1. Prueba de embarazo.

En mi país aún queda una hora del 1ro de Agosto así que en teoría estoy a tiempo.

Empezamos con la primer historia del reto, puede que esta sea individual, o la complete con otras de las palabras de la lista.

Fandom: Heartstopper (Osemanverse)
Pareja: Nick x Charlie

⚠︎ ADVERTENCIA ⚠︎
• Spoilers de la novela gráfica y el libro "Nick y Charlie", situado poco después del último pero en un AU.

• Leves menciones del derecho a elegir.

"Positivo..."

Se lamentó el pelinegro contemplando aquel palito de plástico con un burlón signo de sumar en el centro.

Luego de semanas donde atribuyó las náuseas a su nueva dieta, finalmente se decidió a comprar una prueba de embarazo cuando sus jeans de un mes empezaron a apretarle. Catorce semanas, o eso decía la prueba, si sus cuentas no fallaban, ese encuentro con Nick en el fuerte de almohadas había dejado consecuencias.

Era una mierda, apenas se habían reconciliado hace un par de semanas, luego de su pelea en la fiesta de Harry, dónde por cierto, ya estaba embarazado y vaya que había bebido, sin embargo Charlie no tenía cabeza para pensar en eso ahora, ni en eso ni nada en concreto.

¿Que haría? ¿Decirle a Nick? ¿Ir a un doctor? ¿Decirle a sus padres y hermanos? ¿Ir a un doctor en compañía de sus padres, hermanos y Nick? Si, eso último sonaba bien... Pero primero le contaría a Nick, después de todo habían prometido ser más sinceros el uno con el otro, y quería mucho un abrazo en ese momento.

Charlie 🐱: Hey...

Siempre ocupaba la misma frase para iniciar una conversación. Fácil podría decir algo más cariñoso como un "What's up?" O llamar su atención escribiendo "Cariño" o "mi amor" o "mi sexy rugbier". Sin embargo luego de un año de Relación, el "hey" se sentía como algo suyo, la marca personal de Nick y Charlie, el segundo no tardó mucho en responder.

Nick 🐶: Hey! Que pasa, Char?

Quizás llevaban bastante de relación, pero aún amaba ese apodo.

Charlie 🐱: Estás disponible ahora? Hay algo que quiero decirte.

Nick 🐶: Seguro! Yo también necesito decirte algo. Te sorprenderá oírlo.

"No tanto como lo que yo debo contarte." Pensó Charlie.

Antes de alistarse para ir a la casa de su novio, se aseguró de no dejar evidencia del test, lo último que necesitaba es que alguien de la familia se enterara por otro medio. En especial su madre y Tori, pues, su relación con la primera apenas había adquirido cierto grado de "tranquilidad" luego de lo tormentoso que fue toda esa situación de la anorexia y los médicos. Por otro lado, no quería molestar así hermana mayor, ella siempre se desvivía por él, olvidándose de sí misma, ahora que la veía tan segura y contenta con Mitchell, no sentía necesidad de preocuparla, no ahora.

Con la caja y la prueba en su mochila, se dirigió a casa de Nick, sin tener una sola noción de lo que iba a decirle.

El chico rubio lo recibió con la misma calidez de siempre, quizá con más entusiasmo, el cual adoptaba cada vez que hablaba de la universidad. Charlie había prometido no volver ponerse fastidioso con esa tema, Nick tenía todo el derecho a estar feliz con esa nueva etapa de su vida y el como buen novio debería apoyarlo, y claro que lo apoyaba... Pero no significaba que se hiciera más sencillo, y ahora menos.

—¿Quieres un pastelillo? Mamá los hizo, son para una reunión de trabajo, pero horneó de más.

Charlie sabía perfectamente que eso no era del todo verdad. Nick siempre le ofrecía aperitivos entre comidas; si bien la terapia y el nutriólogo lo habían ayudado mucho para balancear su dieta, Charlie nunca podía pasar del desayuno, comida y cena, dejando a Nick con algo de decepción, y costumbre.

Esta tarde, sin embargo, fue diferente. En primer lugar, y aunque el pelinegro no estaba seguro de continuar el embarazo, se le vino el pensamiento de "comer un poco más por su salud"; en segundo lugar, su comida de hoy había sido más ligera, por los nervios posteriormente confirmados de estar esperando; y en tercero, los pastelillos se veían bastante bien, esponjosos y olían a limón.

—Si, muchas gracias.

La expresión de Nick era como la de un cachorro feliz, luego de meses al fin Charlie aceptaba una de sus propuestas. Tratando de no cambiar el visto bueno de su novio, el rubio no se apresuró a traer la bandeja, creía que Charlie cambiaría de opinión tan rápido como un ciervo escapa al oír las pisadas de un cazador.

Para el doncel fue difícil dar ese par de bocados (en especial con la mirada de su acompañante que no lograba disimular del todo) pero finalmente fue capaz de conservar el control y seguir comiendo.

—¿Que te pareció?

—La cocina de tu mamá es majestuosa. —y sí que lo era.

Con su pequeño antojo cumplido, Charlie decidió que era momento de soltar la bomba, la señora Nelson no estaba, y podía hablar con Nick tranquilamente.

—Ahm... Realmente necesito hablar contigo.

—oh, creo que sé que vas a decir.

—¿Lo sabes? —se angustió Charlie.

No estaba seguro de si pensaban en lo mismo, aunque era claro que su novio lo conocía mejor que nadie, quizás se dió cuenta del embarazo antes que él, ¿Eso significaba que estaba feliz? ¿Que no sería un padre soltero de diecisiete años? Ojalá, sería fantástico. Y lo cierto era... Que no tenía tanta suerte.

—Se que aún te preocupa que me vaya a la universidad. —explicó borrando el poco alivio que Charlie había ganado. —así que estuve pensando como podíamos tener un poco más de tiempo.

—Nick...

—No, no primero escucha. Puedes venir conmigo y ayudarme a acomodar mis cosas, necesito alguien con buen gusto como tú.

—Nick...

—¡Es más! Tú te quedarás conmigo y me acompañarás a la semana de orientación, eso te dará un plus para cuando te toque ir a la tuya el próximo año.

—Nick...

—Se que a tu mamá tal vez no le guste que te salte la primera semana de clases, pero si habla con la mía quizás...

—¡NICK!

El grito logró asustar lo suficiente al mencionado para callarlo, y para poner su atención en el lugar indicado.

Si bien Charlie odiaba la idea de su novio mudandose a varios kilómetros de distancia odiaba aún más esa expresión, de susto. Solo le gustaba verla cuando veían películas de terror y él lo abrazaba para sentirse a salvo, no ahora, no para esto. Sin embargo amaba esa carita soñadora, aún si él no era la razón de esta.

Y si Nick abandonaba su sueño, muy probablemente no la volvería a ver.

En ese momento y con mucho dolor, tomó una decisión.

—No voy a ir contigo.

—Amor, vamos, será divertido. —apeló Nick.

—Nicolas. —lo nombró con un tono más serio del que quiso usar. —No voy a ir contigo a la universidad, ni ahora, ni en halloween, ni en cualquier día libre que me dé la escuela.

—No entiendo... —mencionó con voz quebrada. —Charlie... ¿Estás...?

—Si. —No tuvo el valor de decirlo en voz alta sin empezar a quebrarse también. —esta vez sí.

Y Nick quedó pasmado, con la boca abierta abandonó su asiento posándose frente a la mesa de centro, frente a Charlie, obteniendo otro punto de vista, que no servía de mucho, prefería ver a la mesa antes que a él, pues rompería en llanto en cualquier segundo.

—Ya... Habíamos arreglado esto.

—Si, nos... Olvidamos de todo y tuvimos sexo. —trató de sonar frío.

—¡¿Tener sexo?! ¡¿Y las putas fotos que pusiste en mi buzón?! ¡¿La charla en la junta de tu hermano?! ¡Dios, Charlie! Habíamos hablado de esto, quedamos en contarnos nuestras inseguridades. —Nick estaba exaltado, la cara se le había puesto roja, el otro no podía adivinar si era por rabia o por las ganas de llorar contenidas.

—¡Y es lo que estoy haciendo! Escucha, yo te quiero, y tú me quieres pero esto... Esto es solo un romance adolescente, y quizás... Ya debe terminar, ¿No crees?

Por fuera trataba de aparentar estar lo más normal posible, si antes la cara de susto de Nick casi lo hace llorar, a este punto ya estaría berreando como un bebé de no ser por repetirse "Es por su bien, es por su bien" cada minuto en su cabeza.

—Nick, soy el único chico con el que has salido.

—Eres la única pareja que he tenido. —corrigió.

—Es de lo que estoy hablando, en la universidad conocerás más gente, chicos, chicas... No tienes porque privarte de esas experiencias. —Se mordió la mejilla por dentro, había aprendido a lidiar con Nick y su lengua suelta sobre su celebrity-crush, pero el solo imaginarlo en una relación con alguien más se sentía del carajo.

—No necesito esas "experiencias", Charles. Tu eres mi novio, ya te lo repetí.

El pelinegro soltó un bufido, Nick era sexy cuando trataba de salvar su relación, pero Charlie solo quería terminar con él para poder irse a llorar a su casa.

—Ya no quiero estar contigo, Nick. Lo siento.

No aguantó ni un segundo más dentro de esa casa. Tomó sus cosas y dejó atrás a un molesto y destrozado Nick.

Tan pronto como llegó a casa se encerró en su cuarto. No abrió cuando su mamá llamó, tampoco su papá, ni siquiera Tori, todo el mundo asumió que era una estúpida pelea con Nick, así que no insistieron mucho.

Charlie estaba decidido, no iba a arruinar la oportunidad de Nick de dedicarse al rugby profesional, no le quitaría más de los mejores años de su vida, no como dos años atrás.

Esa noche solo lloró mientras se convencía de que esto era lo correcto, luego se quedó dormido. Probablemente fue la decisión más difícil que tomó en su vida, y eso solo porque no tomó la "decisión" de quedarse con el bebé, eso último parecía algo natural, igual a atarse las agujetas si las tienes desabrochadas, no decides hacerlo, lo tomas como algo que se debe hacer y ya. O quizá solo estaba en estado de shock, por qué aún se pasaba viendo aquella tira de plástico a momentos. ¿Quien sabe? Quizás en algún momento cambiaría y podría ir a rogarle perdón a Nick como un estúpido y pasar una semana entera viviendo el sueño universitario.

Lo cierto es que ese maldito signo de más no desaparecería, y que estaba tratando de ocuparse en algo mientras sacaba todo lo que le recordara a su relación para no tener que pensar en el feto que crecía a cada momento dentro de su cuerpo.

¿Quería hijos? Claro, pero siempre pensó que sería a futuro, no ahora, a un año de salir de la superior, separado del único chico que había amado de verdad, si no en unos quince, en una bonita casa en Londres, o en Canterbury, o Brighton, liverpool definitivamente no; sería luego de adoptar un perro y un gato, y Nick sería su sexy jugador de rugby profesional y él un escritor conocido. En su lugar está empacando todos lo hoodies de Nick y cualquier otra prenda que le haya prestado de una vez para mandarla con Tori mañana antes de que se marche y no lo vuelva a ver en la vida , y él probablemente se quedará vendiendo ropa en esa tienda de por vida para tratar de mantener a su hijo o hija. Bueno, eso último si no cambiaba de opinión, aún tenía unas veinte semanas para cambiar de opinión.

Ya todo el mundo sabía de la ruptura, Elle y Tao trataron de hablar con él, pero los ignoró. Tori, bendita como siempre, no sé inmiscuyó de más en la vida de su hermano y lo apoyó en cada cosa que le pedía sin preguntar de más, aún así dejó algunas pistas de no estar de acuerdo con el fin de la relación, señales ignoradas por Charlie.

Por fin llegó el día, y pasó con rapidez, el chico nunca se enteró de lo mucho que Nick trató de aferrarse. Lo esperó todos esos días, a que llegara a su casa o respondiera sus mensajes, hoy en particular, esperaba a su (ex) novio con un cartel de disculpas y feliz viaje; también esperó una persecución en auto, pero solo hubo tráfico; estúpidamente, y con un ligero riesgo de perder el vuelo, fue el último en subirse al avión, quizás se sorprendería con una romántica escena de Charlie haciendo todo lo posible por alcanzarlo para un beso de despedida.

No pasó. Nada pasó.

Después de días, Nick finalmente tuvo que aceptar la decisión de Charlie. El resto del vuelo transcurrió con él llorando en silencio para no molestar al resto de pasajeros.

La primera semana de clases fue horrenda para el joven Spring. No solo porque ya no estaba Nick, sino porque los síntomas del embarazo habían decidido hacer su aparición triunfal: Grandes cantidades de almuerzo que su estómago claramente no estaba preparado para tomar, y náuseas que trató de disimular todo lo que pudo.

Mas, aún con todos sus esfuerzos, no pudo escapar de un interrogatorio de Tao. Después de devolver todo su almuerzo perfectamente ordenado, este lo esperaba afuera del cubículo.

—Sueltalo. —ordenó el chico de gorro con los brazos cruzados.

—¿Soltar que cosa?

—Charlie, no me tomes por idiota. Terminas con Nick de la nada empiezas a escaparte a vomitar. —el mencionado arqueó las cejas a modo de confusión, no podía creer lo que su amigo estaba insinuando. —No pongas esa cara, ¿De verdad creíste que nadie se daría cuenta? ¿Que creías? ¿Que podías volver a hacerte daño como antes? ¡Pues no!

—Tao, no tienes idea de nada, déjame tranquilo. —se dirigió a la salida, en eso Tao se interpuso, no estaba dispuesto a dejarlo ir, no cuando lo necesitaba.

—Se que extrañas a Nick, yo también extraño a Elle, pero aún me tienes aquí, y a Aled. —a Charlie se le partió el corazón.

No hacía falta decir lo solo que se sentía, dejar ir a Nick fue lo más difícil que había hecho hasta ahora. Y desde que abandonó esa casa a este momento, se había olvidado por completo de que aún tenía personas que se preocupaban por él. Le dirigió una sonrisa triste a su amigo, y decidió ser sincero.

—No tengo bulimia.

Tao arqueó una ceja escéptico, así que Charlie buscó en el fondo de su mochila aquella caja que lo acompañaba a todos lados, así se aseguraba de que nadie la encontrara. Bien pudo tirarla en algún basurero de baño público o algo así, sin embargo hasta el momento era incapaz de separarse de ella.

Se la entregó a Tao, quien al principio puso cara de no entender, luego al mirar detenidamente la caja y sacar el plastico abrió los ojos bastante sorprendido.

—Mierda amigo... —luego de dos minutos fue lo único que alcanzó a decir. —por eso tú... alto ¿también por eso terminaste con Nick?

—Si... no... bueno... —dió un fuerte suspiro volviendo a guardar la caja. —Sabes lo emocionado que estaba, no podía arruinarle eso.

—Amigo, sé que tienes la tonta idea de ser una molestia con solo respirar, pero no es así. Y no es justo para Nick, merecía saberlo... No, alto, aún lo merece. —corrigió como si acabara de recordar que el rubio no había muerto. —habla con él.

Charlie rodó los ojos y luego negó con la cabeza. Claro que algo dentro de él le decía que era un idiota por dejar las cosas así, pero luego pensaba en lo mucho que Nick amaba el rugby, lo mucho que siempre hablaba de jugar profesionalmente y lo feliz que estaba al ser aceptado en la escuela que lo podría dirigir a las grandes ligas.

—Él tiene un futuro brillante, no voy a arruinarselo, no le diré ni tú tampoco, ni a Nick ni a nadie. ¿Entendido? —el contrario lo miró duditativo, Charlie por el contrario, adoptó una postura más seria. —me lo debes.

Tao agachó la mirada sintiéndose avergonzado, por más enojado que pudiera estar, Charlie nunca le reclamó por haber hablado de más, aún cuando esa fue la razón de todo el bullying de hace dos años cuyo cuál lo hizo caer en su desorden alimenticio. no estaba de acuerdo, pero no estaba en posición de contradecirle.

—No le diré...

—Gracias, ahora vamos, llegaremos tarde a clase.

—Un segundo, no le diré nada a tu noviecito. No dije nada de tus padres.

—Se los iba a decir... Después.

—Nada de eso, tienes que cuidar de tu salud, deben llevarte al doctor y con tu nutriólogo.

A veces detestaba cuando Tao tenía razón, gracias a Dios, no sucedía tan seguido.

—Está bien.




Era obvio que sus padres no estaban de acuerdo, con nada, ni con embarazarse ni con no decirle a Nick. Tuvo que insistir mucho para convencerlos de no decirle nada a la señora Nelson.

Aún cuando podían no aprobar su decisión, a pesar de todo amaban a Charlie, y le apoyarían, al igual que Tori, quien no hizo mayor escándalo por no ser la primera en saber pero que si hizo un pequeño intento por convencerle de llamar al joven, notó rápidamente que eso no serviría de mucho y mejor solo le preparó pizza a su hermano de en medio, aprovechando su creciente apetito.

El pequeño Oliver era el único emocionado con la noticia, no dejaba de hablar de lo divertido que sería tener un bebé en casa, también hizo un comentario sobre los perritos y como también sería bueno tener uno en un vago intento de convencer a sus padres. No lo consigo sin embargo poco importaba cuando igual tendría a alguien con quien jugar.

Decirle a su familia quitó gran parte del peso. Aunque en las noches, no podía dejar de extrañar a Nick, a menudo terminaba llorando hasta quedarse dormido, hasta que una mañana finalmente decidió que era suficiente. Había tomado su decisión y si iba a seguir con ella, tenía que dejar de pensar que volvería con él.

Finalmente tomó la prueba, en sus bobas fantasias se imaginaba armando una cursi caja sorpresa para informarle al mayor que serían padres, en su mundo ficticio dónde ya eran adultos. En parte por eso la guardó tantos días, lo sabía en el fondo, pensó varias veces en volar a Inglaterra con una bolsa decorada con un pequeño enterizo del deporte favorito de Nick, una carta con una enorme disculpa que en resumidas cuentas dijera "Lo siento, serás papá, ¿Regresas conmigo?" Y el plástico allí.

Ya era tarde para eso.

La vió una última vez con tristeza, y finalmente la tiró a un cesto antes de su primera cita médica.





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