Bienvenida a aquel infierno | 5
Un suspiro sale de la boca de Rindo, talla sus ojos con los dedos de su mano derecha y se balancea en la silla en la que está sentado.
Una risilla se escucha de parte de Ran, enciende un cigarro y se lo lleva a la boca.
—¿Por qué esa cara Rindo? — pregunta Sanzu.
—Por las idioteces que dices — responde Ran en lugar de su hermano —¿Cómo vamos a lanzar el cuerpo de un policía ahí?
—Fácil — contesta arrastrando la palabra en su boca —Buscamos a un asqueroso policía, lo matamos y lo tiramos en el mismo lugar. De esta manera si la policía investiga se darán cuenta de que esa mansión y toda esa gente la asesino uno de los suyos jugando a ser Terminator. Y así nunca nadie sospechara de nosotros.
Sanzu se empieza a reír como si un plan malévolo se tratara lo que acababa de decir.
—Muchas sustancias en tu cuerpo Haruchiyo — Ran expulsa el humo de su boca y ve su celular.
—Lo que dices no tiene nada de sentido idiota, habrá más sospechas si hacemos eso. Piensa con lo que te queda de cerebro asqueroso — habla Rindo aventándole una cuchara que había en la mesa.
—¡Hey! — reclama Sanzu esquivando el impacto —Te dejaré pasar está. Porque ahora solo quiero saber el motivo de Mikey de dejar que esa rata viviera.
—Creo que estaría mejor que estuviera muerta.
—Rindo, pero si fuiste tú el que la ayudo — contesta Sanzu a las palabras de Rin.
—La ayude porque tú eres un incompetente que no hubiera hecho nada y dejarías que la suerte se hiciera cargo. Y adivina qué, Mikey se enfadaría y nos golpearía a todos.
—No me lo creo, RinRin ha hablado más de lo normal ¿No se te acabó la saliva?
Rindo le hace una mueca de desagrado a Haruchiyo mientras esté se ríe de él en su silla.
—¿Oli? — de pronto Ran interrumpe preguntando por el asistente de Rindo.
Rindo se siente confundido porqué su hermano ha preguntado por su compañero, pero sabe que si Ran lo pregunta es por algo.
• • •
—Esto no huele tan mal — susurras al sentir como los vapores de esa olla se expande por la habitación haciendo que los sabores se expandan en el aire.
No has perdido mucho el toque en cuanto a la cocina. Cocinar no es algo que ames hacer, pero es lo único que te enseñaron de niña, sin esto tu supervivencia era nula.
Quién diría que después de todo eso terminarías en la misma posición. Cocinando para no morir.
Que injusta es la vida con algunas personas. Al menos lo entenderías si hubieras hecho algo malo y de eso pensarías "Quizás es el karma" pero desde que tienes memoria te has portado bien para no molestar a los mayores, haz hecho todo lo que te han pedido y más. Así que sí, la vida ha sido injusta sin razón alguna. Un castigo a una persona inocente.
Pero nada es garantía de que está comida le guste a ese tal Mikey. ¿Y si es alérgico? ¿Y si me mata porque no le ha gustado? ¿Mucha sal? ¿No tiene sal? ¿Odia está comida? Tu cabeza ha estado llena de esas preguntas. Es como si estuvieras a la deriva. No se te dijo nada sobre el comensal. Todo lo has adivinado.
Estás preguntando tantas cosas a la nada que de un momento a otro la puerta se abre de golpe y un salto es la respuesta de tu cuerpo ante eso.
Te giras rápidamente y ves co un hombre alto y pelirrojo entra con una expresión macabra a la cocina.
Al verte su cara cambia rápidamente, su expresión confundida se hace ver. Y cuando noto como tu cara cambia drásticamente a una asustada es que sonríe por eso.
Lo miras dar pasos cortos hacia ti. Alto y delgado, lleva una camisa de botones blanca y fajada, un pantalón de vestir negro y zapatos igual de negros y relucientes. Su cabello rojo está echado hacia atrás y ese mismo color combina con la sangre que está esparcida en su camisa y pantalón arruinando toda su vestimenta.
Lleva su mano a su cabello y con sus dedos peina su cabello hacia atrás. Con la otra mano extiende un bara negra que se hace grande con la rapidez que azoto el viento y dejando caer gotas de sangre al piso de mármol blanco de esa misma arma
Te pegas a la barra queriendo alejarte de él, pero es imposible. No hay camino al que huyas de él.
Con esa sonrisa se acerca a ti y extiende el arma a ti y hace que levantes la cabeza para dejar expuesto tu cuello. Con la bara negra lo recorre lentamente manchando de sangre tu piel.
Se detiene hasta la punta de tu barbilla. Deja caer su cabeza de lado y su sonrisa provoca un escalofrío en tu cuerpo.
Esperas que te diga algo, pero nada sale de su boca, solo sus ojos rojos asechan cada movimiento de tu parte, como la saliva pasa por tu garganta, el temblor en tus manos se hace evidente y la respiración agitada hace que tú pecho suba y baje.
El silencio parece sepulcral, tal que si estuvieran cavando tu tumba en este momento y el será el verdugo que te llevará hasta ese lugar.
—Listo — finalmente su boca se mueve dejando salir esas palabras. Ahora crees que estabas mejor en el silencio, su voz rasposa provoca más escalofríos y sabes que la muerte está aquí.
Moja sus labios con saliva y sigue con esa sonrisa —Ya sé cómo te torturare, no sé quién seas o que quieras de nosotros, pero te mataré antes de que lo consigas, así Rindo estará feliz conmigo — su voz lenta y grave hace que cada palabra sea más temerosa que la anterior. Quizás él podría estar recitando un poema y aun así tendrías miedo por la forma en la que las palabras salen de su boca.
Haces todo lo posible por intentar moverte para correr por la puerta abierta detrás de él, pero el miedo hace que tus piernas no se muevan y que tu cerebro empiece a nublarse por toda esta situación.
—Lo sabía, Ran me lo dijo — se escucha una voz detrás del chico. Tus ojos se mueven en esa dirección y piden ayuda, pero el chico no se mueve de su posición.
—RinRin, déjame matarla para que no lo moleste — dice el pelirrojo con su voz suave y sonriendo.
—Pensé que se te había dicho, ni si quiera lo recuerdo ya y creo que tú tampoco — habla Rindo entrando a la cocina y buscando entre las frutas que había en el refrigerador —La cocinera de Mikey, él decidió traerla — dice agarrando una manzana.
La cara de confusión se hace ver en el chico, sigue examinándote y ve como tus ojos buscan por la ayuda de su jefe. Pero sabe que Rindo no hará nada, solo se sentará y vera como escala la situación.
Y parece que lo ha predicho porque Rindo recorre una silla de la mesa y se sienta en ella, muerde la manzana y queda atento de lo que está pasando.
—¿De dónde viene ella Rindo? — pregunta el pelirrojo dando un paso hacia ti.
—La única sobreviviente de la mansión — contesta Rindo sin más.
—¿La única? — la cara le cambia en un segundo. No creías que podría dar más miedo, pero estabas equivocada. Ahora genuinamente parece la muerte hecha persona.
—Sí.
—Yo podría cambiar eso — susurra con rabia.
—Oli, ¿Sigues enojado porque no te lleve? Sabes que tenías que cubrir otra situación.
La cara de Oli vuelve a cambiar en un segundo y deja de apuntarte con el palo manchado de sangre.
Sientes que vuelves a respirar, aunque tu cuerpo sigue temblando el aire parece volver a entrar.
Oli se gira en busca de un trapo hasta que lo encuentra y se recarga en la isla de la cocina lo más cerca de Rindo que puede. Empieza a limpiar la sangre del arma lentamente sin dejar de verte.
Ahora dos personas examinan tus movimientos y los nervios se apoderan de tu cuerpo.
Oli cambia su mirada y ahora ve a su jefe. Se pregunta con que mirada te está viendo Rindo. No logra descifrar sus intenciones y eso hace que se moleste en el interior. No sabe lo que busca Rindo y está desesperado por saberlo.
Por eso vuelve a mirarte a ti y preguntarse ¿Por qué tú? ¿Por qué fuiste la única sobreviviente y que es lo que quieren de ti?
Sabe que hay otro motivo detrás de "cocinera", eso no es razón suficiente para dejarte viva. Si Mikey hubiera querido a un cocinero hubiera buscado un chef experto y lo hubiera traído aquí sin más. No se habría complicado tanto al dejar una rata viva, una que nadie conoce y que puede joderlos después.
¿Qué pasa por la mente de Mikey para dejarte viva?
perdón me quede dormida:)
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