Capítulo 58 - El Líder


(T/N) (T/A) se encontraba apuntándole a un joven que debía ser el líder de los Darksiders, de pie a unos cinco metros de ella y con sus manos en los bolsillos de su pantalón, no muy sorprendido.
Asimismo, todos los guardias de la séptima planta –unos cuarenta y dos– permanecían de pie a los lados de la sala, apuntándole a la joven.
Ninguno se atrevía a disparar primero.

El sujeto sacó sus manos de sus bolsillos y con ellas una cajita. (T/N) se tensó y aseguró su agarre en el gatillo, causando la misma reacción en todos los guardias.
De la cajetilla extrajo un cigarrillo, lo encendió, y se lo llevó a los labios.

—Tengo que confesar que estoy asombrado, aunque no lo parezca. —dijo de pronto el sujeto, tras haber guardado la cajita y haber botado un poco de humo por su boca. Su voz era muy grave.— No debió ser sencillo llegar hasta acá arriba, por lo que veo.

(T/N) no respondió. El sujeto la estaba escaneando, no había cambiado su expresión ni un poco. No parecía haber esperado que ella respondiera, de todas formas, ya que continuó tras otra bocanada de humo.

—¿Está bien que suponga que vinieron por esas personas que atrapamos hace poco? —preguntó calmado.
—¿Dónde los tienen? —respondió con otra pregunta la (nacionalidad), tratando de que su voz sonara lo más neutral posible. El sujeto se sorprendió, soltando un silbido de asombro.
—Una señorita con agallas, ya veo. —rio sin expresión.— No les hemos hecho nada aún, si eso te preocupa.

Una oleada de alivio pasó sobre la joven. ¡Así que estaban bien! No estaban muy tarde, eso quería decir que aún tenía esperanzas.
El sujeto botó algo más de humo.

—Sin embargo, no te los puedo regresar así sin más, cielo. —desvió su mirada con semblante aburrido.— Necesitamos vivir de alguna manera, ¿sabes? Te deja un mal sabor en la boca, pero así somos los humanos: la supervivencia ante todo.
—¿Y si te los cambio por algo? —le preguntó ella, ya habiendo pensado en un plan que no podía fallar.
—¿Algo más valioso que el agua? —volvió a reír, al parecer algo divertido pero todavía sombrío. Se inclinó hacia delante.— Si tienes algo así, adelante; ilumíname.
—Sería un intercambio justo. —le insistió, seria.

El sujeto parecía ser lo suficientemente listo como para entender a qué se refería, pues regresó a estar de pie derecho y tomó otra bocanada de su cigarrillo, como si no la estuviera tomando en serio.
Y como si acabara de descubrir algo, sonrió.

—De acuerdo. —exhaló humo, mirándola a los ojos como si pudiera ver a través de su máscara. Un escalofrío recorrió la espalda de la joven.— Está bien, será un intercambio justo. —miró a los guardias, y todos bajaron sus armas. (T/N) los imitó.— Acompañaré a la señorita, que alguien venga conmigo con galones.
—¿Y los míos? —se cruzó de brazos la (nacionalidad). Tenía la extraña sensación de que podía confiar en la palabra de ese sujeto. Por raro que fuera, no le resultaba una mala persona. Nunca se le hubiera ocurrido que él estaría a la cabeza de los Darksiders.
—Descuida, princesa. —sonrió el sujeto, como si toda la situación hubiera comenzado a gustarle. Miró a los guardias de nuevo.— Ya saben a quienes se refiere; tráiganlos. —regresó su mirada a la joven y exhaló humo otra vez, cruzando la distancia que les separaba con calma hasta estar frente a ella. Era una cabeza más alto.— Bueno, cielo. ¿Vamos?

(T/N) asintió, suprimiendo sus nervios, y comenzó a andar por donde vino. El sujeto la siguió con calma, fumando su cigarrillo como si ella no fuera a decidir de pronto que quería asesinarlo.
Unos cinco guardias cargando galones les siguieron.

Recorrieron con calma los corredores. La presencia del líder parecía hacer que todos los conflictos se calmaran de inmediato. Un par de guardias se acercaron a informar que habían capturado a todos los intrusos, y que los estaban reteniendo en la entrada.
El líder musitó un perfecto y miró presumido a la (nacionalidad).

Ella, mientras tanto, activó discreta su intercomunicador mientras estaban bajando al cuarto nivel. Rezaba mentalmente porque la señal llegue, porque debía decirle a los que se quedaron en la camioneta que fueran al río cercano a purificar agua.
De inmediato.

—¿Yao? —murmuró ella en cuanto escuchó la estática en el otro lado de la línea. Verificó que nadie de los que estaban a su alrededor la habían oído y continuó.— Yao, necesito que hagas sumas, ahora mismo.
—Eh- ¿(T/N)? —se extrañó el chino.— ¿Por qué-?
—Solo hazlo, no tengo mucho tiempo. —lo apuró ella, y escuchó al asiático apresurarse y buscar papel y lápiz.
—Aiyaa, bien, bien. —suspiró Yao.— Ya está. Pero, ¿están todos bien? Hace un rato que no escuchamos-
—Suma: cincuenta y seis más catorce. Luego más cuarenta y dos, y después más cincuenta y dos- no, cincuenta y tres. —enumeró la (nacionalidad). Pensaba intercambiar a sus compañeros por agua, y para eso tendría que darle a los Darksiders el equivalente del agua que podrían extraer de sus cuerpos si se los quedaran. Así que estaba sumando los litros de agua totales que resultarían de ellos para que los demás pudieran ir a purificar esa cantidad, si es que no alcanzaba con lo que tenían en las reservas.— Si tienes todo hasta ahí, súmale cincuenta y cinco.
—Eh... de acuerdo... —comentó confundido el chino. Pasó un rato en el que se oía a alguien escribiendo y luego volvió a hablar.— Sale doscientos veinte.
—Necesito que consigan doscientos veinte litros de agua. —declaró la joven en un susurro.— Verifiquen si no alcanza de nuestras reservas para que vayan al río que está más cerca para purificar lo que queda. Pero necesito que lo hagan ahora.

Y colgó. No le gustaba ser tan brusca, pero no tenía tiempo como para distraerse en charla. Ya estaban bajando al tercer piso, y el líder iba por su segundo cigarrillo.

Así que (T/N) avanzó al lado del sujeto con diligencia, cubierta en polvo blanquecino y envuelta en su capa que flameaba con cada paso que daba. Los cinco guardias que les seguían no sabían a quién tenerle más miedo: si a su líder en gabardina negra y con su cigarrillo, desarmado; o a la joven que había peleado su camino hasta la séptima planta y ahora caminaba al lado del líder aparentemente sin temor.

Bajaron al segundo piso y de ahí al primero, encontrándose con lo que claramente había sido un campo de batalla entre los guardias y ambos soldados.

Se dirigieron a la puerta de entrada –o lo que quedaba de ella– y encontraron a un grupo de Darksiders cuidando de un grupo de personas.
Que al verlos más de cerca, la (nacionalidad) descubrió que eran todos los que habían entrado a buscar en el edificio con ella, junto con los dos militares. Los habían atado de manos y esperaban sentados en el piso, con las cabezas bajas a modo de derrota.

—Bueno, princesa, creo que ha quedado claro que eres la más escurridiza de todos. —sonrió divertido el líder, y ella se limitó a soltar un "hmm" de comprendimiento.

El primero en levantar la cabeza para observar a los recién llegados fue Vladimir, quien se sorprendió inmediatamente y su ceño fruncido se transformó en una mueca de sorpresa y alivio. Lukas le escuchó sorprenderse, y todos fueron levantando la cabeza en cadena.
Todos igual de asombrados.

—Desátenlos. —comandó la joven, y el líder hizo un gesto con la mano mientras dejaba su cigarrillo descansando entre sus labios.

Los guardias hicieron como se les dijo y desataron a los compañeros de nuestra protagonista, retrocediendo intimidados al tener a dos figuras imponentes frente a ellos.

Natalya, Ivan y Elizabeta se acercaron de inmediato a su compañera, y los demás se mantuvieron en la segunda fila. Las dos señoritas la abrazaron y la miraron como quien tiene muchas preguntas que hacer pero ninguna oportunidad para lanzarlas.
Así que esperaron.

El líder se distrajo con algo y se giró a ver el pasillo por el que habían venido. (T/N) le imitó, y todos sus compañeros miraron extrañados al sujeto, pues no tenían idea de quién era.
Aunque comenzaban a suponer que tal vez, solo tal vez era el que estaba detrás de todo eso.

—Ahh, ahí vienen. —musitó el líder, soltando una bocanada de humo.

Por las escaleras casi destruidas bajaron unos ocho guardias, seguidos de otras cinco personas. Una de ellas cargaba en su espalda a otra, y había un pequeño niño tomado de la mano de otra-

—¡PETER! —exclamó la (nacionalidad), sorprendiendo al líder y a los cinco que bajaban a su encuentro.

Ninguno de sus cinco compañeros parecía haber estado enterado de la razón por la que habían dejado de llevarlos de un lado a otro y habían decidido movilizarlos hasta la planta base, pero ahí estaban. Y ahora que el grito de la joven les había hecho reaccionar, divisaron a sus compañeros en la distancia y a la misma dueña del grito, cubierta en polvo.

El niño, aún con lágrimas en sus ojos y tomado de la mano del albino, levantó la cabeza sorprendido al escuchar que esa voz familiar le llamaba. Las lágrimas que había logrado detener se negaron a quedarse en sus ojos y rodaron por su rostro mientras todos los miedos que había sentido volvieron a él. Rompió a llorar y dejó la mano de Gilbert para correr hacia la joven, sin importarle el dolor en las rodillas.

(T/N) corrió al encuentro del pequeño mientras se quitaba la máscara y la enganchaba en su cinturón. Cuando estuvo cerca, se arrodilló y derrapó por el suelo, recibiendo al niño en un abrazo de oso. Lo apretó contra ella, sintiendo cómo se aferraba a su casaca dentro de la capa, acariciando sus cabellos que habían dejado la gorra de capitán en el camper.
Ella no lloró, pero dejó que Peter se desahogara en sus brazos.

Ludwig corrió a abrazar a su hermano, y la (nacionalidad) se puso en pie con el niño en brazos. El resto del grupo ayudó a recibir a Kiku de la espalda de Alfred y Francis se acercó a los demás.
Arthur miraba a su sobrino aliviado, pero no muy seguro de si era buena idea ir a abrazarlo.

(T/N) quería seguir sosteniendo al niño, pero debía terminar la negociación con los Darksiders. Esperaba que todo ese reencuentro le hubiera dado tiempo suficiente a los del camper para purificar el agua necesaria.
De modo que se acercó al inglés y le encargó al pequeño entretanto.

Arthur la miró extrañado, con una expresión de pena que era más unas ganas de abrazar al pequeño que las reprimían la idea de que tal vez el niño no estaría cómodo con eso. Peter, mientras tanto, supuso que la joven tendría algo importante que hacer y despegó su rostro de su hombro, secándose las lágrimas.
La (nacionalidad) dejó al niño en brazos de un inglés que no sabía muy bien qué hacer y encaró al líder.

Se giró a verle con una mirada dura, como si le dijera "acabemos con esto de una vez". El sujeto, por su parte, estaba falto de palabras y solo pudo asentir con la cabeza y seguirla.
Se le había caído el cigarrillo de la impresión, y ahora la colilla estaba apagada sobre el cemento.

Hicieron su camino hacia los vehículos. (T/N) a la cabeza, seguida de cerca del líder y los cinco guardias. Y al final, andando en tropel, el resto del grupo.

Llegaron al lado del camper y la camioneta, y para ese entonces debían ser las cinco de la mañana. Con llegaron nos referimos a los guardias, nuestra protagonista y el líder, pues los demás se estaban tomando su tiempo y caminaban con calma.

—Ah, aquí están. —se sorprendió el canadiense, quien acababa de aparecer desde el otro lado del camper.— Yao dice que consiguió lo que pediste.
—Bien, —asintió la (nacionalidad), girándose a ver al líder. El sujeto no parecía terminar de acostumbrarse a la mirada de la joven, ya que se sobresaltó.— síganme.

Caminaron hasta donde el chino estaba organizando los galones y bidones con agua. Se detuvieron frente a ellos y Yao huyó tras Matthew, asustado por la aparición del sujeto imponente y de los otros cinco Darksiders.

—Es la cantidad que equivale a los tuyos, ¿verdad? —preguntó el líder, encendiendo otro cigarrillo y regresando a su actitud despreocupada.
—Doscientos veinte litros en total. —lo miró ella, y se giró a ver a los que acababan de rescatar. El hombre se giró con ella.— Cincuenta y seis por el rubio de lentes, catorce por el niño, cuarenta y dos por el asiático, cincuenta y tres por el de la barba, y cincuenta y cinco por el albino. —enumeró, señalando a quién se refería por cada cantidad.
—Hmm. —sonrió satisfecho el sujeto, analizando todo.— De acuerdo. Un placer hacer negocios contigo, cielo.

El líder soltó una bocanada de humo y los cinco guardias comenzaron a llenar cada galón que trajeron con la cantidad indicada. Para cuando habían terminado de "cobrar" el precio acordado, el grupo entero había llegado al lado de los vehículos.
El sujeto y sus hombres se dispusieron a irse.

—Ojalá no volvamos a vernos. —rio entretenido el líder, girándose para encarar a la joven una última vez mientras los Darksiders emprendían el camino de regreso con los pesados galones.
—Lo mismo digo. —lo despidió la (nacionalidad), observándolo cansada.

El grupo de nuestra protagonista se quedó en silencio por unos minutos, habiendo todos llegado a la conclusión de quién era realmente ese hombre.
Cada uno se fue por su lado: (T/N) feliz y aliviada de haber recuperado a Peter y a los demás en una pieza; y el líder feliz sabiendo que acababa de hacer el mejor trueque de su vida.


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7u7

Subiré el cap que sigue el martes

Así que nos vemos entonces ^^/
Les loveo <3

-Gray

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