07| la cortina del ocaso - parte I
—¡Te ruego por mi vida que nunca te vayas otra vez de esa manera! ¡El señor Arsene casi me ha rebanado cuando le dije que no podía encontrarte —exclamó Ringo y lloró al encontrar a Aidan junto a Hana saliendo del pasadizo tras las ramas del sauce llorón.
—Lo siento Ringo —dijo y eso dejó al rubio estupefacto— ¿Por qué me miras así?
—Señorita Hana, pellízqueme por favor —el joven se dirigió a la chica, quién curiosidad miraba la escena.
"El inalcanzable Aidan Astonville se había disculpado con un vasallo", algo increíble de oír en toda la mansión quienes tienen en su cabeza la idea preformada que el joven hijo de la familia, es un mago aterrador.
—Estás exagerando, otra vez —pronunció con firmeza.
Sin embargo, la conversación juvenil se vio interrumpida por la presencia de las autoridades a cargo del lugar, cuyos mandamases no se hicieron esperar.
—Quizás no sea una exageración como dices, haz hecho que muchos trabajadores de la casa pierdan el tiempo y abandonen sus puestos por buscarte hasta debajo de las piedras —la voz grave pero austera de Arsene se presentó en el aire, captando la atención de los tres jóvenes—. No sé que razones absurdas hayas tenido para escaparte de la biblioteca como un niño pequeño. Tampoco voy a preguntar por qué ustedes dos tienen la ropa así de sucia —señaló los pantalones de ambos, en los cuales se hallaban manchas de barro—. Te exijo que me acompañes, Aidan.
Hana a este punto lo había intuido, pero esta fue su confirmación, acababa de conocer a la persona con la que trabajaría de una manera penosa y bizarra. Típica anécdota para la posteridad ¿no?
Unas muchachas que se encargaban de la limpieza se acercaron a la chica para acompañarla a otro sitio, esto le serviría como una especie de descanso en lo que esperaría al momento cúlmine de este día, la entrevista.
Miró hacia atrás en dirección al padre y al hijo quienes se estaban yendo en dirección contraria. Podía notar esa ligera diferencia de altura entre los dos; Aidan siendo unos centímetros más bajo que Arsene y el caminar de cada uno. El padre, tenía su cabello rojo cobrizo peinado hacia atrás y un chaleco y pantalón de gabardina, muy correctamente arreglado. Por otro lado estaba el hijo, cabello castaño oscuro, casi negro, y bastante enmarañado. Su ropa en contraposición, constaba de un buzo negro y unos pantalones rectos con la tela de moda en Evalix, el denim.
Se veían más que opuestos. El hombre caminaba con gracia y con pasos firmes y el joven caminaba rezagado y con mucha tranquilidad en sus pasos.
Y de pronto, desaparecieron en el aire.
—¡¿QUÉ?! ¡¿Dónde se fueron?! —Hana soltó en voz alta completamente sorprendida.
—Ah eso, los miembros de la familia pueden transportarse dentro de la casa a ciertos puntos siempre y cuando haya otro en el sitio y eso lo hacen por la habilidad esa que tienen en sus ojos... ¿Cómo se llamaba? —explicó Ringo.
—Es fabuloso —sonrió en respuesta—, nunca había visto tales habilidades.
Por otro lado, Aidan bufó al ver quién se hallaba dentro de la oficina de su padre. Su abuelo Arnold, el bonachón hombre pelirrojo y casi que idéntico a su hijo. Las blasfemias se hicieron presente en la mente del chico quien de mala gana se sentó en uno de los sofás de la oficina, particularmente, en el de la izquierda, donde Hana se había sentado unas horas atrás.
Su posición en el sofá era descuidada, sus piernas estaban extendidas y sus brazos cruzados. Su abuelo estaba frente a él en una actitud pasiva, pero sus ojos lo decían todo.
"Compórtate Aidan"
Como si se tratara de telepatía, Aidan se acomodó recargando su espalda en el respaldo y cruzando sus piernas. Aclaró su garganta y alivianó su expresión. La rebeldía solo sería válida para con su padre, ya que su abuelo no dejaría pasar tales actitudes por alto.
El hombre de unos setenta años entendía algo, su nieto más joven es un chico que está atado a la familia y a sus costumbres debido a su misión encargada por la Academia.
De otro modo, Aidan estaría ahora mismo haciendo su vida, de vuelta su hogar de nacimiento, en Astrum Valley y con su familia adoptiva los Astreldom.
La vida del chico se ha visto cruzada por la tragedia y desgracia desde sus ocho años. A sus catorce por el deber de cumplirle a la familia Astonville, entrando a la Academia. Ahora a sus dieciocho, goza de unas habilidades más que envidiable y casi, que una omnipotencia.
Sin embargo, todo es limitado y nada es gratis.
—¿Qué se te ofrece? —dijo Aidan dirigiéndose a su padre.
—¿No crees que deberías ser más prudente? Tienes dieciocho años, no eres un niño Aidan —contestó su padre—. Escapar por el balcón no sé por qué razón. Tienes a tus ayudantes trabajando para ti día y noche; Ringo por más exagerado que sea, como tú dices, te tiene miedo por tus cambios de humor constantes.
—Antes de tirarme toda la responsabilidad a mi sobre mis actos, podríamos recordar que mi infancia y adolescencia se haya visto interferida por lo intereses de los Astonville —soltó con un tono de hastío y su padre frunció el ceño—, yo vivía tranquilo en casa de mis tíos después de que ser botado allí y luego, saltaron con el pretexto de la Academia, encerrándome cuatro años más de mi vida —enumeró con sus dedos— ¿Ahora qué más quieres de mi? Te lo he dicho miles de veces, no quiero que interfieras en mis asuntos padre.
Algo era imposible de que ocurriera con frecuencia; Aidan aborrecía por alguna razón ver a su padre. Evita a toda costa encontrarse con él y/o tener que reportarse por cada acción realizada en su caldero mágico. Fastidiado se levantó y con pasos fuertes se dirigió a la puerta de la oficina.
—Aidan, el compromiso con la familia es fundamental en los valores de la Villa Aston —el abuelo Arnold habló deteniendo su salida—. Entendemos que de hayan perdido esos años mozos de tu vida. Sin embargo, tú eres Astonville como tus hermanos, tu padre, tu tío y yo. Aunque hayas nacido para la magia, tu propósito con nosotros es uno sólo. Si alguien tiene que cerrar el círculo mágico de la desgracia, ese eres tú.
Aidan hizo su cabeza hacia atrás y soltó un suspiro. Arnold sabía dónde tocar para manipularlo, exactamente e hacer mención a la encomienda del anciano de la Academia y ese nombre que lo perseguía desde que salió de allí: Tidian Astonville y el legendario "círculo mágico de la desgracia".
Por orden de su abuelo volvió a sentarse frente a Arsene quien se mantenía en silencio. Si mirada se perdía en un punto fijo. A pesar de su puesto como jefe de la familia, él no es el hijo mayor. ¿Entonces como llegó allí? Bueno, se convirtió en leyenda de algunas aldeas en su temprana juventud. Asimismo, su autoridad frente a su hijo menor tiende a flaquear, las razones son simples, sus notables pecados en la tierra de los caballeros y, una persona que le ha marcado un antes y un después en su vida; Ankaa Astreldom. O Naomi Astreldom para los amigos no magos lunares.
Volviendo a la situación en cuestión. Arsene miró a su hijo con ojos filosos que le hicieron sentir escalofríos. Aidan tragó saliva, entendió que se había pasado de la raya en el día con sus acciones erráticas. Había algo que lo perturbaba desde la mañana, las voces que oía y la energía que se extendía por toda la mansión desde dicho momento.
—Cambiando de tema —aclaró su voz y miró a sus mayores— ¿Quién es la brujita que estaba en la glorieta hoy?
—Eso es por lo que te he citado —Arsene se apoyó sobre sus rodillas y miró a su hijo—. Dos sencillas cuestiones: primero, me he tomado el atrevimiento de solicitar al parlamento de comunidades mágicas un ayudante para tus investigaciones, y a quién he contratado, es la muchacha que conociste antes. Segundo y último, es irrevocable porque ya está cerrado el pacto con Pumpkin Hills —conociendo las reacciones de su hijo, no se anduvo con rodeos—. Es todo lo que tenía que comunicar, así que no te enfades por esto.
—¡¿Pero como no voy a enfadarme?! ¿Cómo se te ocurrió encargarlo al parlamento? ¡Podrías haberlo solicitado a la Academia de Magia! —Aidan explotó y su rostro se tornó rojo de la ira, en cambio su padre se mantuvo inexpresivo— ¡Te dije que no quería que te metas en mis asuntos! ¡Este problema es muy serio! ¡No podemos contratar a cualquiera solo porque tengamos dinero y no sepamos en qué gastarlo! ¡Y lo peor de todo es que contrataste un calabazo! ¡¿Qué te pasa-
—¡Aidan! —llamó la atención su abuelo quién se puso de pie, el nieto apretó los dientes y supo lo que sobrevenía—. Retírate.
Era un hecho, si Arnold Astonville se ponía de pie, la reunión estaba terminada. Aidan envuelto en temblores por su cólera se encaminó furioso hacia la puerta y miró con desdén a su padre por última vez antes de salir y cerrar la puerta suavemente. Un portazo habría sido motivo incluso de destierro.
El joven salió caminando de la oficina de su padre echo una furia. Se agachó repentinamente y metió sus dedos entre su cabello jalándolo, obviamente no muy fuerte, y, ahogó un grito. Luego, apretó sus puños con fuerza y rechinó sus dientes. No podía creer que le estuviera pasando eso. Es que ¡es absurdo! Tener que aceptar todo a ciegas por el simple hecho de ser Arsene la figura de poder en la Villa Aston y por, claro está, financiamiento.
Le era inconcebible la idea de trabajar con un "infame calabazo". La razones son variadas, las mismas van desde el odio entre Astrum Valley y Pumpkin Hills, hasta la que para él es la fundamental para mantener distancia de dichos seres; el aborrecimiento a los magos lunares y a Selene.
Aidan es consciente de que las peleas entre aldeas y distintos seres mágicos ha existido desde los comienzos del mundo, sin embargo, considera aberrante y repudiable el estilo de vida que poseen estos individuos, marginando a los menos poderosos, sin mencionar como es que viven los que se dedican a ser boticarios. Y por supuesto, la famosa justicia por mano propia.
Él pasó por situaciones así, por lo que pensar en ello le causa dolores cabeza
—Cálmate... No es tan malo si lo piensas, podrías hablar con Aaron para que la chica trabaje en la enfermería y asunto arreglado —pasó sus manos por su rostro y comenzó a reírse en voz alta— ¡Soy un genio! ¡Qué manera tan fácil de solucionarse todo!
Miró a su alrededor, las mucamas que salían de las habitaciones de la mansión tras cambiar las sábanas lo observaban un tanto desconcertadas y hasta aterradas. El joven amo de la casa deambulando por los pasillos con una sonrisa gentil y saludando a todo el que pasare por su lado.
Al llegar a las puertas de la biblioteca suspiró y realizó, además, ejercicios de respiración para calmar su estrés acumulado. Abrió las puertas de la biblioteca y se encontró con un estallido de color y presencias. La energía emanada desde la biblioteca era abrumadora y la habilidad de sus ojos lo percibía con mucha avidez, fijando su visión en un punto fijo de la habitación, un aura. Un aura que brillaba de la misma intensidad que la suya pero de diferente color.
De inmediato lo notó y procedió con desesperación a colocarse sus lentes —dotados de un poco de magia— para esclarecer la idea que su visión estaba formando. Era la primera vez que le sucedía y en su mente se ataban muchos cabos que lo perturbaban desde la mañana. Necesitaba llegar al fondo de la situación y para ello siguió un hilo mágico que creó desde su magia, para identificar corrientes de magia blanca de la oscura. Entonces allí alcanzó la iluminación.
Vislumbró que su invitada, no era común.
[•••]
Ay no me aguanté y lo publico hoy kjjj
Bueno, creo que quizás ya vaya tomando colores un tanto más predecibles, pero bueno, así es la ficción (?) Na, pero en serio, espero que esté siendo de su agrado la historia <3
¿Qué les gustaría ver dentro de la historia? Miren que tenemos hasta dos obras más para concluir la trilogía.
Hasta aquí será hoy, déjame saber que te pareció en los comentarios, ¡Nos vemos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top