Lo que susurran los sueños

Capítulo 56: Lo que susurran los sueños

Se suponía que el tío de Imri y hermano de Emre llegaría en tres días, según las palabras del papá de Secuestri. Mínimo desarrollaron alas o no sé qué demonios, pero aquí está.

La cara de Fabio me bastó para suponer lo mala que es la llegada de aquel personaje. Por el modo en que tanto el suegris como el alfa Edry hablaban de él, se nota que es alguien problemático.

—Im— le topo el brazo. Opté por vestirme antes de llamarlo, me puse una blusa y unos pantalones cortos. Tenía el presentimiento de que de no estar vestida, Imri no me llevaría con él debido a la rapidez del asunto —Imri, es urgente— insisto moviéndolo.

—Umh, ¿qué pasa?— susurra dándome la espalda aún con los ojos cerrados.

—Amor, tienes que levantarte. Algo pasó— mírenlo, el que tiene problemas para relajarse, bien rendido por el par de rondas de anoche —Es tu tío, está aquí.

—¿Qué?— abre los ojos de golpe —¿De qué tío hablas?— imagino que lo sabe, pero de todos modos quiere que le confirme —¿Amrajeth?— asiento con la cabeza —¿Pero cómo lo sabes?— lo que supuse. Imri se levantó de inmediato, poniéndose los pantalones y la camiseta.

—Fabio vino hace unos minutos. Dijo que los alfas lo esperarían en la entrada de la manada. Todos deben estar allá.

—Ay, en serio espero que no haya problemas— suspira.

—¿Tan malo es?

—No lo describiría así. Amrajeth es genial cuando está de buenas; es el mejor tío que puedes tener— no me lo esperaba —El punto es cuando se enoja y quiere destrozar todo. No se tranquiliza fácilmente.

Hay algo que no comprendo.

—Imri, cada que mencionan a tu tío se refieren a él con dos nombres diferentes. ¿Es Amrajeth o Aremjeth? Porque me estoy perdiendo.

—Te explico en el camino— se pone de cuclillas para que yo me suba en su espalda.

Una buena parte de los lobos se fueron con los alfas, mientras que la otra mitad no dejaba de murmurar en el centro. Nosotros cruzamos por ahí antes de llegar a la cueva que separa la entrada principal de la manada con el resto del territorio. En lo que íbamos de camino, Imri me contó la peculiaridad de los dos nombres de su tío:

Al parecer, su nombre original, y obviamente verdadero, es Aremjeth. Sin embargo, como el nombre les parecía difícil de pronunciar, le pusieron el apodo de Amrajeth. El «Amra» evidentemente es por su hermano mayor; Emre.

Es como cuando a la hermana de Pato le digo «mini Pati» para molestarla. Así pasó con el tío.

Ahora bien, ¿qué por qué le pusieron ese nombre si al final terminarían llamándolo de otra manera? No lo sé. Cosas raras de lobos.

—Alfa— Imri frenó en el interior de la cueva que da a la cascada. Aquí está la suegris caminando de un lado a otro con los brazos cruzados, mientras la acompañan los mismos lobos de siempre: el par de cuñados mayores, Arissa y unos cuantos lobos más.

—Buena suerte intentando sacarla de su mente— responde Anya, en lo que yo me bajo de Imri.

La suegris luce enojada.

—No falta mucho para que Amrajeth llegue. ¿Qué piensa hacer?— le pregunta Avys —Alfa, no tiene que recibirlo si no quiere. Simplemente ignórelo.

¿Pero qué pasa?

—Tsh, no le daré el gusto— rechista con el ceño fruncido.

—Oh, claro, a su hijo favorito sí le habla— comenta Anya con los ojos achicados.

—Tú no empieces— le responde a su hija. Ambas se miran a los ojos, pero el gesto de la alfa es mucho más firme, haciéndola desviar el rostro a un lado.

—Eh, Lúa y yo nos adelantaremos— interrumpe Imri volviéndose a poner de cuclillas —Quiero estar presente para cuando Amrajeth llegue.

—Ni se te ocurra dirigirle la palabra— le ordena Ariangely —Esto es para todos

De nuevo, pregunto: ¿qué demonios pasa?

—Im, ¿por qué la suegris está tan molesta?— le pregunto en voz baja. Me volví a subir en su espalda. Nos dirigimos al borde de la cueva; justo enfrente de nosotros está cayendo el agua de la cascada, emitiendo un fuerte sonido —¿Por qué odia a tu tío?

—Nunca se han caído bien. Desconozco la razón.

Espero que sea algo normal, porque con estos lobos nunca se sabe.

Imri tomó impulso y de un salto cayó a una de las rocas más grandes del río. Nunca dejaré de temer por mi vida cuando hace esto. A la vista de varios lobos, él salta de roca en roca hasta llegar a la orilla.

Emre se ubica en el centro de la multitud. Él está sentado en el suelo con el brazo apoyado en su rodilla y una cara seria. Entre los presentes, a los primeros que distingo son a Fabio, Rem, Onil; que como era obvio no se quedaría, Marina, entre otros.

Aparentemente, el alfa luce en buen estado.

—¿Qué tanto hacías, Imri?— cuestiona Fabio —¿Sabes qué hora es?

Ahora mismo, las once de la mañana. ¿Pero cuál es el problema? El tío no ha llegado.

—Ya estoy aquí, es lo importante— se encoge de hombros, mirando a su papá de reojo —¿El alfa no ha dicho nada?

—No es como si hablara demasiado.

—Bueno, entonces a esperar— bosteza rodeándome los hombros con el brazo —Dime, ¿tienes hambre?— me pregunta.

—No mucha— sonrío abrazándolo. No puedo concentrarme, recuerdo lo de anoche y mi corazón acelera como si fuera adolescente —Fabio, ¿dónde dejaste a las gemelas?

—Se fueron anoche con su mamá. Y hablando de eso...— mira a la dirección de Rem —¡Oye, ven aquí!— le hace señas para que venga, lo que el chico hace con extrañeza —Me pasaron un par de quejas de ti.

—No sé de qué hablas— protesta haciendo una mueca —¡Buenos días, hermana! ¿Cómo estás?— me da una palmadita en el hombro.

—Mocoso, no me ignores— se lleva las manos a la cintura —Como sigas haciendo lo que haces, juro que la próxima vez no hablaré contigo sino con el alfa. ¿Eso quieres?

—Ya te dije que no sé de qué me estás hablando. Yo no he hecho nada, he estado tranquilo. ¿Verdad, hermana?

Bueno, además de retar a su hermano mayor, puedo decir que sí dentro de lo que sé.

—Pues... sí— ay, estos lobos siempre metiéndome al medio.

—Sé lo mucho que aprecias tú a Lana, pero aléjate de ella si no quieres más problemas con Iasek— oh, con que la mujer tiene que ver —Ella jugó conmigo mientras estaba con él. Créeme que el hombre no debe estar tranquilo pensando que le harán lo mismo; sospecha de todos con los que está y ahí estás tú, a quien usa como sirviente.

—¿Él fue el que se quejó de mí?— levanta la ceja.

—Solo rompe tu amistad con Lana. Tienes muchas amigas, pues estate con ellas y ya, y si no es suficiente, consíguete otra novia. ¿Cuántas has tenido? ¿Diez? Ve por la once, pero no te metas en problemas por esa bruja.

—¿No se supone que le quieres demostrar a papá y Onil que eres responsable?— interroga Imri —A nuestro hermano no le agradará que te enfrentes al alfa Jarib, porque eso pasará si te metes con uno de sus lobos.

—No he hecho nada, ¿por qué hablan como que sí? Ella y yo solo somos amigos; no soy su sirviente ni su amante. Poco me importa lo que opine ese sujeto.

—No entiendo qué le ves— niega Fabio —Cumplo con advertirte, a la próxima le diré al alfa.

—No seas chivato, Fabio.

—¿Qué?

—Eso. ¿Eres un jodido soplón?

Rem no tiene derecho a llamarlo soplón cuando él planea delatar al cuñado mayor.

Fabio iba a responder cuando un ruido proveniente de los árboles captó la atención de todos. Un gran conjunto de pisadas se escucharon a la distancia, oyéndose más fuerte al paso de los segundos.

Ya cuando el sonido se sentía lo suficientemente cerca, Emre se puso de pie con las manos en los bolsillos. De inmediato, los que estaban como humanoides acogieron su aspecto original y se unieron al resto de lobos.

Ellos se formaron como un arco delante del suegris, rodeando cada centímetro de las entradas; atentos a que los visitantes den la cara.

Mientras que yo y otros más nos posicionamos detrás de Emre (al menos yo lo hice porque Imri me lo indicó), mi lobo junto a Rem, Fabio, Onil y entre otros, se ubicaron un paso atrás de su padre.

A pesar de que se trata de su hermano, todos están en posición de ataque, respaldando a su alfa de cualquier amenaza.

El sonido de los arbustos moviéndose fue suficiente para que los lobos comenzaran a gruñir. No se trata de mí y hasta yo tengo la adrenalina elevada por los aires.

—Alfa— los primeros que salieron fueron cuatro jóvenes que creo que son de aquí. Ellos se ponen delante de Emre, con la cabeza baja —Ha venido el alfa Amrajeth, vimos conveniente dejarlo acceder a nuestro territorio— responde uno de ellos. Un chico de cabello rapado y ojos verdes —Perdónenos si no lo ve así— los cuatro se ponen de rodillas.

—Jum— no los mira a ellos, sino a los arbustos —¿Desde cuándo las formalidades son lo tuyo, Aremjeth?

—Esperaba tu permiso, hermano— responde un hombre caminando hacia él con una sonrisa en el rostro. No pudo acercarse más por la fila de lobos que no se lo permitieron —Temía que no quisieras verme después de la última vez, por eso preferí no entrar a tu territorio de una manera brusca.

Es gigante.

El tío ha de medir por lo menos un metro con noventa centímetros. Tiene el cabello largo, atado en una frondosa trenza que le llega hasta la mitad de la espalda. Su pelo posee una cantidad igualitaria de mechas negras y grises.

Aremjeth tiene un ojo ámbar y otro de color opaco tirando a gris, con el que es muy posible que no vea nada. Tiene una gran cicatriz atravesándole este ojo que sigue un trayecto desde la ceja hasta la altura de la nariz. La misma pudo ser la responsable de su presunta pérdida de la visión.

Ahora bien, usa un abrigo con un diseño similar a los de aquí. La prenda no guarda casi ninguna diferencia con el abrigo de Emre, lo que me dice que tal vez fue hecha por la misma persona. Él lleva un par de pantalones de mezclilla de color negro y, oh, no anda descalzo. Tiene unas botas del mismo color.

Para decir verdad, este par de hermanos solo se parecen en la mirada. Son bien opuestos.

—Han pasado casi dos años— suspira —¿Cómo podría rechazarte después de tanto tiempo?

—Tus lobos sí lo hacen— mira a su alrededor —Un paso más y no dudarán en atacarme.

—No has revelado a tus lobos, ¿cómo quieres que actúen los míos si no saben con cuántos andas?

—Jum— lanza un resoplido.

¿Pero qué...?

El tío alzó la mano en señal para que sus lobos salgan de su escondite.

¿Cuántos vinieron con él? ¿Diez? ¿Quince? ¡No puedo contarlos!

Yo no soy la única sorprendida por el gran grupo que trajo. Se suponía que serían pocos, o al menos eso fue lo que dijo el alfa Edry.

Le informaron bien mal.

Ante la cantidad de gente, los lobos que no se habían transformado, cambiaron el color de sus ojos; mostrando los colmillos y garras.

Cualquiera se sentiría intimidado.

—Tío— le habla Onil —Apreciamos tu visita, pero mantén a tus lobos alejados de mi alfa— advierte con una voz gruesa.

—¿Qué pasa?— le susurro a Marina. Es con la que más tengo confianza de los que están cerca —¿Por qué temen tanto de esos lobos?

—Todos son mechas-grises. La mayoría de nosotros no tendríamos oportunidad contra ellos.

—Me alegra que estés bien, sobrino— le dice riéndose —Recuperaste el mismo ímpetu de siempre— vuelve a su hermano —Como sabrás, hay cuatro manadas que quieren matarme. No iba a poder venir sin mis lobos.

»No es mi intención acceder al centro de tu manada con todos ellos. Tú dime una cantidad y la aceptaré.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué no solo?— cuestiona Onil.

—¿Ustedes dejarían a su alfa entrar solo a un lugar que desconocen?— uno de los lobos se transforma. Él se coloca al lado del tío —¿Cómo estás, primo? Necesitaré que me prestes algo de ropa— hace una reverencia burlesca —Tío, me alegra verlo. Ha pasado mucho.

El hombre no se ve que me lleve muchos años. Él es un joven de cabello ondulado y con mechas plateadas; le llega hasta el mentón. Tiene una estatura promedio y no voy a detallar su cuerpo desnudo porque no me interesa verlo.

Lo más destacable de su persona, además de sus ojos amarillentos, es una mancha amarronada en la parte superior de su frente, orientada al lado derecho de su cara.

Vaya, este sí parece familia.

—Guao— lo miro a él y miro a Imri y mis cuñados y son igualitos.

—Eres el hijo de Nayer— comenta el alfa con las cejas en alto —La última vez que te vi, eras a penas un niño.

Para asombro de todos, Emre da varios pasos hacia adelante. Él se pone enfrente del chico, ofreciéndole su abrigo.

»Eres la viva imagen de ella— sonríe mientras se lo pone por encima, dándole varias palmadas en los hombros —¿Cómo estás?

—Un poco cansado por el viaje, eso es todo.

—Comprendo— mira a su hermano —Permito que entres a mi territorio con cuatro de tus lobos; quiero que Arien sea uno de ellos.

—Recuerda mi nombre— dice el chico con extrañeza.

—Muy bien, me parece bien. Sé que estoy a salvo en el territorio de mi amado hermano mayor.

En serio me lo imaginé diferente.

—¿Amado, dices?

Ariangely se decidió a venir. Ella llegó acompañada de sus hijos mayores y caminó hasta colocarse delante del tío con los brazos cruzados.

Él lo primero que hizo al verla fue una sonrisa. No percibo nada de odio de parte suya, al contrario de la alfa, quien lo mira como si quisiera matarlo.

»¿Qué haces aquí?— cuestiona —El norte queda demasiado lejos como para que solamente vinieras a saludar.

—Tan agradable como siempre, Anya— dice viéndola de arriba a abajo. Hubo un cambio en su tono al mencionar el apodo —¿Desde cuándo acá no puedo visitar a mi hermano?

—¿Para qué viniste, Aremjeth?

—Vine por Emre.

—Oh, claro. Porque lo amas mucho, ¿no es así?

—Ariangely— interviene Emre —Dejemos las preguntas para otro momento. Tanto Amrajeth como los demás deben estar agotados— observa a sus lobos —Denles algo de comer y beber; también ropa si así la quieren. Sin importar que nada más entren cuatro lobos además de su tío, no descuiden al resto; todos son nuestra familia y espero que los traten como tal.

—Alfa— le llama Anya, o sea la cuñada mayor —Yo me encargaré de atender a nuestros invitados. Me aseguraré de que todas sus necesidades sean cubiertas— busca a alguien entre la multitud —Nazareth, agiliza a tus asistentes, habrá mucho que cocinar— le indica a una mujer de cabello corto y ondulado —Tío, le aseguro que sus lobos tendrán una buena experiencia.

—Muchas gracias. ¿Y bien? ¿Nos quedaremos aquí o entraremos? Ya quiero saludarte apropiadamente— le dice al alfa —Supuse que solo me dejarías entrar a un par de lobos, ya ellos están elegidos.

—Te estaré observando— asegura la alfa.

Después de una incómoda bienvenida, los alfas se dirigieron al centro de la manada seguidos de los lobos que no se quedaron con Anya. Creí que ellos atravesarían la cascada para entrar; yo ya me estaba subiendo a la espalda de Imri para eso, pero no.

Un día me voy a sentar y dibujar un mapa con todas las entradas que tiene esta manada porque bueno, ya van tres de las que me entero. Al parecer hay una a un par de metros de acá, cerca del sitio donde quedé atrapada con Lino.

Ya veo por qué mi lobo lindo siempre escoge saltar la cascada. Esta entrada parece un laberinto con todos los árboles ubicados de manera conveniente que tiene. En serio, fueron tantas las vueltas que dio Imri, porque claro que iba en su espalda bien comodita, que me mareé.

Lo último que atravesamos fue otra cueva con la entrada oculta entre las ramas. Del otro lado había lobos haciendo guardia.

Y yo que decía que estos lobos se pasaban por tener la entrada de su manada del otro lado de una cascada. Mínimo esconden la tumba de Cleopatra.

La suerte es que Emre no experimentó ningún tipo de malestar. Él finge estar bastante bien, lo que me asusta.

Cielos. Y ahora llega el hermano, lo que pospondrá su revelación.

—Vaya— comenta el tío ya dentro de la manada. Amra, porque así escuché que le llamaron algunos y yo haré lo mismo porque menudo nombre ni más largo tiene; observa todo a su alrededor con cierto asombro —Todo sigue igual que la última vez que estuve por aquí.

—Espero que sea bueno— le responde el alfa.

—Hasta que al fin puedo saludarte.

El tío extendió los brazos en dirección al suegris, pero la alfa lo detuvo a media acción, poniéndose en medio de ambos. Él frenó de inmediato, lanzando una risotada; quedándose con las extremidades al aire.

—Tu sola presencia es suficiente; no tienes que estar abrazándolo— contesta con una sonrisa irónica.

—¿Siempre es tan incómodo?— le pregunto a Imri. Todavía no me he bajado de él y no quiero hacerlo; huele muy rico.

—Otras veces ha sido peor— suspira —Y si valoras tu vida, mejor ni le preguntes por qué lo odia.

—Uno bien feliz, bien contento y tú de amargada— niega con desaprobación —Si nos ponemos a recapitular todo, yo debería ser el amargado— la hace a un lado rodeando los hombros de Emre —No sabes lo feliz que me hace verte en paz, saludable...— le palmea el hombro —Te ves muy bien, hermano, bastante...

¿Por qué reafirma tanto su apariencia?

—Umh, gracias. Dime, ¿quieres comer? ¿Beber algo?

—Primero lo primero, ¿dónde está mi cachorra? No la veo por ninguna parte.

¿Su cachorra?

—Primo.

No había visto a Larimar desde que desperté. Ella se acercó al tío con un poco de timidez. Él, en cambio, dejó a Emre y la tomó de las mejillas.

—Aquí estás— sonríe acariciándole el cabello —¿Por qué habías tardado tanto en venir a saludarme?

¿Ella es la cachorra de la que hablaba?

—Amh, estaba ocupada— se le mira incómoda —¿Y qué hace aquí? Creí que no podía salir de su territorio.

—Veo que a todos les intriga mi llegada— suspira —Solo quería ver cómo estaban. Ha pasado mucho tiempo. Dime, ¿qué tal contigo? Estás muy bonita, siempre olvido que ya no eres una niña— comenta a carcajadas —Quiero que me cuentes todo de ti, ¿tienes pareja? ¿Hijos?

—Eh, no. Para nada— niega rápido.

—¿No, qué?

—Ninguna de las dos cosas.

Justo ayer estaba defendiendo su relación con Fei y hoy acaba de negarlo.

—Entiendo. Bueno, nunca es tarde. Solo espero que cuando me presentes a alguien, sea digno de ti— le da un beso en la frente —Nada de debiluchos. Lo mejor para mi cachorra.

Ah, ya veo por qué.

Larimar le sonríe, pero no bien su primo le da la espalda cuando hace una mueca de horror; preguntando a través de señas la razón de su presencia.

Lo que siguió a continuación, fue saludar a los más jóvenes. Amra se sentó en la grama y pidió interactuar con los nietos de Emre.

—Ni Avys ni Marina tienen hijos, estos tres de acá son los cachorros de Anya— los presenta Emre desde la grama. Van por orden de camadas.

Imri se fue a buscar a Ra por petición del alfa y en eso está mientras yo observo las presentaciones de lejos, comiéndome un sándwich hecho a partir del pan que traje.

»El mayor se llama Clouden, la segunda es Odette y ya el tercero es Risse. Tienen seis años— invita a los niños a abrazar a su tío abuelo, cosa que hacen con una sonrisa.

A la suegris no le gusta nada. Mira la escena con una cara indescriptible. Qué miedo.

No sé si sea cosa mía, pero el tío no les acarició el cabello de una manera normal. Él introdujo los dedos en el pelo de cada uno y los desplazó hacia atrás y a los lados, como si estuviera buscando algo entre los mechones.

—Muy adorables— asiente con la vista en los otros.

—En la segunda camada, Onil no tiene hijos. Imri tiene uno, pero no lo ha traído. Breilin tiene dos que todavía no se transforman— le pasa un par de cachorros —Tienen tres años. El mayor se llama Remi y la cachorra Lucía.

Y otra vez vuelve a hacerlo. Rápidamente, le levanta el pelaje a los cachorros negros que tiene en brazos. Haciendo una cara de decepción que rápidamente cambió.

—Se ve que serán lobos fuertes— no creo que eso sea lo que esté pensando.

—Y estos seis, son de Samuel.

¿Cuántos dijo?

»Los tres mayores tienen cinco años: Laios, Sarah y Emir— presenta al trío de pequeños —La segunda camada son dos años menores. Se transformaron hace poco. Todavía no se acostumbran a caminar en dos patas: Franchesca, Mila y Ely.

Está de más decir que volvió a hacer lo mismo. Dizque acariciándoles el pelo, pero entreviendo las hebras.

—Todos son niños muy adorables— parece que no va a fingir más —Veo que los genes de Anya son fuertes y los nuestros muy débiles. Los mechas-grises escasean en esta manada. Un par de años y no habrá ninguno.

De suerte no les hizo el «fo» a los niños.

—¿Ah? ¿Ya terminó la presentación?— Imri llegó con Ra.

—Oh.

El tío, el más disimulado.

Amra se levantó rápidamente y tomó a mi bebé de los brazos de Imri. A simple vista se le ve lo maravillado que está por el niño.

No sabía que Ra era el único nieto con mechas.

»¿Pero qué tenemos aquí?— ríe pasándole la mano por el cabello —Hasta que por fin encuentro uno.

—Su nombre es Ra y tiene dos años— dice Emre —Es un lobezno prematuro.

—¿Por qué nació como humano?— le cuestiona a Imri con la cara seria.

—Su madre tuvo problemas durante el parto.

—¡Ah! ¡Papa!

Pobre de mi bebé, está tratando de regresar con Imri, pero el tío no lo deja.

—Cierto. Recuerdo que la mujer no sobrevivió y que por eso no estabas aquí la última vez que vine— Imri baja las cejas tras su afirmación —Lo importante es que el niño está bien. Ahora si me permites...

—Oiga, ¡espere!

¡¿Pero qué hace?!

Amrajeth jaló a mi pequeño de la piel trasera del cuello. Su acción provocó que él cambiara a su forma original. Mientras el hombre lo sigue agarrando por ahí, Ra no deja de patalear y ladrar.

—¡Hey!— no me iba a quedar de brazos cruzados con menuda escena —¡¿Pero qué está haciendo?! ¡Suéltelo!

—Irónico. Es el único mechas-grises de los nietos, pero es débil— acaba de ignorarme por completo —Este niño tiene problemas de transformación.

—Ra no está acostumbrado a que lo agarren así— le dice Imri —Por favor, suéltelo.

—¿Qué? Pero si esta es la manera normal de agarrar a los lobeznos.

¡Ih! ¡L-Lo está levantando!

No conforme a eso, lo balancea de un lado a otro como si estuviera agarrando una bolsa.

—¡Alfa!— llamo a Emre para que haga algo.

—Amrajeth, ya déjalo— me imagino que le resta importancia porque él también llegó a agarrarlo así —Lo estás estresando.

—¿Así es cómo estás educando a tus lobos...? Jamás he entendido tu forma de hacer las cosas, herma... ¡Agh!

Fue tanto el forcejeo que Ra consiguió lo que quería. Su tío abuelo terminó soltándolo después de morderle los dedos. Mi pequeño, ni lento, ni perezoso, se transformó y rápidamente corrió hacia mí. Escondiéndose detrás de mi pierna.

—¡Umh!— hasta le está sacando la lengua.

Para mi sorpresa, a Emre le causó gracia su acción. Riéndose sin parar de su hermano, quien observa al niño con las cejas en alto. Hay sangre escurriendo de sus dedos.

Sus dientes son pequeños, pero letales.

—Oh, vaya— dice mirando a Imri —Tal vez no sea tan débil como supuse.

—Por favor, no vuelva a tomarlo así— le pide Imri —En esta manada no se usa esa forma de agarrar a los lobos.

—Tu hijo consiguió en unos pocos segundos lo que muchos lobos han deseado en años— se sopla la herida —Lo único que me queda por decir es «auch»— él gira hacia mí —¿Y ella quién es?

—Le presento a Lúa, es mi novia— dice Imri tocándome el hombro —Lúa, él es Aremjeth; mi segundo tío.

—Hola— saludo cargando a Ra en mi cintura. Lo que hizo fue suficiente para que el niño le tenga miedo. Ahí está ocultando el rostro en mi pecho.

—Hmm— pestañea un par de veces. No me quita la vista de encima —Bueno, cada quien. Hermano, dejando los saludos de lado, quisiera hablar contigo a solas.

—Esperaba que lo pidieras— contesta levantándose.

Y se fueron. Ni siquiera me saludó.

—Imri, ¿es cosa mía o...?

—No, no es cosa tuya— dice con los ojos achicados —¿Qué tal si comemos algo?

—Bueno, estaremos bien siempre y cuando él no se meta conmigo— me convertiré en su peor enemiga de ser así —Dime, mi amor, ¿qué quieres comer?— le pregunto a Ra.

—¡Wuoh!— alguien jaló a Imri del hombro. Al voltear, veo a Larimar; mirando a Imri con molestia.

—¿Qué hace aquí?— cuestiona. Imagino que se refiere al tío —¿No le dijiste nada de César o sí?

—¿Me ves cara de soplón? Además, no es como que vaya por el mundo hablando de ustedes dos. Ni que fueran los protagonistas.

«Ni que fueran los protagonistas». Mi lobo lindo ha aprendido muy bien de mí.

¿Por qué se le ve tan incómoda por la visita de su primo? Se ve que la quiere mucho.

Hmm, ¿y sí...?

—Oww— mi risa llama su atención —No me digas.

Creo que él es una figura paterna y sobreprotectora para ella; también es intenso. Dando respuesta a la actitud de la mujer.

—¿Qué cosa?— mejor ni le respondo.

—¡Oigan!— un lobo viene corriendo, gritando a todas direcciones —¡¿Dónde está la alfa?!— le pregunta a una chica —¡Búscala ya!

—¿Qué pasa?— Imri se dirige al joven.

—¡T-Tienen que detenerlo!— señala a una dirección en específico —Es Rem, ¡está loco! ¡Va a pelear con el lobo que trajo el alfa Amrajeth! C-Creo que se llama Arien, ¡no lo sé! El punto es que discutieron y están a punto de enfrentarse.

Pero si ellos no tienen más de una hora desde que llegaron. ¿Qué pasó?

—Y luego dice que cambió— rechista Larimar —Iré a buscar a Onil.

No, Rem en serio estaba enfocado en portarse bien. Algo debió de haber pasado como para que cambiara de opinión.

El que su hijo tenga problemas con ellos hará que la alfa tenga más razones para odiarlos.

56.5 Extra

—Ya puedes decirme por qué viniste, Aremjeth— le habla el alfa a su hermano. Ellos se alejaron del centro de la manada, utilizando dos rocas grandes como asientos. El tío está ubicado frente a él, con una pequeña sonrisa en los labios —Porque entre nos sabemos que no fue porque me extrañabas.

—Siempre me ha sorprendido lo bueno que eres actuando— ríe acomodándose en su asiento —Podrías dejar de fingir conmigo. Vamos, puedes sincerarte.

—No entiendo de qué hablas.

—¿Ah, no?

¿Pero qué clase de mueca es esa? Él levanta las cejas, al mismo tiempo que se muerde el labio inferior con los dientes delanteros. Estoy funcionando como narradora, pero no pude evitar resaltarla, me dio risa.

—Reconozco esa cara— al que no le dio risa fue a Emre. El suegris lo observa con la frente arrugada, esperando lo peor —Ve al grano.

—¿Cuánto te queda?

—¿Qué?

—Eres un fantasma, hermano. Hueles a muerte.

De una cara seria, Emre comenzó a reírse a carcajadas. La visita de su hermano le sacó su lado más risueño, porque no ha dejado de reír por cualquier cosa.

—¿Qué huelo a muerte, dices?— cuestiona riendo —¿Cómo quieres que tomarte en serio cuando saltas con cosas así?

—Supuse que lo negarías, pero escucha. Hace un par de días tuve un sueño, en él estabas tú. Vi tus ojos y de ellos salía sangre, también de tus manos. Cuando volteé, papá también estaba ahí, mirándote fijamente de lejos.

»Con todo lo que te estoy diciendo, ¿eres capaz de negarlo?

«Maldita sea».

—Imagino que ese día despertaste y en lo primero que pensaste fue en dejar tu manada y venir a confirmar tu estúpido sueño. Por eso estás aquí.

—En efecto— da un aplauso —¿A dónde crees que irás, hermano? Un lobo sin voluntad no es digno de llamarse alfa. No hay nada que desees, no tienes ninguna ambición rondando por tu mente. Sin una voluntad jamás podrás volver.

—¿Y tú? ¿Tienes una voluntad?

—El deseo de nuestro padre es mi voluntad. Estoy a punto de devorar una de las cuatro manadas que me atormentan, pronto será mía. Ya verás, si es que alcanzas a verlo, cómo en el futuro habrá un solo alfa en el norte y ese seré yo.

»Y a diferencia de ti, que no tienes voluntad, yo sí volveré después de que muera.

—Eres una extensión de papá, cada día te pareces más a él— niega con la cabeza —Tus deseos son los de él, tú eres el que no tiene voluntad; al menos no una propia.

—Mírame a los ojos y dime la verdad. No hagas de mi viaje un desperdicio. ¿Vas a morir?

—¿Me ves cara de que sí?

—Tsh— resopla levantándose —Hablar contigo es una pérdida de tiempo. Mírate, muchos mueren mientras andas por aquí pretendiendo estar en paz.

—Has dicho una mentira y una verdad— se encoge de hombros.

—Solo quiero que sepas algo, y espero que con esto sí me tomes en serio— sus ojos comenzaron a cambiar de color, emitiendo un pequeño brillo —Una vez que mueras, me llevaré a mi mujer conmigo.

—Y tú pidiéndome que te tome en serio— se puso de pie —¿En serio crees que si muero, Ariangely aceptará muy contenta irse al norte? Han pasado más de dos décadas, ¿cuándo piensas superarlo?

—El norte es su hogar, solo regresará a donde pertenece.

—Cuidado, hermano. Me haces pensar que me quieres muerto.

—Ay, no. ¿Cómo crees?— se colocó la mano en el pecho —Soy católico.

—Te daré una advertencia. En el dado caso de que muera, lo que pasará dentro de mucho tiempo, no enfades a mis lobos. Esa mordida es lo que menos puede pasarte.

—Lo tomaré en cuenta— levantó el dedo pulgar.

Aremjeth abandonó a su hermano. Caminando en dirección al centro para ver si buscaba algo de comer al sentir su estómago rugiendo. Ya estando cerca, se detuvo al ver a la alfa esperándolo con los brazos cruzados.

—¿Estuvo buena la charla?— preguntó acercándose a él —Habiendo conversado con Emre, ¿no crees que ya es momento de irte?

—¿Qué me vaya?— lanzó una risotada —Planeaba quedarme por al menos dos días.

—¿A qué viniste, Aremjeth?

—Pregúntale a mi hermano. Él te sabrá responder muy bien— se encogió de hombros.

—Óyeme — acortó la distancia entre ambos —Te vi poniéndole las manos encima a mis nietos. Te lo advierto, aléjate de mis hijos.

—Dos advertencias en un día. En serio los extrañaba.

—¿Qué?

—Descuida, Anya. No vengo con malas intenciones. ¿Sobre mis ataques de ira? Ya no me enojo con facilidad. Soy un hombre nuevo.

—Lo repito una vez más: aléjate de mis hijos— en el tiempo que llevo conociéndola, jamás le había visto aquella mirada asesina que luce al hablar con su... ¿cuñado? Espero entenderlo más adelante —Tengo años sin empuñar un arma, pero te aseguro que sí les haces algo, te apuñalaré el corazón sin pensarlo dos veces.

—¿Por qué piensas que lastimaré a mis sobrinos? Son mi sangre, jamás les haría daño— yo que soy la narradora, tampoco entiendo —Sí, tal vez amenacé con matarlos a todos cuando tuviste a la primera camada, ¿pero sucedió hace cuánto tiempo? Eso ya no me interesa.

¿Qué hizo, qué?

—¡Alfa!— una chica logró encontrar a la alfa; tomándola de los brazos —¡Tiene que detener a Rem! ¡Se peleará con uno de sus lobos!— señala a Aremjeth.

—¡Rem!

Gritó su nombre a los cuatro vientos. Mi hermano recibirá un par de golpes y no serán de parte de aquel lobo.

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Eh... sí, es lo que piensas. ¿O tal vez no? 

Espero que te haya gustado el capítulo :D

Y ya, no esperes otro en dos días JAJAJAJ, tengo que actualizar mi otra historia xD

Además, ya volveré al tormento... digo, estudios 0:3

Imagino que deben imaginar que se viene un Te lo cuenta Lúa #4, pero no será por ahora :D

¿Teorías?

¿Opiniones? 

¿Comentarios?

¡No olvides darle a la estrella! Y claro, recomendar la historia. Creo que no muchos revisan estas notas de autor, porque la cantidad de estrella es mínima comparada a las visualizaciones. Algun día lanzaré un buen spoiler por aquí para comprobarlo, JAJAJAJA

¿O lo hago ahora? >:D Na'

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