muestras tu verdadero tú.
Él me miró como si estuviera loco-¿Te halaga que yo te insulte? ¿Qué clase de masoquismo extraño es ese?
Me encogí de hombros-¿Qué culpa tengo yo de que tu verdadero ser sea este chico grosero y que yo sea el único al que se lo muestras?
Él rodó los ojos-Como sea, no es mi problema si en tu extraño mundo ser tratado mal es algo para estar orgulloso.
Sonreí ampliamente, Ethan en serio es divertido.
Él me miró un segundo como pensando en algo-Esa herida tiene que ser atendida, puedes acompañarme a mi casa y ahí te curare.
-De acuerdo, vamos.
Caminamos hacia la casa de Ethan en completo silencio, tal vez incómodo para Ethan, pero para nada incómodo para mí.
Cuando llegamos a casa de Ethan, me pidió que me sentara en uno de los muebles de la sala de estar y lo hago.
Minutos después él volvió con unos guantes quirúrgicos, algodón, alcohol y pinzas.
-¿Cómo te rompiste el labio?
-En el súper mercado, un hombre me golpeó.
Él me miró incrédulo-¿Te golpeó sin razón?-me preguntó como si no me creyera en absoluto, qué perceptivo.
-Puede que lo haya provocado un poco, pero tampoco era para tanto. Lo único que hice fue expresar mi opinión y él se volvió loco.
-Ajá.
En silencio, él siguió limpiando y desinfectado mi labio roto, hasta que terminó y se deshizo de todo.
-¿Tus padres no se molestarán cuando sepan que me metiste en su casa?
-Cuando les explique que lo hice para ayudarte, lo entenderán.-me respondió tranquilamente.
Cuando terminó de atender mi herida, me preguntó:
-¿En serio no piensas adaptarte a Charlestone?
-Ya te dije que no tengo ningún interés,-le sonreí para añadir:-además, ¿qué obsesión tienes con hacer que me adapte a tu religión?
-No es obsesión, como dije, Charlestone es el tipo de pueblo al que te tienes que adaptar porque el pueblo no se adaptará a ti.
-Tal vez no quiero que se adapte a mí tampoco.
Él me miró por un breve momento-Entonces, ¿qué quieres? ¿provocar el caos en Charlestone? ¿Ese es tu plan?
Lo miré con una sonrisa-¿Cómo llegaste a esa conclusión?
Se encogió de hombros como respuesta-No lo sabía, pero lo sospechaba.
-¿Por qué desconfias tanto de mí, Ethan?
-No lo sé, tú dime.
-Creo que desconfias de mí porque sabes que hay algo mal en mi cabeza, y en la tuya también, y dicen que entre locos se entienden.
Él me miró por un instante y luego añadió:-Si no vas a adaptarte, al menos deberías considerar la idea de irte.
¿Evadiendo el tema, Ethan?
-No, me gusta este pueblo.
-Pero es un pueblo religioso, y tú no tienes ningún interés en eso, por lo que me estás diciendo.
-Me gusta el pueblo, no la religión.
Él me miró con rabia por un instante, para después decir:-Tu herida ya fue atendida, ya puedes irte a tu casa.
Me acompañó hasta la puerta, y salí a la calle.
-¿Sabes una cosa?-Ethan se giró a mirarme-Si tú te sientes atraído por mí, y yo por ti, deberíamos algún día tener sexo.
Él me miró horrorizado-¿Acaso estás loco? ¡Somos hombres!
Le sonreí de nuevo-¿Y? Ethan, tú te sientes atraído por mí y yo por ti, creo que fue Oscar Wilde el que dijo "La única forma de deshacerse de la tentación es caer en ella".
Él miró en otra dirección, en sus ojos pude ver una batalla mental, como si estuviera considerando la idea de hacerlo, pero sintiera que está mal.
Bendita moralidad. ¿Para qué sirve? En serio
Sonreí cuándo por fin me miró, en sus ojos vi la decisión-Olvídalo.
Supongo que te debo aplaudir, Ethan, fuiste capaz de resistir la tentación.
Aunque no por mucho tiempo.
-Bien, supongo que ya decidiste, aunque no sabes de lo que te pierdes.
Se hizo un pequeño silencio entre nosotros y ambos nos miramos, como si nos estuviéramos analizando, hasta que Ethan habló:
-Ya te puedes ir, Aiden.
-Hasta pronto, Ethan.
Caminé hacia la puerta para poder irme de la casa de Ethan, y en cuánto llego a la puerta, miro a Ethan por encima del hombro.
-Mi oferta sigue en pie, por si lo quieres reconsiderar.
Y me fui, dejando a Ethan pensativo.
Nota de autor
Otro capítulo.
¿Qué opinan? A mí me gustó porque podemos ver lo que pasa por la mente de nuestro loquito de Aiden.
Así como Ethan no puede dejar de pensar en Aiden, Aiden tampoco puede sacarselo de la cabeza.
Se podría decir que ambos tienen cierto poder el uno sobre el otro.
Lean si les llamó la atención
Voten si quieren.
Comenten si les da la gana
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