Capítulo 57 - Darksiders
El dúo continuó con su camino por la base de los Darksiders. En ese momento se encontraban en el tercer piso y, ahora que la joven se percataba, no poseían medios normales para volver a las plantas inferiores si así lo quisieran.
Porque las escaleras que los conectaban con el segundo nivel habían explotado. O mejor dicho, (T/N) las había destruido.
De todas formas siguieron por los pasillos, asomando sus cabezas en algunas salas y poniendo pies en polvorosa silenciosamente si alguna habitación resultaba albergar miembros de la organización.
Accedieron al cuarto nivel al no encontrar nada remarcable en la planta en la que estaban.
El cuarto piso, por otro lado, desde un comienzo resultó distinto: algo estaba pasando ahí. Ni siquiera fueron capaces de subir las escaleras en calma, pues oyeron un grupo de guardias correr por los pasillos cercanos y los dos se escondieron en lo que probablemente eran los excusados de ese nivel.
Los Darksiders corrían de un lado a otro, diciendo que había tres grupos de intrusos que debían estar buscando a esos capturados que llegaron no mucho antes. Decían que debían apresurarse y bloquear las subidas al quinto piso y superior.
Bingo.
—Deben haberlos llevado arriba. —murmuró Ivan.— Eso o hay algo valioso en los últimos pisos.
—Sea como sea, eso quiere decir que no están aquí. —ella lo miró, seria.— No nos queda otro camino más que hacia arriba.
—Pero... ¿cómo? —dudó el ruso, no esperando ninguna respuesta.
Y no la obtuvo, porque tuvieron que permanecer en silencio a esperar que un grupo de guardias bajaran al tercer piso.
La (nacionalidad) estaba asustada. Sus manos le temblaban, pensar que en algún otro lado de ese edificio estaban los otros dos grupos siendo perseguidos por los guardias. ¿Y si los habían capturado? ¿Y si ya era demasiado tarde para tratar de rescatar a los demás-?
—Podemos subir por allí. —susurró su compañero, sacándola de su tren de pensamientos y devolviéndola a la realidad.
—Por allí, ¿dónde? —se giró en su dirección la joven.
—Allí, por la ventana. —señaló.
Ivan le indicaba las ventanas del baño en el que se encontraban. No eran grandes, pero eran lo suficientemente anchas como para poder salir por ellas.
—De acuerdo, buena idea. —accedió la (nacionalidad).
Caminaron agachados y en silencio hacia las ventanas, sacando un poco las cabezas para poder ver: no estaban demasiado lejos de las ventanas del piso de arriba, y las paredes exteriores tenían suficientes imperfecciones y hendiduras para ser escalables.
—Iré primero. —murmuró de pronto el ruso.— Una vez que esté arriba, te tenderé una mano para ayudar.
(T/N) asintió y lo observó ponerse en pie y sujetarse al borde de la ventana. Le dejó la tubería para tener más libertad y se sujetó de una grieta por fuera.
Y subió, desapareciendo de la vista de la otra hacia arriba.
Ella se asomó por la ventana y miró hacia donde su compañero había ido. Aún estaba trepando, pero al ser alto no le estaba tomando mucho rato cerrar la distancia entre la ventana que seguía y por la que había surgido.
Una vez estuvo en el quinto piso, Ivan se asomó por el ventanal por el que acababa de entrar y extendió su mano hacia la joven. Ella le pasó la tubería (que él tomó y dejó a su lado dentro de la habitación en la que estaba) y se sujetó del marco de madera.
Tuvo la mala suerte de mirar hacia abajo.
Estaban a por lo menos unos veinte- no, más de veinticinco metros del suelo y el viento soplaba como si no hubiera un mañana, arrastrando con él partículas de polvo y humo procedente de las explosiones de Arthur y Ludwig.
(T/N) tragó saliva y apartó su mirada de la tierra, concentrándose en el compañero que tenía hacia arriba. Se aferró a unas grietas y se puso en pie sobre el marco de la ventana, lamentando inmediatamente el haber accedido a proseguir con ese plan: estaba aterrada.
Pero como no tenía tiempo para tener miedo, jaló su peso como pudo y pisó en una hendidura en la pared, impulsándose hacia arriba para sostenerse de otra grieta no tan lejos de ella. Mejilla pegada a la pared y en una pose un tanto ridícula, la joven continuó su asunción hacia la ventana del piso superior en la que le esperaba su compañero.
Habiendo pasado tres minutos enteros tratando de escalar, (T/N) levantó la vista y descubrió la mano extendida del ruso al alcance de la suya. Estiró su brazo libre todo lo que pudo y se aferró a su compañero, quien no perdió un segundo en comenzar a subirla con todas sus fuerzas.
Sin embargo, habían perdido demasiado tiempo subiendo por la pared, y un grupo de guardias encontraron a Ivan en la habitación.
Los Darksiders dispararon. Ivan esquivó la muerte por pura suerte y se sobresaltó, casi cayéndose por la ventana y samaqueando a la joven a la que trataba de subir. (T/N), mientras tanto, se resbaló de todos sus puntos de apoyo debido al repentino movimiento y se quedó colgando de la mano de su compañero.
Alguien salió de la rejilla de ventilación del cuarto en el que estaba el ruso y una explosión los alcanzó desde la sala contigua. El punto es que se armó un caos inesperado e Ivan terminó por chocarse contra el marco de la ventana y, consecuentemente, soltar a la (nacionalidad).
—¡¡(T/N)!!
La (nacionalidad), por otro lado, trató de ignorar su vida pasando frente a sus ojos y reaccionó a tiempo para detener su caída colgándose de la ventana en los baños por la que habían salido, en el cuarto piso.
Suerte que estaba directamente bajo la de arriba.
Jaló su peso como pudo y volvió a ingresar a los baños. Pero esta vez se escabulló en uno de los cubículos, al oír a uno de los guardias desviarse para mirar por la ventana y ver qué diablos sucedía en el piso superior.
—Estos idiotas. —suspiró irritada la guardia. (T/N) se aferró a su bate y se paró en la esquina del cubículo más alejada de la chica, inmóvil.— No puedo creer que- —se detuvo. La joven dentro del cubículo estaba rezando mentalmente para no ser descubierta. Pero se dio cuenta que era imposible cuando la que estaba fuera tocó la puerta con brusquedad.— ¡¿Hay alguien ahí?! —preguntó molesta.
Mientras la guardia tocaba la puerta del inodoro furiosa, la (nacionalidad) dentro se tragó su pánico y buscó una forma de escapar. Era uno contra uno, de todas formas, así que no debería tener muchos problemas si la sorprendía por detrás.
Así que, en absoluto silencio, se escurrió por el espacio entre la pared del cubículo y el suelo y emergió en el inodoro de al lado, con la puerta abierta.
La Darksider bufó irritada, dándose cuenta de que no había nadie dentro, y se giró para volver con los demás.
Pero no logró salir, ya que la otra joven le propinó un batazo en la pierna y un golpe en la nuca que la dejaron inconsciente.
Arrastró su cuerpo noqueado dentro de uno de los cubículos y se escabulló fuera de los baños, atravesando los pasillos a carrera sin importarle que los guardias la notaran.
Ya no tenía idea de qué hacía, solo quería encontrar a los demás y salir de ahí.
Recorrió entonces la cuarta planta, abriéndose su camino a medio de batazos y golpes y un par de granadas de humo bien lanzadas. Escaló las gradas hacia el quinto piso ni bien las vio, sabiendo que a quienes buscaba no los encontraría en el cuarto nivel.
Quinta planta. (T/N) (T/A) pasaba por los pasillos dejando un rastro de noqueados a donde fuera. Tenía cerca de dos grupos de guardias persiguiéndola, pero no le importaba. Había pasado por muchas persecuciones durante su "aventura" y, honestamente, había aprendido a olvidarse de que se cagaba de miedo y concentrarse en salir viva de esa.
De modo que llegó al sexto piso con tres grupos de guardias tras ella. Trató de perderlos, de esquivarlos, pero nada funcionó. Eventualmente la acorralaron en un pasillo sin salida.
Se había percatado a los dos minutos de correr por esa planta que las escaleras hacia arriba no estaban en ningún lado. Suponía que había una sección aparte de ese piso (pues la que había visto era bastante más pequeña que los otros niveles), pero no sabía cómo acceder a ella.
Así que ahí estaba ahora, acorralada contra la pared y con unos dieciocho Darksiders apuntándole sus armas, irritados. Su mente buscaba frenética una manera de salir de esa, pero no veía muchas opciones. El tiempo que los sujetos se estaban tomando pensando que trataría de huir lo estaba utilizando para descolgar una granada de su cinturón, pero no era sencillo hacerlo sin que se dieran cuenta.
Claro que no contaba con que la pared en la que se estaba apoyando explotaría.
Pasó tan de pronto, que para cuando estaba tirada en el piso bajo un gran trozo de pared y cubierta de polvo y cemento no tenía idea de qué acababa de ocurrir. Trató de comprender qué pasaba, pero su mente le dijo una cosa: debía aprovechar esa oportuna deus ex machina que acababa de presenciar.
Los guardias no podían dispararle si no tenían idea de dónde estaba. Incluso debían creer que estaba muerta.
Inmóvil, la (nacionalidad) esperó en silencio, como una bestia que espera a su presa. Oyó a los guardias asustarse y tratar de mantener su posición, y oyó a un par de personas del otro lado de la pared, probablemente los que habían hecho explotar la cosa y en parte salvado su vida.
Se sorprendió al oírles hablar.
—¿Ves? Aquí hay más pasi- ¡¡AHH!! —chilló una voz de mujer, que nuestra protagonista reconoció como Elizabeta.
—¡¡Mierda!! ¡¿Más de ellos?! —les apuntaron los Darksiders.
—¡¡El sentimiento es mutuo!! ¡¡Te dije que era mala idea!! —gritó aterrado Lovino, su voz alejándose junto con las pisadas de la húngara con cada letra que pronunciaba.
—¡¡Espera!! —lo llamó Elizabeta.
(T/N) aprovechó el caos y rodó una granada de luz hacia los pies de los guardias, dejándolos ciegos por unos instantes que utilizó para salir de debajo de la pared e ingresar a la otra porción del sexto piso que no había explorado.
Dejó que el dúo que acababa de salvarle se fuera por el otro lado, ellos podían solos.
Blanca por el polvo que la había recubierto, los guardias con los que se cruzaba ya ni intentaban detenerla: estaban asustados. Unos cuantos se atrevían a seguirla y dispararle por detrás, pero ninguno podía escapar la furia del batazo que terminaban recibiendo.
La (nacionalidad) solo tenía una cosa en mente ahora: encontrar a Peter y a los demás. Y nadie iba a detenerla.
Encontró las escaleras al séptimo y último piso y las subió. No había encontrado a quienes buscaba en el sexto nivel, así que no le veía sentido a quedarse por más tiempo ahí.
La última planta, a diferencia de las demás, consistía de un único pasillo que conectaba cinco salas: cuatro a los lados y una al fondo. La joven pasó pateando abiertas las puertas una por una, encontrando las habitaciones desiertas.
Ni siquiera había guardias.
Avanzó hacia la puerta del fondo y la pateó, pero esta no cedió. Trató de abrirla forzando la manija, pero estaba cerrada.
Le habían puesto seguro.
Sin mucho tiempo ni paciencia que perder, sacó su pistola de su estuche y disparó al seguro de la puerta, destrozando la placa del pomo y, ahora sí, pateándola para abrirla.
Apuntó sin piedad a la persona de pie en el medio de la sala e ingresó. Era un sujeto de unos treinta años, de apariencia joven pero desgastada por el tiempo y sin muchos temores. Se veía algo irritado por la situación, pero estaba bastante calmado si tomamos en cuenta que nuestra protagonista le apuntaba amenazadoramente mientras caminaba dentro de la habitación.
Sus ojos azul-grisáceo parecían mirar directamente en los de ella.
Una vez pasó el umbral de la puerta, descubrió a todos los guardias del piso de pie a los lados de la sala, ocultos por la pared de modo que no podía haberlos visto desde la puerta.
Todos levantaron sus armas y le apuntaron.
(T/N) se detuvo, pero mantuvo su brazo estirado hacia el frente y su pistola apuntando al sujeto. La tensión era tan pesada, que casi se sentía. La sala en la que estaba parecía ser el área de control de todo el edificio, pues poseía grandes ventanales que miraban a todo área trasera y debía ser la más ordenada hasta ahora.
Entonces el joven frente a ella era muy probablemente el líder de los Darksiders.
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Volví en una pieza, no se preocupen ewe
Subiré el cap que sigue este viernes~
Les loveo <3
-Gray
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