Séptima prueba:

Una semana se pierde frente a tus ojos. Una semana de pruebas, de idas y vaivenes que tuvieron sus resultados o fracasos, pero por muy positivas que hayan sido tus decisiones, te das cuenta de algo. ¡No sabes absolutamente nada sobre Crush! Aunque has tratado de hablarle, son pocas las palabras las que ha dicho. O es muy antisociable o eres tú a quien no quiere dirigirle la palabra.

Con aquel personaje que todavía desconoces nombre y relación, Crush charla siempre con una sonrisa en el rostro. Cada vez que pueda dicho personaje se presenta en la puerta de clase y plática con Crush. Salvo aquel día en el que Crush estaba muy entretenido con su celular asomado en la ventana, no le has vuelto a ver a la hora del patio. Le has buscado, pero sin resultados. Es como si se esfumara, o quizás se ocultaba de alguien en particular, ¿Y sí ese alguien eres tú?

La idea es degolladora. Te desanima con creces.

Ánimo, ánimo. Te repites en mente, perdiendo el estribillo de la clase así como del transcurso del tiempo, estabas tan metid@ en tus pensares que cuando sonó el timbre casi se te sale el corazón por la boca.

Crush se ha levantado y ha abandonado la clase. Quizás sea el momento de recurrir a otros metodos. Quedarse todo el tiempo aguardando un milagro quizás no sea lo más conveniente, pero... Exacto, hay muchos peros que hacen que te cuestiones si...

Opciones:

1-Seguirle para descubrir en dónde se esconde y si se queda sol@.

2-Preguntarle directamente.

3-Invitarle a comer contigo.

4-¿Quieres ser mi amigo?

5-Mejor seguir aguardando por un milagro.