3. Antojos.
Día 3, empiezo a dudar que durante un mes consiga una noche entera de sueño ya que por lo general la inspiración me llega de madrugada y trabajo tiempo completo.
Adicional, se publicó el día 4, tuve un día de mier...ya ni modo
Todo sea por SnowBaz, ellos me dan vida.
Fandom: Carry On (Saga "Morire besando a Simon Snow")
Pareja: Simon x Baz
⚠︎ ADVERTENCIA ⚠︎
• Spoilers del primer libro
• Cambio en el final del mismo
Cuando Baz recibió la noticia de su embarazo, soltó una risa, una carcajada tan grande y sincera que asustó a Simón. Llevaba conociendolo de toda la vida y nunca, ni siquiera en sus mejores momentos como pareja, le había oído reírse así. El más alto creía firmemente que el doctor Wellbelove debía estar bromeando, por Merlin, ojalá Agatha hubiera heredado una pizca del buen humor de su padre, incluso podía decir cosas tan ridículas con una cara tan sería, y es que, vamos, ¿Embarazado? Quitando el hecho biológico de que era hombre, también estaba muerto, o algo parecido, los vampiros no tenían... Hijos, no formaban familias, solo grupos, y se reproducían a mordidas, y por lo que le había contado Nicodemus, procuraban no hacerlo por la competencia para cazar. Eso era todo, era un no-vivo, increíblemente guapo, estéril y muy muy gay joven hechicero, no estaba embarazado.
Sin embargo esa tarde el doctor hizo todo lo posible por demostrarle que eso estaba pasando, no era una broma, ni un sueño, ni un error. Tenía cerca de tres meses, estaba sano, emanaba una buena cantidad de magia, y lo que Baz quizá aún procesaba pero más adelante se alegraría de saberlo: tenía los latidos de un feto humano normal, no latidos pausados y apenas audibles, como los suyos.
Wellbelove le dijo que nunca había visto un vaso así, no en hombre, mucho menos en vampiros, era un campo nuevo para la medicina mágica y no mágica. Más de una mujer había utilizado la magia para obtener un embarazo, en especial por el temor a perder el linaje familiar, los hechiceros más importantes de Reino Unido tenían eso como un punto primordial. Sin embargo este par no buscaba eso, ni siquiera pintaba en el panorama, Baz solo quería mudarse al departamento de su tía tomándose un año sabático para decidir que hacer y como madurar su relación con Simon, y este último solo había querido regalarle su inocencia al pelinegro.
La mentira de la reunión familiar se convirtió en verdad, ya que aunque en un principio Wellbelove atendió a Pitch como un favor para su ex-yerno, el resultado del mismo era tan revolucionario y arriesgado que era obvio que Baz necesitaba a su familia cuánto antes.
Su pareja se quedó a su lado en todo momento, y aún así no hizo demasiado, estaba demasiado ocupado pensando en como demonios Baz iba a tener a su hijo, ¿Sería una cesarea o algo así? ¿Le dolería? ¿Le crecerían pechos? Snow siempre fue un poco idiota, y en ese momento aún más. Pero cuando llegó su suegro, el señor Grimm, y Baz se tensó buscando su mano de soporte, dejó a un lado todo eso para rodearlo con un brazo.
—Estoy aquí... —le recordó.
Baz solo asintió y puso la frente en alto.
Al principio Malcolm Grimm-Pitch decidió sacar a su hijo de la escuela. El chico tuvo que hacer todo un debate para convencerle de lo contrario, solo faltaban dos meses para graduarse y no sería el primer Pitch en desertar, y aún menos cuando estaba tan cerca de destronar a Bunce cómo la alumna estrella de Watford. Costó un debate bien argumentado, pero finalmente cedió, con algunas condiciones.
En primera instancia su médico familiar se transfirió a la escuela, lo cual no fue nada barato, ni por parte del doctor ni por la academia, no estaba nada feliz con eso. Quizás la directora hubiera sido más accesible si le explicaban la situación, sin embargo Pitch padre preferiría morir a tener a esa entrometida mujer más de lo necesario en sus vida, no se fiaba de ella, tampoco de ninguna otra familia de hechiceros pero eso último era otro tema. Además si se confesaba lo del embarazo, era casi seguro confesar la condición vampirica, era un secreto a voces que Malcolm prefería seguir negando.
Así pasó un mes más asistiendo a clases con normalidad, irónicamente lo único que Baz necesitaba para aliviar las náuseas solo eran simples remedios de normales, nada mágico. Si bien podía aguantar mucho sin comer, como comprobó cuando estuvo secuestrado en un ataúd por dos meses, no sé había dado cuenta de lo hambriento que estaba hasta hace un par de semanas en el comedor donde se dió un atracón iguales a los de Snow (si es que eso era posible.
Los vomitos desaparecieron y no podría estar más agradecido, ya no perdería más minutos de estudio por eso. Y juraba que la comida nunca estuvo mejor.
—Wow Baz, deberías pasar menos tiempo con Simón, se te están pegando sus malos hábitos. —Comentó Penny apartando la vista de un libro con hechizos en francés.
—No sé de qué hablas, Bunce, tú llevas cerca de él más tiempo que cualquiera. Además ahora paso más tiempo contigo.
Por ser alumnos destacados habían adelantado varias clases, o de plano las habían excentado, ese fue el caso de Basil con el Italiano. Simon no tenía esa suerte, seis años estudiando con ellos y para su mala suerte su magia apenas se había aplacado, tenía mucho que hacer si quería graduarse junto a ambos.
—Por eso lo digo, soy una sobreviviente. —el chico rodó los ojos.
Otra de las condiciones era guardar el secreto a toda costa, no solo de la autoridad escolar, también de los amigos, con Dev y Niall no hubo problema, prácticamente ya no eran amigos desde que salió del closet como novio de Simon, no eran homofóbicos, solo Snowfobicos, y consideraban al vampiro como el mayor hipócrita ya que fue él quien inició con ese odio.
En cuanto a Penélope, era más difícil, Simón no le ocultaba nada, jamás. Y el rubio tuvo que reconsiderar sus prioridades, la lealtad a su amiga o a su pareja, ambos eran las personas más importantes en su vida. Al final eligió proteger a Baz, esto no era cualquier secreto, tenía que ver con su salud y su estancia en la escuela. Cuando regresaron del viaje y Penny preguntó por la cita, ambos acordaron decir que fue una especie de bacteria, nada letal pero requeriría tener que ir a la enfermería al menos una vez por semana hasta terminar la escuela, al menos fue suficiente.
—Además estás comiendo todo lo que a él le gusta.
Estuvo a nada de contradecirla antes de echar un vistazo a su plato y lo que había cogido antes de eso. Y si, ahí estaba todo lo que le gustaba al tonto de Snow, un abundante desayuno inglés, un omelette con trozos de tocino y una caja con dos docenas de bollos de cereza, se consoló diciendo que no planeaba acabarse todo, y luego se deprimió al recordar que solo guardaría uno para más tarde.
—Estuve rejurgitando mi estómago cada cuatro horas los últimos días, déjame tranquilo. —replicó, Penny se limitó a encogerse de hombros y retomar su lectura.
Imitó el gesto y estuvo a punto de dar otro mordisco a su pan tostado, luego volvió a mirar todo el arsenal sacando su emblema avergonzado.
—Vete a tu cuarto sin cenar. —Susurro agitando la varita frente a los alimentos. Ese era almuerzo, pero el hechizo no era específicamente para cenas, o alimentos. Ya comería en su cuarto sin sentirse juzgado y sin tener que retraer los colmillos.
Durante la tarde Baz se quedó solo en el cuarto, nada que estudiar, su sed de sangre se había moderado (justo a tiempo antes de extinguir a todas las ratas de Watford) y no quería estar con Bunce más de lo necesario. Después de varios meses le agarró cierto aprecio, pero el carácter competitivo de ambos podría terminar en una gran pelea verbal si estaban solos (son Simón) más de lo necesario.
Jugó un rato en la computadora, gracias a Merlin la madre de Penny revocó varias reglas en contra de la tecnología que había impuesto El Hechicero como director. Así podía tener sus noches de cine con su novio (y ocasionalmente esa chica), o relajarse un rato en momentos flojos como ese.
La diversión duró hasta que su olfato detectó un aroma dulce y suave... Un poco picante, ¿Un rol de canela tal vez? Quien sabe, era delicioso, y eso era lo relevante.
Con la boca hecha agua se acercó dispuesto a salir y buscar la fuente de aquella fragancia y pegarle un buen mordisco, no importaba si tenía que robarle a su dueño. Cuál fue su sorpresa que al abrir la puerta Simon estaba justo frente a él en posición para agarrar la perilla.
—Oh, hola. —saludó Baz.
—Odio el griego, y el español, y cualquier otra lengua a parte del inglés. —se quejó el chico de rizos apoyando la frente sobre el hombro del más alto.
—Si quieres te ayudo a... Estudiar...
Hizo una pequeña pausa al descubrir la fuente del olor: Era Simon. Por Merlin, olía mejor que nunca en su vida. Más de una vez se vió tentado en morderle, incluso antes, en sus pequeñas fantasías cuando creía que lo que sentía era un amor imposible, fue incapaz de decidir si era mejor besarlo o probar su sangre directo de su cuello. A menudo se imaginaba haciendo ambos.
—No quiero más estudios, solo vamos a dormir, estoy más muerto que tú. —bromeó apartándose de él dejando su mochila en algún rincón del cuarto.
—Yo... Creo que iré a cazar. —dijo cubriéndose la boca mientras iba al closet a buscar un suéter.
—¿Ahora? Es decir, no es tan tarde, pero creí que podríamos...
—Lo siento, tengo hambre. —respondió con desesperación.
—Baz, ¿Estás bien?
—Si, yo solo... —Cerró los ojos y trató de concentrarse lo mejor que pudo para suprimir sus colmillos. —No te voy a mentir, hueles... Increíblemente bien.
—Gracias, también tú.
—No, Snow, hablo de... Apetitosamente bien, ¿Entiendes? Y si duermo aquí está noche creo que...
Apretó la mandíbula y tenso su cuerpo, no sabía si estaba funcionando, pero no sabía que más hacer.
Simón lo observó con ternura, ¿Era normal sentir eso cuando tu novio quiere dejarte como limón exprimido? Ni idea, pero este chico no era normal, y cualquier cosa hecha por Baz podía ser más adorable que una oveja bebé ante sus ojos.
—No me molesta si lo haces. —dijo acercándose un poco más a la espalda del joven, poniéndole los vellos de punta.
—No sabes lo que dices...
—Baz, Nicodemus dijo que es algo natural para ustedes. —Mas que natural era algo básico en su dieta, y el chico lo ignoró por años, razón por la que era más pálido que los vampiros convencionales.
—¿Y si no puedo detenerme? ¿Y si te mato? ¡O peor! Te vuelvo...
—¿Cómo tú? —se atrevió a completar. —No le veo lo malo, me tendrías por la eternidad, a no ser que te estés aburriendo de mí.
Baz por fin se giró un poco, mostrando una pequeña risa y con ello uno de sus colmillos, Simon se aventuró un poco más y tomó sus manos, el más alto tembló un poco, y luego se pudo relajar un poco. El olor de Simon le abría el apetito pero su presencia le calmaba, una extraña combinación.
—¿Sabías que eres un idiota con instintos suicidas? —señaló entre respiraciones.
—Quizás.
El más bajo tomó al vampiro del mentón, observando esos afilados y encantadores dientes cuyos no negaría que amaba ver.
—¿Recuerdas cuando te transferí mi magia y vimos las estrellas?
—Fue hermoso...
—No sabías si iba a funcionar, y podía lastimarte. —igual que a Penny cuando lo intentó. —y al final lo hizo, es igual con esto. Solo hazlo, está bien.
Baz ya no sabía en qué pensar, si en el ejemplo y sus bases, si en lo suave de la mano de Simon, en lo mucho que le picaba los colmillos, en lo bien que olía el chico o en lo delicioso que se veía su cuello. Sus inhibiciones desaparecían con cada segundo que pasaba.
Y luego sucedió. Solo se requirió un sexy movimiento de Simon aflojandose la corbata para darle paso libre.
Su piel bronceada era cálida, y el mentón de de Pitch era frío, le causaba cosquillas, eso lo distrajo del dolor de la mordida. Pasó una mano por su espalda y otra por su sedoso cabello negro. Al diablo la perdida de sangre, si Baz la necesitaba le daría toda, también lo que le quedaba de magia y de vida. Aún así esperaba no tener que dar lo último, ver las mejillas rosas de Baz después de beber sangre era su parte favorita (compensaba la muerte de los gatos, ratas, perros y uno que otro unicornio).
Por su parte, Basil estaba maravillado por este nuevo sabor, se lo perdió por dice años de su vida, era incluso mejor que cualquiera que hubiera probado. ¿Así sabían todos? ¿O solo Simon? Ni idea, pero era lo mejor. Ahora tenía un problema: no podía parar, si Snow no lo detenía pronto, habría serios problemas. Meditando, quizás ni siquiera podría hacerlo, ahora que no era el elegido, Baz era mucho más fuerte, no eran iguales.
Entonces algo curioso ocurrió, el estómago de Baz empezó a desprender un brillo dorado, igual que cuando el doctor Wellbelove lanzó el revela tus secretos. La sed se calmó en un instante.
Se separó lentamente, esta vez no quedó tan impecable como en otros "almuerzos", quedó un delgado hilo de sangre en la comisura derecha de su labio el cual fue limpiado por Simon, quien no estaba ni un poco mareado.
—Te dije que podías. —y le dió un pequeño beso en la frente.
Se cambiaron a la pijama y esa noche decidieron dormir juntos. Snow cayó primero con Baz acurrucado en sus brazos.
Aunque Pitch estaba feliz (y satisfecho) por lo que había pasado. Una parte de él estaba asustada, Simón y él no hablaban del bebé, ni nada, era como si la mentira que le contaron a Bunce fuera la historia real. Ni siquiera recordó que había un ser dentro suyo hasta esa luz... Cálida en su cuerpo frío...
Entonces otro sentimiento llegó a opacar la paz que había ganado hasta ahora.
El maldito miedo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top