Capítulo 12: Me gusta su hipocresía
Charlestone en multimedia
Aiden
Eso fue interesante.
Ethan sin duda es alguien interesante.
Estoy seguro de que mintió cuándo dijo que no encontró nada en mi casa, aunque mintió de maravilla.
Las personas suelen ser obvias a la hora de mentir, Ethan, en cambio lo hace muy bien.
¿Quién te enseñó a mentir así, Ethan? ¿O eres autodidacta?
El hecho de tener que vivir en un lugar así, puede que tenga mucho que ver.
En un lugar dónde todos esperan que seas perfecto, debes volverte un experto en mentir y fingir.
Me dio demasiada risa cuando Ethan se llamó a sí mismo santo. La hipocresía de ese chico no tiene límites.
Aunque, pensándolo mejor, me gusta su hipocresía, me parece interesante.
Sí, sin duda Ethan Stevens es el ser humano más enigmático con el que me he topado.
Pobre Ethan.
Sin poder evitarlo río ante la idea de follar con él.
Sin barrera legal, sólo queda la barrera del concentimiento, y Ethan no se podrá hacer el difícil para siempre.
Yo sé que él lo desea tanto como yo, por mucho que lo niegue.
Y es que no puedo negar que Ethan me ha atraído desde que lo vi por primera vez.
Ese cabello castaño que a veces parece rubio.
Esos ojos grises llenos de un dolor que sólo yo parezco haber notado.
Esa apariencia frágil y delicada que sólo sirve para ocultar al monstruo debajo.
Todo en él me llama la atención.
Su falsedad, su habilidad para mentir y manipular, su agresividad, sus respuestas sarcásticas y sus insultos ingeniosos.
Ethan no es el santo que Charlestone cree que es, y me siento privilegiado de saber que sólo yo conozco al Ethan real.
Entro a mi casa y voy directo a mi habitación.
Descuelgo el cuadro que uso para esconder la carpeta con mi expediente psicológico.
Ethan fue inteligente, lo tengo que reconocer.
Descubrió dónde escondo la llave y a qué hora suelo salir a caminar. Cerró la puerta por dentro, y al usar guantes, no dejó huellas.
Por obviedad, no tengo equipo para detectar huellas digitales, pero si Ethan hubiese dejado sus dedos marcados sobre alguna superficie que yo casi nunca toco (la ventana por ejemplo), lo habría notado por que las huellas de Ethan son más pequeñas que las mías. Algo que él tomó en cuenta.
Y luego está el cabello, el cabello de Ethan es más claro que el mío, de modo que si hubiese encontrado cabellos de Ethan en un lugar que no sea la cocina, que fue el lugar dónde conversamos cuando lo invité a mi casa, me habría dado cuenta. Eso me hace pensar que usó también una red para el cabello.
Increíble, no se le pasó nada por alto.
Una persona normal no usaría guantes o redes para el cabello porque huellas digitales o cabellos sueltos suelen ser detalles difíciles de percibir, pero Ethan de alguna forma dedujo que yo soy más perceptivo que eso, y tomó en cuenta esos detalles insignificantes.
Y luego está la carpeta, si la descubrió, se aseguró de tomarle fotos y ponerla justo como estaba. Por lo que no hay forma de saber si la tocó o no.
La única forma de haberlo descubierto sería con cámaras de seguridad, y me sobra el dinero para instalarlas, pero no lo vi como algo necesario. Tal vez considere hacerlo ahora, aunque Ethan no parece ser de cometer el mismo error dos veces, pero por si acaso.
Cualquier idiota impulsivo habría esperado que saliera una noche para entrar rompiendo un vidrio.
Y la cereza del pastel: lo que encontrara, se lo hubiese robado para que yo al llegar notara que algo falta.
Sí, la gente suele ser idiota y actuar de forma impulsiva, pero Ethan pensó bien las cosas.
Lo que lo delató fue la ventana, obviamente no contaba con que volviera antes de tiempo, y la prisa por escapar le pasó factura.
Aunque no hay manera de saber si encontró la carpeta, estoy seguro de que lo hizo, alguien tan tenaz como él no se habría ido de aquí sin nada.
Y cuando lo confronte, admitió que sospecha de mí, cosa que yo ya sabía, pero me sorprendió su habilidad para usar la verdad para salir del enredo en el que se metió.
Porque, como dije, Ethan es un mentiroso excelente.
Me meto en mi habitación y saco la laptop que uso para mi trabajo.
Soy escritor.
Suspenso, para ser más preciso.
El trabajo perfecto para mí. Es sabido que para ser escritor hay que tener una mente torcida en menor o mayor medida, y ya cumplo con ese requisito a la perfección.
Psicópata.
Me pregunto cómo habrá reaccionado Ethan al enterarse de la verdad sobre mí.
¿Se habrá asustado? Seguramente se sorprendió al principio, pero ¿luego?
Cuándo lo confronte en su casa, no pareció tenerme miedo, y dudo que estuviera fingiendo seguridad.
En realidad, desde que conocí a Ethan, no pareció tenerme miedo en ningún momento.
¿Desconfianza? Por supuesto.
¿Rabia? Ese chico es un volcán, poco necesita para entrar en erupción.
¿Miedo? No, nunca.
Al contrario, pareciera que al tenerme cerca tuviera la necesidad de desafiarme, con sus insultos y su sarcasmo.
Sus alarmas se encienden al tenerme cerca.
Tiene bastante sentido en realidad.
Cuando dos animales salvajes se encuentran, pelean.
Cuando dos locos se encuentran, pues...
El hecho de que Ethan no me tenga miedo, aún sabiendo que hay algo mal en mi cabeza, sólo confirma mis sospechas: Ethan también tiene algo mal en la suya.
La idea de que Ethan sepa la verdad sobre mí no me preocupa en lo absoluto.
En realidad es bueno que sepa por qué estoy loco. Me agrada la idea.
El capítulo 20 de mi libro está casi listo.
Desde que comencé a escribirlo, tuve muy claro lo que quería lograr. Y puedo decir, sin miedo de equivocarme, que lo estoy logrando.
Los finales de mis libros suelen ser un poco... más sangrientos de lo normal.
Ninguno acaba bien, y eso está bien para mí.
Stephen King se traumaria si leyera uno de mis libros.
Obviamente tengo un pseudónimo, no me gusta llamar la atención, a menos que sea para hacer que las personas exploten de ira.
Mientras escribo no dejo de preguntarme qué habrá pasado con Ethan para empujarlo a ser lo que es ahora.
Yo por mi parte salí torcido de fábrica.
Ventajas de ser psicópata, no necesitas justificarte.
Sólo dos personas como nosotros se entenderían, las demás, podrían intentarlo, más no lograrlo.
Casi siento lástima por los ciudadanos de Charlestone, porque todo lo que están viviendo no se va a terminar, pronto no, al menos.
La familia Stevens es otra cosa que me tiene pensando.
¿Los padres de Ethan conocen el monstruo que es su hijo? Es muy probable.
Si saben que a su hijo le falta un tornillo, ¿por qué no lo internaron? Si se supone que un padre quiere lo mejor para su hijo.
Aunque yo bien sé que hay excepciones.
Los padres de Ethan no parecen ser del tipo a los que les importa poco el bienestar de su hijo, descartando esa posibilidad, ¿por qué consentirian que su hijo engañe y manipule a medio mundo?
Me da la impresión de que hay algo turbio con esa familia.
Cuando termino de escribir, decido salir a caminar un rato. Se me antoja un café.
Me quito la camisa y voy por otra.
Saco una camisa diferente, pero me detengo un momento y me veo en el espejo de cuerpo completo.
El ejercicio ha dado resultados excelentes.
Sin poder evitarlo, sonrío lleno de orgullo, no culpo a Ethan por sentirse atraído.
Salgo de mi casa y comienzo a caminar rumbo a la cafetería del pueblo.
Al llegar noto como todo el mundo se me queda viendo.
Es fascinante cómo un sólo ser humano puede provocar tantas cosas.
Unos me ven con miedo, otros con curiosidad, otros con odio, y me encanta saber que soy yo el que les hace sentir eso último.
Entre esas personas que me miran está Ethan con Isabel detrás de él.
Le guiño un ojo a Ethan, y como respuesta él rueda los suyos.
Ay, Ethan, hacerte enojar es demasiado fácil.
Pareciera que sólo mi presencia le fastidiara.
Se me acerca una mesera, pero antes veo cómo se acomoda los senos.
Ruedo los ojos.
Si lo que esta chica quiere es acostarse conmigo tendrá que conformarse con hacerlo en sueños. Demasiado fácil para mi gusto.
-¿Qué le traigo?-me pregunta con una sonrisa coqueta.
Le respondo con una sonrisa igual-Americano negro sin azúcar.
Ella anota mi orden en una libreta.
-Ahora vuelvo con tu orden, guapo.
¿Guapo? ¿En serio?
Me río, y pareciera que mi risa le encanta, obviamente sin saber que me estoy riendo de ella.
Ay, cosita, ¿estás necesitada?
Ella se va con mi orden y yo me concentro ahora en Ethan, quién sólo se esfuerza en disimular su incomodidad hablando animadamente con Isabel, a pesar de que seguro está consciente de mi mirada sobre él.
Si Ethan fuese heterosexual, sería el novio perfecto para Isabel. Da risa pensar que la pobre ni sospecha que la están usando.
Cuando me fijo en otra mesa un poco alejada, noto que el chico pelirrojo, el tal Wilson, está mirando a Ethan de una manera que no me agrada.
Lo mira con cierto deseo.
Levanto una ceja.
¿Qué tiene de malo? ¡Es una aberración! ¡Es antinatural!
Guao, otro gay en el clóset. Me pregunto cuántos habrá.
Río levemente, ese chico está muy equivocado.
Isabel no me preocupa porque, a fin de cuentas, Ethan no está interesado sexualmente en ella.
Con el tal Wilson tampoco, porque ese chico no es suficiente para Ethan, y veo complicado que se sienta atraído por él.
Además, pobre de ese chico si se le ocurre intentar algo.
Sería triste que una tercera víctima se uniera al desfile.
La chica se me acerca con su coqueta sonrisa y el café que le pedí.
Me entrega el café y junto con el café, veo una nota.
Tomo la nota y la leo.
Es su número de teléfono, y junto a este un Llámame.
Sonrío y tomo su lápiz para escribir mi respuesta en la parte de atrás.
No me gustan las fáciles
Le entrego el papel y ella lo lee. Su sonrisa no tarda en borrarse.
Qué tierna, creyó que aceptaría.
Me encojo de hombros-¿Qué quieres que te diga?
La bofetada no tarda en llegar a mi rostro.
Ruedo los ojos, Ethan pega más duro.
Todos voltean por el sonido de la bofetada y yo, con una sonrisa, observo la expresión de enojo de la chica.
-Eres un imbécil.
-Y tú más fácil que sumar 2+2.
Ella vuelve a intentar darme una bofetada, pero yo detengo su mano.
¿En serio creyó que recibiría una segunda bofetada?
Borro mi sonrisa y la cambio por una expresión sombría, aprieto un poco su muñeca, lo suficiente para transmitirle el mensaje de no volverlo a intentar, pero sin provocarle mucho dolor.
Con una voz glacial, le digo.
-¿Qué intentaste hacer?
La miro directo a los ojos, viendo cómo el miedo la invade.
Veo cómo su expresión pasa de ser enojada a asustada, y eso me encanta.
Suelto su mano mientras veo cómo regresa a la barra con una expresión horrorizada.
Bebo mi café tranquilamente, mientras todos me miran atónitos.
Finjo que no noto sus miradas, a pesar de que sé que me están mirando, y me encanta.
De reojo veo a Ethan, que me mira de forma diferente a los demás, él no me mira con miedo, si no con rabia.
Termino de beberme mi café, y me levanto para volver a mi casa.
Obviamente todos se me quedan viendo mientras camino.
Con miedo, con rabia, cómo amo que me miren así.
Se siente demasiado bien saber que tienes ese tipo de poder sobre las personas.
Hasta ahora el único que ha demostrado no tenerme miedo es Ethan.
Por supuesto, un animal salvaje no le teme a otro.
Nota de autor
Bueno, capítulo 12.
En este capítulo intenté que los pensamiento de Aiden fueran lo más turbios posibles, ¿cómo me fue?
Ni se imaginan lo que me costó lograr que este capítulo alcanzara 2000 palabras, me gustaría saber qué pacto con el diablo tienen las escritoras que hacen capítulos que alcanzan las 4000 palabras.
JAJAJA Aiden celoso, no puedo con eso.
Lean si les llamó la atención
Voten si quieren
Comenten si les da la gana de hacerlo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top