❈Capítulo 46: Estoy viva.

❈᭄S H E R Y L. E L Y Z Z A B E T H
S O R R E N G H A I L L E.

—《A veces me pregunto, ¿porque diablos tienes que cuestionarlo todo?.》—pregunta papá y yo le miro.

—《A veces me pregunto, ¿porque todos los Sorrenghaille son tan mentirosos?.》 —gruño y él me mira serio.

—《No cuestiones más, Sheryl, has lo que debes hacer como Reina bajo custodia, pero no planees salvar a todo el mundo, no todos tienen salvación.》—me dice.

—《¿Y si, si la tienen? Pero no todos tienen el mismo trato.》—papá me mira. —《Nunca debemos juzgar a un libro por su portada.》—digo mirándole.

—{"¡Despierta!".}—ruge una voz conocida y potente que recorre el salón.

Una voz que no debería estar aquí.

—《No eres como ellos, Sheryl. Estoy de acuerdo que no todos somos iguales, y que no debemos juzgar, pero hazme caso aquí, a quien te quieres acercar, no lo hagas.》—me dice. —《Entiende que ya nada es como lo conociste, nada es como antes.》 —trago saliva. —《Pero sobre todo, hazle caso a tu madre y abuela, y aléjate de ese miserable Khovalkev.》—dice serio.

—{"¡Despierta antes de que te mueras, carajo!".}—el salón ruge, y una fuerte ventisca se diente a nuestro alrededor, haciendo que mi corazón me de un vuelco. —{"¡Ya!".}

Abro los ojos de golpe y ahogo un grito cuando el sueño se desintegra. No
estoy en el Palacio de Ahrcalis, en el salón de reuniones con papá. Estoy en mi habitación en el Cuadrante de Jine…

—{"¡Muévete!".}—me ordena Thrain.

—《¡Mierda! ¡Se despertó!.》—la luna se refleja en una espada que viene cortando el aire hacia mí.

Carajo... carajo y mil veces carajo...

Ruedo al otro lado de la cama, pero no lo suficientemente rápido, y el arma se estrella en el costado de mi espalda con tanta fuerza que ni mis gruesas cobijas de invierno la logran detener.

La adrenalina esconde el dolor mientras la espada rebota al no poder cortar
las escamas de dragón.

Mis rodillas chocan contra el piso de baldosas de mármol y meto las manos bajo la almohada para sacar dos dagas mientras me quito las cobijas de encima y logro ponerme de pie. ¿Cómo diablos le quitaron el seguro a mi puerta?.

Soplo para quitarme el cabello suelto que me cubre la cara y me encuentro
con los ojos muy abiertos por el shock de uno de primero que no consiguió
vincularse, y no es el único. Hay siete cadetes en mi cuarto. Cuatro son hombres sin dragón. Tres son mujeres sin dragón… ahogo un grito al reconocerla a ella… ya solo son dos cadetes, pues ella se echó a correr y cerró la puerta al salir.

Fue ella quien abrió la puerta. No hay otra explicación. Y no es una cadete... mierda.

Todos los demás están armados. Todos decididos a matarme. Todos entre mi puerta sin seguro y yo. Mis manos se curvan sobre los mangos de mis dagas y
el pulso se me descontrola.

—《¿Supongo que no tendría caso que les pidiera de buena manera que se
vayan?.》—digo y todos me miran.

Voy a tener que pelear para salir de aquí.

—《¡Sheryl!.》—Violet aparece en mi campo de visión y pelea con uno de ellos, pero le rajan el brazo y termina a mi lado.

—《Qué lindo, dos pájaros de un tiro.》—se burla uno de ellos.

—{"¡Aléjate de la pared! ¡No dejes que te atrapen!".}—me grita Thrain y a juzgar por como reacciono Vi, Thorment acaba de hacer lo mismo.

Buen punto. Pero no es como que haya muchos lugares adonde se pueda
mover en esta habitación diminuta.

—《¡Mierda! ¡Les dije que su armadura es impenetrable!.》 —grita Garbus desde el otro lado del cuarto, bloqueándome la salida.

Maldito imbécil...

—《Debí matarte en la 3ra Prueba.》—reconozco.

Mi puerta está cerrada nuevamente, pero seguramente alguien va a escuchar si gri…

Una mujer se lanza contra mí sobre mi cama, pero la esquivo, pegándome al
cristal helado de la ventana.

¡La ventana!...

—{"Está demasiado alto. ¡Te caerías al barranco, y no puedo llegar tan rápido, tampoco Thrain!".}—me dice.

Entonces la ventana no. Entendido.

Otra mujer lanza su cuchillo y me corta
la manga del camisón de dormir en su paso a clavarse en el armario, pero no me tocó la piel. Vi pelea como puede. Me doy la vuelta, dejando que la manga se arranque sola, y lanzo mi daga al doblar la esquina de mi cama. Se entierra en su hombro, mi blanco favorito, y la mujer se tira al suelo, gritando y agarrándose la herida.

Escucho como la otra también grita, supongo que Vi la hirió.

El resto de mis armas están guardadas cerca de la puerta. Mierda. Mierda.
Mierda.

—{"Ya no lances cosas. ¡Quédate con esa arma!".}—ordena.

Para alguien que no puede ayudar, Thrain no tiene problemas dando su
opinión.

—《¡Tienen que darle en la garganta!.》—grita Garbus. —《¡O lo haré yo mismo!.》—grita.

Maldito pendejo de mierda...

Paso el arma a mi mano derecha y detengo un ataque por la izquierda, le
hago un corte vertical en el brazo a la chica que sigue peleando conmigo, y luego otro a la derecha, apuñalo a un hombre en el muslo. Suelto una patada con el talón y le doy a otro en la panza mientras ataca, se va de espaldas sobre mi cama y suelta la espada.

Pero ahora estoy acorralada entre mi escritorio y el armario.

Son demasiados.

Y todos vienen hacia mí al mismo tiempo, carajo.

Alguien me quita la daga de la mano con una simple patada y mi corazón se
paraliza cuando Garbus me agarra por la garganta y me jala hacia él. Intento
patearlo en las rodillas, pero mis pies descalzos ni siquiera lo tocan mientras me despega del suelo, está cortándome el aire. Yo solo puedo patalear, buscando de qué agarrarme.

No. No. No...

—《¡Sheryl!.》 —grita Vi, pero ella está en una situación similar a mi.

Le entierro las uñas en el brazo y estas le perforan la piel hasta sacarle
sangre. Puede que le vayan a quedar mis cicatrices después de esto, pero sus
manos no dejan de apretarme el cuello.
Aire. No hay aire.

—{"¡Él ya casi llega!".}—me promete Thrain, pero hay pánico en su voz.

¿Él quién? No puedo respirar. No puedo pensar.

—《¡Acabenlas!.》—grita uno de los hombres. —《¡Ellos solo nos respetarán si acabamos con ellas!.》—dice.

Quieren a Thrain y a Thorment.

El rugido de rabia de Thrain me llena la cabeza mientras Garbus baja mi cuerpo
y me da la vuelta, atrapándome con el brazo, para que mi espalda quede contra su pecho. Al menos mis pies ya están en el suelo, pero empiezo a ver borroso en la lucha de mis pulmones por encontrar oxígeno donde no lo hay.

Los ojos cafés y codiciosos de una de primero que están sangrando se
clavan en los míos.

—《¡Hazlo!.》 —exige.

—《Tu dragón es mío.》 —sisea Garbus en mi oído, y su mano me suelta para ser reemplazada por un arma.

El aire entra de golpe a mis pulmones mientras el frío metal me acaricia la
garganta. El oxígeno me inunda la sangre y me aclara la cabeza lo suficiente para permitirme ver que se acabó. Voy a morir. De un latido a otro que probablemente será el último, un pesar insoportable me llena el pecho, y no puedo dejar de preguntarme si lo habría logrado todo. Si habría sido lo
suficientemente fuerte para graduarme. Si me habría convertido en una jinete
digna de Thrain y Andara. Si al fin habría conseguido que mi familia se sintiera orgullosa de mí. Si al fin habría sido la Reina que siempre quise ser para Ahrcalis.

La punta del cuchillo toca mi piel.

La puerta de mi habitación se abre y la madera se astilla al azotar contra la
pared de piedra, pero no tengo tiempo para darme la vuelta y ver quién está ahí antes de que un chillido atraviese mi visión.

—{'¡Es mía!'.}—grita Andara.

Una energía que me eriza la piel recorre mi espalda, extendiéndose hasta los dedos de mis manos y pies, un instante después todo está en el más absoluto silencio.

—{'¡Vete de ahí!'.}—me ordena Andara.

Parpadeo y me doy cuenta de que la de primero que está frente a mí no lo
hace. No está respirando. No se mueve.
Igual que los demás, incluyendo a Vi.

Y es ahí, donde me doy cuenta de que todos en esta habitación están congelados… menos yo.

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Qué. Diablos. Está. Pasando.

Es como si todos los que están en mi cuarto se hubieran convertido en
estatuas, pero sé que eso no puede ser verdad. El cuerpo de Garbus está tibio
detrás de mí y su piel es maleable bajo mis dedos mientras me suelto y retiro su
brazo ensangrentado, alejándome el cuchillo de la garganta.

Hay una sola gota de sangre en la punta afilada que cae sobre la madera y
siento un hilillo húmedo corriéndome por el cuello.

—{'¡Rápido! ¡No los puedo detener por mucho tiempo!'.}—me dice Andara con voz débil.

¿Ella lo está haciendo? Trago aire como puedo y me escapo del brazo de Garbus para luego dar un paso de lado, en silencio.

En el más profundo y espectral silencio.

El reloj en mi escritorio no está avanzando cuando paso entre el codo de Garbus y un tipo gigante que solía ser del Ala Dos. Nadie respira. Sus miradas
están congeladas. A la izquierda, la mujer a la que le hice el corte está agazapada, agarrándose el brazo, y el hombre al que apuñalé está recargado en la pared a la derecha, mirando su muslo con gesto horrorizado.

Ayudo a Vi y la alejo de todos.

Cuento el tiempo por los estruendosos latidos de mi corazón mientras voy al
único espacio vacío en mi habitación con ella, pero mi camino hacia la puerta ahora abierta no está libre.

Dhraco llena el espacio como un ángel oscuro y vengador, el mensajero de los dioses.

Dioses... que estúpida...

Está completamente vestido y su rostro es una máscara de pura rabia mientras las sombras suben por las paredes a cada lado de él y se quedan suspendidas en el aire.

Por primera vez desde que hice el 1er reto me siento tan jodidamente
aliviada de verlo que podría llorar.

Andara ahoga un grito en mi mente… y el caos vuelve.

Siento que voy a vomitar.

—{"Ya era hora".}—gruñe Thrain.

La mirada de Dhraco se encuentra con la mía y sus ojos se abren por el shock menos de un milisegundo antes de que entre a la habitación, con sus sombras escoltándolo mientras se pone junto a mí. Chasca los dedos y la habitación se ilumina por unas luces mágicas que flotan sobre nosotros.

—《Todos ustedes están muertos.》—su voz suena perturbadoramente tranquila, y eso la vuelve más aterradora.

Todas las cabezas en la habitación se giran hacia nosotros. Vi se ve confundida, y la entiendo, yo estaría igual.

—《¡Khovalkev!.》—la daga de Garbus cae al suelo.

—《¿Crees que rendirte te va a salvar, imbécil?.》 —el tono suave pero letal de Dhraco hace que se me ponga la piel de gallina. —《Atacar a otro jinete mientras duerme va en contra del código.》—gruñe.

—《Pero ¡sabes que no debieron unirse a ellas!.》—Garbus levanta las manos y nos muestra las palmas. —《Tú más que nadie tienes suficientes razones para querer que la debilucha se muera, al igual que la otra rarita. Nosotros solo estamos corrigiendo un error.》—le dice.

—《Los dragones nunca cometen errores, eso deberías saberlo ya.》 —las sombras de Dhraco toman a cada atacante menos a Garbus del cuello y empiezan a apretarlos.

Los jinetes luchan, pero no sirve de nada. Sus rostros se vuelven morados mientras las sombras los ahogan hasta que caen de rodillas con sus cuerpos arqueados frente a mí como
marionetas sin vida.

Y la verdad, es que no puedo sentir lástima por ellos.

Dhraco avanza con pasos elegantes, como si tuviera todo el tiempo del
mundo, y extiende una mano con la palma hacia arriba mientras otro tentáculo de oscuridad recoge mi daga que se quedó tirada en el suelo.

—《Permíteme explicarte...》 —Garbus ve la daga y sus manos tiemblan.

—《Ya escuché todo lo necesario.》—loss dedos de Dhraco rodean el mango. —《Ella debió matarte en el campo, pero es misericordiosa. Ese no es un defecto que yo tenga.》 —asesta la daga a tal velocidad que apenas noto el movimiento, y la garganta de Garbus se abre en una línea horizontal de donde corre la sangre en un torrente por su cuello y pecho.

Se agarra la garganta, pero no sirve de nada. En segundos se desangra y cae
al suelo. Un charco carmesí va creciendo a su alrededor.

—《Mierda...》—susurra Vi.

—《Carajo, Dhraco.》—dice Dhaemon, que viene entrando, mientras envaina su espada y su mirada recorre la habitación. —《¿No hubo tiempo para hacer preguntas?.》—sus ojos pasan sobre mí como si estuvieran catalogando heridas y se detiene en mi garganta, luego mira a Vi.

—《No hicieron falta.》 —le responde Dhraco.

Dhrackarian entra después y hace la
misma evaluación que Dhaemon. Pero él se queda fijo más tiempo en Vi, quien mira al suelo. El parecido entre los primos aún me desconcierta. Dhrackarian tiene la misma piel que su primo y cejas fuertes, pero sus facciones no son tan duras como las de Dhraco y sus ojos son de un gris claro. Parece una versión más suave y amable de su primo mayor, pero mi cuerpo no se enciende al verlo como lo hace con Dhraco, el de Vi si, obvio. O quizá es solo que el estrangulamiento de Garbus me dejó sin sentido común.

Si, debe de ser eso...

Una risa ilógica se escapa de mis labios y los tres hombres se giran para verme como si me hubiera golpeado la cabeza.

—《Déjame adivinar.》—dice Dhrackarian, frotándose la nuca. —《¿Nos toca limpiar?.》—le dice.

—《Pidan ayuda si la necesitan.》 —responde Dhraco, asintiendo.

Cadáveres.

Estoy viva. Estoy viva. Estoy viva, carajo...

Repito el mantra en mi cabeza mientras
Dhraco limpia la sangre de mi daga en la túnica de Garbus.

—《Sí. Estás viva.》 —Dhraco pasa sobre los cadáveres de Garbus y de otros dos, y saca mi daga del hombro de la mujer caída antes de llegar a mi armario. Ni siquiera la reconozco, pero intentó matarme.

Dhaemon saca el primer cuerpo y mira a Dhrackarian.

—《Encárgate tu, yo la llevaré a su habitación.》—le dice a Dhaemon y este bufa.

—《¿Porqué siempre tengo que ser yo el que recoja vuestras mierdas?.》—gruñe pero ambos primos le ignoran y niega con la cabeza.

—《No me di cuenta de que lo dije en voz alta.》—vuelvo a mi conversación con Dhraco. Las rodillas me empiezan a
temblar y la náusea está por ganarme.

Carajo, pensé que ya había superado esta clase de reacción a la adrenalina, pero aquí estoy, temblando como una hoja mientras Dhraco revisa mi armario como si no acabara de matar a media docena de gente.

Como si esta clase de masacres fueran algo normal.

Bueno... en tu mundo si, adaptate...

—《Es por la impresión.》 —dice, quitando mi capa del gancho para luego sacar unas botas. —《¿Estás herida?.》—el ritmo de sus palabras rompe el bloqueo que tenía sobre mi dolor, que vuelve de golpe en una oleada punzante que se centra en mi espalda. Adiós a la adrenalina.

Cada respiración se siente como si estuviera aventando mis pulmones sobre vidrios rotos, así que inhalo poco y superficialmente. Pero logro mantenerme de pie y voy dando pasos hacia atrás hasta que siento la pared de piedra contra el lado que no tengo herido y recargo ahí mi peso.

—《Vamos, Pequeña Asesina.》—sus palabras serias contrastan con la tersura del tono en el que las pronuncia mientras se pone mi capa sobre el brazo y me trae las botas entre los cuerpos que aún están en mi piso. —《Contrólate y dime dónde te lastimaron.》—mató a seis personas y no le cayó ni una sola gota de sangre en su ropa negra como la medianoche. Mis botas caen al suelo junto a mis pies y mi capa queda sobre el pequeño sillón en la esquina.

Apenas puedo respirar, pero ¿será riesgoso reconocer mi debilidad actual
frente a él?.

Sus dedos se sienten tibios bajo mi mentón mientras me levanta la cara para que nuestras miradas se encuentren. Un momento… ¿es pánico eso que se mueve en sus ojos?.

—《Tu respiración está de la mierda, así que supongo que tiene que ver con…》

—《Mis costillas.》—termino, antes de que él pueda adivinarlo. Intentar
enmascarar mi dolor no va a funcionar con él. —《El que está junto a la cama me dio en un lado de las costillas con la espada, pero creo que solo se me hará un moretón.》 —no escuché el clásico crujido de los huesos rotos.

—《Seguramente fue una espada sin filo.》—enarca una ceja oscura. —《A menos que tenga algo que ver con la razón por la que duermes con tu chaleco de cuero.》—me dice.

—{"Confía en él".}—me ordena Thrain.

—{▪︎No es tan fácil▪︎.}—le digo.

—{"Por ahora, tendrá que serlo".}—dice él.

—《Es de escamas de dragón.》—levanto el brazo derecho y me giro
ligeramente para que pueda ver el agujero en mi camisón de dormir
—《Me lo hizo mi mamá. Por eso he sobrevivido hasta ahora.》—le digo.

Pasa la vista de su cuerpo al mío y su boca se tensa antes de que asienta una
sola vez.

—《Collheen Khovalkev... qué ingeniosa, aunque yo diría que hay distintas razones por las que has sobrevivido hasta ahora.》—antes de que pueda debatir ese punto, su mirada sube a mi garganta y se entrecierra sobre lo que supongo debe ser la huella morada de una mano. —《Debí matarlo lentamente...》—gruñe.

—《Estoy bien.》 —no, no estoy bien.

Vuelve a mirarme a los ojos.

—《No, no lo estás, y no me mientas nunca.》—lo dice con tanta fiereza y con los dientes apretados, que no puedo evitar asentir a manera de promesa.

—《Me duele.》 —reconozco.

—《Déjame ver.》—dice.

Abro y cierro la boca dos veces.

—《¿Es una petición o una orden?.》—cuestiono.

—《Tú elige, mientras pueda ver si ese desgraciado te rompió las costillas.》—
aprieta los puños.

Otros tres hombres entran por la puerta abierta con Dhaemon detrás. Todos están… vestidos. Completamente vestidos a las… miro el reloj… dos de la mañana.

—《Llévense a esos dos y nosotros nos encargamos de los últimos.》—ordena
Dhaemon, y los otros se ponen a trabajar, sacando los últimos cuerpos de mi habitación.

Noto que todos tienen reliquias de la rebelión brillando en sus brazos, pero no comento nada al respecto.

—《Gracias.》 —dice Dhraco, y luego mueve la mano y mi puerta se cierra con un suave «clic». —《Ahora, déjame ver tus costillas. Estamos perdiendo tiempo.》—me dice.

Trago saliva y luego asiento. Más vale saber desde ahora si están rotas. Le
doy la espalda, pero puedo ver su rostro en el espejo de cuerpo completo
mientras me saco las mangas sueltas de mi camisón y sostengo la tela sobre mis
senos, dejando que caiga hasta mi cintura por atrás.

—《Tienes que…》

—《Sé cómo manejar un corsé.》—su quijada se mueve un poco y algo que me
recuerda a un hambre desesperada pasa sobre su rostro antes de que él lo
controle y me eche el cabello sobre el hombro con sorprendente suavidad.

Sus dedos recorren mi piel desnuda y lucho por no estremecerme, tenso mis
músculos para no arquearme ante su tacto.

¿Qué diablos me pasa? Aún hay sangre en mi piso, pero mi respiración se
está entrecortando por otra razón mientras él va soltando las cintas, empezando desde abajo. No mentía. Sabe perfectamente cómo manejar un corsé.

¿A cuantas putas se los habrá quitado antes...?

—《¿Cómo diablos te metes en esta cosa todas las mañanas?.》—pregunta,
aclarándose la garganta mientras mi espalda va quedando expuesta, centímetro a centímetro.

—《Soy increíblemente flexible. Es parte de que se me rompan los huesos y se me destrocen las articulaciones.》 —le respondo sobre mi hombro.

Nuestros ojos se encuentran y siento que algo tibio me revolotea en el
estómago. El momento se acaba tan rápidamente como empezó, y Dhraco me quita la armadura e inspecciona mi costado derecho. Sus dedos pasan con
suavidad sobre las costillas maltratadas y luego las presionan con cuidado.

—《Tienes un moretón enorme, pero no creo que estén rotas.》—me dice.

—《Es lo que pensé. Gracias por revisarme.》—debería sentirme incómoda, pero por alguna razón no es así, ni siquiera cuando me vuelve a amarrar el corsé y anuda las cintas al final.

—《Vivirás. Date la vuelta.》—me pide.

Hago lo que me pide, bajándome el camisón sobre los hombros, él se pone
de rodillas.

Mis ojos de abren de par en par. El famoso híbrido, Dhrackarius Khovalkev está arrodillado frente a mí, con su cabello negro a la altura perfecta para que acaricie su espesura con los dedos.

¿Cuántas mujeres han sentido esas hebras entre sus dedos? Pero ¿Y a mí qué diablos me importa?.

—《Tendrás que aguantarte el dolor en el camino, y necesitamos hacerlo
rápido.》 —toma una bota y me da unos golpecitos en el pie. —《¿Lo puedes
levantar?.》—pregunta.

Asiento y lo levanto. Luego me roba todos los pensamientos lógicos de la
cabeza al ponerme las botas y amarrármelas una a la vez.

Es el mismo hombre que no tenía problemas con verme muerta hace unos
meses, y al parecer mi cerebro no puede abrazar todos sus lados.

También es el hombre que te atrajo hace algunos años... y por el cual suspirabas...

—《Vámonos.》—me pone la capa sobre los hombros y la abotona en mi cuello
como si yo fuera algo muy querido.

Así es como sé que estoy en shock, porque no soy ni un poco querida por Dhrackarius Khovalkev. Su mirada pasa sobre mi pelo y parpadea una vez antes de ponerme la capucha sobre la cabeza. Luego me toma de la mano y me
jala hacia el pasillo. Sus dedos fuertes rodean los míos y me sostienen con
firmeza, pero sin apretar demasiado.

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❈༻༼✎NOTA DE AUTORA༽༺❈

¡Hola! ¿Como están?.

Les traigo un nuevo capítulo de esta historia, espero y les haya gustado.

¿Qué les ha parecido el capítulo?.

¿Qué opinan de lo ocurrido?.

¿Qué creen que pueda pasar ahora?.

¡GRACIAS POR LEER!.

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Breysis.P©️

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