Todo por ti

Capítulo 64: Todo por ti

Imri.

Días antes

—¡Oye! ¡¿Dónde está Lúa?!— le pregunto a Larimar tras verla con Ra.

Esperaba hablar con ella después de que amaneciera para arreglar las cosas. Quería insistirle en que no sabía de la decisión de la alfa y que, a pesar de que le pedía tiempo, no tenía la intención de terminar nuestra relación.

Sin embargo, todo lo que había planeado se fue a la basura cuando no la encontré en ningún sitio.

—Se largó hace rato con Fei— contesta acostada en el suelo. Ra anda por los alrededores —Imaginó que se horrorizó ante la idea de quedarse atrapada aquí.

—¿Cómo que se fue con Fei?— era lo único que me faltaba —¿Por qué esperaste a que te preguntara?

—¿Y por qué no lo haría?— arquea la ceja —No creas que se me olvidó que por tu culpa la alfa se enteró de mis asuntos.

—Oh, claro. Por mi culpa, la alfa supo de la locura que ibas a hacer con un tipo que hasta hace poco tenías de primero en tu lista de odiados— tengo demasiadas cosas encima como para prestarle atención a sus reclamos —Yo, en tu lugar, jamás estaría con una persona que todavía sigue enamorada de otra.

—Lástima que tu mujercita no siguiera ese consejo— responde sentándose.

—¿A qué te refieres?

—¿Me vas a decir que cuando iniciaste tu relación con ella, no seguías pensando en Eveling?

El punto es saber desde cuándo Larimar cree que estamos juntos. Porque sí, amaba a Eveling cuando conocí a Lúa y decidimos tener una relación falsa ante nuestros conocidos, pero la cosa es distinta si hablamos de cuando lo nuestro fue en serio.

—¿Pero qué tenemos aquí?— la mujer duda de su noviecito. Por algo cuestiona el grado de cariño que tenía hacia Lúa —Con esto me lo dices todo— sabrá Dios de lo que estén hablando justo en estos momentos.

—Dime algo y espero que seas sincero. ¿Si Eveling siguiera con vida, te habrías fijado en Lúa?— se pone de pie —O peor, ¿dejarías a Lúa si ella resucitara?

Entiendo el punto al que quiere llegar, pero mi respuesta no es la que espera:

No, de hecho, no dejaría a Lúa.

Amaba a Eveling con todo mi ser, pero ahora y después de dos años, le he abierto mi corazón a otra persona. Sigo teniéndole cariño, siempre habrá un lugar para ella, pero sería un hipócrita si dijera que la escogería en el caso hipotético de que vuelva.

Muchos opinarían que no la amaba tanto, pero solo yo sé lo que sentí cuando la perdí.

—Lúa es mi presente. Solo te diré eso— no es necesario abundar demasiado en algo que una persona como ella no entendería.

Larimar está aferrada al pasado, impidiéndole visualizar el futuro o vivir el presente.

»No estés con alguien esperando a que olvide a otra persona— eso fue lo que me dio a entender.

—No hables de lo que no sabes— frunce el ceño —No la vi bien mientras se iba, pero de algo estoy segura y es de la expresión que tenía. Por un momento pensé que fuiste tú el que la echó. ¿Qué amor es ese que haces llorar al que te importa?

—No me jodas— será mejor que me vaya y la llame. Si no es muy tarde, tal vez pueda convencerla de que vuelva. No puedo dejar las cosas así.

Iba de camino a un lugar con mejor conexión cuando me detuve al meter la mano en el bolsillo de mi pantalón.

—¿Pero qué...?

No está.

Revisé ambos bolsillos, incluso el interior de mi pantalón y debajo de la camiseta, pero simplemente no está.

¡¿Y mi celular?!

No lo he usado en lo que va del día. Recuerdo que antes de que Lúa regresara de su rato con los alfas, lo tenía en la mano. Después de ahí no recuerdo si lo saqué... Supongo que no.

¡¿Pero entonces dónde está?! ¿Y si se me cayó?

—¡Hey!— tomo el brazo de Anya —Oye, ¿de alguna casualidad has visto un celular por ahí? Es negro, y como de este tamaño...– hago la seña con las manos.

—Hmm, no. Para nada— niega con la cabeza —¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

—No estoy seguro— suspiro —Por favor, avísame si lo ves. Es fácil saber que me pertenece, después de todo tiene una foto de Ra como fondo de pantalla.

Le dije lo mismo a todos los lobos que tuve delante. Nadie lo ha visto.

Caminé por todos los lugares que recorrí la noche anterior, y en ninguno había pistas de dónde podría estar mi celular. No entiendo cómo pude extraviarlo, juro que lo tenía en el bolsillo.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?— veo a Ezra de lejos. Él está charlando con Avys, quien está sentado en la sombra de un árbol.

Según escuché de Onil, papá le cambió el castigo en cuanto despertó. El mismo se daría a conocer a medio día, por lo que por lo pronto, mi hermano no se podría mover del sitio hasta que eso pase.

Ezra tiene una cajetilla en la mano izquierda, mientras que con la otra sostiene un cigarrillo encendido.

»Oh, ¿quieres esto?— se pone de cuclillas. Él sacude la caja, dándole una calada al cigarrillo para luego aventarle todo el humo en el rostro.

—Como sigas burlándote de mí, juro que habrá consecuencias— susurra Avys con una expresión seria. No sé en que consista su castigo, pero asumo que es igual de grave que el anterior.

—Por tu culpa estoy atrapado, maldita rata miserable. ¿Tienes idea de cuánto dinero he perdido?— se acerca más a él, mientras que yo camino hacia su dirección —Me prometiste algo, pero terminaste decepcionándome. Al final no eres tan listo como pensé.

—Disculpen— interrumpo la escena. No me interesa saber de lo que hablan, ya todo acabó de todas formas —¿De alguna casualidad, han visto un celular por estos alrededores? Es negro y tiene a mi hijo como fondo de pantalla— miro a Ezra —¿Tú conoces a Ra? No lo recuerdo.

—Es fácil distinguirlo. Es de los pocos mechas-grises.

—Ya veo. Entonces, ¿lo han visto?

—En lo absoluto— contesta Avys.

—Hmm, creo que recordaría haber visto un celular tirado en algún sitio— responde Ezra —No, no lo he visto. Hablando de eso...— ve a mi hermano —¿Tienes celular, no? Quiero que me lo prestes para realizar unas llamadas.

¿Qué tanto hace en la ciudad?

Ezra encajaría con el perfil de los lobos que leo en mis historias. Luce como todo un empresario.

—Te lo cambio por la caja— la señala con los ojos grandes —Me das la cajetilla y yo te presto mi celular.

—¿Y arriesgarme a que la alfa se entere?— le da otra calada a su cigarrillo —A ella no le quedó de otra que aceptarme como fumador, pero no verá bien que le proporcione cigarrillos a su hijito lindo— le alborota el cabello —El niño de mami no puede andar fumando.

—Entonces vete al diablo— se quita la mano de encima con un movimiento brusco.

¿Cuántos cigarrillos fumará al día como para que ya tan pronto esté experimentando mal humor?

—Te deseo fortaleza, Avys— me iré a buscar el celular en otro sitio —La vas a necesitar.

—Tsh.

Después de buscar por cada rincón del centro de la manada, y más o menos por las zonas aledañas, llegué a la conclusión de que se lo llevaron los pájaros o no sé qué diantres.

¡¿Dónde carajos puede estar mi celular si nadie lo ha visto?!

¿Qué pensará Lúa si llama y ve que no le contesto? ¡Podré estar molesto con ella, pero no hasta el punto de hacerle la ley del hielo! Solo... tengo que encontrarlo. ¡¿Pero dónde?!

—¡Onil!— él se dirigía al sitio de reposo del alfa cuando yo lo llamé —Oye— lo tomo por los hombros —Dime que tienes el número de Lúa, por favor.

—Lamento decepcionarte, pero no.

Y yo ni siquiera me lo sé.

—¿Has visto mi celular en alguna parte?— por alguna razón, pienso que la respuesta es obvia.

—No— mira detrás de mí. Quiere irse —Imri, tengo que atender varias cosas. Hablamos después— se despide dándome una palmada en la espalda —¡Espero que lo encuentres!

¿Y ahora qué?

Como última opción, al menos mientras tanto, fui a echarle un vistazo a las zonas de las cuevas. Procuré mirar cada arbusto, roca y raíces de los árboles, ya que estas últimas a veces forman espacios huecos en los que caben objetos pequeños si se caen en medio de estas.

Paré de camino de regreso al ver a Rem sentado en una de las ramas de un árbol cercano. Él está leyendo un libro. Es raro que a estas horas no esté en el centro con los demás.

No he hablado con el chico desde que decidió lanzarme de cabeza con mamá. Admito que al principio tenía pensado reclamarle, pero después de pensarlo, entiendo por qué lo hizo.

Todo el mundo sabe que detesta a Avys, así que su palabra no iba a bastar para que le crean.

—Hmm...— se ve triste. No está haciendo las típicas expresiones graciosas que hace cuando hay algo que no entiende.

Debería hablar con él. Yo no es que sea el mejor hermano mayor del mundo. ¿Con qué cara le digo a Lúa que tener hermanos es genial cuando yo no se lo demuestro?

Ahora que lo pienso, no se me llega a la mente la última vez que interactué con él de manera positiva, y no solo para sermonearlo. ¿Alguna vez lo he hecho?

Cambié de trayecto buscando hablar con Rem, pero como algo inusual, mi tío se me adelantó. Fue así que, de inmediato, acogí mi forma original y me escabullí entre la maleza.

Amrajeth nunca se le acerca a nadie sin intenciones detrás. Que se le acerque a Rem es bastante raro. ¿Qué quiere con él?

—Vi lo que pasó hace poco. Opino que fue bastante injusto— le dice recargando la espalda en el tronco.

¿Lo que pasó hace poco? De seguro tiene que ver con que esté solo.

—Tío— él mira hacia abajo con las cejas en alto —Amh, lo siento, pero mi mamá me tiene prohibido hablar con usted.

—No sé tú, pero yo no la veo en ningún lado— sonríe —¿Vas a despreciar a tu tío que vino de tan lejos?

Rem lo piensa unos segundos, pero termina aceptando. El chico salta de la rama, aterrizando de pie al lado de Amrajeth. Allí, ambos se sientan. Mi tío tiene una posición relajada, con el brazo reposando encima de la rodilla que tiene levantada, a la vez que Rem tiene las piernas cruzadas.

—Y dígame, ¿en qué puedo ayudarle?— pregunta dejando el libro de lado.

—¿Qué leías antes de que te interrumpiera?

—Bueno... Un libro— lo oculta debajo de la pierna.

—Entiendo— vuelve y le sonríe —Quiero que sepas que hiciste lo correcto. Las personas que te reprochan son las que están mal.

—Solo buscaba joder a mi hermano mayor. No crea que habría «hecho lo correcto» si no se hubiese tratado de él— responde jugueteando con las uñas de sus pies.

Era evidente.

—Pero en este caso lo hiciste.

—Ahora soy un soplón— lanza una risotada —Es raro. Creí que si la gente veía a Avys como la mala persona que es, dejarían de apreciarlo tanto. Con mis acciones solo hice que lo quisieran más al ser traicionado por mí y castigado por mi pa'. Están locos.

Muchos están enojados con Avys, pero otros valoran que haya estado dispuesto a sacrificarse por quienes lo siguen.

Me pregunto si mi hermano mayor era consciente de que mamá intervendría si el alfa lo echaba. Si es así, no tenía por qué preocuparse de cargar con toda la culpa.

Avys actuó de un modo ambicioso al desear territorio que no nos pertenece. Por ahora se le ve debilitado, ¿pero las cosas de verdad acabaron? Papá lo ama, de eso no tengo dudas porque cualquier otro lo hubiera asesinado.

—La gente es así con los hijos mayores. No es tu culpa— le da varias palmaditas en el hombro —Muchos ven al hijo mayor como una extensión del alfa, es cuestión de instinto.

—Usted es menor que mi papá. ¿También lo resiente por eso?— arrojó una difícil.

—Confieso que lo hacía cuando éramos jóvenes, pero ya en el presente estoy en paz con eso.

—¿Y cómo no estarlo si al final usted se quedó como alfa?

Esta es una de las razones por la que no entiendo a Rem, ¿cómo puede hablar de temas serios tan a la ligera? El muchacho no distingue el peligro.

—Jum— Amrajeth levanta las cejas, un poco extrañado —Me pareces alguien interesante, sobrino— agranda su sonrisa —No bien llegué cuando desafiaste a uno de mis lobos. Tampoco dudaste en enfrentar a tu hermano mayor; el primero de tus hermanos... Eres peculiar— le pasa la mano por el cabello —Oí varias cosas de ti y no has dejado de demostrarme que eran ciertas.

»Cada vez que indago sobre cómo están las cosas, siempre me bombardean de noticias tuyas. Lo último impactante fue que peleaste con un alfa.

—¿Qué de impactante tiene el hecho de que perdí?

—Contra un alfa. No es un lobo cualquiera— tiene mucha razón —Un lobo como tú no encaja en esta manada, te han de tratar diferente por ser quien eres. Eres hijo de mi hermano, pero sobrino mío después de todo.

»Eres agresivo, impulsivo, ¡atado a un instinto de lucha que nunca para! ¿Cuántas veces han querido apagar la llama de tu interior, eh?— entierra los dedos en su cabello, poniéndose frente a él —Tú no tienes ningún problema; no eres defectuoso. Solo estás en el lugar incorrecto.

—¿Qué quiere de mí?— se aleja de Amrajeth —¿Por qué me dice todo esto?

—Esta manada es solo una parte de tu familia. El resto se encuentra en el norte. Estoy seguro de que allá te irá mejor— se pone de pie —Si algún día sientes que no tienes adónde ir, recuerda que no es cierto. Siempre serás bienvenido cuando lo desees. Incluso ahora puedes venir conmigo, aunque sé que no lo harás.

—No entiendo, ¿por qué actúa así? Mamá dijo que...

—Tu mamá me odia. No podrás batir tus alas si basas tu opinión en lo que ella te diga.

—No sé... Ella es lista.

—Jum, solo no olvides mi invitación.

Y diciendo esto, se fue.

Ahora no creo que sea el momento de hablar con Rem, no después de tremenda charla.


***

—¡Papa!— Ra viene corriendo hacia mí. Es grato ser recibido con un buen abrazo con las cosas yendo tan mal.

No encontré mi celular en ningún sitio.

—¿Comiste algo?— le pregunto teniéndolo en el brazo.

—¡Mami! ¡¿Onta?!— es normal que pregunte por ella después de un buen rato sin verla —¡Yo bu'cando y no...! ¡Mi mami no 'ta 'qui!

Esto es serio; dijo una oración.

—Lúa está en la ciudad, volverá en unos días— mejor decirle algo de verdad, no quiero que pase como la vez de las costillitas de pescado.

—¡¿Y yo?!

Ay, no.

—Escucha— lo bajo. Me pongo de cuclillas frente a él para que me preste atención —Mami tuvo que hacer cosas importantes, pero ella viene pronto. Ya verás.

—¡No, ahola! ¡Yo quielo mi mami!— clama a medida que los ojos se le van llenando de lágrimas —¡Llámala, papi!

Ni siquiera tengo el celular encima.

—No puedo, Ra.

—Ih...— comienza a llorar. Él se aleja de mí, caminando por la zona a pasos cortos; buscando a Lúa por todas partes —¡Mami!— grita en medio de su recorrido. Incluso mira por detrás de los árboles —¡La!— como no tiene suerte, prueba con su nombre.

—¿Ya comenzó a buscarla?– Larimar viene hacia mí —¡Ra!— intenta tomarlo de los brazos, pero él se sienta en el suelo para evitarlo —Vamos, mi amor— le habla mientras llora —Lúa no está, pero estoy yo. ¿No tienes hambre? Ven, vayamos a comer algo.

—¡No!— él rechaza todo intento de contacto —¡No quielo nada!

—Ra, párate del suelo. ¡No hagas eso!— ha comenzado lo peor.

Mientras patalea, él intercambia formas una y otra vez, emitiendo un grito que aturde los oídos de cualquiera. Estaré acabado si descubre lo horrible que es escuchar sus aullidos con su apariencia lobezna.

»¡Mami se va a enojar mucho si te ve así!— lo cargo a las malas, rodeándolo por la cintura, en lo que él no deja de patear con fuerza —¡Como me patees, juro que te daré tu par de nalgadas!

—¡Mami no ta' 'qui!

—Ya, ella volverá pronto— lo abrazo mientras el niño no para de llorar. Sé que Lúa se lo hubiera llevado si no fuera por la orden de la alfa —Ya, no llores, papi. ¿No quieres estar conmigo? ¿Umh?

—No— dice entre sollozos —¡Yo quielo mi mami! ¡La!— no me sorprende —¡L-Lú-a! ¡Lú-a!

—Descuida, la verás pronto— aunque no sé cuándo.

El resto del día me la pasé tratando de que Ra dejara de llorar, pero el niño solo tomaba pausas de cinco minutos y ahí comenzaba de nuevo. No valieron mis intentos de distraerlo, él solo quiere una cosa; algo que no puedo darle.

—Ra, tienes que comer algo— le dice Larimar con un plato de filete en manos.

Nos encontramos dentro de una cueva. Él nos está dando la espalda, mientras abraza al lobo de peluche que le regaló Lúa. Se ha negado a comer o levantarse de ahí.

»Oye— le acaricia el brazo —¡Ra!

Es imposible cuando se comporta así.

—Déjalo, en algún momento le dará hambre— no podemos obligarlo a que coma, al menos no por ahora.

—Tanto berrinche para que al final termine abandonando al niño a la primera discusión contigo— rechista con el ceño fruncido —Ambos son tal para cual.

—No comentes esas cosas encima de Ra— nunca dejará esa mala maña —Dijiste que no volverías a ser mezquina, pero esto que dices lo haces para que Ra lo escuche.

—¡Hmp!— por lo menos me hace caso y opta por quedarse de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

—Mi mami La— repite varias veces —Mi mami.

Los días pasaron y a pesar de que continué buscando el celular, no lo encontré en ningún sitio. Ra dejó de llorar al segundo día de ver que sus lágrimas no funcionaron, pero siguió con una expresión triste; llevando al peluche por todos lados.

Ya al tercer día estaba menos enérgico. Creí que era por su estado de ánimo, pero al tocarle la frente estaba hirviendo.

—Solo es un resfriado— me dijo Elaine —Solo dale mucha agua y el jarabe que te di. Eso debe bastar.

—No quielo— dice tosiendo.

—Si no te lo da tu papi, te lo daré yo y no te va a gustar— le habla con el tonito de doctora inquietante.

—¿Eh?

—Te meteré a mi amiguito por la boquita— le enseña su jeringa sin aguja —Y no te dejaré hasta que te lo bebas todito. ¿Me entiendes, sobrinito lindo?

—Ih...— lo acaba de hacer llorar. Él me extiende los brazos para que lo tome —¡Papa!— señala a Elaine con terror —¡Ella, papa!

—Ya— menuda manera de convencimiento. Espero que funcione para que me deje darle el medicamento —Por cierto, Elaine. ¿Has seguido atendiendo al alfa?

No lo he visto desde que pasó el incidente. Onil fue el que dio a conocer el nuevo castigo de Avys; uno bastante duro, pero justo.

—No puedo atender a quien no quiere ser atendido— suspira —Podría obligarlo, pero es el alfa. ¿Quién obliga al alfa?

—¿Y... no tienes alguna teoría de lo que pueda tener?

—La tengo, pero no estoy segura— arruga la frente —Cuando lo revisé después de que se desmayara, él tenía los ojos en blanco. Siento que los he visto antes, pero no recuerdo dónde.

—¿Los ojos en blanco, dices?

Ella es una veterinaria especial, y es que se enfoca en lobos cambiantes. Por muchos años, su manada se ha encargado de recolectar datos relacionados con la salud. Elaine solo es una de las tantas especialistas que provienen de allá.

Es posible que si papá es visto por un veterinario más experimentado, él sea capaz de dar con su secreto.

»No sé qué pienses, pero opino que deberíamos llevarlo a la manada de tu padre.

—Concuerdo contigo— se pone de pie —Primero le insistí a la alfa para que lo aceptara, pero me rechazó. Luego hice lo mismo con el alfa Emre, pero su respuesta fue la misma— añade recogiendo sus cosas —Escucha, tal vez me meta en problemas con mi esposo, pero sospecho que él sabe algo. Su actitud ha sido distinta desde el incidente. No deja de ir de un lado a otro con prisa, y en ocasiones he escuchado al alfa dándole una interminable lista de indicaciones.

—¿Qué tipo de indicaciones?

—Hablan en clave, es difícil entenderlos— le dedica una última mirada a Ra —Espero que te bebas tu medicina, ya sabes— le amenaza con la jeringa —Imri, llámame si el niño no quiere beberla.

—Umm— él se esconde detrás de mí.

—Ah, hola— Larimar saluda a Elaine en el momento que ambas se toparon en la entrada de la cueva. Ella le correspondió el saludo y luego se marchó. —¿Cómo sigue mi niño lindo?— se pone de rodillas frente a él.

Elala mala— se queja de la mujer, yendo a los brazos de Larimar. Allí se sienta en su regazo, con la cabeza en su pecho.

—Elala solo quiere sanarte— le digo. Espero que su amenaza funcione para que se beba el jarabe.

—¿Ella te asustó? ¿Umh?— pregunta abrazándolo. Larimar se deja caer para atrás, de modo que ahora está bocarriba, mientras que Ra se ubica encima de ella.

Él aún mantiene la cabeza en su pecho.

—Chí— tose haciendo puchero —Lali— la llama con una cara de desagrado.

—¿Sí? ¿Qué pasa?

—No hace bum bom— le da varias palmaditas en el pecho. Bajándose de ella —Yo quielo «bum bom».

—¿A qué te refieres?

—Mi mami hace bum bom.

Irónico. Un día, Ra le preguntó a Lúa por qué los sonidos de su corazón no sonaban iguales a los de Eveling. Y ahora, él hace lo mismo con Larimar, diciéndole que no suena igual que Lúa.

Es normal que aprenda a distinguirlos si se la pasa todo el rato pegado en su pecho.

Los días siguieron pasando mientras me dedicaba a cuidar de mi hijo. No podía evitar preguntarme si Lúa había llamado, aunque era probable que no. Después de todo, fui yo quien le pidió tiempo, una petición que ella interpretó como una ruptura.

Fabio durará varios días fuera. Él le pidió permiso al alfa para quedarse en la manada del alfa Jarib por un tiempo. ¿La razón? Lino. Al hombre le preocupa que su hija se aísle aún más en sí misma.

Presente

—Muy bien, campeón. Así se hace— elogio tras darle su cucharada correspondiente de jarabe. Él se encuentra mejor, aunque todavía sigue con un poco de fiebre.

—Tish— hace múltiples muecas. Sabe horrible —¡Lobito!— me extiende al peluche —¡Lobito quítele! ¡Él 'ta malito!

Su nariz está llena de moco, lo que lo hace sonar constipado. Después de cinco días, por fin ha parado de llorar.

—Muy bien, a él también le daré— simulo que le doy de la medicina.

—Lobito dice: 'ta mala— contesta con la cara tensa.

—Es por su bien— le acaricio el cabello —Dime, ¿tienes hambre?

—¡Poio!— trata de levantarse, pero continúa débil —¡Quielo poio!

—De acuerdo— lo cargo en mis brazos —Te quiero mucho— le doy un beso en la mejilla —Eres lo más especial para mí.

¡Y yo quielo poio!

Eres cruel, Ra.

—¿Me das un abrazo?

Tengo un mal presentimiento. No sé si sea porque no he visto al alfa, pero siento que algo muy malo está a punto de pasar.

—Toma— acepta rodeándome con sus brazos.

—Uy, Ra. Estás todo moquiento— me río saliendo de la cueva.

—Yo no tengo moco— contesta aspirándolos —Moco tuyo, papi.

—¿Cómo míos?— cuestiono con una sonrisa. Viendo a Ezra acercándose a mí con lo que parece mi celular en manos.

¡Lo ha encontrado!

—Esto es tuyo— me lo pasa —La humana está del otro lado de la línea, quiere hablar contigo.

¿Lúa?

—Oh— le pido que me sostenga a Ra —¿Pero dónde lo encontraste? Estuve como loco buscándolo.

—Ah, yo lo tenía todo este tiempo.

¡¿Qué?!

«Nos vemos en el centro de la llamada. Me llevaré a tu hijo conmigo», dijo antes de irse.

¡¿Cómo se atreve?!

—¿Aló, Lúa?— la saludo —Estuve buscando mi celular por todas partes. Nunca pensé que estaba en manos de otra persona.

Ezra me las va a pagar.

—Quiero hablar con Ra, por eso llamé— se escucha molesta. Se nota que no quiere conversar conmigo —¿Cómo está el niño?

—Pues...— debo buscar las palabras correctas para no preocuparla. Ella está lejos, se atreve a arriesgarse si le digo las cosas como son.

—¿Qué pasa, Imri?

—El frío me lo terminó resfriando. Lleva con fiebre desde antes de ayer— aunque, igualmente, no puedo ocultarle información. Podría resultar contraproducente.

—¿Y-Y le han dado algo? ¿De cuánto ha sido su fiebre?

—Elaine lo ha estado tratando.

—¿Puedes ponérmelo? Quiero verlo.

Después de cinco días de verlo llorar de tan solo mencionar su nombre, no creo que sea lo mejor. Lúa no puede venir, y nosotros no podemos ir con ella. Lo apropiado es que Ra no la vea hasta que las cosas cambien.

—Hum, lo siento, pero no sería buena idea.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Si Ra te ve, volverá a llorar. He tratado de calmarlo en los últimos días, no quisiera iniciar de nuevo.

—Oh...

—¿Lúa...?

¿Colgó? No, escucho algo de fondo. Sin embargo, escuché un ruido de movimiento.

»¿Aló?— nadie me contesta —¿Hay alguien ahí?

—Lúa se fue a su habitación— me dice alguien. Creo que es la voz de Pato —¿Se puede saber qué ocurrió entre ustedes?

—Umh. Hola, Pato— saludo bajando las cejas —¿Qué pasó con Lúa?

—Ella no ha estado bien desde que regresó del bosque. Está muy triste, Imri— afirma con choque en sus palabras —He intentado hacer de todo para que se sienta mejor, pero es imposible. No sé qué pasó en el tiempo que estuvieron juntos, pero desde mi perspectiva, debiste herirla bastante como para que esté así.

»Responde algo: ¿realmente vale la pena lo que pasó como para mantenerla lejos? ¿Tus argumentos son lo suficientemente sólidos? Porque, sinceramente, nunca vi a Lúa tan enamorada de alguien como lo está de ti. No entiendo qué pudo haber ocurrido para que decidieras pedirle tiempo. Porque, no sé cómo lo ven ustedes; los lobos, pero para los humanos, esa es solo una forma diplomática de romper.

»Haz todo lo que quieras, pero si la amas, no la lastimes. Las cosas se arreglan conversando, no distanciándose del otro.

Lúa estaba más hiperactiva de lo normal en las últimas semanas. Me abrazaba mucho más que antes y trataba de distraerme en todo momento. Me pregunto si ella ya lo sabía. ¿Lo hacía porque estaba enterada de lo que pasaba con mi papá?

Recuerdo cuando me convenció de lavarme el cabello en el patio. Cuando desperté, me sorprendió verla echa bolita en una esquina. Por un momento pensé que Onil le había hecho uno de sus comentarios, pero cuando le pregunté al día siguiente, él me dijo que no.

Ella estaba actuando extraño. Cuando nos fuimos a dormir y en un momento abrí los ojos, la vi sentada en la cama y con una mirada perdida. Había melancolía en su rostro. Después de eso, se acostó a mi lado y me acarició el cabello por un largo tiempo.

Eran alrededor de las dos de la madrugada.

¿Por qué hasta ahora es que lo recuerdo? Supongo que creí que se trataba de un sueño.

Ella no me ocultó el secreto por el alfa, lo hizo por mí. No podía soportar verme sufrir.

—¿Puedes ponerme a Lúa?— consulto en voz baja.

—No creo que por ahora vaya a salir de su habitación.

—Entiendo— no podré ir al centro de la manada hasta que hable con ella. En ese lugar no hay señal —Entonces te has quedado con Lúa desde entonces. Muchas gracias, Pato.

—Los agradecimientos son innecesarios. Ahora bien, y sé que Lúa se enfadará conmigo si te lo digo, pero si tienes la posibilidad de venir, por favor hazlo.

¿Pasa algo malo?

—¿Qué sucede?

—Es que...— nuevamente escucho movimiento —Lúa dice que no, pero tengo la sospecha de que... pues...— susurra —Ha estado vomitando la comida, y tiene retraso. Me gustaría que se hiciera la prueba, pero no quiere hacerlo.

Una prueba de embarazo.

Hemos estado juntos sin protección, pero hasta donde recuerdo, ha sido en días seguros. Inclusive no llegamos a hacerlo en Nochebuena porque se encontraba en sus días fértiles.

Yo tampoco creo que lo esté, ¿pero y si sí...? Tiene retraso, anda vomitando... ¿Qué tal si Pato tiene razón?

Lúa embarazada.

No puede ser. 

.

.

.

.

.

Mañana es día de reyes, debí haber publicado mañana como regalo jajaja

Espero que te haya gustado el capítulo! :D

Leímos la versión de Imri, y es que había que saber qué hizo en esos cinco días que pasaron jsjsjs

Pobre Ra T--T

¿Teorías?

¿Impresiones? 

¿Comentarios?

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