Castigo a la primera impresión
Era un día normal en la escuela secundaria Asahiyama. Fuutaro Uesugi era un sujeto peculiarmente normal. ¿Por qué normal? Es alguien que, como la mayoría, se preocupa por sus estudios y sus capacidades lo han hecho retraído socialmente. Pero, eso le ha traído ventajas en la vida: es uno de los jóvenes más dotados intelectualmente y le ha permitido convertirse en una especie de tutor privado.
Así que, para su precaria situación económica, ganar dinero a partir de la educación como instructor privado le venía como anillo al dedo. Pero, su vida cambiaría una tarde de junio cuando, cuando se sentó en la cafetería de la escuela a comer solo.
— Miren a Uesugi-kun, sin nadie que lo acompañe a comer, patético...
Él simplemente se concentraba en comer sus alimentos y estudiar su acordeón de términos para las clases de inglés. Pero no notaría que una chica de pelo rosado, colas de alas de mariposa y ojos morados había llegado dos segundos antes cuando el chico de ojos color miel y pelo de hongo.
— Sumimasen, pero yo tenía primero este asiento. -decía el joven con algo de cordialidad, porque sí se sacó de onda-.
— Mentira, yo ya estaba sentada aquí cuando te vi en este lugar. Y ni siquiera eres capaz de pedir permiso para estar aquí. ¿No te educaron en tu casa, verdad? -la chica no tenía pelos en la lengua ni tacto en sus palabras-.
— ¿Viste? La nueva y Uesugi se están peleando...
— Apuesto 500 yenes a que ella lo abofetea...
— Cagó...
Algunos cuchicheos se escuchaban mientras absolutamente todos los presentes en la cafetería veían cómo la tensión entre la señorita y Fuutaro crecía. Pero, se decepcionarían al ver que la mayoría de apuestas no se cumplieron.
— Ya te dije que esta mesa está ocupada, muévete por favor. Ya me estoy molestando. -decía ella mientras cruzaba sus brazos-.
— Yo me siento aquí todos los días, así que tú muévete de aquí. -Fuutaro estaba decidido a no dejarse y se sentó en la silla-.
Ambos ya no se dijeron nada y comenzaron a comer, ella estaba enojada mientras engullía el arroz y los camarones tempura; él solo veía sus apuntes del acordeón y daba pequeños bocados.
— Con razón la gente se burla de ti... -escupió la jovencita y Uesugi no dijo nada, seguía en lo suyo-. Estudiar mientras comes es de mala educación. ¿Necesitas aprobar y estás desesperado?
— Los exámenes están cerca y me gusta estudiar porque quiero tener un futuro. -contestó el ojimiel mientras seguía en lo suyo-.
— ¿Qué estás insinuando? -esto le sacó una pequeñísima vena a la señorita de coletas de mariposa-.
— Nada, solo déjame tranquilo. -volvió a contestar el pelo de hongo-.
— A ver si eres tan intelectual. -Nino notó que en la bandeja había un papel doblado y unas marcas de bolígrafo rojo, parecía que era un examen-.
Cuando le quitó el examen, ella quedó entre asqueada, humillada y molesta. Asqueada porque tenía 100 de calificación, humillada porque ahí tenía al lado su examen y tenía miedo que él la viera y se riera de ella, y molesta porque no podía ser que estuvieran en la misma clase y en la misma sección.
Luego que ella revisara casi minuciosamente la prueba, él se la arrebató y sonrojado lo dobló y lo guardó en el bolsillo de su camisa. Y cuando él levantó la vista, notó que la jovencita tenía la mirada hacia abajo y con el rostro entre molesto y sonrojado.
— Maldita sea, ¿cómo es que saliste tan bien en un examen tan difícil? Yo estudié mucho y no... -Nino fue interrumpida cuando vio que Fuutaro estaba viendo su examen, ya que ella lo dejó al descubierto también en la charola del almuerzo-.
(Cr: @ oekakizuki_turi en Twitter)
El sonrojo y el puchero que ella hizo era de película, la chica de las colas de mariposa pensaba que él se burlaría peor, pero solo lo vio y notó que estaba comparando exámenes. La mujer notó que veía un pequeño indicio de una sonrisa.
— NO TE DEJARÉ QUE TE BURLES DE MÍ EN MI CARA, TEMME. -ella le arrancó el examen y casi lo rompe-. TE VUELVES A ACERCAR A MÍ Y NO RESPONDO POR LO QUE HARÉ. ¿ENTENDISTE, HIJO DE LA GRAN PUTA?
La dulce estudiante armó tremendo escándalo para después darle tremenda bofetada a Fuutaro y botarlo de la silla. Él no sintió cuando cayó al suelo hasta que el golpe en la cabeza le hizo reaccionar.
— No puede ser... -cuando levantó la vista, Uesugi notó que la comida de su bandeja también había caído al suelo-.
Ya estaba por terminar la hora del almuerzo y se había quedado sin dinero para comprar algo más para completar el día. Él se tomó la barriga cuando sintió el gruñido de su estómago. Pero no tenía tiempo para pensar en el hambre cuando escuchó su teléfono Nokia de ladrillo que sonaba. Así que tuvo que irse a un pasillo un poco alejado para contestar.
— Moshi-moshi...
— Onii-chan...
— Raiha, ¿qué pasa? Ya casi tengo que volver a clase...
— Te llamaba para decirte que llamó un hombre que preguntó por unas tutorías académicas. Dijo que quería contratarte a ti, sería trabajo hogareño y pagaría hasta cinco veces más de lo que pides.
— Suena que está en algo ilegal...
— ¿O prefieres que vendamos el riñón? ¿Porque sabes que podemos vivir con uno?
— Raiha, no...
— Es broma, onii-chan... pero sería divertido poder comer una comida entera y rica hasta saciarte, ¿sí?
— Hai, sé que te prometí que pronto comeríamos cosas ricas tú y yo. Así que no solo dependeremos de otou-san...
— Lo sé, onii-chan...
— ¿Y a quién tendré que darle las tutorías?
— Pues es alguien recién transferida a tu escuela y se apellida Nakano. Dijo el señor que llamó que quiere empezar hoy mismo las tutorías, así que dijo que fueras a una dirección, anótala onii-chan. Es...
Esta conversación estaba siendo escuchada por una chica que tenía audífonos azules, pelo castaño y ojos morados. Alcanzó a oír la voz de la niña que estaba hablando con el chico pelo de hongo.
Más tarde en un salón de clases
Fuutaro estaba escribiendo en su cuaderno cuando el profesor llamó la atención a todos y le pidió a una persona que entrara y se presentara. Todos estaban admirando la belleza de esta jovencita, pero el ojimiel levantaría la vista con miedo con las siguientes palabras.
— Nakano Nino-deu. Yorushiko onegaishimasu...
La chica saludó a todos los presentes, ella estaba sonriendo pero por dentro se sentía asqueada por ver el rostro del pelo de hongo. Y él ni se inmutaba porque seguía escribiendo hasta que un chico le dijo al oído.
— Oe Fuutaro-kun... ¿esa no es tu novia? -el chico le decía con gracia-.
— ¿Novia? -preguntó extrañado cuando finalmente alzó la vista y se asustó al ver a la misma chica de la cafetería-.
— YA LA CONOZCO... Y ES EL APELLIDO DE LA PERSONA QUE ME CONTRATÓ... -Fuutaro estaba mortificado, pero debía actuar natural e intentar ser amable-.
— O... ohayo... -quiso saludar pero su rostro forzaba las expresiones-.
Ella solo frunció el ceño y le mostró la mejilla en señal de desinterés. Nino pasaría de largo, saludaría a una chica que estaba adelante del puesto libre al final del salón y se instalaría. El turno de la tarde fue incómodo para él, ella era el centro de atención y Uesugi pensaba una sola cosa.
— Debo arreglar las cosas con ella, sino perderé el trabajo...
Cuando el día fue terminando, Fuutaro estaba cambiándose los zapatos en su casillero y notó que Nino estaba saliendo acompañada. Iba al lado de una chica de pelo rosado bastante corto y muy atractivo para su perfil, una señorita castaña con audífonos azules en el cuello, otra jovencita de pelo naranja y un listón verde y por última una fémina pelirroja con broches de estrella.
— No puede ser, va acompañada de sus amigas. Al menos quiero pedirle disculpas para evitar llevarnos mal en las tutorías. -él se estaba acercando cuando llegó a un paso de cebra que estaba en rojo-.
— Oe, Nakano-san... -llamó Fuutaro pero lo que no esperó fue que Nino y las otras cuatro jovencitas voltearan a ver al mismo tiempo-.
— Nani? -dijeron las cinco al unísono-.
— ¿Eh? -respondieron al mismo tiempo-.
— Daré? -preguntó la chica pelirrosa mostrando un poco sus atributos, cosa que alteraría al ojimiel-.
— Boku wa Uesugi Fuutaro-desu... estoy buscando a Nakano Nino. -decía mientras apartaba la vista del pecado-.
— Nino, apenas llevamos un día ¿y ya tienes novio? Tú no perdonas... -la pelinaranja con listón le daba pequeños codazos mientras reía-.
— Hentai... -la castaña veía con pokerface a ambos, pero más a Nino-.
— ÉL NO ES MI NOVIO. SOLO ES UN PELMAZO MALDECUADO, HONGO ANDANTE Y APARTE FEO. -ella estaba sonrojada y alterada-.
— Oe, tampoco está tan feo... Solo tiene el pelo de hongo...
— Yotsuba, ¿qué te pasa? ¿Acaso te gusta? -preguntó la pelirroja con estrellas-.
— Itsuki, es que sus ojitos se me hacen familiares... -Yotsuba lo veía como todo en la vida, simple y sin darle demasiada importancia, solo sonreía-.
— ¿Y por qué estás aquí, eh? -preguntó molesta Nino-.
— Es que quería pedirte disculpas por lo que pasó en la cafetería y... -ella solo le puso la mano frente al rostro-.
— No necesito disculpas de un tipo ordinario como tú. Me basta con tu primera impresión para saber que eres un idiota, feo, amargado, sin amigos, pretencioso y engreído... -Nino iba a seguir cuando la castaña le dijo que avanzara porque el semáforo se puso en verde-.
— Ya voy Miku. Vete a la mierda, temme. Deja de seguirme. -se despidió de la forma más pesada posible la Nino-.
Cuando ellas empezaron a caminar, él también lo hizo pero tomando distancia para evitar otro agravio peor de Nino. Se cuestionaba mucho si debería aceptar ir a ese trabajo, pero el dinero era necesario. Así que solo revisó su teléfono para ver la dirección que Raiha le había dado.
Él caminó lento para evitar estar en el campo de visión de Nino o de las "amigas", aunque seguía preguntándose porqué todas voltearon cuando mencionó el apellido Nakano. Pero era cosa para pensar en otro momento. Luego de 20 minutos llegaría a su destino y vio que era un edificio de varias decenas de pisos.
— Sí son gente rica, ¿de verdad seguí bien la dirección? -empezó a caminar por el pasillo hacia la entrada, pero de la puerta vio salir a dos personas-.
— ¿Eres un acosador o qué? -Nino había aparecido y estaba escoltada por Miku-. Te lo diré una vez, así que escúchame con cuidado. LÁRGATE DE AQUÍ, HIJO-DE-PUTA.
Esto enojaría bastante a Fuutaro porque ya era más de una vez que recibía ese insulto en el día. Así que solo respiró profundo para darle la mejor respuesta posible.
— No soy tu hermano...
Uesugi estaba con el rostro serio, pero feliz por dentro porque había sido capaz de mantener la poca dignidad que tenía. La castaña llamada Miku puso un puchero y el ceño fruncido, pero no podía reclamar porque fue una buena respuesta.
— ¿Y qué estás haciendo aquí? -preguntaba Miku con el rostro serio que le caracteriza-.
— Vine porque tengo que darle tutorías a una chica de apellido Nakano y yo soy el profesor particular. Así que recibí esta dirección para venir a trabajar. -contestó viendo el edificio y luego les mostró el teléfono a ellas-.
Nino no podía creerlo y Miku estaba algo sorprendida porque no pensaba que fuera alguien tan joven quien se encargara de darles clases.
— Me niego a aceptarlo... -decía Nino con los brazos cruzados-.
— A mí tampoco me entusiasma, me gusta menos que a ti, pero quise ser cordial contigo y que al menos pudiéramos tolerarnos. No pienso rendirme. Actué mal y lo reconozco. -Fuutaro empezó a acercarse a Nino y ella estaba molesta pero empezaba a sentirse acorralada cuando notó que él estaba muy cerca-. Así que te pido disculpas por mi forma de comportarme contigo. Así que seamos compañeros. Yorushiko-nee.
— Pero... tú no puedes ser nuestro profesor particular... -decía ella furiosa y Miku le tomó la manga a Fuutaro-.
— ¿Nuestro? -contestó mientras veía a Miku-.
La castaña no dijo mayor cosa, solo le dio tiempo a Nino para que se fuera corriendo pero con los puños apretados. Ella llamó al elevador y en cuestión de minutos ya estaban en el condominio, bastante elegante y carísimo por cierto.
Fuutaro tuvo la mala suerte de subir por las escaleras, pero no era nada que no pudiera superar. Solo eran 30 pisos. Hasta que al final logró ver que Nino estaba terminando de entrar a su apartamento. Así que Uesugi, con un último impulso, pudo correr hasta entrar casi como un espía en la casa.
— Oe Miku-chan. ¿Dónde estabas? -preguntó una chica de pelo rosa corto mientras bajaba las escaleras, pero al ver que había visita, solo sonrío como siempre-. Así que eres el chico de antes, ¿acaso viniste por una de nosotras? Qué atrevido. Watashi wa Nakano Ichika-desu. Si buscas a una hermana mayor, me tienes a mí.
— ¿Hermana mayor? Etto..., ¿tú compartes casa con tus compañeras de clase? -preguntó Uesugi bastante desorientado-.
— ¿Vinieron compañeras de clase? -preguntó Yotsuba que salía de la cocina se le aparecieron estrellitas en los ojos-. OH, ES EL CHICO DE LOS OJOS LINDOS.
— ¿Vino quién? -la pelirroja de las estrellas, Itsuki, estaba comiendo un bollo-.
— Esto tiene que ser un sueño, no tiene sentido que hayan cinco chicas en una misma casa, en un mismo apartamento. ¿Por qué? -Fuutaro tenía un revoltijo en el cerebro-.
— Si no lo has entendido, temme. Nosotras somos hermanas, las cinco somos familia. Somos quintillizas. Entonces dime, ¿vas a ser nuestro profesor particular? -preguntó Nino mientras estaba de frente a todas sus hermanas-.
— Hai... así que hagamos esto más accesible para todos y estudiemos. Pero muéstrenme sus exámenes para saber qué tanto hay que mejorar. -pidió el Fuutaro mientras se sentaba en la sala-.
Nino veía con desagrado lo que él quería hacer. Así que se acercó a Miku y le susurró al oído.
— Miku, me voy a deshacer de este tonto. Dile a todas que le sigan la corriente. Voy a darle mi elixir especial. -sonreía con malicia Nino, que estaba dirigiéndose a la cocina-.
Las cuatro estaban de mala gana, pero decidieron hacerlo al ver que Nino iba a la cocina con una sonrisa. Aunque de las cuatro restantes, Yotsuba era la única que se fijaba en Uesugi y tenía deseos de estudiar. Miku pensaba en la conversación que escuchó temprano en el día y pensaba que tal vez debería darle la oportunidad, no por él sino por la niña que hablaba con él.
Itsuki e Ichika eran un poco más indiferentes, ella porque pensaba que debía haber un profesor decente y no un compañero e Ichika porque veía bastante molestable al chico.
Cuando llegó Nino a la mesa, había un vaso bastante grande de agua con hielo y se lo ofreció sin voltearle a ver. Entonces, llegaría el momento de ver a lo que se enfrentaba Fuutaro.
— Yare, yare... SON TODAS IDIOTAS POR NATURALEZA... -al ver que los exámenes de las cinco sumaban los 100 que vale una sola prueba y por la tensión tomaría la bebida-.
El problema es que se la bebería de golpe a tal punto de dejar el vaso totalmente vacío porque el hielo también se lo tragó. Cuando se sentó a respirar un poco, se volvió a sentar.
— Bueno, exageré mi reacción y lo lamento mucho. Pero la verdad es que me gustan los retos. Es el último año de secundaria, así que quiero lograr que las cinco se gradúen. Es lo único que puedo hacer ahora. -decía Fuutaro mientras abría el libro, pero empezaba a nublarse la vista-.
— Bye-bye... -decía Nino mientras estaba de pie al lado de Fuutaro-.
Él solo veía que todo se ponía en negro y sus ojos pesaban ya. Lo último que pudo ver fue la sonrisa de victoria de Nino.
— Raiha... -fueron las últimas palabras que dijo antes de caer dormido-.
— Hasta que se durmió. Así nos libramos de otra carga más. -decía Nino mientras hacía como si se limpiara las manos con satisfacción-.
— ¿No crees que fuiste algo extremista esta vez? Él parecía ser alguien competente. -preguntó algo temerosa Yotsuba mientras se acercaba a tocarle el hombro al chico-.
— ¿Raiha? Es el nombre de la chica con la que habló antes... -pensó Miku mientras veía que él roncaba-.
— Llamen a un Uber y sáquenlo de aquí. Lo que pase con él de aquí en adelante no me interesa. -Nino se fue a su cuarto e hizo el gesto con la mano para indicar que se vayan-.
Las otras dos chicas, Itsuki e Ichika, solo veían con desaprobación a Nino. Esto era porque Uesugi no les había hecho nada malo, es cierto que por ser joven no era muy confiable que estuviera apto para ser un profesor, pero no significa que les cayera mal.
— Me encargaré yo de llevarlo a su casa. -Yotsuba tomó la iniciativa-.
— Parece que vive en **********, está cerca del distrito comercial de Shinzuku. -Miku se acercó a su maletín y vio que la agenda que estaba a la vista y supo su ubicación-. Te ayudaré a llevarlo.
— ¿De verdad, Miku-chan? Arigato. -la pelinaranja sonrío-.
Unos minutos después frente a la casa de Fuutaro
Miku y Yotsuba estaban cargando a Uesugi, quien seguía durmiendo. Cuando notaron que la fachada era un poco humilde, comparado al estilo de vida de las Nakano, solo intercambiaron miradas para seguir cargándolo. Iban a subir una escalera pero notaron que una niña pequeña de pelo azabache con coleta y un mechón de pelo saltón abrió la puerta.
— Onii-chan, ¿qué te pasó? -preguntó algo extrañada-.
— Sumimasen. -Yotsuba trató de excusarse-.
— ¿Tú eres Raiha? -preguntó Miku mientras sostenía a Fuutaro-.
— Hai, ¿ustedes son amigas de mi onii-chan? -preguntó algo extrañada la pequeña Uesugi-.
— Somos sus alumnas. ¿Podemos pasar? Él está un poco pesado. -decía Yotsuba algo apenada-.
La niña dejó que las dos señoritas pasaran, les ayudó como pudo a abrirles el paso para poder pasar. Raiha preparó un pequeño futón para acostar a su hermano mayor. Ella se encontraba sola porque el padre estaba trabajando.
Yotsuba fue ayudada por Raiha para acostar al chico y Miku exploraba con la mirada el piso, parecía bastante pequeño, humilde, poco iluminada y con pocas cosas materiales. Luego vería que en un estante habían varias fotografías enmarcadas y otras pegadas en la pared.
Habían fotos familiares, pero una particular llamó la atención de Miku. Se veía a una de las quintillizas sonriendo y haciendo el signo de paz y un chico rubio viendo a otro lado. Ambos se veían de 7 años de edad, así que la foto se veía un poco arrugada.
— Yotsuba... -llamó Miku a su hermana, que estaba poniéndole la frazada a Fuutaro-.
— Nani? -preguntó la mencionada y al ver que Miku señalaba la foto, la pelinaranja veía y abrió los ojos como platos-.
— Este chico... yo lo recuerdo... -la mente de Yotsuba estaba pensando en recuerdos bastante importantes de su vida-.
/Flashback/
Era una noche tranquila cerca de Navidad en un templo budista, una pequeña niña de pelo rosado con vestido de una sola pieza estaba en la fachada junto a un chico rubio, suéter color vino y pantalón beige.
— Ya se hizo muy tarde y ya no tengo dinero para el autobús... -se lamentaba la pequeña-.
— Aho, yo solo llevo 200 yenes, no puedo prestarlos. -el niño sacó dos monedas de 100 ¥-.
— Lo sé, solo ve con cuidado. -ella sonrió, pero sorprendería que el chico se acercara al altar y dejara caer las monedas en la caja y diera las gracias-.
— Parece que también ya gasté mi dinero. -él solo se sentaría en el suelo-. Mi familia solo podía darme 5 yenes, qué poquito.
— ¿No te sientes triste por no tener dinero, Fuutaro-kun? -preguntó ella-.
— ¿A qué te refieres? -preguntó él sin entender la razón de esa pregunta-.
— Es que mi familia está igual, mi mamá trabaja todos los días para mantenernos a todas. Y a veces pienso que ella estaría mejor si no estuviéramos aquí. -esas palabras de ella sorprendieron al pequeño Fuutaro-. Así que quiero hacer algo con mi vida, estudiaré para ser muy lista y ganar mucho dinero. Para que mi mamá pueda descansar. Así sentiré que vivo por un propósito.
— Sugoi, eso es muy maduro de tu parte. -el chico estaba auténticamente sorprendido, así que se puso de pie-. Si yo también estudio, podré hacer lo que sea. Cuando pueda ganar algo de dinero, mi hermanita podrá tener una vida mejor. Así podrán tú y tu familia contar con nosotros también.
La sonrisa de Fuutaro era contagiosa y eso sorprendió a la pequeña. Ella solo tomaría de las manos a él y le correspondería el gesto.
— Yo lo haré por mi mamá y tú por tu hermana, Fuutaro-kun. -decía la niña feliz-.
— Hai. Pidamos dos deseos de 100 yenes. -los dos se acercaron, juntaron sus manos en dos aplausos-.
Ninguno de los dos sabían qué pediría el otro, pero era el mismo deseo. Uno que pedían con todas sus fuerzas.
— Deseo que en el futuro Fuutaro-kun/******* podamos cumplir nuestros sueños juntos...
/Fin del flashback/
— Yotsuba, esa chica de la foto... -Miku estaba viendo a su hermana que durante un par de minutos empezó a derramar lágrimas pero sin notarlo por estar perdida en sus pensamientos-.
— Watashi-desu...
— Oh, están viendo nuestro muro familiar. Ahí está onii-chan en su fase rebelde y una chica que no volvió a ver en su vida. Me dijo que cuando yo era una bebé conoció a una niña que marcó su vida. Me decía que por ella es el ratón de biblioteca que conozco. -Raiha se había acercado-.
Yotsuba acariciaba la cabeza de Raiha mientras se limpiaba las lágrimas. Miku veía todo con una discreta sonrisa. La primera que esbozaba desde que empezó este one-shot. Y cuando levantó la mirada para ver a Fuutaro, su expresión cambió.
Ella corrió hacia la ubicación del pelo de hongo, él estaba botando espuma por su boca. Puso su cabeza en el pecho de él para verificar si su corazón seguía latiendo. A los pocos segundos llegó Raiha y Yotsuba para tratar de ayudar.
La pelinaranja abriría la boca de Fuutaro y le daría RCP para tratar de estabilizarlo. A estas alturas parecía faltarle el aire y Yotsuba trataba de regresárselo. Raiha le tomaba de la cabeza y lo apoyaba sobre sus muslos para que pudiera respirar mejor.
— Onii-chan, ¿qué te pasa...? -las lágrimas de ella caían sobre el resto inexpresivo de Fuutaro, que seguía con los ojos cerrados-.
Los intentos de resucitación de Yotsuba eran en vano porque no parecía haber ningún cambio en el chico. Miku le tomaba el pulso desde la muñeca. Luego de tres minutos, la castaña se preocupó más porque ya no sentía el pulso desde donde lo estaba examinando.
Así que le pidió a Yotsuba que se detuviera y puso dos dedos en la parte lateral derecha de la nuca de él para comprobar si había actividad o no. Las iris de Miku se achicó demasiado y esa expresión preocupó más a todas las presentes.
— Oni-chan...
Raiha, al notar el sepulcral silencio de las dos chicas, rompería a llorar mientras abrazaba la cabeza de su hermano. Yotsuba se uniría al llanto y abrazaría a la pequeña Uesugi, Miku se uniría para apapacharlas a las dos. Ella, al no conocer al muchacho, tampoco podía sentirse igual que su hermana. Pero sí era desgarrador escucharla llorar de esa manera.
El llanto se vería ligeramente interrumpido por una llamada en el teléfono de Miku. Al ver en el dispositivo, el nombre y foto de Nino aparecería. La castaña se alejaría para atender la llamada.
— Moshi-moshi...
— Miku, ¿dónde estás? Ya te tardaste en venir con Yotsuba...
— Estamos en casa de Uesugi-kun...
— ¿Por qué siguen ahí? Ese idiota solo está dormido. ¿Qué tanto se quedaron a hacer ahí?
— Nino, él estaba designado a ser nuestro profesor particular. Lo hacía porque tiene una hermana menor. Cuando lo íbamos a dejar, ella nos dejó entrar y vimos que él vive al día. Parece que solo tiene a su padre y sobreviven cada día por él...
— ¿Me estás diciendo eso para que le tenga lástima y le deje enseñarnos? Si de seguro ni sabe...
— Viste ese examen de 100 puntos, yo escuché el escándalo que hicieron el cafetería. También escuché que él apenas y puede comer todos los días. Otou-sama le iba a pagar por enseñarnos. Pero ya no podrá...
— ¿Despertó y decidió que ya no lo haría?
— Ya no despertará, Nino...
— ¿Nani?
— Uesugi-kun wa shinda... (Uesugi-kun está muerto)
— ¿Cómo que muerto? Miku, tus bromas son muy malas.
— No es broma, Nino. Le envenenaste la bebida y murió. No tiene pulso y su hermana está llorando igual que Yotsuba...
— ¿Yotsuba por qué? -la voz de Nino empezaba a bajar de tono por el miedo-.
— Ella vio una foto que Uesugi-kun tenía. Salía ella cuando éramos niñas y oka-san aún vivía. Por cómo reaccionó ella, parece que recordó que ya lo conocía a él desde antes de hoy. Yotsuba no había llorado así desde que oka-san falleció. Nino, eres una asesina y lo vas a pagar.
— YO NO SOY UNA ASESINA. -gritó Nino desde el teléfono-.
Esas palabras las escucharían Itsuki e Ichika. Ambas estaban en la primera planta cuando oyeron el alarido de la hermana. Así que se acercaron y preguntaron.
— ¿Por qué gritas Nino? -Ichika venía de tomar un energizante del refrigerador-.
— ¿Asesina de quién o qué? -Itsuki estaba con su cuarto bollo del día-.
— No es nada... -iba a colgar, pero las siguientes palabras congelaron a sus hermanas-.
— NINO MATÓ A UESUGI-KUN CON LO QUE LE PUSO EN LA BEBIDA. YA NO SIENTO SU PULSO... LLAMEN A LA POLI...
Nino colgó el teléfono de golpe y al voltear a sus hermanas, estas solo tenían una mirada de ultratumba. Iba a salir corriendo, pero Itsuki se agachó para tomarla de las piernas para impedir que saliera corriendo.
La hermana de las colas de mariposa caería contra el suelo e Ichika pondría una de sus rodillas en la espalda de Nino para no dejarla ir.
— Nino, ¿qué fue lo que le pusiste a él? -Itsuki estaba molesta, aunque ella no conozca de nada al ahora occiso, que su hermana sea una asesina es algo que no se perdonaría, independientemente de quién sea la víctima-.
— Solo le puse Eszopiclona. Lo que uso para dormir cuando tengo insomnio. -Nino no entendía cómo es que su técnica de disuasión podía escalar a tanto-.
— ¿Pero eso no es con receta? -preguntó Itsuki mientras sostenía con fuerza las piernas de Nino-.
— Hai, pero... -Nino fue interrumpida-.
— Nino, ese medicamento es un tranquilizante muy fuerte y sin control puede ser peligroso. ¿De verdad querías matarlo? Si no hizo nada malo. -Ichika estaba marcando al 110-.
— Ichika, pero él iba a...
— Moshi-moshi. Con la policía, quiero denunciar a la señorita Nakano Nino, ella está en *************, calle *********** frente a ************. Ella envenenó a una persona y me avisaron que ha fallecido. Creo que se llama Uesugi Fuutaro. Retendré a la chica para que no escape. Vengan pronto por favor. -Ichika hizo la llamada-.
En la casa de los Uesugi, Miku había llamado a Emergencias después de hablar con Nino. La castaña esperaría unos pocos minutos para que la ambulancia llegara para llevarse el cuerpo de Fuutaro. Por protocolo, solo podía ir familia cercana. Así que el padre fue notificado en su trabajo.
Yotsuba acompañaría a Raiha a la morgue donde le harían la autopsia al chico. Sobra decir que los tres estaban sin consuelo. Miku le avisó a su hermana que se adelantaría a ir al piso donde están sus otras hermanas.
Luego de irse en Uber, tras 20 minutos de viaje, notaría que de la casa saldría Nino escoltada por dos agentes y con sus manos esposadas por atrás. Ella iba con el rostro cabizbajo, recubierto por su flequillo.
— Miku... -Nino al ver que Miku estaba frente a ella cerca de la patrulla-.
— ¿Quién eres tú? -fue lo único que dijo la castaña-.
La hermana de colas de mariposa no volvería a decir nada, solo entraría en la cabina trasera del vehículo mientras era transportada hacia la estación. El día terminaría sumamente amargo y esta situación estaría lejos de terminar.
Cuando Isanari, el padre, supo todo lo que pasó, las hermanas Nakano restantes se disculparían con la cabeza al suelo. El padre adoptivo de las quintillizas era conocido de Isanari, la pena por una pérdida irreparable era algo que no se le deseaba a nadie y Maruo Nakano trataría de ser un soporte emocional para su antiguo camarada.
El día del funeral de Fuutaro, las quintillizas estarían todo el tiempo al lado de Raiha y Maruo de Isanari.
— Raiha-chan. Yo conocí a tu hermano, la niña de aquella foto era yo y desde que no volví a verlo, pasé esforzándome por cumplir un sueño gracias a un deseo que pedí a su lado. Nunca supe qué fue lo que deseaba porque sino no se cumpliría. Pero debo decir que gracias a él, intenté dar lo mejor de mí para cumplirlo. Pero, me sentí estancada en algún momento. Tal vez no lo conocí más a profundidad, pero tu hermano me parecía alguien interesante para conocer. Quiero creer que en otras circunstancias, habríamos visto y vivido muchas cosas increíbles con él. -Yotsuba abrazaba a Raiha que se mantenía neutra-.
— ¿Por qué hablan tan bien de onii-chan? Solo lo conocían de un día. -la pequeña Uesugi pensó en lo lógico-.
— Porque tenía las mejores intenciones de enseñarnos. -Miku hablaría-. Cuando llegó a la entrada de nuestro edificio, le pidió disculpas a Nino. Pero antes de ese momento, yo oí que habló contigo. Le dijiste que sería bueno comer hasta donde pudieran. Y él te prometió que comerían cosas ricas juntos.
Esas últimas palabras harían llorar a Raiha. Las cuatro chicas la abrazarían mientras caían lágrimas de sus ojos. Todas tenían un pensamiento en común.
— Le daremos de comer muchas cosas ricas a Raiha-chan. Tal como tú querías, Uesugi-kun/Fuutaro...
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Bueno, una rápida explicación de porqué escribir y publicar esto. Me dio un batacazo artístico y al final siento que me pudo quedar mejor, pero la verdad es que no se me da bien esto. De todas maneras, quise hacerlo porque no me agrada Nino. Y sé que me echo a buena parte de su fandom, pero digamos que una cosa es ser pesada, pero ella era algo distinto. En fin, si les gustó, muchas gracias. Y si no les gustó, los comprendo mucho.
Entre octubre y noviembre subiré un Izuocha, no será one-shot. Tampoco será muy largo, pero espero les guste. Nos leemos en otra ocasión, los quiero mucho uwu
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