5. Dudas y Miedos.
Me tomé dos semanas de descanso, seré sincera, lo más probable es que solo use la palabras que me gustan y las otras me las salte, por el momento seguimos!
La buena noticia es que en mi descanso conseguí el libro 3 de Carry On, más enamorada de SnowBaz que nunca 💖
Fandom: Carry On (novela)
Shipp: Simon x Baz
⚠︎ ADVERTENCIAS ⚠︎
• Spoilers de la primera novela
—No puede ser... —susurro el pelinegro mientras observaba la distancia entre el botón de su pantalón y el pequeño orificio para asegurarlo.
Después de un fin de semana donde solo usó pants (debido a que el uniforme le ajustaba), finalmente había sucedido, esa forma de vida que cargaba empezaba a manifestarse más allá de atracones de comida y vómitos. Si primera reacción fue tratar de forzar sus pantalones pero ni siquiera terminó de abrocharlo cuando el hilo decidió romperse, genial, estaba perdido, no había traído ropa formal que pudiera reemplazarlo.
—Baz, vamos, llegarás tarde. —anunció Snow desde el otro lado de la puerta. —Por mí no hay problema pero recuerda que ya tienen varias semanas de faltas en este año.
—¡Te recuerdo que están justificadas por secuestro! —alzó la voz. —Ya lárgate, iré en un rato.
Merlín, esto no era bueno, para nada. Además de su claro problema de presentación, no le gustaba gritarle a Simon, es decir, claro que le gritaba, y seguido, pero porque se lo merecía, no por una estúpida prenda.
Baz se preocupó por nada, su novio no lo tomo a mal, en lugar de espantarse, Simon sonrió divertido, podrían pasar los años, y su relación, pero nunca se cansaría de molestar al vampiro, le encantaba su celo fruncido, antes creía que le gustaba ese gesto por qué sentía que ganaba algo (hacer enojar a su rival, solo eso), sin embargo, ahora que lo veía mejor, tal vez siempre le pareció adorable e inconscientemente quería más. Decidió esperar a la salida furiosa de Baz solo por eso... Y no sucedió. Se acercó un poco más a la puerta, distinguiendo un ligero gimoteo.
—¿cariño, todo bien allí dentro? —preguntó viendo la perilla debatiéndose entre abrir o no.
—Si, solo vete, Snow, te alcanzo. —Bien, todo bien, solo debía respirar y no lloraría. De por sí era estúpido llorar solo porque los pantalones no te cierran.
—Bueno... Entonces te veré en un rato, llevaré tus cosas... A menos que necesites tu varita.
“Carajo, la varita” De pronto Baz recordó que era un mago talentoso.
—Si, déjala, apresúrate o llegarás tarde. —Sería más fácil si solo se la pasaba, pero no iba a arriesgarse a que viera su cuerpo.
—De acuerdo, nos vemos en un rato.
Escucho la puerta cerrarse poco después de eso, fue precavido, abrió la del baño lentamente mirando a ambos lados antes de salir, correcto, Simon se había ido.
“Está bien, está bien.” Pensó Baz buscando al rededor su varita, hasta dar con ella en la mesa de noche.
—Del tamaño adecuado. —Susurró sobre sus pantalones.
Un pequeño desperdicio de magia, no era gran cosa y serviría por ahora. Aunque eso no detendría el crecimiento de su cuerpo, así como no detuvo las náuseas, ni su sed de sangre. Ni nada de lo que vendría después.
Antes de seguir pensando en eso, se acomodó la corbata dirigiéndose a la (muy nueva) clase de matemáticas.
8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8—8
Los semana transcurrió de forma similar, tenía que ajustar su ropa con magia antes de irse a clase, sería mejor pedir un uniforme nuevo pero no tenía idea de cómo conseguirlo, Watford siempre aparecía el nuevo uniforme con la talla correcta al inicio de año, no durante el mismo. La buena noticia era que quedaba menos de un mes para graduarse y ya no sería un preocupación, la mala, parecía que su cuerpo no estaba feliz con el desperdicio de hechizos, seguía siendo tan sencillo como encender un fósforo pero ahora solo llegaba a la mitad de oraciones exitosas antes de quedarse sin aliento, o hasta sentir un ligero hormigueo en la parte inferior de su abdomen, como si una bolsa de agua tibia reposara allí, no era desagradable, solo le hacía sentir raro. ¿Era algo normal? Ni idea, su madrastra apenas y lanza hechizos por su casi nulo poder mágico, y apenas y la vió en los embarazos de sus medios hermanos, no podía decirlo con seguridad. Regresando a sus preocupaciones, una vez más estaba en segundo puesto, y como no, si los profesores creían que estaba siendo perezoso y no que su magia se había reducido.
—Tranquilo, amor, yo fallo hechizos todo el tiempo. —le consoló Simon dejándole un plato de galletas con un poco de té de jazmín y leche.
—Si, tú fallas hechizos todo el tiempo, yo soy un Pitch. —respondió agresivamente con la cara aún hundida en la almohada, llevaba acostado boca abajo luego de que no pudo hacer florecer un simple pimpollo. El rubio decidió ignorarlo y fingir que eso no le dolió.
—Eres el mejor mago que conozco, volverás a hacerlo bien, ya verás.
—¿Si? —preguntó levantando su cuerpo para quedar sentado sobre la cama. —¿Cuando? ¿Cuando tu amiguita Bunce me humille frente a todos en la graduación?
—Baz, eso no importa.
—No, claro que importa, si mi padre no me ha desheredado aún, con esto seguro lo hará, seré el primer Pitch que no sobresale en este colegio que prácticamente fundamos. —Simom creía que estaba dramatizando demasiado, pero con Baz en ese estado lo más prudente era no avivar la llama.
—Okey, okey, estoy muy seguro de que eso no va a pasar. Aún queda un mes, te recuperas.
Un mes, claro, eso no podía estar más lejos de la verdad, apenas cumpliría cuatro meses. Eso le demostró que Simon no estaba poniendo atención a todo lo que sucedía.
—Si, tienes razón. —prefirió dejar las cosas así, apresurando se a tomar su merienda. —me estoy sugestionando. —hizo a un lado el plato y se recostó dando la espalda a Simón. —Dormiré de una vez, puedes jugar un poco con la consola si quieres.
Simon estaba por protestar pero se dió cuenta de que sus palabras lo pusieron en ese estado, sin querer había deprimido a su novio, y no siquiera era capaz de hacerse a la idea de porque.
—¿Fuera de forma, primito? —se burló el más bajó.
—vete a la mierda, Dev. —escupió el vampiro recuperando el aliento.
Luego de esa absurda e innecesaria clase química que le estaban obligando a tomar (de la lista de materias útiles en el mundo Normal de la directora Bunce), sus antiguos amigos Dev y Niall prácticamente lo raptaron y lo privaron de su almuerzo con Simon y Penny. En retrospectiva, ya se habían tardado, esperaba un interrogatorio por parte de ellos desde que terminaron las vacaciones de invierno y se besaba con Snow en público ignorandolos a ellos por completo. Estaba implícito que Baz necesitaba mejorar sus habilidades sociales antes que memorizar la tabla periódica.
Primero lo interrogaron hasta el cansancio, cuando se dieron cuenta de que Basil no bromeaba y que si estaba en una especie de romance con Simon, su primo estalló en ira, lanzando hechizos molestos aunque inofensivos (pese a todo era consiente del nivel de magia del pelinegro, además de que eran familia). Por otra parte, Niall solo se divertía grabando todo.
—Te haz hecho blando, Tyrannus. —como odiaba ese nombre, y justo por eso lo mencionaba. —eres patético. Vamonos de aquí.
Con eso último el par de idiotas se retiró, dejando al vampiro bastante agotado y con náuseas. Casi no podía mantenerse en pie, terminó por caer de rodillas esperando por la bilis en cualquier momento, pero nunca llegó. Quiso usar magia para aparecer en su cama y descansar, le fue imposible, ni siquiera podía pronunciar unas simples palabras para informarle a alguien que estaba allí. Sus ojos pesaban demasiado, terminó por sentarse recargado sobre un árbol, quizás si dormía un poco, estaría mejor.
Cuando despertó el olor a pinos fue reemplazado por ese característico aroma de clínica, a un exceso de limpieza, le provocó náuseas, y vaya que él era bastante pulcro, maldecía la nueva sensibilidad de su cuerpo.
—¡Baz! —la irritante voz de Snow siempre lo animaba, pero ahora solo contribuyó a su mareo.
—No tan fuerte... —se quejó con voz ronca tratando de sentarse, acción que resultó imposible. Mirando un poco más su entorno se dió cuenta que tenía una intravenosa en el dorso de su mano.
—Lo siento... Pero no te levantes. —puso sus manos sobre sus hombros obligándolo a recostarse de nuevo. —tardaste en llegar a la torre, creí que estabas cazando pero ya no lo sueñes hacer si no te acompaño.
Si bien había probado la sangre humana recientemente (siendo más preciso, la de su novio), el joven Pitch prefería seguir cazando ratas y otro animal, seguía sin querer recurrir al canibalismo, aún si Snow creía que era sexy.
—Penny te encontró con un hechizo, no reaccionaste así que te traje con el doctor Wellbelove.
—¿Ella...? —Simon negó adelantándose a la pregunta.
—Sigue sin saber nada... Cree que sigues padeciendo anemia vampirica, o algo así. ¿Que fue lo que pasó?
Baz se tomó un momento para poner en orden sus ideas, no sufrió amnesia, recordaba perfectamente a Dev y Niall siendo un fastidio, y como su magia no respondía como quería. Lo odiaba, no podía ni defender su maldito trasero sin quedarse sin aliento, toda la situación lo estaba superando.
—Lo que sucede últimamente, mi magia no está a mi favor.
—Baz...
—Fueron Dev y Niall, ¿De acuerdo? Son... Son idiotas, y es lamentable que no me haya dado cuenta hasta ahora, seis años de amistad para darme cuenta de que estaba lado de un par de imbéciles. —Simon no pudo disimular una carcajada, aún cuando apretó los labios. —¿Qué?
—Es increíble que digas eso cuando tú los volviste así. —Baz arqueó una ceja sin entender. —Ese par te seguía como ovejas a un rebaño, cariño. Todos juntos nos fastidiaban a Penny y a mí, ¿Lo recuerdas? —acercó una mano acariciando los obscuros cabellos del chico, Baz tenía ganas de refutar pero pensándolo bien, Simon tenía razón (eso daba miedo), además, le gustaba la caricia.
—Ya lo sé, yo era el imbécil mayor. —suspiró.
Se quedó callado un momento disfrutando de los cariños del rubio, le encantaba. Aún así no pudo evitar sentirse aún más frágil de lo que ya era, ¿Así se sentiría por el resto de su extraña condición? ¿Cada vez más débil hasta no poder ni conjurar un hechizo para niños? Si algo apreciaba Baz, era su nivel mágico, no podía imaginarse así mismo sin él. No es que despreciara a las personas con nivel por debajo de la media, es decir, su propia madrastra y su novio eran de ese saco, pero su talento era lo que le separaba de su condición de chupasangre común, y si no tenía eso... Definitivamente se consideraría un cadáver.
—¿Amor, estás bien?
Antes de poder responder a la pregunta el doctor Wellbelove apareció en la sala, saludó educadamente a los chicos antes de informar cualquier cosa. Baz necesitaba hablar de sus molestias, pero no quería preocupar a Simon, le pidió unos bollos de cereza de la cocina, antes de que se agotaran, y él como buen novio salió del lugar.
—¿Por qué no informó de las molestias? —Baz dió un resoplido, y trató de no responder sarcásticamente.
—Creí que no era importante, una cosa normal.
—Es normal que los bebés usen parte de la magia de la madre durante la gestación, pero parece que a usted le afectó más. —Baz se encogió de hombros. —No hará más hechizos hasta que acabe el ciclo.
—¡¿Qué?! No, no puedo hacer eso, estamos a menos de tres semanas de acabar.
—Precisamente, si estuviéramos más lejos, lo mandaría a casa.
—Doctor, creo que no entiende... —No estaba dispuesto a darle el lugar de alumno del año a Bunce.
—No, usted no entiende, señor Pitch. —dijo con tono tranquilo como severo, igual a un padre. —Se trata de su salud y la de su hijo.
Esas palabras le causaron un shock al menor. Pensar en su condición como "su hijo" era algo con lo que no se había familiarizado, se sentía más como una enfermedad, haciéndolo sentir débil, causando vómitos, y orillandolo a morder a Snow. Igual que su cojera, no quería dejar que fuera un obstáculo en su vida. Wellbelove se dió cuenta del impacto que esas palabras causaron en el joven, suavizó su semblante adoptando, quizá sin querer, una actitud más paternal.
—¿Hablo con su padre cuando le dí la noticia? —Baz lo miró sin saber que responder a ese comentario.
¿Hablar? Si, claro, habían hablado de la idea de encerrarse en casa, y como Fiona y él argumentaron la importancia del legado Pitch para no abandonar lo estudios, pero... Solo eso.
—Mi padre nunca habla, de nada. Logré convencerlo de acabar mis estudios, y fue todo.
—Ya veo. —se sentó en la silla donde estaba Simón, para quedar más cerca del paciente. —Escuche, joven Pitch, esta es una situación delicada, y si bien es normal que los fetos absorban el poder mágico, es el primer paciente que veo con agotamiento extremo. —Baz mantuvo un semblante tranquilo, mientras por dentro comenzó a asustarse. —Podría ser porque eres un hombre, o por qué Simon absorbía la magia de todos.
“O porque un cuerpo muerto trata de crear vida” dijo Baz para sus adentros.
—¿Me robará toda la magia? —El doctor negó.
—Lo normal es que todo se restablezca al dar a luz, o interrumpir el embarazo.
El chico arqueó las cejas con sorpresa.
—Interrumpir... ¿Hacer un...? —no le daba miedo decir la palabra, solo que imaginarse a él, un chico, sometiéndose a ese procedimiento parecía más irreal que... Bueno, vivía en un mundo mágico, no tenía ejemplos, era raro y ya.
—Un aborto, puedo realizarlo, y quizás a la vez realizar una histerectomía completa. Se creó con magia pero se volvió completamente parte de ti. Así no volverás a quedar en estado.
Si, seguramente no quería volver a sentirse tan indefenso como ahora. ¿Por qué Wellbelove se lo decía ahora? Tenía derecho a saber sus opciones ¿Acaso se lo mencionó a su padre? ¿Y si fue así porque este no dijo nada?
—Eso... No suena nada mal.
—Le recomendaría hablarlo con Simon, pero pase lo que pase la última decisión es suya, por ahora te recetare algunas vitaminas que refuercen tu cuerpo.
Siguió diciendo algunas cosas después de eso pero Baz ya no estaba prestando atención. ¿Hablarlo con Snow? Nunca antes le había pedido su opinión respecto a como llevar su salud, claro, él regaña al de lunares por comer en exceso, pero nunca le hace caso, así que pedirle su opinión por algo que era su cuerpo en retrospectiva no tenía sentida. Luego recordó que no era lo mismo una indigestión a... Lo que sea que hayan creado juntos.
Simon nunca regresó al consultorio con los bollos de cereza, en su lugar Baz volvió a la torre y le pidió que trajera algunas galletas en su lugar, fue mucho más sencillo de conseguir. Esperaba no tener que hablar de esto tan pronto, pero entre más rápido, mejor.
—Voy a convertir en sapos a Dev y a Niall. —dijo Simón molesto mientras se sentaba en la cama junto a Baz con el plato de galletas.
—¿No dijo Bunce que para regresarlos del hechizo habría que besarlos? —dijo sonriendo un poco mientras mordía una galleta, ver el pequeño ceño fruncido de su novio era adorable.
—Exacto, no los besare, se quedarán así para siempre por molestarte.
Aún después de meses, Baz seguía sin creer que Simón quisiera protegerlo tanto, y definitivamente podría creer que estaba soñando, ya que lo defendía de su primo y un amigo.
—Si te descubren te obligarán a hacerlo, y sabes que solo tienes permitido besarme a mí. —con un gesto suave, Baz tomó la mejilla de Simon, invitándolos a una sesión de besos.
El cariño empezó a subir de nivel, sus labios se juntaban chocando un poco sus dientes, el plato quedó olvidado cuando Baz se recostó con Snow sobre él. El chico pálido pasó sus dedos por aquellos rizo cobre, se separaban un poco para besar otra partes, el vampiro sobretodo, amaba esos lunares en la mejilla de Simon, este por otro lado, no tenía una parte favorita, adoraba cada centímetro de la piel de Baz, presionó ligeramente su lóbulo con los labios sacándole un ligero gemido al chico.
—Simon... —El mencionado sonrió para sus adentros, Baz solo lo llamaba por su nombre en momentos muy acalorados, en más de un sentido.
Lo tomo como una invitación para explorar otras partes de su cuerpo, pasó las manos por los costados de su torso, causando pequeños cosquilleos en el más alto, decidió aventurarse un poco más, pasando su mano por debajo de la camisa, tocando la suave manta de Baz, para su sorpresa, no estaba fría como de costumbre, era cálida, sintió el impulso de dar caricias. No fue una buena idea.
—¡Espera!
En un segundo Baz se puso rígido y apartó las manos de su vientre bajo. Simon no esperaba eso, así que solo bajó sus manos, sentándose frente al chico.
—Perdona, ¿Te hice daño? —preguntó con angustia en su voz.
Baz solo dió un resoplido calmando sus ideas. No había dejado que Simon viera ese bulto que se estaba formando, no quería que lo viera. El solo pensar que su cuerpo estaba cambiando otra vez le daba ganas de llorar, o quizás eran las hormonas pero eso último no lo estaba considerando. Igual no se permitió llorar, tenía que hablar con Snow antes de preocuparlo más.
—Hablé con Wellbelove y... —respiró un poco buscando las palabras. —Mi condición está usando demasiada magia, no me matará. —o eso esperaba. —Pero si me está dando muchos problemas.
—Entiendo. —Dijo esperando a que continuara.
—Cree que si... Lo interrumpo, todo volverá a la normalidad.
—¿Interrumpirlo? —Baz asintió. —o sea un...
—Aborto, así es. —Si, era una palabra cualquiera, pero por alguna razón sintió que se le formaba un nudo al pronunciarlas. —¿Que opinas?
No creía que la opinión del otro le importará tanto como para hacerlo temblar, apenas y tenía latidos pero sin duda ahora estarían acelerados si estuviera vivo. Miró fijo a Simon quien parecía estar decidiendo que comer en el desayuno, una comparación simple, pero él se tomaba la comida muy en serio. Mientras, por dentro Baz estaba muriendo y al borde del llanto por la respuesta.
Al final Simón se decidió, Basil desvió la mirada. No estaba seguro de por qué, tenía la necesidad de protegerse como si un camión pasará sobre un charco cerca de él.
—No creo que sea buena idea.
—Si también estoy de... ¿Qué?
De acuerdo, no sé esperaba esa respuesta. Y tampoco esperaba sentir alivio al oírlo, el nudo se deshizo de un momento a otro.
—Baz, quiero que tengas al bebé.
“Bebé”, otra palabra que no estaba acostumbrado a usar para su condición. Y por algún motivo sentía unas ganas de reír y llorar a la vez al escuchar una declaración tan cursi.
—¿De que hablas? Es algo que ninguno planeó, es algo que nadie planea. —Así empezó, las lágrimas brotaban por sus ojos.
—Baz... —Simon se apresuró a acercarse a él y limpiarle la cara.
—Quita el que somos estudiantes, somos dos chicos, soy un chico, aún peor, estoy muerto, esto es... Es imposible... —el más bajo lo acercó a su pecho dónde se refugió llevando sus manos a su espalda. —Esto no debía pasar...
—Lo sé pero... Pasó.
Solo había pasado, no era culpa de ninguno, esa noche Snow solo dijo lo que deseaba, si por accidente había creado un nuevo hechizo para unirse al chico que amaba de por vida, su intención no había sido tan literal. Aún así, desde el primer momento en que supo del embarazo, sabía que quería pasar por esto con él.
—No te obligare si no quieres hacerlo, y estare contigo pase lo que pase. ¿Entiendes?
Y era verdad, cada palabra, en ambas posturas, no perdería al chico que amaba con locura. Baz no sabía que hacer ni que pensar, creía que Simon solo le daría la razón, como siempre, si que lo había tomado por sorpresa, más cuando ni siquiera se había mostrado interesado.
—Yo... Estoy asustado, no sé que le pasará a mi cuerpo, ni a mi magia. —confesó apretando el abrazo. —También está el hecho de que no le agradas a mi familia, y ninguno tiene una casa, ¿Que se supone que haríamos al graduarnos?
Simon se separó un poco, por un segundo Baz creyó que lo había asustado y ya no quería estar con él, si, su mala costumbre de catastrofizar todo probablemente nunca se iría. En su lugar Simon lo besó tan gentilmente que el chico inmediatamente dejó de llorar para dejarse llevar por la sensación, podría morir en ese momento y estar tranquilo. Igual que el primer beso. Al separarse el de ojos azules tenía el rostro sonrojado, Baz lo tendría si tan solo se hubiera alimentado con las ratas, pero la idea de besar a Snow y darle la peste por ese acto no parecía la mejor.
—Pase lo que pase yo estaré contigo, si debo trabajar en una construcción o algo mientras tú estudias en Oxford ten por seguro que lo hare. —eso último hizo reír al pelinegro. Bueno, Simon seguía teniendo gran fuerza física, podría perfectamente hacer ese tipo de labores. —y por ahora te cuidaré, cargaré tus libros, realizaré hechizos por ti, lo que necesites.
—Me conformo con que me des más momentos como este. —confesó tímidamente recargandose sobre su hombro. —sigue siendo tan... Extraño, no puedo creer que lo que hay dentro de mí...
—¿Sea un bebé?
—iba a decir que esté vivo, pero sí, que sea un bebé... Tuyo y mío... Crowley, ni siquiera sé que decir.
—Quizá nos tome un poco más de tiempo hacernos a la idea.
—mientras sea antes de que... Nazca. —El nacimiento, por Merlin, ni siquiera quería pensar en eso. Seguramente sería una cesarea... Deseaba que sí.
—Estaremos bien, los tres.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top