Llegada la hora de regresar a Corea, Wheein había hablado con sus padres para ir en el mismo vuelo de Byul, pero no accedieron por lo que irían un día después por cosas que debían terminar de cuadrar con los accionistas de su empresa. De rebelde quiso ir sola, pero Moonbyul le pidió que esperara a sus padres, que no se preocupara que ella la esperaría.

Moonbyul abordaría aquel avión cambiada, a NY había llegado una chica y a Corea regresaba otra, aunque en su interior siguiera siendo la misma.

Al llegar al aeropuerto de Corea todo se sentía algo melancólico, solo habían pasado dos meses pero siempre que viajaba extrañaba corea y a sus amigas aunque esta vez fue menos esa ansiedad por la compañía de Wheein.

Al llegar a la salida del aeropuerto estaban Hyejin y Somi para recibirla quienes se vieron impactadas por el cambio de su amiga.

Ahora tenía el pelo mucho más corto que antes, decolor naranja o intermediario entre rubio y rojo. Usaba lentes de contacto,Wheein se había deshecho de sus HarryPotter como le decía en broma porque decíaque la hacía ver como toda una nerd y aunque fuera verdad no tenía por quédemostrarlo. La ropa y zapatos que estaba usando lo había escogido luego de unapráctica de gustos que Wheein le dio por varios días.

Sus amigas quienes al comienzo tenían muchas ganas de verla ahora estaban en shock por aquel cambio tan radical. Se acercaron y la apreciaron de cerca. Se veía más confiada, segura y atractiva.

— Quién eres y dónde está mi mejor amiga— insinuó Hyejin.

— Eso, ¿dónde está nuestra Byul? — decía tocándole la cara y estrujándosela.

— No...no les gusta mi cambio— dijo volviendo a su burbuja y perdiendo la confianza con la que había llegado al país.

— Si, si es nuestra Byul— dijo Somi para luego reír por la pérdida de confianza de su amiga.

— No Byul, te ves genial, es que wow, que cambio— dijo Hyejin y Somi no paraba de reír.

— Ven, ese es el resultado de que Byul se relacione, cuéntales— intervino su madre saludando a las chicas y luego besar la frente de su hija.

— ¿Qué harás? ¿vienes con nosotros o te pondrás al día con tus amigas? — pregunto antes de subir al auto.

— Iré con ellas.

— Más bien ellas irán contigo, tu auto está en el parqueo, le pedimos al secretario Nam que trajera tu auto, ten— dijo el padre de Byul lanzándole las llaves y ella las atrapa con torpeza.

— Este es nuestro regalo, diviértete con tus amigas— dijo su madre y su padre arranco el auto para irse.

— WOW, ¿tus padres ya no nos odian? — pregunto Somi con expresión de asombro.

— La verdad desde antes de irnos a New York, solo que no me lo habían dicho, pero venga vayamos a buscar mi auto— dijo Byul mostrándose más segura.

— Sí que me gusta esta Moon byul Yi, pudiera enamorarme de ti— dijo Somi haciéndole señas de corazón con los dedos llevando a reír a las otras dos.

Encontraron el auto con algo de trabajo y en el camino iban cantando y las que no manejaban bailando al son de la música del auto.

Aquella tarde Byul les contó todo lo que le sucedió en NY. Las chicas se burlaron por cómo se dejó intimidar por Wheein cuando la conoció, Hyejin se molestó un poco por la forma en que la había tratado, pero luego se calmó al saber todo lo que hizo por su amiga.

Byul le enseño las fotos que se había tomado con Jung mientras que Hwasa y Somi prestaban mucha atención, aunque esta última siempre se burlaba y la pelinegra se mantenía atenta.

Wheein llegaría el sábado, por lo que Byul fue al aeropuerto a buscarla. Esta la abrazó como si hubiese pasado una eternidad desde la última vez que la había visto. Sin mucho que hablar se fueron juntas en el auto de Moon mientras que esta seguía el de los señores Jung hasta su nuevo hogar. En el camino la más joven le preguntó sobre cómo habían reaccionado sus amigas con su cambio y lo único que hacía era reírse y decirle que sabía que reaccionarían así cuando viesen su creación.

El nuevo hogar de Wheein tenía piscina así que le sugirió a Byul que invitase a sus amigas para conocerlas y hacer una minifiesta para ellas mismas y así hacer confianza. Sin protestar accedió y las llamo para que se preparasen. Byul fue a por ellas y en menos de dos horas ya estaban en la casa de la nueva miembro del grupo.

— Chicas, esta es Wheein, la responsable de mi cambio de imagen— dijo parándolas de frente.

— Además de tu forma de actuar— agregó Wheein riendo.

— Es lo mismo, Wheein— protestó —estas son Somi quien es menor que nosotras y va para segundo año de la universidad y Hwasa, como a veces la llamamos, su nombre real es Hyejin, está en último año como nosotras— dijo señalándolas respectivamente a ambas.

— Oh, mucho gusto, Byul en un día nos ha hablado mucho de ti— dijo Somi quien con mucha confianza tomo la mano de la chica para un saludo cordial.

— En verdad eres más linda que en las fotos que Byul nos mostró, ¿verdad Hyejin? — pregunta mirando a la nombrada quien se veía analizando a la chica nueva — Hyejin, ¿estás ahí?

— Eh, si, eres muy linda— dijo cerrando la boca puesto que desde que había visto a Wheein su mandíbula no dejaba de caer.

Esa tarde las chicas comenzaron a conocerse y hacer confianza entre ellas. Wheein les dijo como Byul le conto sobre lo que le sucedió y como tenía ganas de abofetear a esa chica. Somi lo único que hacía era burlarse y decirle a Byul que ya no era solo Hwasa sino dos chicas las que serían su guardaespaldas.

Al ser tarde las chicas terminaron por hacer una pijamada. Hyejin, que era la más corpulenta, uso un pijama que Wheein nunca había usado, puesto que le quedaba grande, aunque era gracioso verla con un pijama que hacía referencia a su apodo de leona, tenía incluso una cola, y el gorro del pijama forma de orejas de león. Aquello le hizo la noche a Somi a costilla de burlarse de Hyejin.

Una sangrienta guerra de almohada se llevó a cabo saliendo Byul la más perjudicada al ser la más delgada y Hwasa la vencedora dejando todas a sus pies y Somi bromeando como siempre.

— Oh, mi reina y campeona qué puedo hacer por usted— repetía Somi arrodillada en el suelo para luego que Byul y Wheein le siguieran el juego.

Aún faltaban dos semanas para que empezaran las clases, suficiente tiempo para hacer de las suyas y conocerse más.