CAPÍTULO 37

Narra __________:

Al sentir el agua correr por mi cuerpo me sentía tranquila. Pensando en cómo estarían mis amigas y cómo estaría Andrea. He pensado en ellas y en cuanto extraño a Andrea, aunque ella haya sido muy grosera conmigo uno que otro día, la he echado de menos.
Comencé a tararear una canción que cantaba cuando era pequeña, sentí un resplandor de luz dejándome curiosa por saber. Era el brazalete que Andrea me había regalado, recuerdo cuando y como fue al recibirlo.

*FLASHBACK*

Estaba lloviendo y hacía frío y era claro que regresaríamos a casa temprano. El campo estaba oscuro y un poco iluminado gracias a la luz de la luna. He querido tener un pequeño brillo de parte de la luna, al saber que era hermosa y más, cuando brillaba.
Andrea estaba en casa mirando la televisión mientras yo leía mis Fanfic. Era divertido pasar días en el campo leyendo mis historias, pero era aburrido y una tortura no ver mi habitación y dormir en el suelo, con un simple saco de dormir. Pero he reconocido que ver el cielo estrellado y la luna, era una música conmovedora y un obsequio regalado para y por todos.

—Oye ___________, quiero regalarte algo. —dijo Andrea apagando el televisor mirando a mi dirección. Guardé mi celular y la vi sacar algo de su bolsillo. Un hermoso brazalete que brillaba como la luna lo hacía. —. Sé cuánto te gusta la luna y quise darte esto. Lo compré antes de venirnos para acá. Espero que te guste.

Lo tomé y me lo puse en la muñeca, apreciando el brillo de aquella gema que tenía. Miré unos segundos a Andrea y estaba regalándome una sonrisa igual de brillante como ambas: la luna y el brazalete. La abracé con fuerza mientras reía y le agradecía. —. Gracias Andrea, te quiero mucho. —

—Yo también _________. —dijo correspondiendo el abrazo, susurrando: —. También te quiero...

*FIN FLASHBACK

De un momento para otro miraba detenidamente cada parte del brazalete. Una traviesa lágrima se había deslizado por mi mejilla hasta caer junto con el agua de la ducha. Intentaba no llorar ni parecer que no soportaba estar en Hyrule sola. Sea difícil la situación, pronto sé que no me gustará mucho la estancia.

Con Ilia aquí las cosas se podrán complicar un poco con mi relación con Link. Sequé las traidoras lágrimas y continúe con mi baño de calma con mis ojos finalmente cerrados.

• • •

Después de aproximadamente media hora, salí de la ducha y cogí mi ropa. Me daba lo mismo salir como aldeana del pueblo, quería sentir una vez más la "estancia" en mi mundo.
Tomé una camisa negra larga y unos pantalones, acompañándolos con mis botas. Sequé mi cabello con la toalla y después lo cepillé. Mirándome al espejo, recordaba el baño de la escuela y cuando justo Link apareció.

Me apoyé en el mármol del lavamanos y suspiro pesado. Miro nuevamente por unos segundos más el espejo y opto por salir de este y desayunar.
Al bajar las escaleras y mirar la cocina vacía volví a suspirar pensando en que Link se pudo haber cansado de esperar. Me senté en la silla y comencé a comer sin él presente. Me moría de hambre, pero tampoco quería hacerlo esperar más.

—Link dijo que cocinaba mal... me mintió. Cocina mejor que yo. —pensé mirando nuevamente mi plato lleno al saber que tan bien sabía. Siento que es mejor de lo que he hecho y de lo que Andrea hacía—. Me gana. Definitivamente.

Unos minutos después, terminé de desayunar y lavé el plato dejándolo guardado en un gabinete de abajo. Fui arriba por última vez y me lavé las dientes.
Una vez fuera, miré por la ventana de la habitación principal y escuchaba risas, pero no veía nada. Bajé las escaleras con rapidez evitando caer y salí de casa. Estaban las puertas del pueblo abiertas, pensé en ir, pero no quería preocupar un poco a Link.

—Por mientras... me pondré a dibujar... aquí lo estaré esperando. —dije mirando de nuevo la casa y suspirando una vez más, un poco nerviosa. Al subir las escaleras y antes de abrir la puerta, escucho una risa venir de abajo y de aquel túnel que llevaba a la fuente.
Me escondí a un lado y pude ver de a poquito la escena. La voz era de Ilia, pero venía con alguien más el cual no identificaba, aún. Saqué mi cabeza y los vi: Ilia y Link se estaban abrazando.

—Gracias por acompañarme a bañar a Epona Link. —en ese momento me había dado cuenta de que Epona no estaba. Gruñí un poco por recordar lo despistada que soy—. Espero y que vengas con nosotros esta noche a Kakariko.

—¿E-Esta noche? —de pronto se escuchó la voz ahogada de Link. Estaban hablando de Kakariko, uno de mis lugares favoritos en Hyrule. Miré por una última vez la puerta y luego luego el suelo. No tenía caso estar aquí fuera escuchando algo que no me incumbe.
Entré a casa con cuidado para que no me vieran aparecer mágicamente y que pensaran que escuché todo.

—¿Le... puedo decir a ________ si gusta venir? —al cerrar la puerta con delicadeza lo pude captar con claridad. Link le preguntó a Ilia si podía ir, me hubiera encantado ir, pero no pienso acompañarla, esté Link o no.

• • •

Subí las escaleras y saqué fuertemente la maleta de abajo de la cama. Busqué mis cuadernos y lápices para comenzar a dibujar. Miré la cama y luego luego me encimé en esta para dibujar como lo hacía en casa. Tomé mi celular del bolsillo de mi pantalón y puse mi música, con la que solía hacerlo.

—Espero y no molestar a nadie del pueblo... —dije subiendo un poco el volumen. Tracé a Link en mi cuaderno y al hacerlo, mis mejillas ardían muy poco. Sonreía mientras lo hacía y movía mis pies al son de la música.

—¿Ya habías salido de la ducha? ¿A qué horas? Perdón... estaba con Ilia bañando a Epona. —en ese momento, se escucha la áspera voz de Link en la habitación. Callé la música y por reflejo me senté en la cama mirándolo—. ¿Qué dibujas?

Se acercó a mi y pudo ver mi dibujo incompleto de él. Me comencé a pasar la mano por mi cuello incómoda al ver como lo miraba. Sonreía tímida, pero mi mano no se podía separar de mi cuello.

—Pues... —tartamudeé un poco sintiendo un frío correr por mi espalda. No hace falta decirlo cuando uno mismo puede verlo ¿no?—. Pues tú ya lo ves... pensé en ti, y no pude evitar no dibujarte.

—Tranquila _________, no me molesta, me siento especial. —sonrió. —. Pero ahora que estás aquí... quiero preguntarte algo.

En ese segundo, pensé en Ilia y lo que habían dicho fuera. Si piensa llevarme a Kakariko con ella, me niego a ir. Suspiró al igual que yo, ambos un poco incómodos. Entrecerré mis ojos mordiendo mi mejilla, mirando el dibujo, jugando por último con mis manos.

—¿Te gustaría ir a Kakariko? —dijo sonriendo tratando de calmar un poco el ambiente. No mencionó a Ilia, pero no quería preguntar—. ¿__________?

Una vez más lo miré a lo ojos, se encontraba confundido y más porque no respondía. Él sabe que amo Kakariko, pero ir con Ilia, no me apetecía demasiado. Al verlo, sus ojos me daban calma, pero parece que los míos a él no le daban la suficiente.
No tenía otra opción si quería calmarlo un poco, tenía que preguntar: —Link... una duda... —dije seco, alertándolo un poco más, fallando lo que quería—. ¿Va a ir... Ilia?

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