Extraños | 1
El aroma peculiar a flor de cóncavo abunda por todo el pasillo, pero es curioso que un olor tan puro este en un ambiente tan contaminado.
Las flores blancas están presentes en cada lugar de esa lujosa mansión, también dan un toque especial las paredes color lino y pisos de mármol que reflejan hasta los pecados.
Y es que uno no podría acostumbrarse a algo tan bello cuando el miedo está presente. Cuando te sientes aterrorizada por caminar en fila detrás de las mujeres con vestidos caros con perfecto y uniforme color perla. Varia el estilo y los accesorios específicamente negros que cada una lleva. Dando también un toque final las joyas en sus dedos o cadenas de oro puro cayendo por sus clavículas brillando contra la luz blanca de las lámparas del techo.
Las palmas te sudan por los nervios y quieres vomitar. Pero ¿Qué vomitarías? Si se te ha negado la comida durante todo el día, así como tu libertad o tu voz. Solo se te ha permitido caminar detrás de estas mujeres de las que no sabes el nombre y que, por lo que has visto, saben lo que están haciendo y con una sonrisa coqueta lo aceptan.
Te has cansado de maldecir tu vida entera y a tus ancestros cada que recuerdas sus acciones contra ti. Te han tratado como un objeto desechable o intercambiable a su gusto.
Los tacones de aguja suenan contra el piso cada vez acercándose a su destino, hasta que lo hacen. Ves como cada una se detiene detrás de la otra a una distancia casi perfecta entre todas, excepto por ti.
-¡¿Qué haces?! - pregunta entre dientes la chica detrás de ti con clara molestia en su voz.
-Es nueva, no sabe lo que hace - responde la chica frente a ti, la que lleva una coleta larga que se ha estado moviendo de un lado para el otro mientras caminaba, cabello negro brillante que llega más abajo de su trasero, y quizás es lo único que has podido distinguir porque te han negado la vista.
-Que estupidez que alguien tan inepta este entre nosotras - habla una voz detrás de ti, por instinto quieres voltear para distinguir, pero el sonido de la puerta abriéndose te interrumpe.
-De nuevo tarde - se escucha una voz sin ánimos que proviene de enfrente y que cada vez se acerca.
-Lo sentimos, la nueva no termino pronto - contesta alguien.
-Cállate, no te he permitido hablar - demanda la voz causando que el ambiente se vuelva más tenso de lo que ya estaba. La figura borrosa se acerca hasta ti, su acción rápida de tomarte por la mandíbula te asusta y eso le saca una risilla -¿Puedes verme cosa? - te pregunta apretando más fuerte su agarre.
Estas aterrorizada, sin saber que responderle, aguantando el dolor de sus dedos encarnándose en tu piel que los segundos que ella tolera se pasan en seguida y sientes su enojo como si fuera humo llegar a tu cuerpo. El pecho empieza a doler más fuerte mientras ella se acerca más a ti.
-Yo-
-¡Rápido! - reclama.
-N-no muy bien - contestas con la voz débil.
-Era de esperarse, pero las cosas te las debes ganar aquí. La comida, la ropa de diario, las sábanas, la cama, un lugar en la mansión, el derecho a hablar y para ti el derecho a ver. Todo esto lo puedes conseguir únicamente con tu cuerpo - dice ella acercando tu cara a la suya.
Sientes su aliento caliente chocar con tus labios mientras se acerca cada vez más hasta que deja un beso en ellos. Quizás quiera que le correspondas, pero eso solo ella lo sabe, no te lo hará ver, as que por lo pronto disfruta tu reacción.
Deja de besarte para acariciar tu rostro, coloca sus dedos debajo de tu barbilla y su pulgar roza tu boca, finalmente se ríe de tu expresión asustada.
-Buena suerte que eres bonita, ganaras las cosas fácil si al amo le gustas - su rostro avanza hasta que sus cachetes se unen y contra tu oído susurra -Pero también estoy yo. Rivie para ti preciosa.
Gracias a la proximidad de su cara es que puedes distinguir mejor su aspecto. Sabes que esta agachada para encontrarse directamente con tu rostro por lo tanto es más alta que tu aun si llevas tacones. Sus ojos son azules, más profundos que el océano de medianoche, su cabello es negro y lacio, además lleva un flequillo largo que cae sobre su frente.
Pone sus manos en tus hombros obligando a que tu espalda se vuelva más recta y acomoda tus collares dando mejor vista a tu cuello. Se mantiene en silencio sin dejar de observarte con una media sonrisa sobre sus labios hasta que el ruido de la puerta llama su atención.
-Rivie, ellos han llegado, ¿Por qué no te apresuras? - habla una voz masculina. Ves a la figura a una distancia alejada de ti acercándose cada vez más hasta que puedes distinguir con una vista medianamente decente su cara.
Ojos verdes y cabello rojizo muy corto. Lleva un traje gris y tiene una cicatriz cerca de su ojo, además de que su cuello está repleto de tatuajes de símbolos extraños. Pasa su mano a su mandíbula y comienza a hacer este movimiento como si estuviera rascando la piel, así que te das cuenta de que curiosamente no tiene un dedo.
-Lo siento Olea, estaba viendo a la bonita y nueva cosa que nos han traído - contesta Rivie acariciando tus hombros.
El hombre se acerca hasta ustedes haciendo una mueca de enojo cada vez más evidente.
-Rivie, esta es el regalo para el amo Adal - habla Olea y Rivie te suelta inmediatamente.
-¿Ella-
-Ella solo será presumida por el jefe para sus socios, al jefe le ha gustado para que sea de Adal, y tú sabes, al jefe le gusta probar de primera mano lo que regalara.
-Debiste decírmelo, así hubiera considerado mandar a que la vistieran mejor - reclama Rivie.
El hombre te toma del hombro sacándote de la fila y haciendo que camines con el hasta la parte de atrás de la fila y te coloca detrás de la última chica cuando todas se han recorrido.
-Ni siquiera se le enseño nada.
-Llego ayer y la reunión era hoy, ¿Qué se le podía enseñar si se le ha dado el arreglo de su vida para esta ocasión y no paro de llorar hasta que la obligamos a hacerlo? Espero que las feas marcas de azotes en su espalda desaparezcan pronto - dice el hombre acomodando tu vestido y cabello.
Y que lo mencione hace que un escalofrió recorra tu cuerpo recordando el cuero golpear tu espalda con tanta brutalidad.
Rivie no dice nada ante las palabras del hombre con mayor puesto que ella.
-Bien ¡asquerosas! - habla en voz alta Olea caminado al lado de la fila de chicas. Toma aire preparándose para hablar -El jefe y segundo de Yōsetsu está aquí, la organización Kagami también, y el más esperado, Sano Manjiro de Bonten y dos acompañantes más están aquí. No decepcionen a nadie y complázcanlos como las zorras que son - dice con desprecio avanzando hasta la puerta.
Estas más aterrorizada que antes. Desde que llegaste nadie te ha dirigido la palabra, no se te ha dicho nada y tampoco sabes que se supone que es este lugar. Tan solo te arreglaron y vistieron para este momento.
Escuchas las puertas abrir hacia una habitación llena de voces, el aroma a tabaco se hace más fuerte remplazando por completo el puro olor de la flor de cóncavo y haciendo que se vuelva desesperante estar en esa posición.
Sientes la mano de alguien en tu espalda que obliga a que avances hacia adentro, no te queda nada más que aceptar eso, o de lo contrario revivirás el dolor que recibiste hace poco tiempo.
-Olea te has tardado mucho tiempo - se escucha la voz gruesa de alguien dentro de esa habitación.
-Oh mi jefe, lo siento por tal asqueroso descuido de mi parte, pero le he traído, para que conozca el regalo de Adal. Hemos trabajado sobre ella y ya no es la mujer descuidada que ha visto en un principio - contesta Olea cambiando su tono de voz al que habías escuchado hace unos minutos.
-Déjame examinar mi producto. Ustedes mis socios, tengan una de mis hermosas mujeres para su disfrute esta noche - dice el viejo indicándoles con la mano a las mujeres que cada una se acerque a los hombres que permaneces expectativos y sentados sobre esas sillas caras.
Olea te acerca hasta el viejo y sientes como su mano se posa en tu trasero y comienza a acariciarlo. Y quieres llorar por la sensación, tan asqueada que quieres morirte ahí mismo para que deje de hacerlo.
-Deja de tensar tu cuerpo - susurra el viejo haciendo que te sientes en su regazo.
-Ichi, déjame probar el nuevo producto que tienes para ti - dice alguien. Pero no logras distinguir nada, solo ves figuras borrosas sentadas en algún lugar de la habitación.
El viejo que te sostiene se ríe -Me temo que no puedo hacer eso, este regalo es para mi hijo - dice Ichi acariciando tus pechos -¿No te gustan mis chicas Manjiro? - pregunta el viejo al ver como Mikey rechazo a la mujer que se acercaba a él.
-El jefe solo ha venido a hablar - dice Haruchiyo mientras recibe a una de las mujeres en sus piernas -Por cierto, Adal, hace mucho que no lo veo, que ganas de volver a convivir con él como en los viejos tiempos.
-Mi tesoro Adal llega mañana por la noche, gustoso estaremos de recibirlos en una semana para la celebración con su prometida.
Mikey recibió toda la información gracias a Haruchiyo, y ni si quiera tuvieron que preguntarlo directamente, así que las sospechas no vendrán a ellos.
-Hagamos negocios señores - dice el jefe de la organización de Yōsetsu.
Y así mismo la plática comienza.
Esta es la situación. Tu familia te ha vendido a este hombre, que en un principio te quería para que fueras de su consumo, pero después de ver tu belleza ha decidido que sería buena idea ser el regalo de bodas a su hijo quien está de vacaciones con su prometida. Un regalo que él puede usar cuando su prometida no quiera tener sexo o que cargue en su vientre al primogénito de Adal. Asqueroso ciertamente, pero las pandillas no son un cuento de hadas.
Los negocios finalizan, los buenos términos quedan para cada uno.
Y es una tortura para ti sentir las manos del viejo sobre tu cuerpo y más desesperante no distinguir ninguna cara o pedir ayuda, pero algo te dice que ellos son o iguales o peores que el hombre sobre el que estas sentado. Quisieras llorar, pero eso te traería más problemas.
Por otra parte, la paciencia es poca cuando Bonten está surgiendo por primera vez, debe hacer esto para apoderarse de todo, sin importarle ni una sola vida más que la del jefe.
-Nos vemos la semana que viene - dice Rindo observando con desdén la manera en la que el hombre te toca, no es como si le importe, pero algo en tu rostro le dice que sufres contrario al rostro de las otras mujeres.
- - -
Estas siendo arreglada, sastres por todos lados rodeándote mientras ajustan vestido de tela cara que llevas. Sientes el corazón acelerado queriendo morirte ahí mismo. Ha pasado un día desde ayer que fuiste manoseada por el viejo y aun sientes asco por todo tu cuerpo.
-Bien, es hora niña estúpida - te dice Rivie mientras te toma del brazo y te hace caminar con ella alejándose de todos.
-¿A dónde me llevas? - preguntas asustada.
-No te di permiso de hablar, pero supongo que no lo volverás a hacer y por eso te responderé. Iras a conocer a tu dueño.
El dolor aumenta en tu pecho, la cabeza comienza a doler y las piernas se vuelven débiles. Pero justo en ese momento todo cambia en un instante. Una explosión se escucha por toda la mansión, las paredes se hacen pedazos y los escombros empiezan a volar por todo el lugar.
Sin darte cuenta porque todo ha pasado muy rápido terminas tirada en un rincón de la casa y lo último que ven tus ojos es un hombre de cabello largo y traje caminar hacia ti, para después ser ocultado por el fuego.
No lo sabes, pero es Bonten, y vinieron a matar a cada una de las personas que viven aquí.
un beso
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