03| cotidianeidad
Luego de la merienda, todos volvieron a sus actividades habituales. Usualmente la aldea tiende a ser tranquila, pero en épocas de cosecha, los accidentes aumentan en frecuencia y Orion ese día recibió a pacientes en el consultorio de la farmacia que venían por medicina por los dolores de espalda. Dante por su parte dijo que tenía tarea de la escuela que hacer, así que se retiró a su cuarto.
Hana, salió un rato a la aldea a caminar. Las calles de barro y piedra son cortas y simplemente terminan en el frente de algunas tantas casas que se amontonan en ciertos sitios. El centro de la aldea posee una fuente como punto distintivo y alrededor de ella hay un mercado de lo que te imagines, desde libros, verduras, flores, y por supuesto, calabazas, muchas calabazas. Ella camina y saluda a sus conocidos quienes van y vienen por los caminos en sus tareas cotidianas. Otros miran, simplemente miran desde la lejanía y de manera poco discreta. Hana lo sabe.
No es habitual y recomendable alejarse mucho debido a los altercados entre comunidades, sin embargo se dispuso a salir a escondidas para ir de visita a casa de sus abuelos paternos. Ellos viven a las afueras de la aldea en uno de los caminos que va hacia la ciudad de Evalix y en la desviación a Astrum Valley, la segunda gran comunidad de magos.
Ambos también venden medicinas, pero en realidad, su principal negocio es la alquimia. Se podrían dar varias definiciones de esto, una sería que es una ciencia empírica, a veces con elementos mágicos, cuyos objetivos son, entre otros, la obtención de oro a partir de otros metales y la fabricación del elixir de larga vida. Aunque en la modernidad, esta definición queda obsoleta y completamente descartada, debido a que entre viajeros y comerciantes es muy común comprar "tónicos con resultados maravillosos", elixir para la vida —eso sigue siendo común— y demás pociones que tienen poco uso o son usadas de forma esporádica.
—¿Cómo va el negocio cielo? —preguntó la abuela con una sonrisa cariñosa— He oído que Orion está haciendo un trabajo espectacular en esta época de cosecha.
—¡Sí! Últimamente muchas personas vienen a verlo. Tiene un talento especial para eso —respondió risueña y en tono de ternura—, a veces, siento que él es diferente del resto de los aldeanos, incluso de mi madre.
—¡Por supuesto, es hijo mío! —exclamó el abuelo desde el baño. No creo que sea importante mencionar que está haciendo, sólo que el trámite es largo ya que se llevó hasta el periódico— El negocio del boticario es a nivel familiar ya, y estoy honrado con que mi nieta también siga mis pasos.
—¡Tú sigue evacuando que así vas muy bien! —contestó la abuela y Hana rió por lo bajo.
A diferencia de los padres de Diantha quienes tienen un poco de desprecio por los niños Springloom y su yerno, los abuelos paternos de Hana siempre están dispuestos a recibir a su pequeña familia. Ellos viven alejados de el resto de aldeanos debido al trabajo mal visto de la alquimia, como así también, "no interferir en los asuntos" de los representantes del pueblo, los ancianos Springloom. A pesar de todo, Hana suele visitarlos a menudo; cuanto tiene algunas angustias o se siente aburrida en casa. Orion, es hijo único por lo que ellos siempre se encuentran aquí en soledad plena y solo se rodean de los visitantes que su tienda tiene. Soledad, esa es la sensación que Hana percibe de estos lares de la aldea, la pequeña casa a un costado del camino de salida, por detrás y a lo lejos, los esbozos de las torres de la no muy lejana, Villa Aston.
Este sitio, es su refugio. Ha perdido la cuenta de todas las veces que le planteó a sus abuelos sobre la aparente falta de magia en su cuerpo, su frustración por tener que dedicarse de lleno al estudio de las plantas y por supuesto, la presión que recibe de sus alrededores. Cómo tampoco son especialistas en el tema, tan solo pueden apoyarla, como todo el mundo lo hace.
Es como un pez fuera del agua...
—A veces quisiera irme de Pumpkin Hills —dijo en sinceridad profunda— pero luego recuerdo que lejos de éstos páramos, no tengo mucho más que hacer.
Inesperadamente la abuela, se levantó de su silla y corrió a quitarle el periódico al abuelo. A pasitos rápidos y cortitos, se acercó nuevamente.
—No le digas a tus padres que esto salió de mí, pero el otro día Odín, el mago del que siempre te hablamos que viene desde Astrum Valley, nos trajo este periódico y me pasó el mensaje sobre un anuncio de la ciudad de Evalix que necesitan a alguien que se especialice en plantas y magia —rebuscó entre las hojas con prisa y le dedicó atención a como pasaba las amplias hojas— ¡Aquí está!
... "Casa Astonville"...
—¿Esa no es la mítica casa de caballeros y paladines? —comentó el abuelo, la mujer asintió— Vaya, es algo muy especial, nunca he ido pero si oído de que tienen una mansión enorme y un patio de entrenamiento descomunal. Recuerdas a... como se llamaba este chica.
—Ah no me preguntes, porque olvido nombres fácilmente... ¿En Aston?
—No, la chica que hija de los Astreldom que le enseñaba algunos encantamientos a Orion cuando era pequeño...
—Oh cielos, no lo recuerdo...
—Este... —Hana interrumpió la corta charla de los adultos— ¿Qué tiene de especial esos sitios?
—Bueno, no mucho Hana, los caballeros que salen de allí suelen ir a Hazard, la capital, a la villa de los Moore, los que manejan el parlamento y esas cosas que tu madre suele frecuentar —el hombre hizo una pausa y observó a su nieta con atención—. Quizás sea una buena oportunidad para Hana.
La chica se tensó. Le faltaba el punto más importante que era la magia. A todo esto, ella no podía entender tampoco, de que manera podría ella ayudar a una familia que entrena caballeros y no se dedica al cien porciento a la magia. Se le hacía un poco extraño que, por ello, solicitaran a alguien que sepa de plantas y de magia.
Luego de un rato, al ver la hora, se despidió de ellos y se puso en marcha de vuelta a casa. Por el camino podía observar como todos estaban metiéndose a sus casas ya que se avecinaba la noche y debían descansar luego de un atareado día en vísperas del festival a Gardenia.
Algo curioso es que las chicas de Pumpkin Hills, pasados los dieciséis años, participan en un pequeño proceso de selección donde una de ellas quedará elegida como la representación de la elemental y así ser el centro de atención durante el festival. Zinnia, amiga de Hana, ha sido la representación en uno de los festivales y muchas chicas siguen con esa suerte. Mientras que Hana simplemente puede mirar, ya que por su condición no se le permite participar.
—¡Hana! —a lo lejos la saludó Zinnia, quien se dirigía a su casa luego de un arduo día de trabajo.
Se acercó a su amiga y comenzaron a charlar. Le comentó un poco de su ajetreado día y de como se estaba complicando la cosecha por los charcos y pozos de lodo. Qué buen uso le daría a mi fantástica habilidad de lluvias torrenciales, pensó Hana.
—¿Otra vez pensando en la según tú, aburrida vida de boticaria? —quiso replicar pero no tuvo valor, tiene razón— ¡Lo sabía! Tienes una cara larguísima desde hace días ya.
—¿Somos confidentes cierto? —dijo en pausas, no quería cuestionar la amistad de Zinnia, pero en este momento necesitaba de un consuelo.
—¿Tienes dudas de ello? ¡Pero por supuesto! —dijo palmeando su pecho y con aires de grandeza.
Se apartaron unos momentos del camino a casa para sentarnos en una de las bancas de la plazoleta. Hana se armó de valor y le contó expresamente sus deseos de irse de Pumpkin Hills. Por supuesto, Zinnia sabe de su dilema, y le ha ayudado a superar bastantes cosas, una de ellas, la imposibilidad de poder ser parte de una festividad de la comunidad tan importante y grande como es el festival a Gardenia. Es alguien en quien puede confiar plenamente. Asimismo, algo no deja de preocuparla. Su escéptica madre.
Incluso en sus pensamientos, es incómodo pensar en ella. Es una mujer de una reputación inquebrantable entre los habitantes de Pumpkin Hills, como una especie de ídola y heroina. No solo por ser hija de los jefes de la aldea, sino por su talento y poderes magníficos. Mientras tanto Hana, su hija, ha vivido con la constante presión y deseo de ser aceptada bajo su mirada de superioridad. A decir verdad, a Diantha no le importa mucho si su hija es maga, boticaria o incluso un animal de bosque, sin embargo, las costumbres y el peso de la posición eliminan cualquier opinión irrelevante; en Pumpkin Hills, el nombre que un individuo lleve tiene mucho peso sobre el orden familiar. Y que ella, se llame Hana y que no sea una maga primaveral, suele verse con malos ojos, en sus pensamientos siempre se repite, que podría ser lo más intrépida y valiente, pero no cambiaba el hecho de ser una inepta...
—Estoy muy confundida, ¿Qué debería hacer? —dijo para mi misma, mientras observaba las constelaciones dibujarse en el cielo con precisión.
•••
—Debo comunicarles algo —dijo Diantha, interrumpiendo la cena y captando la atención de sus hijos y de su esposo—, mañana vendrá el señor Whittaker.
Orion y Hana se miraron sin entender mucho, ¿Qué es lo que estaría haciendo en este sitio uno de los aldeanos "elite" de Pumpkin Hills? ¿Qué es lo que estará pensando?
Dante al terminar su cena, se levantó y se fue a su cuarto dejándonos a los tres en medio de la charla.
—¿Oí bien? ¿Magnum Whittaker? —Orion, incrédulo, preguntó.
—El mismo —la mujer sonrió—. Sí, se que es extraño, incluso yo también tuve la misma reacción, pero aparentemente tiene que hablar con Hana.
—¡¿Qué?! ¡¿Conmigo?! —se sobresaltó lo que sorprendió mucho a sus padres— Lo siento... Esto es muy extraño, este, si me disculpan.
Sin decir nada más, se fue a dormir esa noche. Mientras oía a sus padres hablar en la sala, no podía conciliar el sueño por más que lo intentara y sólo dio vueltas y vueltas. Siendo las cinco de la mañana y con el alba asomándose al horizonte, la mala noche de Hana llena de angustias y preocupaciones se iba terminando y para calmarse un poco, buscó su libro de "Evelyn es una chica común". Aunque es su libro favorito, solo releyó aquellos capítulos que le eran significativos, y, en las últimas hojas blancas del libro, aprovechaba a escribir sus proezas diarias, sus mínimos progresos y demás datos que podían ser motivacionales. Sin embargo, utilicé la anteúltima hoja para anotar algo diferente.
"Deseo encontrar a esa "magia universal" que nombra Evelyn... algún día..."
[•••]
Hasta aquí el capítulo 3.
Las actualizaciones en este mes quizás sean un poco erráticas, pero tan pronto pueda tener más tiempo libre, estableceré días de la semana fijos así será más ordenado.
¡Déjame saber que te pareció en los comentarios, me ayuda mucho! Nos vemos en otra ✨
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