La espera del paciente
Capítulo 33: La espera del paciente
Todos tenemos secretos. Algunos son horribles, otros vergonzosos.
Me pregunto cómo sería una realidad en la que todos los secretos de las personas salieran a la luz y se materialicen en monstruos que nos persigan hasta que todos los que conocemos se enteren.
Sería un mundo tétrico, no para la gente de secretos sencillos como las adolescentes que dicen que se irán a la casa de una amiga a hacer la tarea, sino para la gente que esconde cosas que no les interesa que se sepa.
Y no, no estoy hablando de los asesinos, pervertidos y ese tipo de abominaciones, sino de personas más comunes.
Por alguna razón, tengo el presentimiento de que mi perfecto cuñado esconde un monstruo medianamente grande. Nada más hay que ver que, en tan solo una noche, le presencié dos secretos.
Me iba a quedar al margen, pero cambié de opinión. Quiero hilar un par de hilos; no me quedaré con la incógnita de muchas cosas que están pasando.
Seré más prudente, no quiero que mis acciones me vuelvan a afectar de mala manera, pero de que llegaré hasta el fondo de mis interrogantes, lo haré.
—Oye, hermana— me dice Rem sentado en la silla. Él se está bebiendo un jugo de cajita que le pasé, mientras que Pato se está cambiando. La chica dijo que la esperara un momento, después de todo, la tela de la bata no es que sea muy gruesa que digamos —Viéndote bien, hoy como que estás más bonita. ¿Te hiciste algo?
Guao, es la segunda persona que me lo dice. ¿En serio me veo tan bien? Lo hago siempre, pero es normal que los demás vean una diferencia cuando uno viste ropa que no suele usar.
Debería ponerme más vestidos como este a menudo. Aunque la rutina perdería su encanto.
—¿Me veo como una princesa?— hago un corazón con los dedos a lo que él se ríe —Oye, hermano, dime una cosa. ¿Por qué Fabio decidió ir a buscar a Lino?
El hombre estaba bastante molesto. Él estaba con Lina porque la niña así lo quería, pero se supone que esta semana le pertenece a la madre de las gemelas, por lo que es raro que vaya en contra de sus reglas.
Por lo que he aprendido, ellos son muy estrictos con sus acuerdos. La misma «Lana» amenazó con reportarlo con Emre si no lo seguía.
—Nosotros somos los lobos geniales, hay manadas que siguen una especie de rituales que no son nuestro estilo— se encoge de hombros terminándose el jugo —Tienen tradiciones y creen en muchas cosas, la verdad es que son insoportables— agita la cajita —La última vez, la luna se puso roja y ellos hicieron que cada miembro de su manada se cortara esta parte de su mano— se señala el dorso —Cada uno tuvo que poner la sangre en un recipiente, para que cuando la luna llegara en su punto máximo, el alfa se pintara el rostro con ella.
—¿Incluidas las niñas?
—Sep— asiente poniendo la cajita sobre la mesa —Fabio se enojó mucho cuando se enteró, y vaya, ¡estaba furioso!
»Lana empezó a seguir esas cosas cuando se cambió de manada. Muchos la odian por eso, pero na', ella sigue siendo linda y todavía somos amigos.
Me entero de que le hacen una cosa así a mi Ra, y a mí hay que amarrarme.
¿Qué clase de gente son como para herir a unas pequeñas?
—¿Pero con qué objetivo lo hicieron?
—Amh... Es que como en mi manada somos de todo menos espiritiales, no tengo idea de esas costumbres.
No pensé que los lobos fueran religiosos.
Guao.
—¿Y no crees que Fabio se meta en problemas si va y saca a Lino de ahí?
—Espero que no— vuelve a agitar la cajita. ¿Será que quiere más? —Si no escuché mal, el eclipse es par...par
—¿Parcial?
—Sí. ¿Por qué no puedo decir palabras fáciles?— se alborota el cabello con preocupación –Bueno, el eclipse de hoy es parcial. No creo que hagan algo muy raro, pero Fabio no dejará que pase lo de la otra vez, así que el hombre querrá prevenir primero.
—Entiendo— me levanto —¿Quieres más jugo?
—Sí, por favor— asiente con la cabeza.
Con razón la niña tenía una pequeña cicatriz en la mano, cuando se la vi, la pasé de alto; pensé que se había cortado con algo en una de sus travesuras.
Con que mi manada son los lobos geniales, interesante.
Regresé de la cocina con otra cajita de jugo, no bien se la extendí cuando él la tomó y la destapó.
—¿Te gusta mucho el jugo de china?
—Está bueno— levanta el pulgar —Hermana, te quiero hacer una pregunta— me siento al lado de él —Es importante.
—¿Qué pasa?
Me desagrada cuando dicen eso.
—Es que...— espera, ¿tiene vergüenza? —Hay alguien que me enseña algunas cosas, pero esa persona a veces es cruel conmigo, ¡me golpea con una regla y todo! Entonces, estaba pensando si tú podías... Eh...— hace una mueca, enrollándose el cabello en el dedo —Enseñarme a hablar mejor, y ayudarme con mis libros.
¿Rem estudia?
—¿Qué clase de libros?
—Son muchos. Primero esa persona que te digo, hace que le lea cuentos en voz alta y me corrige si digo una palabra mal. También, me enseña biología y un poco de matemáticas. ¡Pero es que ella es mala conmigo!
—Para ser sincera, no creí que estudiaras— no puedo estar más sorprendida.
—Me ofendes, hermana— le da un sorbo a su juguito —¡Me sé el ciclo del agua de memoria!
—Oh— aplaudo, riéndome —¡Mi hermano es estudioso!
—Jeh, tampoco tanto— mueve las manos —Tuve que aprendérmelo a punta de reglazos. ¿Y qué? ¿Qué dices?
Nunca le he enseñado nada a nadie, ni siquiera sé qué tipo de información maneje, ¿será acorde a su edad?
Si es así, no podría ayudarlo. Un humano de la edad de Rem, ya estaría en la universidad.
—¿Cómo qué libros lees?
—Eh...— hace memoria —He leído El principito, Platero y yo, Caperucita roja, ¡oh! También Alicia en el país de las maravillas; el más difícil para mí. Libros de ese estilo. Por cierto, mi personaje favorito es Alicia, siento que se parece a mí.
Todos esos son libros infantiles, posiblemente no esté tan avanzado.
La carta de Lana tenía menos faltas ortográficas que la nota que me había dejado Ariangely cuando dejó a Rem conmigo. Si la mujer pertenecía a esta manada y se fue no hace mucho cuando le rompió el corazón a Fabio, entonces es fácil suponer que aprendió aquí.
Tal vez no sea difícil enseñarle, deberé practicar para cuando mi niño lo necesite.
—Está bien, acepto— espero que salga bien —Iniciaremos el lunes, ¿va?
—¡Sí!— me abraza contento —¡Traeré mis libros! Apuesto que tú si me tratarás bien, ¡eres la mejor!
—Ay, ¿cómo no quererte?— le acaricio el pelo —Eres muy lindo. ¿Por qué alguien te golpearía con una regla?
—¿Verdad que sí? No puede ser más cruel— hasta me da curiosidad saber de quién habla.
—¡Lista!— Pato regresa a la sala. Ella se detiene al ver a Rem abrazándome —Oye, ternurita, ¿qué tanto andas haciendo?— arrastra la silla para sentarse frente a nosotros.
Pato no se puso la misma ropa de ayer, la chica sacó su nuevo atuendo de mi armario, cosa que me asusta. Ella lleva una blusa con corte agua lluvia color verde, por dentro de unos shorts celestes. Hasta tiene mis sandalias de Hello Kitty.
Que ni se le ocurra llevarse mis hermosas sandalias, las amo demasiado como para dejarlas ir.
—¿Hasta cuándo me llamarás así?— reprocha soltándome —Gracias a ti, mis amigos no paran de burlarse de mí.
—Hace mucho me mandaste a decir que vendrías a verme, pero si no salía hace rato, iba a pasar el tiempo y tu promesa habría perdido valor— le quita la cajita de la mano —¿Qué acaso te arrepentiste de quedar conmigo?— le da un sorbo a la bebida.
¿Por qué está siendo puntual? Pato me dijo que lo de ellos no se trataba de una cita.
—¿Qué? Claro que no— niega rápido —Te tenía pendiente, por eso te mandé un mensaje con mi amigo, sucede que he pasado por muchas cosas últimamente, ¡pero nunca me he arrepentido de nada!
—¿Y esas cosas tienen que ver con las heridas que tienes en el rostro?
Porque sí, su recuperación no ha sido rápida. Rem todavía posee algún que otro moretón, y rasguño; pero son pequeños, es increíble que Pato se haya dado cuenta tan rápido.
—Sí— echa un suspiro —Me peleé con un tipo que me dejó así.
—Ya veo— pasa al sofá, dejando a Rem en medio de ambas —¿Al menos ganaste?
—Umm, sí, algo más importante que la pelea.
—Lo importante es que está bien— digo cruzando las piernas, me ubico frente a ellos apoyando la espalda en el brazo del sofá —Rem no volverá a pelear con más nadie, ¿verdad, hermano?
—¿Y yo cuándo dije eso?— levanta las cejas.
¿Pero qué le ve este muchacho a las peleas?
—¿Cómo qué cuándo lo dijiste? ¡¿Planeas seguir en lo mismo?!
—Fue un error pelear con ese tipo, era demasiado fuerte y con razón, es lo que es— recuesta la cabeza en el espaldar —Pero eso no significa que no haré nada cuando me molesten, ¡pensarán que les tengo miedo, hermana!
—¿Y de qué forma te molestan?— apuesto que es una tontería.
—No quiero hablar de eso— ¿o no? —¿Y qué, Pato? Ese tipo no ha seguido molestándote, ¿verdad?— hasta cambió de tema y todo —Solo dilo y yo me encargo.
—Descuida, dudo que vuelva a buscarme. Lo puse en su sitio.
—¿De qué hablas?— ella no me había hablado de eso —¿Tú hablaste con Fei después de lo del cumpleaños de Ra?
—Umh, sí— asiente —No fue nada trascendental, él me insistió para que conversáramos y yo le dije que esa era la última vez que lo haríamos, que no quería volver a verlo porque para mí, se murió cuando se fue y me mandó al diablo.
Si ella lo cataloga como poco trascendente, no me quiero imaginar lo que lo es desde los ojos de la chica.
—Hiciste bien— le dice Rem —Las palabras duelen más que los golpes, no creo que te busque después de eso.
—Así es— suspira sacando su celular —Lúa, ¿viste lo que él subió a su storie?
¿Por qué lo haría? Ni siquiera lo tengo en redes sociales.
—Claro que no, ¿y ahora qué hizo?
—Velo tú misma.
Pato me muestra la pantalla de su celular, desde allí veo que Fei subió una historia hace un par de horas en la que hay un fondo negro con dos emojis en el centro:
Un bebé al lado de un corazón roto.
¿Y eso?
—Seguro está avisando sobre un nuevo álbum— que no me diga que se unirá a la tendencia de los artistas de poner emojis raros que no tienen relación uno del otro para que sus seguidores se vuelvan locos adivinando qué significan.
—Es raro, es la primera storie que sube en meses. Me llamó la atención.
—¿Y tú qué haces siguiéndolo?— arqueo la ceja.
—¿Qué? No lo sigo. Una amiga me lo compartió porque sabe que él y yo éramos amigos, le pareció interesante su forma de regresar a las redes— contesta con la vista en el celular —Ella me preguntó si entendía su publicación.
De corazón espero que todo vuelva a la normalidad para Fei, así se va y hace su vida lejos. Creo que el hombre estaría más feliz así.
—Ya estaba perdiendo relevancia— digo recordando lo mucho que temía perder la atención de su público.
—Rem— le muestra su celular —Mira, aquí es a donde iremos. ¿Te gusta?
—Pero si es...— se lo toma con impresión en su rostro.
—Dijiste que desde siempre habías querido ir a un parque de atracciones, ¿qué tal si vamos el sábado?
Pato y Rem juntos... Me da miedo esa combinación. Al menos irán a un lugar sano y no a beber por ahí.
—¿El sábado...?— se quedó callado por unos segundos, para luego sonreír de oreja a oreja —¡Claro!
—Muy bien, tenemos una cita para el sábado, entonces. Podemos encontrarnos en un punto de encuentro a las seis, sabes que en estas épocas oscurece temprano.
—¡Me parece bien!— ow, está feliz —¡Hermana!— me llama —¿No te pones celosa si abrazo a Pato?
—¿Eh? ¿Y eso por qué?
—¡Qué bueno que mi mamá me obligó a venir al cumpleaños de Ra, porque así conocí a una persona tan genial como tú!— clama abrazándola —¡Te quiero!
—Oh, ¿de acuerdo?— le devuelve el abrazo un poco confundida —Sí que te gusta el contacto físico.
—Te pregunté si te pondrías celosa porque mis hermanas, en especial Marina, se enojan cuando me ven abrazando a otra, dizque porque soy solo de ellas— responde —Oye, Pato, pero una cosa y solo para confirmar— elimina la sonrisa de repente, separándose de la chica —¿Tú no estás enamorada de mí, verdad?
Creo que si estuviera bebiendo algo, lo hubiera escupido tras escuchar su pregunta.
No pudo ser más franco.
—¿Por qué lo preguntas?— responde su pregunta con otra pregunta, esto con su típica expresión burlona.
—Es que sería incómodo— dibuja una mueca de desagrado —Eres bonita, pero eres demasiado genial como para no tenerte como mi amiga y ya.
Vaya, es la mejor forma de dejar a alguien en la zona del amigo que he visto.
—Tranquilo— ríe dándole un par de palmaditas en el cabello —Solo quiero ser tu amiga, nada más que eso.
—Uff, qué bueno— se deja caer en el espaldar.
Ahora me siento más segura.
—¿Y tienes novia, Rem?— pregunto. Ahora que lo pienso, no conozco casi nada de él pese a que le tengo mucho cariño.
—Ah, no.
—¿En serio?
—Con esa cara que te cargas, no me digas que tampoco has tenido— le dice Pato —No te creeré.
—Sí, he tenido unas cuantas— el leve sonrojo en sus mejillas me dice que le incomoda hablar del tema —Pero con la que duré más tiempo, fue con la última que tuve: tres meses— hace un tres con los dedos —Me dijo que era mejor que me quedara con mi mamá y que no me aventurara de nuevo en otra relación.
¿Qué?
—¿Y por qué te dijo eso?— no me lo imagino tan malo, él es bastante dulce —¿Cuántas novias has tenido?
—Ocho— Pato y yo abrimos los ojos de inmediato.
¡¿Ocho?!
—Pero Rem— mi amiga ni sabe qué decir al respecto —¿Cómo que ocho?
—Ay, no me gusta hablar de eso— refunfuña —¿Por qué les interesa mis cosas amorosas?
—Haber tenido ocho novias, y con la última nada más alcanzar los tres meses es demasiado serio— replico. Por más que no le guste, ese es un tema para discutir —¿Por qué te terminas separando?
—Dicen que no soy viable.
¿Viable?
—¿Viable para qué?— cuestiona Pato.
—Todas buscan lo mismo, una persona con la que estar por mucho tiempo— suspira —No me ven viable para una familia y eso, creo que soy un bicho raro.
Ouh...
—No digas eso, Rem— esta vez soy yo la que lo abraza —Todos somos diferentes, y tenemos nuestra propia manera de actuar frente al mundo. Los bichos raros no existen.
Las personas se la pasan encasillándose unos con otros, buscando pertenecer a un grupo social previamente establecido, haciéndole daño en el proceso a quienes no se identifican con los estándares impuestos desde antes de que naciéramos.
Es tipo los colores primarios de donde sale el resto:
Azul, rojo y amarillo.
Al crecer, tenemos que elegir uno de estos colores. El problema radica en si ninguno de ellos nos representa y buscamos otra alternativa.
¿El verde? No lo soporto, pero para otros es su mundo y para mí, serían raros por eso.
Somos el verde de muchas personas, y los colores primarios de otras.
—Solo que...— dice Pato con las cejas bajas —Cuando estás en un grupo de personas que actúan de una manera predeterminada; todos en coordinación, es normal sentirte así. Como si no hubieras nacido con la misma información que el resto— se echa un mechón de cabello para atrás —La coordinación existe cuando todo es igual, si no eres igual, no sirve porque rompes el orden de las cosas. La mayoría llega al mundo con manual, pero otros no y ahí es cuando todo sale mal.
Nunca me han quedado dudas de que Pato y yo somos muy diferentes en pensamiento, ella es más chocante.
—¡Sí! ¡Así mismo me siento!— se aparta de mí para darle la razón a Pato —Yo no tengo manual, por eso digo que los bichos raros sí existen— reprocha volviendo a mí, él apoya la cabeza en mi hombro —Ay, hermana. No lo entenderás porque me amas, pero yo no soy la persona que ves en mí.
—Eres mejor, lo sé— le abrazo —Si ellas dicen que no eres viable, entonces podrías mejorar lo malo que ven en ti como para considerarlo.
—Es que...— hay algo que el chico está obviando —Creo que también me botan porque se dan cuenta de que no las he querido tanto.
—¿De qué hablas?— pregunta Pato.
—¡Ay, ustedes me sacarán toda la información!— abuchea —Es que me gusta alguien, su identidad es secreto.
Abundar en Rem como que me está interesando.
—Entonces te has involucrado con chicas con alguien más en mente— le responde Pato.
—En mente, mente; no. Para ser espefico, la tengo aquí— se señala el pecho —Me han gustado mis novias, pero de gustar a enamorarse hay mucha diferencia.
—¿Y por qué no puedes estar con ella?— hasta recalcó que mantendría su identidad en secreto.
—Porque es imposible. Habría muchos problemas si le dijera, y muchos más si pasara algo más. Además, no quiero perder su amistad, me gusta mucho.
—Un amor imposible— Pato lo piensa un momento —Quién diría que hasta tú tendrías problemas profundos. Definitivamente, eres una ternurita.
—¿Desde cuándo te gusta?— por su cara, debe ser durante mucho tiempo.
—Desde que tenía nueve.
¿N-Nueve, dijo?
—Pero Rem— Pato se ríe dándole un pequeño golpe en el hombro.
—Un amor de infancia, guao— mejor ni critico, yo a esa edad me quería casar con el hermano de Sakura Cardcaptor.
Después fue que me enteré de que era gay, y tenía una relación con mi otro crush de la serie. Ahí fue cuando tuve mi primer choque.
Luego, un par de años después me empezó a gustar Ricky Martin y el chiste se cuenta solo.
—Nueve años enamorado de la misma persona, ya quisiera— juguetea Pato.
—La cosa es que no es como ustedes creen— ¿De qué habla? —Yo era un niño de nueve cuando me enamoré de ella, pero ella tenía dieciséis.
—¡¿Qué?!
Mi hermano no deja de sorprenderme.
—¡Pero, Rem!— le robé la frase a Pato —Ella está más cerca de los treinta que de ti.
Es distinto que te guste alguien platónico que nunca vas a ver en tu vida, a enamorarte de una persona que posiblemente veas todo el tiempo.
—¿Y eso qué? Ese es el menor de mis impedimentos— Oh, cierto. Su idea de la moral es distinta.
—¿Qué te impide estar con ella?— cuestiona Pato.
—No lo puedo decir, si lo hago, ella sabrá de quién hablo— me señala con la cabeza —Y nadie puede saber quién me gusta.
Espera, entonces la conozco.
A ver, ¿quién puede ser?
Rebobinando... rebobinando...
¡No lo conozco lo suficiente!
¿Qué clase de hermana mayor soy?
Sin embargo, si él dice que sabré de quién se trata, es un buen comienzo; no es como si conociera muchos lobos, menos femeninos.
—Rem...— hmmp, si él quiere esconder la identidad de su crush, ha de ser por algo.
Por la expresión que tiene, se nota que sería desastroso si alguien se entera. Por experiencia propia, sé que los secretos no se pueden esconder por mucho tiempo si alguien más lo sabe. Además, nuestra relación es demasiado buena como para que se dañe por querer averiguar más de la cuenta.
—Qué tierno, la ternurita con secretitos— aplaude Pato tomándolo de las mejillas —Si antes me agradabas, ahora más.
—¡Ay, Pato! ¡Dime Rem!— insiste hastiado.
—Lo siento, ternurita. Pero esa es la consecuencia de juntarte con nosotras: te cambiamos el nombre— le da varias palmaditas de consolación.
—No es justo. ¿Te gustaría que te llame...? Eh... ¿Patroclia?
—Ni siquiera me llamo Pato.
—¿Qué?
—No, no me llamo Pato— afirma a carcajadas —¿En serio pensaste que ese era mi verdadero nombre?
—¿Pero cómo así? ¡Tienes cara de Pato!— voltea hacia mí —Hermana, ¿eso es cierto?— asiento —No, ustedes de seguro se están burlando de mí. ¿Cómo que no te llamas Pato?
—Mi verdadero nombre es Patria.
—¿Patria?— pregunta boquiabierto —No, no, ¿cómo que Patria? Para mí, eres Pato.
—Y para mí, eres la ternurita.
—Viví engañado todo este tiempo— susurra atónito —No puede ser.
—¿Por qué es tan sorpresivo para ti?
—No te llamaré Patria, me gusta Pato.
—Ya me rendí con ese apodo, adelante.
—Qué bien— baja del sofá, poniéndose de cuclillas frente a nosotras —¿Y qué van a hacer hoy? Podría quedarme con ustedes, ¿tienen algo divertido en mente?
—¿Y qué hay de Onil?
En todo este tiempo, ellos han recalcado muy bien que Rem tiene que, prácticamente, ser la sombra del hombre. Me asombra que lo haya dejado solo el día de hoy, ¿qué tanto estará haciendo con la secuestradora de esposos?
Uuuh...
—Tranquila, estoy contigo. Eres mayor que yo, por lo que cuentas como una figura de autoridad— no lo había visto de ese modo —Recuerda que eres mi hermana mayor.
—Entonces siempre tienes que estar acompañado de alguien— dice Pato —¿Y cómo piensas ir al parque conmigo? ¿Te dejarán?
—Ump— ahora fue que lo pensó —Pues... ¡Me portaré bien hasta entonces, así me darán permiso!
Entonces sí puede hacerlo.
—Entiendo. No me vayas a dejar plantada— advierte con el dedo —Y sobre hoy, estaré libre hasta las siete— oh, cierto.
—¿De verdad piensas ir?— achico los ojos.
—Ya te dije que sí.
—¿A dónde vas, Pato?— le pregunta Rem —¿Y por qué mi hermana se ve preocupada por eso?
—No te había dicho, pero hoy saldré con tu hermano. Ahora que lo pienso, ¿cuántos son ustedes? Ya van cuatro contándote.
Ni yo misma sé, no me he frenado en hacer las cuentas de cuántos cuñados tengo; si solo consideramos a los que nacieron de Ariangely y no a los demás lobos que también son muchos.
—¿Con mi hermano?— arruga la frente extrañado —¿Con cuál?
—Con el que tiene el cabello con mechas como tú, aunque en mayor cantidad. Su nombre era...
—Saldrá con Avys— digo al ver que ni recordaba bien el nombre de su cita.
Rem al escucharlo, se levanta de inmediato del suelo con seriedad en su mirada, —¿Con quién?— pregunta alzando la ceja.
—Me invitó a comer pizza, y claro que acepté porque me encanta— levanta los dedos pulgares.
—¿Y tú de dónde conoces a mi hermano? Es rara coincidencia.
—Pues...
—Ah, nos lo topamos por ahí— interrumpo esperando que no quiera saber más. Le prometí a Avys que le guardaría el secreto, aunque no sé qué tan malo sea eso.
—Ajá, ¿dónde?
Sí quiere saber más, ¿por qué le interesa?
—Ayer fuimos a una arena de boxeo y lo vimos peleando, Lúa lo reconoció y hablamos un rato— contesta Pato —Ahí fue cuando me invitó a salir.
Bueno, que conste que yo no dije nada. Al fin y al cabo, cumplí mi promesa.
—¿Cómo que estaba peleando?— me mira —Hermana, ¿de qué habla Pato?
—Es que...— sí es malo, su mirada me lo dice todo.
Quiero saber por qué era tan importante para Avys que no dijera nada. Me quedó claro que él no actúa bajo el conocimiento de su familia, la cosa radica en conocer el grado de gravedad del asunto.
No obstante, Imri lo quiere demasiado como para no tenerlo de mi lado. No es conveniente que mi cuñado mayor me vincule en esto, va y en el futuro me juega en contra.
Por alguna razón, hay algo en él que me motiva a no bajar la guardia. Detalle que no me había pasado con otro lobo.
—Lo siento, Rem— niego con la cabeza. Uno tiene que conocer su posición antes de actuar. Por ahora, el perfecto me parece intocable —Pero no te puedo decir nada, estoy bajo juramento— simulo coserme la boca.
Sin embargo, el que diga eso, le sirve para suponer que Pato no miente. El que decida no accionar directamente, no significa que no me pueda enterar de las cosas.
—Él te pidió que no hables— asegura en voz baja, poniéndose las manos en la cintura —Muy bien, Pato. Entonces tú me vas a contar, ¿cómo que Avys estaba peleando en una arena de boxeo?
—No me estás metiendo en problema, ¿verdad?— se cruza de brazos —Quiero mi pizza.
—No, claro que no. ¿O qué? ¿Le prometiste no decir nada igual que Lúa?
Tal vez no lo hizo porque él no tenía cómo saber que la chica estaba relacionada con su hermano.
—Umh, no— se encoge de hombros —Él no estaba haciendo nada ilegal, simplemente estaba peleando con un tipo y cuando ganó, solo salió del ring y comió pizza con nosotros. Hasta donde sé, tu hermano es nuevo. Apenas lleva un par de semanas peleando.
—¿Un par de semanas?— abre más la boca —Oh, no puede ser— de repente, él dibuja una sonrisa en todo su esplendor —De lo que me vengo enterando.
Ahora no comprendo, ¿es bueno o malo?
—¿Qué sucede?— cuestiono confundida.
—Avys nada más puede pelear cuando es necesario para la manada, mi pa' le prohibió que utilice los puños sin su consentimiento debido a lo absurdamente fuerte que es— él empieza a caminar de un lado a otro con los brazos cruzados detrás de su espalda —Eso significa que ha desobedecido sus órdenes. Yo a menudo desobedezco las órdenes de mi mamá y, claro que he recibido múltiples castigos por eso, ¿pero las de mi pa'? Nunca— se detiene. En serio la situación le parece demasiado divertida —Eso significa que él es mucho peor que yo, ya que vamos, nadie se sorprende si yo me porto mal, ¿pero Avys? Como bien dicen: ¡crea fama y acuéstate a dormir!— recita a carcajadas —Mi hermano mayor, siendo una mala influencia para mí. ¡No puede ser mejor!
Hasta habló claro y fluido, ¡Rem ahora mismo parece otro!
—No entiendo nada de lo que dices— comenta Pato.
—Rem, ¿qué vas a hacer con esa información?— interrogo. Por la cara que trae, se nota que nada bueno.
¿Será que lo acusará?
Oh, cielos. ¡Claro que lo va a hacer!
—Pato, ¿sabes si mi hermano mayor va a pelear de nuevo?— en estos momentos hay maldad en su rostro —Es que quisiera verlo.
—Dijo que la semana que viene, pelearía con un sujeto que creo que le debe dinero— a la chica no le importa ver el mundo arder, aunque creo que se deba a que no comprenda nada.
¿Yo debería interceder?
No... Mejor no.
Desde mi posición «al margen», observaré cómo transcurra esto.
—¡JAJAJA!— está fuera de sí —¡Por fin!
—¿Por fin, qué?— ya hasta miedo me está dando su comportamiento. No deja de reírse demasiado fuerte.
—¡Primero mi pa' deja de mirarme con indiferencia, después logré molestar de verdad a dos de los mayores de la primera y segunda camada, respetotamente...!— toma aire —¡Y ahora por fin me lograré vengar del maldito de mi hermano mayor! ¡Es la mejor semana de todas!
¿Qué?
—¿Cómo qué venganza?— me pongo de pie, situándome frente a él.
—Él es listo, nada le sale mal, hace lo que quiere y nunca ha hecho nada que lo haga quedar feo frente a los ojos de los alfas— declara con cierto rencor en su mirada —Pero hoy, ¡hoy! ¡Por fin lo tengo! Y tú me vas a llevar— apunta a Pato con el dedo —Porfa.
—¿Tú... odias a tu hermano?— estoy sin palabras.
—Un poco, sí. Pero después de lo que haré, prometo dejar de hacerlo— se frota las manos —Ya me imagino su cara cuando me vea, ¡morirá de la impresión!
»No sabe lo que le espera. No quieras lastimar a un paciente; él se sabe aguantar muy bien hasta que surja una buena oportunidad para desquitarse.
.
.
.
.
.
A que no te esperabas esto xD
Espero que te haya gustado el capítulo :D
El menor de los hijos de Emre, guardándole rencor al mayor. ¿Por qué será?
Imri lo ama, pero Rem no tanto jsjs
Estos dos últimos caps, han sido de Lúa interactuando con los demás personajes. Ni Imri ni Ra, en el próximo capítulo argumental cambiará eso, porque sí, se viene la Charla.
¿Teorías en general?
¿Opiniones?
¿Impresiones?
Digo "capítulo argumental" porque el que viene será un extra. Es diferente a un Te lo cuenta Lúa, o algo parecido.
Dale a la estrella y sígueme en wattpad, también en Instagram como:
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