No me queda más


Al día siguiente al despertar sentía que solo me había acostado y cerrado los ojos sin dormir absolutamente nada, intenté arreglarme lo mejor posible para no asustar a los invitados con mi cara de zombi.

Estaba aletargado y como desconectado, todo lo escuchaba lejano, mis pies pesaban como si le hubiera puesto rocas en los zapatos, aun así, traté de mantener una actitud normal frente a Pablo, quien esta vez me acompañó hasta el trabajo, parecía que aunque no le dijera mucho, tenía el poder de saber cuándo requería un apoyo emocional extra.

Ya en el edificio, solo pasé a ultimar detalles y de ahí partí a la hacienda junto con mi compañera quien se supone me iba a sustituir, al menos su compañía hacía que no me sintiera tan mal y ayudaba a tratar de enfocarme en mi deber, como si hubiera sido un cliente más.

Afortunadamente, todo estaba yendo de lo mejor sin muchas complicaciones o contratiempos, ya hubiera sido demasiado si esto también salía mal, para mi suerte no tuve que estar presente en la ceremonia de la iglesia, aunque tuve un loco impulso de llegar a oponerme como pintan en las películas, por un segundo mi mente divagó y se imaginó a mí y a Marck huyendo mientras Aim soltaba una sarta de groserías detrás nuestro.

Me fui enterando del transcurso del evento por mi compañera que me iba informando, lo próximo sería la boda por el civil la cual también estaba dispuesto a evitar, pero en mi camino me topé con lo que había deseado mantener a muchos metros lejos de mí, a Marck con su ahora esposa.

Al menos parecía encontrarse en la misma situación que yo, fui lo más amable que pude y le hablé con la mayor cortesía posible, yo quería que la tierra me tragara, para fortuna de todos Sergio apareció, nunca creí que me alegraría tanto verlo, me hizo ir detrás de él diciéndome que había un problema, no sabía ni como sentirme, una vez apartados de los "tortolitos" se puso frente a mí.

—¿Cuál es el problema? —quise saber.

—Ninguno, todo está siendo perfecto.

Lo miré confundido, si el supuesto problema había sido un pretexto para zafarnos de la situación...Muchas teorías comenzaron a pasar por mi cabeza, quizás algunas más exageradas que otras, le debía atribuir eso a Marck, él pensaba demasiado y llegaba a conclusiones extremas.

—No quería que te sintieras en una situación incómoda, bastante debe serlo el hecho de estar aquí—soltó mirándome de forma seria, agradecía a las personas que te miraban a los ojos cuando te hablaban, pero es que con Sergio, su mirada era penetrante, apenas y parpadeaba. Sus palabras solo me hicieron sentir más pánico.

—Tú ... tú... sabes... que sabes... tú...—tartamudé sin poder decirle algo coherente.

—Era más que obvio Alan, mira yo no te juzgo porque mi hermano tampoco puso de su parte, aunque trato de entender por qué al final decidió estar aquí—mi cerebro no estaba funcionando de manera adecuada, lo oía como si me estuviera hablando en coreano. —Solo no quiero que te estanques por sus pésimas decisiones—continuó, lo más que pude hacer es asentir con la cabeza—gracias por haber estado con él, espero que tomes lo bueno que te pudo aportar y sigas a delante.

Me palmeo el hombro de forma paternal y sin añadir algo más, se dirigió hacia donde estaba a punto de llevarse a cabo la ceremonia civil.

Estaba bastante desconcertado, aun tratando de darle sentido a las palabras de Sergio, la poca concentración que había logrado se acabó disipando y volví a sentirme ausente.

Mientras se llevaba a cabo la boda por el civil, pude ocuparme en algo más, logrando seguir olvidando en la boda de quien estaba.

Lo malo fue que después del banquete no había ya nada que hacer, todo había salido tan perfecto, que mi única tarea era quedarme ahí al pendiente por si surgía cualquier cosa.

Aim obviamente destacaba, desde donde estaba podía ver como deambulaba entre las mesas sonriendo, aunque sin conocerla pude notar que su sonrisa era bastante falsa, Marck iba tras ella con una sonrisa tan tiesa que parecía que se la habían cocido, todo el evento era de ensueño, sin embargo, los novios no parecían encajar con lo bonito del ambiente.

Sentí un codazo, era de mi compañera, quien veía todo aquello con quizás cierta envidia.

—Te apuesto a que su vestido cuesta más de lo que tú y yo ganamos en un año—cotilleo.

—No deberías hablar así de nuestros clientes —respondí con una sonrisa.

—Bueno, solo es una observación—se excusó quitada de la pena—Por cierto, le pidieron a José Luis un baile sorpresa para los novios.

Dejé de mirar hacia los invitados y puse mis ojos en ella, como si no acabara de entender lo que me estaba diciendo.

—Ya sabes, el primer baile, supongo que el novio no te dijo nada ¿Verdad?

Era cierto, había olvidado ese detalle, aunque tampoco lo mencioné teniendo en cuenta como era Marck. Miré un momento a la pista antes de responderle, no deseaba ser testigo de ese momento, había intentado mantener mi corazón lejos de esto, pero se estaba volviendo imposible.

—¿García? —preguntó mi compañera poniendo su mano en mi brazo, bajé mi mirada hacia ella, intentando mostrarme neutral.

—Está bien ¿Qué canción elegimos?

—Oh ¡Ya se cual! ¿Me dejas encargarme? —me pidió entusiasmada.

—Claro, adelante. —concedí, ella se fue bastante emocionada parecía estar disfrutando el evento yo en cambio ya quería que acabara.

Mi compañera regresó justo en el momento en que José Luis, un compañero del trabajo quien estaba haciendo de maestro de ceremonias, anunció el dichoso baile, Marck parecía un tanto confundido, pero accedió sacando a bailar a Aim.

Ellie Goulding sonó por todo el lugar haciendo aún más mágico el entorno, aunque Marck bailaba con cierta torpeza, Aim parecía maravillada.

Para ser él, bailó bastante bien, quizás de algo le había servido lo poco que le había enseñado, mi compañera soltó un suspiro.

—Es tan romántico, quien no quisiera su boda así.

—¿No es demasiado?

—¿Qué quieres decir?

—No sé, siempre he tenido la idea en que entre más fastuoso el evento menos real es.

—¡No seas amargado García! Mira cómo se ven ¿No sientes el amor? —me atreví a ver hacia a ellos, había estado posando mis ojos en todo evitando mirarlos.

No podía decir si se percibía amor entre ellos, por cómo se miraban parecían estar manteniendo una conversación silenciosa, no obstante, dudaba que fuera precisamente algo romántico. Lo que más notaba era una complicidad entre ambos.

—Quizás —respondí dudoso.

Me sentía como un personaje de alguna novela dramática, observando a quien quería bailando con alguien más, ni siquiera podía sentirme mal, siempre estuve consciente del lugar que ocupaba en esa situación.

Presté un poco de atención a la letra, la canción escogida era demasiado cursi, pese a eso sin dudar, cualquier persona enamorada soñaría bailarla con quien amaba.

Sentí que se me estrujaba el corazón y la misma angustia que me inundó después de despertar y darme cuenta lo que habíamos hecho por el alcohol regresó a mi de golpe, no podía seguir soportando. Cuando lo miraba con Aim me era inevitable traer a mi memoria los mejores momentos que pasé con Marck y, por un momento, otro loco divague me hizo salir huyendo.

—Voy al baño—le anuncié a mi compañera, ella asintió con la cabeza, aun perdida en la escena "romántica".

Cuando me estaba yendo pude ver de reojo como Marck besaba a Aim en el momento culminante de la melodía.

El único lugar en el que pude esconderme fue el baño de invitados que era el más cercano, me quedé un momento viéndome frente al espejo, sintiéndome molesto conmigo mismo por tener una imaginación tan volátil. Mientras los miraba, por un instante, empecé a ser yo quien bailaba con Marck, era yo quien podía mirarlo de frente, por un estúpido momento, nos volvimos solo nosotros compartiendo un momento tan bonito, por esa razón salí corriendo, mojé mi cara tratando de despejarme.

Estaba por salir cuando escuché unas voces acercarse, por lo tanto, me metí al cubículo para no ser visto, no era adecuado que un empleado estuviera ahí para eso nosotros teníamos nuestro propio baño.

Siempre me había considerado alguien un poco chismoso, pero en ese instante poco me importaba escuchar conversaciones ajenas, sin embargo, no pude evitar prestar atención al notar que mencionaban a Marck.

—Me parece increíble que hayas aceptado esta boda—expresó una voz áspera.

—Mi yerno le puso empeño ¡Imagínate! Logró pagar todo esto—le respondió otra voz un poco más gruesa.

—¿No es el padre de la novia quien lo hace? —preguntó al primero que escuché...

Su interlocutor soltó una seca carcajada.

—Claro, pero ya sabes aquel dicho quien quiera azul celeste que le cueste.

—Muy inteligente—aprobó el otro hombre también riéndose.

—Ya se estaba queriendo rajar, pero a mi niña no me la dejan así como así.

—¿Limosnero y con garrote?

—Es lo mismo que pensé, le tuve que dejar bien claro que con mi hija no se mete nadie.

—Estoy más que de acuerdo compadre, Aim merece que le cumplan.

—Es lo mismo que le dije.

Sus risas continuaron, hasta que poco a poco se fueron perdiendo en el ruido de la fiesta indicándome que ya habían dejado el baño.

Salí despacio y me quedé parado de nuevo frente al espejo, pensando en lo que acababa de escuchar. Suponía que, por lo que conversaron, uno de los dos era el suegro de Marck, sentí una acidez en el estómago al recordar como habían hablado de él.

El enojo que había acumulado en las últimas semanas empezó a disminuir, a juzgar por la plática que acababa de oír, Marck acabó viéndose orillado a cumplir con la boda, lo cual daba sentido a su frasecita que me hervía la sangre solo de acordarme: No puedo dejar a Aim...

Nunca dijo no quiero, eso me llevaba a la conclusión de que, de no haber sido por el suegro ¿las cosas pudieron haber sido diferentes? Acaso él tuvo el pensamiento de dejarla... ¿Por mí? De nuevo me mojé la cara, estaba empezando a preferir hundir la cabeza para ahogar mis pensamientos.

Contrario a lo que uno esperaría, tener esa ligera sospecha no me hacía nada feliz, desde un principio nunca quise arruinar su relación, jamás quise ser la razón de discordia.

Ahora comenzaba a ver las cosas con mayor claridad, aunque eso me doliera, nunca hubiera podido ser feliz con Marck, el hecho de recordar cada día que provoqué una separación me haría vivir con culpa, nunca habría podido estar con la consciencia tranquila.

Lo mejor había sido que sus planes se cumplieran como debían ser desde el inicio, al fin y al cabo, yo solo fui una piedra en su camino.

Debía seguir adelante, tomaría lo que me había quedado más claro de las palabras de su hermano y continuaría con mi vida, aunque es más fácil decirlo que hacerlo, lamentablemente Marck no era el único de mis problemas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top