Capítulo 28: Confrontación

Ethan

Estoy en mi teléfono, haciendo todo lo posible por… bueno, matar tiempo.

Hace una hora o dos le dejé a la policía la carpeta con mis descubrimientos, así que todo lo que puedo hacer de momento es esperar y ver qué hacen con eso.

Supongo que interrogarán a Aiden para hacerle un par de preguntas.

Debería ir con mamá a saludarla y hablar con ella, las cosas entre ella y yo han estado mucho menos tensas desde que conversamos.

Aunque últimamente no he hablado con papá. Tal vez debería charlar con él cuando regrese del restaurante.

Me pongo un pantalón holgado y salgo de mi habitación.

En mi camino hacia la habitación de mamá, paso a través de… aquella puerta. Cubierta de papel tapiz, es increíble que algo tan frágil pueda separarme del dolor que me espera si decido cruzar.

No puedo creer que haré una locura como esta.

Procurando hacer el menor ruido posible para no despertar a mamá, comienzo a arrancar el papel tapiz para dejar al descubierto la puerta que está oculta aquí. Voy a hacer algo de lo que probablemente me arrepienta, pero es algo que debo hacer, ya he evadido esto por demasiado tiempo.

Ya he evadido demasiadas cosas.

Temblando un poco, acerco mi mano a la perilla de la puerta, y dudo un poco cuando sólo estoy a centímetros de tocarla. ¿De verdad voy a hacerlo? Me arriesgo a que mi mente termine de colapsar si me enfrento a lo que hay ahí dentro.

Suspirando con fuerza para agarrar valor, tomo la perilla y abro la puerta, ya no hay vuelta atrás.

Entro a la habitación, y ahí está: Steve.

O los recuerdos de Steve, mejor dicho. Fotos de él, los trofeos que ganó jugando jugando fútbol en nuestra anterior escuela. Todo lo que pude guardar de él después de que muriera.

Un poco enfermizo, pero en fin.

Le hecho un vistazo a todas las fotos que cuelgan en las paredes. No sé exactamente qué estoy buscando, sólo tenía el instinto de entrar aquí.

Después de hojear por un buen rato, noto algo que capta mi atención: es una foto de Steve, usando una camiseta roja de Netflix y unos jeans ajustados. Lo reconozco inmediatamente porque es la foto que mamá nos había tomado el día que… el secuestro y la muerte de Steve.

Mis ojos se inundan de lágrimas sin que pueda evitarlo, mis piernas fallan y caigo al suelo. Esa fue la última vez que lo vi, la última vez que fuimos felices.

Me pongo a llorar sin poder controlarme. Oh Dios, Steve, te extraño tanto.

—¿Por qué no me mataron a mí? ¿Por qué tenía que ser él?

Desearía que él estuviera aquí para poder disculparme con él. Hay tantas cosas que quisiera decirle.

Mirando la foto, decido sincerarme y decirle a Steve cómo me siento.

—Steve, yo… lo lamento tanto. Tú no parabas de decirme que me callara, que no era buena idea desafiar a esos malditos que nos habían secuestrado, y yo debí escucharte… pero no lo hice, y ahora por mi culpa tú ya no estás con nosotros.

Me limpio los mocos con el dorso de la mano, y continúo—Esto es mi culpa, que tú ya no estés con nosotros fue culpa mía… perdón. Yo debí haber muerto ese día, no tú.

—No digas eso.

Miro hacia la dirección de esa voz, y veo a mamá parada en la puerta. No sé qué decir. Su expresión parece un poco enojada, pero a la vez triste.

Mierda

—Lo puedo explicar.

—En tu vida vuelvas a insinuar algo así.

—Mamá, yo…

—Déjame continuar…—y me callo—el día que Steve murió sentí cómo mi mundo se derrumbaba. No podía dormir bien, mi alimentación era un desastre, e incluso intenté suicidarme en dos ocasiones.

Abro los ojos con asombro. Eso último no me lo esperaba.

Después de que Steve murió había notado que mamá comía y dormía menos, pero recién ahora me entero de los intentos de suicidio.

—Fue el dolor más grande que experimenté en mi vida, la pérdida de un hijo es… es difícil de explicar, pero hay una cosa que sí puedo explicar fácilmente.

—¿Y esa cuál es?

—La razón que me detuvo de quitarme la vida: tú.

Abro los ojos como platos, eso no lo vi venir. ¿Yo soy la razón por la que mamá decidió no matarse? No estoy seguro de cómo sentirme al respecto…

—Quitarme la vida no era una opción teniendo un hijo que perdería a su hermano y de paso a su madre, y aunque en esas dos ocasiones tuve en mente la idea de reencontrarme con Steve, la idea de no estar con mi otro hijo me destrozaba.

Yo… yo…

—Si tú hubieses muerto en lugar de tu hermano, hubiese sido lo mismo, el mismo dolor, el mismo vacío, ni tu padre ni yo nos hubiésemos sentido mejor si tú y Steve cambiaran lugares.

—Se siente un poco extraño que me digas esto cuando siempre creí que, bueno…

—Que tu padre y yo te odiabamos por lo de Steve y todo lo que vino después de eso.

—Nunca les dijo eso.

Ella suspira—Nunca fue necesario que nos lo dijeras, Ethan, una madre se da cuenta.

—Ya veo.

—Tu padre y yo te amamos, y Steve también desde dónde quiera que esté. No te atreves a poner eso en duda, no frente a mí al menos.

Durante un rato me quedo en silencio, pensando qué decir o hacer. Mi mente está en blanco, y sólo puedo mirar a los ojos a mi madre como si ella me fuese a dar la respuesta.

Sin saber qué decir, derramo algunas lágrimas más y digo lo primero que se me viene a la mente.

—Necesitaba escuchar eso, no sabes cuánto.—mi voz se quiebra al decir eso.

Mamá se agacha y me abraza.

—Estarás bien… los tres lo estaremos.

—Mamá, hay algo que quiero decirte.

Ella me mira con atención.

Oh por Dios, voy a firmar mi sentencia de muerte con esto.

—He estado tratando de encontrar al asesino.

Mi mamá me mira con sorpresa, sus labios se abren un poco.

¿Debería empezar a rezar? Creo que sí…

Isabel

Abro los ojos con dificultad, me siento tan débil y mareada.

¿Cuánto tiempo estuve atrapada por esta enferma?

Hace unos días

Todo sucedió tan rápido, iba de camino a mi casa porque me sentía mal, cuando de repente alguien me tapó la nariz y la boca con un pañuelo con un olor extraño, y todo se puso negro.

Desperté amarrada a una silla, aturdida y confundida.

Se me acercó una figura encapuchada, con una máscara que me impedía reconocer su rostro.

Se agachó para estar a mi altura, y empezó a hablar.

—Debes estar confundida—sí, un poco—, pero no temas, no te voy a lastimar… mientras te comportes.

Comencé a entrar en desesperación. ¿De qué se trataba esto? Si era una broma, no me hacía gracia.

—¿Quién eres? ¿¡Qué quieres!?—empecé a gritar desesperada. No entendía nada de lo que estaba sucediendo.

—Soy la encargada de purificar este mundo, Dios no está contento con tanta hipocresía, y me dio la divina tarea de hacer algo al respecto.

¿Qué carajos?

Un momento… esa voz era femenina. Aquí hay algo raro.

—No te sientas mal, Isabel, si todo sale bien, te dejaré vivir.

En ese momento mi mente hizo clic, no tardé en entender de quién se trataba la persona que tenía enfrente.

—Tú eres la asesina, ¿verdad?—pregunté nerviosa—Tú eres quién ha estado aterrorizando a Charlestone durante semanas.

—Haciéndole un favor a Charlestone, querrás decir.—me corrigió.

Inmediatamente mis ojos se llenaron de lágrimas, la mujer loca que durante varias veces semanas nos ha causado tanto dolor estaba delante de mí, lista para hacerme quién sabe qué cosas horribles.

La asesina de Hugo, de Tamora, me había capturado y seguramente yo iba a ser la siguiente en la lista.

—¡Auxilio!—empecé a gritar desesperadamente—¡Ayúdenme, por favor! ¡Auxilio!

Ella se cruzó de brazos.

—Es inútil,—dijo con una voz muy serena y fría—grita todo lo que quieras, nadie vendrá a socorrerte.

—¿¡Qué quieres de mí!?

—¿Escuchaste algo de lo que dije antes?

—¡Pero yo no he hecho nada! ¡No merezco morir!

—Tú no, sin embargo, alguien cercano a ti sí, supongo que conoces a Ethan Stevens.

¿Qué fue lo que dijo? ¿Qué tenía que ver Ethan en todo esto?

Aunque aún estaba asustada y no podía dejar de llorar, traté de calmarme un poco para hablar.

—¿Qué tiene que ver Ethan en esto?

Ella suspiró y negó.

—No me sorprende que no lo sepas, los hipócritas saben guardar sus secretos muy bien.

¿Qué mierda?

—¿De qué mierda estás hablando?

—Ethan Stevens no es la persona que tú crees que es.

Eso me hizo prestarle más atención.

—Verás, como ya te he dicho antes, mi deber sagrado es eliminar la hipocresía de este mundo, y tu novio Ethan Stevens es posiblemente el más hipócrita de este pueblo.

Fruncí el ceño confundida, ¿Ethan hipócrita?

La primera vez que lo vi sentí curiosidad por él porque pensaba que había algo en él, pero esto… yo… no lo entiendo.

—Ethan Stevens te engañó a ti y a todos los que viven en Charlestone, haciéndoles creer que es una buena persona y un ejemplo a seguir, cuando la realidad es que hizo algo terrible antes de mudarse a este lugar, algo que haría temblar de miedo a todos ustedes.

De repente escucho un sonido y fijo mi vista en la figura encapuchada que me ha tenido atada a esta silla durante días.

Bueno, fin del flashback.

—¿Cómo te encuentras hoy?

De maravilla, perra, ¿y tú?

—Estoy bien.—respondo en lugar de lo que realmente quiero decir.

Aprendí por las malas que tener una actitud desafiante no es buena idea en este tipo de situaciones. Mi nariz rota y mi ojo hinchado me sirven como recordatorio de eso.

—Debes tener hambre.—saca un trozo de pan y se acerca por detrás para desatar la cuerda.

Se siente bien poder mover libremente mis brazos.

—Recuerda lo que habíamos platicado—ella saca un arma y me apunta con ella—,no intentes nada estúpido o lo lamentarás, ¿ok?

—El arma no es necesaria—trago duro después de decir eso, estoy algo nerviosa—, ya me quedó claro que lo que más me conviene es portarme bien.

Ella se encoge de hombros—Mejor prevenir que lamentar.

Ella me acerca el trozo de pan y comienzo a comer con desesperación, desde que me secuestraron sólo he comido y bebido lo necesario para mantenerme con vida. El hambre me devora de adentro hacia fuera.

Cuando termino de devorar el pan, ella me pasa un vaso con agua.

—El pan seca mucho, es mejor que te hidrates.

Qué considerada, gracias.

Sin decir una sola palabra, acerco el vaso a mis labios y comienzo a beber su contenido. Dios, qué alivio.

—¿Cuánto tiempo más estaré aquí?

—Cuando la cabeza de Ethan Stevens ruede hasta mis pies, entonces serás libre.

Genial, eso significa que sólo saldré de aquí cuando mi mejor amigo muera.

Aunque eso es algo en lo que he pensado bastante durante mi estadía aquí, ¿Ethan todavía puede ser considerado mi amigo? Eso es algo que debería poner en tela de juicio después de lo que he descubierto.

Me utilizó, sí, y seguramente debería mandarlo a comer mierda por ella por ello, sin embargo…

—Oye,—mi secuestradora me interrumpe—sé que debe ser horrible para ti estar en una situación, pero esto es lo que pasa cuando el mundo está infestado de gente falsa. Pero no te preocupes, yo lo voy a remediar.

Sí, claro.

Ella se acerca y comienza a atar los nudos otra vez.

Si logro salir de aquí, lo primero que haré será salir corriendo a abrazar a mis padres.

Y luego pedirle a Ethan unas cuántas explicaciones.

Ethan

Miro por la ventana hacia la casa de Aiden, los policías llegaron hace poco a hacerle un par de preguntas.

Después de esa charla con mamá me siento extrañamente bien, como si me quitara una peso de los hombros y mi mente estuviese más despejada.

Lástima que tuve que meter la pata, otra vez.

Los policías salen de la casa de Aiden y se alejan con Aiden, con el dueño de esa mansión parado en la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa sarcástica, él me está mirando.

Muy bien, creo que ya fue suficiente.

Me dirijo a la habitación de mis padres a buscar algo que le pertenece a mi padre, un revólver.

Salgo a la calle siendo lo más sigiloso posible para no alertar a mi madre, quién está en la cocina.

Aiden y yo hacemos contacto visual por un momento y él entra a su casa, dejando la puerta abierta para que yo la cierre.

Camino hasta esa casa y cierro la puerta. Me dirijo a la sala y ahí está Aiden, sin camisa como le gusta y sentado en un sofá, sonriente.

Veamos qué tanto le dura.

—Hace tiempo que no me visitas, Ethan.

—Ya me aburrí de tonterías.

Saco el revólver y le apunto con él.

Su sonrisa se borra y su expresión se vuelve más estoica.

Nota de autor

Bueno, parece ser que los trapos sucios están comenzando a salir.

Dependiendo de mi capacidad de extender estos últimos capítulos, puede que estemos en la recta final o cerca, así que disfruten lo que queda de esta historia porque se está acabando.

Sin más que decir.

Lean si les llamó la atención.

Comenten si quieren.

Voten si les da la gana de hacerlo.

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