Es el inicio de un pésimo día.  No has podido dormir muy bien debido a lo sucedido ayer. No sabes si te duele más el saber lo que ahora Crush piensa de ti o te frusta más Nini y sus chismes o mentiras. Aunque ahora algo tienes muy claro, Nini no ve a Crush como una amistad, quiere o ya tiene algo más con él/ella.

¿Tiene? Te detienes en el tercer escalón superior de tu morada y te paras a pensar. Si lo piensas bien, Nini actúa como si sintiera insegur@, lo que significa que no lo tiene. Siente que Crush puede escaparse en algún momento. ¿Alivio? ¿Alegría? A decir verdad no sabes sí puedes sentirte de ese modo, porque quizás ahora ya no tienes ninguna oportunidad con Crush. ¿Acaso estaría correcto pensar que Crush podría confiar más en ti que en su amistad?

Procedes a asearte en el baño, el cual está desocupado curiosamente, y después ingresas al comedor donde tus padres charlan sobre tu tío.  Aparentemente está muy mal y ha tenido que quedarse en el hospital, pero tú no puedes pensar en nada más que tu desgracia, los problemas intestinales de tu tío no son de relativa importancia, tampoco es que tuvieras mucha familiaridad con él, pues antes de ser un estreñido, había sido un ligón que no había hecho más que acarrear problemas y atraer mala imagen a la familia, y el mayor de los conflictos se llamaba David, un sobrino que tienes, pero al que nunca ves por residir muy lejos. Lo conoces únicamente por una foto.

Abandonas la mesa sin que ni siquiera tus padres se enteren y aunque te despides no recibes ninguna respuesta, al parecer el tema de los intestinos de tu tío tiene mucho repertorio.

Tus pies pesan como piedras a medida que te vas acercando a las instalaciones.  Siempre te sentiste motivado a asistir a clases desde que conociste el hermoso rostro de Crush, pero ahora temes verle. Temes la expresiones que disponga al verte.

Antes de abordar el salón, asomas el careto en busca del amor que quizás nunca vaya a acerte caso y una sonrisa surge en tus labios al no verle. Aunque después te paras y te formulas una pregunta a ti mismo: ¿Por qué tengo que sentirme de este modo? Quizás fuiste violento o en otro caso fuiste un llorica, pero no importa, fue Nini quien inició una disputa sin sentido. Era notable que había ido a ti con ganas de pelea. No es tu culpa.

Dejas la mochila sobre la mesa y ocupas tu asiento con algo de brusquedad. No estás de buen humor y no estás para probar lo contrario. Crush no está. No vendrá, así aceptas creyendo que sigue enfermo. 

Sacas el libro, cuaderno y material escolar y te preparas para la primera clase. Fue entonces, cuando al girarte para colgar la mochila en el asiento ves a Crush. No te mira, no hace caso de nadie, únicamente se centra en la pantalla de su celular.  El balanceo de su pie evidencia que está escuchando música. 

Opciones:

1-Saludarle con normalidad.

2-Explicarle sobre lo ocurrido con Nini (desmentir sus mentiras en caso de que existan).

3-Hablarle mal de su amistad.

4-¡Ya estoy hart@ de esto! Explotar cual animal enfurecido y decirle lo que sientes a base de gritos para ver si se ese modo se le grava en el cerebro. 

5-¿Tanto te cuesta entender que quiero ser tu amig@?

6-Permanecer en silencio...