Prólogo (Primera parte)


Hey, fabulosa nota de autora antes de iniciar <3

Por favor, léanla :'v

Bueno, la descripción lo da a entender, pero esto será un hetaliaxlectora, así que disfrútenlo (?). Tengo que aclarar que el romance aquí va a ser lento, es decir, no van a besarse y amarse a los dos segundos de conocerse :v

La historia va a ser larga, y al acabar haré un final para cada chico en capítulos separados. Hay otras chicas en la historia además de la protagonista, así que solo díganme si quieren finales yuri, no tendré problema en añadirlos (∩ ͡° ͜ʖ ͡°)⊃━☆゚. * ・ 。゚(?).

Esta historia va a tener un pequeño juego integrado (yaay! :'D). Algunos capítulos van a tener referencias a otras cosas, así que al final de cada cap les diré cuantas referencias hay y qué tan obvias son, y las que quieran jugar pueden comentar las referencias que encuentren (les regalaré una galletita ;^D okno).
Eso es todo, disfruten de la historia~

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La joven ingresó al local luego de haber estado jugando con unos niños pequeños en el parque. Tenía sed, así que pensaba pedir una bebida simple y regresar a casa.

Se sentó en una mesa a esperar que la atendieran. Al cabo de unos segundos apareció un camarero.

—Bienvenida, ¿qué le apetece?—preguntó.
—Solo agua, por favor. — dijo ella sin dudas.
—Lo siento, nuestro camión con el agua de esta semana aún no ha llegado. — respondió apenado el camarero, como si ese tema fuera recurrente en el local.

Ella tenía cerca de veinte años para cuando todo sucedió.
Su nombre era (T/N) (T/A), una joven agraciada de grandes y relucientes ojos (C/O) atentos a su alrededor. Llevaba el cabello (L/C), suave y de color (C/C). Era bastante alta, aunque no tanto, y se sentía orgullosa de eso, pues sus amigas siempre decían que querían ser tan altas como ella. No tenía cuerpo de modelo, pero sus curvas eran bien bonitas y estaba bien formada, ya que hacía ejercicio por afición. Su deporte favorito era el béisbol, lo jugaba con sus amigas dos días a la semana y era bastante buena como bateadora.
Era calmada y amable. Podía ser algo mandona, pero solo cuando la situación lo requería. Prefería mantenerse en silencio y analizar las situaciones antes de actuar de improviso, por lo que normalmente era bastante callada. Con la gente cercana a ella era graciosa y gentil, no sonreía demasiado, pero eso hacía que cada extraña vez que sí lo hacía se sintiera muy tranquilizador para los demás. Sus amigas decían que verla sonreír con seguridad les aseguraba que todo iba a estar bien.
No le gustaba demostrarlo demasiado para no resaltar entre la gente, pero era muy ágil y flexible. Sus padres la habían inscrito en gimnasia desde pequeña, así que su cuerpo había crecido para acostumbrarse a eso. Era también bastante ingeniosa. Sí, le costaban algo las matemáticas, como a casi todo el mundo, pero usualmente se las ingeniaba para salir de aprietos.
Mientras ella no se consideraba a sí misma una "otaku", sí le había agarrado el gusto al anime y manga. Todo porque una de sus amigas leía y veía estas series, así que había visto y leído algunas sagas, se desenvolvía con unas cuantas "jergas" de ese tipo y se sabía los nombres de varias series conocidas debido a su amiga, pero su gusto no llegaba al punto de ser tan fan como lo era su compañera. Y lo mismo era para los videojuegos (había jugado unos cuantos) y gran mayoría de libros (había leído un par de sagas), pues su grupo de amigas consistía en cuatro chicas con gustos diferentes que disfrutaban de compartir entre ellas y escuchar de las demás cosas nuevas.

Llevaba una vida normal. Chateaba con sus amigas, pues se encontraba estudiando fuera de su país gracias a una beca. Leía, escuchaba música, salía a caminar, comía dulces, hacía ejercicio y estudiaba. Disfrutaba de la vida tranquila, de girar bajo la lluvia en un parque, de la sombra de un buen árbol en verano, de meter los pies en un río limpio cuando hace calor.
Veía las noticias en las mañanas, solo para enterarse de las cosas que pasaban. Hablaba con sus padres por internet cada cuanto tiempo para contarles cómo le iba en los estudios y decirles que estaba bien, que nada le había pasado.

Ahora solo podía recordar con nostalgia la última vez que les había hablado, el mismo dos de mayo de hacía un año y algo más.
El infame día en que las vidas de todos se vinieron abajo.

(T/N) estaba ahora envuelta en una capa color tierra, bajo la cual llevaba una gruesa casaca verde estilo militar que le llegaba hasta antes del ombligo, con un bolsillo en un lado del pecho. Bajo eso traía Traía un grueso y ancho cinto de cuero que cubría su abdomen y cintura, ajustado por dos correas que cruzaban disparejas por encima. Una especie de riñonera resistente con gran cantidad de bolsillos que colgaba a la derecha de su cintura y se sostenía por abajo de su pierna derecha. Pantalones de color caqui y botas militares negras –a las que les había cosido un borde de tela del color de la casaca porque le daba frío– completaban su vestimenta. Todo eso, más la capa y una máscara que ella misma había armado de varias partes que necesitaba, entre las cuales estaba una máscara de gas, lograban hacer que no se le reconociera como mujer.
Su suave y (L/C) cabello lo llevaba ahora amarrado en un nudo raro que incluía una trenza y varias vueltas que lograban que su longitud real no se pudiera averiguar.
Cargaba también con una gran mochila cruzada, parecida a las que se usan para llevar equipos para algún deporte o las que se usan para llevar bates de béisbol. Ahí dentro llevaba toda clase de cosas, entre las cuales había un botiquín armado de improviso y armas. Además, atado la espalda de su cinturón, llevaba un taladro.
¿Para qué diablos un taladro? Era una larga historia.

Caminaba con tranquilidad por las calles de una ahora abandonada ciudad, cuidando que no le cayeran escombros de algún edificio encima. Era tarde, y necesitaba encontrar una tienda o algún lugar con contenedores de comida o refrigeradoras para comer algo. Para este punto en el tiempo, la comida podía persistir sin problemas por unos buenos cinco años dentro de unos dispositivos especiales, llamados contenedores, o dentro de un refrigerador normal.
Bueno, debía encontrar una tienda que no hubiera sido saqueada ya.
La mayoría estaban vacías, pero debido a la ciudad en la que se encontraba, (T/N) tenía las esperanzas de encontrar algo de comer.
Tenía frío, también, pero de eso no podía hacer mucho.

Pero se preguntarán, ¿qué había pasado con el mundo?
La respuesta es mucho más simple de lo que parece.
Agua.

Simplemente agua.
Agua que no había.

Así es, el mundo había entrado en crisis debido a la escasez de agua. Había sido todo tan súbito, que millones de personas habían perdido sus vidas en las primeras dos semanas de la catástrofe.
Resulta que el agua se había ido acabando poco a poco. Y la gente lo sabía, por supuesto, sabían que cada año había menos agua en los lagos y que la del mar estaba cada vez más contaminada, etc. Pero los Gobiernos siempre habían dicho que tenían reservas, así que la gente no se preocupaba. Después de todo, esas reservas eran para el pueblo en caso de una crisis por el agua, ¿cierto?

Falso.
Al final, cuando el agua utilizable prácticamente se acabó, la gente se volvió al Gobierno para reclamar esas "reservas" de agua que supuestamente tenían. Lo cual no era cierto.
El Gobierno había estado tratando de calmar a la gente proclamando que aún quedaba agua, en un intento de evitar que todos se pelearan entre ellos por el valioso recurso. Mientras que por su lado, ellos intentaban encontrar una respuesta a cómo harían para mantener viva a toda esa gente.
En cuanto todos entraron en revueltas reclamando las inexistentes reservas de agua que el Gobierno se negaba a hablar acerca de, todos los que controlaban el país, tanto congresistas como grandes empresarios, huyeron hacia el Polo Sur y lo cerraron.
Su último plan había sido salvarse a ellos mismos.
Aunque murieron al poco tiempo.

Luego de la fuga de los gobernadores, la gente se enteró de la verdad de las reservas, y entró en caos. Todos los países cayeron en una crisis. Las armadas intentaban mantener a todos bajo control mientras buscaban una solución al problema, pero al cabo de cinco días se dieron por vencidos.
Todo el mundo se mataba por el agua.
Al cabo de una semana, cayeron los gobiernos de todos los países y el mundo se sumió en una completa anarquía.
Ahora era el juego de cualquiera.

Como ya dijimos, (T/N) tenía cerca de veinte años para cuando sucedió.
Había estado conversando con sus amigas y sus padres en su computadora hasta tarde. Se había ido a dormir como todos los días.
Y todo había pasado durante la noche de ese dos de mayo.
Al día siguiente, cuando despertó y bajó a la cocina a desayunar y ver las noticias, se enteró, igual que toda la gente, de la falta de agua y que los gobernadores se habían encerrado en el Polo Sur.
El mundo había entrado en pánico.
Y (T/N) sabía esto.

Subió las escaleras corriendo, se vistió lo más rápido que pudo y comprobó que, en efecto, ya no había agua en el caño. Ató su cabello en el moño extraño que aún lleva y en ese enredo encajó la mayor cantidad de pines ornamentales que pudo, junto con un par de palitos chinos.
En sus dedos colocó todas las ligas de cabello que pudo para rehacer su peinado de ser necesario, y en las muñecas se puso todas las coletas que encontró.
Se dirigió a su armario y sacó su equipo de béisbol.

Empacó todo lo que pudo en su mochila para bates, la ropa que necesitaría, un reloj, aluminio en una bola bien compacta pues lo podía usar para cualquier cosa como cocinar o ponerlo junto con las baterías pequeñas para que funcionen con equipos que necesitan grandes, varias velas, baterías AAA, linterna, varias cantimploras vacías y varias llenas con todas las botellas de agua que encontró en la casa. O con todas las bebidas en general. Empacó toda la fruta que pudo en su contenedor portátil, un pequeño generador de energía, una brújula, una radio. Todas las pocas cremas hidratantes que encontró ya que iba a necesitar algo con lo que evitar que su piel se seque sin usar agua. Comida también, imanes por si la brújula dejaba de funcionar, la caja de herramientas que tenía en el sótano dentro de la cual estaba el pequeño taladro, un encendedor, todas las toallas higiénicas que encontró, un par de toallas de baño, mantas, una pequeña almohada, todas las fotos de sus amigas y familia que tenía, su reproductor de música, más por los audífonos que por el aparato. Varias libretas pequeñas y una gran cantidad de lápices. Cinta de embalaje, un catalejo de verdad que consiguió en una convención en un puesto de ropa al estilo de los piratas, todos los cuchillos y tenedores que encontró. Unas gafas de aviador que habían pertenecido a su padre y una pulsera con un cuarzo que había sido de su madre. Todos los cables que encontró pues se podían usar para todo y su bate.
Se las arregló para hacer que todo eso entrara en la gigantesca mochila.
No tenía tiempo que perder.
Sabía que el mundo entraría en caos, lo preveía.
Tenía por seguro que a partir de ese segundo, cada uno estaba por su cuenta.
Ya no había reglas.

Recorrió la casa rápidamente para ver qué más podía llevarse que le sirviera para sobrevivir por su cuenta en un mundo sin agua.
Y en anarquía absoluta.

Llegó al baño y guardó las pocas toallas para quitar maquillaje que encontró, hilo dental y varios trapos limpios.
Miró alrededor en su casa por otro buen rato hasta que decidió que estaba lista.
Rompió la tubería del caño de la cocina y se apartó como reflejo.
Pero obviamente no salió agua.

Tubería en mano y con la mochila colgada, salió a la calle para dejar su casa por siempre.
Ni siquiera se molestó en cerrar la puerta.

Podía oír la conmoción en las casas.

Corrió en silencio por las calles hasta llegar a una pista que conectaba con la plaza principal.
Se percató que no había un alma en el lugar, pero oía bullicio en dirección al centro comercial.
Supuso que la gente había ido a reclamar al Parlamento en medio de la desesperación, y la prensa tampoco sabía qué hacer.
En algún momento, escuchó vidrios romperse y alarmas de autos.
Eso era.
Ya habían salido las bandas de delincuentes a aprovechar el caos para asaltar a la gente.
(T/N) no comprendía por qué.
Si de todas formas el dinero ya no tenía valor.

Sigilosamente, se coló en una farmacia de la calle. Al oír cómo las personas huían de los disparos y los maleantes en su dirección, echó las cortinas y trabó la puerta con el mostrador.
Recorrió la pequeña habitación en silencio, buscando algo que le sirviera. Encontró una mochilita de primeros auxilios vacía, y la llenó con lo que creyó pertinente. Se aseguró de meter la mayor cantidad de alcohol que pudo, porque no pensaba usar el agua para lavar cualquier fruta que encontrara. Vació un tarrito de hisopos y lo colocó en el piso. De su equipaje sacó las toallas para quitar maquillaje y de entre las cosas de la tienda cogió vaselina y parafina. Empapó las toallas en ambas cosas y las metió con cuidado en el tarrito, que las mantenía en el estado actual por un buen tiempo, evitando que se sequen. Guardó eso en el equipaje, pues pensaba usarlas para encender fogatas ahora que eran muy inflamables, y prosiguió llenando el botiquín.
Metió pastillas para todo, sobre todo para los cólicos menstruales. Varias banditas y vendas, y todo el aceite de bebé que pudo, ya que aparentemente es útil cuando hace frío y se acercaba el invierno. Asaltó la zona con desinfectantes de todo tipo y rellenó el espacio que quedaba de la mochilita con ellos. Encontró toallas higiénicas, y las guardó en los bolsillos de ambas mochilas.
Recogió la tubería y se apostó contra el mostrador. Esperó a que la estampida de gente se siguiera de largo y se inmovilizó.
Se quedó en esa posición, haciendo el mínimo ruido posible, respirando lentamente, hasta que todos los delincuentes hubieren pasado.

Una vez despejada la calle, dejó la farmacia saliendo por la ventana y corrió calle arriba, en dirección contraria a la turba.
Directamente al centro comercial.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Okay, este primer capítulo es algo largo :'v

Todavía no ha aparecido nadie además de la protagonista, pero eso es porque aún estamos en el prólogo.
Realmente trataré de actualizar esta historia más rápido, ya que Overlord está llegando a sus últimos capítulos ^^;

Okok, en esta parte del prólogo solo hay una referencia, y es bastante difícil :v (lo siento)

Les daré una pista: es una referencia a un videojuego.

Buena suerte descubriendo a cuál, y a qué hace referencia dentro de ese videojuego~

Las loveo <3

-Gray

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top