Sentado en el silencio de su habitación se preguntaba una inmensidad de cosas -algo que se había vuelto habitual- y que le generaban una especie de ansiedad o preocupación constante.
La principal de todas -y la más importante para él- era el no saber ser “madre”.

Un bebé conlleva demasiadas responsabilidades y cuidados. Desde el momento en que el pequeño ser llega al mundo, todo se vuelve una prueba que nunca parece tener fin. Tenía miedo de no saber cómo calmarlo, o alimentarlo. A pesar de haber dejado su tratamiento de testosterona y que el crecimiento de sus pechos se viera apenas -y dolía horrible- no se sentía capacitado para tal responsabilidad.

Al inicio todo parecía mágico -aún lo era, simplemente que temía hecharlo a perder-, tan mágico que durante los primeros dos meses nada le parecía importar.
Claro que conforme se acercaba el quinto mes, aquellas dudas e inseguridades que había preferido evitar se comenzaban hacer más latentes.
Sí era una niña, ¿qué se suponía que haría?
El había dejado de actuar como una desde hace tanto que apenas recordaba sus vestidos. Una niña impondría un reto -a pesar de tener los mismos órganos que él, simplemente el enseñarle algo que no sabía era totalmente aterrador-.
Sí era un niño tal vez las cosas podrían salir un poco mejor. Thor había sido uno desde su nacimiento, y nunca tuvo que fingir lo contrario. Parecía más sencillo, pero igualmente era espeluznante.

La puerta se abrió sin captar la mínima de su atención. Thor lo miró en silencio, sabía en qué pensaba, lo notaba en los movimientos de sus manos.
Él también tenía miedo, tenía miedo de que Loki no pudiera resistir el parto, de que Loki pudiera rechazar la posibilidad de seguir juntos, ¿eso sería posible? -se preguntó internamente-.
Tenía miedo de que pudieran sufrir complicaciones, de no ser un buen padre, de no saber cómo lidiar con un niño.
Lidiar con alumnos no era lo mismo que lidiar con un hijo propio.

- ¿Estas bien? -por fin había decidido abrir la boca- Digo, no pareces estarlo...

- No, no estoy bien. -la obviedad en sus palabras molestaron a Thor- ¿Cómo puedo estar bien?

- No lo sé Loki, todo esto es nuevo para mí también.

- ¡No lo entiendes, yo no sé cómo ser madre, ni siquiera podrá llamarme mamá!

- Por favor. -sobo sus cienes- Deja de decir eso.

- ¡No sabre como alimentarlo, ¿y sí termina odiandome, sí muero en el parto?

- No morirás en el parto.

- ¡No lo sabes!

- ¡Claro que lo sé! -el chico callo de inmediato- Eres una persona fuerte, capaz, decidido. ¿Por qué un parto de mataría?

- Todo puede pasar. Tal vez el destino tenga otros planes para nosotros.

- Basta, por favor, te lo ruego. -un suspiro acompañó la súplica- Deja de invocar esas cosas.
¡YO NO SE COMO SER UN PADRE!

- Ninguno lo sabe Thor, ¡nadie lo sabe!

Hubo unos momentos de silencio -de un largo e incómodo silencio-.

- No serás un mal..padre.

- No lo sabes Loki.
No quiero ser la clase de padre que fue mi padre. No sé qué haría si te pierdo en el proceso, no sé sí nuestro hijo o hija tendrá la capacidad de amarme, no se si sabre vestirlo.

- Yo ni siquiera se sí podré cargarlo.

Thor se sentó a su lado.

- Prometeme algo. -el rubio hizo una mueca-

- Bien.., ¿qué cosa?

- Qué lo intentaremos.
No se si nuestro bebé nos odiara, seguramente eso será en su adolescencia. No se si seremos padres ejemplares, pero...quiero que me prometas que lo intentarás conmigo, y que a nuestro hijo jamás, pero jamás le faltara algo.
No importa si yo no este para verlo.

Le tomó unos minutos reaccionar.

- Lo prometo...