CAPÍTULO 4

• • •

Narra Link:

Sentí que esta chica era la que escuché ese día. No podía estar seguro, ya que había otra chica con ella ese día. La miré de reojo y estaba usando un atuendo bastante peculiar. Era una falda bastante corta de color azul con dos franjas blancas al fondo. Su camiseta era tipo marinero lo cual me sorprendió aún más.

Me le acerqué ya que esta estaba retrocediendo. Estiré mi mano para mínimo decirle que no le haría ningún tipo de daño, pero se negaba a escucharme.

—Tranquila no voy a herirte.— me acerqué aún más y la pude ver con más claridad. Era de ojos cafés y pelo café un tanto largo. En un leve instante la vi chocar con la pared que le impedía retroceder mas. —. Oye por favor, tranquila, no te haré nada.

—¡No puedes estar aquí!— gritó dejándome confundido pegando sus palmas a la pared. —. ¿Qué acaso el café de Naomi tenía droga?

Arqueé una ceja al escucharla mencionar la palabra "droga". Suspiré y supuse que sería complicado hacerla comprender ya que ni podía acercarme.

—¿Qué es eso?— en un instante me miró con las mejillas poco a poco tornándose color rojo. La escuché suspirar y pensé que no quería decirme ni mirarme, ya que estaba con la mirada clavada al suelo.

—Nada, es algo malo para el cuerpo... Link, ¿qué haces aquí?— me miró ya más calmada, suspiré y alcé los hombros intentando decirle un "no sé" por respuesta. —. Bueno bueno, Dios dime que esto es un sueño.

Reí y me miró confundida con sus mejillas aún rojas. Me le acerqué y la pude ver mejor. Era una chica muy linda, pero recordé que vine sólo al mundo real para protegerla de todo mal. Suspiré un poco decepcionado.

Retrocedí y pudo avanzar con confianza a mi dirección. Sonreí y noté como sus mejillas volvían al tono anterior. —¿eso es un sonrojo, verdad?— nuevamente me miró un tanto alterada y obviamente confundida.

—Sí, pero en serio... ¿qué haces aquí?— no paraba de rogar por explicaciones de porqué estoy aquí. La verdad no sabía si decirle de una vez; pero supe que sería mala idea y que no me iba a comprender.

—No sé exactamente porqué estoy aquí, pero me alegro de conocerte. ¿cómo te llamas?—

—_______, es maravilloso tenerte aquí Link; pero sigo sin entender el por qué.— me le acerqué aún más y reí al volver a ver el tono rojo en sus mejillas que me intrigaba un poco.

—Y... dime ______, ¿cómo es este mundo?— la escuché reír ya que notó mi cara de confusión al ver una ciudad y no un pueblo como en Hyrule. —pues, es igual que el tuyo, claro, quita la maldad pero es casi similar. —me dijo.

Suspiré provocándole otra risa; tenía que admitir, tenía bonita risa, pero eso no cambia la tercera regla de las Diosas. En ese instante sonó mi estómago, y pude recordar que no había comido nada las últimas dos horas. Ella me miró tiernamente y se me acercó.

Colocó su pequeña mano en mi abdomen y me miró a los ojos con una linda sonrisa. —¿Tienes hambre?— sonreí tímidamente al sentir su dulce, pequeña e indefensa mano en mi abdomen. Asentí y enseguida la retiró. —sígueme.

La acompañé hasta las escaleras y vi la cocina de estilo moderno frente a mi. ______ estaba delante de mi y vi tres bancos en el cual me indicó que tomara asiento. Los miré curioso y me senté en el central.

Narra ______:

No podía creer lo que acababa de ocurrir. Link estaba en mi casa. Pensaba que el café de Naomi tenía droga lo cual sería bastante obvio, ya que ella es la gata que se droga. Suspiré cuando escuché el estómago de Link rugir. Por alguna extraña razón toqué su abdomen y me ofrecí a prepararle algo de comer.

—Bueno, espero que sea de tu gusto, ya que en Hyrule sólo te alimentas con pociones— lo vi asentir sin dejar de mirarme, lo cual obviamente me provocó un sonrojo como los pasados. Dejé un plato con sushi listo en la mesa esperando a que diera el primer bocado. —es especial para ti Link, lo hice con... de acuerdo, mejor guardo silencio y te dejo comer.

Se echó a reír al escuchar mi absurdo comentario. Me alejé un poco de él para darle su espacio, sólo que en ese momento tomó mi mano deteniendo mi escape. Me sorprendí al inicio; luego lo miré de reojo y estaba con una cara de confusión. —¿No vas a estar conmigo?— su mirada era cada vez más adorable, no podía decirle que no a alguien como él.

—Sí; sólo que pensé que querías que te dejara comer, por eso me iba a ir— negó con la cabeza y por un momento me sentí especial.

—Quédate conmigo por favor— sentía nervios al arruinar este día con cualquier comentario tonto que pudiera decir. Asentí y tomé asiento a su lado con una sonrisa y el mismo molesto sonrojo de diario.

Ambos estábamos comiendo el sushi que preparé especialmente para él. Admito que me quedó rico, ya que normalmente cocino fatal. Cuando miraba tras la ventana, sentía la mirada de Link posarse en mi, lo cual se me hacía extraño e incómodo; ya que no me considero tan bonita como para que alguien como él me mirara.

En ese momento recordé lo que mi hermana me había dicho. No podía creer que no me había acordado del café en mi cabello; siempre he sido irresponsable y olvidadiza, suspiré nerviosa deseando que no lo notara. Lo miré y él no dejaba de verme, quería preguntarle, pero a la vez quería irme al recordar el café.

—________, es un nombre muy bonito la verdad— lo escuché murmurar haciendo que lo mirara de nuevo, sólo que esta vez él estaba mirando la ventana por la cual miré hace pocos minutos. —cocinas rico _______, quisiera que me enseñaras algún día, la verdad.

No pude evitar sonreír de una manera medio burlona. Lo cual me miró un poco confundido, admiraba su ternura con el simple hecho de verle; reí y lo escuché reír conmigo. —¿Qué sucede _______, estás bien?— con mi dedo índice afirmé dejándolo aún más confundido, lo cual me causó más gracia.

—Oye Link, mejor vamos a mi habitación; debo hacer algo— me miró y asintió. Ambos nos levantamos y fuimos a mi habitación.

—No pude admirar tu habitación _______, es muy bonita, ya que estoy por cada pared de ella— me detuve al instante y lo sentí chocar contra mi espalda. —¿Qué pasa _______?

No me había acordado que en mi habitación tengo pósters y dibujos de él, por eso mencioné que soy olvidadiza y distraída. Volteé mi cuerpo para tenerlo cara a cara, rasqué mi nuca junto con un sonrojo mostrarse en mis mejillas. —Por favor, ignóralo— me miró curioso y creí que era para molestarme, negó con la cabeza y rodeé los ojos, lo escuché reír de nuevo.

Ya en mi habitación, abundó un silencio incómodo en el cual Link pudo admirar más de cerca mi habitación, pósters y dibujos. Suspiré y le dije con voz un tanto ahogada: —Link, ahora me meteré a bañar, no tardaré mucho. Puedes mirar mi cuarto pero no toques nada por favor— apunté con mi dedo a su dirección y rió de nuevo mirándome, luego se me acercó.

—Te esperaré aquí _______— sonreí antes de darme la vuelta, entrando a mi baño me desvestí y me empecé a duchar.

—¿Qué hace Link aquí?— me quedé realmente confundida al verlo aquí, esa pregunta no paraba de girar en mi mente, lo cual me desesperó.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top