Final - Yao
Bien, normalmente no pongo notas al inicio de los caps, pero es algo que supongo que es buena idea aclarar, para que no se confundan
Igual diré algo al final, pero esto es mas importante ahora
Lo que pasa es que, el último capítulo realiza una especie de timeskim (no sé si alguien usa ese término, pero no, no es timeskip) en el que... eh, como que se acelera el tiempo y vamos desde que llegan a la ciudad hasta el primer aniversario que tienen.
Ya lo leyeron, deben saber a qué me refiero. Lo que quería aclarar es que los finales (como este y los que siguen) son paralelos entre ellos: lo que pasa en uno probablemente pasa en el otro, con la obvia excepción del romance hacia un personaje en específico. Y también que muchos de los finales suceden antes del primer aniversario de Belafari.
Si se confunden, siempre pueden preguntar :'v
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Lo primero que se hizo ni bien llegaron a la ciudad, incluso antes de la reparación y del nombramiento de esta, fue tratar a los heridos. Yao y un par de universitarios que quedaron encargados como médicos provisionales se encargaron de pasar de persona en persona para revisar que estuvieran sanos y completos.
(T/N) recibió un té para su garganta, y prosiguieron los primeros días de su estadía en la ciudad en los que no hicieron absolutamente nada más que descansar.
Cuando iniciaron las reparaciones de la ciudad, una de las primeras cosas que se remodeló y reconstruyó fue la escuela. Como al principio no había otro lugar destinado a ese propósito, Yao y sus compañeros "provisionales" siguieron operando como médicos en la enfermería del colegio, donde atendían a los alumnos y a cualquier otra persona con malestares. Sin embargo, descubrieron que ese pequeño espacio que tenían no era suficiente para la cantidad de gente que recibían a veces, venidos sea de la ciudad más cercana o incluso de los forasteros que llegaron tras los trotamundos.
Por lo que decidieron construir un hospital.
La decisión de levantar una edificación desde cero no fue sencilla. Es probable que no hubieran decidido hacerlo si no hubieran tenido la mano de obra de los Darksiders en redención al alcance, y si Kiku no hubiera dicho un día que no era buena idea remodelar el antiguo y decrépito hospital que estaba a las afueras de Belafari.
—Eh, ¿por qué no? —había preguntado Natalya en una de las reuniones.— ¿No está en el lugar perfecto?
—No creo que sea muy agradable reabrir un hospital en el que quién sabe cuántas personas murieron y sufrieron durante la Sequía. —había comentado el japonés.
De modo que optaron por construir un nuevo hospital al otro extremo de la ciudad. Al principio estaban faltos de maquinaria y cosas por el estilo que facilitaran la diagnosis de enfermedades, así como elementos básicos como alcohol y medicinas. Como no había dónde conseguir medicinas en general, tuvieron que empezar desde cero y hacerlas a base de plantas. Eso pasó más o menos por el mismo tiempo en que estaban en medio de los debates de dónde colocar los sembríos que alimentarían a los habitantes.
—Necesitamos una gran área de cultivos a las afueras. —había sentenciado Antonio.— Tenemos bastantes semillas con las cuales podemos empezar en pequeño, pero es inevitable que expandamos para dar abasto.
—También debemos disponer de alguna zona para sembrar las plantas medicinales para el hospital. —había añadido Yekaterina, extendiendo un gran mapa de Belafari y áreas circundantes que Kiku se había encargado de trazar.
—Que, en lo posible, esté cerca al hospital. —Yao había dejado su silencio.— Alfred y compañía ya han iniciado la construcción de los laboratorios al lado nuestro, así que deberíamos ser capaces de cosechar, transformar y utilizar en el menor tiempo posible.
(T/N) había terminado proponiendo la construcción de un gran invernadero al lado de los laboratorios que albergara las plantas medicinales, para así separarlas de los sembríos de los que se haría cargo Antonio. El equipo médico y el de construcción habían aprobado la idea, y todo se le había comunicado a Alfred en cuanto volvió de su paseo a la ciudad de al lado.
Tiempo después, se realizó una celebración al término de la primera cosecha de Belafari, en la que Francis y Antonio se encargaron de poner la comida. Yao, (T/N), Yekaterina y el equipo de médicos optaron por permanecer en el invernadero durante la fiesta para encargarse de las plantas y revisar su avance. La ucraniana llevaba el inventario y las anotaciones de cada especie y su desarrollo, mientras que Yao se encargaba de instruir a sus compañeros sobre cómo cuidarlas, cosecharlas y utilizarlas.
(T/N) estaba ahí para verificar que todo avanzara como debía.
—¡Yao, terminé con el inventario! —anunció Yekaterina, dejando de escribir en la libreta que llevaba en la mano y sacando su cabeza entre las plantas a su lado.
—Bien, gracias. —agradeció el chino, ocupado con unas flores al lado del canal de agua.
—Puedes ir a la plaza si ya no tienes nada que hacer. —le sonrió (T/N) a la ucraniana, y luego miró a los demás médicos.— Ustedes también, nosotros nos encargamos de dejar esto en orden.
Los jóvenes y la rubia agradecieron y se despidieron por el día, quedándose atrás ella, el asiático y una médica castaña que había venido con los trotamundos.
—Yao, ¿puedes venir un momento? —llamó desde un punto en el invernadero.— Creo que deberíamos cambiar las manzanillas de sitio...
—Allá voy. —respondió él, levantándose de donde estaba y mirando a su alrededor como si tuviera que hacer algo más. Su mirada cayó en (T/N).— ¿Puedes buscar el anís y verificar que todo esté bien?
—Por supuesto. —asintió ella, dejando de apoyarse contra la pared.
El chino le sonrió algo cansado en agradecimiento y caminó hacia el otro lado, perdiéndose entre las plantas más grandes. (T/N), por su parte, comenzó a andar entre los canales, buscando la especie que le había indicado. No sabía cómo se veía exactamente en planta, ya que sólo la conocía como semillas, pero sí recordaba haber visto en algún momento un dibujo de ésta en alguno de los cuadernos del asiático. Recordaba que la flor era blanca y tenía cinco pétalos, pero no sabía nada más.
Así que buscó una flor blanca de cinco pétalos entre las plantas a su alrededor. Caminó por un rato hasta que la divisó al lado del canal siguiente, y se apresuró a su lado. Llegó frente a ella y se decidió por olerla para tratar de verificar que esa era, puesto que suponía que al menos alguna parte olería remotamente a anís.
Estaba agachándose a su costado para cuando escuchó algo de conmoción del otro lado.
—¡Ah-! Espera, creo que se atoró- —era Yao, y con él se escuchaban los movimientos de ramas y hojas.
—Eh- tengo una tijera aquí, no te muevas. —era la castaña.
—Cuidado con las hojas y mi cabello, por favor.
—¿Pasó algo? —levantó (T/N) la voz, sin haberse movido de su sitio al lado de las flores blancas.
—La liga de mi cabello se atoró. —comunicó el chino algo avergonzado.— No te preocupes.
Nuestra protagonista no se preocupó, entonces, y resumió su tarea de verificar que todo estaba bien con esas plantas. Olió lo que parecía ser el pequeño fruto y le resultó parecido al anís, por lo que supuso que debía ser esa. Examinó las pequeñas hojas, los pétalos y el tallo, y verificó que la tierra estuviera aireada y humectada.
Todo en orden.
Al cabo de un rato, Yao regresó de donde había estado, con el pelo suelto, y se acercó a la (nacionalidad). (T/N) se levantó de su sitio sin observarlo al oírlo llegar, y se quedó mirando las flores desde arriba por unos instantes.
Eran muy bonitas.
—¿Todo bien? —preguntó él algo avergonzado, tratando de regresar su concentración al tema en manos.
—Desde mi punto de vista inexperto, todo en orden. —se giró ella a verlo al rato.
Se sorprendió un poco de encontrarlo con el cabello suelto, largo hasta los omóplatos y suave como la seda, observando las flores con esa calma que solo tiene alguien con muchos años de experiencia y comprensión del tema. Lo observó agacharse al lado de las flores y preguntarle sin mirarla, concentrado en lo que hacía, si no tenía por casualidad una liga. Le entregó una que llevaba en la muñeca y siguió mirándolo, cómo recogía su cabello en la misma cola de siempre mientras sostenía la liga entre los labios, atando todo para que no se suelte.
Lo apreciaba mucho, quizá incluso más de lo que creía conscientemente. Y durante esos últimos días se había dado cuenta que buscaba escusas para venir al invernadero a ayudarlo, y que no podía evitar pensar cómo se vería con su cabello en una cola alta, o lo bien que le quedaba el saco que Lovino le había regalado. Se quedó tan distraída en lo bello que era, que cuando le preguntó si podía revisar la lavanda al otro lado del canal, le tomó unos segundos darse cuenta que le había dirigido la palabra.
—Eh- claro.
Se fue a buscar la lavanda. Esa sí la reconocía, y no le resultó difícil encontrarla. Verificó que se encontrara sana, y regresó al lado del chino, ahora de pie y cruzado de brazos, pensando en algo.
—Está bien, supongo. —informó ella.
—Ah, gracias. —la miró él, aliviado.— Entonces ya hemos terminado por hoy.
Dejaron el invernadero con las luces apagadas y el seguro puesto. Caminaron con calma hacia el hospital por un rato para que Yao ordenara su oficina y la cerrara. Una vez hecho eso, se dirigieron hacia el centro de la ciudad por el camino de tierra alumbrado solo por la luna.
Desde donde estaban podían escuchar la música de la celebración, y eso que ya era tarde.
—Aiyaa, nunca voy a entender cómo pueden hacer tanta bulla. —suspiró él, manos en sus bolsillos.
—Bueno, es una ocasión especial. —comentó ella.— Es la primera cosecha en Belafari, todos trabajaron duro por esto.
—Sí, eso es cierto... —asintió él, mirando hacia el cielo como si estuviera pensando en otra cosa.
Ella lo observó por unos instantes antes de regresar su atención al camino. No estaban tan lejos, pero al paso que iban se tomarían unos buenos diez o veinte minutos en llegar a la plaza central.
Caminaron cinco de esos minutos en un tranquilo silencio.
—¿(T/N)? —llamó el de pronto, deteniéndose.
—¿Dime? —se detuvo ella también, girándose para verlo. Había avanzado un par de pasos más sin darse cuenta, así que estaba algo más adelante que él.
—Yo- eh- —comenzó a decir, pero dudó.
Yao la miró a los ojos con intensidad, como si quisiera decir algo pero no supiera cómo. Algo avergonzado, miró hacia abajo por unos instantes antes de volver a verla.
—Quería agradecerte. —dijo al fin.— Por todo.
(T/N), algo confundida, se giró por completo de modo que estaban frente a frente, separados por un par de metros. Él parecía nervioso, y con la oscuridad y poca iluminación no hubiera sido capaz de notar si sus mejillas estaban enrojecidas o no.
—¿A qué te refieres?
—No sé si te has olvidado, pero te recuerdo que si estoy vivo es porque Peter y tú decidieron ayudarme. —prosiguió él, al parecer aún más avergonzado, como si mientras más rato la mirara más débil se hacía su determinación.— Y aún si lo digo ahora, y si lo dije antes en algún momento, uno o varios "gracias" no son suficientes como compensación.
Ella no respondió por unos segundos.
—El hecho de que hayas permanecido al lado de todos hasta ahora es más que suficiente como compensación. —le sonrió ella con calma, metiendo sus manos en sus bolsillos por el frío.
Yao la observó en silencio, como si pensara lo que iba decir pero se distrajera con su sonrisa. Dejó caer sus hombros en rendición silenciosa y su mirada se tranquilizó.
—¿Me dejarías seguir a tu lado de ahora en adelante? —preguntó serio, claramente luchando contra sus nervios sin evidenciarlos.
(T/N) no pudo evitar que su corazón se acelerara. Estaba segura que se sus mejillas se habían colorado, ya que él tuvo obvios problemas para mantener su mirada en la de ella y no desviarla de la vergüenza.
—¿Por qué? —preguntó sorprendida, apenas más fuerte que un susurro. No se percató de que había llevado sus manos a su pecho como para evitar que su corazón se saliera.
—M-Me diste una segunda oportunidad. —declaró, ahora claramente nervioso, dando un paso al frente.— Y quisiera usarla para hacerte feliz.
Ella cubrió su boca con sus manos, sorprendida. Tenía tantas emociones queriendo mostrarse que no sabía qué expresión poner, hasta el punto en que se condensaron en una lágrima y una sonrisa involuntaria.
Cerró el espacio que les separaba y lo abrazó para ocultar su rostro en su saco, sintiendo cómo se tensaba de la impresión y la repentina invasión a su espacio personal.
—Acabas de hacerlo. —se las arregló para decir, su voz algo ofuscada por haberlo dicho contra el espacio entre su cuello y hombro.
Escuchó un sonido ahogado de sorpresa y sintió su abrazo siendo correspondido con fuerza.
Era, en efecto, una ocasión especial.
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Hey, bueno hay otra cosa que aclarar, aunque menos urgente que la del inicio.
Y me refiero a qué tan largos son los finales
Algunos van a ser más largos que otros, pero es probable que sea porque hay que dar contexto a lo que sucede. Por ejemplo, si uno de los otros finales también incluye el tema de la construcción del hospital, cono ha sido narrado en este, es probable que salte directo a lo que les interesa con poco contexto (porque asumiré que ya lo leyeron)
En todo caso, al inicio de algún final que haga algo parecido aclararé que incluye eventos de otro final, para que quienes solo van a leer algunos sepan y vayan a ver el otro antes, para comprender mejor
No sé si se entiende :'v
Como dije al inicio, no duden en preguntar
Y si ya se dieron cuenta, sí; los finales van a ser en orden de aparición de los personajes
Así que el que sigue es Ivan
Nos vemos entonces ^^7
Les loveo <3
-Gray
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