Vivir o morir | 8


El aire parece cortarte la garganta con cada respiración. Sientes un hueco en tu pecho y los sentidos se vuelven borrosos en tu cuerpo. Ni tus ojos logran enfocar con facilidad lo que está frente a tus pies.

Aquel hombre que entró por la cocina con sus problemas arrastrando en sus pies, aquel hombre con ojeras que parecía intentarlo y que de cierta manera tú lo entendías. Pero ahora, ¿Lo entiendes?

Estás atrapada en la jaula, rodeada por las miradas inquisitivas de Rindo, Mikey, y otros miembros de la organización en la que te quedaste atrapada. Las paredes de cristal son frías al tacto y parecen cerrarse lentamente a tu alrededor. Encerrándote con aquel hombre.

Tu corazón late con fuerza mientras lo observas, es el que dijo que es padre soltero de dos niños pequeños; de pie al otro lado de la jaula. La tensión es palpable en el aire.

—Tarou, me llamo — dijo en un susurro el hombre mientras se levantaba de su lugar. Su cuerpo débil estaba lleno de golpes y sangre saliendo de sus rodillas. Pobre hombre —¿Tú?

¿Será necesario darle el nombre? Después de todo te matará. Sería ilógico que ganes, indudablemente él tiene más experiencia en este mundo.

Aunque existe el egoísmo. No quieres morir ahora, quieres vivir una vida normal. El sueño de vivir alejada de la ciudad, en una granja en medio de pastizales verdes y montañas monumentales, siendo autónoma y no necesitando nada más que tus manos, ese es el sueño, el anhelo, el descanso, la vida.

—¿Mi nombre? — dices en un murmullo —¿Tengo nombre?

—Todos lo tienen— contesta mirándote.

Claramente estás rígida, no sabes que haces aquí. Cada día parece que la vida te demuestra que te odia, en cada paso que das, hay algo malo esperándote.

¿Podrás golpearlo? ¿Sabes hacerlo? El claramente te lleva años de experiencia, tu solo has sobrevivido toda tu vida.

Pero están en la misma posición, el no ha matado a nadie realmente, solo hace trabajos en la casa para la banda. Es quién arregla los coches.

Solo basto con entrar al lugar equivocado para que lo eligieran.

Le dices tu nombre en un susurro y el apenas y puede escucharte. Se toma un momento y después te contesta:

—Si algún día tuviera una hija me gustaría ponerle como tú — dice intentando sonreír.

Tu mente está escuchando los gritos de esos hombres que los observan desde afuera. Parecen simios observando comida. Todos beben, fuman o se drogan. Y aunque no es nada nuevo para ti, aún sigue siendo terrorífico.

— ¡Rapido, inicien! — grita Sanzu sacándolos de su trance.

—Déjame vivir por favor, te lo imploro, tengo hijos — Te dice el hombre levantándose de su lugar colocándose en posición de defensa..

La pelea comienza con un par de golpes iniciales. Tarou, impulsado por la determinación de volver a sus hijos, se lanza hacia ti con un puñetazo directo.

Logras esquivar por poco y contraatacas, conectando un golpe en su costado. Puedes sentir la adrenalina corriendo por tus venas, pero al mismo tiempo, un nudo en el estómago por lo que está en juego. Aunque sabes que solo son instantes de suerte.

No eres consciente del tiempo, cada golpe hace que tu cerebro se ponga en blanco, y tus ojos solo parecen percibir segundos de realidad, como si parpadearas lentamente.

Estan dentro de la jaula, intentando acertar los golpes, intentando bloquear y lanzando patadas al aire. Tarou, con la mirada fija en ti, parece estar luchando no solo por su vida sino también por el futuro de sus hijos.

Cada vez que tus puños chocan contra su cuerpo, te enfrentas a un dilema moral. ¿Deberías dañar gravemente a un hombre que solo quiere volver a sus hijos? ¿Deberías arrebatarles a esos niños su padre?

Mientras el enfrentamiento avanza, las palabras se filtran en tu mente.

— Mis hijos... No puedo permitirme morir, ¿entiendes? — escuchas sus lamentos.

Gritos y burlas se escucha afuera.

Tus pensamientos se convierten en un torbellino de emociones. La urgencia de sobrevivir choca con la compasión que sientes hacia Tarou. Mientras él se defiende con desesperación, tu conflicto interno se profundiza. ¿Es justo luchar contra alguien cuya única motivación es el amor por sus hijos?

Haruchiyo grita desde el otro lado de la jaula —¡Termínalo (N)! ¡No puedes tener piedad!.

Miras a Haruchiyo, luego a Tarou, cuyos ojos suplican clemencia. Estás atrapada en un dilema moral que se manifiesta en cada golpe, en cada bloqueo, en cada movimiento que haces. ¿Deberías arrebatar la oportunidad de Tarou de volver a sus hijos o luchar por tu propia supervivencia?

La lucha continúa, el sonido de los golpes se mezcla con el eco de tu conflicto interno. En medio de la jaula, te encuentras en una encrucijada entre la compasión y la necesidad de sobrevivir. La elección es tuya: ¿cómo decidirás el destino de Tarou y, por extensión, el tuyo propio?

Los gritos de los espectadores interrumpen tus pensamientos. Parece que todos lo apoyan a él. El único que te ha gritado algo ha sido Sanzu, y realmente es porque apostó todo su dinero a ti. Y lo hizo porque nadie estaba apostando por ti, así, si ganabas conseguiría tanto dinero.

Aunque golpeabas a ese hombre, solo unos pocos golpes eran acertados. En cambio él, estaba acertado la mayoría. No puedes seguir así.

Todo tu cuerpo arde, tu mente parece estar presente solo en pequeños instantes. Sabes que perderás la consciencia en unos segundos.

Tu fuerza se debilita, tu cuerpo no puede más. No tienes una motivación tan grande como la de este hombre. ¿Por qué quieres sobrevivir?

Al menos él tiene un motivo, sus hijos lo esperan. ¿Pero tú? No tienes vida. Ahora estás amarrada a esta organización. ¿Por qué deberías vivir?

Sientes que en cualquier momento podrías morir, pierdes el equilibrio y caes de espada golpeando tu cuerpo más de lo que ya está. Y en un último esfuerzo giras tu cabeza para ver los pies de alguien que te llama la atención.

Levantas la mirada hasta encontrarte con su cara. Él está de cuclillas y te observa directamente. Pero ves que su mano se mueve. Ahora concentras tu vista en su mano y te das cuenta que sus dedos apuntan hacia abajo. Hay un cuchillo en la punta de sus pies.

Pero un golpe hace que pierdas los lentes que llevas y ahora todo es borroso. Si ya tenías desventaja, ahora estás por los suelos.

La habitación en la que están está cubierta por cristales, pero hay ranuras en la parte de abajo que permiten pasar cosas. Generalmente quién pasa algo recibe un castigo, o en la mayoría de los casos, será el que participe a muerte dentro de esa misma habitación de cristal. Es la razón por la que nadie ayuda a nadie si no esta dispuesto a morir.

Mientras Tarou recupera el aliento tú intentas moverte, pero recibes una parada en el estómago que hace que la sangre salga de tu boca.

Los gritos más eufóricos se escuchan de todos. Aman ver sangre. Todos le gritan al hombre que acabe contigo. Todos quieren verte muerta.

Vuelves a girar tu vista hasta ese hombre que esta afuera de la jaula y aun con tu casi nula vista descifras los movimientos de su cuerpo. En un abrir y cerrar de ojos lanza el cuchillo con su pie hacia ti.

Tarou lo nota y se avienta contra ti. Intentas moverte rápidamente hacia el cuchillo, pero Tarou también quiere hacerlo.

Los dos luchan en el piso para llegar a el. Esta es tu última oportunidad de sobrevivir. No hay más, es ahora. Vivir o morir. Matar o dejar que te maten.

Todos gritan emocionado porque la pelea está a punto de acabar. Todos quieren un cadaver.

Forcejeas con Tarou para conseguir el cuchillo. Todo apunta a que llegara primero.

Es tu fin.

Pero, en un último intento muerdes su mano con todas tus fuerzas restantes hasta que sientes que la sangre ahoga tu garganta. Él grita de dolor y gracias a esa distracción puedes alcanzar el cuchillo con tu mano.

Tarou se da cuenta, se sube encima de ti con rapidez y coloca una de sus manos sobre tu cuello, y la otra se dirige hacia la mano en donde llevas el cuchillo.

Pero esto no tiene otra salida. No podrían salir los dos.

Ahora no solo tu boca está llena de sangre, sino que toda tu cara parece recibir un balde de líquido. Tu vista paso de ser borrosa a simplemente estar bloqueada.

Sientes que todo el peso del cuerpo del hombre cae sobre ti, y gritos de frustración se escuchan por todo el lugar.

—La ganadora es (N) — grita Sanzu emocionado y en tono de burla.

—¿Qué mierda acabas de hacer Rindo? — le pregunta Ran enojado a su hermano.

—¿Jefe que hizo? — pregunta Oli enojado, después de todo había apostado contra Rin a qué el hombre ganaba, esto para él era traición.

¿Por qué Rindo lo hizo? ¿Por qué decidió darte otra oportunidad si prácticamente ya estabas muerta?

Podría haber sido algo planeado, pero no está claro. No quiere estarlo, no quiere saber porque lo hizo, solo sabe que lo hizo. ¿Que gana él con eso?

Te quito la soga del cuello para ponérsela él, ahora está condenado. Sabe que hacerlo lo condenará. Se condeno.

—¿Rindo? — vuelve a preguntar Ran —¿Sabes las consecuencias? ¿Sabes que no puedo ocupar tu lugar?

—No necesito que lo hagas — responde Rindo.

—Jefe, ¿Sabe que tendrá que entrar usted ahí? Puedo hablar con Sanzu...

—No necesito que nadie tome mi lugar, entiendan — Rindo interrumpen a Oli quien evidentemente esta decepcionado. 

Todos le gritan a Rindo por haberlos hecho perder. Estan enojados. Rindo ni siquiera hace algo. Solo permanece en su lugar esperando escuchar a Mikey. Y aún así, no despega sus ojos de ti.

Tu ni siquiera te mueves, caíste inconsciente inmediatamente cuando sentiste la sangre en tu cara.

—Sácala — le ordena Mikey a Sanzu.

Sanzu entra con dos hombres y Rindo de inmediato los sigue para poder meterse en la jaula.

—Llévenla a la habitación — Ordena Sanzu mientras arroja al hombre encima de ti con su pie al piso. No sin antes burlarse de todos recordándoles que le deben dinero.

Rindo aprovecha el momento que creo Haruchiyo para agarrar los lentes del suelo y ponerlos rápidamente en tu cara antes de que los hombres te lleven.

Sanzu sigue a los hombre hacia la salida, pero antes de que Rindo pueda hacerlo es detenido.

—¿A dónde vas? — pregunta Haruchiyo con una sonrisa.

—Quítate — contesta Rindo.

Todos gritan haciendo que ninguna voz pueda ser escuchada con claridad. El bullicio del lugar es realmente ensordecedor. Hasta que todos de repente se callan.

Mikey se levanta de su lugar y todos lo observan.

—¿Sabes las reglas Rindo? — dice Mikey sin expresión.

—Sí — contesta Rindo.

—Yo entro en su lugar — dice Ran inmediatamente.

—No — Mikey corta el diálogo de Ran y vuelve a sentarse —¿O quieres entrar y pelear con él?

Entrar en esa habitación es una ruleta. Entran dos, pero solo uno sale vivo, a Mikey no le importa que ninguno quiera golpear al otro, literalmente los dejaría morir ahí adentro hasta que uno solo quede vivo.

—No tiene por que entrar Rindo, no está prohibido lanzar cosas ahí adentro — aboga Ran por su hermano.

—Nunca se ha dicho que este prohibido lanzar un arma para ayudar a alguien ahí, pero saben que hacerlo tiene el precio de su vida — le habla Sanzu a Ran.

—Basta hermano, se lo que hacía — contesta Rindo.

Ran está preocupado por su hermano, sabe que Mikey es capaz de todo, cualquiera que interfiera en lo que quiere estará en graves problemas.

—Cállense todos, Mikey elegirá a alguien para pelear con Rindo. No olviden hacer sus apuestas, y tampoco olviden pagarme bola de inútiles — se burla Sanzu mientras se acerca a Mikey para saber a quien meterán.

Mikey observa bien a las personas ahí, y todos intentan esconderse detrás de otros para no ser vistos. Algunos intentaron irse del lugar en cuanto se enteraron de lo que hizo Rindo, pero claro que hay guardia que previenen esas situaciones.

Rindo los observa a todos, esperando que Mikey no esté enojado y meta a alguien conocido, por los demás, no le importa.

Pero Mikey sabe de lo que es capaz, después de todo es alguien con un alto cargo. Así que sabe que no perderá tan fácilmente.

Aún así, todos quieren un espectáculo.

Mikey no solo señala a uno, sino a cinco personas. Son personas tan fornidas que parecen monstruos.

—Cada vez que ellos te tiren al suelo, (N) perderá un ojo — dice Mikey sentándose en su silla.

Y ahora no importa que hayas salido viva, ahora tu bienestar depende de alguien más.

La vida de Rindo y tu integridad están en juego. Todo depende de lo que consiga.

Tu eres retirada del lugar inconsciente mientras Rindo se queda a pelear. Todos los presentes gritan eufóricos concentrándose en la nueva pelea, nunca suelen ver a alguien de los altos mandos pelear aquí, así que es emocionante.

Y ahora Rindo no puede estar tranquilo como suele estar en sus peleas, su equilibrio puede fallar y tus ojos serán arrancados. Un mal movimiento y te condenará más de lo que ya estás.

¿Realmente le importas como para preocuparse por su equilibrio? Quiere ganar, no importa como lo haga.

de nuevo puse a Oli por si alguien lo olvido :x

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