Entrada la madrugada un joven de cabellos negros no podía dormir, no quería despertar a su pareja por otro antojo a mitad de la noche, pero la ansiedad que le generaba aquello hacía que su pequeño bebé se sintiera incómodo, al menos podía sentirlo.
Su insomnio se había vuelto habitual. No sabía porque, pero él no dormír lo ponía de mal humor a la mañana.
Su vientre se había abultado, a los cuatro meses no esperaba verse así, no tenía una gran “pancita”, pero era suficientemente grande como para ya no entrar en sus pantalones favoritos. Toda su vida había procurado verse delgado, por eso hacía ejercicio y se alimentaba correctamente.
Había subido de peso y definitivamente por momentos se miraba y le recordaba a su infancia, esa época en la que mirarse a un espejo le traía malos momentos.
Seguramente su nerviosismo se debía a la cuarta visita con el obstetra, aún era muy pronto para saber si su pequeño retoño sería niño o niña, igualmente sabía que lo amaría como nunca, no lo conocía, no sabía cómo sería y ya lo adoraba más que a su propia vida.
No es que el obstetra fuera malo con el, simplemente el sentarse en una sala llena de mujeres que ocasionalmente murmuraban cosas sobre él lo ponían incómodo. Thor faltaba los días de consulta, nunca se había perdido un ultrasonido.
- Thor. - finalmente su antojo pudo con su deseo de dejar dormir al rubio unas horas más.
- Mmmmm - se quejó, últimamente Loki solía despertarlo por las madrugadas en busca de satisfacer sus antojos. - ¿Qué es esta vez? - abrió los ojos con pesadez soltando una linera risa. - ¿Sandia?, no puedo conseguir sandia a las... - mira el reloj - dos de la mañana..
- No, eso fue el antojo de la semana pasada.
En mi defensa diré que a pesar de no ser época de sandías, hay gente que las vende.
- Es diciembre.
- ¿Y? - el rubio bufo - No, no es sandia, ni duraznos con crema, ni pastel, ni tostadas, ni calamar, ni siquiera es Fårikål.
- ¿Entonces? - se levantó mirando a su amado. - ¿Palomitas, cereal, helado, yogurth, nachos, hielo, fruta?
- Comida china.
Thor quería morirse.
- ¿A las dos de la mañana, donde encontraré un lugar abierto? - el azabache se encogió de hombros - Lo, lamento decirte que eso no será posible esta noche.
- El bebé tendrá cara de comida china. - sus ojos se llenaron de lágrimas.
- Veré si hay algo abierto a esta hora. - dio un tierno beso en los labios de su amado antes de tomar una chamarra - Trataré de no tardarme.
- Podrias pedirlo por un servicio.
- Igualmente tengo que bajar, deje mi teléfono en la cocina.
La ropa bonita que tanto amaba ya no parecía quedarle más. ¿En qué momento había engordado?
- ¿Ya estas listo?, el obstetra nos dio la cita a las 10.
- Sí, no se que ponerme.
- Mi vida, no tienes muchas opciones. - pronto se arrepintió de aquellas palabras. - Porque no te he comprado más ropa.
- Eres un grosero, ¡me llamaste gordo!
- Te juro que no fue la intención. - rasco su nuca. - Iremos a comprarte ropa más tarde.
- ¿Me lo juras?
- Te lo juro. Sirve que podremos empezar a comprar cosas para el bebé.
- Me gustaría comprar cosas dependiendo de lo que sea. ¿Crees que ya nos digan?
- No, lo normal es determinar el género del bebé a las veinte semanas de gestación.
Tienes casi diecisiete, aún no.
- Que aburrido eres.
- Vamos, se hace tarde.
El camino al obstetra fue en silencio, no uno de esos silencios incómodos, más bien uno que les brindaba seguridad.
Cuando llegaron entraron sin muchos rodeos, saludando a la enfermera y sentándose frente a una pareja a la espera de ser llamados.
- Y sí es niña, ¿cómo te gustaría que se llamara? - su voz seguía siendo un tanto gruesa, razón por la que la pareja los miró extraño. Loki sólo bajó la mirada.
Thor noto aquello y acarició la mano de su esposo.
- Torunn. - sonrie orgulloso.
- Que nombre tan horrible.
- ¡Oye!
- El nombre de un bebé es importante.
- ¿Cómo le pondrías?
- Sí es niño, Theo. - su sonrisa era triunfal.
- ¿Qué significa?
- Rey de Dioses. - Thor sonrió.
- ¡Señores Odinson!, el doctor los espera.
Se levantaron con entusiasmo y entraron al consultorio luego de saludar al doctor.
- Loki, es bueno verte volver, ¿cómo te has sentido?
- Las náuseas casi se van por completo.
- Los antojos son el problema.
- Sí, mi esposa pedía comida Mexicana a media noche. Aún lo recuerdo. - indica con la mano que debe acostarse. - Deben estar disfrutando esta etapa.
- A mi me gusta.
- Es lindo verlo muerto por un antojo.
Todos rieron.
- Veamos al angelito. - todos callaron, puso un poco de gel en el vientre de Loki y puso el ecografo sobre este. - Ahí está. - señaló la pantalla. - ¿Quieren oír su corazón?
- ¡Sí! - chillo Loki.
Inmediatamente el sonido de unos latidos rápidos se apoderaron de la habitació.
- Está saludable. Veo que has subido de peso.
- Lamentablemente.
- Es todo, les daré su foto y los veo el mes que viene para decir el sexo de su bebé.
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