9. Sólo, y sin molestar a nadie

5 MESES DESPUÉS

Ya son las nueve de la noche y aún no hice ningún avance. No paraba de llorar y de negar todo lo que le decía. Me estaba quedando sin recursos, y yo sé que tuvo algo que ver en aquella noche.
Había apagado las luces del lugar, y utilicé la sala de estar como interrogatorio.
Caminé de una lado a otro esperando una respuesta impaciente.
Miré de reojo su cuerpo que temblaba al mismo tiempo que sus ojos se inundaban de lágrimas.
Ridículo.

—Preguntaré otra vez —miré la identificación de su billetera nuevamente —... Logan, ¿Cuándo fue la última vez que viste a Derek? ¿Qué tipo de trabajo hicieron?

El chico negó una y otra vez al borde del llanto, me acerqué y le saqué la cinta de la boca.
Saqué un arma y la coloqué sobre su mejilla.

—Juro que no sé donde está —reprimió un grito ahogado —. Por favor, por favor.

—¡Cállate! ¡Cállate! —cerré mis ojos y volví a caminar de un lado a otro, y sin poder controlar mi ira le pegué con el mango del arma, al segundo su labio comenzó a sangrar —. Estabas en la base de datos, tú hace seis meses pasaste cerca de la avenida principal con automóvil —lo señalé amenazante —. ¡Y no me digas que estabas en tu casa porque ya me cansé de que mientas!

Sentí como el enojo se hacía parte de mi ser y me cegó por completo.
Le pegué un par de veces más, intentando largar de alguna forma esa energía desbordante.

—¡Está bien! —su grito hizo de que me detenga —. Esa noche Derek me hizo averiguar la dirección de un apartamento, lo único que hice fue pasar por el frente y confirmar que el lugar existía, nada más ¡No le hice nada a nadie! ¡Lo prometo! —temblaba a cada momento que decía una palabra, su voz se quebró y apretó sus manos que estaban atadas en una silla —. Déjame ir, Derek siempre me usó pero nunca supe para qué. Me tenía amenazado, él sabía de mi madre yo sólo quería protegerl...

No le dejé terminar la oración ya que le disparé en la cabeza.
Sé que no miente, pero aún así es peligroso dejarlo libre, podría decirle a Derek o hablar con la policía. No podía arriesgarme.
Suspiré profundo viendo toda la sangre que comenzaba a brotar de su frente.
Saqué el silenciador del arma, y la guarde en un bolso al igual que mis guantes.
Algo desorientado me miré en el reflejo de la ventana. La noche era fría y la luna estaba radiante, y allí estaba yo con algunas gotas de sangre sobre mi rostro.

—Mierda —dije limpiando mi mejilla.

Antes de salir de allí, me detuve a ver un pequeño retrato de Logan y su madre quien estaba en silla de ruedas.
Arrugué mi frente y elevé mi mentón sin sentir remordimiento.
Apreté el collar de Mailen sobre mi cuello y susurré.

—Ya falta poco —dicho eso salí cubriendo mi cabeza con mi buzo negro, y sintiendo el humo salir de mi boca por aquel frío tan agobiante.

Me subí al auto y froté mis manos intentando generar calor.
Me fijé en la hora y arranqué el auto. Todavía hay tiempo, no creo que llegue tarde.
Miré de reojo el regalo envuelto en los asientos traseros junto a mi bolso.

***

Toqué dos veces la puerta y me sentí algo nervioso al oír las voces de fondo.
El rostro de Isaac se asomó sonriente y golpeó mi hombro, hacía unas semanas que no nos veíamos.

—Llegaste —sonrió —. Pasa, pasa, Lizzie debe estar en el sillón con los mellizos, ¿Cómo has estado?

Apreté el regalo sobre mis manos —. Bien.

Lo esquivé y busqué a Lizz, la cual ya se había puesto de pie sonriente.
Corrió hacia mí y me abrazó fuertemente. Cerré mis ojos sintiendo sus bracitos, y la alcé apretando mi agarre en ella. Hacía mucho no la veía, no puedo creer lo grande que está.
Siento que su corazón latía super fuerte, se notaba que me extrañaba tanto como yo a ella.
Mi pequeña Lizzie.

—Feliz cumpleaños princesa —le entregué mi regalo con una sonrisa, de un momento a otro me sentí más relajado —. Espero que te guste.

—Gracias —dijo con brillo en sus ojos —. ¡Es un juego para hacer pasta! ¡Ya quiero probarlo! —saltó emocionada de un lado a otro.

—Me desespera el desastre que hace Isaac en la cocina, y ahora tendré a dos monos intentado cocinar —dijo Gabi de brazos cruzados y con una leve sonrisa.

Sonreí de costado y me puse de pie para saludar al resto de los invitados.
Le tendí la mano a Theo y luego a Ben, ambos se lo veían felices. Alcé mis cejas al ver al nuevo integrante.

—Hola Tyler —dije en modo de saludo —. ¿Cómo estás?

—Todo bien —sostuvo la mano de Ben sonriente —. Por cierto, gracias por la invitación —elevó su mirada hacia Isaac y Gabriela.

—No hay nada que agradecer, ya eres parte de ésta familia —dijo Gabi y acarició su hombro.

Theo bajó su mirada y se cruzó de brazos algo inquieto —. Esto... voy a aclarar lo obvio, pero si llegas a dañar a mi hermano te las verás conmigo.

Tyler se puso tenso sin saber que hacer o decir, por lo que Isaac hizo un fuerte sonido con sus manos cortando la tensión del ambiente.

—¡Bueno! Ahora que llegó Trevor podemos cortar el pastel —dijo Isaac emocionado.

Suspiré profundo y me limité a ver de reojo a Judith junto a Tom.
Recuerdo el día en que Tom volvió en sí, y me dio envidia haber visto los ojos de Judith iluminarse de felicidad. Ella había podido recuperar el amor que perdió, mientras que yo en silencio cortaba clavos aguantando mi angustia, mi soledad.
Me sentí molesto porque con el regreso de Tom, el recuerdo de Mailen se volvió más pequeño. Como si su muerte fuera susplantada por el regreso de él.
No negaré que todos sufrimos su pérdida, pero no pude evitar percibir que Mailen fue olvidada repentinamente.
Recuerdo el alivio de todos al darse cuenta que podíamos volver a nuestras vidas, debido a que el tratamiento de Tom había finalizado y ya no habían más ondas del Signum dando vueltas en el aire.
No sé en qué momento dejé de sentir, me volví frío, desaparecí por un tiempo, me volví obsesionado con encontrar a Derek y no me detendré hasta lograrlo.
No me importaba si hacía cinco meses venía luchando solo, no me importaba si la mayoría olvidó o sanó la herida.
Yo no pude encontrar la cura al dolor, todavía la sigo buscando sólo, en silencio, sin molestar a nadie.

Mientras todos cantaban el feliz cumpleaños, me sumergí en mis pensamientos. Observé a cada uno, pareciera que todos se movían en cámara lenta y pensé en que haría Mailen en un momento como éste.
Seguramente robaría bocados del pastel sin que nadie lo notara, estaría abrazando todo el tiempo a Lizzie, le haría un vestido mágico como el de las películas, contaría chistes malos, me tomaría la mano y haría una mueca para hacerme sonreír.
Fruncí mis entrecejo y sin darme cuenta, estaba en un trance quieto e inmóvil.

—¿Estás bien? —susurró Isaac en mi oído mientras el resto seguía festejando.

Sus palabras me devolvieron a la realidad. Cerré mis ojos y sacudí mi cabeza.
—Sí, sí, sí, estoy bien —le sonreí y golpeé su hombro tratando de tranquilizarlo —. Es solo que no puedo creer que Lizzie haya crecido tan rápido.

Isaac me rebajó con la mirada algo dudoso y me sonrió de costado —. Sé que me hablarás tarde o temprano, a mi no me engañas. El resto puede que te vea bien, pero yo sé que por dentro eres un remolino que está destruyendo todo tu interior.

—No sé a qué te refieres, estoy bien hermano, en serio —me puse de pie con una sonrisa —. Vamos con nuestra hermanita, de seguro quiere que nos saquemos una foto con ella.

—No creas que te salvaste, después quiero hablar contigo —dijo mientras lo empujaba hacia donde estaba el resto.

El tiempo pasó más rápido de lo que me hubiera gustado, hacía unos minutos Judith se había ido junto con Tom, me había echo el distraído para no saludarlos. No sé, todavía no me siento cómodo con la situación. Quedaron muchas cosas sueltas de mi parte, y sinceramente no tengo el interés ni las ganas de discutirlo.
Hacerlo ya no cambiaría nada, no valen la pena, tengo cosas más importantes que hacer con mi tiempo.
Hice el intento de irme, pero Isaac todavía no me dejaba. Me desespera un poco su insistencia.
Finalmente los mellizos y Tyler se fueron, y Lizzie estaba tan cansada, que Gabriela la llevó a la cama.
Ahora solo estamos Isaac y yo, sentados en la mesa y con las miradas conectadas. Como si cada uno nos intentábamos leer la mente del otro.

—¿En qué piensas? —dijo finalmente.

—¿Tú en qué piensas? —llevé las manos a mi nuca y suspiré profundo.

—En que me ocultas algo —alzó una de sus cejas y no titubeó ni por un segundo.

Sonreí de costado intentando liberar un poco la tensión que se había formado.
—¿Ah si? Pues estoy siendo transparente como el agua —elevé mis brazos de forma exagerada.

Isaac hizo una mueca disgustado y se puso de pie. En silencio lo observé buscar algo entre unos libros, y sacó un par de informes que los arrojó sobre la mesa de forma brusca.

—Mira eso, y luego responde mi pregunta de nuevo. Te doy una oportunidad más Trevor —dijo de brazos cruzados y tomó asiento de nuevo.

Me incliné y tomé los papeles para darles una rápida leída.
Tragué fuertemente al ver que eran fotos de dos personas que había matado hace uno o dos meses atrás.

—Pobres tipos, se nota que sufrieron —dije tranquilo y sin remordimiento —. Si me hiciste quedar para mostrarme fotos, supongo que ya me puedo ir —me puse de pie y fui hasta la puerta, pero la mano de Isaac se apoyó en el marco con fuerza bruta.

—Mírame a los ojos y dime que no tuviste nada que ver en eso. Dime que si hubieras encontrado algo relacionado con Derek me lo hubieras dicho, como me lo habías prometido —sus ojos brillan y su rostro muestran una seriedad infernal —. ¿Por qué llegaste tarde hoy? ¿Qué estuviste haciendo?

Reí por lo bajo y luego me detuve en su mirada —. No tuve nada que ver con esos asesinatos, y si llegué o no tarde no es de tu incumbencia. Ahora ¿Me puedo ir?

Isaac abrió la puerta de un tirón y antes de que salga, él me detuvo con su mano en mi hombro —. Te estaré vigilando, a mí no me veas la cara de estúpido. No nací ayer, y conozco cada una de tus facetas.

Me liberé de su agarre y salí en una caminata tranquila hasta mi auto.
Me subí, abroché mi cinturón y saqué una agenda de la guantera.
Taché el nombre Logan de la lista, y me fije en la siguiente víctima.
Apreté mi mandíbula y mis nudillos se hicieron blancos por la presión que hice en el volante con mis manos.
Apreté la cadenita de Mailen una vez más sobre mi cuello, y arranqué sin dejar de pensar en Derek.

Nota autora:
Alo, ¿Cómo están? Eh aquí el capítulo, cuéntenme que les pareció, ¿Qué piensan de Trevor?
Nos leeremos pronto❤️
Isaac y Gabriela en multimedia.
Canción: “la tristesse du diable”

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