05| metida de pata

El viaje comenzó. Recordar la despedida con su familia,  sus padres y hermano, le da tristeza. Hana había pasado toda su vida debajo del ala de sus progenitores y salir, la emocionaba pero a la vez sentía esa inevitable melancolía. Y teniendo en cuenta bajo que condiciones estaba yéndose, sentía un vacío.

Magnum Whittaker es un hombre muy observador, y, de manera inmediata notó el bajo ánimo de la joven, por lo que intentó sacar conversación y así disipar la energía negativa del ambiente. No le favorecía que la chica estuviera melancólica. 

Tan pronto llegaron a la frontera con Evalix, se subieron en algo que le abrió los ojos a Hana de inmediato, el tranvía hasta la Villa Aston. Un simple medio de transporte muy común en la comunidad mágica pero completamente nuevo para Hana. Que incluso la hizo olvidar por un momento el hecho de que, estaba abandonando su hogar. 

El vehículo utilizaba magia para tener independencia y moverse por las vías férreas hasta el destino que le fuera solicitado. No era muy grande, pero si lo suficiente para que alrededor de unas veinte personas viajen. 

El camino hasta Evalix no es largo, teniendo en cuenta que van en un vehículo, diferente de la imaginación de la chica, ya que se esperaba que el hombre llegara en un carro típico de Pumpkin Hills con forma de calabaza y tirado por cuatro caballos. Muy al estilo de las historias mágicas que ha leído y, de lo poco que conoce del mundo.

—¿Cómo es la Casa Astonville? —preguntó Hana con un tono de curiosidad.

Whittaker no supo que responder con exactitud, no entendió si era por las dimensiones de la Mansión o por los habitantes de la misma. De hecho, él jamás estuvo allí mismo, simplemente sabe muchos detalles por un informante que frecuenta la casa. Asimismo, sabía que pronto el señor de la casa hablaría más a detalle con la joven así que se limitó a responder superficialmente.

—Es una casona muy imponente y de gran tamaño. Cuando lleguemos el señor Astonville hablará con usted sobre ello —respondió.

—Entiendo. Permítame preguntar otra cosa.

—Por supuesto, responderé sus dudas hasta donde me sea posible.

—¿De causalidad, los Astonville son de la nobleza o algo así? —Whittaker soltó una poco discreta carcajada ya que los títulos de nobleza no eran comúnes, al menos en este lado del mundo.

—Es un asunto ambiguo, señorita —respondió—, pero para darle una respuesta, es algo parecido.

Hana quedó satisfecha con la respuesta, de modo que no preguntó más acerca del destino al que se dirigían y simplemente hablaron de trivialidades como el clima, las cosechas, entre otras cosas. Se acercaban a la entrada de la ciudad de Evalix y los nervios de la muchacha estaban a flor de piel. Jamás había visto tales estructuras arquitectónicas ni había presenciado un mediodía tan brillante. Lejos de como es Pumpkin Hills, la ciudad estaba llena de casas con más de una planta, el mercado se extendía por más de una calle, y, las mismas estaban hechas de piedra pulida.

Cómo en un cuento de hadas, dejaron la ciudad para tomar el camino hacia la entrada a la Villa Aston, una ciudadela con suburbios habitados por los caballeros y familias vasallas de Astonville. A lo lejos se podía divisar la casona de un estilo romántico de antaño pero muy bien conservada, con muros de piedra a sus alrededores. Esas, eran las torres que ella solía ver desde el camino que lindaba con la casa de sus abuelos. Lo veía, y no lo creía.

[•••]

—Esto es de ensueño —dijo Hana en voz alta mientras esperaba en el recibidor de la casa.

Whittaker se desvió del camino de la muchacha con el pretexto de "asuntos que atender en Aston" y le dio una orden más; dentro de los tres meses que se especula ella deberá trabajar aquí, al final de cada mes deberá reportar cada movimiento realizado en la casa de los Astonville. ¿La razón? Algo tan simple como "corroborar su progreso y buen trabajo".

Una mansión con todas sus letras, sobre su cabeza se encontraba un candelabro maravilloso y la pintura de las paredes estaba sin una mancha o resquebrajo. Sus ojos estaban maravillados. Sentía que por fin comprendía a sus heroínas de la ficción. Y, en contraposición a su imaginación, la mansión era lo opuesto a sombría o tenebrosa. Una persona le dijo que esperara allí en lo que daban el aviso de su "repentina" visita. 

En sus libros, este tipo de mansiones suelen ser de gente muy pero muy rica, por lo que los Astonville se ve que tienen una posición económica bastante buena.

—Bienvenida señorita, disculpe la tardanza, pero la muchacha que se encarga de la puerta hoy no había sido avisada de su llegada —una voz la hizo asustar, ya que fue atrapada infraganti mientras miraba sin pudor cada estatua del recibidor. El susodicho, se trataba del secretario del jefe de la familia— Por favor, acompáñeme a ver al Señor de la casa —dijo Patrick mientras señalaba con su mano el camino.

Sin nada que objetar y de buena gana, Hana siguió al hombre de mediana edad por la gran casa de los Astonville. Del recibidor, se metieron a un amplio pasillo con ventanales amplios y de cortinas de color crudo que llegan hasta centímetros del piso. En el camino Patrick, quien mantenía un paso constante y hasta lento, saludaba a distintas personas que por los trajes especiales que utilizaban, se podría intuir que forman parte de la servidumbre del hogar.

"Esto es realmente de ensueño, como la mansión del príncipe en la historia de Evelyn" pensó la muchacha, cuyos ojos se deleitaban y no podían creer lo que veían. Sus verdes rodillas jamás habían caminado tan lento como ahora. 

"voces, voces, voces, ¿por qué debo escuchar mensajes subliminales ahora?"

Hana volteó. Creyó oír a alguien hablando detrás de ella y se detuvo, eso llamó la atención del señor Patrick quién le preguntó sobre si todo estaba bien. Ella respondió afirmativamente y olvidó momentáneamente el asunto.

Al final del pasillo se encontraban escaleras que luego de un descanso, se bifurcaban hacia ambos lados. El camino que tomarían iba por la derecha. El pasillo de la primer planta estaba decorado con una pintura similar a la de la pared del recibidor, el piso se notaba como una especie de mármol y estaba decorado por una extensa alfombra azul con motivos en amarillo. En su aldea y alrededor, la ropa azul es bastante cara y reservada para personas de poder, como en el caso de su madre y de los jóvenes que van a la escuela de magia. Ver alfombras es demasiado ostentoso. 

—¡Adelante! —se oyó detrás de la puerta luego de que Rowan golpeara la misma.

Al adentrarse ambos a la —al parecer— oficina, Hana se mostró curiosa ante la apariencia del señor de la casa. Es pelirrojo, el cabello peinado hacia atrás, unos lentes de marco metálico y detrás, unos ojos verdes puros, así como el color de los jades. Su reacción fue mayor al ver sus orejas puntiagudas parecidas a las de su padre, y otro detalle no menor, era extremadamente alto.  El hombre de alrededor unos cuarenta y tantos se acercó a la joven e hizo un cordial apretón de manos con ella.

—Estaba esperándola, ¿Cómo está señorita Springloom? —dijo cortésmente— Por favor, tomemos asiento —acto seguido señaló los sillones frente a la gran escritorio.

Se notaba que era un caballero con todas sus letras. Hana observó todo el ambiente de una manera poco discreta, puesto que, ella era una pueblerina, y, de algún modo nunca antes había visto tales lujos en una casa.

—Gracias por recibirme señor. Agradezco su hospitalidad —contestó—. Me presento, mi nombre es Hana Springloom. 

Nerviosa, interactuó de la manera más cordial y educada posible. El pelirrojo esbozó una agradable sonrisa, había notado que la chica estaba asombrada con la mansión por lo que intuyó que sería su primera vez en Aston.

—El gusto es mío —dijo en respuesta y aclaró su voz—, no es de caballeros no presentarnos. A tus órdenes, Arsene Astonville. No sé si el señor Patrick te habrá hablado de mí, pero soy el que administra esta casa —explicó—, como sabrá, la popularmente llamada "Casa Astonville" se encarga de entrenar caballeros para subyugar monstruos de los páramos y para protección de las grandes ciudades así como de sus ciudadanos.

—Sí, algo he oído acerca de ello —contestó tímidamente en una pequeña mentira. Sólo había oído muy pocas cosas de los Astonville.

—Oh, está bien, iré directo al punto entonces —el hombre se acomodó sobre el sofá y miró a Hana que estaba en el sofá del frente—. Nuestra mansión y la ciudadela está de alguna manera protegida por magia y energía mineral. Quien se encarga de ello es el mago de la familia y el principal mago de la torre en toda Evalix, mi hijo Aidan. Verás, sobre la solicitud realizada, es un atrevimiento mío en particular.

—¿Es para trabajar para usted...? —intentó seguirle el hilo.

—No exactamente —suspiró y dejó soltar una risita.

—Permítame ahora, explicar a mí señor —dijo Rowan a lo que Arsene accedió—. Cómo sabrá señorita, las batallas entre elementales han aumentando drásticamente los últimos dos meses por lo que el número de bajas en el frente ofensivo que tuvimos fue inesperado. El joven Aidan actualmente está trabajando en una investigación sobre artefactos mágicos. No puedo explicarle más ya que desconozco del tema, por lo que hemos solicitado su presencia como maga y boticaria.

Hana, terminó más confundida de lo que esperaba. Es más, terminó aterrorizada y en su mente se plantearon muchas dudas y algo que representaba una tremenda metida de pata, y posiblemente las consecuencias por apresurar a las riendas de su destino; Esto es serio y casi que gravísimo, ¿En dónde me he metido? —pensó mientras fingía una sonrisa de cordialidad.

—Así que señorita, ¿Cree poder realizar este trabajo? —preguntó Arsene clavando nuevamente la mirada en la chica. Sin dudas, estaba con muchas expectativas a su respuesta.

•••

Aquí, el capítulo 5 mi gente ✨

Hasta aquí es una especie de preámbulo, ya a partir de este punto empiezan, a mi parecer, los primeros pesos pesados de la historia, ¡déjame en los comentarios qué tal te pareció y nos vemos en otra!

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