Segunda prueba:

Los nervios te asaltan, (por haberla pifiado o por el silencio que elegiste tomar), y dicho estado te hace permanecer pegad@ a la silla hasta después de cinco minutos después de que sonara el timbre que anuncia la hora de la merienda.
El ser perfecto ya no se encuentra en su asiento, por una rendija de tu ojo lo viste marchar sin hacer caso omiso a tu persona, o te odia o le importas un pimiento, eso también depende del primer cuestionario.
Finalmente, tras gritarte palabras de aliento en tu mente, te despegas del asiento, agarras el taper y abandonas el salón.
Entonces, sin necesidad de buscarlo, ves a tu crush en el pasillo, con los brazos apoyados en el cristal inferior que queda por debajo de la ventana, la cual está abierta y en la cuál se encuentra asomado. Su cabeza cabizbaja te hace pensar en que quizás no se encuentra bien y aunque tratas de descubrir su expresión, su posición curvada te hace la tarea imposible y obvio no quieres parecer un/@ entrometid@.

Opciones:

1-Le cuestionas si se encuentra bien.
2-Tratas de verle el rostro aunque signifique ser atrapad@ en el acto.
3-Te acercas en plan amigo de toda la vida y le das una palmada en la espalda.
4-No actuas. Todavía no es el momento.

¿Qué harás?