La persona de mi corazón
Capítulo 49: La persona de mi corazón
Dicen que la muerte es lo más seguro que se tiene, pero no lo es la forma en la que vas a morir.
Incluso las personas que agonizan por una enfermedad terminal tienen, aunque sea, la pequeña probabilidad de morir por otras causas. Dígase por un accidente automovilístico, intoxicado, ¡o hasta ahogándose con un grano de arroz!
La probabilidad está ahí.
Un día estamos, al otro no. Es interesante cómo el tiempo pasa más rápido después de la muerte de un ser querido. Es como si los días se trataran de simplemente una sucesión de horas que de alguna forma perdieron un poco de su encanto.
Ahora bien, ¿cuándo se supone que morimos? Recuerdo haber escuchado que la muerte se declara cuando ya no hay actividad cerebral, por más que el corazón no haya parado de latir. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual es distinto.
Alguien que ya no es él mismo, que no tiene aquello denominado consciencia y solo es un ser que vaga sin un rumbo fijo, sin recordar nada de lo que antes fue, ¿se puede decir que está muerto? Su identidad se marchó; su espíritu, como tal, ya no está.
El cuerpo sigue con vida, pero el individuo, como tal, murió.
¿O no...?
Ahora mismo no tengo la respuesta, yo solo... No sé qué pensar al respecto.
Tuve el impulso de correr al baño y sofocar las ganas que tenía de llorar mientras Onil se encontraba presente, cosa que no hice para evitar asustarlo. De tan solo ver su reacción al pensar que me refería a Imri, me queda claro lo devastado que estará cuando se entere.
Tuve que disimular hasta su partida.
Se supone que estaba enojada con Emre, pero ahora... ¿cómo estarlo? ¡Hay una gran posibilidad de que él tenga esa enfermedad toda rara y la haya estado ocultando porque a ellos les da miedo! ¡¿Cómo podría actuar normal después de eso?!
Yo... ¡Es Emre! Él es el suegris. Además, ¿qué pasará con Imri? Ellos tienen mucho que compartir, es lo que he querido desde que conocí su situación, ¡no es justo que ahora que dieron un gran paso, él...!
¡No, no lo acepto!
Nada más hay que ver a Imri, durmiendo como ángel en la silla, sin tener idea de que su papá... ni siquiera soy capaz de decirlo.
Primero me entero de la existencia de lobos que pueden adoptar una forma humanoide, y ahora me vienen con la noticia de que existe una enfermedad así de horrenda.
De tan solo pensar en un día en que Imri o Ra se transformen una última vez...
Me quedé echa bolita en el suelo mientras él dormía con todo su cuerpo inclinado hacia el brazo de la silla. Ra es otro que se encuentra en su mundo sin tener idea de lo que está pasando.
Nadie sabe nada, solo yo.
—Umm— Imri aprieta los ojos. Él se acomoda poco a poco en la silla, estirando los brazos después de abandonar aquella posición tan exótica que tenía —¿Huh? ¿Qué haces ahí?— me pregunta echando un bostezo. Él camina hacia mí poniéndose de cuclillas frente a mis narices —Ni siquiera me di cuenta de cuándo me dormí. Tus manos son mágicas— sonríe apretándome la mejilla, pero borra su sonrisa al ver la cara que cargo —¿Qué pasa? ¿Sucedió algo mientras dormía?– está moviendo la nariz, le ha de haber llegado el aroma de su hermano.
No puedo contarle nada hasta hablar con Emre y convencerlo de que se deje de secretos. No está en mí revelar algo tan importante, por más que Imri se enoje conmigo por no decirle.
—Eh, no— espero que me crea, él me conoce demasiado —Onil vino a verte, quería compartir contigo según palabras suyas. No te preocupes, él no sabe nada por lo que pude ver.
—Entiendo— vamos, que me crea. Saber lo bueno que es descubriéndome, empeora mi actuación —¿Estás segura de que no pasa nada?— sí, está dudando. Era de esperar —Siempre que te encoges así, es porque pasa algo malo.
¿Eh? No me había dado cuenta de eso.
—¿De qué hablas?— le tomo del rostro dándole un par de besos —Todo está bien. Bueno, si dejamos de lado el tema de tu hermano.
—Hmm.
De repente, Imri se levanta cargándome en sus brazos. Me asombra lo liviana que soy para él, me recogió del suelo como si fuera una pluma.
»Sea como sea, no me gusta cuando te haces oruga en el suelo. Sin importar que digas que todo está bien, me hace temer porque no— suspira con dirección hacia dentro —¡Ra!, a la cama, andando— llama al niño con cierta seriedad.
Él siempre suele protestar cuando llega la hora de dormir, pero me imagino que ver el lado firme de su papá provocó que se transformara y nos siguiera sin rechistar.
Ra es bien perceptivo. El niño nos mira fijamente a los ojos y con base a la expresión que tengamos decide cómo actuar. ¿Será por el instinto que tienen de seguir al alfa?
—Mami, Año nuevo manana— me dice Ra mientras que su papá lo está cambiando.
Primero me bañé yo y luego ellos. Ahora mismo estamos en la cama. Imri le está poniendo uno de sus lindos mamelucos para dormir. Este consiste en uno crema con estampados de ositos marrones.
Había repetido tantas veces que mañana sería Año Nuevo que él terminó aprendiéndose esa frase.
»Manana, manana, manana— repite sacudiendo los pies. El pequeño se encuentra bocarriba.
—Ra, estate quieto— le dice Imri intentando entrarle la ropa.
Se suponía que mañana sería un gran día; después de todo, sería mi primer Año Nuevo con los lobos. Sin embargo, pensar en la enorme posibilidad de que el suegris esté pasando por una enfermedad degenerativa me quitó todos los ánimos.
¿Por cuánto tiempo podré fingir que las cosas andan normal?
»Listo— suspira acostándose en la cama. Apagando la luz antes de.
La habitación se encuentra bastante oscura por la temporada invernal, en donde el día dura menos, pero el calor sigue igual de intenso. Un extranjero encontraría ilógico que se encienda el aire acondicionado en pleno invierno.
—Papa, arriba ti— Ra gatea hacia él —Dormi' arriba ti.
¿Arriba ti? Hace mucho que no lo hacía.
—Umh, ¿quieres dormir en mi espalda?— se acomoda la almohada —Dale, súbete, pero no trepes a mi cabeza.
¿En serio dormirá en su espalda?
—¡Imri!, ¿y si se cae?— estaba acostada, pero levanté la cabeza en cuanto el niño comenzó a escalar su espalda con diversión. Para luego acostarse bocabajo en ese otro exótico lugar para dormir.
—Del suelo no pasa— contesta cerrando los ojos.
A veces me sorprende lo frívolo que es con el niño.
—¿Cómo se te ocurre decir eso?— chillo con el ceño fruncido. Estoy a punto de quitarle a mi bebé y acostarlo en mis brazos.
—Lúa, Ra ya está grande y tiene todos sus reflejos funcionando de manera adecuada— nunca será lo suficientemente grande para mí —Como él se vea en el aire, se transformará a media caída y no se hará daño. Todo sin pestañear— levanta el pulgar con todavía los ojos cerrados —Mi cachorro está grande y fuerte.
De acuerdo, puede que no esté siendo frívolo. Pero es que, ¿cómo que del suelo no pasa?
—Ra, ¿no quieres dormir en mi pecho?— así es todos los días, ¿por qué hoy no le interesa?
—Arriba papa— responde frotando el rostro contra la franela de Imri —Papi, dormeme— pide pataleando —Movete.
—Ah, con razón. Quiere que tiemble— dice con una sonrisa —Dame unos minutos, masita.
Él procede a temblar a la vez que Ra no para de repetir «aaa» con una expresión contenta. Ellos siguieron en eso hasta algunos diez minutos en los que Imri le funcionó como una de esas camas vibratorias.
—Genial— dice el niño sentándose en su espalda —Je, diverso— salta encima de su papi.
—Oye, duérmete— no valió que se moviera, Ra está más despierto que nunca.
—Papi, manana— da un aplauso —Anio nuevo manana.
—Sí, mañana será año nuevo— suspira.
—Papi.
—Umh.
—¿Manana anio nuevo?
—Sí, mañana será año nuevo y vas a comer mucho. Ahora duérmete ya.
—¡Eeh!— ríe a carcajadas —¡Manana come' mucho yo!
—Acuéstate, Ra. Ya dale, tengo sueño— mañana habrá demasiado que hacer. Tanto para Imri como para mí.
—Papi.
—Dime.
—Te quielo mucho— se vuelve a acostar abrazándolo, y oww. Desde su espalda, él lo rodea con sus pequeños bracitos —Ili genial.
—Sí, yo también te quiero mucho— sonríe —Ahora duerme.
Ambos se durmieron al paso de unos minutos. Gracias al cielo, el pequeño se cayó a mi dirección, terminando en medio de los dos. De pasarle lo peor a Emre, Imri no sería el único que se entristecería, sino que también Ra.
Es su abo. Es posible que a él le duela más al no comprender la situación. La única ventaja (y desventaja) es que no lo recordará pasado el tiempo.
Los recuerdos duelen; eso es lo único verdadero que nos deja nuestros seres queridos cuando parten. Creo que tienen que pasar años para que los recuerdos dejen de ser dolorosos y se conviertan en felices. Mi mamá falleció hace un año y conmigo eso todavía no pasa.
—Ay, Imri— digo en voz baja, mirándolo dormir, mientras que yo me estoy muriendo por dentro. Verlo sin saber nada, me tiene al borde de un ataque de tristeza. Él ama a Emre, es más, todos lo hacen.
Imri, Onil, Rem, Fabio, Larimar, Anya; todos. Es más, hasta el perfecto, por más que su personalidad sea indescifrable para mí. ¡Aay! ¡¿Qué pasará con Ariangely?! Ellos han estado juntos desde siempre, ¡él es todo para ella!
»Umh— le acaricio la mejilla. Una lágrima se me deslizó por el rabillo del ojo impactando con mi almohada. Me duele el futuro; un futuro en que mis lobos sufrirán mucho.
***
—¡Manana, manana, manana!— repite Ra con alegría. Está tan contento que me ha salpicado dos veces con el agua.
Me encuentro dándole un baño antes de ir a la manada. El niño no conocía la festividad de Año Nuevo y, tras explicarle más o menos de qué se trataba, se hizo demasiadas expectativas en su cabeza.
—No, Ra. Hoy— corrijo con una pequeña sonrisa. Aunque por dentro no es como si quisiera sonreír mucho.
Planeo actuar como la más intensa del mundo. Si tengo que rogarle a Emre para que sea honesto con su familia, lo haré. Yo sé cómo se siente que un día tu ser querido se encuentre bien y ya al otro día no lo vuelvas a ver. No quiero que pase lo mismo como Imri, él merece mentalizarse, más ahora que todavía queda tiempo.
Digo «mentalizarse» porque nunca se está preparado para la muerte de alguien que amas.
—¡Hoy manana!— no tiene percepción del tiempo —¡Manana hoy, mami!— aplaude a risas —¡Anio Nuevo manana!
—Ven aquí— lo saco del agua, envolviéndolo con la toalla y poniéndomelo en la cintura. Sí, dije que dejaría de sentarlo en el hueco de mi cadera por la mala postura que me hace tener, pero es que es demasiado cómodo. La naturaleza no se equivoca.
Imri está en el cuarto, sigue en lo mismo desde que me fui a bañar a Ra.
—Masita, me estoy enojando— me dice con ese tono profundo que usa cuando la cosa va en serio. Él tiene su celular en manos, puedo apostar que no dejó de ir de un lado a otro en la habitación desde que salí de la misma hace poco.
Si sigue apretándolo así, es más que seguro que lo va a romper.
—Tranquilo— estabilizando a Ra con un brazo, con el otro pongo la mano sobre la suya —¿Todavía no te contesta?
—Creo que Avys me está ignorando, lo que lo vuelve mucho peor— sí, se le nota la molestia.
—Papi 'nojado— afirma Ra. Hasta el niño se dio cuenta.
—No contigo— me lo toma de los brazos —¿Quién es el campeón de papi?— le hace cosquillas con una gran sonrisa.
Los padres somos los peores, y a la vez mejores, mentirosos de la historia. Nada más hay que verlo jugar con Ra, cuando antes estuvo a punto de aplastar el celular por culpa del estrés causado por el perfecto.
Emre además de alfa, también es padre. Él, al igual que Imri y yo, también miente.
¿Miente para protegerlos o...? ¿Y si tiene miedo?
Miente porque tiene miedo de morir. Es normal sentir negación al enterarte de que padeces de una enfermedad degenerativa que acabará con tu vida en cualquier momento.
Ay, Emre.
Mi suegris...
Ay, no. Voy a llorar.
De nuevo.
—Y Masita, ¿estás segura de que quieres que vayamos aun sabiendo lo que nos espera?
Desde que los conozco, Imri y los demás lobos me han dicho que su manada no se caracteriza por ser religiosa. Sin embargo, Emre ofreció el territorio para que se hiciera un rito religioso junto a dos manadas diferentes.
Sí, dos.
A ver, según entendí de lo que dijo la suegris a través del celular de Onil, el plan inicial era celebrar año nuevo con la manada del alfa Jarib. No obstante, después de pensar en los ofendidos que se sentirían el alfa Edry y su esposa, con quienes mi manada comparte una estrecha relación, la alfa tomó la decisión de invitarlos.
Además de que la alfa Cami es la mejor amiga de Ariangely. Y si no lo es, por lo menos no forma parte de las alfas a las que les declarará la guerra pasadas las festividades.
Imagina declararle la guerra a tus consuegros. Ya entendí la finalidad de los matrimonios arreglados.
Nunca imaginé que participaría en un evento religioso de lobos, y que Emre haya sido el de la idea, me hace pensar en lo cerca que está de su fin.
¿Cómo podría estar tranquila?
—Quiero conocer tu mundo— le doy un beso en la mejilla —Me interesa cada cosa de ti, por más que nunca me imaginé pasando el año nuevo rezando.
Dudo que este año nuevo quepa dentro de los estándares de mi bebé.
—Oye, nuestras festividades no son así— me abraza depositando varios besos en mi cuello —Todavía estamos a tiempo para cambiar de opinión— dice besándome —Ya no quiero ver al frívolo de mi hermano mayor.
La situación lo está sobrepasando, lo sé porque ha sacado su mejor maniobra: alejarse de la fuente de estrés para asegurar su tranquilidad.
Después de insistirle tanto a Avys, ya no quiere verlo.
Ay, Imri. En serio espero que no escape cuando ocurra lo de Emre. Él dijo que no lo volvería a hacer tras lo de Eveling, y yo le creo. Él no repetirá el mismo error de nuevo, lo sé.
—Ya le dijimos a la alfa que iríamos, imagina su reacción si no lo hacemos— me alejo de él bajando la última maleta de la cama.
Planeo que nos quedemos por un par de días.
»Además, Avys es tu hermano. Tarde o temprano tendrá que verte.
—Estuve pensando en lo que dijiste, y es cierto, Rem está en su derecho de comunicarle al alfa lo que está pasando en su manada— suspira abrazándome —Él, a diferencia de mí, no está dispuesto a convertirse en cómplice. Prometo que lo protegeré de las represalias.
¿Cómo que lo protegerá de las represalias?
—¿Cuáles represalias, Imri?— no puede ser lo que pienso.
—Él traicionará al hermano mayor. Además...— hace una pequeña pausa –Los soplones no son muy aceptados.
Le harán el «fo».
Todos aman a Avys, eso lo tengo claro. Si te metes con el más querido, es obvio que habrá que esperar una reacción. Además, el cuñado mayor no trabaja solo. Él está aliado a varios lobos, quienes temo que le quieran hacer algo a mi hermano en cuanto lo delate.
¡Ah!, ¡Como le hagan daño, juro que hasta yo comenzaré a señalar a unos cuantos! No se me olvidan los tipos que andaban platicando a escondidas sobre sus movimientos maquiavélicos.
—¡Bo'que!— ya se desesperó mi niño —¡Vámono'! ¡Mami Lali!
Con que eso es lo que lo motiva. ¿Ya para qué quejarme? Estoy cansada de todo esto, y con tantas cosas que están pasando, esto es lo mínimo. El problema de Emre ha sobrepasado todo.
Noté que Imri me lanzó una miradita antes de que saliéramos de la habitación. Imagino que él quiso ver mis gestos al escuchar al niño contento por la idea de ver a su «otra» mamá. Sin embargo, con todo lo que tengo en mente ni siquiera tuve una reacción.
Simplemente, salimos del apartamento y como llevábamos demasiado equipaje y Ra camina lento, porque entre tantas cosas que Imri tiene al hombro no puede llevarlo, y yo soy incapaz de cargarlo todo el camino; llamé a un taxi para que nos acerque al bosque. Obvio no le pedí que nos dejara a las afuera de este, pero nos acercó lo suficiente para que fuéramos el resto del camino a pie.
—¡Ra!, ¡repelente!— lo llamo mientras caminamos por el bosque. Lo primero que hice desde que puse un pie aquí, fue sacar el spray de mi mochila. El niño, que se encontraba a una distancia considerable, se devolvió al escucharme.
Me da risa cómo se mueve cuando le rocío el repelente. Ra se «esparce» el producto con las manos por todo el cuerpo como si fuera crema, para luego aplaudir dos veces y volver a correr lejos de nosotros.
—¡No te alejes tanto!— le indica Imri —Oye, ¿yo también?— me pregunta con desagrado al primer «flush» del repelente en su dirección.
—Obviusky— por más que le disguste, no permitiré que se convierta en alimento para mosquitos —Sé que no te gusta el aroma, pero solo serán unos pequeños segundos— termino echándole el producto por todo el cuerpo.
Seguimos nuestro camino hasta llegar al río. Allí, levanté las cejas de inmediato al ver a Fabio metido en el agua junto con Lina. El hombre le está echando agua con un envase de madera, al mismo tiempo que la niña se encuentra sentada delante de él con las manos entrelazadas alrededor de sus rodillas.
Siempre me sorprendo cuando veo a Fabio cumpliendo su papel de padre. No puedo evitar mirarlo con pena después de saber lo que Helena le estaba haciendo, me pregunto si la mujer lo habrá dejado. Espero que sí, porque no me quiero ver obligada a contarle la verdad.
—¡No me alegra verte, pero ahora mismo sé que eres de las pocas personas que me entenderá!— me señala con cierto enojo en su mirada. Incluso antes de hablarme, noté que le lavaba el cabello a la niña con un poco de molestia.
—¿Y esa bienvenida?— pestañeo dos veces.
Tengo que planear fríamente cómo me le acercaré al alfa. No puedo llegar ante él, saludar, y de una acorralarlo para que se arme de valor. Emre primero deberá acostumbrarse a mi presencia, acortaré poco a poco mis pasos y pum, cuanto menos se lo espere, confiará en mí hasta el punto de dejarme penetrar su grande y dura coraza.
Por algo me pasaré un par de días aquí.
Aprendí lo suficiente con el distante de Onil como para cometer el mismo error con su distante padre. Ellos son como una tortuga, no bien te les acercas «abruptamente» desde sus perspectivas cuando de una se meten en sus caparazones.
—Eh... Ustedes con sus cosas— comenta Imri con los ojos achicados —Iré a llevar el equipaje, me llevaré a Ra conmigo para que salude a los alfas.
¿No irá demasiado cargado? Imri desplazó el peso de dos maletas, más tres bultos pequeños a su brazo izquierdo. Con la derecha, agarró a Ra de su abrigo y se lo llevó dando un brinco en dirección a la cascada.
Me imagino que habrá pensado que tengo mucho que hablar con Fabio.
Ay, Dios.
Lo que menos quiero ahora es hablar de Helena, en serio que sí.
—¡Hola, Lina!— me acerco a la orilla con una pequeña sonrisa. Es lo máximo que me puedo acercar, no me quiero mojar los pies.
La niña, en cambio, me observa con extrañeza. Me mira como si fuera una extraña, arrugando el rostro y todo. Su expresión no se parece en nada a la pequeña que me miraba con devoción.
Espera un segundo, ¿será qué...?
—Gemela equivocada, esta es Lino— contesta Fabio lavándole el cabello.
Oh, por Dios. Sé que los gemelos se parecen, es la esencia de serlo, pero hablo en serio cuando digo que son dos gotas de agua. No es la primera vez que veo un par de gemelos, los he visto de ambos géneros y siempre tienen algo que los diferencia cuando uno se entera de que lo son. Sin embargo, aun viéndola es difícil sacarles alguna diferencia.
¡Son condenadamente iguales! El mismo largo y color de cabello, los mismos ojos plateados, el mismo color de piel y hasta la misma complexión física. ¡Se parecen tanto que da miedo!
—Hasta que al fin te conozco— Dios mío, las cosas de la naturaleza —Qué bonita eres— me pongo de cuclillas.
La niña se le acerca a Fabio y escucho que le susurra algo en los oídos. Después de eso, se vuelve a sentar frente a él, acomodándose su vestido blanco.
—Dice que «gracias»— responde su papá, y... ¿Qué?
—¿Y dónde está Lina?— esta es medio seca.
—¿Dónde se habrá metido?— mira a ambos lados.
No puede ser que no sepa dónde está su propia hija de seis años.
—Y bien, ¿a qué se debe lo que dijiste cuando llegué?— no me dejará en paz, eso lo sé porque lo conozco, mejor ir al grano.
—Escucha lo que diré y luego dame tu opinión— de acuerdo, eso está raro —Eres una ogra, pero no una bruja miserable. Así que escuchar lo que opinas, será como enfrentarte a esa mujer.
—Adiós— me levanto dando media vuelta. ¿Y ahora cómo subo a la manada? ¡¿Por qué Imri me dejó en primer lugar?!
—¡Oye!— no, no quiero hablar con él. Este hombre no pone de su parte en agradarme —¡Voy en serio, necesito que me escuches!
—Que problema contigo, Fabio— me volteo con los brazos cruzados —¿Qué quieres?
—Fui feliz cuando el alfa fue a la manada de la gente de Jarib para reclamar a mis hijas. ¡Fue lo mejor del mundo!— oh, vaya —Me encanta la idea de pasar Año nuevo con ellas porque este año no sería mi turno. Pero, ¡¿tener que soportar la presencia de esa bruja?!— cierto, hoy vamos a estar con esa manada —Y lo peor es que como la acusé de ser la peor madre de todas, ¡me está cargando sus responsabilidades!
¿Cómo así? No entiendo a qué quiere llegar ni mucho menos su reclamo.
—Fabio, sé claro porque no te entiendo— bueno, al menos no se trata de Helena.
—Hoy le toca a ella; ella es la que debería estar bañándolas, peinándolas y cuidándolas, no yo— rechista tejiendo el cabello de Lino en un moño bajo. No creí que supiera peinar —Yo solamente tendría que estar mimándolas y ya. Después de todo, si las manadas no estuvieran fusionadas por el día de hoy, ellas no estarían aquí.
A veces me pregunto qué tanto las quiere consigo. Él es bien peculiarcito.
Y la niña en su mundo.
»¡Lina!— grita a los cuatro vientos. Bastaron diez segundos para que una pequeña cachorrita viniera corriendo hacia acá con su energía característica.
—¡Tía Luna!— exclama transformándose, viniendo a mí con una sonrisa de oreja a oreja. Oww, ahora sí les noto por lo menos una diferencia —¿Tú me vas a peinar, verdad?— cuestiona abrazándome, para luego ponerse un vestido de tirantes que había tirado por ahí.
—Nada más aprovechas que desvíe la vista para irte, ¿qué haré contigo?— le habla su papá. Mejor tomarlo en serio, está enfadado —Ni siquiera he terminado con tu hermana y todavía faltas tú— se deja caer en el agua; acostándose bocarriba. Lino trepa a su barriga, acostándose sobre él y cerrando los ojos.
—¡Yo también quiero subirme encima de papi!— grita Lina entrando al río y saltando encima de él, provocando que emitiera un quejido adolorido —Papi, ¡quiero un vestido azul con muchas piedras y brillos! ¡Oh! ¡Oh! ¡Dile a mami que me deje quedarme esta semana, porfi! ¡Quiero estar contigo!— clama saltando encima de su estómago como si fuera inflable, hasta desplazó a su hermana y todo —¡Mi vestido tiene que ser largo! Ah, y papi, ¡tengo hambre! ¡¿Qué vamos a comer?! ¡Dame comida! ¡Lino también tiene hambre! ¡¿Verdad, Lino?!
La presencia de Lina es notable.
—¿Cuántas veces te he dicho que no hables por tu hermana?— le reprocha a regañadientes —Ella ya está lo suficientemente muda como para que le andes haciendo de segunda voz. Si Lino tiene hambre, que lo diga ella.
—¡Pero yo soy la principal!
¿Cómo dijo?
—Ambas son las principales, ¡deja de repetir la basura que te dice esa gente!— se sienta colocando a las gemelas en su regazo —Ella es Lino y tú eres Lina, ya basta.
—Pues Lino quiere que yo sea la principal, ¡¿verdad Lino?!
¿Pero qué significa que sea la principal?
—Lina principal, yo soy la otra mitad— asegura Lino con una simpleza tremenda, lo que enfurece más a Fabio.
—¡¿Ves lo que tengo que soportar?!— me dice a punto de explotar —¡¿Quién les ha estado diciendo tremendos disparates?!
—El abuelo— contesta Lina.
—¿De qué abuelo hablas?
—Abuelo alfa Jarib.
—Ay, no puede ser— susurra el hombre, mientras una tenue luz amarillenta se posa en sus ojos —Ustedes solo tienen un abuelo y su nombre es Emre.
Es normal que lo consideren su abuelo. Según tengo entendido, las niñas han vivido en esa manada desde que tenían meses de nacidas.
Pensándolo bien, la situación de Fabio es mucho peor que la nuestra con Larimar. Por lo menos sabremos que Ra estará rodeado de personas apropiadas durante los días en que esté por aquí.
Lo malo es la probabilidad de que la mujer le susurre cosas en mi contra, hecho que creo que pasó. No confío en ella por más que haya dicho que no volvería a cometer el mismo error.
—Fabio, tranquilízate. Asustarás a las niñas— suspiro poniéndome de cuclillas —Hoy es un día especial, ¡es el último día del año!
—¿Por qué siento que todo se me está saliendo de las manos?— susurra dejándose caer de nuevo bocarriba en el agua, esto con las cejas bajas —¡Todo es horrible! Yo ni buen padre puedo ser, pese a que prometí enfocarme nada más en eso.
—¡Papi no digas eso, eres el mejor del mundo!— le abraza Lina —¡Mi papi es el mejor de la bolita del mundo!
—Hambre— dice Lino colocándose las manos en la barriga.
La niña sale del río con las manos allí, ella da media vuelta y simplemente camina hacia el bosque.
—¡Oye!, ¿a dónde vas?— le pregunta Fabio sentándose.
—Mami— enuncia marchándose.
—Bueno, que vaya y busque a su mamá— dice encogiéndose de hombros —Dime, ¿tienes el vestido que dijiste?— le pregunta a Lina —Primero te bañaré y luego tomaremos una pausa para que comas algo, ¿bien?
—¡Sí!— asiente escalando a sus hombros —¡Papi, te quiero mucho!— grita con los brazos en alto —¡Yo me quedaré contigo para siempre!
Que par de gemelas ni más estereotípicas. Una es extrovertida e hiperactiva, y la otra es todo lo contrario. ¿Por qué casi siempre es así?
—Lúa, acompaña a Lino, por favor— me pide Fabio —¿No quieres ir a la manada? Ella te enseñará otro camino en el que puedas volver sin subir por la cascada. Cuídala hasta que encuentre a la bruja esa, porfas.
Hmmp, la niña se ve tranquila. Deberá ser fácil. De paso, por fin conoceré a la responsable de los corajes de Fabio y de los suspiros de Rem. Solo la vi una vez y no fue con detalle porque estaba oculta entre los arbustos mientras ellos discutían.
—Me deberás un favor— respondo poniéndome de pie, siguiendo el paso de la pequeña —¡Adiós, Lina! Ya después te peino— le guiño el ojo y ella corresponde meneando las manos con una gran sonrisa.
Por más que Lina sea como es, ella encaja como hija de Fabio a la perfección. Digamos que de imaginarme al hombre con hijos, serían tal cual por más que a él le moleste. Ahora bien, Lino es diferente. La miro y no veo nada reflejado en sus ojos, es como si de verdad fuera la mitad de la otra.
—Entonces no hablas mucho— le digo caminando entre los árboles. Ella va al lado de mí, y en ningún momento se ha visto interesada en mirarme, no hasta que le hablé y me observó unos segundos para luego regresar la vista al frente —Dime, ¿cuál es tu animal favorito?
Me he confiado mucho con eso de ya no ser una anti-niños, creo que con los únicos que funciono son con Lina y claro, Ra.
—¡Umh!— empieza a correr, metiéndose por unos arbustos.
¿Será que es la entrada? Es parecido a la vez que me metí por unas cuevas cuando tuve aquella cita con Imri.
—¡Lino, espera!— hago lo mismo, gateando por el interior de estas incómodas plantas.
Sin importar que me haya puesto una blusa de mangas largas, esos arbustos me producen una sensación molesta en los brazos. ¡Imri no tenía por qué dejarme si no se lo pedí en primer lugar!
Espera un segundo...
¡¿Qué tal si tomó provecho de la situación?!
¡Claro! ¿Cómo no lo vi antes? Él andaba bien silencioso por todo el camino, y Fabio nada más hizo hablarme para que, de una, decidiera irse junto con Ra a ya sabe Dios dónde.
¡Últimamente, él ha estado haciendo las cosas por su cuenta!
—Oye, yo soy la que te tiene que andar evitando por lo que hiciste, no tú— escucho la voz de una mujer a la distancia.
Se me fueron las fuerzas tras cruzar los arbustos. Nada más pude sacar la mitad de mi cuerpo por ahora. La niña también se agotó bastante, ella está recostada al lado de mí; sus orejas se mueven de arriba hacia abajo.
—No te estoy evitando, solo ando pendiente de otras cosas— es la voz de Rem —Además, ese tipo también anda por aquí. Te quiero evitar problemas.
—Entonces sí me estás evitando— se ríe —Ya tengo suficiente con el desprecio de todos aquí como para que tú tampoco quieras hablarme. Perdóname por enojarme contigo por tu pelea con Iasek, sé que lo hiciste para protegerme.
Es como si el universo se encargara de tirarme a la cara que esta es la mujer que mi hermano dijo que amaba con el corazón. Dios mío, no son necesarias tantas pruebas. ¡Ya lo tengo claro!
—¡Rem!— grito su nombre intentando salir del enredo de estas plantas. A menudo lugar me trajo Lino, quien también quedó atrapada —¡Hermano, sácame de aquí!— no tengo tiempo para escuchar una conversación que no me pone ni me quita. No quiero oírlo babear por una mujer que no le conviene en lo más mínimo —¡Rem!
—Pero, hermana— el chico vino corriendo. Él siguió la fuente de mi voz. Nada más hay que verlo con las cejas en alto y sin palabras, hasta yo estoy sorprendida por cómo terminé aquí.
—¡Lino!— él no llegó solo. Lo siguió Lana, quien jaló a su hija de los brazos desde que la vio —Siempre quedas atrapada cuando cruzas por esos arbustos, ya deja de hacerlo— le reprocha sacudiéndola de pie en el suelo.
Y apuesto a que el desgraciado de Fabio lo sabe y por eso me mandó con ella.
—¿Cómo terminaste así?— pregunta Rem forcejeando con los arbustos —En serio estás muy atorada. ¿Qué habría pasado si no estuviera aquí? Ay, hermana. ¿Qué harías sin mí?— él saca las garras y de una serie de movimientos, termina partiendo las plantas y sacándome de allí.
—Aay— estoy tan exhausta que mi cabeza recayó en su pecho, a la vez que mis manos entrelazan su cuello —Creo que moriré— resoplo con desgana.
—¿Quién es, Rem?— pregunta Lana abrazando a su hija. Ella me mira con atención.
La mujer es digna exesposa de alguien superficial como lo es Fabio. ¿A qué me refiero con esto? Es muy bonita, la verdad. A diferencia de las niñas, quienes sacaron los ojos grisáceos de su padre, ella los tiene amielados y alargados; nada más le falta un delineador y un poco de sombra para que sea la verdadera «siren eyes». Su rostro es delgado y tiene unos labios carnosos y rosados; hasta su pelo es hermoso, ondulado, largo y oscuro.
Lana está vestida con un vestido blanco y liso, con un escote más o menos pronunciado; es de estatura promedio y su cuerpo es delgado, pero con atributos. Si es que me doy a entender.
Me enfoqué tanto en mi comodidad al venir aquí que me veo como una pordiosera delante de ella. Juro que desde que llegue a la manada, me quitaré estos trapos. Qué vergüenza.
Claro, Fabio nunca estaría con menos. ¿Y Rem? Bueno, frente a ella, aparenta ser mucho más joven de lo que es. Si mal no recuerdo, le lleva siete años. Lana es un año mayor que Imri.
—Hola— saludo poniéndome de pie —Mi nombre es Lúa, un gusto— le extiendo la mano con una sonrisa, como si no supiera todo de ella —Como de seguro te diste cuenta, soy humana. Rem me adoptó.
No mencionaré que soy novia de Imri. Quiero que ella conozca mis otras posiciones en esta manada, una de ellas siendo la hermana mayor de este chico.
—¿Adoptaste a una humana?— levanta las cejas con los ojos en el chico —De acuerdo, es extraño— carga a Lino en su cintura, y con la mano que tiene libre corresponde mi gesto —¿Y qué hacías con mi hija?
—Fabio me mandó con ella, me pidió que la cuidara hasta encontrarte. La niña quiere que la alimentes— no parece ser una bruja, pero no me fío.
—Oh, con que también eres amiga de Fabio.
—Él es otro que me adoptó— afirmo con una sonrisa.
—¿Y cómo qué si se puede saber?
—Como su archienemiga.
Ese hombre siempre me la hace.
—¿Qué?
—Lúa está con Imri, llevan casi un año juntos— le responde Rem.
Ush, no quería decírselo.
—En fin, soy muchas cosas— ahora a poner distancia —En este caso, su hermana mayor que siempre se preocupa por él— toco varias veces el hombro del chico —Nada más hay que ver cómo me lo dejaron la última vez que peleó con un bruto. Por cierto, hermano, ¿ya estás bien? ¿No te duelen las heridas que te provocó?— cambié mi tono de voz con esto último, lo puse más sombrío.
—Dijiste que no te habías hecho nada— le dice la mujer —¿Tan graves fueron tus heridas?
—¿Qué? Claro que no, estoy bien— la presencia de Lana lo hace actuar distinto, está demasiado serio para ser él.
—Umh...— baja las cejas —Iré a buscarle algo de comer a Lino, adiós...
Lana se fue y de inmediato, Rem me miró con los ojos grandes. Fui bastante obvia con mis acciones.
—Hermana, dime la verdad. ¿Por qué tu comportamiento todo raro?— me pregunta con el ceño fruncido.
—Ella es tu crush; estás enamorado de la mujer de otra persona— dejémonos de rodeos —Sí, es bonita, eso vi. Pero hay muchas otras lobas que te pueden gustar igual o más que ella; lobas que no te meterán en problemas.
Rem se queda en silencio. El chico mira el suelo con el mentón tenso. Es probable que le haya provocado impacto saber que descubrí su secreto.
—¿Crees que no lo sé?— susurra con tristeza en sus palabras —Como escuchaste, solo somos amigos. Sé que es imposible ser algo más, y sé que ella nunca me verá como otra cosa— aprieta los puños.
Sí, claro. ¿Entonces por qué arrugó la frente cuando lo abracé? Vamos, jamás actuaría de esa forma si no hubiera notado algo raro de parte de ella.
—Eres genial, sé que podrías estar con quien quieras— suspiro —Ahora bien, dime. ¿Qué has hecho con lo que sabes de tu hermano?
Por lo visto, nada. No creo que el bosque estuviera tan tranquilo si él lo hubiese delatado.
—De seguro ya sabes que no estaremos solos. Habrá dos manadas con nosotros, por eso no puedo decir nada hasta que Año nuevo pase— frunce el ceño —Avys es mi hermano, tampoco es que quiera que le hagan daño, solo que mi pa' lo castigue por sus malas acciones— y yo que creí que actuaría de manera impulsiva —Si delante de esos alfas digo que mi hermano mayor anda haciendo burradas a escondidas de mi pa', ellos serán los primeros testigos de suceder un juicio en su contra. Seguro yo de que van a matarlo, algo que no está dentro de mis planificaciones.
Siempre subestiman a Rem, pero no es la primera vez que el chico demuestra que le da mente a las cosas.
»Además— sonríe —Hoy es Año nuevo, no arruinaré un buen día como este— ríe rodeándome los hombros —Mi mamá odia los eventos religiosos, será divertido ver cómo transcurra todo tomando en cuenta que ella es la alfa anfitriadora— comenta mientras caminamos —Siento que pasarán cosas interesantes. ¿La manada del alfa Jarib aquí? ¡Me huele a problemas!
—Qué diabólico eres, hermano.
La cosa es que no creo que Emre esté de humor para que le arruinen su evento religioso. Él... está muriendo, se debe tomar todo muy en serio.
Aunque, como dice Rem, no creo que no haya problemas por la presencia de esa gente.
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(1/3)
Espero que te haya gustado el capítulo :D
Es la primera vez que aparece el personaje de Lino en la historia, ¿qué te pareció esta gemela peculiar? Aunque no es como que haya hecho o dicho mucho.
Lana nada más había aparecido una vez, y cuando sucedió ni siquiera se le hizo mucho énfasis. Ahora bien, tenganla pendiente porque ella será la protagonista del spoiler que Lúa dio en el Te lo cuenta #3 3:)
¿Lo recuerdas?
Sobre Fabio; él, al igual que Lúa, no es como que quiera hablar sobre Helena. En este capítulo ni siquiera la mencionó. Al menos no directamente.
Y Emre... ta' fuerte la cosa.
No olvides darle a la estrella y recomendar la historia. Es la única forma de hacer que crezca, y si lo hace, más personas se uniran a nosotros :D
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Y sin más, bai
Ah, no. Que todavía faltan dos capítulos más, nos vemos en el siguiente jsjsjsj
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