Prohibido besar

Después de la salida con Braulio, la siguiente reunión que tuve fue con mi hermana, no solo para pedirle ayuda sino también para pasar un tiempo con ella ya que de nuevo la estaba dejando de lado, con los demás últimamente era más complicado lograr reunirnos, por lo que se los pediría por mensaje, cité a Boo en una plaza para de ahí ir a un lugar donde comer, me recibió feliz abrazándome en cuanto me vio.

—Me saludas como si hace una vida no nos viéramos—comenté estrechándola con suavidad

—Casi dos semanas es demasiado para mí, después de estar cuatro años sin poderte ver—ante eso dejé que me estrujara un poco más hasta que me soltó—¿A dónde me vas a llevar a comer? —preguntó empezando a caminar, señalé al final del pasillo, ella abrió sus ojos con emoción.

—¿Qué te parece?

—¡Me encanta! —exclamó emocionada—¿Cómo sabías que desde cuando quiero venir aquí?

—¿Será por qué llevas como dos semanas compartiendo en tu perfil todo lo que publica el restaurante? —Mariana sonrió con travesura.

—Hasta que alguno me agarra la indirecta—dijo triunfante, al llegar al lugar nos asignaron una mesa y nos dieron el menú.

—¿Qué van a pedir? —preguntó el mesero

—A ver, quiero una hamburguesa, la hawaiana, unas papas en gajos, ¿Las alitas tienen barbecue? —le preguntó al mesero que asintió—pues también unas, y una malteada de fresa—remató.

—¿Todo eso te vas a comer? —musité hacia mi hermana que me miró retadora.

—Como si no conocieras mi apetito.

—¿No te cuidas? —cuestioné

—¿Qué va a querer usted? —me preguntó el mesero interrumpiendo.

—También una hamburguesa, esta con tocino e igual una malteada, pero de chocolate.

—En un momento se los traigo—nos retiró las cartas y se fue.

—Y voy a querer postre—añadió mi hermana.

Me aliviaba que no fuera común que fuéramos a comer cuando salíamos porque esta niña me llevaría a la ruina.

—¿No debes cuidar tu alimentación? —repetí mi pregunta, ella se alzó de hombros.

—No es algo que coma diario, además desde que empezaron a presionarme con esa cuestión en la universidad tomé la firme decisión de no dejarme llevar por esos estereotipos, mientras este sana y no afecte mi desempeño qué más da, déjame disfrutar—reprochó.

—En parte me hace feliz saber que no te sientes presionada en ese aspecto—reconocí.

Mi hermana había elegido ser artista, su arte era su cuerpo, uno de mis mayores miedos era el cómo pudiera afectarle las ideas que muchas veces se tenían respecto al cuerpo ideal, sobre todo en ese ambiente.

—Como que vivir otros cincuenta años con miedo a la comida no es vida.

—Disfruta pues—la alenté—hoy invito.

—¡Entonces debería pedir el queso fundido! —exclamó emocionada—¡Es broma! —dijo mientras reía,

Platicamos de cosas cotidianas en lo que nos traían nuestra comida, Boo parecía feliz de poder saber de mi vida.

—Ya va a ser tu evento ¿Verdad? —asentí mientras comía un jitomate fugitivo de mi hamburguesa.

—Este sábado.

—¡Madre de Dios! Que rápido, con razón estás completamente desconectado.

—Eso me lleva a preguntarte ¿Estás libre ese día? —me miró un momento confundida,

—Mucho no tengo que hacer, hermanito. Lo más que hago es ayudar en la casa y cuidar a Iván, de eso vivo, por cierto—añadió.

—¿Cómo? —pregunté siendo esta vez yo el confundido.

—Andrés me paga por cuidarle al niño, lo he visto estudiando mucho, creo que quiere estudiar medicina.

—¿En serio lo va a hacer? —exclamé asombrado.

—Era su sueño, recuerdo que se ponía a jugar conmigo a diagnosticarme, según él ya me he muerto de menos 3 veces, no sé por qué sus diagnósticos siempre eran tan drásticos—me reí, escuchar que Andrés se estaba esforzando por hacer algo que realmente deseaba me alegraba, se lo merecía, debía ya dejar de vivir haciendo lo que los demás esperaban de él—pero nos perdimos del punto ¿Para qué me necesitas? —quiso saber.

—Caímos en cuenta que no nos daremos abasto, por lo que necesitamos manos extras.

—¡Claro que sí! Sabes que siempre te voy a ayudar en lo que pueda—exclamó sonriéndome.

—Gracias hermanita

En ese momento mi celular que estaba sobre la mesa vibró encendiendo la pantalla Mariana miró con curiosidad y luego lo tomó

—No sabía que te gustaban las motos—comentó mirando el fondo—un momento—dijo acercándose más el celular y mirando con detenimiento—parece el centro, esa cúpula...—le quité mi dispositivo—Confiesa, no se pone a cualquiera de fondo—exigió señalándome con su tenedor.

—Es Braulio—admití no sabía porque no había salido a tema hasta ahorita.

—¿Braulio? ¿El Frankenstein? —asentí con la cabeza ella soltó su cubierto y se llevó las manos a la boca atónita

—¡Pero si hace unos días estabas en el dilema! —exclamó—Como pasaste de eso a esto—señaló mi celular.

Antes de responder comí otro bocado más y empecé a contarle como es que se suscitó nuestra primera cita, así como al acuerdo que llegamos, mi hermana parecía realmente asombrada.

—Aunque con esto del trabajo no hemos tenido oportunidad de vernos, estamos constantemente mandándonos mensajes—terminé de decir,

—Lo oigo y no lo creo ¡o sea que ya tengo cuñado! —exclamó emocionada.

—Aun no oficialmente.

—Estoy segura de que algo bueno sale de ahí, Ali—me aseguró guiñándome el ojo.

Me quede un momento pensando, Mariana contrario a Oscar parecía realmente feliz por esta nueva relación que se me ponía en el camino, siendo ella mi hermana debía ser quien más pudiera notar algo mal en Braulio.

—¿Estás segura? —pregunté dejando de lado la papita que había tomado, ella me miró.

—¿Por qué preguntas?

—Oscar dice que sus sentidos arácnidos le dicen que hay algo mal en él.

—Creo que son más que nada celos—respondió con una sonrisita.

—¿Celos? —cuestioné asombrado.

—Por Dios, Ali. Yo creo que si no te acepto otra cita fue porque le tuvo miedo al éxito, hay veces que me hacen cuestionarme su relación.

—¡Mariana! ¿Qué cosas dices? —soltó una carcajada.

—Creo que es lo normal cuando eres tan estrecho a alguien, aunque...—hizo una pausa y se rascó la barbilla pensativa—lo mismo pensaba de Leo y Pato...

—Mariana—de nuevo se carcajeó

—Solo bromeo, quizás si son celos, pero por temor a que lo dejes de lado, además no me pareció mala persona Braulio.

Asentí con la cabeza, aunque aún pensativo, quizás estaba dependiendo mucho de la opinión de los demás por miedo a equivocarme de nuevo, pero estaba casi seguro de que la decisión que había tomado no podía resultar otra vez en algo mal, en verdad deseaba embarcarme en ese barco y ya estaba más adentro que afuera, correría el riesgo.

Mariana me hizo un interrogatorio más extenso acerca de Braulio, por lo que los siguientes minutos él fue nuestro tema de conversación hasta que terminamos de comer. Una vez fuera del restaurante acompañé a mi hermana a la parada y la vi irse, yo tenía que pasar a casa de Oscar por lo que no pude acompañarla.

Los siguientes días apenas y pude estar presente para mandarles mensaje a mis otros hermanos, todos aceptaron ayudarme, por lo que me alivió bastante, aparte de ellos teníamos a Braulio, a su hermana y para alegría de ambos, Pame regresaría.

Finalmente, el día del evento llegó, Jo, la hermana de Braulio, sería la encargada de recoger algunas personas que llegarían al aeropuerto, mientras que los demás estaríamos en el hotel donde se hospedarían y se desarrollaría el evento.

La noche anterior pensaba quedarme con Oscar, pero me corrió, me dijo que necesitaba hacer meditación y para eso requería soledad, por lo que no me quedo de otra que regresar a mi departamento, cené ligero y me fui a acostarme, me sentía nervioso, pero a la vez emocionado, si a mediados de año creíamos que habíamos organizado nuestro evento más grande este no se comparaba. Se trataba de la inauguración de una nueva empresa, las personas que asistirían no eran cualquiera, hasta extranjeros había, el éxito de este evento podía significar un crecimiento enorme para nuestro negocio.

Después de algunas cuantas vueltas y de ver un video de meditación que me mandó

Oscar logré dormir, a la mañana siguiente me desperté más temprano de lo necesario y comencé a arreglarme, no quise desayunar por miedo a que me diera malestar. Aun con bastante tiempo de anticipación estuve listo, había elegido para la ocasión un bonito traje color azul marino, Braulio quedó de recogerme a las diez por lo que aún tenía tiempo. Recogí un poco mi cuarto que no me había dado el tiempo para arreglarlo, desistí después de un rato porque sentí que comencé a sudar por lo que me quedé quieto otro rato más hasta que mi inquietud me hizo levantarme, ya faltaba menos para que vinieran por mí por lo que decidí esperar afuera, ya que consideré que no me vendría mal un poco de aire fresco.

Salí de mi habitación y me topé de frente con Marck, había estado tan concentrado en mantener la paz mental que había olvidado por completo a mi inquilino. Me miró de pies a cabeza con una expresión de asombro en su rostro. Tenía el espacio perfecto para huir, pero su mirada me hizo clavarme en el piso, después de que me observara detenidamente se acercó a mi rompiendo el espacio que me hubiera gustado mantener con él. Sin decirme nada acercó sus manos a mi cuello y me arregló el corbatín, después me alisó el traje en la parte de los hombros, una vez que terminó se quedó viéndome a los ojos.

—Te ves bien —comentó con la voz quebrada, no pude decir nada, tenerlo tan cerca me paralizaba.

No recordaba cuando fue la última vez que lo tuve tan cerca, no podía negar que extrañaba contemplar sus ojos, me parecía fascinante lo mucho que brillaba su mirada aun con todo lo que le había sucedido desde su infancia, sin embargo, parecía que esta vez no pudo conservar ese brillo, sus ojos parecían simples canicas marrones empolvadas, eso me hizo sentir una punzada cerca del pecho.

Mi celular sonó en el momento justo en que comenzaba a buscar como lograr moverme y desencantarme, ambos nos sobresaltamos y Marck retrocedió, no pude decir nada solo asentí con la cabeza como agradecimiento y salí corriendo con el corazón en la mano.

Pasé corriendo el pasillo hasta la salida donde Braulio ya me esperaba a un lado de un carro, ni siquiera había revisado porque había sonado mi celular. Me acerqué a él que me sonrió.

—Aún es temprano, no tenías que correr—sacó un kleenex y me lo pasó por la frente, después me arregló el cabello.

—Estoy algo nervioso—admití, aunque no era solo por el evento.

—Todo va a salir excelente—me aseguró con una sonrisa mientras se acercaba a besar mi mejilla —por cierto, me encanta como te vez—añadió susurrándome al oído, me hizo estremecerme.

—Gracias—susurre con la voz temblorosa, yo no iba a poder sobrevivir el resto del día si seguían poniéndome así de nervios.

—Pedí un Uber, dudaba que fuera buena idea la moto, vamos—me abrió la puerta dejándome entrar primero, después él se sentó a un lado mío y partimos.

Durante el camino Braulio sostuvo mi mano como en un afán de calmarme, pero estaba consiguiendo lo contario y tampoco ayudaba las miradas y sonrisas que de vez en vez me echaba. Casi llegando Gus y Andrés me notificaron que no podrían ir, pero no me estresó, con las personas que teníamos debía ser suficiente. Lo único que me seguía poniendo de nervios era lo que pasó en la mañana, pero traté de olvidarlo, necesitaba mantenerme enfocado.

Una vez en el lugar del evento Braulio fue hacia donde le tocaba ayudar mientras que yo me encontré con mi socio en el lobby, por lo poco que me alcanzó a decir casi que se queda a dormir en una habitación, no hubo más tiempo de hablar, me dio indicaciones y comenzó la locura.

Me concentré en mi trabajo casi en automático, pese a mis nervios todo fue fluyendo para bien. Las personas que nos contrataron parecían satisfechas, los invitados se veían a gusto, el evento estaba bien organizado, no hubo ningún contratiempo.

Para cuando ya estaba todo terminando hasta una entrevista nos pidieron a Oscar y a mí, según para una revista no teníamos ni la menor idea de cual era, pero eso para nosotros era algo grande.

Finalmente, cuando el evento llegó a su fin pude ir al baño a darme un respiro, aunque ya la gente se había comenzado a retirar aun había cosas que requerirían mi atención.

Me mojé un poco la cara y me pasé las manos por el cabello aplacando los pelos necios, en ese momento vi por el espejo qué Braulio entró y se acercó a mí, me abrazó por detrás.

—Ya está todo resuelto, mi hermana pasará mañana por los invitados para llevarlos al aeropuerto.

Puse mis manos sobre las suyas.

—Gracias ¿Entonces ya solo falta limpiar?

—Si, pero en eso están los demás no tienes de que preocuparte.

Asentí con la cabeza, realmente me sentía agradecido con todo su apoyo.

—¿Te había dicho lo bien que te ves el día de hoy? —me susurró al oído, Sonreí. Ya lo había dicho, pero no había estado del mejor humor para aceptar el halago.

—¿Me veo mejor en traje? —cuestioné girándome hacia él.

—Con lo que quieras te ves bien—susurró acercándose más, y sin decir otra palabra me besó, aunque por un momento apenas y se lo correspondí, comencé a dejarme llevar profundizándolo un poco, a lo lejos empecé a escuchar un chiflido familiar que me hizo empujar a Braulio en el momento justo en que Leo entro tan distraído como siempre que no noto nada raro.

—Ah estas aquí enano—dijo con toda la calma del mundo—Joaq y yo acabamos nuestra labor, así que vamos por unos tacos ¿Vienes? —me preguntó, después puso reparo en quien estaba también ahí —¿Cachanilla? —exclamó— ¿¡Pero ¿¡qué haces aquí!?

—Es con quien estuve trabajando—expliqué.

—Hola Leo, tiempo sin verte.

—Este wey fue a la prepa con Gus ¿Verdad? Lo recuerdo, siempre estaba en las canchas ¿Qué haces aquí hombre?

—Alan me pidió que lo ayudara. —

—Vaya, vaya sí que el mundo es pequeño—dijo sonriente, parecía que no se cuestionaba como era la situación y lo agradecí. —Bueno ¿Vienen entonces?

—No como carne—se escusó Braulio.

—¿Y tú enano? —negué con la cabeza, lo cual hizo sonreír al otro.

—Estoy muerto, lo único que necesito es ponerme en posición horizontal.

—Bueno voy al baño que Joaq ya me espera—pasó junto a nosotros y fue a su asunto.

Salimos caminando en silencio, hasta que nos detuvimos lejos de los sanitarios.

—¿Quieres venir a mi departamento? —preguntó, por la forma en que lo dijo y su mirada no fue difícil deducir que no era precisamente a platicar.

—Perdona, pero en serio estoy agotado. —respondí recuperando la razón., mi respuesta lo decepcionó. —¿Cachanilla? —cuestioné recordando como lo saludó mi hermano,

—Así me decían en la prepa, ni siquiera soy de Mexicali—repuso con media sonrisa, no sabía si no le hacía feliz el apodo o mi negativa.

—Ahí estas—gritó Oscar apareciendo de repente—ya somos libres hermano, Pame nos espera, dice que quiere saludarte, no más que no quiso venir a buscarte. —recitó a prisa.

—Voy en un momento—respondí señalando con la mirada a Braulio.

—Ah qué onda, oye gracias por tu ayuda, luego nos pasas tu cuenta para depositarte.

—No hay necesidad, ayudé de manera desinteresada—por un momento entrecerró los ojos mi amigo y nos miró a ambos.

—Bueno yo te doy mi parte, Alan ya te dará la suya—dijo guiñándome el ojo mientras lo palmeaba en el hombro.

—Oscar—repuse entre dientes.

—Si no llegas en diez nos vamos—me amenazó y así como vino se fue.

—Creí que estabas muy cansado—observó Braulio.

—No haremos gran cosa, dudo que su prima quiera fugarse después de tanto tiempo sin ver a su abuela.

Me miró de manera seria, pero finalmente me sonrió y me abrazó.

—En otra ocasión no te me escapes ¿Sí? —pidió con un tono de voz dulce, no pude evitar sonreírle.

—Está bien—besó mi mejilla tomándome de la cintura, después me soltó y tomó mi mano hasta llegar al lobby donde me esperaban, él se retiró con Jo que también ya lo esperaba.

—¿Y Mariana? —pregunté cayendo en cuenta de mi hermana.

—Se fue con Leo, tranqui.

—¿No me vas a saludar? —cuestionó una voz detrás de él, Oscar se hizo a un lado y yo corrí a abrazar a Pame.

—¿Cómo está mi prima adoptiva favorita?

—Excelente pero aquí hay mucho chisme que necesito saber—exigió mientras me jalaba las mejillas. —Quien, y por qué te trae de la manita, Oscar no ha querido soltar la lengua, necesito saber que ha pasado en mi ausencia, también necesitamos una cerveza botanas y una larga noche de chismes.

—No comprendí la mitad de lo que dijo—exclamé mirando a Oscar.

—En resumen, alcohol, comida chisme—respondió riendo— cuando dejas de verla tanto tiempo pierdes la habilidad de entenderle.

—Es lo que noto—dije también riendo.

—Pero antes que nada debo saludar a Tita que ayer ya ni la vi.

—Hagamos algo tranqui en la casa, en verdad estoy muerto—pedí.

—Apruebo esa moción—añadió Oscar estirándose.

Antes de irnos nos aseguramos de que todo estuviera en orden, una vez hecho esto pudimos irnos con tranquilidad. En el camino nos hicimos de cerveza y botanas, Tita no tenía mucho inconveniente de que tomáramos un poco, sin hacer demasiado desastres. Lo mejor de cuando llegamos a la casa fue encontrar comida hecha, acabamos con todo antes de poder siquiera empezar a platicar.

Solo con la bebida nos sentamos a la sala y puse al corriente a Pame de lo sucedido en todo su tiempo de ausencia lo mejor eran sus reacciones, se rio, se enojó, se asombró, hasta se indignó cuando conté la aparición de Marck y ya no digamos de las reacciones que tuvo con lo de Braulio.

—Siento que otros tres meses que desaparezca y ya te voy a encontrar casado.

—No lo dudes Pame—dijo riendo Oscar.

—No sean exagerados.

—Es que, a ver, huerco. Apareció tu ex, lo adoptaste, te reencontraste con un crush que ni sabías que tenías, sales con él y todo en menos de —se puso a contar con los dedos—¿¡4 meses!?

Si lo exponía así si se oía algo extrema mi vida en los últimos meses.

—El matrimonio no esta en mis planes, tranquila. —le aseguré con una sonrisa.

—Pero a ver entonces ¿Qué tan enserio vas con este man? —me cuestionó.

—Ya hasta de fondo lo tiene—dijo Oscar metiendo cizaña.

—Eso no significa nada—repuse.

—Desde que te conozco tus fondos han sido llamas, siendo tu si significa algo.

—Bueno, lo estoy considerando—admití finalmente—pero no al punto del matrimonio, además de que no es legal en nuestro estado.

—Pero en Baja california si —dijo Oscar riendo— y también en Arizona—añadió.

—En todo Estados Unidos ¿Pero porque irse hasta allá? En varios estados de México ya es legal.

—Por que nuestro querido amigo ya consiguió la Green Card, es mitad gringo el sujeto. —Pame tuvo la misma reacción que su primo, me dio de codazos.

—Ya dejen de verle solución a algo que no esta ni siquiera planteado. —me quejé. —estoy yendo lento con él.

—Esta bien ya no te mortificamos —dijo Pame abrazándome.

—Mejor cuéntanos de tus aventuras— pedí, dado que ella también tenía mucho de qué hablar.

Así lo hizo, me costó un poco seguirle el hilo porque luego hablaba muy aprisa y apenas separando las palabras, pero después de un rato te acababas acostumbrando, llegándole a entender.

En el inter de la noche, Braulio me mando mensaje:

>> Estoy pensando en ti, hoy fue un día increíble, espero poder continuar lo que empezamos.>>

La piel se me erizó, no es que me hubiera desagradado lo que pasó en el baño, sin embargo, en verdad deseaba llevármela tranquilo con él, porque así es como empecé la mayoría de mis relaciones, en mi caso si había afectado el orden de los factores.

Después de pasar la noche juntos, pensaba que el resultado era que ya eramos pareja y de eso se aprovechaban, quería hacer las cosas distintas con él, no debería de porque haber prisa, quizás me excedía de romántico, pero era mejor estar con una persona con la que realmente sintieras una conexión más allá de lo físico y aun no lograba sentirla con él, quizás solo era cuestión de tiempo, conocernos mejor, pasar más tiempo juntos, temía estar ilusionándome de mas con Braulio pero al menos en esta ocasión estaba siendo consciente y eso hacia una gran diferencia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top