un.
MYUNGJUN & JINWOO.
—Sería muy lindo que te apuraras, pedazo de imbécil —la voz del menor de ambos presentes sonaba irritada, sin siquiera verle, uno podría adivinar que frotaba sus sienes con dos de sus dedos.
—Cállate, tú las perdiste —le respondió molesto su acompañante, arrodillado frente al asiento del conductor palpando el alfombrado suelo en busca de unas llaves.
—¿Para que me las dabas?
—Para que pudieras hacer algo útil por una vez en tu vida, Woo.
A pesar de que podría decirse que utilizaban un lenguaje medianamente rudo, esta era la manera en la que se demostraban su cariño. Porque seamos sinceros, mientras más quieres a un cabrón más feo le hablas.
JinWoo bufó y miró por la ventana del copiloto, para luego añadir un comentario a la plática.
—No sé ni cuándo se me cayeron, simplemente de un momento a otro ya no estaban en mi mano.
MyungJun no hizo demasiado caso; se haya dado cuenta o no, las llaves se habían perdido. Estaban dentro del auto, obviamente, pero no sabían en qué parte de él.
—A ver, JinWoo —musitó Kim —. Quizá pasamos por un bordo muy grande y soltaste las llaves y salieron volando hacia atrás. ¿Podrías bajarte y ayudarme a checar?
—Voy —soltó con pesadez y rodando los ojos.
Abrió la puerta del auto de MyungJun y bajó de este, para luego cerrarla con poca fuerza. MyungJun levantó ligeramente la mirada, y puso los ojos en blanco al ver el asiento donde hacía pocos segundos su amigo estaba sentado.
—Inútil —susurró lo suficientemente alto como para que Park le escuchara.
—¿Qué hice ahora?
A MyungJun sólo le bastó con estirar su brazo y tomar algo del asiento contrario. Las llaves, más específicamente.
—¿Cómo no te diste cuenta que estabas sentado encima de ellas? —Kim finalmente se levantó de su incómoda posición y bajó del auto, para azotar fuertemente la puerta —¿Estás tan acostumbrado a que te metan cosas por el culo que ni lo notaste?
—¿Acaso quieres darme clases? —le respondió —. Porque tu pareces un experto en hacer que te la metan.
Soltaron uno que otro comentario más, para luego posarse frente a la casa frente a ambos. Hacía tiempo que querían vivir juntos, pero no se consideraban lo suficientemente responsables como para hacerlo sólo ellos dos. Así que con la ayuda de San Google (y una página en la cual podías buscar roomies) terminaron por aceptar vivir en un espacio compartido junto con otras cuatro personas.
—Es linda —Kim sonrió ligeramente, apretando un botón de sus preciadas llaves que hizo que el auto cerrara con seguro.
—¿Crees que alguien ya esté alguien?
MyungJun se quedó callado unos momentos, para luego ladear su cabeza con la mirada fija en la perilla.
DONGMIN & SANHA.
—No puedo creer que hayamos tenido que venir al hospital —DongMin se quejó, observando cómo una enfermera se encargaba de tomar la presión del menor.
SanHa rodó los ojos, casi listo para lanzarse a los golpes contra su amigo.
—¿No lo puedes creer? —habló con cierta molestia, ¿cómo se atrevía? —¡Mataron a Spiderman!
El contexto de esta situación era muy sencillo: cuando la película de Infinity War fue estrenada en cines, SanHa estaba en temporada de exámenes y sus padres no le dejaron ir a verla. Es por eso que Lee DongMin –su mejor amigo– a sabiendas de que SanHa quería verla y ya no estaba en cartelera desde hace mucho, la rentó y lo invitó a su casa. Y claro, Yoon al ver la muerte de su superhéroe favorito se alteró.
—¿Y qué? —DongMin sonó desinteresado, cruzándose de brazos y volteando su mirada al blanco e iluminado techo del lugar —. Es sólo un personaje.
SanHa bufó y se dirigió a la enfermera.
—Sáquenle sangre a él también, por favor.
—¿Por qué a mí? —Lee frunció su ceño, confundido.
—Porque quiero ver qué clase de mierda te corre por las venas.
La enfermera tuvo que reprimir una carcajada ante el comentario, sin entender muy bien qué estaba sucediendo.
Después de verificar que todo estuviera bien con SanHa y su presión, DongMin se dispuso a reclamarle al menor que llegarían tarde con los demás por su culpa. Yoon trató de defenderse diciendo que no se hubiera puesto así si no le hubiera rentado la película, pero como siempre, perdió contra Lee.
SanHa se inventó diferentes escenarios caóticos en su cabeza, después de todo la idea de vivir en el mismo techo que otros cinco chicos, entre ellos DongMin, sonaba emocionante y aterrador al mismo tiempo.
"¡Te tocaba pagar a la luz!"
"¡Es mentira, le tocaba a él!"
"Oigan, ¿quién se acabó el agua caliente?"
"¿Saben si puedo cocinar carne en la tostadora?"
"Ayúdenme a despegar la pizza de la pared."
Suspiró, estaba intrigado.
BIN.
Su mirada, más que nada, estaba fija en el suelo. Siempre había sido demasiado torpe con sus pies y estaba seguro que si se distraía de más terminaría besando el pavimento. A lo lejos sus oídos se percataron de una canción ochentera, y sonrió al reconocerla a la perfección.
Avanzaba con tranquilidad (y ligera emoción) hacia un lugar acordado.
Desde hacía años él había deseado vivir con más personas que no estuvieran involucradas familiarmente con él, quizá más años de los que se considerarían posibles para un chico de veintiuno. Pero finalmente estaba llevando a cabo aquella fantasía, pues contaba con un trabajo y si le tocaba pagar algo podría hacerlo.
No le costó mucho encontrar la ruta que le llevaba a la casa, había vivido mucho tiempo en HwaSeong y conocía cada edificio y callejón del lugar.
Casa #104, Buldaege.
Creyó verla a lo lejos y aceleró su paso. Al llegar, lo primero que vio fue a dos chicos bajitos peleándose porque ninguno quería timbrar, y a otros dos más altos discutiendo sobre si DC era mejor que Marvel.
Bin negó con la cabeza, para luego acercarse a la puerta y hacer la tarea que un par no quiso. Segundos después de haber timbrado, se pudieron escuchar unos apresurados pasos que bajaban las escaleras. JinWoo rodó los ojos al ver a un chico abrir la puerta, sabiendo lo que se venía.
—¡Ahá! —la voz de MyungJun asustó a casi todos los presentes —. Te dije que había alguien, me debes cinco mil won.
—Cierra el pico —Park sacó su billetera del bolsillo trasero de su pantalón y le entregó varios billetes a su acompañante. SanHa rió, al parecer habían apostado.
—Eh, ¿hola? —esta vez habló DongMin, dirigiéndose al chico de la puerta —. Eres MinHyuk, ¿no?
El mencionado sonrió con un asentimiento, sumándole un «Park MinHyuk» al comentario de Lee. Se hizo de lado y abrió un poco más la puerta, permitiéndoles pasar.
Park MinHyuk, hijo de un empresario que fue abandonado por su esposa y que por ende le da todo tipo de lujos a su hijo, a excepción de compañía y afecto paternal.
Fue él quien puso el anuncio en la página, diciendo que era una casa con seis habitaciones y espaciosa, y que estaba emocionado por recibir compañía en aquel solitario espacio.
—¿Deberíamos presentarnos? —finalmente, fue JinWoo quien tomó el valor para romper aquel silencio incómodo.
Estaban acomodados en una especie de medio círculo en la sala, sin saber muy bien qué debían hacer. Se miraban unos a otros, tratando de descifrar si los demás serían buena onda o no.
—¡Oh, yo inicio! —un entusiasmado MyungJun levantó la mano y dio ligeros brinquitos —. Me llamo Kim MyungJun, me gustan las mandarinas y tengo veinticuatro años.
Todos asintieron, pero SanHa se carcajeó.
—¿Tienes veinticuatro? Pareces una hormiga.
—¿Eh?
—Mira, mira, mira —se acercó al recién presentado y colocó su mano rozando los cabellos del contrario, para luego acercarla a su cuerpo y dar a entender que le llegaba al pecho —¿Cuánto mides? ¿Cuarenta centímetros?
—Cállate, gigante de mierda.
—¿Quieres que vaya por un banquito para que me mires a los ojos cuando me insultes?
—SanHa... —la voz de DongMin le hizo darse la vuelta, y el mayor con sólo hacer un ademán y un gesto de molestia logró hacer que SanHa bufara y se regresara a su sitio.
Después de aquella "pelea", Bin carraspeó la garganta.
—Bueno, soy Moon Bin y tengo veintiuno.
—Oh, te apellidas como "Luna" en inglés, qué lindo —MyungJun no pudo contenerse el comentario.
Y así, todos se presentaron de manera normal. Hasta que llegó el turno de SanHa y Kim lo maldijo por lo bajo al ser el menor y el más alto.
Como la hora de reunión había sido a las siete, para este punto ya era hora de la cena. No se complicaron, pidieron pizza.
—¿Te gusta la pizza con piña? —MinHyuk sonó desagradado, mientras observaba a su nuevo compañero comer.
—Sí, ¿algún problema? —MyungJun entrecerró los ojos.
—Pues sí, es asqueroso.
—No es asqueroso —Bin se unió a la plática —, pero es raro.
—¡Arriba la pizza con piña! —SanHa soltó un grito mientras alzaba ambos los brazos al aire con las manos hechas puño.
—Abajo la pizza con piña —DongMin rodó los ojos.
Mientras tanto, JinWoo aprovechó la distracción del momento para discretamente tomar un pedazo de fruta de la porción de su mejor amigo, y sin que nadie lo notara, se la lanzó a MinHyuk en la cara. Éste, al verla, supuso que fue MyungJun quien la había aventado, pues él era el único –junto con SanHa– comiendo de esa.
Entonces, el dueño de la casa le aventó el trozo de pizza entero a Kim. SanHa abrió la boca en una "O" mientras reía escandalosamente.
Mierda, fue una noche intensa.
Esta es una novela diferente a todas las demás, en los próximos capítulos ocurrirán una serie de eventos e iré dejando pistas sutiles que darán lugar al responsable y la razón de todo (de hecho, hay un par en este capítulo).
Espero que se tomen el tiempo de leer uwu, gracias.
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