Capítulo 42 - Killa
Con Elizabeta como nueva miembro, el grupo retomó su viaje hacia las coordenadas que la dueña del diario (o lo que fuera) les había indicado. Pasaron a través de ciudades sin muchos contratiempos, teniendo la suerte de encontrar comida en algunos lugares.
La húngara y el japonés se sentaban al fondo del camper algunas veces y él sacaba su libreta. Podían pasarse un buen rato ahí atrás, hablando de quién sabe qué.
A (T/N) le resultaba algo extraño, ya que de vez en cuando parecían indicar a alguno de ellos o a ella misma e intercambiaban palabras, como si confirmaran algo.
Pero realmente no sabía si era buena idea preguntar.
Pasaron un par de días y llegaron a una nueva ciudad. No encontraron mucho en el camino, de modo que estacionaron los vehículos en el garaje de una casa y se dispusieron a dormir.
El sitio de la cama se turnaba entre dos grupos: todas las chicas, Peter e Ivan; y el Trío de la Segunda Fila, más Peter y (T/N).
Esa noche le tocaba al segundo grupo.
De modo que estaban todos durmiendo tranquilamente. Alfred en su sitio, Kiku en el suyo, y lo mismo con el chino y el inglés. Los tres hermanos estaban en la segunda fila acompañados de la húngara, y en la cama estaban los otros cinco. Peter dormía hacia la pared con la (nacionalidad) a su lado de espaldas al francés, quien también le daba la espalda. Gilbert dormía hacia la otra pared y Matthew estaba entre ambos.
Debía ser cerca de la media noche cuando (T/N) se despertó sin razón aparente. No le gustaba que eso pasara, porque solía significar que algo iba a pasar. Y si nada pasaba, de todas formas le tomaba mucho volver a dormirse.
Así que se levantó de la cama con cuidado de no despertar a Peter y sacó catalejo y radio de entre sus cosas, dejando el camper en silencio.
No se percató que despertó a dos personas.
Se sentó sobre lo que debía haber sido una mesa de trabajo en el garaje y observó la calle desierta, pues de la puerta ya no quedaba mucho. Encendió la radio con el volumen bastante bajo y se dedicó a observar las estrellas a través de su catalejo.
Claro que la radio no le ofreció nada más que estática, pues nadie emitía en una emisora.
Al cabo de un par de minutos de escuchar estática oyó la puerta del camper abrirse. Se giró para ver quién más estaba despierto a esas horas y se encontró con el francés.
Diablos, debía haberlo despertado al levantarse. Habían estado durmiendo espalda contra espalda, después de todo.
El francés caminó hasta ella y se detuvo al lado de la mesa sobre la que estaba sentada.
—Lo siento, ¿te desperté? —se disculpó (T/N).
—Oui, pero no te preocupes. —le sonrió cansado. Ella no lo sabía, pero el francés agradecía mentalmente el poder verla sin la máscara.
El silencio cayó entre los dos mientras ambos admiraban las estrellas en la completa oscuridad. Ella guardó el catalejo en su riñonera al cabo de un rato y tomó la radio entre sus manos, girando los botones que cambiaban la estación manualmente. No estaba buscando cosa alguna, pero quería asegurarse que en efecto nadie usaba las frecuencias de radio.
Estaba equivocada.
La estática comenzó a cambiar a una voz, y ambos se asustaron. Francis se acercó para oír mejor y ella maniobró los botones hasta encontrar la frecuencia exacta de la cual se estaba emitiendo el llamado.
No fueron capaces de escuchar claramente, pero al llegar al 100.2 lograron oír con menos estática que en las anteriores.
—... en el parque de diversiones.... –epito, se.... –l parque de diversiones... —hubo una larga pausa en la que solo se escuchó la estática, y (T/N) estuvo a punto de cambiar.— ... -rupo de .... –ta personas... -ienen comida, rodeare- ...-os la ciudad por .... –l sur ... Llama—a a la div..-ón cuatro d... -os Darks... -ers, re...-ito, llamada a la división.... –e los ...-ksiders. Tom.... –as armas, cambio.
(T/N) y Francis permanecieron en silencio por unos instantes antes de que ella apagara la radio y lo mirara asustada. Ambos parecían haber llegado a la misma conclusión.
Al parecer, había un grupo de varias personas quedándose en un parque de diversiones, y poseían comida. La transmisión era de una división de los Darksiders a otra, llamándolos a tomar las armas para rodear la ciudad por el sur y capturar a ese grupo.
El problema era que, si eran capaces de usar líneas de radio para mandar transmisiones, eso quería decir que estaban utilizando equipos manuales de corta distancia de alcance.
Por lo que si los podían captar, eso quería decir que estaban cerca.
Conclusión: estaban dentro de la ciudad que pensaban rodear.
Se miraron asustados por un momento hasta que la mirada de ella se tornó en una de determinación que indicaba que debían actuar ya.
Francis se sorprendió por unos instantes antes de poner una expresión seria y asentir con la cabeza.
Él se dirigió al camper para despertar a los que estaban ahí e informarles de lo que se acababan de enterar mientras ella se dirigió a la camioneta por la misma razón.
Abrió la puerta de la segunda fila y Natalya se resbaló fuera. La (nacionalidad) la atrapó a tiempo, por suerte, enojándose a ella misma mentalmente por no haber considerado el hecho de que alguien debía estar durmiendo apoyado en la puerta.
La bielorrusa se despertó casi inmediatamente, alertada, e intentó zarandearse pensando que era algún maleante.
En el proceso despertó a Ivan.
—Natalya, soy yo, calma. —se apresuró a decir (T/N), y la joven entre sus brazos se sorprendió y se incorporó de vuelta en el asiendo mientras el ruso miraba confundido la situación.
—¿(T/N)? Me asustaste. —suspiró ella, girándose a verla.
—¿Pasó algo? —preguntó Ivan somnoliento.
—Sí, necesito que despierten a las otras dos. —indicó ella apresurada, viendo cómo Kiku se había despertado con el ruido y, sorprendentemente, ya estaba alerta y listo.
Ella se movilizó a la puerta del conductor y la abrió, viendo a Alfred aún dormido.
—Alfred. —llamó, pero el estadounidense no se despertó. Se acercó y lo agitó de sus hombros.— Alfred, ¡Alfred! ¡Despierta!
Los ojos del estadounidense se abrieron como platos y se sentó como empujado por un resorte, una mano instintivamente dirigiéndose a sus lentes a un costado y colocándoselos, murmurando pequeños "what" en confusión.
—¿(T/N)? —la miró en cuanto entró en sus cinco sentidos, sentándose derecho en su sitio.— ¿Pasó algo? —preguntó, preocupado.
—¿Qué pasó? —preguntó Yekaterina desde atrás, nerviosa, y la húngara miraba a su alrededor desconcertada.
—¡Enciende la camioneta, debemos irnos en este instante! —ordenó la (nacionalidad), cerrando su puerta y saltando al lado de Natalya dentro de la camioneta, cerrando su propia puerta y haciendo que los cuatro que ya estaban ahí se apretaran.
—But why-
—¡Ahora! ¡Ya! ¡Arranca! —alzó su voz, no pudiendo evitar que sonara algo asustada.
Al escuchar su tono de voz, Alfred encendió la camioneta en un movimiento y pisó el acelerador, girando el timón algo bruscamente y dejando atrás la casa. Una vez estaban de vuelta en la pista, (T/N) le indicó que se dirigiera al parque de diversiones que habían visto en la tarde cuando llegaron.
—¿Pero por qué un parque de diversiones? —preguntó medio asustado el estadounidense, su voz saliendo algo aguda.
—(T/N), ¿qué sucede? —inquirió confundida Elizabeta, asustada al igual que el resto pero tratando de mantener la calma.
—Francis y yo captamos una señal de radio proveniente de los Darksiders. —les contó la (nacionalidad) apurada.— Parece que hay un gran grupo que posee comida y se está quedando en el parque de diversiones. La transmisión decía que iban a rodear la ciudad y que tomarán las armas, al parecer suponen que son los únicos que tienen radio y la están usando para comunicarse.
—Entonces vamos al parque para advertir al grupo, ya veo. —comprendió el japonés con calma.
—¿Y los de atrás no están enterados? —preguntó Yekaterina.
—Francis debe haberles dicho. —supuso (T/N).
El grupo condujo rápidamente alrededor de la ciudad, llegando al parque de diversiones en cerca de quince minutos. Ingresaron con todo y vehículos y avanzaron a una velocidad más razonable hasta divisar dos camiones no-abandonados a la distancia.
Kiku fue el primero en reconocerlos.
—Señortia (T/N), creo que son los de Killa. —anunció.
Alfred soltó un "really?" sorprendido y la (nacionalidad) se levantó del asiento para apoyar una rodilla en la intersección entre el conductor y el copiloto, sosteniéndose de los respaldares.
Necesitaba ver mejor la escena, pues estaban bastante lejos.
Mientras el estadounidense maniobraba entre los escombros, la joven entre él y el japonés sacó su catalejo de su riñonera y se lo llevó a un ojo. Y en efecto, eran los de Killa.
Volvió a guardar el artefacto y maldijo en su mente el hecho de que su máscara estuviera en el camper.
En cuanto llegaron al lado de los dos grandes vehículos pudieron ver que había gente alrededor, parte de los miembros estaban armados y esperando al lado de los camiones.
Se estacionaron y se bajaron de la camioneta, (T/N) dirigiéndose al camper primero. Entró y todos los que estaban dentro la miraron, como si esperaran alguna noticia de qué estaba pasando.
—Killa está aquí. No sé cómo llegaron a parar en esta ciudad, pero debemos sacarlos de aquí. —informó ella, caminando hasta su equipaje seguida de las miradas de todos.
—Um, ¿quién es Killa? —preguntó confundido Gilbert.
—Es un grupo pacífico al que ayudamos hace diez días. —contó Yao.— Y los Darksiders son los maleantes de los cuales les salvamos.
—¿Ehh? ¿Diez días? —se sorprendió Peter.— Siento que ha pasado mucho más...
—A menos que haya contado mal, pero aún así la diferencia no podría ser demasiada. —se encogió de hombros el chino.
(T/N) guardó su catalejo y se colocó su máscara. Aseguró la pequeña radio a la parte de atrás de la riñonera, verificando que el taladro no la dañara, y se giró para mirarlos.
—Algo está pasando afuera, Killa está extrañamente alerta y además están armados. —les comunicó, y buena parte asintieron.
Dejaron el camper en tropel y se acercaron al resto del grupo que ya se había puesto a hablar con los integrantes del grupo pacífico.
Buena parte de ellos la reconocieron.
—¡Qué alegría ver que están bien! —exclamó uno de los chicos al ver llegar a la (nacionalidad) junto con el niño y los demás.
—Eso deberíamos decir nosotros. —comentó ella, y pudo ver cómo el ruso asentía a un costado.
—Necesitamos que abandonen esta ciudad. —intervino el francés, mirándola como para decirle "no hay mucho tiempo que perder".
—Eh, ¿por qué? —preguntó una señora preocupada.
—Los Darksiders ya se enteraron que están aquí y piensan rodearles. —explicó (T/N).— Lo oímos por la radio, están usando una señal abandonada para comunicarse a distancias.
Los miembros de Killa se miraron entre ellos con preocupación y con nervios, como si algo les impidiera dejar el lugar por más que quisieran.
Kiku se percató de eso, por suerte.
—¿Pasó algo? —preguntó el japonés, acercándose un poco.
—Sucede que varios no están. —dijo preocupada una señora.— No sabemos a dónde fueron, pero cuando me desperté a la mitad de la noche, no estaban.
—Faltaban cerca de siete. —añadió un hombre, aparentemente más calmado para que los otros pudieran comprender la situación.— Tres jovencitas y cuatro jóvenes. En cuanto nos dimos cuenta, se armó una pequeña comitiva para ir a buscarlos, pero...
—Ya han recorrido el lugar dos veces y aún no los encuentran. —completó un chico.— Se volvieron a ir hace unos diez minutos para intentar de nuevo, y estamos esperando a que regresen.
(T/N) asintió con preocupación y se giró para mirar a su grupo. Sus expresiones le indicaron que ya sabían lo que iba a decir, y que estaban de acuerdo con la decisión.
Debían ayudarles. Aún debían tener algo de tiempo antes de que llegaran los Darksiders, y ella no pensaba dejar a nadie detrás.
Estaban en medio de una pequeña discusión para decidir quiénes irían a buscar para cuando uno de los otros exclamó algo.
—¡Ahí vienen!
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7u7~
Saltamos de un arco al otro (?
Pero nos vemos el viernes ^^/
Les loveo <3
-Gray
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