Capítulo 18: Desde que conocí a Ethan
Aiden
Me levanto de mi cama, la verdad es que no dormí demasiado, más bien fue un pequeño descanso.
Ventajas de ser psicópata, dormir deja de ser una necesidad.
Camino hacia mi clóset y lo abro para buscar algo que ponerme.
Dormí sin ropa, ni siquiera ropa interior uso para dormir. Desde que tengo memoria, nunca me gustó dormir con ropa, es demasiado estorboso.
Soy ese tipo de personas que saldrían a la calle desnuda, si fuera legal hacerlo. Dentro de mi propia casa prefiero estar cómodo, por lo que siempre estoy desnudo o en ropa interior.
Al parecer a Ethan le incomodó un poco la idea la primera vez que lo invité aquí, pero qué puedo hacer, no voy a sacrificar mi comodidad por la de él en mi propia casa.
Además, incluso si lo negara, yo sé que Ethan disfrutó lo que veía.
Sonrío con orgullo.
Soy tan buena persona que le di lo que quería sin que me lo pidiera.
Bien por mí.
Aunque verme sin camisa no fue suficiente, y él también lo sabe, sólo que se hace el difícil.
Debo decir que el hecho de que Ethan se resista me encanta, hace que todo esto sea más divertido.
Tomo unos pantalones de pijama negros y me los pongo, me quedan algo flojos, por lo cual se nota la ropa interior debajo.
Bajo a la cocina y me preparo un café.
Me pregunto cómo a Ethan le gustará el café.
Qué raro, desde que conocí a Ethan, ese castaño ocupa mucho espacio en mis pensamientos, me pregunto por qué.
Digo, físicamente me atrae, pero dudo mucho que haya otra razón además de esa.
Bueno, luego pensaré en eso, por momentos no es lo más importante en lo que debo pensar.
Saco los ingredientes del refrigerador y los pongo sobre la mesa de la cocina. Haré crepes, porque son rápidos de hacer.
Puedo tener mucha paciencia, pero si es posible que algo se haga rápido, por qué no.
Coloco los ingredientes en un bol y empiezo a batir. Mientras bato, recuerdo el asesinato de ese tipo Brown, sonrío, pobre idiota.
Enciendo la sartén y la engraso, coloco una buena cantidad de la mezcla y espero.
Me hubiese gustado ver las caras de pánico que habrán puesto todos esos imbéciles.
Charlestone se está hundiendo en el miedo y la desesperación, justo lo que yo quería.
Muevo un poco la sartén y volteo la crepe girando la en el aire.
Repito el proceso con seis crepes más y sirvo en un plato con miel.
Un desayuno bastante típico, pero bueno, yo quería algo rápido no algo original.
Empiezo a comer tranquilamente y comienzo a pensar en mi vida.
Cuando me mudé a Charlestone mi familia ni siquiera me cuestión, no dijeron nada, cosa que no me sorprende en lo absoluto.
A decir verdad, nunca les caí muy bien que digamos, aunque tampoco es que les haya dado demasiadas razones para caerles bien.
En ese sentido envidio un poco a Ethan, se ve que sus padres lo quieren, ese chico tiene suerte.
En fin, continúo comiendo y me pongo a pensar en lo que sucederá esta noche.
Espero que salga bien, no me gusta tener que lidiar con cosas con las que no cuento, aunque tampoco significa que no esté dispuesto a hacerlo si tengo que.
Termino de comer y decido ir a la cafetería del pueblo. No está tan mal, al menos el café es decente.
Me cambio el pantalón por unos jeans ajustados de color negro y una camisa blanca, también ajustada y sin mangas.
Abro la puerta y comienzo a caminar. Durante el camino me encuentro con cierto castaño que ha estado invadiendo mis pensamientos últimamente.
Ethan va vestido con uno de esos trajes anticuados: camisa azul claro manga larga seguramente abotonada hasta arriba, pantalones de vestir de color marrón oscuro y zapatos negros. ¿No le da vergüenza que lo vean con eso?
Ah, cierto, aquí todo el mundo se viste de esa manera.
Le guiño un ojo a Ethan y él rueda los suyos.
Río por eso. Qué fácil y qué divertido es hacerlo enojar.
—Hola, Ethan.
—Aiden.
—Hace algún tiempo que no hablamos, ¿me has estado evitando?
Él bufa—Mi mundo no gira al rededor de ti, idiota narcisista.
—Pero sí tus pensamientos.
La carcajada que sale de su boca es espontánea y natural, de verdad le dio risa lo que dije.
—Claro que sí, imbécil, obviamente yo me levanto todas las mañanas pensando: "¿A Aiden le caeré bien? No sé cómo seré capaz de vivir si no le agrado".
Ahora es mi turno de reír a carcajadas, en serio me encanta este chico.
—Como sea, ¿vas a ir a la cafetería del pueblo?
Le respondo.
—Sí, la verdad, ya empecé a agarrarle el gusto a ese lugar.
Ethan me mira con curiosidad.
—Supongo que no tiene nada que ver con el hecho de que yo también voy a ese lugar.
—El universo no gira a tu alrededor.
Él sonríe malicioso.
—Pero sí tus pensamientos.
Niego con una sonrisa.
A unos veinte o treinta metros está la cafetería, pero cuando estamos a punto de llegar, Ethan me detiene.
Lo miro confundido—¿Qué pasa?
—No nos pueden ver llegar juntos.
—Ethan, tranquilo, sólo por llegar juntos a un lugar no significa que todos sabrán lo que hay entre nosotros.
Él rueda los ojos.
—Número uno: entre tú y yo no hay una mierda, y número dos: te recuerdo que todos te odian y yo tengo una reputación intachable, no me conviene que me vean llegar a un lugar contigo.
—Ah, entonces es por eso.
—Sí, estúpido, es por eso. Yo iré primero y tú esperaras treinta segundos.
Asiento, no veo por qué no hacerle ese ridículo favor.
Ethan comienza a caminar, y en eso yo comienzo a contar.
Cuando pasan treinta segundos, comienzo a caminar, dando así la impresión de que Ethan y yo veníamos separados.
En lo que llego y tomo mi lugar, como es de esperarse, cae el silencio.
Todos se me quedan viendo como si fuera la peste para ellos. Ethan tenía razón, esta gente me odia, y me encanta que lo hagan.
Tomo lugar en una mesa vacía.
Una chica rubia se me acerca, algo incómoda.
Tranquila, no intentes pasarte de lista como la otra y estarás bien.
—¿Qué quiere que le traiga?
Ella trata de que su voz salga lo más calmada posible, aunque puedo notar el nerviosismo.
Sonrío—Un café fuerte estará bien.
Ella asiente y se va. Me quedo pensando un poco en lo que sucederá esta noche.
Va a ser algo muy importante, y de verdad espero obtener lo que quiero.
Últimamente sólo pienso en eso, y me pone algo nervioso.
Debo calmarme, si hay algo que se me da de maravilla, eso es controlar las situaciones, o en algunos casos descontrolarlas, y esta vez no será diferente.
Sólo necesito entender más acerca de Ethan.
Luego de un rato, llega la chica con el café que le pedí.
—Aquí tiene, señor.
Le sonrío—Por favor, llámame Aiden, "señor" me hace sentir viejo.
—Está bien, señ... ¡Aiden!
Río levemente, y ella comienza a alejarse. Qué tierna, la pongo nerviosa.
Me tomo mi café y mientras lo hago, siento una mirada sobre mí.
Disimuladamente, veo cómo Ethan a dos mesas me mira de la manera más disimulada posible.
Ethan es excelente para fingir, seguramente nadie lo ha notado, pero yo sí.
Aunque eso no significa que Ethan no pudiera engañarme, sigo sin tener cómo saber si él ha encontrado algo en mi casa, aunque tampoco es que me afecte demasiado lo único que pudo haber encontrado.
En fin.
Termino mi café así que me levanto y me voy del lugar.
Mientras camino, voy pensando en lo que haré mientras espero que llegue la noche.
Tal vez aproveche para terminar con el libro que llevo algunas semanas escribiendo, logré convencer, sin demasiadas dificultades, al jefe de la editorial para que me dé algunas semanas más para terminar.
Si hay algo que detesto con todas mis fuerzas, es que me digan qué hacer y me fuerzen a hacer algo.
Recuerdo que una vez mi jefe en una editorial donde solía trabajar se pasó de idiota queriendo que le hiciera cambios a uno de mis libros.
No le fue muy bien.
No lo mate, pero ahora mismo debe estar en algún hospital mental recuperándose. Okay, tal vez se me fue un poco la mano, pero de verdad estaba enojado.
¿Quién es él para decirme qué hacer con mi libro?
En fin, llego a mi casa y saco mi laptop. Comienzo a escribir mi libro por dónde lo había dejado, y me relajo al hacerlo.
Cómo amo escribir, liberar la oscuridad a través de personajes ficticios que hacen cosas espantosas, cosas que estarían mal en la realidad pero en la ficción no porque al final es ficción.
Aunque la moral es tan relativa, que a veces da igual ir en contra de ella.
Y yo bien sabía eso, pero poco o nada me importaba.
Comienzo a escribir, y me relajo mientras lo hago.
...
Miro la hora en mi teléfono.
2:00 a.m.
Muy bien.
Camino hasta mi clóset y saco una camisa blanca.
Bajo al primer piso y abro la puerta.
Cuando estoy en la calle, miro un momento en la dirección de la ventana de Ethan, y puedo ver a Ethan mirando en la misma dirección.
Pobre, hace días que no duerme bien.
Le sonrío, y le pregunto.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
—Si te dijera que eso a ti no te interesa, ¿me creerías?
—¿Por qué siempre eres tan agresivo conmigo?
—No te hagas el idiota, tú eres el que busca hacerme enojar, y lo peor es que siempre lo logras.
—Ah, acabas de admitir que tengo poder sobre ti.
Él sonríe arrogante mente. Debo decir que me gusta que Ethan sonría de esa manera.
—Adivinaste idiota, tienes poder sobre mí, pero adivina qué, yo también tengo poder sobre ti.
Empiezo a dar fuertes carcajadas, y parece que eso molesta a Ethan.
—Cállate, imbécil, vas a despertar a todo el mundo si te sigues riendo de esa manera.
Me encojo de hombros, él rueda los ojos.
—Da igual, que la pases bien en tu caminata.
—Y tú procura dormir si puedes.
Él mueve la mano como despedida y luego se mete en su habitación.
Me alejo caminando y comienzo a andar en dirección al bosque, en una dirección diferente de la que suelo tomar normalmente.
Esto es importante, demasiado importante.
Comienzo a caminar hasta adentrarme en lo más profundo del bosque.
Sigo caminando hasta ver lo que quería encontrar: un hombre de camisa roja.
William.
Un hombre de apariencia descuidada, cabello castaño largo, con un bigote que francamente da asco.
Sonrío ampliamente.
—¡William! ¡Mi amigo! ¿Cómo va todo?
Él se encoje de hombros.
—Lo de siempre, a veces bien, a veces mal y a veces peor.
—Por supuesto que sí.
—¿Y cómo te ha ido a ti?
—Lo de siempre, en realidad, nada nuevo que contar.
Él se queda pensando un momento.
—Escogiste un lugar muy interesante para venir a hacer de las tuyas.
—Siempre me aseguro de escoger los mejores parques de diversiones. Este pueblo tiene... algo muy interesante, algo que llama mi atención.
Él asiente en comprensión.
—Me encantaría continuar platicando, pero tengo cosas que hacer y estoy seguro de que tú también.
—En eso tienes toda la razón, mi amigo.
Él saca una carpeta de detrás de un árbol y me la extiende.
La tomo y la abro, comienzo a leer.
Interesante. Estás muy lejos de ser un niño bueno, Ethan.
—Gracias por la información.
Me alejo caminando, pero no doy ni dos pasos cuando William detrás de mí reclama.
—¡Oye! ¿Y mi dinero?
Ruedo los ojos.
—Tendrás tu estúpido dinero, no es necesario que te preocupes por eso. Mañana aparecerán 3 000 dólares en tu cuenta.
—Pero tú dijiste que me darías el dinero en efecti...
No termina de hablar cuando le lanzo una mirada fría, lo suficiente para hacerle saber que por su bien es mejor que se calle.
Camino un poco más cuando William dice algo que no puedo ignorar.
—Francamente creo que deberías alejarte de basura como Ethan Stevens.
—¿Qué dijiste?—me acerco a él—No escuché bien, hazme el favor de repetirlo.
—Te dije que deberías alejarte de ese pedazo de basur...
No terminó de hablar, porque rápidamente le disparé en la cabeza.
Qué raro. ¿Por qué me enojó tanto que hablara mal de Ethan a Ethan?
Miro el cuerpo sin expresión, ya luego me encargaré de eso.
Nota de autor
Sin palabras.
Es bueno saber que Ethan no es el único de esta extraña relación que necesita que le ajusten las tuercas.
¿Por qué creen ustedes que Aiden piensa tanto en Ethan? Quiero leerlos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top