Capítulo 23: Esto es increíble

Salgo con Isabel a conversar un momento.

La guio a un lugar donde estoy seguro que no nos escucharan ni nos interrumpiran. Siempre creído que las conversaciones mas importantes se tienen en privado.

—¿Estás bien?—pregunta ella, evidentemente preocupada.

¿Por qué soy amigo de Isabel? Personas como ella merecen algo bueno, no basura.

—Estoy bien—¿cuántas veces habré dicho esa mentira? Creo que ya perdí la cuenta.

—No lo estás.

—¿Qué?—la respuesta de Isabel me asombra.

Y no es tanto por la respuesta en sí, si no por la forma en que lo dijo, muy diferente a cómo ella suele hablar normalmente. Parece algo molesto.

—Ethan, ya estoy algo cansada de esto. Cada vez que te pregunto cómo estás dices que estás bien, que no te pasa nada, y aunque me gustaría creerte... una parte de mí me dice que no eres honesto del todo.

—Isabel, por favor ve al grano.

—Ethan, quiero saber qué es lo que te pasa, porque entre más me dices que estás bien, más me cuesta creer que realmente lo estás.

—Bien,—suspiro con el pesadez —¿qué te gustaría saber?

—¿Por qué te veo tan decaído últimamente?

—Isabel, yo...—se me hace un nudo en la garganta, realmente no quiero hablar sobre eso, pero por el otro lado...—tuve una pelea con mis padres.

Ella me mira sorprendida.

—Fue por una tontería realmente, una cosa sin importancia, pero mi madre y yo tuvimos una fuerte discusión.

—¿Por qué discutieron?

Por mi hermano muerto, del que se supone que está prohibido hablar...

—Como te dije antes, es una tontería, y no creo que valga mucho la pena.

Isabel mira en otra dirección, se le ve pensativa. Que raro, aqui hay algo que no me gusta.

¿Qué quieres decirme, Isabel?

—Ethan, no me agrada decir esto, pero no se si sea buena idea que tú y yo sigamos juntos.

Abro los ojos en sorpresa, ¿ella acaba de decir lo que yo creo que dijo?

—¿De que estas hablando?

—Ethan...

—¿Por qué no podemos seguir juntos? No me digas que es por lo de Aiden, eso ya te lo explique.

—En parte es por eso, pero al mismo tiempo yo...—la veo dudosa, como si no supiera de que manera decirme lo que tiene en mente—Ethan, no se si puedo confiar en ti.

Esas palabras son como si un balde de agua fria me cayera encima.

Por un momento me quedo quieto sin saber qué decir, o cómo reaccionar, que Isabel me dijera esto no era algo con lo que yo contara, y mucho menos tenía una respuesta pensada para algo así.

Sin saber que decir, simplemente dejo salir mi ira.

—¿De qué mierda me estás hablando?—cuestiono con un tono de voz más frío de lo esperado, cosa de la que al parecer Isabel también se percata, por como me mira sorprendida.

Pero ahora mismo lo que menos tengo son ganas de controlarme. Me pelee con mis padres, existe la posibilidad de que haya mas de un asesino, ¿y ahora Isabel me sale con la mierda de que no puede confiar en mí?

¿Cómo se atreve?

¡¿Cómo se atreve!?

—¿Qué razón puede haber para que no confíes en mí?—le cuestiono con el mismo tono de voz, a la vez que me voy acercando lentamente, ella se ve asustada, y comienza a retroceder.

Tranquila, Isabel, no te voy a hacer nada, siempre y cuando no me provoques.

—Ethan, tú...

—Te hice una pregunta, Isabel, ¿por qué no ibas a confiar en mí?

En ese momento suena la campana, Isabel se ve aliviada.

—Tenemos que volver, ¿no te parece?

Respiro y trato de calmar un poco mi respiracion, la cual esta algo agitada.

—Tienes razón, llegaremos tarde.

Comienzo a caminar con Isabel detrás de mí, preguntándome qué fue lo de hace unos momentos.

¿Qué carajos fue eso?

La forma tan fría en la que le hable, el como me acerque a ella como si por unos instantes hubiera querido lastimarla, la rabia que sentí...

No entiendo que es lo que me pasa ahora, aunque a decir verdad tampoco es la primera vez que siento algo de rabia contra Isabel.

Agito mi cabeza para despejar mi mente, ya tengo demasiado en la cabeza, no necesito agregar algo mas.

—Mas tarde podemos hablar de eso si quieres, Isabel. Ahora tengo la cabeza algo revuelta.

—Está bien—responde ella con un tono de voz bajo, supongo que aun no sale del todo del shock. ¿Tanto la asuste?

Cuando volvemos a entrar comienza la ultima clase: Matemática.

—Hagan silencio, alumnos—nos pide nuestra profesora de Matemática, la Srta. Harrison, una mujer de cuarenta y cinco años de edad que esta muy inconforme con su vida.

No hay mérito en aprobar esta materia cuando la profesora que la da pasa más tiempo contándonos del infeliz de su ex esposo que dando clase.

Como mar.

...

Después de esos momentos tan incómodos con Isabel, en los que entre en una especie de modo asesino, llego a mi casa a pensar en todos los asuntos que tengo que atender.

A veces me pregunto hasta que nivel llega mi idiotez. Porque no tiene mucho sentido que me haya puesto a cazar a un asesino sin tener ningún tipo de entrenamiento, además del hecho de poner a mi familia y amigos en peligro en el proceso, mas los asuntos que ya de por si tenia que atender en este pueblo, como mantener la farsa con Isabel. Como si todo eso no fuera suficiente, tengo que lidiar con un imbécil llamado Aiden que disfruta de hacerme enojar y que encima se adueñó de mis mas pervertidas fantasías.

Maldito desastre, a este paso las cosas se me saldrán de las manos, ¿en qué estaba pensando?

Lo único que quería era atrapar al asesino para que todo volviera a ser perfecto como debería ser, y ahora es probable que acabe en un manicomio por todo el estrés que carga, o muerto, si el asesino descubre que lo estoy cazando y decide callarme.

Por donde lo vea, pocos, o la cruda verdad, ninguno, son los escenarios en los que pueda salir ganando.

Estoy jodido, por donde se mire.

En fin.

Camino hacia la cocina a buscar un vaso de agua, necesito calmarme un poco.

Cuando llego encuentro a mi madre en tomándose un vaso de juego, y cuando me ve su mirada cambia, se ve algo enojada.

—Mamá, yo...

—Cállate—me interrumpe—, ahora no tengo ganas de hablar.

Y se va, dejándome en medio de la cocina sin saber que pensar o como sentirme.

Parece que el dia de hoy no puedo darme el lujo de estar seguro de nada.

Aprieto los dientes con fuerza, mientras cierro los ojos y siento una ira inmensamente creciendo dentro de mí. ¿Es que hoy nada me sale bien?

—Hijas de puta...—susurro.

Lo único que me falta es que hablar con mi padre y que con él también salga mal. Eso ya seria el puto colmo.

Respiro profundamente, en un intento por calmar los latidos de mi corazón que esta muy acelerado.

Tranquilízate .

Me dirijo al refrigerador y tomo un vaso de agua, el cual me bebo lentamente.

Comienzo a pensar en mi siguiente movimiento y me doy cuenta de que la última vez que conseguí información útil fue de una estación de policía, cuando me colé para obtener información sobre Tamora.

Si la policía ha tenido algún avance, por insignificante que este pueda ser, tendré que intentarlo de nuevo a ver cómo me va esta vez.

Cualquier cosa pequeña e insignificante me puede servir.

No tengo ni idea de como lo voy a hacer esta vez, pero no creo que sea buena idea tirar abajo otro árbol.

Lo pensare en el camino.

—¡Mamá, voy a salir a caminar un momento! ¡Regresa pronto!

No recibo respuesta. Suspiro con pesadez, maldita molestia.

Salgo de mi casa y comienzo a Caminar hacia la estación en busca de evidencias que me ayuden, tengo que ingeniármelas de alguna forma para conseguir dicha información, o de lo contrario no voy a llegar a nada.

Cuando recupere la estabilidad de mi pueblo, podre pensar en mis relaciones personales, aun sigo sin comprender del todo que carajos fue lo que me sucedio con Isabel.

Continúo caminando hasta que veo la estación de policía a lo lejos, al mismo tiempo que me detengo a pensar cómo entrar ahí para sacar información.

—Esto será complicado.

Prosigo mi camino hasta adentrarme en la estación, y rápidamente comienzo a ver lo que tengo a mi alrededor, y no veo nada.

No veo de que forma sacar información de este lugar, es imposible hacerlo sin que las cámaras me capten

Tampoco sé qué policía podría convencer de que me eche una mano, se vería demasiado sospechoso que empezar a preguntar al respecto. Si ya de por sí me expuse a ser descubierto cuando comenzó a interrogar a la Señora Gutiérrez, comenzó a preguntarle a la policía seria lo mismo que confesarles que estoy intentando investigar el caso.

Que empiece ahora a preguntar por las nuevas pistas del caso sólo lo hará más que obvio.

Esto es más difícil de lo que imaginaba, tal vez debí pensarlo mejor.

Luego de meditarlo un rato decido irme de ese lugar, es obvio que hoy no voy a lograr ningún avance.

El día de hoy nada me está saliendo bien, Dios debe estarme castigando.

Considero la idea de darme la vuelta y rendirme, aceptar que no voy a conseguir nada, hasta que a lo lejos veo algo que capta mi atención. 

Dos policías.

Uno joven y el otro mucho mas viejo, vienen platicando de algo que supongo que es serio, tanto en sus expresiones como en sus gestos se puede ver. Esto es muy interesante.

El mas joven es alto, piel clara, cabello castaño y ojos verdes, complexión atlética.

El otro es de baja estatura, piel morena y arrugada, cabello canoso, y con algo de sobrepeso. Seguramente a nada de jubilarse.

A ver, chicos, ¿qué tienen para contarme? Soy todo los oidos.

Con una sonrisa gentil, me acerco a ellos. Tal vez logre sacarles algo.

—Que Dios los acompañe.

Ambos voltean a verme sorprendidos, y por lo visto se alegran de verme, porque no tardan en sonreír.

—Hola, Ethan, ¡qué alegría verte!—exclama el mayor.

—A mi también me alegra verlos, pero hay algo que no entiendo, hace unos momentos los veía preocupados. ¿A que se debe eso? Si se puede saber, claro está.

El oficial mas joven mira en otra dirección, en sus ojos veo el debate mental—Conseguimos otra pista, Ethan, algo que podría acercarnos al asesino o alejarnos mucho más, dependiendo de como lo veas.

Frunzo el ceño confuso. ¿Qué carajos...? Ahora mas que nunca quiero saber de que se trata.

Rayos, parezco vieja chismosa, desesperada por enterarse de un chisme. No puedo evitar reír ante esa comparación.

Los oficiales me miran extrañados.

—¿Qué es tan gracioso?

—Nada, es que acabo de recordar un chiste que mi padre me contó una vez, pero ahora eso no importa, ¿a qué te referías cuando dijiste que la pista podría acercarlos o alejarlos mas del asesino dependiendo de como se vea?

—Es un poco difícil de explicar, Ethan, y no es por nada, pero esta no es información que pueda compartir con un civil—me dice un poco mas severo esta vez, como es de esperar de un policía que se toma en serio su trabajo.

Sonrío, con sinceridad para ellos, irónicamente para mi. ¿No me contarás nada, entonces? Me parece bien.

Supongo que esto no podía ser tan fácil, hasta el mas inepto sabe que no se puede compartir información tan importante con todo el mundo. Es mas, este tipo fue demasiado flexible al decirme lo poco que me dijo.

—Entiendo que esta información debe ser demasiado delicada para compartirla conmigo, comprendo.

—Atraparemos a ese maldito, Ethan,—me dice el veterano—y Charlestone podrá estar tranquilo de nuevo.

—Lo que no termino de entender es por que este tipo hace estas cosas. Digo, ¿quién estaría tan loco para hacer las monstruosidades que él ha hecho hasta ahora?

—El mundo está lleno de maldad, Ethan—me dice el mas joven.

Lo sé, créeme.

—Me adelantare a ver si ha habido algún avance,—dice el mayor—tú e Ethan pueden seguir hablando en lo que yo regrese.

El tipo comienza a caminar y lo veo entrar en la estación.

Volteo a ver al chico y recién lo recuerdo.

—Se me olvido preguntar por tu nombre—digo con algo de vergüenza.

—Tyler McCall,—me dice con una sonrisa—pero formalmente me puedes llamar Oficial McCall.

—"Oficial"...—repito de una forma un tanto juguetona. Este tipo me cae bien.

—El tipo que me acompañaba se llama Michael Tutuola, y pronto se jubilara.

Asiento—Me lo suponía.

—No debes alterarte por todo este desastre Ethan,—un poco tarde para eso—estos crímenes no quedaran impunes.

—Lo sé, es sólo que...—mi voz se quiebra un poco—nada.

Tyler me mira algo confundido—¿Estás bien?

Una lágrima resbala por mi mejilla, la limpio rápidamente—Tranquilo, estoy bien.

Desvío la vista un momento, y en eso Tyler me habla.

—Si quieres puedo mostrarte lo que encontramos, Ethan, pero debes ser muy cuidadoso con lo que te voy a mostrar.

—Pero esto es muy importante, ¿no podrías perder tu trabajo?

—Tendrían que enterarse de que compartí la información, y confió en ti.

Lo miro con una sonrisa agradecida—Gracias, de verdad.

Él también me sonríe—No hay de qué, espérame aquí.

Se aleja caminando.

...

Luego de unos minutos veo a Tyler acercarse a mi con un papel en la mano.

—Hablo en serio, Ethan, te estoy confiando información muy importante, debes tener muchísimo cuidado.

—Claro—extiendo la mano y me entrega el papel.

—Espero que esto te de algo mas de tranquilidad, nos veremos luego.

—Adiós, Tyler, Dios esté contigo.

—Dios esté contigo, Ethan—y lo veo alejarse.

Con algo de nervios, abro el papel para ver qué dice.

Esto no puede ser cierto.

Esto es increíble.

Nota de autor

Dios nos cuide de morir por esta incertidumbre.

¿Qué creen que fue lo que Ethan leyó?

Lean si les llamó la atención

Voten si quieren

Comenten si les da la gana de hacerlo

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