¿Caerás en el abismo? | 7
¿Careas hasta el fondo buscando alguna salida de tu realidad? O... ¿simplemente te quejaras de la posición esperando que un milagro termine con todo?
Bienvenida a aquel infierno. ¿Infierno? ¿De verdad será un infierno?
¿Mataras? ¿Morirás? ¿Decidirás caer al abismo o preferirías rezar por un perdón del cielo?
Si matas a alguien en tu vida cambiara, empezaras a pudrirte verdaderamente. ¿Se puede uno mismo considerarse persona después de matar?
Arrebatar derechos también hace que tú los pierdas. No eres nadie para hacerlo, así que no serás nadie cuando alguien decida hacerlo.
¿Caerás en el abismo sin retorno?
¿Quién eres?
¿Quién es él?
¿Qué mereces?
¿Que merece él?
Tú o él.
Él o tú.
¿Papá?
Despierta el hombre en medio de la madrugada gracias a la voz de un infante. El cuarto esta oscuro, ni una pizca de luz se cruza por ese espacio reducido de cuatro paredes. El hombre estira la mano buscando el interruptor de la lampara que está en su mesa de noche.
Al prenderla de inmediato percibe a su hijo de pie en la puerta de su habitación. Sus pequeños pies están cruzados uno tras otro señalando la vergüenza del pobre pequeño, sus dos brazos sostienen su delgado cuerpo sobre el marco de la puerta y su cabeza se asoma por detrás. Parece que estuviera con miedo de entrar sin una invitación.
—¿Hijo que pasa? — pregunta el hombre tallándose los ojos por la repentina luz en la habitación.
—Tuve una pesadilla — responde el pequeño niño.
El hombre suspira y levanta las sábanas dejando ver un espacio vacío en la cama, con su mano da palmadas sobre ese espacio y el niño inmediatamente cambia su semblante a uno más feliz. Con una sonrisa corre hacia la cama y se acuesta, su padre lo acurruca con las sábanas y lo abraza con delicadeza.
El hombre vuelve a apagar la luz haciendo que el silencio reine en ese instante.
—¿Papá? — de nuevo vuelve a interrumpir la dulce voz del niño.
—¿Sí? — pregunta el hombre con la voz cansada.
— ¿Por qué mamá no regreso hoy a casa? — después de esa pregunta el hombre abre los ojos, pero no ve absolutamente nada, y lo único que funciona es el sentido del tacto.
— ¿De qué era tu pesadilla? — el hombre cambia de tema.
— Soñé que morías — responde el niño escondiendo su cabeza en las sábanas. El hombre solo lo abraza con fuerza y acaricia su cabello.
—Solo fue un sueño, no voy a morir ¿Sabes por qué no voy a morir?
—¿Por qué? — pregunta el niño con curiosidad.
—Porque yo si como verduras — responde el padre con un tono burlesco y haciéndole cosquillas a su pequeño hijo. El niño suelta una carcajada y se mueve para que no siga. Hasta que ambos caen dormidos.
Y ojalá las cosas fueran así de sencillas, ojalá solo hiciera falta que alguien te haga reír para que salgas de tus pesadillas, pero la realidad es otra, siempre es otra. Puesto que muchos viven en un infierno sin haber muerto.
—¿Qué quieres decir con que te vas Umi? — pregunta el hombre con angustia.
— Simplemente estoy harta, harta de todo, harta de ti, harta de esos mocosos, harta de tener que vivir de manera infeliz — con la voz firme responde esa mujer mientras lleva todas sus cosas a una maleta que permanece sobre el mueble nuevo.
—¿Umi? ¿Qué quieres decir Umi? — pregunta con angustia el hombre tratando de estar cerca de la mujer.
—¿Cuándo ibas a decirme? — de pronto la mujer se detiene y voltea para verlo directamente a los ojos.
—¿De qué hablas mi amor? — los ojos son el reflejo del sufrimiento presente, la voz se deshace con cada choque al aire y el temblante se debilita ante la situación.
— ¿Cuándo ibas a decirme para quien trabajas? ¿Crees que soy estúpida? ¿De verdad creíste que no me iba dar cuenta?
—¿De qué hablas mi vida?
La mujer toma la maleta y hace que las pequeñas ruedas choquen con el piso de losa blanco recién pulido, los tacones de la mujer se ponen en marcha y se acerca a la puerta, pero es detenida por la mano del hombre que agarra la maleta con fuerza.
—¿De verdad creíste que tu cuento te iba durar para siempre? ¿En que estabas pensando Tarou? — grita la mujer moviéndose bruscamente para soltar el agarre de su esposo.
—Umi, de verdad no se a lo que te refieres — mentira. El hombre no sospecha una razón por la que todo esto puede estar pasando, el hombre sabe. Sabe la razón del enojo de su esposa, sabe que esto algún día llegaría y sabe que esto dolería, pero de alguna forma no es como se pensaba. De hecho, es mucho peor, no espero que reaccionara de esta forma, no pensó que agarraría una maleta y de manera brusca quisiera irse.
—Deja de mentir Tarou, claro que sabes, estas involucrado con Bonten.
Un dolor en el pecho se presenta en Tarou, el dolor de las palabras resonando en su cabeza hace que el aire falte, que sus ojos hagan que falle la vista al ver todo nublado y que sus piernas se sientan débiles. ¿Como es que ella se dio cuenta? ¿Morirá por haberlo hecho?
—Umi... yo...
No puede pasar saliva porque tiene la boca seca, la sangre se fue de su rostro y en movimientos débiles da un paso hacia su esposa.
—¡Tu intención era matarme! — grita con rabia la mujer mientras aprieta con fuerza la agarradera de la maleta. —¿¡En que estabas pensando bastardo!?
—No... no grites... los... los niños...
—¡Me importan un carajo esos mocosos! — la expresión de esa mujer trasmite rabia y miedo en sus ojos, las palabras golpean el cerebro de Tarou con fuerza haciéndolo más débil. En el fondo piensa que ha fracasado en todo, pero, sobre todo, hay un pensamiento que le dice que, si alguien de la banda lo ve en esta posición seguro le daría un balazo directamente en la cabeza, pero no a Tarou, sino a su mujer. ¿Debería? —¡Ellos ya están muertos!
—¿Mami? — se escucha la voz de un niño. Ambos voltean y lo ven ahí, escondido detrás de la pared que da a las habitaciones que conecta con la sala.
—No pasa nada hijo, no tengas miedo, mami y yo solo estamos hablando — aunque las palabras salen de su boca de manera concisa, su temple sigue debilitado. Como puede da un paso hacia donde está su hijo, pero es interrumpido por la voz de su mujer.
—Estúpido niño, estúpida vida. No sabes cuanto desee que estuvieras muerto desde que estabas en mi cuerpo — la mujer se acomoda su abrigo mientras las palabras salen de su boca.
—¡Umi! No le digas eso — le responde inmediatamente Tarou.
—Pero si ya están muertos, ya estas muerto tú, y también estoy muerta yo — la mujer dice con burla mientras ve a las dos personas que están presenciando esto. Baja la cabeza cerrando los ojos cuando suelta una carcajada que retumba en las paredes de la habitación — Un día de repente nuestra miseria se acabó, llegabas con más dinero, pero había ocasiones en las que no venias a casa por días. Ese sueldo era imposible para un mecánico... ese sueldo era imposible para una persona asquerosa como tú.
—¡Basta!
—¿¡Basta!? — grita Umi con fuerza —Nos condenaste, nos estas llevando al abismo. Yo sabía, sabía que no debía casarme con un miserable como tú, pero me enamore estúpidamente de ti, no... ni si quiera me enamore, me deslumbraste con tus estúpidas palabras y como estúpida caí ante ti, no sabes lo asqueroso que fue sentirte y escucharte cada día de mi vida desde que ese rayo de luz se apagó. Odie con mi alma todos los días que teníamos sexo, me odie a mí por soportar eso, odie tener hijos contigo. Míralos, son igualitos a su estúpido padre que dan tanto asco.
El hombre se acerca a su esposa y su débil cuerpo se transforma en uno más rígido. Y con su voz áspera habla — Cállate ahora mismo, no hables de esto frente a nuestro hijo.
—Me importa un carajo, mi hijo querido viene en camino, ellos solo fueron errores en mi vida — dice mientras se soba el vientre.
¿Debería terminar con esto? Ella sabe en donde trabaja ¿Y si decide extorsionarlo con esa información? o peor aún ¿Qué tal si lo divulga?
Sabe que dentro de Bonten esto no puede ser posible, lo llevaría a la peor tortura de su vida, ¿Está preparado para esto? La mejor opción es que la mate ahora mismo, que acabe con ella y que asegure su futuro y el de sus hijos. De lo contrario perderá de la peor forma.
La mejor opción en matarla. Debería hacerlo.
Matarla ahora y terminar con el mal futuro.
Debería hacerlo.
¿Debería?
"Yo no soy así" se repite en su mente Tarou. El ama levantarse temprano para tener tiempo de ayudar a sus hijos para que estos vayan al jardín de infantes. Ama de vez en cuando pasar por ese lugar para verlos jugar con más amigos. Le gusta llevarle flores en ocasiones a su esposa y abrazarla durante toda la noche. Ama su familia y siempre piensa en eso en su trabajo. Sus hijos solo tienen 4 y 5 años. Los dos son el regalo más divino que se le ha dado. Y su esposa, la que conoció a cuando él tenía 40 años y ella apenas tenía unos 27 años. Cuando creía que su vida era miserable y que se quedaría solo para siempre, ella apareció con el carro averiado en el taller donde trabajaba. Con su radiante sonrisa y la ropa más elegante que había visto en su vida. El carro humeando y ella ni se enteraba.
Amaba esto, pero hoy la vida se lo estaba quitando.
¿Por qué él? ¿Por qué tenía que volver a sufrir?
Una lagrima sale directamente de su ojo mientras mira como su esposa acaricia su vientre.
—Viviré mi vida con alguien mejor que toda esta miseria — dice Umi con esa expresión de asco reflejada en toda su cara.
—Por favor... por favor quédate.
—Mami ¿a dónde vas? — la voz del pequeño niño retumba en los oídos de Tarou haciendo que las lágrimas se deslicen más rápido sobre sus mejillas.
—Par de estúpidos asquerosos, cállense, ojalá ellos los maten — Umi les responde con frialdad y burla —Ojalá Bonten te haga matarlos.
Un estruendo se escucha en la habitación, el shock inunda la cara de Umi acabando con su expresión de burla de inmediato. La cara de Tarou cambia de una a otra tan rápido que hace imposible percibir sus sentimientos ahora mismo.
—¿Qué hice? No, no, no, perdón, perdón — Tarou se acerca a Umi con rapidez para remediar lo que acaba de hacer. El pequeño niño llora por la escena que acaba de presenciar y sobre todo por el sonido que hizo que se exaltara.
Umi siente de inmediato el ardor en su cara y lleva su mano hacia su mejilla para sentir su piel caliente. Su cara comienza a ponerse roja después de la palidez del impacto.
Ella comienza a lagrimear y con su voz débil solo dice —Sabia que esto me pasaría, pero no pensé que tú lo harías — dice aventando a Tarou al piso con la fuerza que la adrenalina le estaba dando y sale corriendo por la puerta.
Azota la puerta dejando a Tarou y su hijo, ambos conmocionados. Tarou corre abrazar a su hijo que estaba llorando y con su voz entre cortada le dice —Tranquilo, todo estará bien, todo estará bien.
Sus ojos también comienzan a lagrimear, pero debe detenerse ante su hijo, sino empeorara la situación. Sabe que si su hijo lo ve asustado él se asustara más. No quiere más estrés para el niño.
Pero aun así el dolor lo domina, todo lo hizo caer en ese oscuro abismo, ahora todo está siendo tan malo para él. Aunque se repite innumerables veces que debe seguir, por sus hijos debe sobrevivir de ese abismo.
Quiere verlos ir a la universidad.
Quiere verlos mientras estos se casan o cuando tengan su primera novia.
Quiere asistir a los momentos importantes.
Quiere tener nietos y jugar con ellos.
Quiere comer en familia cada semana.
Quiere estar con ellos por lo que resta de vida.
¿Podrá hacerlo?
¿Podrá sobrevivir aun cuando está atado en esa habitación rodeada de cristales transparentes y ve a esos hombres que alguna vez llamo compañeros gritar como simios con fajos de dinero entre sus dedos?
Ve a una mujer que fue aventada a la fuerza en la misma habitación y sabe porque ambos están aquí.
Como en toda la vida. Uno muere, otro vive.
¿Quién saldrá o entrará al abismo?
¿Lo mataras?
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